La Toma de Caracas: Lo que la oposición logró y lo que queda pendiente
La Toma de Caracas: Lo que la oposición logró y lo que queda pendiente

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El curso que ha emprendido la Mesa de la Unidad Democrática y la sociedad civil venezolana con el llamado a manifestaciones organizadas, amplias y no violentas ya rindió su primer fruto el 1ero de septiembre: movilizar a más de 1 millón de ciudadanos de manera pacífica. Superado ese hito, la pregunta que se hacen los venezolanos es a la vez sencilla y retadora: ¿y ahora qué?

Por Gitanjali Wolfermann @GitiW

“La Toma de Caracas fue un éxito rotundo”, dijo Jesús Chúo Torrealba justo después de informar que 1.100.000 venezolanos habían participado en la manifestación convocada por la Mesa de la Unidad Democrática. Según sus cálculos, a los 18 kilómetros de asfalto caraqueño que cubrió la manifestación hay que sumar las concentraciones registradas en el interior del país y también en 48 ciudades del mundo. En total, Torrealba estimó que más de 2 millones de venezolanos protestaron el 1ero de septiembre para exigir que el CNE diera la fecha y las condiciones para la realización del referendo revocatorio.

“La Toma de Caracas no es el final de nada sino el inicio de una nueva etapa de lucha. ¿Qué fue lo que pasó ayer? pues que le demostramos al país y al mundo el tamaño de la Venezuela que quiere cambio”, dijo el secretario de la MUD en la rueda de prensa que ofreció el viernes 2 de septiembre.

Medido en función de la masiva convocatoria de la MUD, es innegable el éxito político que se anota la oposición. Más aún cuando tuvieron que sortear toda clase de obstáculos, desde las amenazas de despidos masivos a los funcionarios públicos que marcharan, hasta las barricadas -literales y burocráticas-, que les impidieron a muchos llegar a Caracas.

Incluso la frontera impuesta por el jefe del Gobierno de Distrito Capital, Daniel Aponte, quien dijo que la marcha no contaba con los permisos para pasar dentro de su jurisdicción, fue cruzada por miles de manifestantes que partieron desde la Av. O’Higgins, uno de los siete puntos de concentración previstos por la MUD, con varios diputados al frente de la movilización.

 

   

Tras un mes de rumores que alimentaron toda clase de temores en los ciudadanos, quedó claro que la determinación de marchar pudo más que el miedo a la violencia y a los supuestos planes de golpes y autogolpes.

 

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¿Y ahora qué?

 

El llamado de la MUD a las calles tiene una finalidad manifiesta: obtener el cronograma del referendo revocatorio, meta que no se ha materializado aún. De allí que la MUD presentó un manifiesto con la hoja de ruta para lograr ese objetivo: el miércoles 7 de septiembre se convocó para una jornada de 6 horas de protesta frente a las sedes regionales del Consejo Nacional Electoral. Por los momentos, la sede principal, ubicada en Caracas, quedó excluida.

El propio CNE anunció que el martes 13 de septiembre daría la fecha y la logística para la recolección del 20% de voluntades que solicitan la realización del revocatorio. De no cumplirlo -o si las condiciones anunciadas no se corresponden con lo que dice la Constitución-, la MUD activará una jornada de 12 horas de protesta el miércoles 14 de septiembre.

¿Qué condiciones espera la MUD? Que la recolección del 20% sea como lo indica la Constitución, esto es, con circunscripción nacional; y que se habiliten al menos 40 mil máquinas de votación desplegadas en al menos 14.500 centros de votación en todo el país.

“La MUD debe entender que para que su ultimátum sea creíble y realmente se convierta en una amenaza para el régimen (y este decida ceder en su posición), eso debe venir acompañado de una escalada de protesta ciudadana, pacífica, no violenta, contundente (por lo masivo) y llena de un único mensaje: no cederé hasta que respetes mi derecho a realizar el revocatorio. Ese es el disparador para una reacción en cadena”, afirman desde ORC Consultores.

“Por ahora, el régimen puede responder con más represión al ver que la advertencia de la MUD de llenar las calles de Caracas se esfumó a las 2:00 de la tarde. Puede resultar polémico, pero en el realpolitik, así como la MUD ganó al mover a la gente a la calle en paz, el régimen de Maduro también tuvo algunas ganancias en el terreno de la movilización de sus adeptos y al evitar que otras facciones del oficialismo se activaran abiertamente a favor del revocatorio, sin embargo, perdieron la batalla de la opinión y su eterno discurso del golpismo siguió perdiendo credibilidad”, destaca la consultora.

De acuerdo con ORC Consultores la realidad política posterior al 1ero de septiembre levanta las siguientes alertas:

Arremetida del régimen: más detenciones de políticos y otros líderes de opinión; materialización de allanamiento de inmunidad de diputados de la AN; ilegalización de partidos políticos; más represión en las siguientes protestas.

Desánimo: que la gente que hoy se movilizó pacíficamente comience a perder las esperanzas sobre la eficacia del mecanismo de presión o giren a acciones violentas ante el desespero por la crisis que los tiene agobiados.

Radicalización: que el escenario «rodilla en tierra» agarre más forma y termine por enterrar las esperanzas de un revocatorio antes del 10 de enero de 2017.

 

 

¿Podrá la MUD conducir una campaña exitosa de resistencia civil no violenta?

En la rueda de prensa que ofreció la MUD un día después de la multitudinaria manifestación, Torrealba destacó que la Toma de Caracas “no había sido una marcha más sino una nueva forma de organización. La nueva ciudadanía democrática es ciudadanía en acción en la calle de manera disciplinada”.

Tras el 6D y el 1S es evidente que el principal activo de la MUD es la gente. “Hoy estamos viendo que casi 9 de cada 10 venezolanos reconoce que hay una grave crisis económica y ese mismo porcentaje le atribuye la responsabilidad al presidente. La realidad es que la crisis rompió la polarización política y en consecuencia se ha ido configurando una heterogeneidad en el descontento”, explica el sociólogo Daniel Fermín.

“La fuerza de la gente en la calle es fundamental para lograr los cambios políticos, sobre todo porque no se trata solo de un cambio de gobierno sino de todo un sistema político y económico”, sostiene Fermín.

Ahora bien, ¿cómo tienen que ser esas movilizaciones? “Lo primero es que deben estar muy bien organizadas y mantener la unidad de propósito. La movilización del 1ero de septiembre la convocó la MUD, cierto, pero el 1S sobrepasó a la MUD porque allí estaba la sociedad civil en toda su diversidad, los estudiantes, los gremios, los sindicatos. Esa capacidad para convocar de manera amplia a todos los sectores del país es clave», argumenta el sociólogo.

Otra condición es que las movilizaciones deben ser inexorablemente no violentas. «Qué pasa con eso, que los venezolanos solemos colocar el tema de la no violencia en el departamento de la ingenuidad y del comeflorismo pese a que la evidencia histórica demuestra que las campañas no violentas tienen un grado de efectividad mucho mayor que las protestas violentas. Este aprendizaje es nuevo para los venezolanos: las manifestaciones pueden ser contundentes y no violentas a la vez”, agrega Fermín.

Aunque fue uno de los elementos más cuestionados, Fermín destaca que entre los aciertos del 1S estuvo haber dado una hora de cierre a la actividad porque “fue una vacuna contra la violencia de los infiltrados”.

“¿Cuáles son los retos de la MUD ahora?, el primero es mantener su convocatoria lo más amplia posible porque existe la tentación de regresar al esquema de movilizar solo a los cuadros de los partidos, cosa que es buena pero no es suficiente. Otro reto es saber comunicar cada éxito. A la oposición le ha costado mucho aprender a saborear las victorias y apreciar cuánto ha avanzado”, afirma Fermín.

Imágenes de familias enteras marchando en las calles de Caracas evidencia que al logro cuantitativo del 1S hay que agregarle una importante victoria cualitativa: “las mediciones de opinión demostraban que a partir de 2014 la gente asoció casi automáticamente protesta con violencia; esa percepción negativa repercutió en que muchos dejaron de marchar”, explica el sociólogo.

 

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“La movilización popular en los términos que planteó la MUD: masiva, diversa y no violenta, deja la mesa servida para el cambio político. Es cierto que el activo del gobierno es su control sobre las instituciones del Estado y eso no va a cambiar sin la presión de la gente en la calle que genere desafecciones en sus filas. Hoy, incluso dentro del chavismo hay consenso en torno a la transparencia y constitucionalidad del revocatorio como vía para que la gente tenga la última palabra y es muy difícil oponerse por la vía de tecnicismos. Ellos también lo saben: el revocatorio es un derecho”.