Otros artistas, al igual que muchos venezolanos, han sido víctimas de la delincuencia en los últimos meses
Hoy se cumple un año del asesinato de Mónica Spear y Thomas Berry. La actriz y su exesposo regresaban a Caracas de las vacaciones decembrinas cuando se accidentaron y fueron atacados por una banda de delincuentes en el sector El Cambur de la autopista Puerto Cabello-Valencia. Con ellos viajaba Maya, su hija de 5 años de edad, quien resultó herida.
El homicidio generó revuelo. Nicolás Maduro aseguró que el hecho parecía un sicariato, aunque días después las investigaciones arrojaron que fue el hampa común. El acusado de disparar fue Gerardo José Contreras Álvarez, que continúa prófugo.
La muerte de Spear fue uno de los detonantes de las protestas que comenzaron en febrero e impulsó iniciativas de seguridad del Estado, como el relanzamiento del Plan Patria Segura. Sin embargo, 2014 cerró con 24.980 homicidios de acuerdo con cifras del Observatorio Venezolano de Violencia. Al igual que muchos venezolanos, durante el año pasado otros artistas fueron víctimas de la delincuencia.
“Obviamente, lo que se hace no funciona. Hace falta mano dura y acabar con la impunidad. De nada sirve agarrar a un delincuente para soltarlo a las pocas horas. No hay soluciones integrales”, afirma Sindy Lazo, conductora de La cocinita de Sindy en Globovisión, quien fue víctima de secuestro en 2012 y de un intento de rapto el año pasado.
A principios de diciembre, el periodista Luis Olavarrieta también sufrió un intento de secuestro cuando salía de Televen. El presentador y productor de Detrás de las cámaras piensa que el ejemplo debe comenzar por los gobernantes. “Se han creado planes que no han funcionado ni van a funcionar mientras el gobierno tenga un lenguaje violento que incite a la división. La ciudadanía se encuentra desasistida desde todo punto de vista, pero el tema de seguridad es el que más nos toca a todos”, agrega el comunicador.
Con él coincide Lazo. “Es triste la situación de Venezuela. El país esta dividido y si hay algo que nos une es la inseguridad”, lamenta la actriz.
Entretanto, el actor Jean Carlos Simancas, quien estuvo secuestrado en julio pasado en la carretera de Tejerías, piensa que los planes de seguridad tienen que ser verdaderamente efectivos y que no pueden basarse solo en un acto de fe.
“Aquí se desató la anarquía planificada, que le funcionaba al gobierno. Pero se les fue de las manos. Hasta que no haya reglas claras vamos a seguir azotados por la delincuencia. No se puede afrontar la cotidianidad de un país solo con deseos”, expresa el intérprete.
Los tres coinciden en que la situación ha empeorado el último año y sienten que no hay voluntad para acabar con la inseguridad. “Si la seguridad fuera prioridad en el Estado, todos los entes se deberían sentar a crear planes concretos”, afirma Olavarrieta.
Ni Lazo ni Simancas superan la sensación de vulnerabilidad que les dejó el ser secuestrados. “Me cambió la vida, no salí más nunca. Vivo paranoica”, confiesa la actriz.
“Queda la espantosa sensación de que cada una de las cosas que quieres hacer está sujeta al azar de la delincuencia. Salir a la calle es casi una aventura”, concluye Simancas.