DDHH olvidados | Todavía no sabe por qué mataron a José Alejandro - Runrun
DDHH olvidados | Todavía no sabe por qué mataron a José Alejandro
El joven José Alejandro Sánchez falleció en un supuesto enfrentamiento con las FAES en Guatire en 2018
Las FAES son responsables de 45% de las muertes a manos de la policía que ocurrieron en Caracas entre mayo de 2017 y enero de 2021, con un total de 733 casos

@ValeriaPedicini

José Alejandro Sánchez había pasado tiempo sin conseguir trabajo. Por eso cuando su papá le propuso que lo ayudara a cuidar una finca en Higuerote propiedad de un dirigente político, él aceptó. Después de un par de semanas en la zona, se fue con su pareja al barrio El Milagro en Guatire, a pocas cuadras de donde vivía su madre. 

Era 10 de octubre de 2018 cuando el muchacho de 27 años le dijo a su esposa que iba a salir a trabajar, pero no le especificó de qué se trataba. “Él siempre me llamaba al mediodía, siempre. Pero como no me llamó esa vez, me preocupé, pero él no tenía celular, no sabía cómo contactarlo. Una siente, pero yo me convencí de que no había pasado nada malo. Pensé que le había salido un viaje. Cuando regreso a mi casa, escucho unos gritos afuera, salgo y veo un grupo de vecinos, me meto entre la gente y le digo a la muchacha: ʻ¿Qué te pasa, por qué estás así?ʼ. Ella me responde que habían matado a su primo en Valle Arriba. ¿En Valle Arriba? Mira, yo no sé dónde está mi hijo, ¿mi hijo no estaba ahí, verdad?”. 

América Rodríguez aún no sabe por qué mataron a su hijo. El crimen ocurrió a plena luz del día, al aire libre y en un sitio público. Unas personas le dijeron que unos amigos de José Alejandro lo indujeron a cometer un robo. Otros, que fue con sus amigos del barrio a jugar a una cancha ubicada en el sector Valle Arriba. 

Ella no sabe con exactitud. Lo único que sabe es que José Alejandro estaba en ese lugar a esa hora. No ha podido descubrir quiénes lo vieron, si medió palabras con alguien, de qué lo acusaron o si lo confundieron. Lo cierto es que su muchacho recibió cuatro disparos letales y es posible, pero no verificado, que haya quedado con vida. 

“Valle Arriba es un sector que tenía tiempo azotado por el hampa. Un señor, al que antes habían entrado a robarle su casa, vio al grupo de muchachos en la cancha. Yo tengo el nombre de ese señor, pero no han querido citarlo a declarar. A él le parecieron sospechosos, habrá tenido miedo de que fueran los mismos y le pasara otra vez, y llamó a la policía. Los funcionarios de Polizamora llegaron, los requisaron, y yo no sé por qué, eso dicen los periódicos, se los entregaron a las FAES”. 

La mujer se pregunta cómo pudo pasar ese supuesto enfrentamiento con las FAES, en qué momento. Sostiene que las autoridades deberían investigar lo ocurrido porque la directora del hospital adonde fue llevado José Alejandro había renunciado y buscando datos sobre lo sucedido con su hijo, ella recogió un rumor escalofriante: “Las FAES suelen herir a los muchachos, los ruletean, finalmente los ingresan muertos y exigen a quienes estén de guardia dar la versión de que llegaron vivos y se les murieron mientras les practicaban las medidas de auxilio”. 

América dice que sigue trabajando como costurera para evitar pensar, pero sigue haciéndose preguntas que aún hoy no puede contestar. ¿Por qué su hijo pasó de manos de la Policía de Zamora a las FAES? ¿Por qué apareció desnudo, sin documentos y muerto en el hospital de Guatire? ¿Por qué no han interrogado al vecino que denunció su presencia y la de sus cinco amigos? ¿Por qué los mataron en lugar de llevarlos detenidos? ¿Por qué la policía dice que hubo un enfrentamiento y no presenta las supuestas pruebas? ¿Por qué no ha podido tener en sus manos el expediente? 

“Yo quedé en el limbo. Las FAES me quitaron a mi hijo, lo más grande, el único que me ayudaba. No sé cómo ando en este mundo”. Las FAES son responsables de 45% de las muertes a manos de la policía que ocurrieron en Caracas entre mayo de 2017 y enero de 2021, con un total de 733 casos, según cifras del Monitor de Víctimas, un proyecto de Runrun.es y la organización Caracas Mi Convive

Al principio, América rechazó cualquier posibilidad de denunciar, no quería saber nada, pero quizás ver a su nieta, la hija de su hijo, a quien ha criado desde siempre, le fue despertando la motivación: “Yo tengo que sacarla adelante”. 

A esa certeza se fue sumando una progresiva sensación de injusticia, de abuso, y una idea persistente: si la policía hubiese actuado de forma correcta, su hijo, de haber sido hallado responsable de algún delito, podría estar preso, pero vivo. 

Haberse unido al comité de la Organización de Familiares de Víctimas de violación de Derechos Humanos (Orfavideh) la llenó de fuerza: “Ahora ya no tengo miedo”. De una primera reunión con los representantes de la organización salieron otras dos personas decididas a denunciar, pero las presiones para que desistieran empezaron temprano. Durante una de esas diligencias le robaron el carro al padre de uno de los muchachos, y en presencia del fiscal hizo el comentario de que le daba miedo hacer la denuncia. Según América, la respuesta del funcionario fue intimidante: “¿Te da miedo denunciar el robo, pero no a las FAES por lo de tu hijo? Tú no sabes lo que estás haciendo”. 

Al integrarse a Orfavideh, una de las primeras asperezas que se deben asimilar es la resistencia en las instituciones de justicia a allanar el camino de las víctimas, y al mismo tiempo se debe desarrollar un mecanismo de perseverancia. En la Fiscalía 10ª de Guarenas, donde se lleva el caso, la presencia de América se ha vuelto cotidiana. De aquel grupo de familiares dispuesto a llevar hasta el final la lucha contra la impunidad solo ha quedado América, que sigue acudiendo, preguntando, haciendo seguimiento. 

Le han dicho y de diferentes maneras la instan a que abandone. “Claro que tenemos miedo de morir. Pero si quiere, le dije al fiscal, deles la dirección para que me vayan a matar, porque igual ellos están para eso, para matar, pero yo no voy a retirar la denuncia”. 

N de R: El testimonio forma parte del informe «Víctima a víctima», disponible en el portal de Cofavic