La violencia arrasa con la población más joven en Petare - Runrun
La violencia arrasa con la población más joven en Petare
En 2018 hubo una tasa de 112 asesinatos por cada 100 mil habitantes

 

Sucre es el municipio más densamente poblado de Venezuela, en una superficie de 164 kilómetros cuadrados reúne a una población de 711.885 habitantes. Su principal parroquia, Petare, tiene 448.861 habitantes según cifras del Instituto Nacional de Estadística. 

El Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) señaló que para el año 2018 Petare tuvo una tasa de 112 asesinatos por cada 100 mil habitantes. Mediáticamente es considerada como una de las zonas más violentas del mundo. 

Al analizar los datos levantados por el Monitor de Víctimas desde mayo de 2017 se pudo observar que la cifra de asesinatos por año no baja de 300 muertes. En 2017 fueron 312, el año siguiente 305 y hasta agosto de 2019 se habían contabilizado 168 crímenes, faltan por recopilar datos de los últimos cuatro meses del año. En ese período al menos 785 personas fueron asesinadas. Poco más del 25% de los crímenes cometidos en toda Caracas donde se registró el asesinato de 3080 personas. 

Víctimas y victimarios 

Según el OVV, la violencia criminal en Venezuela afecta particularmente a hombres, jóvenes, pobres, con menos nivel educativo y trabajadores poco especializados. El informe señala que el criminal venezolano tiene un comportamiento espejo, asesinos y víctimas se asemejan física y socialmente. 

Los datos recopilados por el Monitor de Víctimas, ratifican esas observaciones. En el municipio Sucre, 750 de las 785 víctimas eran hombres, 230 de ellas tenían entre 15 y 30 años. Al encontrarnos en un municipio con una alta población en situación de pobreza, se observa que más de la mitad de las víctimas, 413, para ser exactos, tenían empleos no formales, eran obreros, buhoneros, mototaxistas, mecánicos, choferes y desempleados. 

La violencia además se ensaña con las personas de bajo o medio nivel educativo, 452 víctimas, 58%, tenía a lo sumo bachillerato aprobado. 

Huérfanos y desamparados 

Contrario a lo que se piensa el homicidio no es un crimen de una víctima. Tras el crimen todo el entorno se resquebraja hijos, madres, esposas, son muchos los afectados. La violencia deja profundas cicatrices en la sociedad. En los últimos tres años al menos 581 niños quedaron huérfanos al perder a uno de sus padres. Además al menos 474 personas quedaron a la deriva al perder a quien se encargaba del sustento del hogar. Lo grave de esta realidad es que hasta la fecha no existen iniciativas del Estado dirigidas a brindar asesoría psicológica o económica a los sobrevivientes, por lo que las condiciones de vida de estas familias empeoraron. 

Violencia civil 

En relación a la identidad de los criminales, en 62% de los casos, en 398 muertes, los asesinos fueron identificados como civiles, mientras que en 84 casos familiares no sabían quien mató a la víctima. 

Al comprobar los crímenes cometidos por uniformados, 293 personas murieron a manos de policías y diez perecieron en acciones militares. En relación al tema de la letalidad de organismos policiales, en el caso de Sucre el organismo policial más letal es el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) que acumuló 134 víctimas, 13 muertos más que las FAES y la PNB juntas. 

Otro detalle importante es el papel jugado por la policía municipal de Sucre en la violencia, aun cuando parece una cifra pequeña, Polisucre acumula la muerte de 23 personas, la cifra más elevada para policías locales de Caracas. 

Las causas más recurrentes fueron el robo con 164 casos, la resistencia a la autoridad y la ejecución policial con 264 casos, el ajuste de cuentas con 77 víctimas mortales, las riñas cobraron la vida de 41 personas y 40 murieron al quedar atrapadas en la línea de fuego.

Armas de fuego 

Finalmente vale destacar el papel de las armas de fuego en la violencia venezolana. En el municipio Sucre casi 80% de los asesinatos fueron cometidos con armas de fuego cortas y largas, en total 610 víctimas perdieron la vida a balazos.