Un Estado dueño del petróleo: la fuente del empobrecimiento de Venezuela, por Alexander Guerrero
Un Estado dueño del petróleo: la fuente del empobrecimiento de Venezuela, por Alexander Guerrero

petroleo

 

El venezolano ha empobrecido velozmente, los indicadores más duros nos muestran un país con un Estado fallido, reñido con el Estado de Derecho, sostenido con propaganda, represión criminalizando a ciudadanos sin que medie la ley, con controles y con una constitución en el suelo, aunque es una mala constitución, repartiendo bolsas de comida, con medio país pasando hambre, y un líder político pidiendo almuerzos populares, un Presidente convocando a los “camaradas del hampa” , con una AN en desacato que declara abandono del poder del Presidente, no es un país que este bien, veamos detalles.

Empobrecer y dominar: el “camino al servilismo” [1]

Vemos el empobrecimiento en las corrientes migratorias negativas, en las colas para adquirir alimentos, en la hiperinflación, en el empobrecimiento del capital humano y en la estructura por oficios del mercado laboral donde la demanda es por trabajadores no calificados, también en la igualdad forzada hacia abajo en la distribución del ingreso, más venezolanos devengan salario mínimo, el cual en términos de poder compra equivale a 35 dólares, cerca del 75% de la fuerza laboral empleada con salario mínimo, el doble lo que era hace 20 años, y en oficios informales, en la descapitalización de los servicios públicos de educación y salud, en el retorno de enfermedades contagiosas de comportamiento epidémico, en la escasez de medicinas, en el incremento de la moralidad infantil.

En el incremento de la criminalidad y victimas contabilizada por cada 100 mil habitantes, esta es una variable que ha alcanzado valores extremos con perdida humana superior a las guerras asimétricas, con una fuerte caída del producto nacional en actividades económicas modernas como actividad industrial, destrucción de derechos de propiedad y vulnerabilidad plena de la propiedad privada, incremento de la represión militar y policial y perdida de libertades civiles, el ritmo de típica africanización,  fuerte deterioro de la infraestructura vial y transporte, envejecimiento del parque automotriz, racionamiento de servicio de aguas limpias y servidas, y racionamiento eléctrico,  descapitalización de los servicios de comunicación modernos, telefonía wire less e internet.

En el crecimiento de la mortalidad infantil que se junta con el incremento de la mortalidad de adultos, más allá de lo que caracteriza a un país que cruzó la transición demográfica sin que mejorara la calidad de vida del individuo, terrible ecuación que nos proyectas niveles grotesco de pobreza, en el marco de una moneda que se ha devaluado/depreciado desde 0.5 Bs/$ en 2000 a 3500 Bs/$ en el 2017, todo lo podemos resumir en una caída de dos terceras partes del ingreso per cápita y vuelta a 1956 donde con un per cápita similar al de hoy el venezolano vivía en paz, con una moneda fuerte y Venezuela era un país, además para querer, con mucha atractivo a otras culturas, lo cual ha sido capital humano trabajador venido de ultramar.

Todo este largo proceso de empobrecimiento y pérdida de calidad de vida, se ha dado con un enorme ingreso fiscal petrolero durante unos 10 años, por fiscal, entiéndase, plata en manos de la política, con un crecimiento de 100% del tamaño del Estado, “enriquecido” en términos de su capacidad empleadora, expropiando y nacionalizando y creando decenas de miles de empresas hoy asaltadas, quebradas y cerradas y millones de hectáreas que pasaron a su propiedad que redujo el ganado en pie en un 50%, un Estado que siendo dueño del subsuelo, de las aguas, de los bosques, del espacio electromagnético, el la gente se pelea por un Kg de harina de maíz, y con las armas de la República utilizadas para reprimir, convertidos sus garantes en cancerberos de las mafias políticas que controlan el poder, pero también para apoyo logístico del narcotráfico, del tráfico ilegal de armas y capturado por los servicios represivos y policiacos cubanos con una tropa en condiciones de indigencia y una corrupción rampante, que penetro los muros del pudor.

¿Somos un país rico? ¡NO! tenemos un Estado sufriendo de obesidad mórbida

Ese Estado, con una anatomía de obesidad mórbida, costoso, es la fuente de la hiperinflación, su gasto que supera el ingreso fiscal “natural” su déficit es monetizado en el BCV, el Leviatán se comió sus hígados. El crecimiento de ese Estado fue financiado por dos fuentes, la corrupción y el petrolero, si forzamos la misma fuente, las finanzas del Estado se mezclaron con las finanzas personalizadas de la clase político-militar gobernante. Creo que es fácil saber porque somos el país con mayor velocidad de empobrecimiento en el mundo, y que nos deja perplejos oír al Presidente de la AN en su discurso inaugural que Venezuela es un país rico, me gustaría demostrarle que eso que dijo además de no ser cierto, es ideología peligros, y que no tiene el menor sentido pedagógico frente a un país que hay que llamarlo a trabajar y duro, pero no lo culpo, es una vieja cultura de la “Venezuela rica”, una manera de venderle gratis esperanzas al venezolano más humilde así como a las clase media mediando domesticar sus reacciones.

¿Cómo es posible que ante tanto ingreso fiscal hayamos alcanzado tal nivel de empobrecimiento? La respuesta es muy simple, y la encontramos en la política. ¿Y qué definimos como política? Hagámoslo sencillo, es el juego de incentivos que mueve a sectores corporativos, políticos, mercaderes, militares, etc. a la captura del Estado a cualquier precio, desde los fusiles hasta el voto, dependiendo del “costo de oportunidad” de cada opción; sin embargo, la historia nos ha mostrado que del fusil al voto la diferencias se la come el tiempo y la sociedad rentista a punto de ser capturada junto a sus instituciones por las corporaciones mencionadas arriba,

El objetivo la captura de la renta del Estado es para insumirlo, no importando el método, desde la corrupción y robo plano hasta favores, privilegios todos navegando en el ingreso o renta que producen y que dejaron de producir los activos del Estado, el petróleo particularmente, todas esas corporaciones mencionadas, harán todo lo posible para convencer a sus ciudadanos que esas fuentes de renta tienen estar en manos del Estado y por ello pelean como borrachos por una botella vacía. Desalambrando esos incentivos, para esa corporación es más fácil administrar para su interés la renta del Estado que desarrollar en el individuo el espíritu emprendedor y venderle esa riqueza para que sus ciudadanos la sostenga sobre sus derechos de propiedad y que con esfuerzo y trabajo, la familia se levanta y el país se hará vivible.

Me refiero al capitalismo a secas, o una economía de mercado, esta se convierte entonces en el anatema que une todas las diferentes ramas ideológicas del socialismo que vemos en el PSUV que gobierna y en Unidad de partidos de la oposición, todos piden que las renta del petróleo debe ser Estado, ellos la administraran en su representación; lo demás está en la historia, solo esperamos que no tengamos historiadores celestinos y les cuenten a los hijos, nietos toda la verdadera historia y no hagan como hicieron con la historia del siglo XIX que lograron esconderla de los jóvenes. ¿Qué tiene esto de conexión con el petróleo? Lo explicaremos más adelante.

Un Estado que destruye la riqueza creada por sus ciudadanos

Hasta ahora, solo contábamos con la premisa que, con el tiempo y algún día, el Estado acabaría con la industria petrolera, era una fatalidad evidente, descrita por muchos sabios, pero citare la profecía de  Adam Smith, quien  lo había recogido en la «Riqueza de las Naciones …….» al afirmar, “…..el Estado no crea riqueza, sus regidores la destruyen….» (1786)- porque sus incentivos son definidos con carácter redistributivo; porque no son beneficios ni ganancias, sino solo una renta definida fiscal de acuerdo a los mecanismos de captura por parte del gobierno sobre la propiedad del Estado, en virtud de derechos de propiedad difusamente definidos, como ingreso fiscal. Esa presión fiscal determinaría tarde o temprano el ocaso de la industria petrolera, algo similar ocurrió con Indonesia -Pertamina- en los ochenta. Para elaborar esa hipótesis no teníamos que inventar nada, es teoría económica empíricamente comprobada.

Este proceso de destrucción, -para utilizar un verbo que grafica lo ocurrido-, haya venido este por consecuencias no intencionada o por agenda política, o ambas, ocurriría en el momento en que la renta no alcanzase para cubrir costos operativos y obligaciones -para producir petróleo- sin que ello vaya a cargo de la desinversión y perdida por agotamiento natural. Muy simple, la renta del petróleo dejo de crecer y el beneficio -ganancia- se desvanecía porque la presión fiscal sobre la renta para redistribuir por parte de su dueño -el Estado/Gobierno- la minimice, al punto en el cual, la renta sea negativa en el sentido que, sumando pasivos -financieros y no financieros-  costos y obligaciones con socios y sin considerar la contribución fiscal petrolera -regalías e impuestos- no son pagados por el ingreso petrolero antes de sus impuestos.

Nos encontramos precisamente en esa circunstancia, un tanto compleja de comprender, dada la cultura rentista del venezolano y la miopía del sector político, fundamentalmente la oposición política, en procurarse una información precisa de lo que estaba ocurriendo con la industria petrolera, sobre todo cuando ello muchos de nosotros lo investigábamos y los estábamos presentado y a la oposición política se lo entregamos por allá en 2011.. Lo habíamos advertido, el endeudamiento de PDVSA que se detuvo en seco en 2011, cubría la insolvencia económica y financiera de la industria petrolera nacional, al faltar los dólares de esas deudas, la empresa y el país se fueron por ese barranco financiero y económico.

Y adelante una industria petrolera que languidece

Ese es el momento en el cual la industria habiendo llegado a acumular un considerable volumen de pasivos, bajo un largo proceso de descapitalización, haría más que imposible re-capitalizarla, reinvirtiendo lo que no produce, constituyendo en tal sentido un imposible financiero que cumpla, tanto física como económicamente, dado que su voluminoso pasivo expresa que, en el mediano plazo, la industria no podría recuperarse y expandirse por sí sola, al mismo tiempo que pagar sus deudas. Necesitaría de socios que vuelvan a creer en un país, hoy un Estado fallido, que desee convertirse nuevamente en proveedor, seguro, la vuelta a ello no será fácil además porque ya no somos un país “petrolero competitivo”..

Como se aprecia, el problema y la restricción es de naturaleza política, y no económica, esta tiene remedio, la primera no lo tiene implica costos que llamas revoluciones, golpes, violación de derechos políticos, dictadura, etc. Y ello más allá de una realidad que apunta el petróleo en reserva podría generar un margen de confianza que le permita a la industria asumir o reestructurar sus pasivos, sobre el entendido que el costo de esos nuevos préstamos no afecten la rentabilidad -distributiva- del negocio y para esto una sola interrogante: quienes vienen asegurándose que tengan bolsillo profundo, tecnología y quiera asumir los riesgos políticos en el trópico pedirá protección la cual por ahora no podemos darle.

Todo ese complejo de relaciones económicas y financieras ha generado por una fatal asimetría entre propiedad estatal y crecimiento, que el proceso de agotamiento no logre ser superado porque la industria se descapitalizó, no invirtió, como dijimos arriba por razones fiscales de la asimetría mencionada. Ese modelo se ha cumplido al pie de la letra en las naciones que escogieron el socialismo, o el comunismo, regímenes en los cuales la propiedad de cada activo en la sociedad era dispuesta como propiedad del Estado, sus economías fueron destruidas por la presión fiscal, la sociedad pago ese fenómeno con intenso empobrecimiento.

En nuestro caso ese proceso tendría otra etapa adicional, En un primer paso, antes de destruirla, la industria seria nacionalizada y estatizada (1975), convertida en monopolio estatal, privando a sus ciudadanos a explotar el recurso bajo su propiedad y libre albedrio. Así en un segundo paso, vendría el de la destrucción, tomaría unos 5-7 años y se materializaría bajo el preámbulo y sus reglas de explotación y producción, bajo propiedad estatal, en el marco de una nueva constitución, la de 1999.

De esas maneras, nuevas reglas, nuevo juego, donde toda la renta es del Rey, llegaría inexorablemente, como parte de la misma profecía auto cumplida al caótico momento que hoy vive la industria petrolera. El ahora que hacemos se cumpliría, antes o después, pero llegaría inevitablemente, y en ese punto, volveremos a lo que nos trajo hasta acá, el modelo del Estado petrolero simplemente no es viable. ¿Y volvemos con la misma pregunta circular, y ahora qué? Simplemente cambiar modelo del negocio petrolero que durante más de cinco décadas cumplió la profecía de agotarla industria.

¿Qué hacemos? Subastarla, la mejor idea, el Estado la destruyo

En otras palabras, solo queda subastarla. Permítanme explicar, privatizarla, unos cuantos modelos de negocio privado salen a la vista, adelantemos que no nos referimos exclusivamente a PDVSA, que sería la perdida de menor valor, después de todo, operadores sobrarían, bajo ciertas circunstancias e incentivos, bajo un mercado abierto, propiedad y producción, me refiero al recurso petrolero. ¿Entonces como privatizarla?

Hay decenas de modelos, pero solo el mercado abierto mercado diría si somos/seremos productores competitivos. Previo a ello, hay que hacer la tarea mayor, crear las nuevas reglas del juego, -the rule of law- reducir el riesgo sobre la propiedad de contratos sobre el recurso y su producción, para poder ser un país creíble, lo que implica si nuestro riesgo nos hace no competitivos, así los costos nos den ventajas comparativas, no avanzaremos y nos conformaremos con producir para el mercado doméstico, dejando claro que esto tampoco es negativo, además que nos permite ver que no es el petróleo el culpable sino nosotros mismos. El venezolano de avanzada, de pensamiento liberal, que busca democracia y libertad y propiedad se ha ido, lo cual no es una fatalidad, puede regresar, y nos ayuda a educar los más jóvenes que no se fueron porque no conocen el más allá de nuestras fronteras.

Para entender lo que estoy diciendo recomiendo leer a “Trust (Confianza)” de Francis  Fukuyama titulado, uno de sus mejores libros, allí está escrito en una sesuda investigación como es se come eso que llamamos capitalismo y “trust”, cualquier otra via, ya la hicimos, diversas formas de socialismo, resulto un costoso fracaso de décadas, Comprendo que esta visión no sea de cómoda y rápida digestión que sea metabolizado para ayudar a hacer comprender al resto que solo bajo propiedad privada y un rule of law, -imperio de la ley- crearemos el progreso. Habrá entonces que derrotar la tesis muy curios que podemos producir petróleo inteligentemente solo porque poseemos reservas de petróleo, esto es un error intenso, y expresa un supuesto destino manifiesto, basado solo en la abundancia del recurso en el subsuelo.

Atendiendo que al menos en economía el concepto de abundancia -y dotación- solo se materializa con un precio, es decir fuera del lecho donde se encuentra, sometido a las fuerzas del mercado, no le queda otra. Mi propuesta es sencilla, subasta, una vez arreglado el setting institucional llevarla de un activo desaparecido: ¡TRUST!

@AlexGuerreroE

 

[1] F Hayek “EL Camino a la Servidumbre”