La autoestima colectiva, por Francisco Quevedo
La autoestima colectiva, por Francisco Quevedo

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Si Chávez fue esperanza para muchos, Maduro representa la desesperanza. Si el chavismo fue fuente de identidad, de pertenencia, el madurismo representa el desarraigo. Ya ni los chavistas se identifican con él. Y los que le quedan, están es raspando la olla mientras las cacerolas suenan. Pasamos del chavismo pobre a un pobre chavismo.

Un estudio coordinado por la Universidad del Rosario en Bogotá, con el equipo del profesor Espinosa, y publicado como «Avances en Psicología Latinoamericana», compara la autoestima y otras variables de la identidad nacional de diversos países del subcontinente, entre ellos, Venezuela. Aunque su muestra, por el perfil que observamos, es cuestionable en cuanto a representatividad, la teoría de fondo es indiscutible.

El citado estudio precisa dos hipótesis sólidas que podemos presentar de la manera siguiente: (1) La autoestima colectiva necesita de autorrepresentación para afianzarse como una identidad nacional, y define esta como una «creencia grupal consensuada»; y (2) esa autoestima a su vez se vincula con el esfuerzo colectivo y el estado de ánimo, a los cuales los investigadores llaman competitividad y calidez.

Si observamos el sentimiento nacional, convertido en amargura, agresividad y desánimo, resulta facil concluir que algo se perdió con la muerte de Chávez y su sustitución por Maduro. Los venezolanos somos ahora «Ni-Ni», ni cálidos, ni competitivos, y abrumadoramente ni maduristas, ni cabellistas, si es que eso existe. 57% de los encuestados por empresas confiables querría más bien irse del país. El amor por la patria no puede con esta hambre, ni con la inseguridad.

Y a las cifras nos remitimos. De respaldos que superaron hasta el 60% en los mejores momentos de popularidad del fallecido presidente, pasamos al 80% de rechazo, y más, por el actual quien refleja un respaldo que algunos analistas colocan en 15%, pero que en cualquier caso no pasaria hoy del 20% con una buena dosis de pan y circo electoral. El Estado ya no se sostiene con votos. No en vano evaden el Referendo Revocatorio y las Regionales. Medirse condenaría a muerte al chavismo.

El problema es que con Maduro se pierde mucho más que empleos e inversión, mucho más que tiempo en las colas, mucho más que plata, al pagar el mercadito, mucho más que 28.000 vidas al año de manos del hampa, se pierde la autovaloración de 30.000.000 de venezolanos, la identidad nacional, la esperanza, se pierde el talento que sale hacia otros países en hordas, y si permanece éste, «como sea», perderemos hasta el futuro.

Ya PDVSA, como Venezuela para muchos, no vale medio. Standard & Poor’s bajó su rating crediticio a «CC». Vergüenza nacional es lo que se siente. El país no vale el esfuerzo. ¿Para qué ir a trabajar, si el sueldo no alcanza? Marchamos una vez y no salimos para la segunda. ¿Qué hacemos, tiramos la toalla?

El último que salga que apague la luz…

 

 

@fjquevedo