El adefesio cambiario venezolano ignora todas las premisas de la teoría económica. Cuando tratamos de calcular el cambio paritario, ese que resulta de dividir la canasta familiar de bienes y servicios de los Estados Unidos, a cuya moneda se pliega el bolívar, entre la cesta básica venezolana, parimos. Y es que -en efecto. todo el proceso y modelo cambiario venezolano, más que un parto, es un aborto.
Comparar canastas es difícil -primero- porque el hogar norteamericano promedio es de 2,54 personas, mientras que el venezolano, dice el INE, bajó de 5,29 en 1981 a 3,91 en 2011, cosa que no se lo cree ni Elías El Juri, sabiendo que la mayoría de la población es pobre y que los pobres viven hacinados, y hoy peor. Así que cotejar verdades contra mentiras o errores estadísticos es un ejercicio inútil. Además, los venezolanos gastamos mucho más en comida que los gringos, diez veces más, en proporción. Se nos va el 75% del presupuesto familiar en comer, contra el 7,4% en el Norte. Y, para sumar, la inflación mensual en Venezuela, estimada en 31,6% en Mayo, supera la americana, de 0,2% ese mes, 158 veces. Asi que cualquier tasa que salga, debe ajustarse al menos 31,4% para traerla al presente, Pero pelo a pelo, con estas salvedades, si gastábamos Bs. 303.615 mensuales contra los US$ 4,523 de una familia en los EE.UU,, ajustados a Julio, eso arroja un cambio paritario de alrededor de Bs, 90 por dólar arrancando Julio.
Evidentemente, 90 bolívares por dólar no se corresponden con el cambio oficial de diez, ni con la tasa Simadi de Bs, 632, ni mucho menos con el paralelo que supera los 1.047 Bs./US$. A la tasa oficial, el bolívar está sobrevaluado 900%, lo cual hace más conveniente importar que producir. ¿Se acuerdan del 4,30, el «ta’ barato, dame dos»? Bueno, ta’ barato, dame nueve ahora. Pero al cambio flotante o Dicom, la moneda está subvaluada 700%, encareciendo artificialmente las importaciones y agravando la mortal inflación que sufre Venezuela. Mortal, porque estos precios matan a cualquiera. Y al cambio paralelo, ni hablar. El bolívar fuerte que de fuerte no tiene nada, estaría subvaluado en 1100%.
El esquema cambiario tiene cinco grandes aristas o consecuencias: La corrupción, primero, la inflación, segundo, la destrucción del aparato productivo nacional, tercero, seguida del consecuente desabastecimiento, y por la aberración que significa viajar con cupos de US$ 700 a los Estados Unidos o de US$ 2000 a Europa, cuando ninguna tarjeta de crédito tiene límites de Bs, 1.264.000 para cubrirlos. En esencia, el dólar turístico es otra mentira revolucionaria que ni las aerolíneas se creen.
Evidentemente, por un lado, el atractivo de obtener dólares a 10 y venderlos por 632 ó 1047 bolívares es demasiada tentación para estos bachaqueros cambiarios. Luego, la inflación que genera la subvaluación de la moneda, a Bs 632 por dólar que no es que se consiga mucho tampoco, y tanto más entonces al cambio paralelo, es innegable e indetenible. Pero, peor aún, el dólar a 10 mata a la industria nacional. ¿Quién compite contra precios que se benefician de un dólar subvencionado, pagando costos marcados por un cambio de 632 ó 1047 bolívares? ¡Nadie! Ello conduce al desabastecimiento, agravado éste por la escasez de divisas. Es decir, dólares para importar a diez hay solo para el Estado, y para sus parásitos, y aún a 632 se administran gota a gota hasta en la banca privada. Las empresas quiebran porque no pueden competir, o por inanición socialista.
Y toda la aberración cambiaria hace que las aerolìneas se vayan y que el turismo sea imposible. Más aún: ¿Quién va a exportar y cambiar sus dólares a 632 cuando puede obtener 1047 bolívares por cada uno en un mercado negro que pronto será legitimado por ese «crawling peg» que representa el Simadi o Dicom? El esquema cambiario mismo incentiva la trampa.
En fin, si el cambio paritario es difícil o casi imposible de calcular, este esquema cambiario nos tiene a todos en una sola paridera.
@fjquevedo
