“Con la misma vara que midas…” por Francisco J. Quevedo
“Con la misma vara que midas…” por Francisco J. Quevedo

SalarioMinimo1

 

Al decretar el aumento del salario mínimo del 15%, vigente ya desde el 1° de Diciembre, el Presidente Maduro afirmó que el pueblo venezolano cuenta con el ingreso base más alto de América Latina y el Caribe, al sumarle la nueva banda máxima aplicable al bono alimentario y al calcularlo a la tasa de cambio “oficial” de Bs. 6,30 por dólar, lo cual arrojó –según él– un sueldo mensual de US$ 1,093. Ciertamente, quizás, pero como quiera que con aquella vara que mides serás medido (Mateo 7,2), un pan de jamón cuesta entonces US$ 71, léase bien, setenta y un dólares, según el mismo criterio. O sea, Venezuela tendría también el pan de jamón más caro del mundo.

¿Por qué el Presidente no usaría las tasas Sicad para calcular el salario mínimo, ya que ambas son también “oficiales”? Su cálculo habría resultado US$ 574 ó US$ 138 mensuales, sea con la 1 ó la 2. ¿Y por qué no probaría con el dólar paralelo que lo hubiera reducido a un mísero ingreso mensual quizás de US$ 40 esta semana? La verdad es que en ausencia de un marcador único, cualquier cálculo es fútil, y resulta inútil –además– compararnos con países vecinos como Colombia que gozan de un cambio único y plena libertad cambiaria, y donde los US$ 343 que se ganan los trabajadores menos calificados sí pueden cambiarse por bolívares en Cúcuta, por euros o yenes en Bogotá, o sea, dónde, cómo, cuánto y cuando quiera que les venga en gana. Aquí, quien vaya al mercado cambiario con seis mil bolos, a 6,30, no conseguirá ni un peso cubano. Usar esa tasa para afirmar lo afirmado es una vil tergiversación de una verdad que no es verdad sino, en dado caso, un supuesto negado.

¿Pero, díganos, Presidente, qué se puede comprar con esos US$ 1,093 que dice ganan los obreros venezolanos? La cesta básica que calcula el CENDAS y que incluye comida, alquileres, salud y demás gastos mensuales de una familia promedio, costaría US$ 4,030, medida con la misma vara. Y la canasta alimentaria que solo incluye “la papa”, valdría US$ 2,235. Eso quiere decir que se necesitan más de dos salarios mínimos, en esos dólares que calculó, para comer, y casi cuatro trabajadores asalariados en cada hogar para poder subsistir “dignamente”, como tanto cacarea.

Como quiera que la salsa que es buena para el pavo es buena para la pava, comparemos, a ver para qué nos sirven esosUS$ 1,093 si calculamos todo a Bs. 6,30 por dólar. El transporte urbano le cuesta al trabajador caraqueño  US$ 1,35 por tramo, lo que en Bogotá más bien serían 1.450 pesos que al cambio actual y libre de la hermana república equivalen a US$ 0,67, la mitad. ¿Y cuánto nos cuesta un litro de leche UHT? ¡US$ 7,94! ¡Una pelusa! En Ecuador, vale US$ 0,80, eso es casi diez (¡10!) veces menos que aquí. ¡Mala leche! Es la más cara de América Latina y el Caribe.

Y, si para el Presidente, Venezuela cuenta con el ingreso mínimo más alto de la región, también tenemos los carros más caros del mundo cuando aplicamos su mismo criterio (tasa cambiaria) a una camioneta de esas que le gustan tanto a “los enchufados”. Piden hasta US$ 2,000,000 por una, a 6,30, claro, por lo que en Panamá vale US$ 64,000. O sea, que si la (mala) leche de Venezuela cuesta diez veces más que en Ecuador, un carro sale treinta veces más caro de lo que sale importarlo. Y es que mientras el dólar paralelo esté 25 veces por encima del “oficial”, valdrá la pena importar hasta ilusiones. El punto de inflexión lo daría un cambio de 190 bolívares por dólar, y para ese entonces, la inflación interna habrá convertido esos dos millones de dólares en tres. Así que dele.

Quien se coma el cuento, por no decir otra cosa, que el salario mínimo es de US$ 1,093 mensuales, recuerde las palabras del Libertador, Simón Bolívar: “Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción”; por algo afirmó que “se nos ha dominado más por el engaño que por la fuerza…”

 

@qppasociados