Deseos no preñan, el refrán que se apega a las encuestas en Venezuela - Runrun
Deseos no preñan, el refrán que se apega a las encuestas en Venezuela
La elevada abstención en la pasada elección presidencial echó por tierra los pronósticos de empresas de sondeo
Datanálisis reconoce que erró en el margen entre Henri Falcón y el ganador Nicolás Maduro
Directivos de encuestadoras alegan que era cuesta arriba predecir un resultado debido a que la elección no fue competitiva

 

@franzambranor

SI BIEN LA ABSTENCIÓN era un fenómeno esperado por las empresas encuestadoras, la desolación que se vio en la mayoría de los centros de votación durante la jornada electoral del pasado 20 de mayo hizo que los pronósticos se estrellaran contra la cruda realidad.

Félix Seijas, director de la encuestadora Delphos dijo el pasado 12 de abril, en un foro organizado por Ecoanalítica que si los venezolanos votaban ese día en unas elecciones presidenciales, 25% lo haría por Henri Falcón, 22% por Nicolás Maduro, 8% por Javier Bertucci, 22% se abstendría y 23% no sabía.

Para el 26 de marzo, la empresa Consultores 21 reveló un sondeo en el que Falcón (28%) superaba por más de ocho puntos a Maduro (19,6%) en la intención de voto, los indecisos se ubicaban en 22,9% y los abstencionistas en 14,1%.

Otras firmas como Consulting Services (ICS) daban a Maduro como rotundo ganador con 55,9%, seguido por Falcón con 24,4% y Bertucci con 16,2%. Mientras Consultores 30.11 colocaba a Maduro arriba en las preferencias con 48,4%, a Falcón le concedía 36,3%  y a Bertucci 11,7% en un estudio llevado a cabo llevado a cabo entre el 26 de abril y 6 de mayo.

Dos semanas después y según cifras emitidas por el Consejo Nacional Electoral, Maduro fue reelecto presidente de la República con 6.190.612 votos, es decir con 67% de la participación de 9.132.655. Falcón obtuvo 1.917.036 votos (20.93%) y Bertucci 988.761 (10,82%).

Algunas empresas como Datanálisis, que anunció una concurrencia cercana a 40%, estuvo cerca a los niveles de participación emitidos por el CNE de 46,02%. Sin embargo el ausentismo en los centros de votación superó cualquier pronóstico, pese a que se esperaba una abstención por buena parte de la población.

Las encuestadoras justifican que los resultados del 20M discrepen de los números previos porque no había forma de vaticinar la cifra de participación que podía producirse. Ademas había que tomar en cuenta la escasa credibilidad en el CNE y las múltiples irregularidades que se denunciaron el día de la elección.

A juicio de Félix Seijas, el resultado del evento llevado a cabo el pasado 20 de mayo no significa que las encuestas hayan fracasado, por el contrario es la prueba de que Maduro posee un techo inferior a 30% y que quienes se abstuvieron de acudir a las urnas incidieron en el destino del candidato opositor Falcón.

Para el director de Delphos, la volatilidad es un elemento que incidió directamente en el más reciente episodio electoral en Venezuela. “La encuesta es un mecanismo de investigación muy sensible. En los sondeos hay un aspecto cuantitativo y otro cualitativo, uno no va sin el otro, sin la emotividad se está viendo la película a medias. Una persona pudo decir que tenía intenciones de votar, pero el día de la elección se levantó de la cama, no vio a nadie en los centros y eso le desestimuló”.

Seijas sostuvo que el voto en Venezuela es como una especie de virus que se propaga y en esta ocasión esa epidemia fue detenida por la convocatoria a no votar emitida por la Mesa de la Unidad Democrática y el Frente Amplio Venezuela Libre.

El presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, manifestó que hubo una mala interpretación de las encuestas porque la gente optó por la alternativa simple de hacer una sumatoria entre quienes estaban seguros de ir a votar, estimados en 31%, con el 30% de los que manifestaron la intención de concurrir a sufragar.

“Nunca dijimos que para estimar participación se sumaban los muy dispuestos con los dispuestos a votar, eso es como mezclar peras con manzanas”, enfatizó León.

El responsable de Datanálisis aseguró que no había forma de predecir con seguridad la participación en las pasadas elecciones y de eso iba a depender el resultado.

“Una encuesta arroja resultados muy distintos si consideramos la población general, sólo potenciales votantes o seguros a votar. En el pasado la correlación de resultados era con los muy dispuestos, pero esta elección fue atípica”, agregó.

Seijas indicó que en las tres últimas elecciones presidenciales (2006, 2012 y 2013) había votado 79% de los ciudadanos, un descenso drástico en comparación con las  de 2018.

“Mi impresión es que fue menos gente a votar de lo que incluso se dijo. Mientras menos fuera la participación más fácil era que Maduro ganara”, indicó Saúl Cabrera, directivo de Consultores 21, quien sentenció que basados en una encuesta hecha en marzo estimaban una participación cercana a 30% del registro electoral, pero luego de que se anunciase  una candidatura opositora esa cifra subiría dependiendo de la empatía del elector con esa figura y de la confianza en el proceso.

“La gente espera que haya al menos condiciones normales para votar, pero el gobierno irrespetó incluso todos los acuerdos que suscribió con los candidatos opositores y sus aliados internacionales. Hubo puntos rojos, publicidad excesiva, cadenas presidenciales, presión a empleados públicos, promesas de pago con el escaneo del carnet de la patria y pare usted de contar”.

Para Seijas, el fenómeno de la abstención es diverso y en el hemisferio se da en algunas ocasiones porque los ciudadanos consideran que la institucionalidad es elevada en sus países y se sienten confiados. “En Venezuela es totalmente contrario, el árbitro no transmite imparcialidad”.

Seijas también recalcó que la desconexión con la oposición pasó factura en estos comicios. Según Delphos, de 35% de apoyo duro que poseía el bando opositor en el primer semestre de 2017, hoy en día se ubica en 10%.

“La desconfianza en el liderazgo opositor, especialmente después de la elección de la asamblea nacional constituyente hizo que la disposición a votar se hiciera aún más volátil. El 20 de mayo pudo haberse presentado cualquier escenario, incluso un ambiente pro voto de última hora, pero sucedió el más previsible y perjudicial para la oposición”, confesó.

“Con una abstención elevada el mayor perjudicado iba a ser la oposición porque la misma MUD estaba llamando a no votar. La probabilidad de triunfo opositor, al menos en número de votos ejercidos, es directamente proporcional a la participación”, completó Luis Vicente León.

Cómo predecir lo impredecible

Luis Vicente León de Datanálisis alertó que una encuesta puede evaluar la intención de voto de un elector, pero no  medir las denuncias de fraude y ventajismo.

“Si la misma gente dice  que la del 20M no fue una elección competitiva ni democrática, entonces cómo una encuesta puede dar un resultado aproximado a la realidad. Entre las encuestas y el hecho de votar ese día habían tres elementos distorsionadores: la presión oficial, la dependencia económica y el miedo por saber por quién votó la gente”.

“Una cosa es lo que dicen los sondeos de opinión y otra es lo que arroja el CNE, lo cual es una dificultad muy grande para los encuestadores”, añadió Cabrera.

El director de Consultores 21 asegura que en condiciones normales, una encuesta debería ser capaz de arrojar un resultado cercano a la realidad. “Pero aquí tenemos que enfrentarnos a que el día de las elecciones hay denuncias de voto asistido o  que existe una maquinaria buscando gente para votar a última hora, nada de esas cosas se pueden tomar en cuenta con antelación”.

A juicio de Seijas, una estadística si quedó clara en la pasada elección presidencial y es que Maduro tiene un techo difícil de rebasar.

“Posee un tope de 27% y de ahí no va a subir y eso resulta de  75% que lo detesta y que jamás votaría por él. Por eso se empeña en no perder ese porcentaje y de ahí viene la iniciativa de ‘dando y dando’, cuyo mensaje es que si no votas por mi vas a sufrir más de lo que ya estás sufriendo para poder alimentarte”.

Por otro lado, León dijo que el apoyo a Falcón estuvo por debajo de lo que estimaba Datanálisis.

“La votación estimada de Falcón era mayor. Obviamente no se esperaba de ninguna manera su triunfo con alta abstención, eso es un absurdo. Pero la diferencia era mucho menor, lo que puede deberse al desgano por parte de sus seguidores o al manejo de mesas sin testigos el día de la elección”.

Le falta aceite a esa maquinaria

Cabrera de Consultores 21 expone que si bien Maduro se frotó las manos la noche del 20 de mayo celebrando «su victoria», al motor electoral de los partidos Somos Venezuela, Psuv y demás aliados le faltó potencia para remolcar a sus simpatizantes.

“Los dispositivos para amarrar el voto fallaron. , Hablamos del  propio gobierno que dice que entre 14 y 15 millones de personas poseen carnet de la patria y 7 millones tienen el del Psuv. ?Dónde está ese apoyo?”, se pregunta el encuestador.

Seijas sostiene que si bien cada vez más personas dependen de las dádivas del gobierno como las cajas y bolsas de los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), esos mecanismos han perdido fuerza a la hora de movilizar en función de favorecer una tendencia electoral.

“La gente siente que cada vez son menos atractivos y esto tiene que ver con la frecuencia, la calidad y con que utilizan todos esos beneficios como un chantaje electoral”.

Para Seijas la expectativa es determinante en campañas electorales. “Nadie vota por lo que le diste, sino por lo que le vas a dar. Hay gente que piensa que mientras Maduro se mantenga en el poder hay una esperanza de cristalizar el sueño de Hugo Chávez. Si Chávez compitiera hoy en una elección, volvería a ganar”.

La oposición y la ruta que no consiguen

Según León, no hay que ser un erudito para saber que la mayoría desea que haya un golpe de timón y el país se enrumbe hacia una eventual prosperidad.

“75% de la población quiere cambio, el problema es que no estaba convencida de votar el pasado 20 de mayo”, alertó.

“Cuatro de cada 10 personas piensa que las elecciones regionales se perdieron por la parcialidad del CNE”, expresó Cabrera de Consultores 21.

Paradójicamente, Cabrera indicó que el voto sigue siendo considerado como la principal arma de cambio para el venezolano.

“La gente quiere alterar la realidad que está viviendo actualmente de la manera más fácil, lo más incruento posible, algo que genere el mínino de angustia y eso solo se puede a través de una elección”.

Para Seijas, el clima de volatilidad empezó a incidir en la participación desde los comicios regionales de octubre de 2017.

“En el caso del estado Miranda, Carlos Ocaríz bajó una ventaja de 20% sobre Héctor Rodríguez a 11% en las últimas dos semanas y allí imperaron tres cosas: el oficialismo hizo una buena campaña -eso no hay que negarlo-, la expectativa positiva de que a Rodríguez si le iban a dar los recursos y por supuesto los mecanismos de presión, chantaje y ventajismo”.

Cabrera indicó que los candidatos de oposición que obtuvieron la victoria en las pasadas elecciones regionales, era porque estaban ganando las encuestas con una ventaja de al menos 20 puntos. “Ya está claro que en Venezuela para que la oposición pueda ganar una elección, la diferencia tiene que ser al menos de 10 puntos caso de Andrés Velásquez es la muestra de que ni teniendo actas en la mano, no hay garantías de que  el CNE vaya a adjudicar el triunfo”.

“La íltima encuesta sobre  Falcón en Lara lo daba ganador por 6 puntos, pero allí no pudieron recoger todas las actas, hubo amedrentamiento de miembros de mesa y entonces salió airosa Carmén Meléndez”

Afuera también se equivocan

No solo en Venezuela el resultado de las encuestas no coincide con la realidad posterior a una elección. También existen casos como el de Violeta Chamorro, quien sorpresivamente ganó la presidencia de Nicaragua en 1990 con 54,7% de los votos; la salida del Reino Unido de la Unión Europa a través del Brexit en 2016; el plebiscito sobre los acuerdos de paz en Colombia y la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, ambas también en 2016.

“Las encuestas son muy sensibles a los hechos de opinión y lo vimos recientemente en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia. Uno veía al candidato de la Coalición Colombia, Sergio Fajardo acercándose a Gustavo Petro (Colombia Humana) poco a poco, tal vez si la campaña hubiese durado una semana más Fajardo hubiese llegado en segundo lugar en las votaciones y concurrido a segunda vuelta con Iván Duque (Centro Democrático) en vez de Petro”, dijo Cabrera de Consultores 21.

“Esto no es un fenómeno nuevo, las encuestas son una fotografía de un momento y a veces no coinciden con el momento de las elecciones. Han ocurrido triunfos inesperados como el de José Luis Rodríguez Zapatero en España en 2004, a quien nadie lo daba ganador. Incluso acá en Venezuela cuando Luis Herrera Campins se impuso a Luis Piñerua Ordaz en los comicios presidenciales de 1978”, sentenció León.

“En Estados Unidos es incluso más complejo porque hay colegios electorales, los estudios estuvieron bastante bien hechos, pero nadie se encargó de hacer esa medición cualitativa a la que me refiero”, indicó Seijas.

“Efectivamente Hillary Clinton sacó más votos totales que Trump, pero Trump ganó en más colegios electorales y en tres estados donde había empate técnico. No es que las encuestas se equivoquen, es que todos estos eventos han pasado uno detrás de otro”.

Encuestas de maletín

Félix Seijas, director de Delphos, no se atreve a decir si en Venezuela existen encuestadoras que tienden a favorecer una opción por conveniencia económica o incluso ideológica, lo que si aseguró es que hay empresas que aparecen solo en periodos electorales y posteriormente se esfuman.

El principal capital de este tipo de negocios es la confianza y eso se gana con el tiempo, un cliente que se percate que hay inconsistencias o que existe una tendencia que favorece cierto tipo de parcialidad, no te va a contratar más”, expuso.

“Un excelente indicador para saber si una encuestadora es fiable es el tiempo que tenga en el mercado y la cantidad de clientes”.