Cuatro grupos y dos tesis sacuden la unidad de la oposición venezolana - Runrun
Cuatro grupos y dos tesis sacuden la unidad de la oposición venezolana

@pppenaloza

De aquella Mesa de la Unidad Democrática (MUD) solo quedaron cuatro patas. La conclusión se desprende del análisis que ofrece un diputado sobre las corrientes opositoras.

En un extremo se ubicaría Soy Venezuela de María Corina Machado y Antonio Ledezma, quienes apoyan la “intervención humanitaria” y afirman que la salida está en la “fuerza”. En el otro está la Concertación de Henry Falcón, dispuesto siempre a dialogar y a participar en cualquier elección sin importar las condiciones.

En el medio –entre la línea insurreccional y el sufragio- estarían Primero Justicia (PJ), Voluntad Popular (VP) y La Causa R (LCR), que desde noviembre del año pasado intentan crear una especie de bloque bajo la consigna “Venezuela está primero”. Y el cuarto grupo lo conformarían Acción Democrática (AD), Un Nuevo Tiempo (UNT) y Henrique Capriles Radonski, más inclinados hacia el voto y la negociación.

La decisión de AD de retirarse de la MUD, hirió de muerte a la coalición que hace menos de tres años conquistó la victoria electoral más importante en la historia de la oposición al régimen chavista. “En este momento no hay una instancia unitaria de partidos”, admite el portavoz de una de las organizaciones minoritarias de la alianza.

Los líderes sí han seguido conversando. Con la excepción de Machado y Ledezma, continuarían los intercambios entre Henry Ramos Allup, Capriles Radonski, Manuel Rosales, Falcón, Tomás Guanipa, Leopoldo López y Julio Borges, estos últimos dos vía Skype. Tratan de “recomponer la unidad”, dicen, pero hasta la fecha no han anunciado al país el resultado de sus esfuerzos.

El único espacio donde coinciden los antiguos jefes de la MUD –sin Machado ni Falcón- es el Frente Amplio Venezuela Libre, plataforma que trasciende a la oposición política tradicional para sumar a la lucha por el cambio a las organizaciones de la sociedad civil y representantes del chavismo disidente.

Las diferencias también se registran en el seno de los partidos. Luis Florido acaba de renunciar a VP, donde llegó a ocupar cargos directivos y tuvo la responsabilidad de presidir la Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional e intervenir en la fracasada negociación de República Dominicana con el gobierno. Por su parte, Capriles ha ratificado que milita en PJ, aunque mantiene su independencia y marca distancia con respecto a algunas de las iniciativas defendidas por Borges y sus correligionarios.

Dos caminos

Al margen de las agendas particulares y la desconfianza que agriaría la relación entre los principales líderes opositores, la división en el debate público parece marcada por dos tesis: quienes respaldan la salida de “fuerza” y abogan por la “intervención humanitaria”, y aquellos que apuestan por revivir la ruta electoral.

“Los debates fértiles en política son los que tratan asuntos bajo nuestro imperio y control. Me entristece ver al talento político venezolano entrampado en un debate sobre alternativas que ninguno tiene bajo su dominio, ni siquiera, incluso, bajo su influencia”, lamenta Óscar Vallés, jefe del departamento de Estudios Políticos de la Universidad Metropolitana (Unimet).

Vallés destaca: “El solo hecho de que se solicite, mediante discursos y proclamas en los escenarios internacionales, una intervención militar en el país por razones humanitarias, no incidirá un ápice en los centros de decisión para que eso se produzca. Asímismo, el solo hecho de afirmar, mediante notas de prensa y mensajes de Twitter, que aquí la salida es electoral y que ‘hay que seguir luchando por ella’, tampoco hará que se produzca porque no es verdad que ‘están luchando’ porque así sea, y temo que ni siquiera creen en esa salida”.

“Creo que ambas posiciones, la de la intervención y la electoral, están fuera de foco. La primera, porque hasta alguien como Iván Duque (presidente de Colombia), de cuya orientación política no se puede dudar, ha dicho claramente las razones por las que una intervención armada no es viable ni deseable”, expone Luis Gómez Calcaño, sociólogo del Centro de Estudios del Desarrollo (Cendes) de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

Con respecto al voto, Gómez Calcaño plantea: “Veo muy difícil creer en un proceso electoral organizado por el régimen en el que valga la pena participar. Si, por ejemplo, lanzaran un referendo aprobatorio de la nueva Constitución, ¿se van a atrever a convocar a una elección universal, cuando ya tienen el recurso de la elección corporativizada, con la que ‘eligieron’, precisamente, a la Asamblea Nacional Constituyente?”.

El académico de la UCV estima que eventualmente se podría llamar a participar en la consulta sobre la Carta Magna, “pero no creyendo que se pueda ganar, sino como un medio de agitación y para denunciar el fraude. Pero sea que se participe o no, debe ser una actitud unida y unitaria, no como el desastre propiciado por Falcón” en el proceso del 20 de mayo.

¿El reencuentro?

¿Será posible que se concrete la reunificación de la oposición? “Aunque tiene todo en contra, me preocupa más si una unificación, bajo las actuales condiciones, será políticamente eficiente. Creo que estamos viviendo un tiempo donde mejor es que consideremos un nuevo tablero opositor bajo mensajes, organizaciones y liderazgos descentralizados”, responde Vallés.

El profesor de la Unimet espera que la dirigencia “recapacite a tiempo para que evalúen opciones aún en nuestras manos”, mientras sugiere “a los venezolanos de buena voluntad, indistintamente de sus concepciones políticas, morales y religiosas, a unirse en sus barriadas y caseríos alrededor de sus capacidades y posibilidades”.

“Ha llegado la hora de no seguir esperando ‘el ejemplo que Caracas dio’. Quizás esa es la única posibilidad que aún abrigo de una unidad eficiente. Que sean las provincias unidas entre sí quienes den el ejemplo, marquen la pauta y dirijan la lucha. Posiblemente no uno, sino muchos líderes providenciales emerjan entre sus filas y logren, nuevamente, inspirar al país a emprender una lucha unitaria por la vida, la libertad y la democracia”, puntualiza Vallés.

Gómez Calcaño opina que “ni los partidos ni sus líderes resistirían el empuje de un outsider que todavía no ha surgido”. A su juicio, el escenario de hoy es similar al que se presentó a finales del siglo pasado, cuando de la nada irrumpió la figura del difunto comandante Hugo Chávez.

“Los partidos y grupos de la oposición política, o lo poco que queda de ellos, se unirán cuando una fuerza superior les obligue a hacerlo. Esta fuerza puede ser un nuevo caudillo, o un movimiento autónomo que logre emocionar de nuevo a la gente. Ellos, por sí mismos, han tenido muchas oportunidades de unirse y las han desperdiciado”, finaliza.