Hambrómetro | Canasta alimentaria aumentó 36.865 % en un año
Hambrómetro | Canasta alimentaria aumentó 36.865 % en un año

“UNO TIENE QUE HACER MAROMAS. Ningún incremento de salario compensa lo que uno tiene que gastar en comida. Mientras (Nicolás) Maduro aumenta 50 %, los comerciantes aumentan 70 y 80 %. Nadie sobrevive a eso”, reclama Mercedes Rojas, una jubilada que es propietaria de una panadería artesanal en el oeste de Barquisimeto. Asegura que se mantiene porque tiene un hijo en el exterior que mensualmente le envía dinero. Ni la pensión del Seguro Social ni lo que le aporta su negocio son suficiente para mantenerse.

A Asunta Mendillo tampoco le alcanza su pensión para comer. “Yo hago mercado porque mis hijos me ayudan. No podía hacerlo yo sola el año pasado y este tampoco. Y con esto de la reconversión vamos a estar peor”, asegura la mujer mientras arrastra un carrito de compra por uno de los pasillos del Mercado de Chacao.  

Las palabras de ambas mujeres son testimonio de lo difícil que se ha vuelto en Venezuela llenar la alacena. No es para menos. La cuenta de la canasta básica alimentaria que el año pasado era de seis dígitos pasó a nueve en solo 12  meses. Comprar sus productos costaba en julio de 2017 Bs. 354.394, cifra que en julio de 2018 alcanzó Bs. 131.003.683, es decir, aumentó 36.865 % en solo un año, de acuerdo con una firma privada de análisis económico.

Sin embargo, el salario mínimo no tuvo el mismo crecimiento. Al contrario, cada vez se hizo más insuficiente para el venezolano que día a día se ve más delgado. En el séptimo mes de 2017 comenzó a hacerse efectivo un incremento salarial que hizo que este saltara de Bs. 65.021 a Bs. 97.531. El bono de alimentación se fijó entonces en 153.000 bolívares. Un año más tarde, el salario estaba en Bs. 3.000.000, mientras que el bono había llegado a Bs. 2.196.000. El primero había subido 2.976 % y el segundo 1.335 % en 365 días.

Todos los datos expuestos forman parte del Hambrómetro, la iniciativa de Runrun.es para mostrar y compartir los indicadores económicos y sociales relacionados con el hambre en Venezuela.

La disparidad entre el poder adquisitivo y el costo de la vida revela cuán inalcanzable se hizo la canasta básica para aquellos que dependían del sueldo mínimo. Hace un año, se necesitaban 1,6 salarios integrales (la suma del mínimo y el bono de alimentación) para cubrir la canasta básica. El mes pasado se tenían que ganar 25,2 para poder pagarla. Mientras tanto, el reporte de las muertes por desnutrición continuó en aumento. Solo en 2018, la prensa nacional y regional han documentado al menos 137 casos de niños menores de 5 años que fallecieron por este mal. La cifra casi duplica la registrada en 2017, cuando se conoció que 72 infantes murieron por la misma razón.

Fue justamente en julio de este año cuando El Pitazo publicó las declaraciones de Doris Velandia, la coordinadora de la sala de pediatría en el Hospital Doctor José Gregorio Hernández de Puerto Ayacucho, en Amazonas, quien informó que solo en mayo habían fallecido 36 niños por desnutrición severa en esa entidad.

Velandia, según el medio, señaló que los pequeños que habían muerto procedían de comunidades indígenas e ingresaron al centro de salud con “deshidratación, diarrea y anemia, un cuadro de desnutrición severa que se complicó por la falta de insumos y medicamentos para atenderlos”.

País sin proteínas

La actualización de julio del Hambrómetro desveló también que la inflación general se ubicó en 90,2 %, mientras que la de alimentos estuvo en 70%, de acuerdo con el reporte de Econométrica. Tales números suponen un repunte de 67,9 y 47,9 puntos porcentuales de cada indicador en un año, respectivamente.

El desabastecimiento también estuvo en ascenso en el último mes. Según cifras suministradas al Hambrómetro por una firma de análisis privada, el índice de escasez subió sobre todo en los rubros proteicos: pescados, carnes, leche, huevos y quesos.

En una comparación anual entre julio de 2017 y julio de 2018, la escasez de los quesos, huevos y leche subió 2,6%. En el mismo período, la escasez de carnes aumentó 8,2% y la del pescado 14,8%.

Cifras de la Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela (Fedenaga) afirman que durante el año 2017 el consumo de carne fue de cuatro kilos por persona, menos que en 2012, cuando cada habitante consumió 23 kilos de proteína.

La falta de efectivo en las calles también ha sido mayor. De 9,53 % en julio de 2017 pasó a a 1,12 % en julio de este año. Tal fenómeno se ha traducido en una disparidad en los precios de venta de los alimentos en el comercio informal. Comprarlos en efectivo pasó a ser más económico que hacerlo a través de un punto de venta. El papel moneda se convirtió en un bien que podía ser adquirido en el mercado negro cuando se pagaba hasta 10 veces por encima de su valor real.

@loremelendez