Las relaciones privilegiadas franco-norteamericanas, por Milos Alcalay

La calurosa bienvenida brindada al presidente francés Emmanuel Macron durante su visita oficial de tres días a Washington, le permitió a su anfitrión norteamericano Donald Trump resaltar los vínculos privilegiados que desea asignarle a sus relaciones con Francia, evidenciadas con múltiples muestras de afecto, abrazos, manos entrelazadas, desfiles de la Guardia de Honor y sobre todo las expresiones de afecto que quedaron evidenciadas una y otra vez en las tomas fotográficas recogidas por la prensa.

Ello nos recuerda que la diplomacia tiene dos maneras de evidenciarse: la forma y el fondo, que si bien normalmente son dos aspectos que van unidos, sin embargo, en el caso de esa visita de Estado –a pesar de la gran empatía existente entre ambos mandatarios– quedaron reflejadas las diferencias en relación a temas importantes como el Acuerdo Nuclear con Irán, al desarme de Corea del Norte o a la situación del posible retiro de las tropas de Estados Unidos de Siria. También se notaron las diferencias en relación el tema del cambio climático y  las trabas impuestas por la administración Trump al comercio. Esas diferencias las volvió a marcar claramente Macron en su intervención ante el Congreso, donde fue ovacionado por demócratas y republicanos, con mayor entusiasmo que el recibimiento dado en su momento al Estadista gigante Charles de Gaulle.

A pesar de las diferencias,  con mucha habilidad, el principal vocero de la diplomacia francesa tuvo el acierto de resaltar las coincidencias en cuanto a la acción futura y destacar los compromisos posibles que deben alcanzarse en los temas de divergencia, y para ello nada mejor que destacar los vínculos históricos bicentenarios y el apego permanente a los ideales de Paz y Libertad  que hoy los vuelve a unir en temas como la lucha contra el terrorismo, el rechazo a las armas de destrucción masivas y el firme propósito de unirse militarmente como lo demostraron las  recientes incursiones  junto al Reino Unido en la destrucción de las armas químicas en Siria.

Es cierto que esa admiración de Trump hacia los valores de Francia no es nueva, al demostrar su francófila solidaridad en los actos del 14 de Julio en París, mientras que la primera dama Brigitte Macron cumplió de manera acertada su programa paralelo organizado por la señora Melania Trump mostrando coincidencia de las parejas presidenciales.

La relación privilegiada franco-norteamericana quedó evidenciada además pocos días después cuando Trump recibió a la poderosa canciller de Alemania, Angela Merkel, quien en su agenda coincidía plenamente en el fondo con las mismas posiciones comunitarias divergentes que defendió Macron, pero en cuanto a la forma en que fue recibida, se marcó una clara diferencia, ya que a pesar del protocolo respetuoso a su alta investidura, se evidenció que en su caso, existía una coincidencia protocolar entre forma y fondo.