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El Megafono

DDHH olvidados | “Quiero que mi hijo sea recordado como un joven valiente”

Valeria Pedicini
Hace 4 años
David José Vallenilla fue asesinado el 22 de junio de 2017 por un efectivo de la aviación militar que le disparó directamente a su pecho
El Ministerio Público solicitó que el sargento primero de Fuerza Aérea, Arli Cleiwi Méndez Terán, fuera procesado por homicidio agravado con premeditación y uso indebido de un arma de servicio. Han pasado más de tres años de la muerte del joven y el juicio todavía no se ha llevado a cabo

@ValeriaPedicini

David José Vallenilla, de naturaleza inquieta, tenía muchos intereses. Jugó fútbol, béisbol, natación, polo acuático; tomó clases de teatro y modelaje. Sus padres lo acompañaron y le dieron la oportunidad para que encontrara su pasión. Así que con el tiempo desarrolló una vocación de ayudar al otro.

Mientras todavía estaba en el colegio, le pidió a su padre que lo inscribiera en un curso de auxiliar de enfermería. Se graduó con rapidez y su interés creció tanto que al culminar las pasantías se quedó ayudando sin remuneración durante unos meses en un ambulatorio en Charallave.

Al salir del bachillerato, decidió estudiar enfermería y se hizo voluntario del cuerpo de bomberos de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Hacía una especialización en quirófano, trabajaba en la Clínica Bello Campo y estaba a la espera de convertirse en Técnico Superior de Enfermería del Instituto Universitario de Tecnología y Administración Industrial. 

Pero David José no pudo recibir su título: fue asesinado el 22 de junio de 2017. 

Sus padres le habían pedido que se abstuviera de asistir a las protestas antigubernamentales contra el gobierno de Nicolás Maduro, que para ese momento llevaban más de tres meses en todo el país. Pero el joven estaba empeñado y no dejaba de insistir en que quería participar. 

El 18 de junio, en el almuerzo del día del padre, el tema volvió a surgir. Su padre David Vallenilla le explicó las rutas alternas que podía utilizar para evitar encontrarse en medios de las manifestaciones, trancones y enfrentamientos. Por todos los jóvenes que habían fallecido por la represión, le pidieron una vez más que no protestara. El joven les prometió que se mantendría a salvo. 

Días después el padre de David estaba en su casa en Cúa, a las afueras de Caracas, cuando recibió una llamada de su exesposa y solo pudo decir unas pocas palabras antes de que la llamara se cortara: “David José se fue para una marcha y parece que lo metieron preso”. Él la llamó de vuelta pero tan pronto lo atendió, Milagros empezó a gritar. 

Salió de la casa para buscar ayuda y consiguió a una señora que le mostró en el teléfono la foto de un joven que acababan de asesinar en las inmediaciones de la Base Aérea Generalísimo Francisco de Miranda. Se trataba de David José, su hijo.

Un familiar le dio la cola hasta Caracas. Al llegar al centro de salud donde estaba el muchacho, se encontró con un primo que es médico y estaba cabizbajo con los brazos cruzados .

—Carlitos, ¿qué pasó? 

—Cuando llegó ya no había nada que hacer. 

Directo al pecho

David José fue a la protesta cuando salió del trabajo, a las 3 de la tarde. Junto a unos amigos caminó desde la avenida Francisco de Miranda hasta La Carlota. Vestía un bluejeans, camisa azul y zapatos blancos que acostumbran a llevar los profesionales de enfermería. Cargaba consigo un morral en el que solo tenía un envase vacío de comida.

En el sitio se producía un enfrentamiento entre manifestantes y efectivos de seguridad del Estado. Los jóvenes lanzaban objetos al otro lado de la reja que rodeaba la base militar.

David José se acercó a la valla, recogió un objeto del suelo y lo intentó arrojar por encima de las altas rejas. Tenía puestos unos lentes de natación y un pañuelo en la cara para protegerse de los gases lacrimógenos. 

Tres funcionarios militares desde el otro lado de la verja caminaron hacia él. Llevaban cascos, chalecos antibalas y equipos antidisturbios de protección. Uno de ellos blandía una escopeta y los otros dos lo protegían con un escudo antimotín. El del centro pasó su arma a través de la reja y le disparó a David José directo al pecho.

El muchacho cayó al asfalto. Los funcionarios le dispararon de nuevo apuntando al tronco, aunque no lo alcanzaron. Un cuarto militar se acercó desde atrás y le lanzó algo que parecía ser una piedra.

Un joven con un escudo de cartón apareció para intentar ayudar a David, quien caminó unos metros y se desplomó. Los manifestantes lo arrastraron y varios paramédicos de la organización Cascos Verdes le practicaron reanimación cardiopulmonar. Entre varios lo subieron en una moto para trasladarlo a la Clínica Ávila, pero llegó sin vida.

La causa de su muerte se registró como shock hipovolémico por hemorragia debido a la perforación del corazón, del pulmón derecho y del hígado, ocasionado por el disparo de un arma de fuego de proyectiles múltiples en el tórax.

Su muerte quedó registrada en video por los manifestantes que se encontraban en el lugar. Eran las 5 de la tarde. Lo ocurrido fue difundido por redes sociales y causó conmoción. 

David José

No se ha hecho justicia

El caso de David José ha estado cargado de irregularidades. Los intentos por obstruir la justicia han aparecido uno detrás del otro. 

El mismo 22 de junio, el Ministerio Público anunció que la Fiscalía Ciento Veintiséis del Área Metropolitana de Caracas investigaría el hecho. Por su parte, el ministro del Interior y Justicia, Néstor Reverol, anunciaba que un sargento asignado al grupo de la policía aérea había sido identificado como el autor del disparo, usando un arma no autorizada.

Su padre cuenta cómo, antes de que él llegara a la Clínica Ávila, una comisión del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC) trató de llevarse el cuerpo de su hijo. Ya en el lugar se encontraba un representante del Ministerio Público que impidió que tal cosa sucediera y aseguró el traslado hacia la morgue de Bello Monte como corresponde en estos casos.

Ya en este lugar se dio una confrontación entre el entonces director de esta institución y los representantes del Ministerio Público: se trató de impedir la presencia de estos últimos en la autopsia y se desató una guerra por el resguardo de la evidencia. 

Al cuerpo de David José le extrajeron cuatro esferas metálicas en la cavidad torácica izquierda, que habían perforado pulmón, hígado y corazón causándole al joven una hemorragia interna que le provocó el fallecimiento. 

El informe de la Misión de Determinación de sobre la situación de derechos humanos sobre Venezuela señala que en el examen forense se “identificó un rasguño en el interior del cañón del arma de fuego y concluyó que el arma había disparado municiones no convencionales, como esferas metálicas”. El arma había sido intervenida para hacerla letal. 

“La investigación determinó que, cuando se disparó el arma, la distancia entre la boca de cañón del arma de fuego y el pecho del Sr. Vallenilla no había sido superior a dos metros”, reza el informe. “La Misión tiene motivos razonables para creer que el Sr. David José Vallenilla Luis fue víctima de una ejecución extrajudicial”.

Un registro llevado por Runrun.es contabilizó 158 muertos en el contexto de protestas de 2017. La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) documentó la existencia de violaciones generalizadas de los derechos humanos. Constató que las fuerzas de seguridad utilizaron de forma sistemática fuerza excesiva para frenar las protestas. Asimismo, según el Acnudh, los agentes de seguridad son responsables de al menos 46 de las muertes, de las 124 investigadas por el Ministerio Público.

Basado en los tipos de lesiones de los manifestantes, la Acnudh determinó que el uso de la fuerza aumentó progresivamente: el abril, personal médico mostró que los afectados fueron tratados por intoxicación por gases lacrimógenos; en mayo, las heridas fueron por impacto de perdigones, metras o tuercas; en julio comenzaron a tratar heridas de bala.

En un reporte publicado por el Foro Penal Venezolano en mayo de 2017, registraron que durante ese mes muchas personas presentaron heridas causadas por perdigones, balas u otros objetos como metras, cristales, trozos de metales que fueron disparados por efectivos militares, policiales o grupos paramilitares. “Existen heridos y evidencias del uso de esferas metálicas o de vidrio, presuntamente disparadas por efectivos de los cuerpos de seguridad del Estado. Dichas esferas son introducidas dentro de los cartuchos de perdigones usados contra manifestantes. Ha sido denunciado y se han encontrado en los sitios de las manifestaciones, cartuchos previamente fabricados donde se introducen esferas metálicas o de vidrio en combinación con los perdigones de plástico”, reza el informe.

“Desde el primer momento quien violó el procedimiento penal fue el mismo gobierno. El autor material tenía que haber sido detenido en flagrancia y presentado frente al Ministerio Público puesto que el mundo entero fue testigo de lo que sucedió, casi lo televisaron en vivo”, expresó su padre David Vallenilla. Pero nada ocurrió así. 

En octubre de 2017, el Ministerio Público concluyó su investigación y solicitó que se procesara al sargento primero de la Fuerza Aérea Arli Cleiwi Méndez Terán por homicidio agravado con premeditación y uso indebido de un arma de servicio

La audiencia preliminar del caso se llevó a cabo un año después del asesinato de David. Todas las audiencias anteriores fueron suspendidas, en su mayoría, por asuntos relacionados con el traslado del imputado, cuyo lugar de reclusión ni siquiera el juez de la causa parecía conocer con exactitud: “Yo dudo que ese individuo, que no lo llevan nunca a las audiencias, este privado de libertad. No tengo la certeza, por el contrario tengo razones suficientes para dudarlo”, cuenta el señor Vallenilla. 

“El Vigésimo Primer Juez de Control decidió mantener la medida preventiva de privación de libertad en contra del imputado y ordenó el pase a juicio oral y público”, explica el informe de la ONU. 

Más de tres años después de la muerte de David José, el juicio aún no ha tenido lugar. 

Toda la familia de David José vive con el dolor de la pérdida, tratando de convertirlo en fortaleza: “Nos han mutilado nuestras vidas, no termino de aceptarlo, nuestras vidas no serán iguales nunca más”. 

Vallenilla quiere que su hijo sea recordado por su osadía y sus ganas de luchar por un mejor país. “Quiero que mi hijo sea recordado como un joven valiente que dio su vida por ver a su país libre. Que se sepa quién fue y por qué luchó, por qué murió. Que sea recordado como un gran hombre, se lo merece, como todos esos jóvenes que dieron su vida por Venezuela. Se lo merecen”.

N de R: El testimonio  forma parte del informe. Voces bajo represión: diez historias contra la impunidad en Venezuela, disponible en el portal de Cofavic.

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