Yoneiker Rondón aún no llega con la medicina que salió a buscar el 30 de julio
Rondón está detenido en Tocorón desde el 30 de julio, en el contexto de las protestas postelectorales. Padece trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y depresión. Desde los dos años está bajo supervisión médica, pero desde su detención ha perdido todas sus citas médicas

Yoneiker Rondón, de 21 años, salió a hacer un mandado a la farmacia y luego pasaría a visitar a su novia, pero la misión que le encargó su madre y su deseo de pasar a saludar a su enamorada, resultaron frustrados cuando el 30 de julio varios funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) lo arrestaron sin mediar palabras.
Horas después del arresto, su madre estaba preocupada porque no había regresado a la casa, hasta que su nieto pudo averiguar que se lo habían llevado detenido. Ahí comenzó el calvario de la familia.
Gisela Rondón, madre de Yoneiker, comenzó a buscarlo por varias comisarías de Calabozo, en el estado Guárico y la respuesta era la misma “aquí no está”.
Yoneiker no estaba protestando, cuando lo detuvieron estaba bastante lejos del foco de la protesta. Tampoco estaba inscrito en el registro del Consejo Nacional Electoral (CNE) y ni siquiera estaba al tanto de lo que estaba sucediendo en el país, pues padece de trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y depresión.
Yoneiker Gabriel desde los dos años siempre estuvo bajo supervisión médica por su condición. Sufre además de alergias porque fue operado de amígdalas y adenoides por lo que necesita tomar antialérgicos con regularidad. Desde el mes de julio no ha asistido a sus citas con el psicólogo lo que retrasa su mejoría.
Horas después del arresto de su hijo, Gisela se dirigió a una comandancia de la GNB y ahí lo encontró. Confundida, desesperada y sin entender lo que estaba pasando, le dijeron que no podía verlo.
Gisela pensó que la situación de Yoneiker Gabriel sería cuestión de un par de días, pero ahí duró 45 días sin recibir visitas y sin la posibilidad de contar con un abogado privado.
167 kilómetros de distancia
Cuando pasaron los 45 días, Gisela pensó que ese día se lo podía llevar a su casa; sin embargo no fue así. Dos audiencias vía telemática signaron su destino. Acusado de terrorismo e incitación al odio, Yoneiker fue enviado al Centro Penitenciario de Aragua, mejor conocido como Tocorón, aún cuando su madre presentó decenas de informes médicos que comprueban que el joven es una persona con condiciones especiales.
La situación de Yoneiker no es la única. Según cifras del Foro Penal Venezolano, al menos 16 personas con alguna discapacidad fueron detenidas en el contexto de las protestas de las elecciones del 28 de julio.
A Gisela y Yoneiker ahora los separan más de 167 kilómetros. El viaje de Calabozo a la cárcel de Tocorón dura aproximadamente tres horas y media.
Gisela agradece a un señor que se encarga de llevarla a ella y a otras tres mamás de Calabozo que tienen a sus hijos detenidos en Tocorón por el precio de 20 dólares.
“Él nos lleva, nos espera y luego nos regresa a Calabozo. Es más el tiempo yendo y viniendo que el que podemos pasar con nuestros hijos que es cuando mucho una hora. Antes lo veía a través de un vidrio, ahora por lo menos me dejan abrazarlo y llevarle una comida”, comentó Gisela Rondón.
“El piensa que yo lo castigué”
La madre de Yoneiker Rondón detalló que el joven “está flaco y ha perdido mucho peso”. Con la voz entrecortada dijo que de la talla 32 ya está usando talla 16, que es de niño, y aún así la ropa le queda grande.
“En una de las visitas mi hijo me preguntó qué hizo tan mal para que yo lo castigara de esa manera, que él no entendía qué había hecho. El piensa que soy yo la que lo encerró porque no entiende nada de política”, dijo entre lágrimas.
“Mi hijo no estaba allí, ni siquiera votó en las elecciones, él no aparece como elector porque no está inscrito en el CNE porque no sabe nada de política”, cuestionó.
Yoneiker Gabriel no es hijo biológico de Gisela, pero ella se encarga de su cuidado desde que él tenía cinco meses de nacido. Afirma que Yoneiker es su hijo de corazón y que le duele de la misma forma como le duelen sus otros tres hijos.
La madre de Yoneiker detalló que es un joven alegre y muy enamoradizo, siempre está dispuesto a ayudar en los quehaceres de la casa.
“Es muy trabajador. Ayuda a su padrino en la finca a alimentar a los cochinos, a los pollos y a mantener todo muy limpio. Yoneiker es muy querido en la comunidad, estaba estudiando en el INCES, pero por la situación tuve que retirarlo”, explicó Gisela.
La madre de Yoneiker detalló que a él le encanta todo lo que tiene que ver con el servicio militar, dijo que se ha entregado al servicio tres veces y que una vez lo aceptaron, pero se desmayó y lo devolvieron a su casa.
“Una vez en el servicio militar lo juramentaron a él solito con un arma sin nada porque a él le gustaba mucho eso”, comentó.
Gisela Rondón tiene ahora 68 años y para ella la situación de su hijo es muy fuerte y difícil de llevar. Confía plenamente en Dios en que pronto lo van a liberar, aunque su abogado le ha dicho que la situación de los detenidos por “motivos políticos” está “paralizada”.
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