Los asesinatos por encargo, un delito impune en Venezuela - Runrun

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Dentro del bodegón Rey David de La Boyera, en el estado Miranda, estaba desayunando el ganadero Juan Alberto Montalti Lovera, de 47 años, cuando una moto tripulada por dos hombres se detuvo en seco frente al negocio. Mientras uno miraba con nerviosismo a su alrededor, el otro entró armado y efectuó numerosos disparos contra Montalti Lovera.

Aún hay que esperar por los resultados de la investigación oficial, pero el criminólogo Javier Gorriño, exfuncionario del Cuerpo Técnico de Policía Judicial, se aventura a aseverar que se trata de un caso de «sicariato», asesinato por encargo, un delito con 90% de impunidad, por las circunstancias que rodean el suceso, como el hecho de que los antisociales fueron directamente hacia la víctima, sin mediar palabra o robarle.

“El ‘sicariato’ es un delito caracterizado por efectuarse en sitios públicos, no hay relación entre la víctima y el victimario, salvo por fotografías y, normalmente, hay varios días previos de seguimiento para decidir el lugar en que se efectuará el crimen. Para los asesinos se trata de un procedimiento rápido”, explicó.

Junto a la víctima se encontraba Pedro Gutiérrez, quien recibió impactos de proyectiles en el tórax y una pierna, y fue trasladado al Centro Médico Docente La Trinidad, en el este de Caracas, por un grupo de policías. Ambos hombres estaban conversando en una mesa cuando fueron sorprendidos por los atacantes.

Alta impunidad

El auge de los casos de ‘sicariato’ es evidente, según Gorriño, quien resaltó que en la década de los ochenta se trataba de un fenómeno que afectaba únicamente a estados fronterizos, pero ahora es frecuente en las grandes ciudades.

“Mientras más violencia existe en Venezuela, menos vale la vida de una persona. Las muertes por encargo han proliferado, porque hay personas dispuestas a pagar por ese servicio. Es realmente difícil determinar la autoría intelectual, porque debe probarse que se hizo un pago”, explicó en una ocasión el abogado criminalista Fermín Mármol García.

En otro tiempo era un delito importado de Colombia y México, donde tuvo auge en la década de la década de los noventa principalmente relacionado con casos de narcotráfico. “Los móviles van desde un conflicto pasional, hasta simples deudas o desacuerdos personales, y la víctima no está necesariamente implicada en algún problema, sino que la matan por ser considerada una manera de ‘hacer justicia’”.

Otra particularidad que ha cambiado en los últimos 30 años es la calidad de los cuerpos policiales, pues en 1980 el porcentaje de esclarecimiento de los casos era del 90% y ahora es la impunidad la que ha ascendido a 90%.

“Falta logística en los organismos de investigación, hay carencia de jueces, así como un sistema altamente politizado”, sostuvo Gorriño.

El más violento

Según Roberto Briceño León, director del Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV), en el país hay 79 muertes por cada 100.000 habitantes, una cifra superior a la de 39 homicidios que estima el Gobierno en sus informes oficiales. Se calcula que sólo en el año 2013 ocurrieron 24.700 homicidios.

El origen de esta situación, de acuerdo con Briceño León, está en el discurso violento de los políticos, así como una “impunidad gigantesca” y una “destrucción institucional”. Esto desembocó en que de cada 100 homicidios que se cometen sólo hay ocho detenciones. “Los delincuentes sienten que no hay posibilidad de ser capturados y algunos se toman [los asesinatos] como un juego”.

Las tendencias

Funcionarios del Gobierno han incluso tildado la inseguridad no como un hecho sino una «sensación», negando que el problema exista. A la par, no obstante, el Ejecutivo ha lanzado desde 1999 unos 20 planes diseñados para combatir el delito, sin ningún éxito.

El hecho es que cada vez hay más personas dispuestas a matar, y otro tantas más capaces de pagar por quitarle la vida a otro, ha convertido a la muerte por encargo en algo cotidiano en el país.

Sólo durante los primeros cuatro meses de 2014, se registraron 4.680 homicidios, una cifra que proyectada a todo el año equivale a unos 14.040 asesinatos, según cifras de la policía científica. Esto equivale a una tasa de 48,5 homicidios por cada 100.000 habitantes tomando en cuenta una población de 28,9 millones.

Diario Las Américas