El Hiperuranio - Runrun
Luisana Solano Abr 20, 2014 | Actualizado hace 4 años

ProtestasEnVenezuela5

No hay escasez, hay acaparamiento. No hay inflación, hay especulación. No hay devaluación, hay revaluación del dólar paralelo. No hay racionamiento, hay abastecimiento seguro. No hay inseguridad sino sensación de que la hay. Vivimos en el mundo de las ideas de Platón. Basta con cambiar las ideas de la gente para que su situación material cambie en forma inmediata y sigan votando por quienes nos gobiernan, cuyos programas, planes y actividades se diferencian muy poco de los del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez. Solo que aquel no tuvo la asesoría directa y permanente de los cubanos, expertos en racionalizar cualquier cosa, entre ellas su “éxito”, a pesar de que las condiciones materiales de la gente de la isla no sean muy diferentes de las existentes medio siglo atrás.

Venezuela se ha convertido en el Hiperuranio de Platón. Los eufemismos reinan por doquier y su uso arranca desde semanas antes de la adopción de las medidas económicas neoliberales y se extienden a la política y a las decisiones tribunalicias, que paulatinamente van sustituyendo la voluntad popular expresada en las urnas por los electores venezolanos. Ya está decidido el incremento de las tarifas eléctricas, pero hipócritamente solo dicen que van a reducir el subsidio gubernamental a la electricidad; lo mismo ocurre con el aumento de precio de la gasolina, que tampoco será aumento sino reducción del subsidio que el Gobierno mantiene a los combustibles. Piensan que con estas manipulaciones evitarán que el bolsillo de la gente se vacíe ante la inflación venidera.

En la política también se es cínico, igual que el imperio que dicen enfrentar. Los diputados son empleados públicos en el caso de María Corina, pero no en el caso del ascenso a capitán de Diosdado Cabello. Los alcaldes y gobernadores de oposición son responsables de mantener el orden en sus municipios y estados, mientras los del Gobierno no lo son aunque sus estados y municipios estén en manos de paramilitares colombianos. Es condenable la violencia de las guarimbas y barricadas, pero no la de los cuerpos de seguridad ni la de los grupos civiles armados del Gobierno. El asalto a la Unefa en Táchira es una depravación inaudita, no así las más de 70 agresiones graves sufridas por la UCV y los ucevistas. Y así hablan de paz.

Luis Fuenmayor Toro 

*Ex rector de la UCV

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