Así vivió uno de los valientes manifestantes la arremetida de la GNB la noche de ayer 19 de Febrero en Altamira, aquí su testimonio:

«Ante la segunda arremetida de la Plaza Altamira nos refugiamos en el estacionamiento del edificio Mónaco, cuando entraron con motos la Guardia Nacional (los Antimotín de la Policía Nacional) y empezaron a gritarnos que saliéramos.

Nos fuimos levantando del piso, había muchachos hasta debajo de los carros, empezaron a pegarnos, yo tenía la bandera alrededor del cuello para protegerme de los gases lacrimógenos, cuando uno de estos tipos empezó a jalarla gritándome quítate el pañuelo, ahí me arreché y le dije: No ves que es la bandera de Venezuela y fue cuando vi su cara de odio desmedido y me dio un coñazo en la espalda.

Tratando de salir vi que le daban de golpes a uno de los muchachos que salió debajo del carro, era el más pequeño de todos. Todos le decíamos déjalo, no ha hecho nada. Luego me contaron que son menores de edad.

Había uno de la Guardia que mientras nos golpeaban decía «déjenlos», pero qué importa eso ante la represión desmedida del Estado.

Mi hermano que también golpearon cuando salía del estacionamiento uno de la GN lo apunto con una pistola y le dijo «corre» y el contestó: «No voy a correr, no he hecho nada.» Y le dice, «te voy a quebrar» a lo que mi hermano contesta: «pues seré uno mas en la lista», entonces el Guardia le dice «la próxima vez que te vea te voy a quebrar».

Ser testigo y víctima de la criminalización de la protesta, de la represión desmedida del Estado, te da otra perspectiva de lo que estamos viviendo. Lo que más me impresiono fue el odio en los ojos del tipo que me pegaba, era incontrolable, además se nota que no tienen ningún tipo de entrenamiento, sabrá Dios de donde los sacaron.

Me di cuenta que no importa como protestemos, estos van a arremeter contra la población, por que somos sus enemigos, probablemente no para todos, pero así como esta uno que protesta y lanza una piedra, esta uno que reprime y te pega un tiro.

Hoy tuvimos suerte, pero al final prefiero ser víctima de una protesta que del hampa, lo insólito es que no deberíamos ser víctimas de ninguno de los dos.»