Odio sin aplausos por Francisco Gámez Arcaya @GamezArcaya - Runrun
Odio sin aplausos por Francisco Gámez Arcaya @GamezArcaya

no_clap

 

Han sido quince años de odio. Años de un discurso diario y violento para todo aquel que se oponía a Chávez. Miradas inyectadas de rencor. Excitación ante cada atropello. Águila y moscas, patriotas y apátridas, revolucionarios y burgueses. Diarios intentos de división. Y por cada ráfaga de insultos, aplausos rabiosos de los rojos seguidores. A cada ironía de Chávez, risas bulliciosas y obscenas. Ante el anuncio de una cadena de radio y televisión, el estallido de gritos que consentían en la intromisión y el abuso. Muchos fueron eufóricos espectadores de un coliseo. Así han sido estos quince años. La figura omnipresente de un líder que gobernó para ser amado más que para trabajar por el país. Un líder idolatrado y a la vez temido por los suyos. Todo tropelías e insultos, permitidos por el carisma, el verbo y la astucia que controlaba las emociones de una fanaticada y no de un país.

 

Hoy, el líder no está, murió. Y con él se fueron sus gracias. Han quedado los llamados enchufados, usufructuarios, mientras tanto, de las mieles del poder. Desprovistos de talento, aburguesados por el aire acondicionado de sus elegantes oficinas, adulantes de oficio, los herederos echan por la borda todo lo recibido. El capital popular que les dejó el líder lo han despilfarrado y reducido a niveles insostenibles. El apoyo internacional se les diluye minuto a minuto. El pueblo chavista los abandona y la oposición, más sabia y más fogueada, crece y crece en torno a un líder común que contrasta, para bien. Y como quien silva en la oscuridad, tratando de espantar los demonios desatados, los enchufados intentan imitar al líder muerto. Violencia, odio, golpes y atropellos. Pero ya nada de eso funciona. Ya no hay carisma, ya no hay líder, ya no hay discurso ni sustento. Por eso la violencia les resuena hueca, vacía, sin los aplausos de aquel pueblo de hace un tiempo. Por cada golpe, por cada chorro de sangre, por cada fractura, reciben el silencio decepcionado del pueblo. Inmersos en sus pánicos, demuestran dónde está el fraude y dónde la verdad, dónde la guerra y dónde la paz.

 

Francisco Gámez Arcaya

@GamezArcaya