Días de barbarie, por Carlos Nieto Palma
Días de barbarie, por Carlos Nieto Palma

VENEZUELA-CRISIS POLITICA

 

Venezuela vive una barbarie; ya no se trata de una simple lucha de poderes. Las actuaciones que estamos viviendo, sobre todo en los últimos días, por grupos de desadaptados afectos al régimen, no podemos calificarlas de otra forma que como un acto de salvajismo propio de mentes perversas y primitivas.

Me tocó el horror de vivir la barbarie de cerca, el pasado martes 4 de julio. Mis vecinos estaban en la calle realizando el trancazo, apenas eran como las 3:00 de la tarde, yo me arreglaba para bajar a acompañarlos. Debo decir que era un trancazo bien light, cerraban la calle cuando el semáforo de la avenida O’Higgins en El Paraíso estaba rojo y se quitaban cuando estaba en verde, todo muy pacífico y normal. De repente comencé a escuchar una gritería y sonaban disparos, cuando me asomo al balcón veo un grupo grande de motorizados vestidos de negro, con pasamontañas que supongo eran colectivos o policías encubiertos, no tenían identificación de un cuerpo policial, le estaban cayendo a golpes a la gente y la robaban; cuando uno se asomaba al balcón lo apuntaban con un arma así que por precaución uno se asomaba con cautela. En todo ese trajín tocan la puerta de mi casa y traen a un tío mío, que vive en mi casa, de 82 años y sordomudo, herido y en medio de una profunda crisis nerviosa, los colectivos lo agarraron y lo golpearon, gracias a Dios fueron solo golpes y heridas leves, los vecinos lo trajeron a la casa, un gran susto en verdad.

Situaciones como esta se han venido repitiendo de la misma manera en todo el país, un grupo de delincuentes que bajo absoluta impunidad y amparados por la dictadura mantiene azotada a la población, infundiéndoles temor y que de esta manera no ejerzan su derecho constitucional de protestar, simple terrorismo de Estado.

Estamos ante una situación nunca vista en Venezuela, un régimen forajido que se cree dueño absoluto del país, y de la manera que sea luchan por mantenerse en el poder, independientemente de lo que la inmensa mayoría de los ciudadanos piense; su único objetivo es gobernar así sea a costa de la vida de muchos venezolanos, a poco de cumplir 100 días del inicio de las protestas, la dictadura ya lleva más de 100 personas muertas a su haber.

Venezuela está viviendo uno de los episodios más graves de su historia, las generaciones que nacimos después de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez jamás habíamos visto una situación similar y me atrevo a decir que las anteriores tampoco.

La dictadura cada vez aumenta la represión, las instituciones encargadas de garantizar que en Venezuela exista un Estado de Derecho han sido secuestradas por ellos mismos, y quien se atreva a ir contra sus mandatos es perseguido, atacado, vilipendiado, un claro ejemplo lo tenemos con todo lo que está sucediendo con la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz.

La hasta hace poco llamada “la mejor Constitución del mundo” ya está derogada de facto y el régimen pretende de manera írrita e ilegal realizar una asamblea nacional constituyente para hacer una nueva Constitución que se ajuste a los requerimientos de la dictadura.

Las violaciones de los derechos humanos se han vuelto parte de la cotidianidad de los venezolanos ante un defensor del pueblo que se ha convertido, ya sin ningún tipo de caretas ni disfraces, en el defensor de la dictadura, en su celestino. Cuando estos días oscuros que vivimos los venezolanos pasen, que va a pasar, Tarek William Saab tendrá mucho que responder a la justicia por su negligencia ante las constantes violaciones de los derechos humanos que se han cometido; que no se le olvide que las violaciones de los derechos humanos no prescriben.

La gran demostración de la barbarie que vivimos en Venezuela fue el asalto a la Asamblea Nacional mientras se conmemoraba el 206 aniversario de la firma del Acta de la Independencia, cuando adeptos a la dictadura tomaron el Palacio Legislativo de forma violenta. Una descripción muy clara de lo ocurrido la hace la periodista Luz Mely Reyes en el portal web Efecto Cocuyo donde narra: “Una piñata sangrienta. En medio de una furia llena de tubos, piedras, botellas, golpes, explosivos e insultos que dejó como saldo de heridos a los diputados de la MUD Armando Armas, José Leonardo Regnault y Américo De Grazia, así como a los trabajadores Franklin Babó y Luis Herreira, quedó una profunda sensación de desamparo en algunas de las 400 personas que fueron mantenidas contra su voluntad en el Palacio Legislativo”.

La comunidad internacional ha deplorado la actuación de este grupo de adeptos a la dictadura, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, ha sido claro en afirmar: «Cuando la voz del pueblo es acallada con armas y violencia es porque ya no queda nada de la democracia. La utilización del terror sobre los ciudadanos y la institucionalidad revela que la represión constituye una acción sistémica con que el gobierno pretende asegurar su permanencia en el poder (…) El régimen pretende instaurar la violencia institucional del Estado, en una guerra sucia contra el pueblo incluyendo uno o varios muertos por día, como si se tratase de una nueva normalidad».

La dictadura arrecia y con ella la barbarie, seguimos resistiendo y luchando por el retorno de la democracia.

 

@cnietopalma