Otra mujer se salvó de ser descuartizada por los “patriotas cooperantes”
La mujer que se salvó de ser descuartizada por los “patriotas cooperantes”
José Rafael Pérez Venta, uno de los detenidos por el descuartizamiento de Liana Hergueta, había sido denunciado por robo e intento de homicidio por la reportera gráfica María Gabriela López

 

@ronnarisquez

SIGUE CRECIENDO EL ABULTADO “CURRÍCULO” DELICTIVO de los dos supuestos “patriotas cooperantes” que se infiltraron en partidos de oposición, y que fueron detenidos por el asesinato de una mujer que fue descuartizada. Araminta González (presa) y Liana Aixa Hergueta (muerta) no son las únicas víctimas de la pareja delictiva integrada por José Pérez Venta y Carlos Trejo.

El 14 de junio de 2015, Pérez Venta —señalado de haber sido la persona que descuartizó a Hergueta— se encontró en Chacaíto con María Gabriela López, reportera gráfica del diario El Propio. Allí tomaron una autobús que los llevó hasta El Hatillo, donde vive la fotógrafa.

Habían acordado ver el juego de fútbol de la Copa América, entre la Vinotinto y la selección de Colombia, en el apartamento de la familia de López, aprovechado que se encontraba sola en la vivienda.

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López y Pérez Venta se conocieron en 2013, en los campamentos de Operación Libertad, pues este último participaba en las actividades del movimiento estudiantil y militaba en partidos políticos de oposición, como Voluntad Popular y Alianza Bravo Pueblo, en los que habría logrado infiltrarse, siendo en realidad un “patriota cooperante”.

“Él y yo nos habíamos conocido en las huelgas de hambre de los estudiantes. Me lo presentó Tugomir Yépez—líder de la juventud de ABP en esos días—, que era mi amigo”, explicó la joven en una conversación telefónica. Desde entonces se hicieron amigos y compartían diversas actividades.

Ese domingo 14 de junio, al finalizar el juego de fútbol, Pérez Venta recibió un mensaje en su celular. “Me dijo que era su escolta, que estaba esperándolo afuera de mi edificio y que necesitaba que le prestara el baño. Le dije que podía ir al baño de un restaurante cercano. Pero él dijo que estaba cerrado”, relató la fotógrafa.

Pérez Venta le pidió que dejara entrar al supuesto escolta y López accedió. Minutos después fue sometida por el hombre desconocido, quien la amenazó con una pistola 9 mm y la obligó a entrar al baño.

“José buscó tirrap que llevaba en el bolso y me amarraron las manos y los tobillos. Me dicen que es un secuestro y un robo, y me dejan en el baño”, contó López.

Los hombres se colocaron guantes quirúrgicos y cargaron con un celular, una computadora, cámara fotográfica y otros objetos de valor que estaban en la vivienda. Además se llevaron un vehículo Toyota Corolla de la madre de López.

Lea más sobre este caso: Hay 2 “patriotas cooperantes” entre la mujer descuartizada y Araminta González

“Antes de irse me colocaron una media en la boca y luego tirro. También me pusieron tirro de embalaje en la nariz para que me asfixiara—hace una breve pausa y el tono de su voz cambia de inmediato—. Me trataron de matar como mataron a la señora que descuartizaron”, sentenció la joven, en la entrevista realizada un día después de haber sido citada por el Cicpc para ratificar su denuncia contra Pérez Venta e identificar sus pertenencias, entre lo incautado en la vivienda del presunto “patriota cooperante”.

Explicó que logró salvarse porque comenzó a sudar por la desesperación. “El tirro que me pusieron en la nariz y la boca comenzó a perder la pega. Me moví como pude y salí del baño”. Finalmente el vigilante del edificio y algunos vecinos auxiliaron a María Gabriela López.

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Desapareció la denuncia

El 15 de junio, López acudió a la delegación del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas en El Llanito para colocar la denuncia. “Los que hicieron la experticia en mi casa me dijeron que era un autorobo y que iría al Inof”.

Unos días después, la fotoperiodista volvió a la dependencia policial acompañada de un familiar que conocía a un funcionario del lugar. “Cuando hablamos con el comisario del Cicpc en El Llanito (López no recuerda el nombre) nos dijo el caso no aparecía. Que no había denuncia. Cuando ya nos íbamos, nos llamaron para que regresáramos porque apareció la denuncia”, dijo la reportera gráfica.

“Presumo que el supuesto escolta que me robó tenía algún tipo de relación con gente del Cicpc. Porque no pasó nada más con mi caso, hasta que me llamaron del Cicpc de La Urdaneta el martes -11 de agosto- en la mañana. Ahí estaba Pérez Venta esposado. Me dio miedo. Me vio con cara de asesino en serie. Creo que pudo haber matado a otras personas”. contó la joven.

María Gabriela López describió a José Pérez Venta como una persona común y corriente “como para llevarlo a mi casa. Yo no esperaba que él me hiciera eso”.

La reportera gráfica recuerda haber conocido a Araminta González, unos días antes de que la técnico superior en procesos químicos fuera detenida. “Bajé a su apartamento en Guarenas. Pérez Venta me dijo que fuera para conversar y tomar un café. Cuando llegué también estaba Carlos Trejo. A él lo conocí allí”, dijo. Una hora después llegó Araminta.

“Nos presentaron. Almorzamos y nos tomamos un café. Recuerdo que comimos una pasta con salsa de tomate”, relató López.

La fotógrafa recordó que cuando conoció a José Pérez Venta, este le comentó que había trabajado en Voluntad Popular y se había salido de ahí. “Y después me dijo que estaba trabajando en Alianza Bravo Pueblo, con Richard Blanco”.

Actualmente a Pérez Venta se le relacionaba sentimentalmente con Karen Yépez, una abogada de la Alcaldía Metropolitana. Además continuaba manteniendo contacto con Tugomir Yépez, quien fue dirigente juvenil de ABP y luego de las protestas de 2014 «exilió» en Francia.    

“Tugomir me comentó que Pérez Venta era su mano de derecha cuando estaba aquí. Yo hablé con Tugomir y le conté lo que me había robado. Y sé que hasta hace unos días tenía contacto con él porque, después de que me robó, él llegó con el carro de mi mamá a su casa. Tugomir le escribió le preguntó por el carro y él le dijo que no lo tenía porque lo había mandado a un taller en Catia”, explica María Gabriela López, quien dice haber aprendido la lección, y agradece estar viva y poder contar su historia.