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Víctimas de homicidios

Tío y sobrino mueren a manos de grupo armado en Mariche

EL AÑO NUEVO COMENZÓ DE LA PEOR MANERA POSIBLE para los familiares de Delson Antonio Castillo, de 19 años de edad, y su tío, Julio César Corniver Pereira, de 50 años de edad. Poco después del sonido del cañonazo, alrededor de la 1:00 am, un grupo armado los acribilló cerca de su casa, ubicada en el Kilómetro 18 de la carretera Petare-Santa Lucía, en el sector La Chaguarama, luego de haber perseguido a un pariente de ambas víctimas.

Sobre el caso existen dos versiones. La primera, de la familia de Castillo, señala que el joven había salido de su residencia para dar el abrazo de «feliz año» a los vecinos de la mencionada zona – situada en la parroquia Filas de Mariche, municipio Sucre del estado Miranda – cuando hombres con pistolas llegaron a donde estaba y empezaron a disparar. Él y su tío quedaron malheridos.

La segunda versión corresponde al relato de un familiar de Corniver Pereira, quien indicó que uno de los hijos de este estaba siendo perseguido por una banda de presuntos delincuentes de la zona que, por motivos desconocidos por los allegados, quería asesinarlo. El grupo armado hirió al joven en el pecho y fue cuando este, en compañía de Castillo, quien era su primo, intentaron buscar ayuda en la casa de su padre. Los pistoleros, no obstante, siguieron su rastro.

Instantes después de que el herido y su primo llegaron al domicilio, el grupo armado arribó al sitio y comenzó a disparar sin discriminar. Allí cayó Castillo por múltiples impactos de bala. Su cadáver quedó en el lugar.

Corniver Pereira también recibió varios disparos y fue trasladado hasta el Hospital Domingo Luciani, en El Llanito, donde murió poco después de ingresar.

Castillo se desempeñaba como comerciante informal y era padre de un niño de 1 año de edad. Su pareja quedó embarazada. Su tío era obrero de la construcción y dejó huérfanos a cinco hijos. Uno de ellos es menor edad.

Entre mayo y noviembre de 2017, de acuerdo con cifras de Monitor de Víctimas, hubo 33 casos de homicidio en la parroquia Filas de Mariche del municipio Sucre.

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Hallan dos cadáveres dentro de sus viviendas en menos de 24 horas en Caracas

En Caracas, dos víctimas de homicidio fueron halladas dentro de sus viviendas en menos de 24 horas. Aunque habitaban en sitios distintos, sus perfiles guardaban algunas similitudes: eran hombres, comerciantes, mayores de 50 años y sin pareja. En ambos casos, las hipótesis apuntan al robo.

A Enrique Gerardo Berti Osorio, de 55 años de edad, lo halló una de sus hermanas este lunes, 11 de septiembre, a las 9:30 am. Abrió la puerta para dejar pasar al personal del limpieza y de inmediato vio el cuerpo en el piso, atado de manos y pies, y con una bolsa plástica en la cabeza.

La víctima habitaba el primer piso de un edificio de tres plantas que está ocupado por algunos miembros de su familia, ubicado en la calle San Marino de la urbanización homónima del municipio Chacao, estado Miranda. Solo su madre escuchó ruidos en la residencia la noche del pasado jueves, 7 de septiembre. Lo llamó para cerciorarse de su estado y él contestó que todo marchaba bien. Allegados presumen que en ese momento lo obligaron a contestar el teléfono bajo amenazas.

Desde ese jueves, no había acudido al negocio que había abierto hace 15 años –una venta de autopartes eléctricas llamada Refacciones y Accesorios Vil y Ber C.A, ubicada en la avenida principal de Maripérez– porque tenía programado un viaje a Valencia, razón por la que a la familia no le había extrañado la ausencia de su vehículo: una camioneta Jeep. Hasta ese día, se mantuvo en contacto telefónico con sus empleados.

Berti Osorio era padre de una adolescente de 15 años y el menor de 6 hermanos. Se había graduado como Técnico en Mercadeo en Estados Unidos. A finales de los 90 había ocupado un puesto gerencial en Duncan, en la ciudad de Miami, en Florida. A principio de la década pasada, había regresado al país para comenzar su empresa.

Por oro y dólares

Una vecina fue quien puso en alerta a la familia de Julio César Carrillo Pacheco, de 65 años de edad. A ella, que había sido su novia 7 meses atrás, le había extrañado que hubiese mantenido la ventana abierta durante todo el fin de semana, y que tanto las luces como el televisor estuvieran encendidos por tantas horas. La noche del domingo 10 de septiembre, alrededor de las 9:00 pm, decidió llamar a los sobrinos del comerciante colombiano, nacido en Barranquilla, y estos acudieron a la casa ubicada en La Haciendita, sector Boquerón de Brisas de Propatria, en la parroquia Sucre del municipio Libertador. Apenas abrieron la puerta, que no mostraba señales de haber sido forzada, se toparon con el olor del cuerpo descompuesto de la víctima.

Carrillo Pacheco fue hallado en el piso de su cuarto. Tenía puesto el pijamas y en el bolsillo llevaba el control remoto del televisor. Le habían dado un golpe con un objeto contundente en la cabeza que fue tan fuerte que le hundió la sien y lo mató.

Los familiares presumen que se trató de un robo porque en la vivienda todo estaba desordenado. Como la víctima comerciaba con dólares y oro, creen que es posible que la o las personas que lo mataron hayan cargado con ese botín. Durante los últimos días había estado solo porque la hija con la que vivía se había ido de vacaciones a Colombia.

Un hecho curioso mencionado por los familiares es que Carrillo Pacheco había perdido las llaves de su casa el jueves. Los vecinos lo vieron el viernes cuando fue a darle el pésame a una familia cercana por la muerte de uno de sus miembros. También lo vio la señora que limpiaba su casa, que fue ese día en la mañana. Sus allegados se mantuvieron en contacto con él vía telefónica en horas de la tarde, pero luego no supieron de él.

Desde hace 10 años, el comerciante había quedado viudo y desde entonces mantenía relaciones cortas con algunas mujeres. Era padre de 6 hijos, la mayoría vive fuera de Venezuela.

La frecuencia de asesinatos de personas mayores de 50 años en sus viviendas, por presunto robo, se incrementó en el último mes. Mientras que entre mayo y julio se registraron 7 casos, solo en agosto hubo 16 homicidios con estas características, de acuerdo con cifras registradas por Monitor de Víctimas, un proyecto desarrollado por Runrun.es y Mi Convive que combina periodismo de datos, de investigación y participación ciudadana.

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Libertador tiene el récord de homicidios del último trimestre en Caracas

A José Manuel Galindo Zurita lo asesinaron para robarlo la tarde del sábado, 29 de julio de 2017. El joven, un mototaxista de 21 años de edad, había llevado una buena racha mientras jugaba pool en un negocio del sector San José de Carapita, en el municipio Libertador del Distrito Capital, cuando un par de hombres encapuchados se le acercó para dispararle ocho veces y quitarle todo el dinero que se había ganado. Lo trasladaron al Hospital Dr. Miguel Pérez Carreño, pero llegó sin signos vitales. Su nombre se inscribió así en la lista de 447 víctimas de homicidio que, de acuerdo con las cifras recogidas por Monitor de Víctimas, ha caído en el Área Metropolitana de Caracas entre mayo y julio de este año.

Monitor de Víctimas es un proyecto desarrollado por Runrun.es y Caracas Mi Convive, que combina periodismo de datos, participación ciudadana y periodismo de investigación. A través de la recolección de información -en alianza con ElPitazo.com, EfectoCocuyo.com, Crónica.Uno y ElUniversal.com- sobre los homicidios que ocurren en la capital venezolana, se busca caracterizar los hechos e identificar patrones que contribuyan con el diseño de políticas públicas orientadas a reducir la violencia.

A Galindo Zurita lo mataron en el municipio Libertador, la jurisdicción en donde en los últimos tres meses ocurrió la mayor cantidad de homicidios: 292, número que representa 65% del total de las cifras rojas de Caracas. Le sigue el municipio Sucre del estado Miranda, donde sucedieron 124. En Baruta hubo 20, mientras que en Chacao se produjeron 7 y en El Hatillo 2.

Pese al récord de Libertador, la parroquia más violenta de toda el Área Metropolitana de Caracas es Petare, en el municipio Sucre de Miranda. Allí ocurrieron 76 homicidios (17% del total) en los últimos 90 días.

Las otras 9 parroquias con mayores índices de muertes sí pertenecen al Distrito Capital: Sucre, con 42 (9,3%); El Valle, con 36 (8%); San Juan, con 25 (5,5%); Antímano, con 24 (5,3%); La Vega, con 22 (4,9%); Coche, con 19 (4,2%); El Paraíso, con 18 (4%); El Junquito, con 15 (3,3%) y Santa Rosalía, con 15 (3,3%).

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Los datos contrarrestan la versión oficial sobre la violencia en la capital. Hace dos años, el alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez, dudaba que la criminalidad hubiese aumentado en el país. “Yo no estoy seguro que el delito se haya incrementado (…) Estoy seguro de que es un problema muy importante, yo creo que si revisamos las cifras de 20 años para acá, yo creo que se ha notado el intento y el esfuerzo del gobierno venezolano”, le respondió a José Vicente Rangel en una entrevista.

Sin embargo, los números echan por tierra esa afirmación. Cifras obtenidas por Runrun.es a través de una filtración, indican que entre mayo y julio de 2016 se produjeron 595 homicidios en el municipio Libertador del Distrito Capital. Si bien un año después, en el mismo período, hubo 148 muertos menos, la cifra sigue siendo alta.

Civil, moreno, veinteañero

El caso de Galindo Zurita también está dentro de la franja de edad más vulnerable a los homicidios. Entre mayo y julio, 142 jóvenes entre los 18 y 25 años de edad murieron de forma violenta en la capital venezolana. A este grupo le siguen las 137 víctimas que tenían entre 26 y 35 años de edad. Hubo 28 niños y adolescentes que cayeron en estas circunstancias. Aunque la mayoría –19– tenían entre 16 y 17 años, hubo incluso quienes perdieron la vida cuando apenas comenzaba. Ese fue el caso del niño Adrián David Braque Urbina, de 9 años de edad, quien el pasado 17 de mayo quedó atrapado en medio de una balacera cuando iba a una bodega en el sector Caballo Mocho de Filas de Mariche, en el municipio Sucre de Miranda.

Los datos indican que 7 personas de la tercera edad fueron víctimas de homicidio entre mayo y julio. También lo fueron 45 ciudadanos que tenían entre 35 y 45 años, así como 31 que contaban entre 46 y 65 años de edad.

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El grueso de los caídos, 421 (94,3%), fueron civiles, como lo era Galindo Zurita. También murieron seis policías, cinco militares y dos escoltas. La mayoría (330) cayó o fue herida en una vía pública, otros 82 dentro de sus casas, 17 en establecimiento comerciales, 4 en instalaciones educativas y dos en sus puestos de trabajo.

Galindo Zurita era un joven moreno, como lo fueron otros 234 ciudadanos que mataron en el último trimestre. También era de sexo masculino, como los 425 hombres víctimas de homicidio en Caracas, que son 95% del total de los caídos. En este mismo período murieron 19 mujeres y dos transgénero. Una persona quedó sin identificar.

29 masacrados

La base de datos arrojó que, durante el trimestre estudiado, se contabilizaron seis masacres, cuatro de ellas con participación de la Policía Nacional. Se trató de matanzas en las que fueron asesinados varios individuos, por lo general indefensos, al mismo tiempo y de forma indiscriminada.

Tres de estas masacres sucedieron en mayo en el municipio Libertador. La primera fue el día 8 y tuvo lugar en el sector La Chivera de la Cota 905, parroquia El Paraíso, donde murieron cinco presuntos delincuentes pertenecientes a la banda de El Coki durante una situación de rehenes. La operación fue controlada por PNB y Cicpc. Tres días después, el 11 de mayo, siete hombres cayeron a manos de funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales de la PNB, durante un operativo en Artigas, parroquia San Juan, que los testigos describieron como una OLP. También en mayo, pero el día 26, la misma PNB se vio involucrada en la muerte de cuatro personas a raíz de un supuesto enfrentamiento en la avenida Fuerzas Armadas, a la altura de Roca Tarpeya, parroquia San Agustín.

En el mes de junio, en medio de una fiesta por la celebración del Día del Padre, un tiroteo presuntamente iniciado por una banda local mató a cuatro personas en el sector El Encantado del barrio San Blas de Petare, municipio Sucre de Miranda. Ya en julio, otras dos matanzas ocurrieron en Libertador. En el feriado del 5 de julio, un ajuste de cuentas dejó sin vida a tres adultos y un adolescente. Yerbabuena de la carretera Nueva Mamera – El Junquito, parroquia El Junquito. El último sucedió en la calle Bruzual de El Valle, parroquia homónima, donde según la versión oficial, la PNB enfrentó a seis hombres que los atacaron con granadas y armas cortas.

El robo como móvil

La noche del pasado 31 de julio fue la última para Yorselis del Carmen Lara Ayo, una colombiana de 52 años de edad que vivía en el barrio La Alcabala, en Petare, municipio Sucre del estado Miranda. Poco después de su asesinato, los vecinos la encontraron amordazada, maniatada y con un cable atado a su cuello. Los inquilinos que desde hace un mes alojaba en su casa la habían ahorcado para llevarse consigo todo lo que ella tenía en su vivienda, desde electrodomésticos hasta dinero. Ese, el robo, es precisamente el móvil más común ocurrido en el último trimestre. Por esta causa asesinaron, en tres meses, a 93 personas en el Área Metropolitana de Caracas.

Muy cerca de ese número, el móvil de “Resistencia a la autoridad” – conformado por personas que fueron baleadas por supuestamente enfrentarse a los cuerpos policiales o huir de ellos – quedó como el segundo más frecuente y dejó 81 víctimas. De ese total, 61 (75%) murieron como consecuencia de las acciones de la Policía Nacional Bolivariana (PNB); otras 16 por las balas del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), 3 por policías locales y una por una Operación de Liberación del Pueblo (OLP).

Mientras, los “ajustes de cuentas” quedaron terceros, con 58 casos. Hubo, además, 53 ajusticiamientos, 25 caídos en medio de riñas iniciadas en el sitio donde murieron, 17 muertos por balas perdidas, otros 10 por violencia política, el móvil que resurgió con fuerza a raíz de las protestas antigobierno.

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También hubo 7 caídos en enfrentamientos entre bandas y 5 linchamientos. De estos, dos ocurrieron en Petare, mientras que los otros tres sucedieron en parroquias del municipio Libertador: El Junquito, Antímano y Macarao.

Se registraron también 5 sicariatos. Entre estos estuvo el caso del sobrino de la diseñadora Carolina Herrera, Reinaldo Herrera y su socio Fabrizio Mendoza Isea, cuyos cuerpos fueron hallados en las adyacencias de Ciudad Caribia; así como el de Héctor Eduardo Pérez y el chileno José Rodrigo Muñoz Alcoholado –este último vinculado a paramilitares del chavismo–, asesinados con armas largas en mayo pasado en el restaurante Rugantino de Sabana Grande, parroquia El Recreo de Libertador.

 292 víctimas de los balazos

La mayoría de los homicidios (333) fueron cometidos por civiles o uniformados que desconocían a sus víctimas. El caso de Lara Ayo, en cambio, tuvo como verdugos a personas que había hospedado en su hogar. Esa situación –una relación previa entre víctima y victimario– se presentó en 89 sucesos de la siguiente manera: en 68 eran conocidos, en 7 eran familiares, en 5 eran vecinos, en 4 eran amigos y en otros 4 eran cónyuges. En uno de los asesinatos, víctima y victimario tenían una relación laboral.

Las armas de fuego estuvieron presente en 292 casos, es decir, en 65,3% de los homicidios. De estas, 285 fueron cortas (pistolas o revólveres) y otras 7 fueron armas largas (escopetas, fusiles, subfusiles). En segundo lugar quedaron las armas blancas, con las que asesinaron a 43 personas. La fuerza física se empleó para matar a 10 ciudadanos, mientras que los objetos contundente se usaron para quitarle la vida a otras 8. Las granadas, al igual que las armas de combustión, quedaron registradas en 4 sucesos cada una. En contraposición, familiares y allegados declararon que 307 víctimas no portaban ningún tipo de arma. En otras 72 indicaron que no sabían si lo estaba.

monitorjulioRR_04_0809Los victimarios más comunes en los últimos tres meses fueron los civiles, que cometieron 253 homicidios. De estos, 93 fueron ejecutados por bandas de delincuentes.

De acuerdo con las cifras de Monitor de Víctimas, detrás de los civiles quedaron los policías, pues a manos de ellos murieron 139 personas. El cuerpo que más estuvo involucrado en este delito fue la PNB, con 86 muertes, organismo que –como se señaló más arriba– es responsable de 61 homicidios por “resistencia a la autoridad”; luego sigue el Cicpc, con 45, la policía estatal con 3, la municipal con otros 3, y el Sebin con uno.

 

Los militares, en tanto, le quitaron la vida a 9 personas. En tiempos de conflictividad, la Guardia Nacional estuvo envuelta en los homicidios de 7 ciudadanos y 4 de ellos ocurrieron en manifestaciones. En estos sucesos están los nombres de jóvenes como Jean Carlos Aponte González, Jonathan José Zavatti Serrano, Fabián Alonso Urbina y Armando Cañizález Carrillo. La Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) fue señalada por la muerte de una persona, lo mismo que la Aviación, que asesinó a David José Vallenilla cuando estaba en una protesta frente a la Base Aérea de La Carlota, en la autopista Francisco Fajardo.

@loremelendez

 

ACLARATORIA: En la portada de Tal Cual de este jueves 10 de agosto aparece la cifra de 59 homicidios cuando debería decir 595.

 

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En fotos: Estas son las víctimas de la nueva ola de protestas antigubernamentales en Venezuela

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Un total de ocho personas fallecieron como consecuencia de la represión por la ola de protestas antigubernamentales en Venezuela. La mayoría de las víctimas eran muy jóvenes (la media de edad de todos ellos es de 23 años). Muchos son estudiantes que fueron alcanzados por balas de las fuerzas de seguridad o los colectivos, como se conocen a los grupos de paramilitares

Por Univisión

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Foto: Instagram Jairo Ortiz | Univision

Jairo Johan Ortiz Bustamante tenía 19 años y fue la primera víctima de la represión en esta nueva ola de protestas en Venezuela contra el gobierno de Nicolás Maduro. Falleció de un disparo en el pecho el 6 de abril por la noche durante una protesta en Montaña Alta, estado de Miranda. Según reportaron los medios locales, un policía fue acusado de su muerte y detenido. Ortiz era estudiante y quería irse en junio a vivir a Colombia.

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Foto: Facebook | Univision

Daniel Queliz acababa de cumplir 20 años cuando falleció el pasado 10 de abril de un disparo en el cuello en una protesta en Valencia (Carabobo). El joven murió una noche en que salió a hacer un cacerolazo con un grupo de vecinos y acabó siendo alcanzado por la bala de un agente de la Policía de Carabobo que fue a reprimir la protesta. Estudiaba cuarto año de Derecho, era un aficionado del béisbol (un deporte con el que llegó a ser prospecto) y le gustaba el fútbol.

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Foto: Twitter / El Pitazo | Univision

Miguel Ángel Colmenares tenía 36 años. El pasado 12 de abril falleció de once disparos cuando manifestaba en Barquisimeto, la capital del estado de Lara. Las balas que lo mataron supuestamente salieron de las armas de miembros de los colectivos, como se denominan a las bandas de paramilitares.

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Foto: El Pitazo | Univision

En la misma noche que falleció Colmenares, se cree que los colectivos de Barquisimeto (Lara) mataron a otra persona de un disparo: Bryan Principal. Tenía solo 14 años, tres hermanos y era huérfano de padre, así que trabajaba para ayudar a la familia con los gastos. Según informaron sus familiares a la web El Pitazo, el joven salió a comprar café y en ese instante se presume que llegaron los colectivos a disparar.

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Foto: El Pitazo | Univision

Gruseny Antonio (Tony) Canelón murió el 13 de abril en el Hospital Central de Barquisimeto, dos días después de recibir varios disparos de perdigón por parte de la Guardia Nacional Bolivariana. Así lo denunció uno de los médicos que lo atendió, Jesús Guarecuco, al confirmar su muerte por «tiro con arma de fuego, carga múltiple por perdigón a quemarropa por un efectivo de la GNB a unos 50 centímetros de distancia». Tony tenía 32 años y vivía en la urbanización El Trigal, en Los Rastrojos (estado Lara). Estudiaba Ingeniería Civil, era deportista, a veces trabajaba de modelo y a sus amigos que migraban les decía que él quería quedarse luchando por Venezuela.

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Foto: Twitter Vladimir Padrino | Univision

Carlos J. Moreno tenía 17 años. Falleció el pasado 19 de abril por un disparo en la cabeza que le alcanzó cuando manifestaba Caracas. «Mi muchacho no aguantó, mí muchacho se murió y yo lo quería graduado», afirmó su madre, Ana, después de que en el hospital le confirmaran la muerte de su hijo. Supuestamente la bala que lo mató salió también de las armas de los colectivos. Moreno era estudiante de primer año de Economía de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

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Foto: Facebook | Univision

Paola Andreína Ramírez Gómez tenía 23 años. Como Moreno, falleció el pasado 19 de abril de un disparo en la cabeza en San Cristóbal, en el estado occidental de Táchira. La Fiscalía venezolana confirmó la muerte ocurrida en una plaza de esa ciudad y explicó, sin dar mayores detalles, que la joven transitaba por el lugar cuando fue agredida. Testigos citados por distintos medios aseguran que el disparo fue hecho por los «colectivos».

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Foto: Twitter Vladimir Padrino | Univision

El sargento segundo de la Guardia Nacional Neomar Sanclemente Barrios falleció el pasado 19 de abril de un disparo en medio de las protestas. Tenía 26 años y una hija de solo seis meses. Adscrito al comando de zona 44 de Miranda, Sanclemente Barrios fue enviado a controlar las protestas en la capital y perdió la vida en una de ellas.

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Foto: Ronaldo Schedimdt/AFP/Getty Images | Univision

Además de los fallecidos por la represión en las protestas, el ministro de Comunicación venezolano, Ernesto Villegas, confirmó la muerte de 12 personas entre el jueves y viernes en El Valle, al suroeste de Caracas, y otra en el barrio de Petare, al este de la capital. Según Villegas, el balance incluye tres muertos por armas de fuego y nueve personas que fallecieron electrocutadas «durante el saqueo a una panadería».

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