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Víctima

#MonitorDeVíctimas | Su cuñado lo mató a machetazos el primer día de este año
El 1° de enero cuatro personas murieron de manera violenta en Barquisimeto. En uno de los casos, y según información oficial, un mismo hombre asesinó a un pariente con arma blanca y en la huida atropelló a una enfermera, que también murió | Foto de Liz Gascón: A la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda de Barquisimeto ingresaron cuatro cuerpos las primeras 24 horas de 2021

Liz Gascón / @LizGascon

 

Cuatro muertes violentas se registraron durante el primer día de este año en Barquisimeto, estado Lara. Una de las víctimas falleció a manos de su propio cuñado, aseguraron las autoridades. 

La muerte se registró en medio de una riña ocurrida en la parroquia Siquisique, en el municipio Urdaneta, Barquisimeto.

Samir José Vargas Méndez, de 33 años de edad, fue asesinado por Douglas Quero Ulacio, de 27 años de edad, quien lo atacó con un machete. Así se asegura en una minuta del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc). 

La tragedia no terminó allí. Según la versión policial, Quero atacó a Vargas con la referida arma blanca durante una discusión, se dio a la fuga en un camión y en la huida atropelló a una mujer que fue identificada como Thailith Rosimar Rodríguez Cabrera. Murió el mismo día del accidente.

La víctima del arrollamiento tenía 31 años de edad y falleció en el hospital de Siquisique a causa de los traumatismos. Era enfermera y madre de dos niños.

Un primo de Rodríguez, que prefirió reservar su identidad, comentó que Quero supuestamente perdió el control del vehículo cuando pasaba por el centro de Siquisique. De acuerdo con esta información, el hombre habría atropellado a la enfermera cuando el vehículo se subió a la acera por la que iba la mujer. 

El señalado victimario abandonó el camión a pocas cuadras y volvió a escapar. Hasta ahora Quero continúa evadido de las autoridades.

Un menor de edad

 

Entre las víctimas mortales del pasado 1° de enero en la capital larense figura un adolescente de 17 años de edad.

Una bala pérdida acabó con la vida del menor de edad Marcel Arquímedes Marchán, en hechos ocurridos en el sector Llano Alto de Tamaca, al norte de Barquisimeto. 

Después del cañonazo, Marchán salió a pocas cuadras de su residencia a darle el feliz año a unos amigos, pero en el camino lo alcanzó un proyectil en el abdomen. Quedó tendido en plena calle.

“No sabemos de dónde vino el tiro, si de un carro que estaba pasando o de una moto que estaba ahí”, relató un familiar del muchacho, que prefirió mantenerse en el anonimato.

Una fuente policial confirmó que un presunto funcionario de las Fuerzas de Acciones Especiales (Faes) es investigado por este homicidio.

Marchán arreglaba teléfonos en el centro de Barquisimeto y tenía planes de emigrar. Un primo radicado en Perú estaba reuniendo dinero para llevárselo. El viaje del adolescente se postergó por la pandemia del COVID-19, lamentó un pariente del ahora occiso.

Un comerciante, otras de las víctimas

 

Josnel Rafael Pineda Castillo, un comerciante de 37 años de edad, fue otra de las personas asesinadas durante la celebración del Año Nuevo en la capital larense.

El crimen ocurrió en el barrio Los Pocitos. El cuerpo fue localizado en vía pública, tenía una herida de arma blanca en el pecho. 

Según el Cicpc, la muerte de Pineda Castillo se registró la madrugada del pasado 1° de enero.

Allegados de la víctima desconocen las circunstancias en las que ocurrió el hecho. El hombre dejó tres hijos.

Podcast | Tres en uno: Empresa del sistema Petro, corrupción en programa ciclístico y habla la madre de la víctima del concierto Neutro Shorty

Inició el 2020 y tres grandes reportajes de investigación destacaron en los portales RunRun.es, TalCual y El Pitazo. El primero de ellos fue el que realizó la periodista Gabriela Henríquez titulado Madre de la víctima del concierto en el Parque del Este aún no sabe la causa de la muerte de su hija. En este trabajo, la madre de Andrea Calderón, fallecida 9 de noviembre de 2019 en un concierto de Neutro Shorty en el Parque Generalísimo Francisco de Miranda, denunció que luego de dos meses todavía desconoce los detalles del suceso donde murió a la adolescente de 14 años. Alertó que en la Fiscalía General de la República no le han dado acceso al expediente del caso y en la morgue de Bello Monte ni siquiera le han mostrado el protocolo de autopsia.

En TalCual destacó el reportaje de la periodista María de los Ángeles Graterol que lleva por título Al programa ciclístico para Caracas lo arrolló la corrupción. En este trabajo, Graterol expone que en 2008 el fallecido presidente Hugo Chávez anunció que 100 mil bicicletas serían fabricadas cada año a través de un convenio con Irán. Dos años después, la Fábrica Nacional de Bicicletas sufrió una estampida de empleados y en 2012 la empresa apenas producía el 10 por ciento de lo prometido.

Por El Pitazo resaltó el trabajo que realizó el periodista Daniel Benítez titulado Conoce a la empresa creadora del sistema para cobrar el Petro. Benítez detalla que la empresa argentina Ex Clé comenzó su relación con el gobierno venezolano en 2004 cuando formó la base de datos de huellas dactilares para el Consejo Nacional Electoral, entonces dirigido por Jorge Rodríguez. Posteriormente en 2009 implementaron un sistema automatizado para la recaudación de impuestos en el municipio Libertador de Caracas, cuando Jorge Rodríguez era alcalde y en el año 2013 la empresa se encargó del sistema Biométrico del Banco de Venezuela.

 

 

Abr 01, 2018 | Actualizado hace 6 años
Ciudadanos o Víctimas?  Por Armando Armas

¿Como nos reconocemos hoy por hoy los venezolanos? ¿Que es lo que nos aglutina como sociedad? ¿Es más fuerte la identidad que implica una actitud activa de construcción permanente de un país en base a derechos y deberes, o más bien es la condición de víctimas que implica el sufrimiento y sacrificio de la gran mayoría de los venezolanos?

Lo ciudadanos son personas que sienten apego a una identidad nacional, local, regional, etc., ejerciendo derechos y asumiendo deberes con los cuales se sienten identificados. Para ello es fundamental conocer cuáles son esos derechos y esos deberes, pero más importante aún es haber internalizado la necesidad de vivir bajo los patrones de exigencia al Estado (y por ende a nuestros gobernantes) y responsabilidad que para con éste toda sociedad que busque el desarrollo amerita. La discusión sobre ciudadania pues cobra importancia cuando la sociedad busca la convivencia pacífica y el desarrollo pleno de sus potencialidades en aras de lograr su desarrollo.

Sin embargo, lo que presenciamos hoy en Venezuela es una crisis sin precedentes que nos ha convertido en víctimas, no solo de un “Estado delincuente”, sino también de la cultura política de la violencia, la intolerancia, el resentimiento y el odio que ha permeado a todos los ámbitos de la sociedad. El objetivo es muy claro: Exacerbar la desconfianza y alienarnos como individuos para que de esta manera seamos incapaces de relacionarnos de manera armoniosa y productiva entre nosotros y por consiguiente ejercer plenamente nuestra ciudadanía.

Por otro lado y según la Real Academia Española: “Víctima», en primer término: es todo ser viviente sacrificado o destinado al sacrificio. Sin embargo, desde el punto de vista utilizado habitualmente, una víctima es la persona que sufre un daño o perjuicio, que es provocado por una acción u omisión, ya sea por culpa de otra persona, o por fuerza mayor.”

Vemos pues como el daño que se nos está causando a los venezolanos es de tal magnitud que la idea de ciudadanía ha perdido terreno con respecto nuestra condición de víctimas. Más que buscar desarrollarnos como individuos y colectivo buscamos la supervivencia.

Esta semana el mundo (más que Venezuela tanto por la censura como por nuestra pérdida de capacidad de asombro) se impactó por las cruentas imágenes resultado de la masacre en PoliCarabobo donde, según cifras oficiales, sesenta y ocho personas perdieron la vida.

En lo que va de año van más de 60 muertes de neonatos en el hospital Razzeti de Barcelona/Anzoátegui por desnutrición o falta de medicamentos y así en diferentes establecimientos de salud del país.

Cuando Jhoannis me comentó hace unos días sobre el llanto de su niña por no tener que darle de cenar y que le parecía inaudito como es que se tuvo que “guindar por las greñas” con su vecina/amiga de toda la vida porque siendo la encargada de distribuir las cajas CLAP en su barrio le dijo que a “ella no le tocaba por escuálida” ; fue que caí en cuenta de lo profundo a donde nos han arrastrado como sociedad a través de esta cultura del mal impulsada por quienes hoy detentan el poder.

La violencia, la falta de un sistema de salud que funcione y el hambre son las cadenas que nos oprimen hoy a los venezolanos. Pero es la “tortura psicológica masificada” el principal elemento con que cuentan nuestros victimarios/carceleros para impedir que nos zafemos de dichas cadenas.

De alguna manera u otra, hoy todos somos víctimas de un sistema perverso que se nutre de de desconfianza, el resentimiento y la maldad en formas tanto burdas como sutiles.

Según Geoff Mulgan el Estado asume y ejerce el poder articulando tres elementos: violencia, dinero y confianza. Más que ejércitos y dinero el mayor poder de los Estados hoy en día está en los contenidos. Según el autor:

“De las 3 fuentes de poder, la más importante para la soberanía es el poder sobre las ideas que dan lugar a la confianza. La violencia solo puede usarse de forma negativa; el dinero solo puede usarse de dos formas: dándolo o quitándolo. Pero el conocimiento y las ideas pueden transformar las cosas, mover montañas y hacer que el poder efímero parezca permanente”

Soy ferviente creyente del poder de las ideas y creo que una forma de ejercer ciudadanía pasa por reconocernos primeramente como víctimas y de esta manera organizarnos en función de nuestras pérdidas y nuestros sacrificios. Para eso debemos primero reencontrarnos con nuestra capacidad para la bondad, para la confianza, el respeto y el trabajo en equipo.

Quizás el reconocernos como víctimas y activarnos para buscar justicia es el primer paso para volver a ser ciudadanos.

En tal sentido sería imperdonable no usar el poder del “crowd” a nuestro favor. Pero sobre esto escribiré en una próxima entrega.

 

armandoarmas@gmail.com

Las últimas palabras de una víctima de la represión: “Me llevan preso al hospital militar...voy herido, ayúdame”

Tony Gruseny Antonio Canelón

El joven intervino para evitar que la Guardia Nacional se llevara a otra persona y le dispararon.

Karina Peraza Rodríguez

@KaryPerazaR

 

“Siempre luchó por el país, siempre luchó por este mal Gobierno”, así lo indicó María Gabriela Carreño, amiga de Gruseny Antonio Canelón Scirpatempo de 32 años, el tercero de los larenses fallecido en medio de las manifestaciones que se iniciaron el martes 4 de abril.

Tony, como era conocido de cariño, era una persona muy activa en las manifestaciones. A pesar que varios de sus amigos habían salido del país, él siempre decía que se quedaría luchando. Desde el 2014 estaba en las calles, era de los que siempre alzaban su voz y este 11 de abril cayó herido en medio de una manifestación en plena avenida Ribereña, cerca de Tarabana, en Cabudare, municipio Palavecino del estado Lara.

Se conoció a través de una vecina que Tony vivía en la urbanización Tarabana Plaza. Él estaba sentado con otros vecinos cuando llegó la Guardia Nacional a reprimir a algunos manifestantes, pero él en vez de correr hacia adentro del urbanismo salió a la calle y ella no supo más nada de él.

Lo que sucedió ese día fue contado por el propio Tony. Lo primero que se conoció fue a través de una nota de voz que envió a uno de sus amigos más allegados. “Me llevan preso al Hospital Militar, voy disparado, voy herido. Ayúdame por favor”. Pero el joven comerciante no fue trasladado para donde él creía, sino que fue ingresado a las 8:40 de la noche del martes 11 de abril en la emergencia del Hospital Central Antonio María Pineda de Barquisimeto, al que llegó en un camión de orden público de la Guardia Nacional Bolivariana. Un primer teniente fue quien lo ingresó al centro asistencial.

Fue recibido por un grupo de médicos, entre los que estaba Jesús Guarecuco, presidente de la Sociedad de Médicos y Residentes (Somir) del Hospital Central Antonio María Pineda. “Tony llegó vivo. Pudo hablar e indicó que fue un Guardia Nacional quien le disparó” relató el doctor. El joven herido contó que observó como los castrenses fueron a detener a una persona y él intentó ayudar, fue en ese momento cuando el guardia lo apuntó y disparó. Posteriormente lo metieron al camión junto a otras personas. Ese fue el momento en que Tony se comunicó con su amigo.

Según el médico Guarecuco, la persona que le disparó tuvo que haber estado a menos de un metro de distancia, porque su herida era profunda y grande, con un diámetro de seis a siete centímetros. “Hay permisividad para que los Guardias usen perdigones a larga distancia, porque ellos tienen una amplitud de dispersión, entonces se abren. Que te caigan dos o tres perdigones no te van hacer nada, pero cuando es cerca estos perdigones entran en el mismo eje y cuando entran al cuerpo se dispersan y es más grande el daño que pueda ocasionar”.

El disparo le causó una lesión hepática grado 4 y otra en el colón con múltiples heridas, por lo que tuvieron que quitarle la mitad del colón. También tuvo lesión en el riñón, pulmón y diafragma. “Perdió muchísima sangre, fue transfundido muchísimas veces”, describe el médico residente, quien además explica que estaba recluido en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y tenía que ser intervenido en una segunda oportunidad, pero ni con todos los medicamentos que le colocaron se pudo hacer nada. Tony no sobrevivió y falleció a las 3 de la madrugada del 13 de abril.

Guarecuco aseguró que fueron perdigones de goma lo que se extrajo, además del cartucho, calificando la herida como “perdigones a quemarropa”.

 

Heridos por doquier

Ese mismo día que ingresaron a Tony del municipio Palavecino llegaron cinco heridos más, cuatro por perdigones y uno de bala.

Desde el lunes 10 de abril se han contabilizados 15 heridos, entre ellos nueve por arma de fuego y seis por perdigones. El doctor Carlos Zapata hace referencia que al Hospital Central Antonio María Pineda están llegando los de mayor gravedad, pero por fuera tienen contabilizadas alrededor de 37 personas que les da miedo a acudir a un centro asistencial y han sido atendidos en su casa.

Por otra parte, la doctora Luzmila Leal hace un llamado a la paz al Gobierno Nacional para que frenen las represiones que se vienen registrando en manifestaciones en donde se encuentran personas totalmente desarmadas y que son inocentes, a las que están lastimando y causando lesiones que son permanentes. “Tenemos derecho a manifestar tranquilos a exigir un cambio” destacó Leal.

Militares al acecho

Durante la estadía de Tony en el principal centro asistencial de Barquisimeto, los castrenses pasaban por el área y estaban pendiente de todos los movimientos. Hasta intentaron ingresar a pabellón para ver qué sucedía, pero señalan los doctores que extrañamente, al ver que el paciente murió, ellos desaparecieron.

Fiscal Nacional se suma a la investigación

La mañana del jueves Santo, una vez que fue pasado el cadáver del joven comerciante a la morgue del Hospital Antonio María Pineda, se observó la presencia de funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc Lara, además de representantes de la Unidad Criminalística de Vulneración Contra los Derechos Humanos del Ministerio Público. Carlos Muñoz, el Fiscal 21 con competencia en Derechos Fundamentales y el Fiscal Nacional 85 también se sumaron e iniciaron la investigación del caso.

Se le realizó la autopsia al joven después de mediodía y se confirmó que efectivamente los perdigones eran de goma.

La investigación que inicialmente era llevada por el Cicpc, Subdelegación San Juan por el delito de lesiones, será comenzada desde cero, pues deben ubicar el sitio exacto donde cayó herido Tony. Para ello los especialistas llevarán a cabo una reconstrucción de hechos, que se presume se realizará en las próximas horas.

Amaba a Venezuela

En las afueras de la morgue estaban los amigos de Tony, quienes daban la cara por él, pues era huérfano de padres. También era el mayor de tres hermanos, entre ellos una joven quien era la que estaba haciendo algunas diligencias por su fallecimiento y un menor de edad.

Hace siete años, Tony fue tocado por uno de los mayores males de este país. El 28 de septiembre del 2010, un sujeto disparó al taxista de 53 años de edad Gruseny Manuel Canelón Escalona para robarle su vehículo en Valle Hondo. De esa forma la delincuencia le arrebató a su padre, y como en muchos de los casos, el crimen quedó impune.

Dicha situación no tumbó a Tony. Tras ello, pasó a ser el pilar de su hogar y trabajaba con establecimientos de comida y otros comercios. Sus amigos expresan que había pasado tiempos difíciles, pero “le echo pierna a la vida”. Por cinco años trabajó como modelo profesional en el país para marcas reconocidas, sacándole jugo a sus ojos azules y su buen físico. Aún así, cuentan todos, era muy humilde y siempre estaba pendiente de ayudar. Por eso, en el momento en que solicitaron medicamentos y donantes, para él sobraron.

Tony había estudiado Ingeniera Electrónica en la Universidad Yacambú, pero no pudo terminarla. Antes de morir cursaba materias entre 4to y 5to semestre de Ingeniería Civil en la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado (UCLA) y formaba parte del equipo de básquet de la universidad.

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Cadena Humana

En horas de la tarde vecinos de Palavecino convocaron una cadena humana en honor a Tony Canelón, a todos los caídos, a los heridos y a los presos. La misma se extendió desde el distribuidor Bellas Artes, hasta la redoma de Agua Viva, en Cabudare. Las notas del Himno Nacional fueron entonadas y el Padre Nuestro y Ave María rezados, indicaron los presentes quienes a partir de hoy afirmaron se mantendrán en la calle por Tony.

A la cadena humana no la destruyó la lluvia. La mayoría de las personas estaban de blanco y llevaban consigo banderas, camisas y gorras con la bandera de Venezuela. Lagrimas rodaron por los rostros de más de una persona cuando, al final de la tarde, el carro funebre que llevaba los restos de Tony transitó por donde se realizaba la actividad. Su sepelio fue en la funeraria Laya, en La Mata de Cabudare.

D. Blanco Jul 07, 2016 | Actualizado hace 8 años
Llora el colegio, por José Domingo Blanco

Colegio

 

“Al sospechoso se le interroga y a la víctima se le entrevista”, reitera el doctor Fermín Mármol García durante el programa especial que realicé el jueves, a propósito del caso ocurrido en un plantel de nuestra ciudad capital y en el que están incriminados dos profesores. Mi intención no fue otra que abordar con expertos la violencia sexual en los colegios y tratar, con la mayor objetividad posible y mucho profesionalismo, un tema muy delicado que no ha dejado de estar en la palestra.

No se imaginan cuántas informaciones he recibido sobre este caso en particular. Cuánta gente asegura que los datos que manejan son fidedignos porque “se lo dijeron personas muy cercanas al hecho”. Y al final son juicios a priori que suenan tan retorcidos como el caso en sí. Cada quien tiene su postura o una opinión al respecto, y es válido. Hay quienes ya han condenado o librado de culpas a quienes han sido señalados como responsables de este delito. Y esa también es una reacción natural de nosotros los seres humanos. No obstante, mi llamado es a la reflexión. Porque, el caso –y todos los casos que involucren abuso sexual contra niños- son sórdidos. Siempre habrá mucha gente afectada. No sólo la víctima.

Por eso, no puedo dejar pasar el hecho de que, en ese afán por ser el primero en publicar “la verdad” –ser el primero en aportar más datos que alimenten al monstruo llamado morbo-, las redes sociales se inundaron de información que no debió haber circulado. Porque, más allá de la violación de un niño, un hecho que, insisto, es doloroso y perverso, cuando su nombre y su edad se revelan, también se “viola” su derecho a que se le resguarde su identidad del dedo inquisidor de una sociedad que, sin medir las consecuencias de su deseo de dar un “tubazo” (como decimos en el argot periodístico) no vaciló en hacer circular la denuncia –con todos sus “pelos y señales”; sacando del anonimato a un pequeño, sin pensar en sus heridas psicológicas y traumas. Algo que, a mi juicio, jamás debió filtrarse y mucho menos circular de la manera como circuló

Pero, en mi programa del jueves, el doctor Mármol no estuvo solo: lo acompañaron el doctor Ricardo Montiel, pediatra experto en adolescentes, y la psicóloga clínica, María Carolina Massiani, quienes también hicieron valiosos aportes sobre el tema. El doctor Montiel insistió en que la conducta de un niño que es víctima de abuso sexual cambia. Que existen señales que podemos detectar en casa que nos pueden dar indicios de que algo está pasando con nuestros hijos: pesadillas, falta de apetito, llanto repentino, miedo de ir al lugar donde es abusado y que nosotros desconocemos. Y reiteró que el abuso sexual no es algo que se hace por hobby, es una conducta patológica. Por su parte, la psicóloga fue enfática al señalar que los violadores suelen ser personas de confianza y la familia tarda en detectarlo. Del entorno más cercano y habitual de la víctima puede saltar su agresor.

No obstante, los tres expertos coinciden en que este en un momento educable: en nuestras familias, con nuestros hijos –bien sean niños o adolescentes- debemos hablar del tema. Tenemos que enseñarles a nuestros muchachos qué conductas afectivas se exceden de lo normal y no pueden ser permitidas; pero, sí denunciadas: ¡sin miedo! Porque, sobre todo en caso de niños pequeños, el victimario sabe manipularlos para que no digan lo que está ocurriendo. Y es allí cuando el ojo de un padre o madre debe estar atento y captar estas señales. Porque un cambio de actitud de nuestros pequeños o reacciones que son poco comunes en él, pueden ser el primer indicio de que algo malo está pasando.

Me comentaba un representante del colegio involucrado en este caso que la comunidad educativa ha pasado por un cúmulo de sentimientos: desde la incredulidad y el asombro, hasta la tristeza y la rabia. “Es una sensación indescriptible: es una situación que ningún niño debería vivir. Es un escándalo por el que ningún colegio debería pasar. Ninguna familia debería atravesar una situación como esta. No podemos creer que estén culpando a dos profesores que, además, jamás han dado muestras de una conducta reprochable. Yo tengo años trayendo a mis hijos a este colegio. Profesores y maestras que jamás les han dado clases a mis hijos, apenas me ven llegar, saben de quién soy papá. Me conocen con nombre y apellido y saben en qué salón o en qué lugar se encuentra mi niño. Hay ojos vigilando a nuestros muchachos por todas partes. El colegio ha sido para mis hijos el lugar del que no quieren salir, el lugar donde comparten con sus amigos y pasan buenos momentos. No solo la institución donde cumplen con sus horas académicas. Por eso me cuesta tanto creer que esto haya ocurrido. Aquí está pasando algo más. Solo espero que la justicia, de la que tampoco tengo garantías, sea imparcial y actúe apegada a las leyes. Todos deseamos que se descubra la verdad y los culpables, quienes quiera que sean y según determinen las experticias, paguen por su delito”.

Y de pronto, un colegio que siempre ha sido noticia; pero, por sus méritos y logros académicos y deportivos, se ve empañado por un tema sórdido, al que incluso algunos le han querido dar sus pinceladas y matices políticos.

 

@mingo_1

mingo.blanco@gmail.com

 

¡Desnúdenlo! ¡Desnúdenlo! por Gonzalo Himiob Santomé

Linchamiento

 

Confieso que estoy muy preocupado. Seguramente muchos arquearán las cejas y, a quemarropa, pensarán que he perdido un tornillo o algo así. Pero no es así.

Con frecuencia nos llegan historias similares. Esta vez dos de ellas captaron mi atención: La de lo sucedido en las proximidades de Altamira, acá en Caracas, y la de lo acontecido en la Universidad de Carabobo. Dos ladrones, sin relación el uno con el otro, fueron atrapados in fraganti por grandes grupos de personas cuando consumaban sus felonías, y fueron vapuleados por decenas de ellas. Fueron pateados, golpeados con puños, pies y con cuanto objeto contundente estuviese a disposición de la turba.

“¡Desnúdenlo! ¡Desnúdenlo!”, gritaba a coro la masa enardecida, en ambos casos. Imagino que, como Facundo Cabral decía sobre los Generales, que sin sus charreteras y sus emblemas pierden toda autoridad y mando, el pueblo sabe que un malhechor solo, desnudo y desarmado pierde todo su poder sobre nosotros. Deja de atemorizarnos, deja de ser un peligroso malandro para convertirse en un ser débil y disminuido, las más de las veces hasta más débil física y mentalmente que cualquier otra persona. Quitarles las armas y la ropa en esos actos de justicia por propia mano es el epítome simbólico de un acto vindicativo de la ciudadanía en el que ésta, hastiada de impunidad, equipara su fuerza con la del delincuente, lo humilla, se iguala con él y lo revela como una persona que, desprovista de sus insignias de miedo, pierde su halo de peligrosa invencibilidad.

Las razones por las que esto pasa son muchas, pero la principal es la pérdida de fe en el sistema penal. Quien decide recurrir a la violencia para solucionar cualquier conflicto que derive de la interacción con otros seres humanos, desconociendo con ello siglos de lucha civilizatoria por la primacía de la Ley y por la vigencia del Estado de Derecho, lo hace movido por la impotencia que le genera saber que ninguna instancia formal del Estado, ni la policía, ni la Fiscalía, ni los tribunales, ni las cárceles, está dispuesta o tiene la capacidad necesaria para lograr que la justicia se imponga ante la inclemente realidad de la delincuencia desbordada. En situaciones tan dramáticas como las que vivimos en Venezuela, donde son asesinadas cerca de 70 personas al día como promedio, y el margen de impunidad supera en estos casos el 95%, el consciente, es decir, la mente racional y lógica, pierde la batalla ante el inconsciente, nuestra mente más primitiva, que toma el timón de nuestros actos movida por el más ancestral de los instintos: El de la propia supervivencia.

También estos “juicios y condenas sin juez”, y esto es algo que el Poder complaciente e inútil normalmente no ve, estos linchamientos y tomas de justicia por propia mano son una poderosa demostración de rebeldía y de desacato expreso, frontal y brutal a la autoridad. El mensaje que envía la turba es el del hartazgo, y más allá, el del desconocimiento de los límites impuestos por quienes no han sabido hacerlos valer y respetar. Y es lamentable, pero lógico, que así suceda. Cuando llevamos varios lustros sometidos a unas autoridades judiciales, policiales y fiscales que no se ocupan de los delincuentes ni de velar por la seguridad de todos, sino que empeñan todos sus esfuerzos en encarcelar y neutralizar a quienes no lo son, promoviendo además la más absoluta impunidad cuando del crimen verdadero se trata, llega un momento en el que el cántaro se rompe.

Pero hay algo aún más grave: La reivindicación, primero por parte del Poder, que bastante que se ha valido de ella, por acción y por omisión, pero ahora a cargo de la ciudadanía hastiada, de la violencia irracional como mecanismo incontrolable e incivilizado para la solución de los conflictos sociales.

Muy peligroso, es ese camino pues, parafraseando a los Iluministas del Siglo XVIII, la masa, cuando ejerce sin control de la Ley la autoridad, es el más cruel de los tiranos.

@HimiobSantome

“En mi casa me inculcaron valores” por Carolina Jaimes Branger

Marco Coello CNN

 

Para el gobierno es un prófugo. Para muchísimos venezolanos, una víctima del gobierno. Para la enorme mayoría del país, un héroe.

Las horas que transcurrieron desde que se corrió la voz de que Marco Coello había abandonado el país hasta que se supo que estaba a salvo en los Estados Unidos, mantuvieron al país en vilo. Los mensajes en Twitter deseándole éxito en su huida, llenándolo de bendiciones y buenos deseos, convirtieron su nombre en tendencia nacional.

Es contradictoria, por decir lo menos, la actitud de los “revolucionarios” frente a las torturas, abusos y desmanes de los cuerpos de seguridad del estado cuando ellos mismos -o sus familiares cercanos- han denunciado haberlas sufrido en la época de la república civil. ¿Es que dejan de ser malas si son otros quienes las padecen?

El relato del joven Coello es tan auténtico, su dolor es tan conmovedor, su dignidad es tan imponente, que si usted no vio la entrevista que le hizo Fernando del Rincón en CNN búsquela en la web. Vale la pena que la vea, porque rescata lo mejor de la venezolanidad: la hidalguía, el valor, la decencia.

En un país donde la mayor crisis es la moral, resulta reconfortante escuchar a un joven que lejos de convertirse en un cínico –cosa que ha podido sucederle, con todos los horrores que padeció- está convencido de que quiere luchar por el país.

Su relato es un espejo de la Venezuela de hoy, donde los abusos pasan impunes, los derechos humanos son pisoteados y la disidencia es castigada con una violencia inaudita. Fue arrestado mientras se recuperaba de una bomba lacrimógena que le había golpeado el cuerpo durante una marcha. En un primer momento pensó que lo estaban asaltando.  Ocho hombres lo rodearon, uno lo golpeó en la espalda con un extinguidor de incendio. Ese fue solo el comienzo. Los funcionarios no estaban uniformados, ni portaban identificación. Se enteró de que estaba preso cuando al final de un pasillo por donde pasó leyó en la pared “CICPC”.

De ahí en adelante, fue de peor para pésimo. Lo esposaron y lo arrodillaron por aproximadamente cinco horas. Le golpearon la cabeza contra la pared. Vio entrar muchos estudiantes detenidos. Pero a él lo llevaron a un cuarto aparte. Ahí le dieron un papel con una declaración que querían que firmara. Decía que él se declaraba culpable de los sucesos de ese día y que actuaba por órdenes de Leopoldo López. Le pusieron una pistola en la cabeza: “te vamos a matar si no firmas. Sabemos tu nombre, dónde vives”. Le dieron los nombres de sus padres, de sus hermanos. Él respondió: “no voy a firmar, porque no voy a culpar a alguien de algo que no ha hecho y no voy a admitir algo que tampoco he hecho”.

“¿No vas a firmar?” le preguntó uno de los funcionarios, mientras cargaba el arma y le apuntaba la cabeza. Otro funcionario lo detuvo: “no lo mates aquí, porque hay cámaras. Si quieres llévatelo para afuera y lo matas allá”. Lo siguiente fue trasladarlo a un sótano oscuro. Diez minutos más tarde llegaron de nuevo, lo envolvieron en una colchoneta y le pegaron con bates, palos de golf, le dieron patadas, lo rociaron con gasolina, le acercaban un yesquero y lo amenazaban con prenderlo fuego. Luego vinieron las descargas eléctricas. Pasó tres días incomunicado. Suficiente para quebrar a cualquiera.

Ante la pregunta de Fernando Del Rincón de por qué no había firmado para salvarse, la respuesta de Marco fue demoledora: “porque en mi casa me inculcaron valores”.

¡Marco, gracias, gracias, gracias! ¡Gracias por devolverme la fe en el país! ¡Gracias por hacerme ver que todavía hay una reserva moral importante! Porque aquí los valores se han ido de todas partes, como en desbandada. Nos hemos convertido en una sociedad cínica e insensible, permisiva e hipócrita y apareces tú con tu frescura y dices, con esa certeza, con esa fuerza y con esa autenticidad, que en tu casa te inculcaron valores. Me acosté a dormir feliz. Aunque tarde un tiempo, tenemos remedio.

 

@cjaimesb

Decisiones de la Opep generan inestabilidad en el mercado venezolano

OPEP6

La decisión de la OPEP de mantener sin cambios su techo de producción, pese al derrumbe de los precios del petróleo, generaba el viernes inestabilidad en los mercados e incertidumbre sobre sus consecuencias, en especial para Venezuela, reseña AFP.

Tras una fuerte caída del precio del crudo el jueves por la tarde, tras la decisión de la Organización de Países Exportadores de petróleo (OPEP), el barril trataba de estabilizarse el viernes a media jornada.

A las 10H45 GMT, el Brent valía 72,80 dólares (+22 centavos) pero el WTI cotizaba a USD 69,03, casi cinco menos respecto al cierre del miércoles (el jueves fue festivo en Estados Unidos).

Reunidos el jueves en Viena, los ministros de la OPEP habían decidido mantener su techo de producción en 30 millones de barriles diarios durante los próximos seis meses y renunciaron a reducir la oferta para sostener los precios, que han caído un 35% desde junio.

Ante ese derrumbe de las cotizaciones, algunos países del cártel –entre ellos Venezuela–pidieron en vano una reducción de la producción para volver a hacer subir los precios.

Pero las petromonarquías del Golfo –con Arabia Saudita y Kuwait a su cabeza–, que tienen grandes reservas en divisas, se negaron a ello. Además, con un objetivo claro: soportar precios bajos el tiempo necesario para competir con el emergente petróleo de esquisto, masivamente producido ahora en Estados Unidos.

“Los productores de petróleo de esquisto van a tener que hacer frente cada vez a más problemas con un barril por debajo de los 70 dólares” consideran los analistas de Commerzbank.

 

Venezuela, la “verdadera víctima” 

Pero tras esta decisión de la OPEP, la “verdadera víctima, hoy, es Venezuela”, opina Christopher Dembik, economista de Saxo Bank en París.

Venezuela, que cuenta con las mayores reservas petroleras del mundo, obtiene del crudo el 96% de sus ingresos y la caída en los precios se produce en momentos en que el país es golpeado por una inflación superior al 60%, escasez de alimentos y una aguda sequía de divisas.

Muchos analistas aluden regularmente a los temores de que el país se vea abocado a una suspensión de pagos, pero el ministro venezolano de Exteriores, Rafael Ramírez, aseguró que el presupuesto nacional está elaborado con un barril “a 60 dólares” y que por ello Caracas puede hacer frente a la situación.

“No lo logramos ahora (bajar la producción), pero lo lograremos y lo seguiremos intentando hasta que los precios lleguen hasta donde tienen que estar, alrededor de los 100 dólares” por barril, aseguró por su lado el presidente venezolano, Nicolás Maduro.

La decisión de mantener su techo de producción le permite además a la OPEP preservar su cuota de mercado que otros países no miembros del cártel, como Rusia o Estados Unidos, le estaban disputando.

“Hoy hay muchos competidores, y la OPEP produce solamente el 30% de la producción mundial” de crudo, declaró el ministro kuwaití, Ali Omair. “Era inevitable tomar la buena decisión de no reducir la producción, ya que una reducción puede ser compensada por otros” productores fuera de la OPEP, explicó.

 

Cae el crudo, sube el poder adquisitivo

Los analistas de CM-CIC Securities consideran que “la caída de los precios va a mantenerse en los próximos meses, lo que tendrá consecuencias importantes para la economía mundial”.

Es “una muy buena noticia para las economías occidentales que los precios del petróleo bajen. Ello genera potencialmente más poder adquisitivo que cualquier medida tomada por un gobierno”, asegura a la AFP Régis Bégué, directivo de Lazard Frères Gestion.

Pero en los mercados bursátiles, los grupos petroleros o parapetroleros sufrían este viernes las duras consecuencias de la decisión de la OPEP. En cambio, los títulos de las compañías aéreas -que tienen en el carburante el gasto más elevado- se disparaban. En Hong Kong, China East Airlines ganó un 6,98%, Japan Airlines un 5,28% en Tokio y la australiana Qantas más del 5% en Sídney.