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Niña venezolana murió ahogada intentando cruzar el río Bravo
La menor fue hallada sin signos vitales y posteriormente trasladada a territorio mexicano

 

Este martes, el Instituto Nacional de Migración (INM) de México informó que hallaron el cadáver de una niña de siete años de nacionalidad venezolana en aguas del río Bravo, que divide a México y Estados Unidos.

A través de un comunicado, el IMN informó que agentes del Grupo Beta -Instituto especializada en brindar orientación y asistencia a migrantes- recuperaron el cuerpo de la menor minutos antes de las 10:00 a.m.

Se conoció también que la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos avisó a las autoridades mexicanas «sobre una niña desaparecida en ese perímetro del arroyo entre ambas naciones, la cual portaba chaqueta roja, pantalón azul y calcetas blancas«.

Tras el aviso, agentes del Grupo Beta se dirigieron al sitio donde fue localizada la menor de edad sin signos vitales. Hasta el lugar llegaron agentes del Servicio Médico Forense y de la Agencia de Investigación Criminal de la Fiscalía del Estado de Coahuila para iniciar la investigación correspondiente. El cuerpo fue llevado a territorio mexicano.

Reacciones ante la noticia

La muerte de la menor intentando cruzar el río para llegar a los Estados Unidos generó gran conmoción en las redes sociales por lo que políticos y sociedad civil expresaron su rechazo y afirmaron que tanto la pequeña como su madre huían del socialismo venezolano. 

David Smolansky, comisionado de la Secretaría General Organización de Estados Americanos (OEA) para la crisis de migrantes y refugiados venezolanos, publicó un mensaje a través de su cuenta en Twitter asegurando que 6 millones de venezolanos «no huyen de un país que se arregló».

Pos su parte, Iván Simonovis lamentó la noticia y dijo que la mayoría de los venezolanos continúan buscando la manera de sobrevivir al comunismo

. Por su parte, el exalcalde Antonio Ledezma cuestionó que la situación en Venezuela se esté normalizando. 

El diputado a la Asamblea Nacional de 2015, Armando Armas, también lamentó el hecho y lo calificó como «devastador».

La economía venezolana cerrará el 2021 como la de peor desempeño en el mundo
Según datos del OVF en los últimos siete años la economía se ha reducido en un 80%. 

 

El Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) señaló que la actividad económica venezolana registró durante los primeros nueves meses de 2021 una contracción de 2,7% respecto al similar período de 2020. 

El Observatorio indicó que los últimos siete años,  la economía se ha reducido en un 80%. Además señala que, aunque sigue en recesión, la misma ha disminuido su intensidad.

Según lo que reseña el OVF, «hoy la economía es el 20% del tamaño de lo que fue en 2014». 

De acuerdo a las cifras del OVF, el tercer trimestre de este año es el primero donde se apreció un crecimiento, el cual resultó insuficiente para compensar la pérdida de actividad económica de los dos primeros trimestres de 2021.

Sobre la eventual recuperación de la economía, el Observatorio señala que influyen el elevado nivel de encaje a los cuales está sujeta la banca, situación  que limita el crédito y consiguientemente, la actividad económica.

«Al desparecer el crédito en bolívares, el financiamiento de la economía está condicionado por aportes de capital de los accionistas de las empresas, de colocaciones de títulos en el mercado de valores en divisas y eventualmente de algunos créditos en divisas», afirma el OVF. 

A pesar de que la contracción económica será menor este año, el OVF advierte que nuestro país volverá a cerrar 2021 como la economía con peor desempeño económico del mundo. 

Del Sótano 5 al 1

El economista José Guerra, vocero del OVF, precisó que la economía venezolana sigue hundida en la recesión que la caracterizó desde el año 2014.

«El único sector que parece estar mejorando levemente es el petrolero. Sin embargo, es bueno decir que pareciera que ya se ha tocado fondo y ya no se observan esas caídas de 20% a 30% de los trimestres anteriores», comentó en un video difundido por el Observatorio.

Opinó también en un mensaje compartido en Twitter que la economía sigue en el foso y que solo ha subido de sótano.

«Pasamos del sótano 5 al 1», expresó.

 

 

Helena Ibarra: “Tú le sirves a un francés una buena yuca venezolana y se desmaya”

Helena Ibarra nació en Caracas, pero vivió buena parte de su niñez y de su adolescencia en Francia, donde fue alumna de Gérard Vié, un chef con estrellas Michelin, la máxima distinción posible en la cocina mundial. Tras regresar a Venezuela por decisión propia, Helena se labró un nombre que hoy en día es referencial para la gastronomía criolla: fue cocinera privada de grandes figuras de la sociedad y regentó restaurantes que elevó al tope de los topes, como Palms, en el Hotel Altamira Suites. Tiene una hija, Samantha Dagnino, de su matrimonio con Pablo Dagnino, vocalista del grupo de rock Sentimiento Muerto, del cual Helena fue mánager, pero esa es otra historia… A modo de bocadillo, esta entrevista indaga en el origen de una chef que dice que su próxima meta es conseguir una estrella Michelin para Venezuela. Una chef que, la verdad, merecería un libro entero en el cual dejar registro de una historia y de una personalidad que, a fuerza de novelescas, hacen que Helena Ibarra sea una mujer que no pasa nunca desapercibida.

 

@diegoarroyogil

 

–Cuando yo nací, mi madre no me dio pecho porque en aquella época eso era mal visto, pero como era una extraordinaria cocinera, comenzó dándome teteros de leche y de ahí pasó a la bouillabaise licuada, una sopa de pescado. Mi mamá consideraba que había que dar el golpe desde que uno nace: quería que hiciera estómago y que tuviera sabores. Dicen que la gente iba a verme en la cuna mientras comía porque yo gemía. 

–¿Cómo que gemía?

Helena Ibarra suelta una carcajada que se oye a cuatro cuadras, como todas las suyas, y de inmediato ensaya una escena de actriz cómica imbatible:

–¡Sí! Hacía “¡UMMM, UMMM!” –gime.

–¿Tan chiquita?

–No te digo, pues… ¡Recién nacida! 

–Usted nació el 28 de octu…

–¡Ya va! –interrumpe–, que yo ya estoy como Elizabeth Taylor: prefiero que no se sepa mi año de nacimiento. Hasta lo mandé a borrar de mi página web: helenaibarra.com. Antes siempre decía la fecha completa porque me sentía orgullosísima de ser joven. Ahora tendré que ganar bastante plata para ponerme el botox parejo.

–Pero si está perfecta.

–Y eso que jamás me he hecho nada, porque lo que tengo es para mantener este palacio y para llenar la nevera. –Con “este palacio” se refiere al apartamento donde vive, un amplio y luminoso penthouse de un edificio al noreste de Caracas que se alza en las faldas del Ávila como un árbol de cemento desde cuya cima se ve la ciudad casi completa. El apartamento era de su padre, el escritor y diplomático Vicente Ibarra, ya fallecido, miembro de una familia de prosapia colonial en Venezuela.

–Ha mencionado a su madre como buena cocinera, pero he leído que su primera influencia en la cocina fue su abuela paterna.

–Sí. María Luisa Casanova de Ibarra.

–Un prejuicio me hacía creer que las señoras de la alta sociedad no cocinan.

–Mi abuela sabía cocinar, pero tenía una cocinera. Todas las mañanas, cuando se despertaba, con aquel casco de pelo plateado que tenía, levantaba el teléfono y decía: “Rosa, venga para acá”, y llegaba Rosa, la cocinera, y se sentaba con ella para que hablaran sobre lo que se iba a comer ese día en la casa. Mi abuela y mi mamá me enseñaron a comer. Me enseñaron a tener un paladar que habría que asegurar como el culo de Jennifer López, perdón por la palabra. Tú puedes decir: “No me gusta cómo cocina Helena Ibarra, no me gusta cómo presenta los platos”, lo que tú quieras, pero es imposible negar lo que yo detecto con esta lengua. –De repente, agrega–: Mi abuela era maravillosa, pero también malísima, ¡terrible! Si mi abuelo quería que le sirvieran más arroz del que le habían servido, ella no lo permitía.

–¿Y eso por qué?

–Porque mi abuelo le había montado los cuernos con una bailarina rusa. Entonces mi abuelo, en la mesa, decía: “Más arroz”, y salía mi abuela: “El-señor-no-quiere-más-arroz”. Por eso cuando a mí me nombran a una bailarina yo me estreso. Pienso: “¡Ahí viene el peligro!”. ¡Les tengo pavor! Yo soy difícil no por cualquier cosa, sino porque vengo de una familia muy exigente y muy severa. Soy la última de una familia en la que ha habido rectores de universidad, arzobispos de Caracas, edecanes y primos de Bolívar. Llevo una carga histórica muy brava, y como me decía un amigo en estos días: “Tú no te permites la posibilidad de no destacar”. Lo cual, en ciertos momentos, me ha llevado a un desbordamiento. De pequeña, mi papá me corregía las comas y yo, para rebelarme, hacía escritura automática y no ponía las comas. Hace poco estaba conversando con Samantha –su hija, actriz y cantante residenciada en Nueva York– sobre la inseguridad que le da a uno el hecho de no ejercer el afecto. A mí mi padre no me acariciaba ni por error, y mi madre era una comandanta ante la que uno sentía que tenía que erguirse. Eso hace que uno se desconecte de la conciencia del cuerpo, de la gestualidad, de esa energía que fluye con el baile. A mí me ponían la mano en la cintura para bailar y la tensión nerviosa era impresionante. –Helena disminuye ligeramente el tono de voz para hacer una salvedad graciosa–: En el ámbito íntimo es muy distinto todo, obvio. –Prosigue–: Por eso ahora tengo un profesor de Tai Chi, para mejorar la canalización de la energía, y me ha ayudado mucho. El vigilante del edificio me ve y me dice: “¡Pero usted está muy feliz!”, y es verdad. Muevo los brazos con soltura, cada vez siento menos los pesos muertos.

Yo soy difícil no por cualquier cosa, sino porque vengo de una familia muy exigente y muy severa.

–El Tai Chi le permite trabajar asuntos que arrastra desde hace mucho.

–Sí, y además es favorable para el temblor esencial, que es una cosa mía de nacimiento.

En efecto, Helena tiembla. La medicina explica el “temblor esencial”, que así se llama técnicamente, como un trastorno de movimiento que afecta las manos y a veces otras partes del cuerpo. A simple vista parece Párkinson, pero no lo es: el temblor esencial no compromete el funcionamiento normal del organismo. Dificulta, por ejemplo, para escribir con una letra limpia, recta, sin saltos. Cosas por el estilo. Helena se levanta de la silla y va hacia las habitaciones de su casa mientras dice que está yendo a buscar un cuaderno de cuando era estudiante. Cuando vuelve, abre el cuaderno y aparece una escritura pulcra, geométrica, sin el menor rastro que indique que quien la ejecutó pudiera tener, ni de lejos, una mano vacilante, mucho menos las dos.

–Pero si parece escritura cuneiforme. Es muy bella.

–Así tomaba yo mis notas de clase. Afincaba tanto sobre la hoja al escribir que dejaba las marcas en las cuatro páginas siguientes.

–Para controlar el temblor.

–Para que la letra me quedara derechita. Imagínate lo que es para mí hacer un plato con esta tembladera. Pero por otro lado eso me permite ser perfecta sistematizando procesos en la cocina, porque puedo pensar rápidamente en varias cosas al mismo tiempo.

–Volviendo a sus influencias, ¿cómo conoció usted a Gérard Vié, su maestro?

–Lo conocí el día que mi padre me llevó a comer por primera vez en Le Potager du Roy, el restaurante que tuvo Gérard antes de Les Trois Marches. Yo tenía diez y pico de años, era una muchachita. Mi padre ya se había divorciado de mi madre y fui con él y con mi madrastra, Diane Gaye, una mujer altísima, delgada y pelo rubio que había sido modelo de Jacques Griffe, el diseñador. En cierto momento de la cena, yo, que puedo ser tímida para muchas cosas pero no para la comida, pedí que llamaran al chef. Llegó Gérard y le dije lo estupenda que le había quedado la terrine, que su terrine era una obra de arquitectura, que qué maravilla cómo estallaba el tomate en la boca y no sé cuántas cosas más. Él miraba para abajo y solo daba las gracias. Estaba como asombrado, porque en Francia a los restaurantes la gente lleva a los perros, pero no a los niños. Esa noche, cuando regresé a casa de mi madre, que también vivía en París, le conté lo bien que habíamos comido, y como ella competía con mi padre, se antojó de que al día siguiente fuéramos a comer al restaurante de Gérard. Fuimos, Gérard se enteró de que yo había vuelto y, a la hora del postre, salió a servirnos unas peras al vino. Las probé y le comenté: “¿No encuentra usted que se pasó un poquito de mantequilla?”. ¡Ah –grita Helena–, ese hombre se puso…! “¡Yo sabía, yo sabía que me había equivocado con la mantequilla!”.

Helena Ibarra

–Y ahí fue el flechazo.

–¡No, no, espérate! Un par de años después, siendo mi padre embajador de Venezuela en Bélgica, debía ir a París para encontrarse con el presidente Caldera, que estaba de gira. Y papá me pregunta: “Helena, ¿adónde llevamos a comer a Caldera?”. Y yo le digo: “¿Dónde más? A Les Trois Marches, el nuevo restaurante de Gérard Vié”. Oh sorpresa, aquella noche Gérard no estaba y la comida fue un desastre. El pescado estaba malo, el conejo estaba seco… ¡Yo me puse como una fiera turca!, y contra la voluntad de mi padre, que me pedía que me quedara tranquila, le escribí a Gérard una carta horrorosa y se la mandé al restaurante. A la semana, me respondió: “Señorita Helena Ibarra, la invito a que almuerce conmigo tal día”. Desde luego, fui, y Gérard me dijo: “Mire, yo guardo una carta que Yves Saint Laurent me escribió una vez criticando mi comida. ¡Quiero que sepa que la de usted es peor! Usted no se va a salvar de ser cocinera. La invito a formarse en mi restaurante”.

–Y usted aceptó al invitación.

–No, yo me eché a reír y dejé eso así. Pero un tiempo después, mientras estudiaba Ecología en la Universidad de Tours, una ciudad muy bella de Francia, llena de palacios, tuve un accidente de tránsito muy fuerte, y en vez de irme para el psiquiatra para recuperarme de aquel susto, me fui a trabajar con Gérard. Yo nunca había estudiado nada de cocina, pero cocinaba muy bien, por lo cual mi papá me hacía que le preparara las grandes cenas de la embajada de Venezuela en Bélgica, adonde yo me iba en tren desde Tours cuando era necesario. Parecía la esclava Isaura.

–¿Cuánto tiempo trabajó con Vié?

–Como seis meses. Y cuando terminé la pasantía, me regresé a Venezuela, de donde me había ido a los cuatro años, aunque pasaba temporadas más o menos largas en Caracas.

–¿Por qué no se quedó en Francia?

–Yo llegué a pensar en montar un restaurante en París con el apoyo de Gérard y de mi familia, pero me di cuenta de que lo que realmente quería era volver a las calidades venezolanas, a los sabores de mi país, a lo que llevo en la sangre: la parchita, la batata rosada, la yuca. Llegué a Caracas y me dediqué a hacer catering para reuniones de no más de 12 personas. No tenía la habilidad para negociar inversiones yo solita, y además era mujer. Aquí todavía no había la tradición de ver a la mujer como una cocinera de verdad, nos veían como “cachifas”. Pero a mí los retos no me paralizan. Trabajé casi fijo para Oscar García Mendoza, el banquero, y sobre todo para Alfredo Boulton. E hice cenas para Alejandro Otero, para Arturo Uslar Pietri, para Carolina Herrera, para Marisol Escobar, para Gustavo Cisneros, para Guy Meliet, para Lorenzo Mendoza. A Carlos Cruz-Diez le inventé un plato que llamé “Las persianas del mar”, inspirado en el cinetismo. Era una vieira del Japón con una joulé de pescado y juliana de vegetales. El maestro Cruz-Diez me dijo una belleza que nunca olvido: “Es la primera vez que yo como pintura”.

No tenía la habilidad para negociar inversiones yo solita, y además era mujer.

–Usted ha asegurado que tiene la estructura de la gastronomía francesa y la dignidad de las calidades criollas, ¿qué significa eso?

–La gastronomía francesa inventó el orden, la metodología en la cocina. Los franceses pusieron en claro las ideas primarias y secundarias, las bases de las preparaciones. Yo parto de allí gracias a Gérard y a todos los demás chefs franceses a cuyos restaurantes fui con mi padre, a muchos de los cuales conocí, con quienes hablé y de los que me hice y soy amiga. ¡Por cierto! –exclama Helena–, todos los periodistas dicen que yo estudié con Joël Robuchon, a quien admiro, pero eso no es verdad, por favor, lo he desmentido un millón de veces. –Hecha la aclaratoria, continúa–: El gran regalo que me ofreció la vida para mi formación fue que mi padre me llevara adonde esos grandes chefs para que yo viera, probara y reprodujera. Nadie inventa nada, ni en arte ni en cocina. Uno simplemente propone nuevas asociaciones o recompone. Eso es lo que yo hago, a partir de la tradición francesa, con las calidades venezolanas.

–¿Cuál diría usted que es el aporte del sabor criollo a la cocina mundial?

–Un nivel de calidades y de perfumes que ninguno de nosotros está dispuesto todavía a reconocer. El venezolano no se da cuenta de la maravilla de la yuca que aquí se pone como acompañante del pollo en brasa, por ejemplo. Tú le sirves a un francés una buena yuca venezolana y se desmaya. Esa yuca es de un nivel de sutileza que nadie se imagina. Es una yuca que se entrega, que no opone fibra ni dureza. ¿Y las batatas? ¡En Venezuela las batatas son para morirse! ¿Y las papas? En Mérida hay 80 tipos de papa, ¡80! Yo reto a cualquier chef de este país a que lleve a sus alumnos a ordenar esas papas según su tipo. Chef es una persona que es capaz de definir los usos de mercado de los productos. Es el que dice: “Con esta papa se puede hacer esto, y con esta se puede hacer esto otro”, y así.

Tú le sirves a un francés una buena yuca venezolana y se desmaya. Esa yuca es de un nivel de sutileza que nadie se imagina. Es una yuca que se entrega, que no opone fibra ni dureza.

–¿En qué momento usted se convirtió en una chef de ley, digamos así?

–Cuando dirigí mis restaurantes, sobre todo Palms, porque el Altamira Suites era un hotel cinco estrellas y Palms tenía que funcionar perfectamente.

–Se ha dicho que su cocina es muy aromática. ¿Para usted es más importante el sentido del olfato que el del gusto?

–Lo bonito de la gastronomía es que es un concierto. Hasta el oído es importante: captar cómo estalla el sofrito mientras se hace. El olfato es esencial porque los olores tocan directamente el rinencéfalo, que es el centro del placer. Si tú le entras por la nariz a alguien, le entras por donde es. El perfume es el arma mortal de la seducción, y la cocina es seducción. Para saber más sobre eso hay que leer el libro Les Aphrodisiaques, de Tran Ky y François Drouard, que le explican a uno el origen de las especias y cómo influyen en el organismo. Yo siempre he dicho que las cocineras somos peores que las madamas de los burdeles. Las madamas venden cuerpos, pero las cocineras penetran en la boca de la gente y, a menos que escupas, tienes que tragar.

–¿La cocina es femenina?

–Siempre.

–¿Aunque la practique un varón?

–No es que “aunque” la practique un varón. Es que todo viene de la madre naturaleza, que es la que da los frutos que uno transforma. Durante mucho tiempo muchas mujeres, por ser feministas a juro, prefirieron ser abogadas que ser cocineras. ¡Pero por qué! No se trata de competir. La naturaleza de la cocina es femenina, así como la naturaleza de otras profesiones es masculina. Da igual quien las ejerza.

–No es usted feminista.

–Hay gente a la que le gusta decir que yo soy feminista. Para nada. Al menos no como muchas entienden ser feminista hoy en día. Yo me arrodillo ante un hombre sin ningún problema. ¡No me toques esa tecla porque empiezo a hervir! Vivo horrorizada ante esta andanada de radicalismo. Me parece terrible que hayamos llegado a este grado de individualismo y de confusión en que se usan las redes sociales para ventilar la vida íntima en nombre de la causa que sea. Señalar una experiencia personal no puede ser producto de una gimnasia automática. Eso es una vulgaridad. Vivimos una época hija del reguetón. Yo ni loca expondría mi vida íntima por nada, porque mi vida es mía.

–Helena con hache, como Helena de Troya…

–Sí, Helena, que al revés es “aneléh” –extiende la mano como para saludar y dice, pícara e histriónica–: Anhelé tanto conocerlo.

–Digo, Helena como la de Troya… Más de una guerra habrá desatado usted.

–He vivido, pero no me gusta la guerra porque no me gusta la violencia. El amor tiene un lenguaje, y yo soy una mujer de menú de degustación: después del chocolate siempre viene el café, y después la infusión, y después el desayuno. Los cocineros y los chefs nos encargamos de que puedas comerte un conejo sin que veas cómo se le corta la cabeza. Hacemos sutil esa cadena atroz que todos atravesamos para alimentarnos, para que el pescadito no salte en el plato y en cambio veas su bella blancura. Psicológicamente eso es muy importante: para la cocina y para todo.

–¿Para cuándo un nuevo restaurante de Helena Ibarra?

–Pronto. Pero ahora no puedo hablar de eso. Y mi reto, clarísimo, es conseguir una estrella Michelin para Venezuela. Tengo tiempo para lograrlo. Tampoco estoy tan vieja, ¿no? –Sale expulsada del asiento como un cohete–: ¡AYYY! ¡Pero si no te he servido la merienda! Te hice helado de caramelo, torta de pan y una mousse de auyama.

–¡Pero eso es mucho!

–Qué mucho nada, chico. ¿Estás a dieta? ¡Porque igualito te lo vas a comer! –Y se ríe.

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Abogado de venezolana abusada en Argentina: jueza tiene elementos para arrestar a Garzón
El Consejero de la Magistratura de Argentina, Diego Marías, interpuso una denuncia contra la jueza Karina Zucconi para que se apruebe su inmediata remoción por su mal accionar en el caso

 

Este lunes, 1 de febrero, el abogado defensor de la venezolana abusada sexualmente en Argentina, Pablo Baqué aseguró que la jueza que lleva el caso tiene elementos suficientes para arrestar a Irineo Garzón. 

En las inmediaciones de los Tribunales de Argentina, Baqué manifestó a los medios de comunicación que espera concretarse la detención de Garzón luego de que el acusado diera sus testimonios al juzgado a través de la aplicación Zoom.

«Esperamos que sea detenido hoy mismo. Mientras más tarde puede ser peor», dijo Baqué, haciendo un llamado a la jueza Karina Zucconi para que solicite rápidamente la aprehensión para evitar males mayores hacia otras mujeres.

Por otro lado, Pedro Baqué informó que familiares decidieron por voluntad propia declarar como testigos del hecho para lograr que la Justicia argentina aplique su arresto inmediato acompañado de una sentencia de cárcel adecuada.

Piden la remoción de la jueza

El Consejero de la Magistratura de Argentina, Diego Marías, interpuso una denuncia contra la jueza Karina Zucconi para que se apruebe su inmediata remoción por su mal accionar en el caso de la joven venezolana abusada sexualmente por Irineo Garzón.

Marías considera que Zucconi demostró un «desprecio de circunstancias objetivas» tras otorgar libertad del comerciante Garzón, cuando este fue capturado infraganti por la policía de Buenos Aires.

Ante esto, el consejero pidió que se disponga la apertura del procedimiento correspondiente para la remoción de Zucconi, a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 15, y que se ordene su suspensión.

«La jueza soslayó un dato objetivo que verifica el riesgo de fuga en este caso, y omitió otras circunstancias fundamentales como el hecho de que el imputado intentó retirarse del lugar cuando autoridades ingresaron al local y no abrió la puerta del inmueble cuando la policía llamó, manifestando que estaba trabajando», dice Diego Marías.

De acuerdo al Código Penal de Argentina, la pena prevista para el delito de abuso sexual agravado con acceso carnal, por el que fue imputado Irineo Garzón, no permite que el acusado se mantenga en libertad ni que, en caso de ser condenado, se vea beneficiado con la libertad condicional.

*Con información de EP

 
Fiscales apelan libertad de acusado de violar a joven venezolana en Argentina
Las fiscales Russi y Labozzetta reclaman la prisión preventiva del acusado y en su apelación hicieron hincapié en la importancia que tiene el relato de la víctima

Dos fiscales apelaron la polémica decisión de una jueza de dejar en libertad a un hombre acusado de violar a una joven venezolana en Buenos Aires, un caso que ha despertado indignación en Argentina.

Según confirmaron fuentes judiciales, la apelación fue presentada por Silvana Russi, a cargo de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional 41, y Mariela Labozzetta, titular de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres.

En una presentación conjunta, ambas procuradoras reclamaron la revocación del beneficio de la libertad otorgado al acusado como «el único medio útil para asegurar los fines del proceso, la integridad de la víctima y el cumplimiento de los compromisos del Estado argentino en el ámbito del derecho internacional de los derechos humanos de las mujeres». La excarcelación había sido concedida días atrás por la jueza a cargo del caso, Karina Zucconi.

El hombre, identificado como Humberto Garzón, dueño de una tienda de ropa de trabajo en el barrio capitalino de Once, está acusado de violar a una joven venezolana de 18 años el pasado día 23, el mismo día que ésta había comenzado a trabajar en el local con él. «Para ello, le dio una bebida que tenía una sustancia que la dejó inconsciente y en un estado de indefensión», indicó el Ministerio Público Fiscal en su sitio web.

La jueza Zucconi argumentó que no existían razones para suponer que el hombre va a intentar eludir la acción de la Justicia o entorpecer la investigación y tuvo en cuenta la falta de antecedentes penales del acusado para dejarlo en libertad mientras continúa el proceso.

Las fiscales Russi y Labozzetta reclaman, en cambio, la prisión preventiva del acusado y en su apelación hicieron hincapié en la importancia que tiene el relato de la víctima, «cuya vida e integridad debe ser preservada, ya que es lo prioritario».

Explicaron que en los episodios de violencia sexual, el testimonio de la víctima es generalmente la prueba directa principal y por eso el deber del Estado es extremar los recaudos para asegurar no sólo su integridad física sino también la psicológica y la libertad de participar en las distintas instancias judiciales sin temor ni presiones. Recordaron además que el acusado intentó fugarse cuando la policía llegó a su comercio.

El caso ha generado indignación tanto en Argentina como en Venezuela, países en los que este viernes 29 de enero se registraron protestas para pedir justicia y prisión para el agresor de la joven venezolana.

Irene Bosch descubre en Venezuela el germen del test rápido para coronavirus
La bióloga venezolana lidera el grupo de científicos que creó el dispositivo que garantiza la detección temprana y en tiempo récord (15 minutos) del coronavirus, En espera de su aprobación en Estados Unidos, Bosch conversó con El Pitazo y dijo que América Latina también es tierra fértil para la producción de estos test rápidos, que ayudarán a detener la posibilidad de una trasmisión aún más desbocada del virus

La venezolana Irene Bosch vuelve a asombrar al mundo con la creación de una prueba rápida de diagnóstico de enfermedades por virus, ahora dirigida a ayudar a contener el contagio por el coronavirus: el Dart Direct Antigen Rapid Test.

Ya en 2012 la bióloga egresada de la Universidad Central de Venezuela (UCV), con una amplia experiencia en la investigación del dengue, el zika y el chikungunya, desarrolló pruebas rápidas para detectar estas enfermedades transmitidas por mosquitos.

Si bien ha luchado con todos esos virus en los laboratorios del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), de la Universidad de Harvard, de la Escuela de Medicina Monte Sinaí y del E25Bio (su compañía), todos en Estados Unidos, donde reside desde hace casi 30 años, Bosch ha llegado a los resultados de sus investigaciones jalada por una suerte de devoción: su natal Venezuela.

“Hace casi 10 años, cuando una periodista venezolana y yo estábamos en el MIT, identificamos un fenómeno en Venezuela al que había que combatir, pues agravaba la situación del sistema de salud: la desinformación propiciada por el régimen”, cuenta Bosch a El Pitazo.

Es entonces cuando surge la idea del test rápido, precisa Bosch, quien cuenta con doctorados de la Universidad de Harvard en biología molecular y medicina tropical. «Decidimos inventar una manera en que los ciudadanos se informaran a sí mismos de lo que estaba pasando, pues había un deterioro franco de información en materia de salud entre la gente y el personal sanitario. Los boletines epidemiológicos, que recogían las estadísticas de las enfermedades, comenzaban a desaparecer”, relata.

Entonces crearon el test rápido para detectar el dengue, que está a la venta en Colombia. Después surgió el dispositivo para zika y para chikungunya, que permite también la detección temprana para recibir un tratamiento que puede salvar vidas.

Animada por esos primeros pasos, Bosch fundó E25Bio en 2018, una compañía dedicada a hacer exámenes rápidos para detectar enfermedades infecciosas, junto con Lee Gehrke, profesor de la Universidad de Harvard y del MIT, y un grupo de científicos, entre los que figuran otros dos venezolanos.

“La esencia de esta compañía, incluso la visión y la tecnología, vino de esa motivación de tipo social y político que quita al ciudadano el derecho de saber lo que ocurre a su alrededor”, explica la investigadora.

La apuesta de Bosch es que este dispositivo para diagnosticar el coronavirus, similar a una prueba rápida de embarazo, cuyos resultados llegan al teléfono móvil en tiempo récord (15 minutos), esté al alcance de todos cuanto antes, en especial en Venezuela.

“Usamos para el test de coronavirus la misma tecnología que habíamos desarrollado para el del dengue. Si no fuera por eso, no hubiésemos tenido jamás la capacidad de hacerlo”, comenta. Considera que contener el coronavirus en el mundo habría sido más fácil si se hubiera contado con pruebas que garantizan la detección temprana y rápida, y de forma generalizada.

“Los científicos vimos que se debió declarar la pandemia el 1 de enero, pero no se hizo. En marzo estaba en todo el mundo, algo inaudito. Si esperamos otra vez que las organizaciones informen de arriba para abajo va a haber un tiempo en que la población se va a ver afectada. Imagina el día en que fuera al revés, que la gente pueda informarse por sí misma, entre ellos, es por eso que les digo que la esencia y el corazón de este dispositivo está basado en solucionar problemas de Venezuela”, subraya Bosch.

Rápido y sencillo y a gran escala

Irene Bosch expresa que E25Bio hace énfasis en el uso de tecnología de punta para el desarrollo de estos dispositivos, en los que priva además la idea de hacerlos accesibles al mayor número de personas.

Añade que, por su practicidad, el uso de este dispositivo puede convertirse en parte de la vida cotidiana de cualquier persona, incluidos los médicos, que quieran despejar sus dudas sobre si tienen o no el virus.

En espera de la aprobación por parte de las agencias regulatorias de Estados Unidos para pulsar el botón de la producción, Bosch explica cómo las personas pueden saber si están infectadas o no por coronavirus con el dispositivo para el diagnóstico rápido: de la interacción de la secreción nasofaríngea y el ingrediente que está en la base del test surge el resultado. Si aparece una rayita, es negativo; si son dos rayitas, positivo.

Sostiene que con la ayuda del Estado y del networking E25Bio puede pasar de producir 100.000 a 7.000.000 de dispositivos cada día. “Se calcula hoy en día que, en China, Corea y Japón, no importa qué país, no van a darse abasto para la cantidad de demanda de test rápidos que hay en el mundo. Tampoco en Estados Unidos. La demanda es mucho más grande que la oferta. Entonces, si nos ayudan, de una manera muy puntual, podemos escalar en la producción”, puntualiza.

Para Bosch América Latina también es tierra fértil para la producción de estos test rápidos. “Capacidad hay (…) porque no hay necesidad que uno tenga que comprar en la China una cosa tan sencilla como esta. Si uno hace un zapato, hace una cosa de esta, esos son componentes muy sencillos, entonces nosotros queremos proponer que se produzcan en Colombia, en México, Brasil y en Venezuela, cuando lo permitan”, apunta.

El virus toca la puerta

Puede decirse que su afán por la investigación científica viene de una tradición familiar. “En mi familia hay muchos médicos y siempre corro hacia ellos. Recibo calma y serenidad”, dice Bosch y no duda en aplaudir el trabajo de todos los que están en Venezuela. “El médico venezolano es un ejemplo de profesionalismo y de heroísmo, porque las condiciones son extremas”, agrega.

La investigadora confiesa que el virus tocó su puerta: fue contagiada por un miembro de la familia. Hoy cumple un estricto aislamiento por coronavirus, con síntomas leves, pero afirma que gracias a la aplicación de los test rápidos, evitó la propagación del virus a sus abuelos, o es lo que cree, pues ahora mismo espera que pasen ocho días, el tiempo promedio de incubación del virus, para confirmar su sospecha mediante las pruebas diagnósticas rápidas.

Recomienda a los venezolanos quedarse en casa para protegerse de este virus que ya se ha esparcido por más de 100 países y ha cobrado miles de vidas. “Si bien no es el mismo virus del SARS de 2003, su primo hermano, es muy parecido, y no es una gripe sencilla, es una gripe neumónica. Esto es una enfermedad seria, sumamente seria”, advierte y aclara, sin embargo, que 80% de los casos no presenta síntomas graves.

Bosch confía en la llegada de un gobierno a Venezuela en el que prive la sensatez, “que vea primero por sus ciudadanos, por su salud, por su bienestar”. “En Venezuela estamos en epidemia hace tiempo, entonces si esa epidemia se va, sería lo mejor”, opina.

El Pitazo

Deyna Castellanos se une al Atlético del Madrid
La futbolista femenina más reconocida del país fue fichada por el club 
El contrato de Castellanos es hasta el año 2022

El club hizo público el fichaje de la venezolana, que será rojiblanca. De esta manera, el Atlético contrata a una de las jugadoras con más proyección en el fútbol femenino.

El Barcelona y el Tacón (Real Madrid femenino) habían manifestado su interés por Deyna, pero las rojiblancas ganan el interés de una futbolista que se destaca por su polivalencia y su gran experiencia, pese a su corta edad. La venezolana tan solo tiene 20 años.

A principios de diciembre Deyna Castellanos anunciaba que dejaría el fútbol universitario de Estados Unidos, tras acabar la temporada con el Florida State.

Desde entonces, los rumores, ahora confirmados de una posible llegada de la venezolana a la liga española, no paraban. Castellanos tenía grandes opciones por escoger y finalmente decidió formar parte del Atlético de Madrid. 

Atención de los medios en Madrid

Los medios españoles daban por hecho la llegada de Deyna al Club Deportivo Tacón, equipo que fue comprado por el Real Madrid y cuya fusión se completará para la temporada 2020-2021, cuando pase a llamarse Real Madrid Club de Fútbol Femenino.

El «Atleti» le dio la bienvenida afirmando que es «una de las jugadoras con mayor proyección del mundo, con gran capacidad goleadora y asociativa con sus compañeras».

«Toda la familia atlética te desea la mayor de las suertes en este nuevo reto que comienza hoy defendiendo los colores rojiblancos», se lee al final del comunicado.

Con información de: El Nacional. 

La razón última de la emigración, por Alejandro Moreno

POR MUCHO QUE SE QUIERA DISMINUIR LA diáspora venezolana, estamos viviendo algo que nunca habíamos podido imaginar años atrás. Cuántas veces habremos dicho la expresión: “Aquí no se puede vivir”, como un dicho más, como una frase cualquiera cuando por cualquier banal motivo estábamos fastidiados. Nunca llegamos a pensar que pudiera algún día hacerse pura y simple realidad. He aquí que ese día llegó. Si es verdad que la vida biológica sigue siendo aunque muy precaria y muy dudosamente posible para la gran mayoría de la población, el sentimiento de fondo de todos es que vida como tal vida, la propiamente venezolana, solo es posible para unos cuantos, los “enchufados”.

Esas masas de gente, ahora ya del pueblo, de los pobres y desheredados de toda fortuna, que pasan a diario las fronteras arrastrando sus míseras pertenencias y cargando o llevando de la mano a sus pequeños hijos, ¿de qué huyen y qué buscan? Huyen en último término de la muerte que les acecha en cualquier sitio de su país por el hambre, la enfermedad, el asesino que puede asaltarles a la vuelta de una esquina. No buscan fortuna ni riqueza que muy bien saben no les será fácil. Buscan por lo menos poder sobrevivir porque bien saben que para ellos “aquí no hay vida”.

Por la vida, se exponen a cualquier dificultad que haya que soportar: a la humillación de tener que recurrir al auxilio de la caridad ajena, al calor de los asoleados caminos del Brasil lo mismo que a los fríos páramos de Colombia, a días y días de camino, incluso, a veces, al rechazo de las otras gentes que los desprecian como extranjeros peligrosos, invasores.

Los revolucionarios idealistas, y creo que sí los hay, cuando proyectan, planifican y ejecutan sus revoluciones, no tienen en cuenta lo que van a hacer con la vida de la gente común, de los hombres del pueblo a favor de los cuales piensan sus proyectos. Todo el cambio que proponen y procuran les parece que solo puede producir mejoras y bienestar. Por eso es tan difícil convencerlos de que se equivocan, de que el bien de los pueblos, si es cierto que no está en la inmovilidad social y política, es sobre todo verdad que no está en los cambios violentos y rápidos, las revoluciones, porque descoyuntan las vidas de la gente y ese es un falso remedio.

El cambio hay que hacerlo, pero adecuándose al ritmo del pueblo, respetando su proceso propio de vida, del sentido profundo del vivir, y la vida pone las condiciones que son muy complejas para poder ser vida.

El Hombre es un ser de cultura y, antes que todo, espíritu.

ciporama@gmail.com