torturas en venezuela archivos - Runrun

torturas en venezuela

El testimonio de un torturador vale más que el de una víctima
La Misión independiente de determinación de hechos sobre Venezuela de la ONU denunció que la impunidad por actos de tortura en Venezuela » es una constante»
En su más reciente informe, la Misión independiente de determinación de hechos sobre Venezuela de la ONU menciona que dos funcionarios señalados como torturadores fueron presentados por la Fiscalía como testigos contra las víctimas 
Los actos de tortura, según la Misión de ONU, se usan en Venezuela para «castigar» a la disidencia y «obligar a los detenidos a firmar declaraciones falsas, o para extraerles confesiones fabricadas o informaciones inculpatorias»
Una víctima torturada en El Helicoide comentó a la Misión de la ONU que la fiscal asignada a su caso desestimó sus denuncias de tortura: «‘Tú no fuiste torturado’  ‘aquí no usamos la palabra tortura'», le decían

 

La Misión internacional independiente de determinación de los hechos sobre Venezuela concluyó que en el país la impunidad por los actos de tortura y malos tratos sufridos por las personas privadas de libertad por motivos políticos «es una constante» y que incluso algunos funcionarios señalados como torturadores son usados como testigos de la Fiscalía.

Estas conclusiones figuran en el informe «El aparato estatal, sus mecanismos de represión y las restricciones al espacio cívico y democrático» presentado este 20 de septiembre de 2023, en donde el grupo independiente de la ONU denuncia la «falta de respuesta de las autoridades venezolanas ante las denuncias o indicios fundados de tortura».

«Los testimonios coinciden en que ni el Ministerio Público, ni los jueces, ni la Defensoría del Pueblo han actuado diligentemente para esclarecer esas violaciones. Una de las víctimas entrevistadas por la Misión, que fue torturada en 2019 en El Helicoide, fue llamada a declarar a este respecto por la Fiscalía 83 del área metropolitana de Caracas con competencia de derechos fundamentales recién en mayo de 2022. La fiscal asignada al caso desestimó las denuncias de tortura y le dijo a la víctima, en distintos momentos, ‘tú no fuiste torturado’ y ‘aquí no usamos la palabra tortura‘», expresa textualmente el informe de la Misión.

En las investigaciones entre el período 2020-2023, destacan, los funcionarios del Estado venezolano continuaron haciendo uso de la tortura «como parte de la política estatal para silenciar, desalentar y anular la oposición al Gobierno, particularmente en el marco de la represión selectiva contra líderes sociales y políticos, así como contra militares presuntamente implicados en presuntas operaciones para derrocar o desestabilizar al Gobierno».

Jueces ignoran las denuncias

La Misión hace énfasis en la falta de respuesta de jueces y juezas a las denuncias de tortura. Además denuncian que, en al menos dos casos, además, la Fiscalía presentó como testigos a los mismos torturadores.

«Una fuente entrevistada por la Misión explicó que, cuando las personas detenidas que han sido víctimas de tortura son presentadas por primera vez ante un juez, suelen abstenerse de denunciar los abusos, debido a que quienes las conducen a las audiencias son los mismos funcionarios que las torturaron. En al menos dos casos documentados por la Misión, los testigos presentados por la Fiscalía fueron los mismos responsables de las torturas. Por otra parte, cuando concluyen las audiencias, las personas detenidas son conducidas de vuelta al centro de detención donde sufrieron las torturas, lo que también suele inhibir las denuncias», explican. 

Otra irregularidad que encontraron es que los jueces y juezas se niegan a entregar, a los abogados de las víctimas o familiares,  las actas de audiencia preliminar o la sustanciación del juicio oral en las que los procesados denuncian las torturas, esto con el fin de «evitar que las declaraciones salgan a la luz pública, particularmente en los casos ante los tribunales de terrorismo2.

«Estos hechos son consistentes con el uso de la tortura por parte de las autoridades estatales para generar y perpetuar un clima de miedo en la sociedad civil venezolana o mostrando las posibles consecuencias de disentir. Algunas personas entrevistadas por la Misión comentaron que incluso un pequeño número de casos simbólicos sirven para aterrorizar a toda la sociedad, como en las salas de tortura de El Helicoide y la “Casa de los Sueños” en Boleíta, cuya existencia es ampliamente conocida», advierte la Misión.

28 de casos de tortura o malos tratos

En el texto especificaron que para el periodo que comprende el más reciente informe, investigaron los casos de  28 personas (22 hombres y 6 mujeres incluyendo una mujer transgénero) víctimas de tortura o de malos tratos contra personas opositoras o percibidas como tales.

Al igual que como documentaron en informes anteriores, estas torturas y malos tratos se produjeron «en combinación con otras violaciones de derechos humanos».

Las víctimas de tortura según el informe son personas opositoras al gobierno, «reales o percibidas», incluyendo personas defensoras de los derechos humanos y activistas de ONG, políticos, sindicalistas, periodistas, familiares de personas opositoras, entre otros. 

«Asimismo, las torturas y malos tratos se cometieron en contra de oficiales militares y civiles en el marco de operaciones de contrainsurgencia. En todos los casos, las personas estaban bajo el control de los funcionarios de las fuerzas de seguridad del Estado, o recluidos en centros de detención oficiales o clandestinos operados por ellos», abunda el documento.

 

Formas de tortura en Venezuela

La Misión documentó, en el período estudiado, las siguientes prácticas de tortura y  otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes:

  • Golpes (sobre todo en la cabeza, costillas, glúteos, testículos, piernas, y dedos de las manos y pies)
  • Suspensión de las muñecas o tobillos
  • Asfixia con bolsas en la cabeza, a veces rociadas con insecticida
  • Ingestión de bebidas con estupefacientes
  • Exposición toda una noche al aire acondicionado a baja temperatura con el cuerpo desnudo recibiendo constantemente golpes y baños de agua fría
  • Descargas eléctricas en los testículos
  • Quemaduras de cigarrillo
  • Quemaduras químicas en la cara
  • Inhalación de gases lacrimógenos
  • Privación del sueño, luz constante las 24 horas del día y música a todo volumen
  • Reclusión en régimen de aislamiento prolongado o en celdas de castigo
  • Violación, amenaza de violación, y otros actos contra la integridad sexual

Estos patrones, indican, son coherentes con los documentados en informes anteriores y fueron infligidos «por funcionarios del Sebin, de la DGIM y de otros cuerpos de seguridad».

Además de las torturas físicas, los privados de libertad por razones políticas en Venezuela  son víctimas de «tortura psicológica», tales como «amenazas a las personas detenidas con hacer daño a sus familias o la imposición de peores condiciones de detención (por ejemplo, amenazas de traslado a centros de detención con presos comunes, amenazas de largos periodos de detención, o amenazas de tortura o violación)».

Torturas para forzar declaraciones falsas y confesiones fabricadas

El propósito de las torturas por cuerpos de seguridad en Venezuela, según denuncia la misión independiente de la ONU, es «castigar a las personas detenidas por sus actividades sindicales o de defensa de los derechos humanos, por denunciar actos de corrupción, por su militancia política de oposición, o por ser sindicados de cometer actos delictivos contra el gobierno o sus autoridades»

Reseñan que a varias de las víctimas se les mencionaron expresamente estas razones en el momento de sufrir los castigos.

Peo también, los actos de tortura y malos tratos en el país se aplican «con el fin de obligar a las personas detenidas a firmar declaraciones falsas y extraerles confesiones fabricadas o informaciones inculpatorias respecto de otras personas. Para ilustrar lo anterior, señalan casos concretos:

«En un caso, se obligó a un detenido a ingerir estupefacientes antes de extraerle una supuesta confesión.  En varias oportunidades las confesiones fueron grabadas por los agentes de seguridad y difundidas posteriormente en medios y redes sociales con el fin de demostrar la culpabilidad de las personas detenidas», se argumenta. 

 

Misión de la ONU: Maduro ordenaba las torturas y detenciones en Venezuela
El nombre del presidente Nicolás Maduro se menciona  73 veces en el tercer informe de la Misión, que contiene gran cantidad de denuncias sobre detenciones arbitrarias, persecución, “siembra” de pruebas falsas y torturas contra opositores del Gobierno chavista
Los crímenes y violaciones de derechos humanos “no fueron cometidos de manera inconexa”, sino que fueron el resultado “de un plan ideado por el Presidente», denuncia la Misión de la ONU
El informe detalla que los altos jerarcas del gobierno decidían quiénes serían los objetivos de las detenciones. Por lo general, se trataba de “políticos de oposición, periodistas y personas que trabajaban para organizaciones estudiantiles, así como líderes y lideresas estudiantiles y de las protestas”
Un exagente del Sebin informó a la misión que el organismo recurre habitualmente a escuchas telefónicas, intervención física de habitaciones y cámaras ocultas para vigilar a los “objetivos opositores” y que estos reportes se envían diariamente a Maduro
Las torturas que documentó la Misión de la ONU incluyen “palizas, descargas eléctricas, asfixia con bolsas de plástico y posturas de tensión, así como amenazas de muerte y violación, u otras formas de tortura psicológica”

 

En su tercer informe sobre la situación de derechos humanos en Venezuela, la Misión Internacional de Determinación de Hechos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señaló directamente al presidente Nicolás Maduro, y menciona al alto dirigente del PSUV, Diosdado Cabello como partícipes y copartícipes de las decisiones de reprimir, detener y  torturar a disidentes políticos en Venezuela. 

“Las investigaciones de la Misión muestran que los actos de violencia documentados no fueron realizados al azar por individuos desconectados, que actuaron solos dentro del Sebin y la Dgcim. Por el contrario, el Sebin y la Dgcim fueron parte de una maquinaria diseñada y desplegada para ejecutar el plan del gobierno para reprimir la disidencia y cimentar su propio control del poder. Este plan fue orquestado al más alto nivel político, encabezado por el presidente Nicolás Maduro y apoyado por otras altas autoridades”, declaró Martha Valiñas, presidenta de la Misión de Investigación de la ONU en la presentación del informe este 20 de septiembre.

La Misión determinó que las violaciones de derechos humanos en Venezuela, además de constituir crímenes de lesa humanidad, fueron parte de una política deliberada del gobierno venezolano para “silenciar, desalentar y sofocar la oposición al Gobierno”.

“ El presidente Nicolás Maduro, y otras autoridades de alto nivel que le prestaron apoyo fueron los principales artífices en el diseño, implementación y mantenimiento de una maquinaria con el propósito de reprimir la disidencia”, se lee en el documento.

 A Maduro lo mencionan 73 veces en el informe completo de la Misión: 60 mientras describen la actuación de los servicios de inteligencia y su vinculación con posibles crímenes de lesa humanidad y 13 al describir la situación de los derechos humanos en el Arco Minero del Orinoco y otras áreas de Bolívar.

Mientras que a Cabello se refieren en 41 ocasiones :  37 cuando comentan su «influencia» en las actuaciones de la Dgcim y el Sebin y cuatro en el apartado sobre el Arco Minero. 

Detenciones “a la carta” 

El informe recopila las denuncias del exdirector del Sebin, Cristopher Figuera, quien aseguró a la Misión que Maduro impartía directamente órdenes al Sebin.

Asimismo, indican que “numerosas fuentes” confirmaron que Diosdado Cabello también goza de un “poder importante” dentro del organismo, lo que le permitía “dar órdenes al director general”.  La Misión también constató que Cabello “ejercía una influencia significativa dentro del Sebin”, aunque en el período examinado “no tuvo una posición dentro de la jerarquía de la organización”.

Las órdenes de Cabello incluían “a qué personas detener, liberar y/o torturar”, según aportes de “numerosas fuentes” a la Misión. 

En concreto, se relata un incidente que contó Figuera, quien precisó que Diosdado Cabello comenzó a pedirle información de inteligencia, lo que llevó a Figuera a preguntarle al Maduro quién era su jefe.

“Maduro respondió que su jefe era él, pero le dijo a Figuera que ‘tratara de mantener buenas relaciones con Diosdado Cabello’ (…)  Un exagente del Sebin  y al menos un exdetenido dijeron a la Misión que Cabello tiene ‘sus’ presos políticos en El Helicoide”, se lee en un apartado del informe detallado. 

Mientras que, en el punto 58 del informe  completo, se asegura que las órdenes para identificar a las personas a investigar “provenían directamente del presidente Maduro y, en ocasiones, de Diosdado Cabello”.

Los altos jerarcas del gobierno decidían quiénes serían los objetivos de las detenciones. Por lo general, se trataba de “políticos de oposición, periodistas y personas que trabajaban para organizaciones estudiantiles, así como líderes y lideresas estudiantiles y de las protestas”. 

Con el visto bueno de Maduro y Cabello, según destaca la Misión, el director general del Sebin tenía la facultad de autorizar detenciones sin órdenes judiciales y de participar en los interrogatorios de las personas sin la presencia de sus representantes legales, en particular, en casos políticos de alto perfil

Vigilancia, espionaje y el «círculo íntimo» de las detenciones

Por otra parte, un  exagente del Sebin informó a la misión que el organismo recurre habitualmente a escuchas telefónicas, intervención física de habitaciones y cámaras ocultas para vigilar a los “objetivos opositores” y que estos reportes se envían diariamente a Maduro. 

“Objetivos de alto perfil, como miembros de la oposición política, fueron vigilados diariamente durante un período de alrededor de un año para dejar claro que estaban bajo vigilancia del Sebin. Un exempleado de alto nivel del Sebin le manifestó a la Misión que, en algunos casos, el presidente Maduro quería saber lo que la persona estaba haciendo las 24 horas del día, por lo que el director general le enviaba información cada dos horas, a veces directamente y otras veces a través de la vicepresidenta Delcy Rodríguez, o la primera dama, Cilia Flores”, abunda el documento. 

 La Misión recibió información de que otras figuras chavistas, como Cilia Flores y Tareck El Aissami, también ordenaron detenciones políticas.

Al respecto, documentaron que recogieron dato sobre «reuniones semanales»  en las que participaban los ministros de Defensa, Relaciones Exteriores, de Interior y de Justicia, así como los directores generales de la Dgcim, Sebin y el Cesspa.

En estos encuentros, se tomaban ·decisiones en apoyo de la política que «incluyen la comisión de delitos».

«Información interna fiable indica que el Presidente tiene un círculo íntimo de asesores de confianza, entre ellos Diosdado Cabello, Tareck Zaidan El Aissami Maddah y el ministro del Interior, a quienes consulta para impartir esas órdenes. Las decisiones se comunican luego a la cadena de mando, lo que da lugar a la comisión de violaciones y delitos”, concluye la Misión. 

“Maduro ordenaba directamente las torturas”

El grupo de la ONU denunció la “tortura y malos tratos” del Sebin a detenidos políticos durante los actos de interrogatorio para “extraer confesiones o información, incluidas las contraseñas de teléfonos y redes sociales, o para obligar a las personas a incriminarse a sí mismas o a otras, en particular, a los líderes de la oposición de alto perfil”.

En este punto, señalan a Maduro como una de las figuras que ordenaba practicar estos actos violatorios de los derechos humanos:Exempleados del SEBIN dijeron que la tortura era ordenada directamente por el presidente Maduro, por las y los directores de línea o por el director general”.

Las torturas que documentaron incluyen “palizas, descargas eléctricas, asfixia con bolsas de plástico y posturas de tensión, así como amenazas de muerte y violación, u otras formas de tortura psicológica”.

El exdirector del Sebin, Cristopher Figuera, aseguró en declaraciones que recoge el informe que Maduro “decidía quiénes serían torturados, quiénes permanecerían detenidos y quiénes serían liberados”.

Además, asegura que si los agentes del Sebin se negaban a participar en los actos de tortura, eran golpeados para intimidarlos «y así hacerse respetar».

Un preso político que estuvo detenido en  «La Tumba» del Sebin y que fue víctima de “tortura blanca” aseguró a la misión que el director del organismo, Gustavo González López, fue personalmente a interrogarlo varias veces, para ofrecerle cosas a cambio de su información: “Y le decía al detenido que todo ya había sido acordado con Diosdado Cabello y el presidente Maduro”.

Maduro, la Dgcim y su “mano negra”

La Misión registró también testimonios que indican que Maduro emite órdenes directas al director de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), mayor general Iván Hernández Dala.

Estas instrucciones, precisaban, se transmitieron  “en teléfono o persona, nunca por escrito”, para “evitar dejar rastro de papel”.

“Según varias fuentes, en el caso de objetivos políticos, el Presidente Maduro aprueba y a veces también ordena la detención de opositoras y opositores (…) Una fuente con conocimiento calificado de esta dinámica le dijo a la Misión que el Presidente Maduro también consultaba con su círculo íntimo respecto de qué detenciones realizar”, reza textualmente el informe. 

 

Exempleados de la Dgcim narraron a la Misión que las personas eran perseguidas y atacadas por no estar públicamente alineadas con el régimen, “lo que el presidente Maduro supuestamente percibía como una afrenta personal. Según un exempleado de la DGCIM, la mayoría de los miembros más destacados de la oposición política estaban «bajo vigilancia”.

Una grave acusación contra Maduro que se recoge en el informe vino por parte de exempleados de la DGCIM, y tiene que ver con la práctica de plantar evidencias. Un exmiembro de la Dgcim de alto rango aseguró que Maduro le pidió directamente que le “sembrara algo” a una persona que quería que fuera detenida, a pesar de la falta de evidencia en contra de ella.

Así, y por peticiones del alto gobierno, exempleados de la Dgcim admitieron que en algún momento sembraron “panfletos con la foto de un líder de la oposición, granadas y otras armas, así como maletines con grandes sumas de dinero dentro de las residencias de los objetivos”.

A Maduro también lo señalan de tener influencia “directa” sobre el director de la División de Asuntos Especiales (DAE) de la Dgcim Alexander Granko Arteaga, quien fue uno de los que encabezó el operativo de ejecución del expiloto del Cicpc, Óscar Pérez, y su grupo disidente en El Junquito, en enero de 2018.

La DAE es considerada como la  “mano negra” del director de la DGCIM. A este grupo, que no aparece en la jerarquía formal de la dirección de contrainteligencia militar, lo consideran una “fuerza de choque o paramilitar” o una “DGCIM dentro de la DGCIM”,

Según exfuncionarios,  esta brigada tiene su propio presupuesto, equipo, capacidad de cibervigilancia y “plena autonomía”.

La DAE tiene dos bases en Caracas, que denuncia la Misión, son usadas como “centros de detención clandestinos para torturar a disidentes reales y percibidos y otros opositores y opositoras al Gobierno”.

La Misión afirma tener pruebas de que entre 2017 y 2022, Granko Arteaga “ordenó, supervisó y participó directamente en arrestos, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas de corta duración, torturas, incluida la violencia sexual, y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”.

Maduro al tanto de violaciones y delitos 

En el capítulo “responsabilidad individual de las autoridades de más alto nivel” la Misión concluyó que las violaciones y crímenes que han documentado pueden dar lugar a “responsabilidad penal individual”, tanto por  crímenes de lesa humanidad como delitos específicos establecidos en la legislación nacional”.

Afirman que, según las pruebas que recabaron durante las investigaciones, hay “motivos razonables para creer”  que “el Presidente tenía conocimiento de las violaciones y delitos y que, en ocasiones, daba órdenes al director general y a los directores de otras unidades del Sebin”.

La Misión también constató que el o la vicepresidente “conocían o debían haber conocido la comisión de esos delitos en el Sebin” y denuncian que, a pesar de que tenía la autoridad efectiva para hacerlo, “no evitaron los crímenes y violaciones”.

“Con relación a las violaciones cometidas en la DGCIM, la Misión encontró motivos razonables para creer que el Presidente ordenó o instigó la comisión de ciertos actos delictivos y que, sabiendo que se estaban cometiendo violaciones, no tomó las medidas necesarias para prevenir que estos actos se produjeran ni para reprimirlos”.

La información que procesó la Misión les permite concluir que los crímenes y violaciones de derechos humanos “no fueron cometidos de manera inconexa”, sino que fueron el resultado “de un plan ideado por el Presidente, asistido por otros funcionarios del más alto nivel de autoridad del Estado. Este plan se ejecutó a través de estructuras bien organizadas, como lo son el Sebin y la Dgcim”.

ONU responsabiliza a Maduro y a jefes de inteligencia por crímenes de lesa humanidad

Claves | Último informe de Bachelet antes de dejar su cargo en la ONU revela que continúan las torturas en Venezuela
Acnudh mantiene su preocupación sobre las condiciones de detención en centros como el Sebin y la Dgcim en Caracas

Este jueves, 23 de junio, se hizo público el último informe de la alta comisionada de la ONU, Michelle Bachelet, sobre el caso Venezuela.

El informe evalúa el periodo entre el 1 de mayo de 2021 y el 30 de abril de 2022. Bachelet lo presentará el próximo 29 de junio ante el Consejo de DDHH de la ONU.

De acuerdo con el texto, el mismo se centra en se en los últimos acontecimientos relacionados con:

Derechos económicos, sociales, culturales y ambientales; el estado de derecho y el espacio cívico, y el nivel de aplicación de las recomendaciones correspondientes emitidas anteriormente por Acnudh.

 

Este es el último informe que presenta Bachelet antes de dejar la Acnudh en agosto, tras haber sido nombrada en el cargo en septiembre de 2018.

Derechos económicos, sociales, culturales y ambientales

1.- Se mantuvo la campaña de vacunación contra la COVID-19, pero no se tiene acceso a información pública y desglosada sobre la implementación del Plan Nacional de Vacunación.

Cabe recordar que la Alianza Rebelde Investiga (ARI) realizó un especial que reveló que la cifra de vacunados hasta abril no llegaba al 50%, de acuerdo con el Monitor Comunitario de COVID-19.

Por otra parte, la escasez de combustible y sistemas de refrigeración habrían afectado a la distribución de vacunas en todo el país.

2.- El informe advirtió que la pandemia de COVID-19 en Venezuela agravó el sistema de salud que ya era frágil. Se mantuvo la falta de medicamentos, suministros y suficiente personal certificado en el sistema de salud.

Esto afectó en particular el acceso de mujeres y niños a una atención médica adecuada, incluido el tratamiento especializado para niños y niñas con enfermedades crónicas y la vacunación contra enfermedades prevenibles.

 

3.- Se mantuvo la desaceleración de la inflación que comenzó en septiembre de 2021. Para marzo de 2022, el índice de precios al consumidor registró la tasa de variación más baja desde 2014.

Asimismo, el 15 de marzo se decretó un aumento del salario mínimo mensual y la pensión equivalente a aproximadamente 29 USD.

4.- Recordaron las declaraciones de la relatora especial de la ONU sobre el impacto negativo de las sanciones en el disfrute de DDHH. 

Al respecto, señalaron que esto habría afectado especialmente a ciertos sectores de la población, como los que viven en pobreza extrema y los pueblos indígenas.

5.- Acnudh manifestó preocupación por la situación de DDHH en el Arco Minero del Orinoco y otras zonas mineras de Bolívar y Amazonas.

6.- El informe recordó el incidente entre la Fuerza Armada e indígenas yanomami en la base «Parima B», estado de Amazonas, donde cuatro yanomami murieron.

Rendición de cuentas y estado de derecho

Reformas policiales y judiciales

1.- Aunque Acnudh evidenció algunos avances hacia el fortalecimiento del estado de derecho, recomienda adoptar más medidas para implementar eficazmente las anteriores recomendaciones.

2.- La reestructuración de la Policía Nacional Bolivariana continuó. Además, destacaron que 13 casos están siendo investigados, cuatro en juicio y tres exmiembros de las FAES han sido condenados.

3.- También, recordaron que es esencial mantener la transparencia en los procesos legislativos, a propósito de nombrarse una comisión especial para reestructurar el sistema judicial.

4.- Algunas enmiendas legales establecieron que los civiles que cometan actos sancionados por el Código Orgánico de Justicia Militar serán procesados por tribunales ordinarios.

Por su parte, los juicios en curso de civiles por tribunales militares deben ser transferidos a tribunales ordinarios.

Sin embargo, el informe de Bachelet encontró que el traslado de las causas a la jurisdicción civil a veces dio lugar a nuevas demoras en el proceso judicial.

Derecho a la vida

1.- Según Acnudh, la información indica una reducción significativa del número de muertes en operaciones de seguridad.

Recordaron uno de los operativos de gran escala, realizado entre el 7 y el 17 de julio en La Vega, Santa Rosalía, El Paraíso, Petare, San Juan y El Valle, al menos 22 personas murieron y 28 resultaron heridas.

2.- Sin embargo, Acnudh documentó seis casos que involucraron a las fuerzas de seguridad con un modus operandi similar al anterior en barrios marginados, incluso en Caracas y El Tocuyo, Carora (estado de Lara) que resultaron en la privación de la vida. 

3.- También se documentó la detención arbitraria de al menos 13 personas, incluidas dos mujeres, entre el 9 y el 13 de julio de 2021 en Caracas, y entre agosto y septiembre de 2021 en Apure y Táchira durante operaciones de seguridad. 

En al menos tres de estos casos, los detenidos fueron presuntamente torturados o maltratados.

La detención y el derecho a la libertad y a la seguridad de la persona

1.- Durante el periodo que abarca el informe de Bachelet, se adoptaron medidas legislativas en el Código Orgánico Procesal Penal destinadas a reducir las demoras judiciales.

2.- Asimismo, recomendaron aplicar de forma efectiva las enmiendas para reducir la detención preventiva y recuerda que la esta debe ser la excepción de conformidad con las normas internacionales de DDHH.

3.- Advirtieron que las condiciones para la puesta en libertad, como la presentación periódica ante los tribunales, incluso en un municipio distinto del lugar de residencia, a veces parecen desproporcionadas y afectan a la reintegración social y al acceso al empleo.

4.- Se mantienen sigue o retrasos en la aplicación de las órdenes de liberación, como señaló en febrero de 2022 la Comisión Permanente de Política Interior de la Asamblea Nacional.

Detención y derecho a la integridad física y mental

1.- Acnudh mantiene su preocupación sobre las condiciones de detención en centros como el Sebin y la Dgcim en Caracas.

2.- Recordaron que el 6 de febrero de 2022, dos agentes de la Dgcim fueron condenados a 30 años de prisión por homicidio agravado y tortura del capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo en junio de 2019.

3.- El 3 de diciembre de 2021, declararon responsables a dos agentes del Sebin de homicidio culposo, quebrantamiento de las normas de custodia, agavillamiento y favorecimiento de fuga agravada en relación con la muerte del exconcejal Fernando Albán.

Puede leer el informe completo aquí

La mayor parte de víctimas de tortura en Venezuela denunciaron que las desaparecieron al momento de su detención

 

Entre enero de 2020 y octubre de 2021 la ONG Foro Penal registró 95 casos de  tortura en Venezuela.

En un informe que presentaron  junto al Centro de Justicia y Derechos Humanos Robert F. Kennedy, precisaron que estos casos corresponden a un universo de 481 detenidos.

El documento, de nombre «La Justicia penal como herramienta de represión política en Venezuela», concluyó que 93 casos de tortura se registraron en 2020 y dos en 2021.

«Entre esos casos, la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) lideró el número de reportes en contra, con 29 de 95 (30,53 %) del total de denuncias de tortura», explican.

Asimismo, indicaron que los casos de tortura en Venezuela se dan, mayormente, cuando la detención ocurre en el marco de protestas (38 casos).

Luego, entre quienes acusan por supuesta «conspiración» (23 casos) y, finamente, en casos de supuesta «rebelión militar» (17 casos).

Casos de tortura en Venezuela: 38 siguen detenidos

La mayor parte de víctimas de tortura denunciaron que las desaparecieron al momento de su detención (46,32 %).

Además, a más de la mitad de ellos (57,89 %) las presentaron ante un juez luego del lapso que establece la ley (48 horas desde su detención).

Con respecto a otros detalles, señalan que de los 95 detenidos que denunciaron torturas, a 5 los liberaron sin presentación ante un tribunal, mientras que 90 fueron formalmente judicializados. 

Según el Foro Penal, hasta abril de 2022, 38 de las personas víctimas de tortura seguían detenidas.  39 salieron con medidas sustitutivas y una persona fue excarcelada con libertad plena.

Por otra parte, se conoció que el 91,5 % de los detenidos fueron adultos y el 8,5 % adolescentes. Y, del total, 410 fueron hombres y 71 mujeres.

Una política sistemática

Estos casos, según advierte el Foro Penal, reflejan que existe una política «sistemática» del Estado venezolano de torturas, desaparición forzada y otras violaciones de derechos humanos. 

Asimismo, añaden que lo hacen «para criminalizar, reprimir y aterrorizar» a todo aquel que sea percibido como una voz crítica o disidente político».

«Usualmente, las personas son arbitrariamente detenidas y su paradero es negado por los organismos de seguridad que practican la detención, aun cuando los abogados y familiares se encuentran presentes en los sitios de reclusión», apostillan.

En noviembre de 2021, la Corte Penal Internacional inició una investigación sobre la presunta comisión de crímenes de lesa humanidad en Venezuela. 

Entre los crímenes que investigan, se encuentran “encarcelación u otra privación grave de la libertad física”, “torturas” y “violación y/u otras formas de violencia sexual”.

Con información de EFE

Denuncian desaparición de dos militares, presos políticos en Ramo Verde, tras requisa de la Dgcim
Se trata de los sargentos Piñango Salas y Romero Pérez,  acusados por el alzamiento de Cotiza en 2019. La ONG Foro Penal denunció que los funcionarios desaparecieron luego de una requisa violenta realizada por funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar

 

Alfredo Romero, director de la ONG Foro Penal, denunció que el sábado 12 de diciembre de 2020, unos 160 funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) ingresaron a las celdas del Centro Nacional de Procesados Militares, conocido simplemente como Ramo Verde, ubicado en Los Teques, capital del estado Miranda.

«Golpearon, encerraron a los presos y destrozaron las bolsas de comida», denunció Romero, quien identificó a los militares como: sargento Piñango Salas y sargento Romero Pérez. 

La abogada Tamara Suju ratificó la denuncia y señaló que los oficiales de la Dgcim, encabezados por el general (B) Bustamante Pernía, dejaron varias celdas destruidas luego de la requisa.

Sujú agregó que en la requisa realizada en la Cárcel Militar de Ramo Verde participaron más de 29 carros particulares, varios del Dgcim, y 14 motorizados y sus parrilleros. También dijo que familiares de los detenidos tienen 10 meses sin poder ingresar a visitas en el penal.

«A los más de 200 presos que están en el penal les destrozaron las bolsas de comida y los mantienen encerrados en las celdas», denunció la abogada. 

Brian Fincheltub Ago 11, 2020 | Actualizado hace 4 semanas
No están solos

 Foto en presidenciave.com

@BrianFincheltub

Según cifras ofrecidas por el Foro Penal el pasado 4 de agosto de 2020, en las cárceles de la dictadura chavista permanecen en cautiverio al menos 382 personas, de las cuales 126 son militares.

Hombres y mujeres cuyo único delito fue oponerse a la destrucción y el saqueo del país, haciendo lo que podían desde sus posiciones para tratar de evitarlo.

Yo me niego a que estos venezolanos caigan en el olvido, a que sus causas sean enterradas más hondo que la peor de las celdas de tortura del régimen.

Me niego a que sus familias carguen solas con el peso que significa tener a un ser querido secuestrado sin posibilidad de rescate. Es más que sabido que la mayor condena que puede recibir un preso político es el olvido; de allí que, hoy más que nunca, nuestra obligación sea hacerles saber, por todos los medios posibles, que NO se encuentran solos.

No están solos porque pese a la persecución, las muertes y el exilio de millones de venezolanos, la dictadura no ha podido atemorizar a la inmensa mayoría que se le sigue oponiendo. Y que los desprecia por haberles destruido sus vidas, sus sueños y su país.

Imaginen lo que significa para una banda de matones con poder que la gente les deje de temer. Pierden todo aunque parezcan controlar el más mínimo reducto de la sociedad. La dictadura se equivoca cuando interpreta el cálculo de supervivencia de los venezolanos como una simple rendición.

Prudencia no significa miedo. Los venezolanos han entendido que para enfrentar a un régimen asesino se necesita de inteligencia y táctica, en una carrera contra el tiempo donde lo más importante es mantenerse vivos. Estoy seguro de que en el momento que sea necesario los venezolanos saldrán de nuevo, pero ese momento deberá ser determinante y no una nueva oportunidad para marchar en masa camino al exterminio. Eso sería facilitarles el trabajo de deshacerse de nosotros.

La dictadura tampoco ha podido doblegar ni quebrarle el espíritu a ninguno de los presos políticos.

Por eso los mantiene tras las rejas bajo tortura; por eso los chantajea con el dolor de sus familias. En algunos escenarios la dictadura hace un análisis de costo político, fundamentalmente del costo político internacional. Aunque suene paradójico, en ocasiones para el régimen es menos costoso comprar conciencias con millones de dólares, que tener las cárceles repletas de disidentes. En otros escenarios el costo político no es lo que importa, sino la necesidad de tener monedas de canje para poder negociar con la comunidad internacional. Nada extraño si consideramos que el chavismo es un grupo criminal cuyas prácticas no tienen nada que envidiarle a las que aplicaría un grupo de secuestradores.

Hoy, cuando sus vidas corren más peligro que nunca, pienso en todos los presos políticos; pienso en particular en nuestro hermano Juan Requesens, quien la semana pasada cumplió dos años secuestrado por ser parte de una nueva generación cuyo mensaje principal fue y sigue siendo no rendirse.

La integridad de Juan nos inspira a todos a seguir luchando desde donde estemos hasta acabar con esta tragedia, que mantiene también en cautiverio de país por cárcel a millones de venezolanos. No han podido ni podrán, hagan lo que hagan, detener el curso de los tiempos. Que lejos de favorecerlos como ellos piensan, agota la paciencia de quienes nos negamos a vivir para siempre bajo esta desgracia disfrazada de ideología.

 

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

CIDH urge a investigar la probable tortura al capitán Rafael Acosta Arévalo

LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS CIDH) urgió este miércoles al Estado de Venezuela a investigar los «probables actos de tortura» a los que fue sometido el militar Rafael Acosta Arévalo antes de morir.

En un comunicado, la CIDH expresó «alarma» y «preocupación» por el fallecimiento de Acosta Arévalo «por probables actos de tortura» e instó «a las autoridades a investigar los hechos, juzgar y sancionar a los responsables».

«La CIDH condena la tortura y espera el compromiso de todos los Estados para combatirla”, manifestó la presidenta del organismo, Esmeralda Arosemena de Troitiño, según recoge la nota.

El Gobierno venezolano confirmó el sábado pasado la muerte de Acosta Arévalo, quien se encontraba bajo custodia de los funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) y que fue señalado por participar supuestamente en una conspiración para derrocar al presidente venezolano, Nicolás Maduro.

Dos militares de la Guardia Nacional Bolivariana han sido detenidos por su supuesta responsabilidad en esa muerte.

Según su defensa y portavoces de la oposición, Acosta Arévalo fue torturado hasta la muerte y la última vez que se le vio con vida, cuando se presentó ante un tribunal militar, no podía mantenerse en pie o hablar.

Al respecto, con base en la información que ha recibido, la CIDH apunta que el militar «estaba en silla de ruedas, tenía las uñas ensangrentadas, no podía hablar y solo asentía cuando le preguntaban si había sido torturado en la DGCIM».

El pasado 22 de mayo, la Comisión ya expresó preocupación por el «recrudecimiento» de las condiciones de detención en la DGCIM y dijo que había recibido información «alarmante» sobre supuestas torturas, así como tratos inhumanos, crueles y degradantes.

En su nota, la CIDH reiteró que el Estado venezolano tiene el deber de investigar «de oficio y con la debida diligencia» todas aquellas muertes de personas que se encuentran bajo su custodia.

Y señaló que esas «investigaciones no solo deben estar orientadas a establecer los responsables materiales de los hechos, sino también a los posibles autores intelectuales y a aquellas autoridades que pudieran ser responsables por acción u omisión».

LA CIDH, con sede en Washington, es un organismo técnico que se encarga de la promoción de los derechos humanos en el continente americano y depende de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Maduro no reconoce las competencias de la CIDH por su vinculación con la OEA, órgano del que se retiró en abril.

[Video] Lorent Saleh: Rusos e iraníes manejan las torturas en las cárceles venezolanas

El activista de los Derechos Humanos y antiguo preso político actualmente exiliado, Lorent Saleh, reveló detalles sobre su reclusión y las prácticas que realizaban los funcionarios para torturar a los prisioneros, coordinadas en ocasiones por extranjeros provenientes de Rusia o Irán.

Describió zonas en el interior de El Helicoide, sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), en donde se practicaban torturas que llevaban a los presos a situaciones extremas.

“Hay zonas dentro del helicoide que se han venido neutralizando. Allí se aplicaba la tortura, el maltrato sistemático al preso. Lugares donde metían a presos y los sometían a situaciones extremas con muy poca ventilación. Todas esas cosas las manejan rusos e iraníes”, aseguró en una entrevista para TV Venezuela.

Saleh precisó nombres concretos de habitaciones, herramientas o situaciones que se utilizaban para la tortura. “Estaba la ‘escalera’, donde amarraban a las personas. También ‘el pulpo’, que son unas esposas para amarrar por completo el cuerpo”, agregó.

Agradeció haber superado ese tipo de situaciones tras salir de la cárcel y se comprometió nuevamente con la lucha por la defensa de los Derechos Humanos. Dice que desea ayudar a quienes aún sufren esas situaciones en Venezuela.

Por esta razón, desde su liberación ha sostenido diversas reuniones con representantes de organizaciones internacionales que velan por los Derechos Humanos, entre ellas, la expresidenta de Chile, Michelle Bachelet, que actualmente ocupa el cargo de Alta Comisionada de la Organizaciones de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

Saleh indicó que, debido a esta reunión, ha sido sujeto de críticas por parte de diferentes sectores. “Muchas personas me han criticado por reunirme con Bachelet, pero yo no tengo la culpa que sea la Alta Comisionada para los Derechos Humanos ni de que siendo presidenta haya sido cercana al presidente Chávez. Yo no me reuní con una mujer, me reuní con una funcionaria cabeza de Derechos Humanos de la ONU”, aseveró.

Además, indicó que no dejará de reunirse con los entes necesarios para llevar denuncias y presentar informes que detallen con precisión la situación dentro de las cárceles venezolanas. “Acudiremos a todos los espacios. No podemos dejar de hacer nuestro trabajo como activistas de los Derechos Humanos”, acotó.

Sin embargo, aclaró que el proceso lleva su tiempo y que no existe ninguna solución inmediata. “Yo no le voy a mentir a la gente diciéndole que ya estamos cerca. Es un trabajo difícil que se está haciendo”, reconoció.