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Teodoro Petkoff

Laureano Márquez P. Nov 01, 2018 | Actualizado hace 1 mes
Teodoro

 

NO VOY A ESCRIBIR UNA NOTA FÚNEBRE NI TRISTE. Creo que él habría dicho: “¡Déjate de pendejadas, chico!”. Teodoro tenía gran sentido del humor, a pesar de que daba la impresión de estar siempre bravo.   Es más, creo que él estaba muy claro en relación con la fuerza extraordinaria que tiene el humorismo. Recuerdo que, cuando fundó TalCual, me llamó para ver si yo quería escribir en el nuevo periódico. Lo sentí como un altísimo honor. Yo dejé el diario El Mundo, donde cobraba, para irme a trabajar de gratis con Teodoro. Esas cosas despertaba él. Cuando llevaba meses escribiendo, me llamaron del periódico para sacarme una foto que serviría para transformarla en el dibujo de cada columnista. Ese día me dijo: “¡Mira, chico, tengo ganas de poner un artículo tuyo de editorial un viernes de estos!”. Al poco tiempo tuve la responsabilidad de escribir los editoriales de TalCual, no uno, sino todos los días viernes. Debo decir que esa confianza de Teodoro en mí fue un estímulo que me comprometió y que  hizo que escribiera con más responsabilidad y criterio, aunque a veces con menos humor, cosa que él me recriminaba a menudo: “¡Tas muy serio, chico!”. Esa distinción al humorismo para cumplir un rol editorial en un periódico que es esencialmente de opinión fue una apuesta de avanzada y riesgosa de su parte.

Por un editorial mío, a instancias de Chávez, se le abrió un proceso judicial al periódico en la ciudad de Barquisimeto. Yo estaba abrumado por las consecuencias de aquello y por mi responsabilidad en el asunto. Teodoro parecía disfrutar de ese nuevo combate judicial en los tribunales de Lara con la emoción de un niño que va a un juego de béisbol. Varias veces fuimos a Barquisimeto durante el desarrollo del proceso. Tengo el honor de decir que la única vez que me senté en el banquillo de los acusados fue junto a Teodoro. Recuerdo que, haciendo yo mofa de su mal carácter (una injusta fama que le acarreó su cara de ogro), comentaba el trágico destino que avizoraba para mí: ¡compartir celda con Teodoro!, él abriendo túneles y yo claustrofóbico.

Fue siempre un luchador en contra de las injusticias, en sus años juveniles no de la mejor manera. La izquierda venezolana, efectivamente, cometió el error de pensar —por el impacto que en el continente produjo la experiencia cubana— que el poder podía conquistarse por las armas. Sin duda fue un error y fracasó, a Dios gracias. Este es el expediente que siempre usarán quienes quieran denigrarlo ahora y en el futuro, sin que importe mucho el haber tenido la valentía —escasa en nuestro país— no solo de reconocer el error, sino de hacer todo lo que hubiera estado a su alcance por enmendarlo, convirtiéndose en abanderado de la lucha pacífica y democrática. Fue pionero mundial de un socialismo comprometido con la democracia y la libertad, con todo lo que eso significaba para una izquierda latinoamericana subsidiaria del totalitarismo ruso y cubano.

Teodoro se opuso a este régimen de manera frontal. Lo pagó caro. Tuvimos demandas y sanciones que acorralaron a TalCual; también, prohibición de salida del país en su contra y un último gesto de maldad cuando este régimen demencial lo acusó de insania mental, lo cual —contrariamente— es un aval de  su profunda lucidez de siempre.

La vida de Teodoro fue un testimonio de honestidad y de respeto a la democracia, que nunca lo favoreció con la preferencia popular en las diversas elecciones en las que participó, pero que acató siempre. Alertó al partido que había fundado cuando este se lanzó por el abismo de apoyar a Chávez, lo que le costó su expulsión.

Fue el ejemplo de una especie de político tan extinta como necesaria: con una formación intelectual sólida, una brillante carrera académica, pero —por encima de todo— con un sentido común que, como suele decirse, “es el menos común de los sentidos”. Nunca fue bueno publicitando su alma bondadosa, su extraordinario corazón: lo que hacía su mano derecha nunca lo supo la izquierda.

 Los antiguos egipcios pensaban que, al morir, el espíritu del fallecido era conducido por el dios Anubis ante el tribunal —¡otro más, Teodoro, estarás feliz!— de Osiris. Anubis extraía del difunto su corazón —que representa la conciencia y la moralidad— y lo colocaba en uno de los platillos de la balanza de Osiris. En el otro platillo se colocaba la pluma de Maat —símbolo de la verdad y de la justicia universal—. Sometida el alma a un interrogatorio por sus acciones de parte de los dioses, la balanza hacía su trabajo: un corazón desprendido, honorable y bueno pesaba menos con cada respuesta. Qué grande cosa sería para los talcualeros ver por un huequito a nuestro jefe en este interrogatorio.

Buen viaje, querido Teodoro, al mundo de las eternas verdades. Que tu corazón vaya tan liviano como tu pluma.

 

@laureanomar

Las luces que procuró la pluma de Teodoro

QUISQUILLOSO, COMO LO ES LA GENTE INTELIGENTE, Teodoro Petkoff dirigió TalCual con un objetivo claro: procurar una sociedad pensante, crítica, capaz de tomar las mejores decisiones. Por eso lo suyo no fue un periodismo “de librito”, tampoco de manuales, ni de camisas de fuerza.

Por eso encabezó un equipo que combinó canas con ímpetu juvenil, que se permitía dibujar más allá de las líneas. Una visión que se mantuvo a lo largo de las distintas etapas de un diario que navegó por altos y bajos, como el país.

Su última oficina, que ocupó por una década, era austera, desordenada, llena de libros y papeles, pero coronada por dos piezas clave: el artículo que le dedicó Gabriel García Márquez, y un anuncio –también enmarcado- de un viejo periódico anunciando la ópera Simón Boccanegra. Sobre el escritorio, los lentes, los cuadernos y el espacio preciso para subir los pies.

En esas páginas escribió cientos de editoriales, como faros para la penumbra. Lo hizo con cuidado, buscando el tino, estirando la liga cuando correspondía, sin llegar a romperla. Viejo zorro, no daba excusas al poder.

Así dialogó con el gobierno, donde lo leían aunque no lo admitieran frente a “Chacumbele”. Quienes en la burocracia venían de la izquierda tradicional lo seguían considerando una voz de peso. Él lo sabía, por eso mandaba “mensajes a García” en esos textos y los que firmaba como Boccanegra, comentarios breves y afilados.

Pero también era una vitrina para sacudir a la sociedad. De allí que algunas ideas fueran simples, directas, como cachetadas: “El chavismo causa la crisis”, “Apagones, hecho en socialismo”, “Una oposición que se oponga”, “Farruco, sociedad anónima”, “La farsa habilitante”, “Militarismo y democracia”, “Sin unidad no hay vida” y otros tantos.

Cascarrabias y todo, echaba mano hasta del humor. Luego de una larga comparecencia de Jorge Giordani explicando algún plan económico, la respuesta de Teodoro fue un editorial que solo repetía, durante toda su extensión, “blah, blah, blah, blah…” ad infinitum.

Y alguna vez llegó a ser lapidario: “El chavismo era Chávez”, como tituló su editorial del 16 de mayo de 2013, acompañado de una foto de la tumba del expresidente. Fue el último reclamo público de Nicolás Maduro a Teodoro.

Ese arrojo y desparpajo lo impulsó en otros, en quienes tuvimos la tarea también de escribir piezas editoriales. Recuerdo aquella vez que el diputado Modesto Ruiz acusó a TalCual de insultar a la comunidad afrodescendiente por una caricatura de Roberto Weil que reflejaba el futuro como las aguas del grifo que provee el gobierno: negro. A los dos días, Teodoro tituló su editorial “Oye mi negro: Capriles los tiene locos”, con una foto del parlamentario.

La respuesta la extendimos por tres días en la sección Por Mi Madre, recordando otros de esos “insultos” en el habla popular, todo titulado bajo la palabra “Culpables”. Allí listamos al café negro, las caraotas negras, la torta negra, las aceitunas negras, el té negro, el asado negro, el cine negro, el negrito fullero, los angelitos negros, el beso negro, la misión Negra Hipólita, el punto negro, los ojos negros… y hasta el humor negro, que ellos condenan, porque les duele.

Pero además de leerlo, a Teodoro había que escucharlo. Alguna vez los periodistas más “jojotos” de la redacción de TalCual le pidieron luces. “Queremos reunirnos contigo para evaluar lo que está pasando”. Teodoro aceptó, no sin antes decir “bien bueno, porque más bien ustedes tienen que explicarme vainas a mí”. Un diálogo, no una imposición.

Hay que decir, claro está, que como director y jefe sí hacía valer su criterio. Es lógico. Y alguien tan cascarrabias, más aún. “Yo quisiera hablar así pasito, pero no me sale”, soltó alguna vez en un raudo viaje con él al volante. Así iba dibujando confesiones, episodios de su vida política, de su anecdotario incansable, de sus aspiraciones nunca conseguidas, de sus memorias cotidianas.

Un “¿qué hubo?” solemne comenzaba todo saludo y conversación con Teodoro. Una risa furtiva, varias de sus despedidas. Este 31 de octubre se despidió, modestamente.

Teodoro se fue sin ver cumplidas dos aspiraciones: la superación del chavismo, como gobierno y como problema, y un campeonato para los Tiburones de La Guaira. El país se lo debe, y eso que yo le voy al Magallanes.

Texto publicado en TalCual

Oct 31, 2018 | Actualizado hace 5 años
Fallece a los 86 años el periodista Teodoro Petkoff

EL POLÍTICO, ECONOMISTA Y FUNDADOR del diario venezolano Tal Cual, Teodoro Petkoff, ha fallecido este miércoles a los 86 años, según informó su medio de comunicación, aunque no ha aclarado las causas de la muerte del reconocido periodista. Petkoff recibió en 2015 el premio de periodismo Ortega y Gasset en su residencia en Caracas de manos del exjefe de Gobierno español Felipe González pues para el momento pesaba sobre él una orden de prohibición de salida del país.

Hijo de inmigrantes europeos y nacido en un confín rural del sur del lago de Maracaibo (Venezuela), Teodoro Petkoff, se convirtió en uno de los más populares líderes de la Juventud Comunista a principios de los años sesenta. Destacó por su atrevimiento, no solo en el combate de la guerrilla que entonces buscaba emular en Venezuela el triunfo de los barbudos de Fidel Castro en Cuba. Cuando cayó prisionero, en 1963, protagonizó una de las fugas más espectaculares de la historia política local, cuando se fingió enfermo y, trasladado al Hospital Militar de Caracas, se descolgó de un séptimo piso anudando sábanas.

Petkoff fundó el Movimiento al Socialismo (MAS), una facción revisionista que precedió a la ola eurocomunista en boga para la época. Su gran amigo Gabriel García Márquez donaría al nuevo partido los 100.000 dólares del Premio Rómulo Gallegos otorgados en 1972 a su novela Cien años de soledad. Petkoff sería, en tres ocasiones, candidato presidencial del MAS. Entre 1996 y 1998 fue ministro del Gobierno de centroizquierda del socialcristiano Rafael Caldera, al que el MAS apoyó. No sería su última mutación. Hombre de acción y pensamiento, figuró por años como un aguerrido columnista de prensa. En 1998, se encarga de la dirección de El Mundo, un vespertino que languidecía, pero que revivió con titulares de garra y nuevos periodistas.

Para el chavismo que llegaba al poder, Petkoff se convirtió en un tábano irritante. Sin pelos en la lengua, su crítica resultaba especialmente hiriente para el oficialismo. Presiones del presidente Hugo Chávez consiguieron que Petkoff dejara El Mundo.

El tabloide Tal Cual, que funda a continuación, se convirtió en un caso de estudio. De circulación limitada, llevaba como tapa sus notas editoriales. La tripa del legajo se guardaba para el periodismo, puro y duro, de denuncia. El bolivarianismo se propuso asfixiarlo. Un sinnúmero de demandas y sanciones acosó al diario.

El poder, implacable, siguió sitiando a Tal Cual. Sobre la empresa llegaron a pender hasta 10 demandas de funcionarios. El más ensañado de los querellantes, Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional y número dos del chavismo, consiguió, a raíz de una columna de opinión, imponer una fuerte multa y obligar a Petkoff y a otros directivos del diario a tener que presentarse semanalmente ante el tribunal, con prohibición de salida del país. El régimen pudo así quebrar por fin a Tal Cual, que dejó de circular en marzo de 2015 y trató de reconvertirse en un semanario digital. El irreductible Teodoro Petkoff resistió, según sus palabras, en una virtual prisión doméstica, diezmado por los achaques de la edad y la inquina de la jerarquía revolucionaria.

TalCualDigital Oct 30, 2017 | Actualizado hace 6 años
El futuro de TalCual está aquí

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por Xabier Coscojuela

Tal Cual Digital

Se cierra una etapa en TalCual y se inicia otra con fuerza renovada. Nuestro semanario en papel llega a su fin este 2 de noviembre, para dar paso a un nuevo proyecto, ambicioso y expansivo, que promete convertirse en referencia del periodismo venezolano, ahora solamente en ambiente digital de manera ágil y novedosa. Allí están las nuevas audiencias, allí se forma la opinión pública, allí está la sociedad buscando respuestas.

En TalCual hemos reflejado lo ocurrido en el país durante 17 años, y lo vamos a seguir haciendo. Lo hemos hecho adaptándonos a los entornos, a los cambios en el consumo editorial del público, creciendo y mejorando para convencer cada vez más. Comenzamos siendo un diario vespertino en 2000, y evolucionamos al matutino hace una década. Era 2007 cuando dimos ese paso. En 2015 nos convertimos en semanario, acusando recibo de la discriminación del gobierno de Nicolás Maduro a la hora de vender el papel al mismo precio que lo hace para los medios públicos y los afectos al chavismo.

A Teodoro Petkoff y al periodismo irreverente que ha encontrado en TalCual su espacio no lo pudo callar Hugo Chávez en 1999 cuando obligó a sacar a nuestro director-fundador de la Cadena Capriles, donde llevaba las riendas de El Mundo. Menos de cuatro meses después, esta tribuna estaba abierta y plantando cara con aquél emblemático “Hola Hugo”.

Desde entonces hemos estado en la mira del Gobierno, que ha aplicado todo tipo de artimañas e ilegalidades para imponer su hegemonía comunicacional. Hemos soportado todo tipo de ataques. Desde el Seniat, pasando por el Ministerio del Trabajo hasta los tribunales han sido empleados para callarnos. Los juicios se han multiplicado ante una justicia que tiene una venda roja en sus ojos. Como todo lo anterior no fue suficiente, emplearon el corte del suministro de papel como otra herramienta para lograr la censura.

Desde septiembre de 2016 este medio apenas ha recibido cuatro bobinas de papel para poder ser impreso. Eso equivale apenas a dos números semanales. Las publicaciones chavistas sí reciben papel de parte de la Corporación Maneiro, también los medios que se han plegado a la hegemonía comunicacional. Nosotros no lo hicimos y no lo vamos a hacer.

En cambio, vamos a crecer. Con nueva página web, mayores recursos digitales, nuevas narrativas y formatos innovadores vamos a seguir llegando allí donde está el público: las pantallas. Ya tenemos 1,32 millones de seguidores en Twitter, vamos creciendo en Facebook e Instagram, informamos con nuestro canal de Telegram y somos virales en las demás plataformas. Y es apenas el comienzo.

En Internet no solo defendemos la libertad, democracia y derechos humanos, sino que los ejercemos a cabalidad. Promovemos el desarrollo económico nacional y la equidad social. Por eso dejamos de circular en papel, el pasado, para hacer periodismo combativo del presente y del futuro desde las trincheras que funcionan en el siglo XXI, frente a un gobierno anquilosado, autoritario y antidemocrático.

Nuestra oferta digital es más poderosa, variada e innovadora, con nuestros trabajos de investigación estaremos dando la pelea. Con los formatos digitales y los desarrollos web, seguiremos haciendo periodismo directo a nuestras audiencias para seguir hablando Claro y Raspao.

Teodoro como problema, por Laureano Márquez

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FOTO: David Maris

¿Qué le sucede a este régimen con Teodoro? ¿Por qué tanto ensañamiento? ¿Por qué lo que hace y dice causa tanta urticaria al punto de que hay que demandarlo, prohibirle la salida del país y perseguirle?

Desde los tiempos en que el finado lo aludía sin nombrarlo, cuando hablaba -en general- de “cualquier director de periódico de un vespertino que comienza por “T” y termina con “L”,  de bigotes y lentes que fue varias veces candidato presidencial por un partido de izquierda, de apellido raro, aunque nacido en El Batey”, se notaba el gran problema que Teodoro constituye para este régimen. Él representa todo lo que ellos no son y saben que no pueden ser por no tener catadura moral para ello:  un hombre inteligente, culto, de convicciones, honesto, sincero y con capacidad de rectificación al punto de decir las verdades incluso  cuando la proclamación de estas  no  benefician. Teodoro tiene un historial de vida que quisieran tener y nunca tendrán. Ese es el verdadero problema de Teodoro: les recuerda lo que no son. Por ello hay que arremeter en su contra.

Lo último es declarar su “muerte civil”, decidieron matarle en vida, necesitan pasar la página. ¿Qué será lo siguiente? ¿Una decisión de la ANC declarando que Teodoro nunca existió, que fue “ficción que da a lo inaccesible una proximidad de lejanía”? Un régimen que dilapidó la fortuna más grande de la historia universal, que acabó con la vida de tantos  cuando apenas florecía, que arrastra a un pueblo a la hambruna y a la muerte, sumiendo a una nación entera en el fracaso, declara que Teodoro sufre de demencia.  Creo que tendríamos que dar gracias a Dios desde este periódico,  aunque Teo-doro es a- Teo, ¿ustedes se imaginan que lo hubiesen declarado cuerdo? ¡la suprema raya!

«¿Existen enfermedades y desórdenes nerviosos en una sociedad comunista? Evidentemente que sí. Entonces, habrá delitos que son propios de personas con mentes anormales … En relación a aquellos que se oponen al comunismo, podemos decirles claramente que el estado mental de dichas personas no es normal”.

La frase que antecede es del líder ruso Nikita Khrushchev. Representa bien la mentalidad del pensamiento comunista antidemocrático. El que se opone esta loco, es un enfermo, no es gente, no es humano. Esta convicción autoriza cualquier acción en su contra. Acabar con un gusano no es delito, no perturba la consciencia de nadie porque siempre se encuentran las razones para justificar todo lo que en contra de su insalubre presencia se haga. Hay que recluirlo, tratarlo, exterminarlo, física o civilmente.

Hay gente que por ser dueña temporal de un poder ejercido autoritariamente, se cree dueña del tiempo y del juicio de la historia, “sueña el rey que es rey y vive con este engaño mandando”. Afortunadamente la vida hace su trabajo y va colocando a cada quien en el lugar que merece: algunos como tiranos de ingrata recordación, otros como verdaderos constructores de ideas que trascienden y cambian el mundo para hacer de él un lugar mejor: son los precursores del bien.

Teodoro no necesita que lo defiendan y mucho menos yo. Su alma tiene capacidad suficiente para evadir todas las prisiones, mientras los carceleros quedan encerrados en el laberinto de su incosnistencia moral. A Teodoro lo defiende su vida, su historia. Escribo estas líneas, no por él, las escribo por mí, para decirme a mí mismo que no me quedé callado cuando era menester hablar.

En las acciones de este régimen kafkiano, la invasión de Praga se repite cada día. Ya la historia se encargara de juzgar de qué lado estuvo la demencia.

@laureanomar

Psiquiatría soviética en Venezuela, por Hector Schamis

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«¿Existen enfermedades y desórdenes nerviosos en una sociedad comunista? Evidentemente que sí. Entonces, habrá delitos que son propios de personas con mentes anormales … En relación a aquellos que se oponen al comunismo, podemos decirles claramente que el estado mental de dichas personas no es normal».

Las palabras precedentes, de Nikita Khrushchev, fueron pronunciadas en 1959. Son por demás elocuentes. Quien se opone al comunismo no puede ser una persona normal. Su filosofía fundante, el marxismo-leninismo, es el gran recipiente de sabiduría y verdad. Ergo, el disidente solo puede ser alguien con una alteración mental.

Así fue el comienzo de la psiquiatría soviética: el diagnóstico como mecanismo de control social, el confinamiento hospitalario como estrategia represiva.

Los disidentes eran internados bajo custodia psiquiátrica y sus puntos de vista políticos, tomados como evidencia de su enfermedad. Habitualmente, dichas opiniones eran catalogadas como síntomas de esquizofrenia o paranoia. Y con frecuencia se los sometía a régimen de aislamiento, privados de aire y luz natural y, muy especialmente, privados de material de lectura y escritura.

La literatura sobre el tema es amplia. Buena parte de ella ha sido producida por las propias víctimas, Vladimir Bukovsky entre los más renombrados. A partir de dichos testimonios se abrió un verdadero campo de estudio—la utilización política de la psiquiatría—que se extendió más allá de la Unión Soviética—por ejemplo, a China y a Cuba—y más allá del período comunista. Existe evidencia de que el mismo método de coerción continúa vigente en Rusia, Bielorrusia y Kazakstán.

No existe evidencia que sea usado en Venezuela, aunque tal vez solo hasta ahora. Hay una historia que contar al respecto. En marzo de 2014, el entonces presidente de la Asamblea Nacional y hoy diputado Diosdado Cabello demandó a la directiva del medio periodístico Tal Cual por difamación. El director del medio es Teodoro Petkoff.

Los acusados recibieron medidas preventivas que incluyen la prohibición de salida del país desde entonces, en un proceso plagado de arbitrariedades y por un delito que prescribe al año de haber sido supuestamente cometido. Pero, lejos de emitir sentencia, el tribunal ha procedido de manera soviética.

Ocurre que el juez de la causa ha dictaminado que Petkoff padece de «demencia vascular» y que no es apto para afrontar un juicio. Sus derechos jurídicos quedan así en manos de un tutor provisoriamente designado por el juzgado. Como tal, Petkoff pierde su entidad civil. Algunos usaron el término «muerte civil».

En otras palabras, el régimen ha declarado a Petkoff incapaz, demente. Como en la Unión Soviética, es un mecanismo de estigmatización. Es que la locura es más efectiva que la cárcel. Es una humillación con la cual se busca invalidar las ideas del intelectual disidente; o sea, descalificar su propia identidad y propósito vital.

La libertad se puede perder por encarcelamiento, como los cientos de presos políticos venezolanos. Se puede perder por confinamiento psiquiátrico, como en la Unión Soviética. Y se pierde por un diagnóstico con intencionalidad política hecho decisión judicial, como en el caso de Petkoff. Es inevitable pensar en alguna influencia del alcalde del municipio Libertador, el Doctor Jorge Rodríguez, médico psiquiatra.

La medicina convertida en el instrumento del abuso. A su ya larga lista, el régimen de Maduro le está agregando un nuevo tipo de crimen.

@hectorschamis

El País ES

Teodoro Petkoff fue reconocido con el Premio Perfil a la Libertad de Expresión Internacional

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La noche de este martes en Buenos Aires se llevó a cabo la entrega de los Premios Perfil, que otorga el diario Perfil de Argentina. Teodoro Petkoff, director de TalCual fue reconocido con el galardón Premio Perfil a la Libertad de Expresión Internacional.

Petkoff no pudo asistir a la capital de La Argentina para recibir el premio.

Este galardón reconoce “el esfuerzo de aquellos capaces de alzar su voz en nombre de los que no tienen voz y de celebrar las diferencias de opiniones, el debate creativo, abierto y pluralista (…) fueron esos los motivos por los que Perfil decidió entregar este año el premio Perfil a la Libertad de Expresión Internacional a Teodoro Petkoff, quien es uno de los más fuertes críticos contra los métodos autoritarios desarrollados en Venezuela por Hugo Chávez y Nicolás Maduro”, expresó el moderador de la velada al anunciar el premio.

“Quiero agradecer a Perfil de Argentina por este premio a la libertad de expresión, no a mí sino a TalCual (…) TalCual nació en un momento complicado de la historia de Venezuela, hemos tratad de ser un bastión de la libertad de expresión y la defensa de los derechos de los venezolanos (…) TalCual durante 18 años ha dado la pelea para preservar los valores de la verdad y la justicia (…) Este honorifico premio estoy seguro contribuirá a volver la mirada hacia Venezuela en este difícil momento de su historia”, expresó Petkoff a través de una carta leída, por el moderador, en la gala.

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Levantan medidas cautelares contra Teodoro Petkoff

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Xabier Coscojuela/ Tal Cual

 

 

El juez estaba de vacaciones. El expediente guardado bajo llave. Diosdado Cabello anunció el sobreseimiento y la medida a favor de Teodoro Petkoff fue acordada por el juez.

Las casualidades en este caso no existen. La justicia camina al ritmo y en la dirección que le impone el poder.

La decisión de sobreseer a Petkoff se basa en su estado de salud, algo que está contemplado en el Código Penal, pero que hasta ahora el juez Aris La Rosa había obviado. Al parecer le cambiaron la seña.

En parte se hizo justicia, pero el proceso contra los directivos de TalCual Manuel Puyana, Juan Antonio Golia y Francisco Laysisse se mantiene. Ya lo dijo Cabello en su show televisivo. El juez no ha recibido una orden distinta.

La visita que el propio juez La Rosa y los médicos forenses le hicieron a Teodoro Petkoff, hace dos semanas en su residencia, tenían como objetivo tomar la decisión de sobreseer la causa.

Dicha visita había sido ofrecida por el juez hace quince meses, pero al parecer nunca tuvo tiempo de realizarla. Algo cambió repentinamente.

Dicha visita levantó una ola de solidaridad con Petkoff de todas partes del mundo. El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, calificó las acciones de “violación a los derechos humanos” y “método estalinista”; el relator especial para la Libertad de Expresión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Edison Lanza, indicó que “un régimen que teme a los periodistas independientes y de cabeza abierta hostiga de esta forma: la banalidad del mal”.

El político venezolano Carlos Tablante afirmó que “mientras los corruptos mandan y gozan de impunidad, la dictadura persigue ilegal y brutalmente a Teodoro Petkoff”; y el activista social y ex-secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Jesús “Chuo” Torrealba, resaltó que “¡NINGUNO de sus perseguidores tiene la estatura moral de Teodoro, ni su trayectoria heroica, ni sus aportes intelectuales, ni su honestidad!”.

El director de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, señaló: «el régimen le hace análisis psiquiátrico a Teodoro Petkoff. Acaso porque hay que estar loco para animarse a pensar distinto hoy en Venezuela».

Una sola voz

Sin escuchar a los acusados, los dos jueces que han llevado estos juicios han atendido, muy diligentemente, las peticiones del demandante, por lo que desde el año 2014 ninguno de ellos puede abandonar el país y tienen que presentarse mensualmente ante el tribunal que lleva la causa. Es una pena anticipada la que les aplican, dice Mendoza, quien agrega que ya las mismas deberían haber prescrito, pues los lapsos para los juicios han vencido.

El diputado Cabello ha demandado al director de TalCual y los integrantes de su junta directiva Manuel Puyana, Juan Antonio Golía y Francisco Layrisse por un artículo de opinión de Carlos Genatios, también incluido en la demanda y por la réplica que se hizo en TalCual de una información publicada en el diario español ABC en la que Leasmy Salazar, quien había sido guardaespaldas de Cabello, lo señalaba de tener relaciones con el narcotráfico.

En esta segunda demanda, también están incluidos directivos de El Nacional y del portal web La Patilla.

En ambos juicios ha transcurrido más de un año “por lo tanto, es clarísimo que ha operado la prescripción procesal de ambas acusaciones”, dice Mendoza.

El 24 de abril de este año introdujo un escrito ante el tribunal y le reiteró al juez que está incurriendo en denegación de justicia, pues llega al extremo de no responder las peticiones. Su comportamiento está fuera de la ley”, dice Mendoza.

Lo más probable es que la decisión que tome el juez La Rosa signifique una aceleración del juicio y un nuevo golpe a la libertad  de expresión.Distintas personalidades de la política, tanto nacional como internacional, y del quehacer nacional se pronunciaron este sábado, a través de las redes sociales, sobre los abusos y hostigamientos a los que fue sometido esta semana el fundador y director de este medio, Teodoro Petkoff.