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Sostenibilidad

La moda y la sostenibilidad dan positivo al COVID-19

@cdiazpetkoff 

“Aunque los océanos nos separen, nos une la misma luna” Así marcaba Inditex los pallets que cargaban 300.000 mascarillas que importaban de China a España para donar en la crisis sanitaria que hoy atraviesa el país ibérico.

Es inminente el efecto transformador del coronavirus en los hábitos y el comportamiento de consumo, así como los que ha traído las guerras, revoluciones, tiranías, atentados terroristas o cualquier hito histórico que nos haya marcado como civilización.

El COVID-19 sin lugar a dudas, sellará un antes y un después en la interacción, preferencias y conductas como individuos; con lo cual, las industrias se verán obligadas a redireccionarse para sobrevivir.

El ser humano ya venía experimentando un cambio agigantado, pero llegó el COVID-19 y le dio un boost para acelerarlo. Teníamos años ya conscientes del daño ambiental que sufría la Tierra a consecuencia del “vivir del hombre”. Conscientes y vigilantes, además, de la importancia de cuidar nuestra salud a través de los alimentos que consumimos. Por todo esto, algunas industrias han trabajado por llevar productos alineados con estas preferencias y exigencias, haciendo cambios importantes en sus procesos para llevar un producto transparente y responsable a su cliente final; contemplando la sostenibilidad en gran parte de su cadena de suministros.

El nuevo tipo de consumo, la sostenibilidad

En la lista de las 100 Global Most Sustainable Corporations in the World del 2019, Kering SA ocupó el 2º lugar del ranking. Kering es la empresa holding de firmas como Gucci, Saint Laurent, Balenciaga, Alexander McQueen, entre otras. Esto significa que la compañía ocupa su productividad en que, desde la materia prima empleada, la mano de obra que produce, los que run the business sean mujeres ocupando el 60 % de altos puestos directivos de la compañía. Y que esta esté integrada en una cultura del hacer y ser sostenibles.

Inditex, el gigante del fast fashion se ubica en el lugar 54, ¡oh, sorpresa! Pues sí, muy a su pesar, la moda pronta ha sufrido -no gratuitamente- una desprestigiada imagen por no solo ser una industria contaminante por la alta cantidad de desechos que genera, por no producir con una cadena de suministros ética, con una mano de obra que no cumple con estándares de seguridad: trabajadores explotados, menores de edad, o pagas paupérrimas.

Aun así, Inditex silenciosa, discreta, low key –una característica muy del ADN de la empresa gallega- ha trabajado duro por limpiar esta imagen, centrando sus esfuerzos en pertenecer a las compañías que velan por su exitosa rentabilidad, pero no a costa de lo que sea.

El mundo rechaza un Rana Plaza en Bangladesh versión 2.0, aquel colapso del edificio en la ciudad de Dhaka que albergaba fábricas textiles en las que trabajan, en su mayoría, mujeres y niñas explotadas y con un bajísimo, por no decir nulo, sistema de seguridad, ganando poco menos de $ 50 al mes. Lo más parecido al infierno no soportó tanta miseria y se desplomó cual torre de naipes en el año 2013, dejando más de 1000 muertos. ¿Culpables? Además de los dueños del edifico, las muchas marcas de moda que ahí operaban. Entre los escombros quedaron sepultadas las etiquetas de esas marcas que fueron rescatadas como evidencia.

Aplausos de pie por la exitosa labor de estos dos imperios de la moda, Kering e Inditex -antagónicos por precio, pero unidos por valor. Ambos ocupan un importante puesto en la misión de ser empresas con un propósito, preocupadas -y ocupadas- en la productividad y rentabilidad basadas en lo sostenible y la justicia. Trabajando así de cerca por cumplir todos, o algunos, los 17 ODS que se fijaron por la ONU en 2013, y que no solo es responsabilidad de los gobiernos y el sector privado, también de la sociedad civil, el individuo “de a pie” que debe responsabilizarse por contribuir en erradicar el daño que le hacemos al planeta y a las personas.

¿Cómo será el consumo de la moda después de la COVID-19?

La epidemia llegó para quitarle el trono a Greta Thunberg en su lucha contra el cambio climático, “coronándose” como Personaje del año 2020. Ha sido gracias al COVID-19 (que por cierto debería ser la COVID-19 en femenino, así lo indicó la RAE, por ser “la enfermedad, la pandemia”; pero no me sale decirlo así, lo siento) el que ha hecho que haya menos polución, por el paro de las industrias y el suprimido tránsito; que los mares y ríos estén más limpios; adicional a esto ha hecho que reflexionemos en cuánto menos podemos consumir para vivir igual o incluso mejor.

Ya desde hace mucho tiempo las marcas habían tenido que desarrollar estrategias en torno al hacer y ser más sostenibles, y cómo podían contribuir al bien social y ambiental. Venían trabajando y volcando su comunicación en no vender un bien, un producto, sino en vender de forma transparente y honesta, el por qué y para qué tienen una misión en el mundo, en el mercado; y la misión a la que apelan en la vida de cada uno de sus consumidores que la compran.

En función de seguir vivas y latentes en los corazones de sus consumidores reales o potenciales, las marcas han invertido en mercadear lo intangible, eso que no son sus productos ni servicios. Ahora la estrategia se dirige en la importancia de saber el quién(es) está detrás de la gestión de esta marca, cómo y con qué materia hacen sus productos, dónde los fabrican y la mano de obra que hace posible el producto final.

Definitivamente, así como en nuestras vidas estamos tratando de redefinir y pronosticar qué haremos al salir de esta cuarentena y volver a la vida normal, o más bien, cuando volvamos al “the new normal”, las marcas deben estar haciendo justamente lo mismo. Replanteando, reformulando y rediseñando sus estrategias a miras de complacer y cubrir los intereses del también “nuevo consumidor”, uno que renacerá fruto del COVID-19. Después de esta pandemia seremos individuosque habremos sido transformados, teniendo otras prioridades, preferencias en la manera de interactuar y, sobre todo de vivir.

La industria de la moda venía con un decrecimiento en ventas enorme, ahora en el 2020 consecuencia de la pandemia ya deja de ser un pronóstico, para ser una realidad dicho descenso. Según Boston Consulting Group se espera que la industria de la moda y el lujo sufran una caída de $600 millones este año y por lo menos hasta dentro de 18 meses no se verá una recuperación, representando esto casi un 30 % menos en sus ventas anuales, una caída que no se tenía desde la recesión del 2008. Esa fuerte crisis financiera que también replanteó a la industria de la moda, abriendo nuevos canales de venta como la consolidación del e-commerce, ampliando la oferta en la gama de productos de cada marca. Sin duda renovó a muchas marcas y por supuesto, sepultó a las que no fueron capaces de reinventarse, pero tampoco aquellas en las que lo económico pesó más.

China, la máquina de coser del mundo  

Retrocedamos al nacimiento del COVID-19 hace 3 meses, China, corazón del sourcing mundial de la industria de la moda, atraviesa un estado de alarma por el surgimiento de este nuevo virus, por lo que se cierran fábricas, se suspenden envíos, se paraliza la industria, se pasma el mundo por un murciélago.

Las marcas tienen todo o parte de sus colecciones hechas, empaquetadas en cajas esperando para ser despachadas a los almacenes de las marcas.

Será ahora un producto que llegará tarde a la fecha concebida para la entrada en piso de venta de la nueva colección. Siendo optimistas que, como todo en el mundo, el retail reactive operaciones en verano, de ser así el retraso que se estima sería para las colecciones de otoño-invierno viéndose la venta de esta realmente afectada. Aunque esto solo representaría un problema si volvemos al “nuevo normal”, sino ya los problemas serán otros.

No miremos al futuro, porque aun hay “tela marinera” con los efectos de la pandemia. El otro gran perjudicado será el stock existente en tiendas y almacenes, un stock devaluado y obsoleto hoy en día, no solo por el passé de mode que conlleva el cambio de estación y temporada, sino por el deterioro que sufren por el lockdown al que también han sido sometidos. Esto significará un plan de acción drástico para “moler” este stock.

Considerando que desde hace un tiempo las marcas desafiaban la tendencia impuesta por sus consumidores: no comprar full price. Las temporadas de rebajas se adelantan cada día más, ya no se espera por las rebajas de enero y julio, ahora todos los meses encontramos promociones e ítems con “precio especial”, “rebajas de mitad de temporada”, “última oportunidad”, y pare de contar las diferentes pericias que los equipos de marketing deben diseñar para darle un toque más sophistiqué a las rebajas.

Sumado al comportamiento de no comprar a precio total, se une un reto mayor a la industria en los meses por venir, ya que se encontrarán con un sobreinventario que arrastrará por meses. Un stock que rotará muy lentamente una vez los comercios puedan reabrir puertas; lo que conllevará a un retraso y posible déficit en la liquidez de las compañías, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas que no tienen un músculo financiero para surfear la ola del tsunami con el que chocarán sus finanzas los próximos meses.

La guerra que batalla el mundo contra el COVID-19 aún se está librando y como no tenemos una bola mágica para saber qué pasará después, es difícil predecir el futuro próximo. Ni siquiera los analistas han podido ofrecer un panorama que nos ayude a encaminar las estrategias. En el caso concreto de la moda, será más impredecible aun la pregunta ¿cómo saldremos las personas de esto? Nos arropará el miedo, temor o, por el contrario, saldremos con más ganas de vivir y con una emoción imperante por tener y poseer, son solo hipótesis.

Lo que sí se puede vaticinar es lo aprendido en estos meses de confinamiento, la importancia de vivir con propósito: el bien común; y que el consumo se basará en el aplomo de que tal vez consumiremos menos, pero mejor.

Llega showroom de sostenibilidad a la UCAB
El 11 de diciembre de 2019 llega a la Universidad Católica Andrés Bello el evento de sostenibilidad que juntará a emprendimientos y fundaciones pro-ecología

La planta baja del edificio Cincuentenario, será el lugar en donde más de diez (10) emprendimientos y fundaciones se reunirán entre 10 de la mañana y 2 de la tarde a conversar y a exponer sus productos  unidos con un propósito en común: la sostenibilidad. 

La sostenibilidad es una cualidad que asegura las necesidades del presente sin comprometer las de las futuras generaciones, a través de la productividad en el tiempo. De este modo, todas las marcas, emprendimientos y fundaciones que se presentarán en la UCAB son iniciativas que buscan educar a los asistentes al showroom mediante sus experiencias y productos. 

Desde plantas y decoraciones para el hogar, pasando por pitillos biodegradables y jabones,  hasta productos comestibles como chocolates, tortas y cucharas, serán los productos que el showroom presentará a todos los que atiendan a los espacios de la UCAB. 

Las marcas y fundaciones que harán presencia en el evento de sostenibilidad organizado por estudiantes de Comunicación Social serán Vilascake, Chocolate Moreno Pintao, Koke.ki, Saboricos, Ecoshop, Verticales, Tu Vivero Boutique, Sustentable.ve, Eco Óleos, Sr. Hoja, Protect Paradise, Recyclers Club, VanCampi y la Dirección de Sustentabilidad Ambiental de la universidad. 

Este es un evento patrocinado por Vilascake, Chocolate Moreno Pintao, Koke.ki, Saboricos, Wendys, Dominos Pizza y TuVivero Boutique

Fecha: 11/12/2019. 

Hora: 10 a.m. – 2 p.m. 

Lugar: PB del edificio Cincuentenario de la UCAB. 

Instagram: @EcoViable

Fuente: Nota de prensa.

¡Mis abuelos eran innovadores! por Carlos Dorado

 innovar

 

Desde una aproximación muy básica, la innovación consiste en cambiar las cosas introduciendo novedades. Es una definición tan primaria, que probablemente no nos sirve para mucho. Por tanto, para darle un contenido más acorde con los tiempos actuales, me gustaría señalar tres aspectos que a mi juicio, deben acompañar al concepto de Innovación: El primero de ellos es el de la Sostenibilidad, el segundo es el de la Utilidad, y el tercero es el de la Acción. De manera que, en mi opinión: Innovar es introducir novedades de manera sostenible en el tiempo, aportando una acción o valor que es reconocido por la sociedad.

Cuando voy a mi pueblo de Galicia, y veo cada una de las casas que construyeron mis bisabuelos con piedras gruesas para aislar el hogar interior de los inclementes inviernos, y a la vez resultar frescas en el verano; y pienso en el trabajo y enfoque que ello significó; me viene de inmediato a la mente ese concepto perfecto de innovación que ya tenían mis bisabuelos, a pesar de ser gente dedicada al campo, sin preparación; pero con valores de familia a la que había que dejarles un legado.

La idea de sostenibilidad es la clave para el nuevo estadio de progreso social que debemos construir. No se trata de hacer un cambio a corto plazo para olvidarnos después; se trata de pensar en el largo plazo; es decir, de pensar en el día de mañana. Y esto no son palabras menores; pero van de la mano de otra importante: La de Utilidad. Se trata de que la innovación aporte un valor, que sea útil. Es más, si no lo es, no será sostenible. Los dos aspectos están íntimamente relacionados; pero por supuesto requiere de unos actores que se encarguen de aportar el trabajo y la acción que conducirán a la estrategia que conlleva la innovación.

En los tiempos actuales de crisis global y de competitividad; el reto de la innovación está siempre en captar las oportunidades que aparecen como fruto de las rupturas que se generan por las crisis. Y a mayor crisis, mayor ruptura; sin embargo, el peligro está en que la crisis, acompañada de incertidumbre y complejidad, provoque la parálisis del espíritu innovador, asome el miedo y acabe con nosotros.

Son tiempos de Innovación. Sí, una innovación sobrevenida, que se nos viene encima y que nos hace sentir más objeto, que sujeto de la misma. Es sobrevenida porque se trata de algo que no se nos impone, y por eso nos toma por sorpresa y sin preparación. ¡Qué diferente es la situación cuando se trata de una innovación anticipada, en la que somos más agentes activos que pasivos!

Tenemos que ser flexibles para adaptarnos a los cambios que no hemos sido capaces de anticipar, y por eso, nos va a resultar especialmente duro el tránsito, por lo que tenemos que trabajar en construir la cultura de la innovación anticipativa. Para ello, trabajar los valores es clave. Y junto con ellos, la cooperación activa. Sólo así tendremos el suficiente capital emocional para innovar. Pero ¿Cómo lo hacemos?

El Liderazgo es la respuesta. Es la llave para activar la cooperación y recuperar los valores. Necesitamos un liderazgo que busque soluciones, que actúe. Necesitamos “Líderes Hacedores” que ponen fuerzas en marcha para innovar. Tenemos que huir de frases grandilocuentes y hacer más. ¡Menos palabras y más hechos! Más cooperación activa, que vender soluciones mágicas; que desafortunadamente, no existen.

…Cuando veo las casas que hicieron mis bisabuelos, creo que fueron grandes “Líderes Hacedores de Innovación”.

cdoradof@hotmail.com