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Reflexiones en el silencio de la soledad, por Armando Martini Pietri

MEDITAMOS Y AL MEDITAR dudamos tratando de entender por qué nos pasó, qué hicimos o dejamos de hacer, para merecer esta ignominia que hoy sufrimos. Una actividad, aún con el habitual surgimiento de la autocompasión, nos lleva al desaliento, buscándole cinco y más patas al gato. Es cuando surge la que parece una luz al final del túnel, peligrosa e inconveniente porque, la desesperanza, puede encandilarnos, otra forma de enceguecernos. Iluminación con acento militar, ilusiones de películas, con desconocimiento de la realidad e historia como el que muestran los jefes de la tiranía cuando se llenan la boca hablando de resistencia hasta morir, “no pasarán”, o que Venezuela se convertirá en otro Vietnam; país que hoy es plenamente capitalista mientras siembra en las tierras que fueron arrasadas y envenenadas.

Se habla de la ayuda humanitaria como parte de la solución a nuestros problemas medicinales y alimenticios. El Gobierno interino de Juan Guaidó emplaza a miles de ciudadanos, la mayoría con hambre de alimentos y muchos con apetito de cambio político, ambos sedientos de libertad y mejor futuro.

Ingenuo y engañoso no entenderlo, como una forma de presión a los militares oficialistas, reacios a salir de su zona de confort y jugarse la carrera, hay que entender que demasiados son parte del régimen que sin ellos no hubiera sido posible. Así esa invitación y su conformación conlleva el alto riesgo de una masacre ciudadana, una división drástica, rencorosa entre ciudadanía y militares.

Lo cual llevaría a la verdadera tragedia, la intervención con activo respaldo y agresiva protección militar, intromisión a sangre y fuego que es -ejemplos sobran- una de las peores situaciones que puede experimentar cualquier nación. El daño será enorme, descomunal, para personas, familias, y, en general, la ciudadanía. La recuperación de la normalidad será embarazosa, compleja, dura y larga, de generaciones. Requerirá esfuerzo, sacrificio, trabajo y paciencia, no de años sino décadas. Pero la gran pregunta: ¿qué sería peor, continuar como estamos?

Un nuevo Estado en esas condiciones de tutelaje armado está obligado a abandonar las clientelas partidistas de todas las ideologías, bolichicos, enchufados y financistas del negocio politiquero, quienes desean prolongar la fiesta y el asalto al tesoro público, pero también a quienes simplemente traten de ser emprendedores, pero por cualquier matiz no sean gratos a los tutores. Ya nos está pasando con el castrismo cubano y otros terceros que además se chupan buena parte de la producción nacional, con una intervención que probablemente, con vietnames a la barinesa o inutilidades como la presencia castro cubana en Panamá y Granada, será rápidamente sustituida por la estadounidense con traje internacional.

Mientras dure el usurpador en el cargo, más se profundizará la crisis económica. Crecerá la escasez, hambruna y pobreza, lo que enfurecerá aún más a la ciudadanía, aumentando la probabilidad de un desafío violento, respaldado o no por militares. Y si bien el tiempo no está del lado oficialista, tampoco lo está de la oposición, donde pululan sectores de evidente complicidad que juegan al fracaso, son los mismos que no respaldaron asumir el artículo 233 de la Constitución y ahora se niegan al 187 numeral 11, de respaldo al principio de Responsabilidad de Proteger (R2P o RtoP), despilfarrando oportunidades, escudriñando iracundos el derrumbe del coraje.

La bisagra sobre la cual giran la opción de seguir empantanados en el desastre económico, social y político actual, o cambiar a un sistema democrático de libertades y aplicación de derechos, sigue siendo el Presidente armado, la opción entre permanencia o salida.

No habrá milagros, no se producen en política ni en economía de Estado. La intervención humanitaria es sólo un paliativo con valor de principio político, no de cura milagrosa. Sólo es la apertura al alargamiento de la agonía con curas limitadas en tiempo y espacio.

Diría el refranero popular que eso es mejor que nada, siempre y cuando los ciudadanos estén claros de que es así y no experimenten mayores expectativas ilusorias que conduzcan a la frustrante emoción de la desilusión y desconsuelo, que es uno de los riesgos que estamos teniendo ahora mismo. La prioridad es avanzar de manera simultánea entre lo institucional, y la protesta en la calle para lograr la restitución de la Constitución y la democracia, convocando elecciones presidenciales.

Entre la protesta y rebelión existe una línea muy fina que los separa, a veces confusa y casi imperceptible. La protesta nace de la carencia humana (escasez de agua, electricidad, comida, gasolina, gas y muchos etcéteras). La rebelión es la reacción explosiva contra la privación conceptual (libertad, democracia) y de la libertad de actuar trabajar, prosperar.

Los ciudadanos del país son los responsables y beneficiarios del cambio necesario, urgente, para revertir la condición de miseria y opresión a la que estamos sometidos. No es un invento de Juan Guaidó, él es sólo el hombre que levantó ahora la bandera.

Sólo la rebelión ciudadana y legítima consagrada en nuestra constitución, es garantía de soberanía y conducción hacia un país, una república liberal en el que reine el imperio de la Ley, bienestar, progreso, desarrollo productivo, salud, educación y vida.

Los devotos que defienden al genocida, la miseria y destrucción que representa, quienes lo apoyan los menos por convicción, los más por conveniencia de cualquier color, no lo hacen demostrando ingenuidad sino colaboracionismo de baja calaña, asqueroso y pestilente.

El régimen está asediado en lo externo e interno, y enfrenta con intensidad la presión económica por las sanciones. En poco tiempo el régimen castrista venezolano estará en situación de inviabilidad e insostenibilidad, lo que dará posibilidad, más bien imposibilidad, a un gobierno interino, una transición necesaria para reconducir la economía paralizada y frenar la corrupción desbordada.

Pero deben tener extremo cuidado porque en la sangre llevan el bacilo ponzoñoso de lo mismo con traje diferente cuando insisten en la inclusión de sectores practicantes del apoyo soterrado a cambio de beneficios.

Que es mucha de la historia venezolana.

 

@ArmandoMartini 

Brújula Diplomática El Rugido del Silencio, por Milos Alcalay
La jornada de los comicios realizada el 20 de Mayo se caracterizó por el rugido del silencio popular, ya que los electores venezolanos se negaron a ser utilizados y quisieron marcar claramente su rechazo a un régimen que en dos décadas destruyó todas las instituciones del país. Con esa abrumadora opción de rechazo, podríamos parafrasear la frase repetida por Chávez sobre “la voz del pueblo” para afirmar que ese domingo “la voz del silencio del pueblo, fue la voz de Dios”.
Nada les valió a las autoridades del continuismo usar el ventajismo electoral, la compra de votos con el carnet de la patria, los puntos rojos, el voto asistido abusivo, las amenazas a los funcionarios públicos, el uso de los recursos del Estado para la campaña oficialista, ya que el ciudadano se llenó de valentía, dignidad, altura y lucidez al negarse a convertirse en comparsa de una falsa democracia, reclamando con su silencio aplastante, el cambio de rumbo al que aspira la inmensa mayoría del país
Pero además de la asimetría política ventajista, existía algo más grave aún.  La convicción de que la voluntad popular no sería reconocida debido a las reglas de dominación impuestas por un árbitro electoral parcializado e identificado con el Gobierno. Esta preocupación sobre la inutilidad del voto, no solo fue lo que indujo la inmensa abstención a nivel del elector venezolano, sino también hizo que a nivel internacional más de medio centenar de Gobiernos del mundo entero se pronunciaran para rechazar el fraude evidente, y para rechazar la ficción electoral al afirmar que no reconocerían el resultado de esos comicios fraudulentos y que impondrían nuevas sanciones si el Gobierno no cumplía con lo acordado en varios Tratados Internacionales como la Carta Interamericana Democrática. Por supuesto ante la obstinada posición oficial, no puede alegar ahora que fuera una sorpresa que el 21 de Mayo los Gobiernos cumplieran con lo señalado. 
Estas advertencias deberían haber sido suficientes para que el Gobierno entendiera que tenia que usar el arte de la diplomacia para no seguir aislándose de la Comunidad Democrática de Naciones y evitar que se siguiera profundizando el caos humanitario, económico, social y ético que ha llevado a Venezuela a la pesadilla actual. Pero no fue así. El discurso militante de la Presidenta del CNE hizo del acto de falsa proclamación no un Acto de Estado, sino un Acto del PSUV, mientras que Maduro prometía radicalizar la revolución a pesar de los resultados desastrosos de la aplicación del modelo bolivariano y expulsar en un tono agresivo al Encargado de Negocios de los Estados Unidos mientras que Jorge Rodríguez hacia ejercicio de una prestidigitación numérica para tratar de demostrar con cifras manipuladas que se trata de la elección más democrática del mundo argumentado que esos resultados eran apoyados por democracias tan solidas como las de Erdogan en Turquía, de  los Ayatolas del Irán, de los demócratas de Raúl Castro, Evo Morales, Ortega y otros similares.
Ante el desgaste colosal, el reto que tienen los dirigentes es escuchar ese rugido del silencio, para encontrar el camino de un Gobierno de Transición que tendrá la tarea nada fácil, de evitar que el país vaya al precipicio final, y que, si no actuamos de manera unitaria, tendríamos de manera irremediable las graves consecuencias de una implosión o una explosión social de dimensiones desconocidas, que producirían más que una solución, nuevos problemas. Ese es el reto de todos.

@milosalcalay

El silencio opositor que ensordeció a Venezuela

SILENCIO… FUE LA RESPUESTA DE LOS PRINCIPALES LÍDERES DE OPOSICIÓN, luego de que la rectora principal del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, anunciara los resultados de los comicios regionales del domingo 15 de octubre. El mutis opositor ensordeció las redes sociales y mantuvo en vilo a todos los venezolanos que se oponen al gobierno de Nicolás Maduro y que esperaban una reacción por parte de la oposición.

Después del anuncio del primer boletín electoral, personalidades como Ramón Guillermo Aveledo, Henry Ramos Allup, Freddy Guevara, Lilian Tintori, Carlos Ocariz no ofrecieron declaración a los medios de comunicación sino hasta el día siguiente, conducta atípica por parte de la coalición opositora que molestó a varios internautas que exigían explicaciones sobre una jornada electoral llena de interrogantes.

La ausencia de algunos fichas claves dentro de la oposición como Henrique Capriles, Miguel Pizarro, Juan Requesens y José Manuel Olivares, durante la rueda de prensa que ofreció la MUD luego de conocerse los resultados, fue cuestionada en las redes, abonando a la confusión e incertidumbre.

Uno de los silencios más resonantes fue el de Henrique Capriles Radonski. No fue hasta un día después del 17-Oct que el exgobernador del estado Miranda se pronunció a través de su cuenta en Instagram, colgando un post en el que aseguraba que seguiría luchando por el país, sin hacer referencia a un posible fraude electoral o incongruencias en las elecciones.

 

Si tuviera que volver a elegir dedicarme en cuerpo y alma a servir a mi país, tomaría la misma decisión; porque para mi Venezuela lo vale todo y más. Cerraron un camino por el cual he luchado tanto, me toca seguir trabajando muy duro para que ese camino se abra y nos lleve al sitio que todos queremos. No trato de justificarme, ni de decir palabras correctas, sino sinceras, soy un ser humano y me siento igual que ustedes. Pero cuando recuerdo a cada sitio que he ido en mi país se me anima el alma y me digo una y otra vez, Venezuela siempre valdrá la pena! Nos veremos en las entrañas de esta patria, la que nos pertenece a todos, la que nos vio nacer y en la cual todos queremos pasar hasta el último de nuestros días antes de que el Señor nos llame a su reino. Yo siempre me sentiré orgulloso de ser venezolano y eso nada ni nadie podrá arrebatárnoslo #16Oct

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El tiempo que se tardaron en reaccionar también jugó un papel importante. Dos días después de los comicios, el diputado Henry Ramos Allup  en una entrevista en el programa de Vladimir a la 1, aseguró que para comenzar a estudiar los hechos y las cifras de las elecciones regionales realizadas el pasado domingo 15 de octubre “hacen faltan unos días” más, para que se “normalicen” los estados de ánimos de la oposición y el Gobierno. “Hacer los análisis muy frescos generalmente traen como consecuencia que el análisis no sea objetivo», dijo Allup.

También 48 horas después del 15-Oct, Freddy Guevara, vicepresidente de la Asamblea Nacional, se pronunció a través de su cuenta en Twitter, para decir que la causa de la derrota en las elecciones regionales para la oposición no fue la abstención, sino el sistema electoral. “Culpar a la abstención es miopía: estas elecciones fueron muy distintas a las de la AN 6D 2015. La trampa no está en las actas (Las tenemos). La trampa ocurre antes, y es un proceso más sofisticado que requiere auditoría internacional”.

Por su parte, la coordinadora electoral de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Liliana Hernández (Un día después del 15Oct) aseguró que no habrá más diálogo ni acercamiento hacia el gobierno de parte de la oposición sin antes haber condiciones para las elecciones. Hernández reiteró la exigencia de una auditoria total, cuantitativa y cualitativa a los comicios regionales del domingo 15 de octubre.

El jefe de campaña de la Unidad, Gerardo Blyde el mismo 15 de octubre anunció que desconocían los resultados electorales. “Hemos solicitado a todos los comandos regionales que verifiquen todo el proceso, que se audite todo el proceso y lo exigimos, sus sistemas, las huellas, todo el proceso. En este momento no reconocemos ninguno de los resultados”, dijo el alcalde de Baruta.

La mayoría de las cabezas de la oposición han mostrado ser muy activos en las redes sociales. Todos, antes y durante de las elecciones regionales hacían llamados para salir a votar y asegurar que el voto era la herramienta para cambiar el país, al mismo tiempo que prometían el cambio.  Pero luego el auge de sus tuits bajó considerablemente. El exgobernador del estado Miranda duró más de 20 horas sin tuitear, al igual que el diputado Miguel Pizarro.

La diputada Delsa Solorzano (UNT) que suele ser muy activa en redes sociales, estuvo presente antes y durante de las votaciones a través de su cuenta en Twitter. Desde el anunció de la rectora del CNE no escribió ni un solo mensaje por los resultados.

La activista en derechos humanos y esposa del líder opositor Leopoldo López  solo expresó que «La mirada del mundo está puesta sobre Venezuela. Tenemos que seguir con mucha fuerza y esperanza, luchando hasta rescatar la democracia».

Los resultados de la jornada electoral del 15Oct han sido bastante polémicos, no solo por todas las irregularidades que se dieron a conocer sino también por la actitud de los líderes que representaban el cambio y la salida a la crisis que atraviesa Venezuela. Tuiteros expresaron que las causas de la «derrota» de la oposición ha obedecido a un pase de factura por haber aceptado ir a unos comicios regionales con en CNE imparcial que meses atrás había sido acusado de fraude por la propia empresa Smartmatic. El tema de los jóvenes que murieron en las manifestaciones también salió a relucir en varias cuentas: algunos aseguraban que después de tantos fallecidos era injusto que se realizaran unas elecciones y se olvidara el tema.

El reconocimiento de la derrota y la autocrítica también ha afectado considerablemente la imagen de la resquebrajada Mesa de la Unidad. El exgobernador de Amazonas, Liborio Guarulla, responsabilizó a la dirigencia de la MUD de que la oposición haya perdido ese estado «imponiendo candidato por sus intereses».

Henri Falcón, reconoció que perdió en su disputa por la reelección: «Nosotros perdimos, así de sencillo, y eso hay que aceptarlo porque también hay que tener gallardía».

El analista Luis Vicente León dijo a AFP que el oficialismo ganó porque se unificaron mientras la MUD estaba «fracturada y desanimada», pero opinó que el resultado habría sido imposible en «una elección transparente y competitiva».

Manipulación y silencio, la política informativa sobre Venezuela, por Yoani Sánchez

mujertanqueta

Los cubanos no han visto las imágenes de esa señora que con su determinación detuvo un blindado policial en las calles de Caracas. La prensa oficial escamotea también las lágrimas de quienes han perdido a sus hijos por la represión de los uniformados y los colectivos. En lugar de eso, los medios controlados por el Partido Comunista de Cuba apelan al silencio y la distorsión para narrar lo que ocurre en Venezuela.

Este martes, la portada del diario Juventud Rebelde ha ido un paso más allá y compara a los manifestantes contra Nicolás Maduro con «aquellas hordas que dieron origen al fascismo que provocó la Segunda Guerra Mundial». El texto, salpicado con palabras como «derecha», «contrarrevolucionarios» y «arremetida», reinterpreta los sucesos en el país sudamericano y los ajusta a la agenda informativa de la Plaza de la Revolución.

Una manipulación periodística que se repite –una y otra vez– siempre que un aliado del Gobierno cubano enfrenta protestas populares o comete alguna pifia política. La historia reciente está plagada de ejemplos en que los periódicos nacionales han querido ajustar la realidad a su línea editorial para al final tragarse la amarga evidencia de que la vida va por otro cauce.

Las autoridades de la Isla rompieron lanzas por el primer ministro griego Alexis Tsipras y lo presentaron como un inflexible revolucionario que no aceptaría jamás «las imposiciones de la Unión Europea». Pero callaron cuando los helenos se lanzaron a las calles para protestar por las políticas de austeridad, empobrecimiento y privación implantadas por el propio partido izquierdista Syriza tras su claudicación frente a la troika.

Es el tiempo de «dorar la píldora» de lo que ocurre en ese país y llenar las planas de los diarios de noticias que se acomoden a los deseos de Miraflores y no a la verdad

 

Unos años antes, Granma aseguró que el sindicato polaco Solidaridad había sido totalmente desmantelado y su líder principal Lech Walesa no era más que un recuerdo del pasado. Pocos meses después de aquella nota aparecida en la prensa oficial, los cubanos supieron que el ejecutivo de Wojciech Jaruzelki había aceptado sentarse a la mesa redonda de las conversaciones con sus opositores.

Durante la invasión de Estados Unidos a Granada en 1983, la distorsión informativa cobró tintes de inmenso embuste. Los medios nacionales dieron la noticia de la inmolación de soldados cubanos –envueltos en la bandera– cuando en realidad corrieron por sus vidas y se rindieron sin ninguna épica. Poco después regresaban al país aquellos que supuestamente habían perecido.

La lista de mentiras u omisiones se prolonga en el tiempo y alcanza al silencio que rodeó en la Isla la llegada del hombre a la luna y las falsedades alrededor de la caída del muro de Berlín, hasta llegar al incalificable olvido periodístico de no precisar la causa de la muerte del expresidente Fidel Castro.

Ahora le ha tocado el turno a Venezuela. Es el tiempo de «dorar la píldora» de lo que ocurre en ese país y llenar las planas de los diarios de noticias que se acomoden a los deseos de Miraflores y no a la verdad. La tinta de los elogios hacia Nicolás Maduro correrá, los manifestantes serán tildados de enemigos de la patria y las imágenes de la represión serán censuradas.

Sin embargo, nada detendrá a la realidad. En las calles venezolanas hay ciudadanos reclamando un cambio y ni siquiera los expertos en manipulación editorial pueden convertir sus gritos en aplausos.

@yoanisanchez

Mar 06, 2017 | Actualizado hace 7 años
La MUD, silencio y parálisis, por Armando Durán

juegomud

Misterio de aguas profundas. ¿Por qué, desde hace 15 años, los partidos políticos de oposición, agrupados primero en la Coordinadora Democrática y después en la MUD, se han conformado con ser testigos mudos y paralizados de la destrucción sistemática de Venezuela como nación, sin dar ninguna explicación convincente?

La novedad es que el 6 de diciembre de 2015, cuando parecía que la MUD llegaba al final de su ciclo vital, en un último y desesperado esfuerzo por no desaparecer del todo, anunció a tambor batiente que había llegado la hora de propiciar un cambio de presidente, gobierno y régimen en el menor tiempo posible. Sin duda, era lo que el país anhelaba escuchar desde hacía mucho y fue la causa de la aplastante derrota del oficialismo en aquella extraordinaria jornada. Al fin, el cambio político lucía factible.

Todos sabemos lo que ocurrió después. Ni la MUD ni la AN, ahora con mayoría calificada de la oposición para poder actuar como poder realmente autónomo, supieron o quisieron estar a la altura de esta circunstancia feliz. La debilidad existencial y política de la oposición para reaccionar coherentemente y con eficacia frente a un poder de facto que hasta los dirigentes más complacientes de la oposición ya calificaban de dictadura, le permitieron al régimen, sin muchas dificultades, arrebatarles a los vencedores del 6-D la poquísima confianza que aún conservaban en el ánimo de los ciudadanos.

¿Cómo era posible entender que la MUD hubiera condenado al pueblo opositor al desconcierto que significó morder a lo largo de todo el año 2016 el sucio polvo de la derrota a pesar de haber conquistado una mayoría indiscutible? Ante esta contradicción insuperable, ¿por qué la jefatura opositora creyó que bastaba lavarle la cara a la MUD para eludir una muerte que en realidad ya era un hecho sin remedio por haber aniquilado el mandato popular de producir el fin del chavismo dominante en un plazo no mayor de 6 meses y en cambio negociar su lamentable claudicación a cambio de unos pocos espacios subalternos en el perverso altar de una mal llamada Mesa de Diálogo, servida por el dúo Nicolás Maduro-José Luis Rodríguez Zapatero con la exclusiva finalidad de salvarle la vida al régimen?

Sabemos que la MUD fue creada como simple instancia electoral y a ello se deben sus sucesivos y rotundos fracasos en la arena de la acción política, no sólo por la enorme culpa de Ramón Guillermo Aveledo y Jesús Torrealba al haber aceptado ser simples chicos de los mandados de las cúpulas partidistas, sino sobre todo por una ausencia total de visión histórica de sus dirigentes, que la condenaba al infierno de una nada imposible de rescatar con otro simple lavado de cara. Ni los venezolanos ni la comunidad internacional comprenden la razón de esta minusvalía que ha corroído las entrañas de buena parte de la oposición, cuyo más resonante ejemplo fue desmovilizar a los ciudadanos que el 1° de septiembre y el 26 de octubre habían demostrado en las calles de Venezuela la firmeza de sus convicciones. Mucho menos entendían por qué habían preferido rendir sus armas en el altar de una fraudulenta Mesa de Diálogo y renunciar a representar los auténticos intereses de los ciudadanos y del futuro de Venezuela como nación democrática.

Esta es la penosa realidad de esta MUD en sus postrimerías. Nada ni nadie puede modificarla y constituye el factor por el cual, frente a un presidente, un gobierno y un régimen que en su agonía solo sobrevive gracias al hecho de no tener oposición, esta “nueva” alianza, reestructurada y con nuevas autoridades administrativas tan mudas y paralizadas como las anteriores, hoy por hoy languidece melancólicamente en brazos de un CNE resuelto a reducirla a simple polvo cósmico y sin pueblo que la apoye. A partir de este punto crucial del proceso, la alternativa de quienes ya no escuchan a los falsos profetas que los convocan desde esta y aquella orilla es asumir su orfandad y fijar otro rumbo y buscar otros líderes para poder alcanzar el objetivo de construir una Venezuela distinta, en libertad y en bienestar, al precio que sea, o resignarse a recorrer el mismo camino que recorren los cubanos desde hace casi 60 años.

@aduran111

El Nacional 

Laureano Márquez P. Feb 16, 2017 | Actualizado hace 7 años
Nada, por Laureano Márquez

LaNada

 

Solo para decir que esta semana no hemos recibido por aquí ninguna noticia de nada que esté sucediendo en ninguna parte y mucho menos en los Estados Unidos de Norteamérica.

Nada, absolutamente nada, por más que hemos buscado, revolviendo cielo y tierra. No tenemos certeza, ni mucho menos noticia, como quien dice, en verdad la nada absoluta.  La nada es la ausencia, la inexistencia de un objeto. Pero,  ¿cómo puede decirse que algo no existe si al decir que no existe ya es algo? Es decir, que en el fondo  de lo que no existe no puede hablarse, ni siquiera para decir que es nada. De la nada no se habla nada. Lo que corresponde entonces, frente a esta experiencia es un profundo silencio, pero el silencio es oral y este es un escrito para la prensa. Tengo que cumplir con un número determinado de caracteres y me faltan todavía 2315, sin espacio. Así que tendré que decir cosas que se parezcan al silencio de la experiencia de la nada.

Es curioso que cuando uno no tiene nada diga “no tengo nada”, porque una doble negación es una afirmación. Por ejemplo: “no soy de los que no dice nada”. Esto quiere decir que soy de los que dice algo, luego “no tengo nada” es decir que se tiene algo. En ese sentido, los gringos son más explícitos, ellos dicen: “I have nothing”, que es “yo tengo nada”, fórmula que me parece mucho más correcta, aunque a uno le da la impresión de  que ellos sí tienen algo.

 Me faltan 1867. Nadería es otra palabra derivada de nada, “cosa, dicho o hecho de poca importancia”. Vanidad y nadería es la vida del hombre, porque nuestras vidas son tan efímeras, que aquellos que tienen gran riqueza o poder también han de pasar. Por ello siempre es bueno andar por buen camino, porque al final quedará de nosotros nuestro nombre y recuerdo como faro de bondad o como sombra. 1541.

Cuando uno visita una funeraria suele decir casi siempre “no somos nada”, cuando lo que queremos decir es “somos nada”. Sartre escribió “El ser y la nada” y William Faulkner dijo en “las palmeras salvajes”: “entre el dolor y la nada elijo el dolor”, pero, curiosamente, yo hoy elegí la nada. Es sorprendente que la voz “nada” provenga del latín “nata” (nacida), del verbo “nasci”. Por ejemplo “res nata” no significa ni “vaca nacida” ni “nata de res”, sino “la cosa en cuestión”, porque “res” en latín es “cosa”. De modo que la palabra República viene de “respublica”, que no es la vaca pública a la que todo el mundo ordeña, sino “cosa pública”, donde pública viene de “populus” que significa pueblo. Es decir, los asuntos (o cosas) que a todos conciernen. El caso es que por evolución del latín “res nata” pasó a significar “ninguna cosa en cuestión”. No me pregunten como sucedió tal cosa, yo no sé nada.

Hay que aclarar que la nada no es la inexistencia. La nada existe, que no hablemos de ello es otra cosa. Fuera del universo está la nada. El universo se expande por la nada. Cuesta mucho pensar esto de cómo algo se puede expandir en nada, porque entonces esa nada es algo que viene cocinándose hace tiempo. Dios hizo todo de la nada. Él es el único ser que puede sacar algo de la nada, porque Él es todo. Incluso está en la nada. Por ello comparados con Él, somos nada. Faltan apenas 402 y eso lo resuelvo con nada.

Heidegger, el filósofo alemán, que suele ser criticado por su adhesión al régimen Nazi, reflexionó mucho también sobre la nada. No dijo mucho mucho, porque con el Hitler lo mejor era no decir nada. Lo que si llegó a decir es que le asombraba muchísimo la existencia del ser, porque era mucho más razonable la existencia de la nada. No le faltaba razón: es asombroso que estemos aquí y más asombroso para mí es que este escrito haya llegado ya su final.

 @laureanomar

El silencio de los inocentes, por Daniel Fermín A.

Venezolanos2

 

“¿Quién confía en el presidente Maduro? ¿Quién se siente identificado con el PSUV?” La pregunta es provocadora, sirve para abrir el tema de crisis de representación en una mirada sociológica al Estado, la política y las instituciones. La reciben entre risas. Nunca fue el oficialismo fuerte en las universidades. Si hay alguno, se guarda el secreto. No hablo de política en clases, respeto demasiado el salón y a los estudiantes como para ser de esos, a pesar de que siempre está a flor de piel, de que la materia se presta y siempre alguno intenta llevar la discusión por esos predios. Esta es la única oportunidad, abriendo este tema, en el que, para ilustrar el punto teórico, cedo y los complazco. Seguidamente, otra pregunta: “¿Quién confía en la oposición? ¿Quién se siente representado por la MUD, por sus diputados y dirigentes?”. Nadie levanta la mano. Esta vez no hay risas, sino silencio absoluto. No es el silencio de la indiferencia, sino el de la insatisfacción.

Es un salón de 70 personas, en una universidad de Caracas. “El futuro del país”, dice el cliché. Nada estadísticamente representativo, pero sí un buen grupo para ilustrar el espíritu de una preocupación. Hurgando, encontramos algunas pistas: no se preocupan por la gente sino por sus propios problemas, son ingenuos, no hablan claro, prometen y no cumplen, no saben enfrentar a la dictadura, no los conozco, no nos hablan de nuestros temas. Es una larga letanía, he desatado un demonio. La crítica crece, se retroalimenta. Cabezas asienten, onomatopéyicos “ajá” concuerdan en cada crítica. Nadie hace la salvedad, ninguno dice “pero no la tienen fácil…”.

La Mesa de la Unidad está en problemas si la gente común y corriente la siente ajena. Más si se trata de los estudiantes, siempre atentos, más que otros sectores, a la suerte del país. Sería fácil encontrar la explicación en la juventud de los estudiantes, en su supuesta indiferencia y apatía. “No les importa nada”. Así, la solución pasaría por dejar de escuchar reggaetón y dedicarse, en su lugar, a leer más la prensa. Dejar tanta holgazanería y comenzar a activar. Pero sería equivocado. Arrogante y equivocado. La juventud, principal víctima de la tragedia revolucionaria, se siente frustrada, cuando no engañada. No se siente interpretada por las élites políticas. Se siente abandonada a su suerte, y muchos esperan un golpe de gracia, algún hecho de fortuna que les permita fotografiarse los zapatos en el Cruz Diez de Maiquetía y buscar futuro en otras latitudes.

No tienen la culpa. Solo conocen esto: Chávez, Maduro, “la oposición” como categoría de identidad política. La peleadera, el deterioro de las condiciones de vida año tras año. Las promesas del inmediatismo y el desengaño que deja la resaca de las propuestas irresponsables del liderazgo. Son los hijos de la revolución, aun cuando jamás la hayan apoyado. Ellos, sí, los hijos de Chávez, y no creen en nadie.

Son los políticos los que deben ir al encuentro de la gente. Se han ensimismado y solo encuentran audiencia entre ellos: políticos hablándole a políticos. La gente desde la barrera, viendo el espectáculo mientras se las arregla para sobrevivir. Los peligros son evidentes: el germen antipolítico, la desvinculación con lo nacional, el engaño del claustro individualista como tabla de salvación, el engorde de la diáspora.

En el país donde hay crisis de todo, también existe una evidente crisis de representación. El liderazgo debe abocarse a la discusión abierta y transparente con la gente para construir, desde abajo, soluciones a los principales problemas del país. ¿Quién le habla a los jóvenes de cómo superar el sitio del hampa, de qué propuestas existen con respecto a una política habitacional que haga fácil acceder a un alquiler o a un crédito para una vivienda que les permita crecer e independizarse? Más allá del diagnóstico, ¿Dónde están las soluciones? Y así, con todos los sectores.

Los partidos no se fortalecerán cuando pase la “ola” del antipartidismo, lo harán cuando recuperen su condición de luchadores por el bienestar social y las reivindicaciones, cuando salgan al encuentro del venezolano de a pie, no con promesas vacías ni con planteamientos inalcanzables en los cuales ni ellos mismos creen, no para vender su marca y posicionarse como franquicias electorales, sino con el compromiso de organizar el reclamo ciudadano y cristalizarlo en un cambio, no de caras ni colores, sino que permita a la gente vivir mejor. Solo entonces se apropiarán los venezolanos de sus partidos y de sus políticos y los sentirán suyos. Solo entonces podrá romperse el ensordecedor silencio de los inocentes.

@danielfermin

 

Más de 80 ONG rechazaron silencio de ONU sobre situación venezolana

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En un comunicado conjunto, más de 80 organizaciones sociales de Venezuela fijaron posición ante el silencio cómplice que han mantenido las Agencias de Naciones Unidas en referencia a la situación del país que afecta la salud, alimentación y dignidad de las personas más vulnerables.

Jhonatan Rodríguez, presidente de la Organización StopVIH, y firmante del documento, dijo que resulta indignante que instituciones radicadas en Venezuela y por tanto conocedoras directas de los problemas que están afectando gravemente a la población, como la OPS, UNICEF, UNFPA, FAO y PNUD, entre otras, no hayan hecho gestiones y pronunciamientos firmes para que se apliquen correctivos inmediatos, aun siendo estas “defensoras de derechos humanos”.

Reveló que representantes de dichas Agencias de NNUU han alegado ante instancias superiores no tener información suficiente sobre los hechos que ocurren en Venezuela, al punto que la Directora del Servicio de Información de las ONU, Alessandra Vellucci, dio cuenta de la suspensión de una sesión informativa sobre Venezuela por tal razón.

“Las 82 organizaciones firmantes rechazamos contundentemente esta posición cómplice e irrespetuosa, porque además significa ocultar la verdad”, afirma Rodríguez, y detalló que en el documento se expone que, “desde el 2013 diversas organizaciones de sociedad civil venezolanas han enviado información a las Agencias mencionadas, y personas afectadas han realizado protestas pacíficas frente las oficinas de la OPS en Caracas, debido a las fallas generalizadas en la provisión de medicamentos, insumos y servicios de salud en Venezuela. Desde 2012, la FAO ha sido informada sobre el deterioro progresivo en el estado nutricional de la población. Desde marzo de 2016, la Oficina de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA) está al tanto de la crisis de carácter humanitario”.

Como inaceptable califican el silencio y se preguntan, “¿Qué hacen entonces en Venezuela Agencias como la OPS, UNICEF, UNFPA, FAO y, en particular, el PNUD?, es evidente que no están proporcionando información fidedigna sobre la gravedad de la situación de los derechos a la salud y a la alimentación en Venezuela, ni siquiera a sus propias casas matrices, poniendo en peligro a miles de personas”.

Lo menos que podemos esperar los venezolanos de las oficinas sucursales de organismos internacionales, es que sean fieles observadoras de realidades y que actúen en consecuencia según sus lineamientos de defensa de los derechos humanos de los pueblos, pues tan grave como que el Gobierno no reconozca la crisis es que la ONU falle en el cumplimiento de sus responsabilidades y de la espalda a los millones de personas que viven en condiciones muy complejas en Venezuela.

En tal sentido, en el documento las organizaciones exhortan a las Agencias de la ONU en Venezuela a aportar inmediata información y ser impulsoras de medidas propias contra la crisis nacional que pone en peligro la vida de los venezolanos.

“Los representantes de las Agencias de las Naciones Unidas tienen el deber de impulsar la articulación entre gobiernos y sociedad civil, pero no pueden olvidar nunca que se deben a los pueblos, que tienen que trabajar en proteger y defender los derechos de los pueblos y no sentarse a aplaudir a un gobierno genocida como el de Venezuela, que nos está matando lentamente con tanta escasez de medicinas y alimentos”, concluyó Rodríguez.

 

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49 ONG demandan a la ONU reconocimiento de crisis humanitaria en Venezuela