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Asdrúbal Aguiar Nov 02, 2019 | Actualizado hace 2 semanas

La ciencia, desde siempre, escruta hasta en sus profundidades a la naturaleza que nos rodea: a la madre tierra, para desentrañarla, para comprenderla mejor, tanto como persiste en su empeño milenario de ampliar la temporalidad de la vida humana.

De manos de las nuevas tecnologías ingresamos en una Era que, además de conocer nuestro mapa genético, pone en entredicho el valor de los espacios territoriales y la misma materialidad, haciendo privar al imaginario humano, a la virtualidad, asumiendo como su paradigma  la velocidad de vértigo.

No se trata del esfuerzo por dejar a la tierra y conquistar el espacio, que cristaliza con la llegada del hombre a la luna hace 60 años ni de la posibilidad que se hace cierta, 60 años después, de viajar desde Pekín hasta Nueva York en dos horas con el IPlane chino. Se trata de lo dicho, de una Era nueva, no de una simple estación o edad dentro de un ciclo histórico continuo, centrada aquella en la inteligencia artificial.

Hace 30 años, en 1989, se cae el muro de Berlín y predica el final de las ideologías – del comunismo y la sobrevivencia del capitalismo liberal – sin que se repare en lo dicho; salvo para repetir lo cosmético, como el renacimiento marxista bajo el socialismo del siglo XXI o el progresismo a ritmo de Twitter,  para engaño de incautos mientras otros anuncian la llegada del posliberalismo: No habrían más piedras filosofales y aceptan que son recónditos los caminos por los que recorre la naturaleza del hombre.

Lo esencial, insisto, es que, el agotamiento de las repúblicas y la insurgencia de los fundamentalismos sociales o la vuelta a los enclaves primitivos es la consecuencia de la quinta revolución industrial, una de cuyas manifestaciones más populares es el mundo fragmentario de las redes sociales y el Internet. En la medida en que diluyen los viejos lazos de la ciudadanía estatal fronteriza favorecen los nichos entre semejantes, excluyentes de los diferentes, quienes se relacionan entre sí dentro de cavernas virtuales y de corte platónico.

Las violentas manifestaciones en Cataluña, Paris, Hong Kong, Santiago, nada tienen que ver con las de hace 30 años, como El Caracazo o la masacre de Tiananmén, coincidentes, estas sí, en sus motivaciones: rechazo de la corrupción, rezago en el bienestar, agotamiento de los partidos políticos.

Las primeras proceden de una insatisfacción innominada, aguas abajo del fenómeno de desarticulación social señalado, del sentimiento de orfandad que sigue a la ruptura de la “amistad social” – fundamento de la confianza y de la política – entre los individuos. Se reacciona, entonces, contra los poderes más preocupados por lo abstracto del interés colectivo e indiferentes ante el enojo íntimo de cada internauta. Y así cada protesta se direcciona contra el único foco visible del Estado en agonía, su gobernante, sea de izquierda, sea de derecha, al que se le lapida por razones incidentales.

La cuestión es compleja. Hace relación, entre otros elementos, con ese cosmos que ha sido propio de la ciencia-ficción y ahora es realidad cruda y muda. El Parlamento Europeo nos la describe:

“Desde el monstruo de Frankenstein creado por Mary Shelley al mito clásico de Pigmalión, pasando por el Golem de Praga o el robot de Karel Čapek —que fue quien acuñó el término, los seres humanos han fantaseado siempre con la posibilidad de construir máquinas inteligentes, sobre todo androides con características humanas”; y “existe la posibilidad de que a largo plazo [¿?] la inteligencia artificial llegue a superar la capacidad intelectual humana”.

Las redes y su uso exponencial son, sin cortapisas, un logro civilizador que profundiza la experiencia de la libertad. Para su comprensión de nada sirven los símbolos y conceptos del siglo XX, menos los del XVIII y XIX, cuando tienen lugar las revoluciones que les dan textura a nuestros sistemas constitucionales.

Esta es mi apreciación y quizás la única, por lo pronto. Es bastante, si al menos sirve para aproximarnos, con humildad y sabiduría, a ese entorno inteligente y artificial ya instalado de modo terminante en el Occidente de las leyes y en el Oriente de las luces.

Que las nuevas relaciones y los actores emergentes dentro de este teatro novedoso de la ciudadanía digital se muestren con predominio y hasta desplacen a los rezagados, por carentes de sabiduría digital – por vivir en estado de vacuidad y como renegados hasta de sus propias raíces culturales, como los europeos – es lo inevitable, pero no son fatales sus amenazas.

Al cabo, el hombre – antes de que se vea sustituido por la robótica y la industria 4.0, es aún el mismo. Está a tiempo de servirse de estas y no de servirlas como esclavo, superando a la posverdad, es decir, rescatando a la razón y su relación con lo objetivo, sin que  signifique el abandono de su sensibilidad emocional, a fin de discernir sobre la manipulación de las realidades, mirando fuera de la cueva.

Hay, en suma, invertebración social, indignación, e inmediatez conductual, que siguen al debilitamiento del espacio público como armonizador entre las personas, como proyectos unos y únicos. En la incertidumbre media el instinto de la supervivencia, el preferir creer en lo que sosiega, por irreal que se le considere. Vivimos el desbordamiento de un río sin cauce que exacerba el pluralismo e infla los derechos de los dispersos, sin posibilidades de cabal garantía. A la inteligencia artificial debe acompañarla la prudencia digital del hombre, varón o mujer.

correoaustral@gmail.com

La Pizarra del DT Ene 20, 2019 | Actualizado hace 5 años
Todo por ver a Venezuela

@LaPizarraDelDT_

 

EN LA CONFERENCIA DE PRENSA, RAFAEL DUDAMEL, tras terminar el partido con victoria de Venezuela contra Chile respondió la segunda pregunta de la tanda con muchísimo orgullo, dejando entrever su posición con respecto a la situación que se vive en el país y la migración que se ha tenido, siendo Chile uno de los principales destinos para el pueblo venezolano.

Si bien se escuchó claramente durante el partido, en el público, cánticos referentes a Venezuela, los más de 10.000 asistentes se dividían entre camisetas rojas, blancas y vinotinto. Pudiendo oír un chi-chi-chi-le-le-le seguido de un “vamos Venezuela” en el mismo sector de la cancha y sin ningún tipo de delimitación.

Pero más sorprendente que la grata mezcla que se vio en el Estadio El Teniente fueron algunas condiciones en las que viajaron los venezolanos a ver a una categoría sub 20.

Si pudiese ser raro ver a chilenos y venezolanos conviviendo en un estadio a base de cánticos, era más raro ver el trajín a pasar por parte de dos jóvenes que viajaron por 5.000 pesos en un bus que te deja en medio de la autopista en el viaje entre Talca y Rancagua.

Público en el partido de la Vinotinto en Chile

A ver, para hacer la historia más clara. A las 2.30PM desde Talca, una ciudad de 220.000 habitantes, salió uno (de los tantos autobuses) vía Santiago de Chile. Ellos hacen parada en la carretera para dejar a los pasajeros en la zona sur de Rancagua. A unos 15 minutos caminando del estadio.

Entre la gente que viajaba en dicho autobús se encontraba un valenciano y un maracucho. Y solamente un ticket para el partido entre ambos, ya que el de la región zuliana no contaba con su pase al estadio. Al igual que decenas de personas, buscaban entrada. La diferencia es que él venía de hacer un sacrificio por tierra para ver si tenía la suerte de conseguir.

Las entradas son gratis, no obstante el chico valenciano compró la suya por 5.500 pesos (8 USD) a un compatriota que le sobraba. Y no fue el único caso. Aprovechando la alta demanda y poca oferta comenzó una venta informal a las afueras del estadio.

Como dato extra de ambos chicos, no tenían como devolverse el mismo día. El transporte entre ciudades en Chile suele funcionar hasta horas determinadas y cuando se viaja a ciudades o pueblos su comunicación nocturna es un poco más precaria. Por lo que su viaje era con ida, sin regreso. Todo para ver a Venezuela.

Otro caso fue el de una chica viajó sola desde Santiago y estuvo desde cinco horas antes del hotel de concentración de Venezuela a la espera de la posibilidad de conseguir una entrada el mismo día del partido. Logró su cometido y pudo ver la victoria venezolana desde dentro del estadio.

La hinchada venezolana en Chile

Pero no solo aficionados se vieron afectados. Periodistas que viven en Santiago bajaron a Rancagua para hacer cobertura del partido. Algunos de ellos no contaron con tantas facilidades en transporte y tuvieron que regresarse antes de la zona mixta post partido para poder agarrar de los últimos buses que te suben a Santiago. Otros optaron por pasar la noche en Rancagua. Y así…

Extrañamente, a pesar de las sendas victorias, la selección sub 20 ha logrado unir a Venezuela muy lejos de ella. Y lo extraño va por cuenta de la categoría y el tipo de torneo que es, donde poco marketing se le ha hecho y no cuenta con un peso significativo tan grande en la región.

Pero como comentó Rafael Dudamel, lejos, muy lejos de Venezuela, se sigue dejando el nombre del país en alto.

FOTOS: Con autobuses quemados y barricadas empieza paro por pensiones en Chile

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La presidenta Michelle Bachelet criticó el viernes a los organizadores de una protesta nacional contra las bajas pensiones chilenas.

Éste fue aprovechado por encapuchados que obstaculizaron el transporte público con barricadas incendiarias ocasionando un caos extenso en Santiago.

«Las marchas pacíficas por mejores pensiones hacen más clara la voz ciudadana. La violencia no es el camino para un gran acuerdo nacional», se lee en la cuenta de Twitter de la mandataria.

Luis Mesina, líder del movimiento «No+AFP», respondió por la misma red social: «si las marchas pacíficas hacían más claras la voz por mejores pensiones, por qué después de dos meses aún no nos responde?».

Bachelet recibió a Mesina y a otras agrupaciones interesadas en los cambios el 31 de agosto.

El grupo que lidera el rechazo a las Administradoras de Fondos de Pensiones, AFP, ha congregado centenares de miles de personas en tres marchas en demanda de reformas profundas al sistema que entrega decenas de miles de jubilaciones cuyos montos son incluso inferiores al salario mínimo de 257.000 pesos, unos 390 dólares.

Las marchas obligaron a Bachelet a ocuparse del tema, que había dejado pendiente para el próximo gobierno, y hace casi un mes anunció el envío al congreso un proyecto para crear una AFP estatal y un aporte patronal del 5% en los próximos diez años. Los críticos demandan volver al sistema antiguo de reparto, que implicaba que el Estado sustentaba el grueso de las jubilaciones.

Temprano la policía antimotines dispersó con chorros de agua y gases lacrimógenos a encapuchados que lanzaban bombas incendiarias desde el interior de una sede universitaria y en importantes avenidas, mientras las barricadas obstaculizaron el tránsito, creando un gran caos en las primeras horas.

«Hay actos que por supuesto nosotros no compartimos», enfatizó Mesina, que recordó que el llamado era no acudir al trabajo y manifestarse en plazas públicas.

A la paralización se sumaron los empleados estatales, quienes no trabajan desde hace ocho días para presionan por un reajuste salarial superior al 3,2% ofrecido por Bachelet y que fue rechazado en el Congreso, incluso por los parlamentarios oficialistas.

El subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, precisó que en Santiago y el interior se levantaron 27 barricadas y anunció querellas contra quienes quemaron dos autobuses del transporte público e intentaron incendiar dos más.

Por la noche, «No+AFP» convocó a un gran cacerolazo, donde la gente se une para hacer sonar ollas y trastos metálicos en grupo.

 

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Las claves del terremoto de Chile que debes conocer

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El miércoles 16 de septiembre de 2015 Chile fue víctima de un sismo con una intensidad de 8,4 puntos en la escala de Richter. Lee en estos diez puntos todo lo que debes conocer sobre el desastre natural en este país del sur de América:

1. Según un balance presentado por la presidenta del país, Michelle Bachelet, la misma noche del terremoto se registraban nueve personas fallecidas. En un parte ofrecido por el subsecretario del Interior del país, Mahmud Aleuy, la cifra sube a diez fallecidos, de los cuales cinco fallecieron por causas naturales y otros cuatro por siniestros vinculados con la poca resistencia de las infraestructuras ante el temblor. La décima víctima aún no ha sido identificada. Se cuentan aproximadamente un millón de evacuados.

2. El terremoto tuvo una intensidad de 8,3 puntos en la escala de Richter y su epicentro se ubicó a 25 km de profundidad, frente a la costa de Coquimbo, cerca de la localidad de Canela Baja y la ciudad de Illapel, ubicadas a unos 280 kilómetros al norte de Santiago. La onda expansiva del terremoto llegó a sentirse incluso en Buenos Aires y otras ciudades argentinas.

3. Durante las primeras horas posteriores al terremoto el gobierno chileno levantó una alerta de Tsunami. Se decidió evacuar las zonas más cercanas a la costa. Para el 18 de septiembre, dos días después del fenómeno, ya había sido levantada la alerta de tsunami. Sin embargo, medios han difundido imágenes de las calles de población de Concón, en la región de Valparaíso, levemente inundadas.

4. El terremoto de Chile es el de mayor intensidad registrado en el mundo durante 2015. Se ubica como el cuarto más violento de todos los registrados en ese país. El del 22 de mayo de 1960 (9,5 en la escala de Richter), el del 27 de febrero de 2010 —que dejó un saldo de 156 personas muertas y otras 25 desaparecidas— y el del 10 de noviembre de 1922 se ubican en el primer, segundo y tercer lugar, respectivamente.

5.  No existen cifras exactas de la cantidad de venezolanos que residen actualmente en Chile. El equipo venezolano de Copa Davis —copa especial de tenis— se hospedaba en Santiago, capital del país, a la espera de un partido en el que se medirían con los locales.

6. Resultó llamativo para las personas alrededor del mundo la actitud que ciudadanos y algunos periodistas que se encontraban al aire tomaron ante el terremoto. Ramón Ulloa, un conocido presentador del canal Tele 13 de Chile y locutor de radio, se mantuvo en absoluta calma, narrando cómo la cabina en la que se encontraba se bamboleaba.

7. El Gobierno chileno ha declarado el estado de excepción constitucional de catástrofe en la región de Coquimbo, tras la visita de Bachelet a la región más afectada por el temblor. La primera mandataria ha visitado la región más afectada en dos oportunidades.

 

EFE Sep 17, 2015 | Actualizado hace 9 años
8 muertos por terremoto de magnitud 8,4 en Chile

Sismo en Chile / 16 de septiembre de 2015

Foto: EFE

El número de muertos en el terremoto de 8,4 grados de magnitud que sacudió este miércoles a parte del territorio chileno se eleva a ocho, informó hoy el ministro del Interior, Jorge Burgos, que añadió que además hay una persona desaparecida.

Las autoridades, además, levantaron la alarma de tsunami establecida para toda la costa chilena tras el sismo, ocurrido a las 19.54 horas del miércoles (22.54 GMT), y que llevó a la evacuación de más de un millón de personas desde numerosas localidades costeras del país austral.

El mar avanzó tierra adentro en varios puntos de la costa chilena, principalmente en la región de Coquimbo, donde las autoridades esperaban la luz del día para hacer una evaluación de los daños.

En la región de Coquimbo, donde más de medio millar de personas pasaron la noche en albergues, se aguarda para las próximas horas la llegada de la presidenta chilena, Michelle Bachelet, para hacer una evaluación de la situación.

Hasta las 07.12 horas de hoy (10.12 GMT), un total de 71 réplicas del sismo principal habían sacudido las norteñas regiones de Atacama y Coquimbo, en la que se localizó el epicentro del terremoto, a unos 290 kilómetros de Santiago, y las de Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins y Maule, en el centro del país.

Algunas de estas réplicas han alcanzado magnitudes superiores a 6,0 grados Richter, como una registrada a las 01.02 de la madrugada (04.02 GMT), y varias han superado los 5,0 grados, entre ellas la más reciente, a las 07.12 horas (10.12 GMT), de 5,4 grados Richter.

«Debemos lamentar la pérdida de las cinco personas que ya se han informado y agregar a otras tres, para hacer un total de ocho fallecidos», dijo el ministro Burgos en una comparecencia en la sede de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi).

«Los altos estándares de nuestro país permiten que la cifra de fallecidos sea baja en comparación con otros fenómenos de esta magnitud», afirmó hoy el ministro del Interior.

Informó, asimismo, que las localidades de Choapa, Salamanca, Canela y Los Vilos se mantienen como zona de catástrofe y que las clases se mantienen suspendidas entre las regiones de Atacama, a 800 kilómetros al norte de Santiago, hasta Los Lagos, a 1.000 kilómetros al sur de la capital.

Respecto del estado de los caminos principales, Busgos destacó que la Ruta 5, longitudinal de norte a sur de Chile, está totalmente habilitada, aunque con algunos en sectores en donde el tránsito es más lento.

Isabel Allende: Venezuela no se ha muerto, no se acabó el país

 @MariaAlesiaSosa

(Sausalito, California)- LA OFICINA DE ISABEL ALLENDE, LA ESCRITORA  que no la senadora, queda en el número 116 de una callecita en Sausalito, una pequeña ciudad cruzando el Golden Gate de San Francisco, donde viven no más de ocho mil personas. La localidad está empotrada en la montaña y da para el Pacífico. Esa orilla de California, a más de nueve mil kilómetros de distancia es la misma costa de Chile, aquella que la escritora dejó hace 42 años con la urgencia de huir de un golpe militar.

En Sausalito, la cima también está llena de casas con vista al mismo mar azul plomo de Valparaíso o Zapallar. “Sí, es igual”, dice. La casa queda a una cuadra de la marina, y es la que tiene más verde en sus patios. Al menos los martes por la mañana, se siente callada la vecindad.  

Isabel Allende abre la puerta ella misma y recibe a las visitas como una castañuela. Siempre sonriente. Pero asegura que carga con la tristeza de su reciente separación y la angustia de saber que tiene que poner a dormir para siempre a Olivia, su perra desde hace 17 años.

La casa, convertida en oficina, tiene un counter y a mano izquierda un salón con decoración victoriana, de colores claros. Hay un sofá blanco con grandes cojines, una poltrona, y una mesa de comedor, donde esperan el té y las galleticas que arregló Lori, su nuera, para la entrevista. Hay también una biblioteca que tiene más portarretratos que libros. Allí está Isabel con Obama, con Michelle Bachelet, está su hija Paula, Nicolás, su hijo, y todos sus nietos. Hay fotos de su madre, y un gran afiche con los artistas que protagonizaron la película de “La Casa de los Espíritus” en el año 93: Meryl Streep y Antonio Banderas, su amor platónico.

Lo último que publicó Isabel Allende es El amante japonés, una novela sobre la vejez, la soledad y el amor en todas sus facetas y edades. Asegura que es el reflejo de lo que está atravesando en su vida. “Estoy en un momento importante, me acabo de separar de mi marido después de 27 años de matrimonio, me ha pegado fuerte. Cuando empecé a escribir el libro no me había separado, fue casi profético. Además este año he tenido un enfrentamiento con la vejez, por mis padres, muy fuerte, pero ya el año pasado lo presentía y por eso el tema me interesaba”.

Sobre un nuevo amor en su vida y la situación de Venezuela, la invade una inmensa sensación de posibilidad y esperanza.

Antes de empezar, pide que la tuteen y con voz de lamento, pregunta por la situación de Venezuela, el país que la recibió y la acogió durante 13 años.


—Me pidieron que no trajera cámara a la entrevista, ¿sigues siendo tan vanidosa a los 72?

No es por eso, pero sí, sigo siendo. La vanidad no se pasa con los años, todo lo contrario te cuidas más. Antes te podías acostar sin lavarte la cara, pero ahora no, cuesta más mantenerse. Aunque ya no me ve nadie. Si no tengo ni marido.

—Uno de los temas principales de El amante japonés es la vejez, ¿te da miedo envejecer?

Ya es un poco tarde para eso. (Risas)

—¿Cómo lo llevas?

No me di cuenta hasta los setenta, que empecé a sentir que me fallaba la energía, que siempre he tenido mucha, siempre he sido hiperactiva y puedo hacer diez cosas a la vez y no me cansaba nunca, ahora me canso. Físicamente no me siento tan fuerte, siempre muy sana, eso sí. Se va cerrando el mundo. La gente mayor tiene menos espacio, porque el mundo es joven es de las generaciones que vienen empujando, uno busca otros espacios más tranquilos, más solitarios, más interiores, y no me siento mal todavía, no sé cómo será a los ochenta, pero por ahora estoy bien.

—¿Qué has encontrado en esos espacios más solitarios?

Más introspección, más vida espiritual, más estudio, en el sentido de que ahora investigo más a fondo, leo con más profundidad. Antes, pasaba corriendo por la vida, ¡corriendo! a toda velocidad y ahora me siento que estoy más aquí.

—¿Tienes miedo a la muerte?

—Ninguno. Lo que sí tengo miedo es a la dependencia y a la decrepitud. Estoy rodeada de ese problema y eso me asusta, pero no la muerte. Mi padrastro tiene 99 años, y mi madre, 95. Ella está muy bien de la cabeza, tiene el cerebro de una persona de 30, pero el cuerpo no le da. Él está más sano que ella, pero tiene la mente ida. De haber sido un patriarca autoritario es hoy un viejito asustado y dependiente.

—Dices en el libro que envejecer es ser más de lo que siempre fuiste ¿Qué es eso que siempre has sido y que se ha acentuado con tu vejez?

La vejez no me ha hecho más sabia, en ningún caso. Pero siempre he sido generosa, vanidosa, activa, fuerte, buena madre, tribal, responsable por todos los demás, me los echo a todos en la espalda. Y soy cada vez más de eso. Mi mamá dice que soy botarate, que todo lo regalo, porque no me apego a las cosas materiales. La única cosa que yo salvaría si se incendia mi casa, son las cartas de mi mamá que nos hemos escrito a diario una a la otra durante 40 años. Están en cajas, y ahora es que las estamos digitalizando. Hasta que no esté todo en digital, yo estoy aterrada.


—¿Las vamos a leer?

Noooooo, ¿cómo se te ocurre? Eso es lo más privado de la vida. Noooooo. Pero me sirven para revisar cuando escribo unas memorias.


—¿Dirías que ella es tu principal admiradora?

Es muy crítica. Siempre me pone la vara muy alta y es divertida. La otra vez le dije: “Mamá, me van a dar la medalla de la libertad en la Casa Blanca. ¿Qué es eso?, contestó. Y yo le dije: Métete en el Google, es el honor más alto que le pueden dar a un civil aquí en Estados Unidos. Y lo primero que me preguntó fue: ¿Y qué te vas a poner?” (Risas).

—Uno de los personajes de tu libro dice que a cualquier edad hay que descubrir un propósito en la vida, ¿cuál es el tuyo?

Uy, yo tengo como diez propósitos. Uno es la Fundación Isabel Allende (cuya misión es proveer a mujeres y niñas el acceso a salud, educación y protección contra la violencia), que llevamos mi nuera y yo. La fundación me mantiene viva y escribiendo, porque tengo que contribuir económicamente con ella, y tenemos más de 100 programas que supervisamos de cerca. Ver lo que se puede hacer con poco dinero y mucho entusiasmo, es maravilloso. Además, una tremenda vida pública que tengo que atender. Y para qué decir el propósito de mantener a mis padres, ayudar a mis nietos, la tribu, que uno carga con ella, aunque no es una carga, pero sí una responsabilidad. También tengo los libros, cada uno es un propósito y un desafío. Todos mis libros son diferentes, no sé de qué voy a escribir el próximo año, pero sé que va a ser algo totalmente diferente a lo que he escrito, eso me obliga a estar alerta, y con todas mis capacidades al servicio de ese propósito que es el libro.


—Hablando de la diversidad de tus libros, has escrito realismo mágico, sagas para adolescentes, autobiografías, novela policial, ¿no es riesgoso asumir todos los géneros?

No sé si es riesgoso o no, pero es lo único que puedo hacer. Cuando escribí La casa de los Espíritus, tuvo un éxito formidable, pensé que era como el camino a seguir, pero no puedo hacer eso, no es lo que me interesa. Cada libro responde a un momento emocional en mi vida. Ese respondía al exilio. Sin duda alguna es un libro nostálgico por el Chile que perdí.


—¿Crees que tus libros venden porque siguen teniendo la misma calidad, o porque ya eres una autora consagrada, por tu nombre?

No lo sé, yo misma me sorprendo. A veces escribo un libro en el que he puesto cuatro años de investigación, en el que me enfermé escribiendo, y resulta que la gente no lo recibe como otro libro que a mi no me costó nada. Entonces, no sé, te prometo que no sé. Y qué dirá la crítica o los lectores, es siempre una sorpresa. Además no puedo guiarme por eso, porque estaría limitada y asustada.


El dolor

—Ya has dado las razones de tu divorcio, ¿qué es lo más difícil de llevar un duelo en pareja?

Murió Paula, y dos hijos de Willie (su esposo). Lo peor que le puede pasar a una persona es que se le muera un hijo, y en pareja, la gente sufre los duelos de manera diferente, con diferente intensidad, o tiempos. Hay gente que lo transforma, como creo que yo lo hice con la muerte de Paula, la transformé en un libro, en una fundación. Y espiritualmente, Paula está conmigo, pero él no pudo hacer eso con sus hijos, porque murieron por droga. Tuvieron una vida horrorosa, en que no hay nada rescatable. Para él ha sido, no sólo la pérdida de los hijos, sino también una tremenda desilusión, que ya es innegable.

Ya venía deprimido antes de que muriera su último hijo, y cuando murió Harley, hace 3 años, se vino abajo completamente, se cerró al mundo. Tratamos de resolver las cosas en pareja, con terapia, con medicamentos, con toda clase de cosas, pero no funcionó.

 

—Después de haber perdido una hija, ¿el divorcio es un dolor menor?

Todo es menor, este ha sido un año malo para mi, pero comparado con el año de la enfermedad y muerte de Paula, esto no es nada. Siento que me pueden pasar cosas peores, pero muy pocas. Y si pude enfrentar eso, puedo enfrentar casi todo.

Yo, eso es lo que aprendí con la vida, que no puedo controlar nada. Y así vivo, día a día, con la confianza de que tengo suficientes recursos personales, experiencia, corazón abierto, para enfrentar lo que venga, sin susto. No me puedo poner el parche antes de la herida. Vivir con miedo no tiene sentido. La vida tiene riesgos y dolores inevitables y mientras más uno se rinde ante lo inevitable, más vives, porque no puedes controlar nada.


—En Paula te preguntabas si ibas a volver a sonreír, ¿cómo se recupera la sonrisa?

Con tiempo. Estos procesos son largos. Yo no pude volver a sentarme a escribir una novela o ficción, hasta tres años más tarde, porque estaba muy dolida. Pero con el tiempo las cosas se mejoran. Cuando la Paula se murió, mi mamá me dijo, “Nada te va a ayudar, ni el Prozac, ni terapia, ni vacaciones en Hawaii, olvídate. Esto es un túnel negro que tienes que cruzar sola, nadie te puede ayudar. Yo te juro que hay luz al otro lado, sigue caminando, un paso a la vez, no pares, y vas a encontrar luz al otro lado. Te vas a demorar, pero vas a encontrar luz”. Y ese consejo lo sigo para todo. Cuando me siento en un momento como ahora, que se me cierran las paredes, pienso que es un túnel y sigo caminando. Que voy a volver a reírme y voy a encontrar la luz, pronto.


—También en la última novela hablas del racismo y la discriminación, ¿Has sido víctima de esto alguna vez?

Cuando eres inmigrante siempre eres víctima de discriminación. Un inmigrante tiene que luchar más que la persona que pertenece al lugar, para ser aceptado. No tienes conexiones, no tienes a tu familia, ni a tus amigos, a tu tribu. Yo no he sentido discriminación como se siente en EE UU, porque llegué a casarme con un americano y no tuve que salir a limpiar baños, porque ya me mantenía sola. Pero cuando llegué a Venezuela (1973), huyendo del golpe militar en Chile, la situación fue muy dura.

Venezuela siempre fue un país que recogió gente, que acogía a los que venían de otros países escapando de la violencia, la miseria, y de las dictaduras. Venezuela era el país que tenía las puertas abiertas siempre, y ahora les toca a ellos irse.


—¿Cómo se supera el guayabo del exilio?

Yo más nunca volví a vivir en Chile. La dictadura duró 17 años, y en ese tiempo tus hijos crecen en otro país. No te los vas a llevar de vuelta. Me costaron mucho los dos primeros años en Caracas, porque no entendía las reglas del juego, que eran tan distintas a las chilenas. No entendía o no aceptaba, la alegría venezolana, la exuberancia, la abundancia, las ganas de parranda. Chile es un país muy sobrio, y venía de una dictadura brutal. Yo venía de un invierno cerrado, severo, y caigo en esta Venezuela hedonista, entonces me costó habituarme. Pero una vez que la acepté, la amé.


—¿Qué te dejó el Caribe que no has perdido?

Venezuela me dio lo que yo no tenía, lo que no habría podido tener en Chile nunca, que fue una manera sensual de ver el mundo. Y eso, una vez que lo incorporé, me sirvió para la vida, para la literatura. Yo no habría podido escribir La Casa de los Espíritus si me hubiera quedado en Chile. Ese libro es cierto que responde a la nostalgia por Chile, pero tiene todo el color y el sabor de haber vivido en Venezuela.


—Has sido exiliada e inmigrante, ¿cómo se vive cada situación?

El exilio, uno sale forzado por las circunstancias y no puedes elegir dónde vas, y siempre estás mirando hacia tu país, esperando que las cosas cambien para regresar. Un inmigrante se va porque escogió irse y eligió a qué lugar. El inmigrante va mirando hacia el futuro decidido a triunfar y a que a sus hijos les vaya bien. No es lo mismo. Habiendo vivido las dos circunstancias sé perfectamente la diferencia, y el exilio es mucho peor.


—¿Cómo se hace para vivir como inmigrante o exiliado?

Primero que nada, no hay que renunciar a lo que traes. No hay que renunciar a la lengua, ni a las costumbres, ni al sentido del honor, a la comida, a la música, ¡a nada! Hay que adquirir lo nuevo, echarle más encima a lo que uno tiene. Puedes ser bicultural. Cuando uno aprende a ser bicultural, es mucho más llevadero. Una vez que acepté todo lo maravilloso que tenía Venezuela, y cuando dejé de criticar el bonche, y que nadie era puntual, que te decían una cosa y no resultaba; una vez que me dejé de todo eso, amé el país. Fue aprender y adquirir cosas nuevas.


—¿Cómo se cura uno del desarraigo?

No sé, a mi me sirvió la literatura. A otros les sirve otras cosas, pero ¿para qué curarse? Se puede vivir con eso. Se puede vivir con la nostalgia de las raíces. Eso es parte de la riqueza de lo que uno trae, y es maravilloso. Creo que la mejor literatura, el mejor arte, la mejor gente es la que está desgarrada de alguna manera. Con un pie allá y un pie acá, con la nostalgia y con el interés de lo que viene. Ese desgarro es muy bueno. La gente simple, con sentido común que lo ha tenido todo fácil, ¡qué ladilla! (Risas)


—Para el venezolano es muy dramático irse del país…

Sí, son dramáticos, pero también tienen el sentido del humor, tienen la música, la comida, y tienen otros millones de venezolanos que andan dando vueltas por allí. Y, sobre todo, tienen la posibilidad de volver en cualquier momento. Parece frívolo lo que te digo, pero te prometo que funciona.


—Eres chilena pero has confesado que cuando vas a tu país, hay cosas que no entiendes, ¿crees que hay ciudadanos que son incompatibles con su gentilicio?

No sé, los países cambian tanto, y a veces los países te rechazan. La gran poetisa Gabriela Mistral, pasó su vida fuera de Chile porque el país la rechazó siempre. Pablo Neruda también pasó mucho tiempo fuera de Chile. Casi todos los escritores y artistas chilenos se han ido, luego vuelven, pero los tratan mal porque es un país chico, donde hay mucha envidia y no hay espacio para la creatividad porque somos muy conservadores socialmente. Yo vuelvo a Chile y siento que soy chilena, pero ya tengo un pie aquí. Lo que me irrita de Chile es lo mismo que me irritaba de Chile antes de irme.


—“Caracas en 1975 era alegre y caótica, una de las ciudades más caras del mundo. Brotaban por todas partes edificios nuevos y anchas autopistas, el comercio exhibía un derroche de lujos, las calles estaban permanentemente atochadas por millares de vehículos. Las mujeres iban los fines de semana de compras a Miami y los niños consideraban un viaje anual a Disneyworld como un derecho natural”. (Paula, 1994)

Así describiste a la capital venezolana, y hoy es casi el antónimo de todo esto ¿Cómo te tomas que un país al que quieres haya cambiado tanto?

En este caso es por una situación política, porque los recursos naturales del país siguen siendo de los más grandes del mundo, la gente sigue siendo la misma gente, la naturaleza es la misma. Es un sistema político, el chavismo, que ha destrozado el país, como lo destrozó la dictadura de Pinochet en Chile, y cambió a Chile para siempre. Como en tiempos de la Unidad Popular, el país se destrozó. No se requiere mucho para quebrar un país, pero así se recuperan también. Porque lo que es esencial, no se lo pueden llevar: su gente, los recursos.

Me acuerdo cómo me interesaba a mi el pasado de Venezuela, sus dictaduras, no la de Pérez Jiménez, sino más atrás. La de Gómez por ejemplo. Eran tiempos oscuros, de pobreza, de un país cerrado, pero ya había la abundancia de las minas. Cambió la dictadura y el país empezó a florecer. Se pasa al oscurantismo por una situación política, pero eso va a cambiar. Nada es eterno, lo vas a ver, se hace largo, pero lo vas a ver.


—¿Fuiste consciente, en la época que viviste en Venezuela, que el derroche era un bomba de tiempo?

No, jamás. Parecía inacabable, por la riqueza del petróleo, por la riqueza de todos los recursos que había, además el temperamento de la gente, bonchero, era un pensamiento de venir a pasarla bien en este mundo. Venezuela era un país que cuando la gente tenía un rato libre, salía a beber y a bailar, en Chile nos sentábamos en un rincón a hablar de política. De los venezolanos aprendí que sabían gozar de la vida.


—¿Qué tan importante ha sido la política en tu vida?

Me marcó porque venía de una familia politizada, y como marcó a toda la población de Chile, de una manera u otra, todos cambiamos y tuvimos que definirnos: a favor de la dictadura o en contra. Millones nos fuimos al exilio, y esas vidas cambiaron. Yo no sería la misma persona sin la dictadura militar, porque me hubiera quedado en Chile.

A mi me cambió la vida completamente, aunque nunca he tenido interés en participar en política. Sé lo importante que es, como en el caso de Venezuela o Chile, porque determinan lo que pasa en un país, pero le tengo una desconfianza tremenda.


—¿Qué ha llevado a Chile a tener una de las democracias más consolidadas de América Latina?

La experiencia de la dictadura nos dejó aterrados. Cuando volvió la democracia, tres cuartos de la población estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para que se mantuviera la democracia. Se hicieron muchas concesiones durante 20 años, tanto que ni se hablaba de los horrores de la dictadura para no provocar a los militares ni a la derecha. Eso fue un aprendizaje brutal. Luego Chile es un país con una larga tradición democrática. Tuvo la democracia más larga y sólida en América Latina, ya veníamos con ese bagaje, sabíamos que existía esa posibilidad, lo teníamos en el ADN.

Además hemos tenido gobiernos de la concertación muy cautelosos, que lo han hecho bien, y han sido prudentes, lo han hecho todo paso a paso.


—Ya tienes tu país inventado, pero ¿cómo es tu país ideal?

Sería muy distinto a Mi país inventado. No habría desigualdad, habría justicia social, donde todos tuvieran las mismas oportunidades, y recursos. Por supuesto acabaría con el patriarcado, que fuera un país apacible, donde la gente lo pasara bien. Donde se respete la naturaleza, y el cuidado por el planeta. Yo no lo voy a ver, pero mis nietos sí.


—Entonces, ¿crees que el mundo va para mejor?

Sí, tengo fe. En los años de mi vida cómo hemos mejorado. Yo nací en la mitad de la II Guerra Mundial, en pleno holocausto judío, de las bombas atómicas. Yo nací antes de la declaración de los Derechos Humanos, Europa tenía colonizado Asia y África, la India era colonia de Gran Bretaña. Estamos mejor. Ahora más gente participa, comparativamente hay menos miseria. Claro que todavía hay horrores, pero menos que antes y tenemos más recursos para producir más alimentos, curar enfermedades, bajar la mortalidad.


—Eres una mujer abierta de mente pero, ¿qué es aquello que no toleras?

La tortura, el abuso del poder. El poder con impunidad me horroriza.


—Con tu respuesta, estás describiendo a la Venezuela de hoy.

—Me horroriza, me horroriza.


—¿Cómo se aplica de forma colectiva la enseñanza del túnel negro para que un país tenga esperanza?

—Tienen que tener la absoluta certeza de que esto va a terminar, porque nada es eterno. La condición del universo es que todo cambia. A mi me parecía que la dictadura chilena no tenía fin, porque 17 años para una persona es toda una vida, es una generación. Pero en la vida de un país, no es tanto. Y a la larga, no es tanto. Fueron horrendos 17 años, pero no fue toda mi vida. Venezuela tiene que tener la certeza de que esto va a cambiar. Venezuela no se ha muerto, no se acabó el país, el país está ahí. Intacto.

Escucha algunas partes de la entrevista en el siguiente audio:

Chile: dos jóvenes muertos en incidentes tras marcha estudiantil

Valparaíso

 

Un joven murió baleado el jueves durante los incidentes desatados tras una marcha estudiantil en el puerto chileno de Valparaíso y una segunda persona falleció por causas aún no determinadas, informó la policía. Fueron identificados como Exequiel Borvarán Salinas (18) y Diego Guzmán Farías (25).

Uno de los jovenes recibió un disparo en el cuello en el centro del puerto cuando pintaba paredes durante las refriegas entre encapuchados y policías que los repelían con gases lacrimógenos y agua, informó el general de la policía Julio Pineda, jefe de la Quinta Zona de Carabineros, a Canal 13 de televisión. El segundo joven también murió durante los incidentes pero aún no están claras las causas.

Los disparos los realizó otro joven de 22 años que vivía en una casa que los manifestantes intentaban escribir consignas y pegar panfletos, de acuerdo con testigos. El autor de los tiros fue detenido.

En Santiago y en otras ciudades del país miles de estudiantes secundarios y universitarios realizaron una marcha, la segunda del año, en protesta por la forma en que el gobierno lleva adelante la prometida reforma educacional y su debate en el Congreso.

Miles de jóvenes marcharon una veintena de cuadras por la principal arteria de la capital chilena en medio de bailes, pancartas y gritos. Al concluir la caminata puñados de jóvenes encapuchados se enfrentaron con la policía tirándole piedras y destruyeron señales de tránsito.

En Valparaíso, 120 kilómetros al noroeste de Santiago, Pineda dijo que unos 6.000 jóvenes participaron en la marcha y que entre 100 y 200 encapuchados se enfrentaron con violencia a la policía.

«Nos preocupa el incumplimiento de los plazos que el propio gobierno se impone», dijo la presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), Valentina Saavedra, aludiendo a que aún no se ha iniciado el trámite de proyectos relevantes como la desmunicipalización y la gratuidad en las universidades.

La reforma a la educación es una de las principales promesas de campaña de la presidente Bachelet y se centra en mejorar su calidad, eliminar la selección de alumnos y garantizar la gratuidad en todos sus niveles. Durante el primer año de mandato, se aprobaron los proyectos que ponen fin al lucro, a la selección y al copago en los establecimientos que reciben subvenciones del Estado.

 

Gobierno lamenta muerte de los jóvenes

El ministro del Interior y Seguridad Pública de Chile, Jorge Burgos, lamentó esta tarde la muerte de los dos jóvenes que fueron baleados al término de la marcha estudiantil en Valparaíso y anunció la presentación de una querella contra quienes resulten responsables.

Asimismo, el jefe de Gabinete anunció la constitución de un comité policial en La Moneda, con el fin de analizar lo ocurrido esta tarde en la ciudad puerto y que instruyó al intendente regional que presente una querella en contra del responsable de los disparos.

«Condenamos todo tipo de violencia y lamentamos el deceso de estos dos jóvenes, junto con expresar nuestro más sentido pesar por este hecho», señaló Burgos.

 

*Con información de The Associated Press, Infobae y EMOL