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San Bernardino

Dos muertos y ocho heridos por explosión de bombona en Los Erasos
Los vecinos que resultaron ilesos socorrieron a quienes quedaron tapiados bajo los escombros, entre ellos había varios niños. Hasta el momento se desconoce la identidad de los lesionados y el fallecido

Dos muertos y ocho heridos dejó la explosión de una bombona de gas que provocó el derrumbe de una vivienda en el barrio Los Erasos en San Bernardino, Caracas.

Funcionarios de Protección Civil y otros organismos acudieron al sitio para atender el hecho, donde se contabilizan cinco menores lesionados que fueron trasladados al Hospital Vargas.

Habitantes de la zona describieron que con la explosión sintieron una onda expansiva. Los que resultaron ilesos corrieron a socorrer a los heridos que quedaron tapiados bajo los escombros tras el desplome de las viviendas. 

De manera extraoficial se pudo conocer que los fallecidos son dos adultas, identificadas como Fracisca Jaspe de 63 años y Kimberly Rodríguez de 25 años, además de un menor de edad. Por el siniestro siete personas resultaron heridas.

Tras el incidente vecinos del sector denunciaron a medios de comunicación que las bombonas que reciben del consejo comunal vienen «sobrecargadas y con fugas».

*Con información de TC y EP

#MonitordeVíctimas | Matan a golpes a un técnico de la CANTV

Fotoleyenda: El cadáver de Alexis Ramón Muñoz Castañeda fue retirado por sus parientes en la morgue de Bello Monte, donde una hija de la víctima habló con la prensa 

 

El hombre, de 59 años de edad, fue atacado por un vigilante que trabajaba en la misma empresa. El hecho ocurrió en la sede de la telefónica en Coche

 

@SandraGuerrero1

 

Una golpiza que recibió el pasado domingo 6 de diciembre ocasionó que Alexis Ramón Muñoz Castañeda, técnico en telecomunicaciones, falleciera tres días después en una clínica de San Bernardino.

El hombre, de 59 años de edad, laboraba en la sede de la CANTV ubicada en la parroquia Coche.

Quince días antes de que esto ocurriera Muñoz Castañeda había tenido problemas con un vigilante, de nombre José, quien había sacado materiales de la mencionada empresa de telefonía sin autorización de los jefes. 

En vista de esa irregularidad el hoy occiso instruyó un expediente. Además solicitó el traslado del infractor a otro sede de la empresa, quien de hecho fue cambiado a una de las oficinas ubicadas en El Paraíso.

Al enterarse de la petición que hizo el técnico, José insultó a Muñoz Castañeda. Así lo explicó en la morgue Alexandra Muñoz, hija de la víctima.

Cayó por unas escaleras

Se supo que el día de los hechos José estaba bajo los efectos de bebidas alcohólicas y de sustancias estupefacientes, se presentó en la CANTV de Coche a fin de sorprender a Muñoz Castañeda, quien se encontraba en el tercer piso del edificio.

El vigilante atacó a golpes al técnico, quien que luego se trabó en una riña con el agresor, que aprovechó un descuido de su contendor para empujarlo por las escaleras. Al caer desde el tercer piso, Muñoz Castañeda quedó inconsciente. José prosiguió agrediéndolo con una botella y después huyó. 

Cuando el técnico, padre de tres hijos, recobró el conocimiento, pidió ayuda a un amigo y fue llevado a una clínica, dónde fue intervenido el pasado 8 de diciembre. Muñoz Castañeda sufrió fractura de rodilla y clavícula, además de traumatismo cerrado de tórax. Su cuadro clínico se complicó y murió un día después en horas de la madrugada.

Captura

Antes de que se produjera el deceso del técnico una comisión de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) detuvo al señalado homicida.

 

SenosAyuda invita al conversatorio: cáncer de mama mitos y realidades

ESTE MIÉRCOLES 9 DE OCTUBRE, SenosAyuda realizará el conversatorio: «Cáncer de mama mitos y realidades» en el Centro Médico de Caracas.

La actividad contará con la participación de Sara Altuna, médico oncólogo; Exaida Molero, médico radiólogo; Yvonne Medina, radioterapeuta; Rafael Delgado y Gabriel Pérez, cirujanos oncólogos y mastólogos; Blanca Siso, psicóloga y Mayerling Figueroa, nutricionista. 

La cita es a la 1:00 pm en el auditorio Joel Valencia Parparecé en San Bernardino. La entrada es gratuita. 

 

 

 

 

Carlos Moreno: Los 18 años que truncaron los colectivos en San Bernardino durante las protestas de 2017
Al joven, estudiante de Economía de la UCV, lo mataron tres días antes de que cumpliera su mayoría de edad. Había salido de su casa con la idea de ir a jugar fútbol, pero paramilitares que arremetieron contra una concentración en la plaza La Estrella, en Caracas, le cegaron la vida antes de que llegara a su destino. Hace un año, se convirtió en el primer caído en la capital venezolana en medio de las protestas

 

Lorena Meléndez G. | @loremelendez

ANA BARÓN RECUERDA QUE CARLOS, su hijo menor, tenía apenas tres años cuando le detectaron déficit de atención. Fue así como halló explicaciones a la impulsividad e hiperactividad del niño y cómo ella comenzó una búsqueda para asegurarle que pudiera ser educado de la mejor forma posible. Lo cambió de escuelas, acudió a médicos y psicopedagogos, le aplicó tratamientos, supervisó cada una de sus tareas, lo infló de ánimo cuando no quería hacer nada, lo consoló cuando cuestionaba su condición, lo impulsó a que pasara sus materias, a que nunca le quedara un año escolar. Carlos se volvió el centro de su vida, tanto así que Alejandra, la mayor, a veces le reclamaba un poco de atención. “El asesino de mi hijo no sabe todo lo que yo luché”, comenta mientras aprieta los labios y trata de contener las lágrimas que ya recorren su rostro, mientras hace su mejor esfuerzo para que la voz, ya rota, no se le quiebre. Su nombre completo era Carlos José Moreno Barón y tenía 17 años de edad cuando el miembro de un colectivo paramilitar lo mató en medio de la protesta del 19 de abril de 2017.

“Yo lo veía y pensaba ‘él es mi reto, yo quiero salir adelante con él’. Trabajé para él, todo lo hice para él. Yo decía, mi hijo ya va a cumplir los 18 años (…) y pensaba que iba a ser un reto más grande porque me iba a decir que era mayor de edad y que podría hacer lo que él quisiera. Pero ahí iba a estar yo, luchando, lo iba a seguir haciendo. Y nada, me mataron todo”, asevera.

Carlos, quien era estudiante del primer semestre de Economía en la Universidad Central de Venezuela, fue la primera víctima que cayó en Caracas durante las manifestaciones. Solo en el municipio Libertador del Distrito Capital mataron a 24 personas en el contexto de las movilizaciones antigobierno que se extendieron por cuatro meses de 2017. En ese período, en todo el país, cayeron 20 menores de edad. Quince de ellos eran parte de los 38 jóvenes que cursaban bachillerato o carreras universitarias.

Aquella mañana del 19 de abril, alrededor de las 9:30 am, había convencido a su mamá de darle permiso para salir a jugar fútbol con unos amigos. Era feriado, no había clases y la oportunidad era perfecta para irse a hacer lo que más le gustaba. Sin embargo, no era un día cualquiera. En 26 puntos de la capital venezolana se concentrarían manifestantes para marchar hasta la Defensoría del Pueblo para exigir la anulación de las sentencias del Tribunal Supremo de Justicia que días atrás habían disuelto la Asamblea Nacional. Uno de estos lugares de concentración era la Plaza La Estrella, en San Bernardino, apenas a cinco cuadras de la casa del muchacho.

Ana no quería que él saliera, precisamente porque el sitio a donde iba Carlos, unas canchas de la urbanización Chuao, estaría lleno de marchistas. Temía que lo tocara de cerca la represión que había visto en día anteriores y que, para la fecha, ya había dejado cinco muertos. Pero él insistió.

“¿Tú me ves a mí vestido para ir a una marcha?”, le dijo el adolescente a su madre. Melvin, su hermano de crianza, cuestionó también su salida. Al final, ambos cedieron. A Carlos nada lo detenía. “Yo le di permiso porque los 365 del año él quería ir a jugar fútbol y quería salir con sus amigos”, comenta hoy Ana, sabiendo que era imposible conocer qué iba a pasar horas después.

Carlos se marchó con el morral negro que siempre cargaba, en donde llevaba el efectivo que le había dado su madre para que desayunara unas empanadas, su teléfono y poco más. Sus familiares, todavía hoy, desconocen por qué fue a parar a la plaza La Estrella de San Bernardino, hacia el norte, cuando debía encaminarse hacia el sureste de la ciudad. Tampoco encontraron mensajes en su teléfono o en sus redes sociales que confirmaran que se iba a encontrar con otros muchachos para anotar unos goles, tal como lo había avisado.

El adolescente, apunta su madre, nunca mentía sobre lo que iba a hacer. Ana piensa que quizás había desistido de ir a Chuao e iba a las canchas del Hotel Ávila, en San Bernardino, donde también solía jugar fútbol. Días después de su muerte, a ella le llegaron muchos comentarios de personas que estuvieron en la marcha. Hubo quienes lo vieron allí solo y le advirtieron que era muy jovencito para andar en una protesta, pero él siguió en el sitio. No se sabe si esperaba encontrarse en ese lugar con otros compañeros, si solo estaba de paso, o si realmente se había ido a protestar, tal como se lo había manifestado a su mamá en otras oportunidades y ella le negaba el permiso.

Lo cierto es que Carlos estaba en la concentración cuando llegaron los pistoleros. Los manifestantes, con pancartas, pitos y gorras tricolor, habían comenzado a congregarse puntualmente en las esquinas que conforman La Estrella, que no es más que la intersección de la avenida homónima con la Caracas, Gamboa, Cajigal, Este 5, Anauco y El Parque. Justo en esta última se había ubicado un piquete de la Policía Nacional que, de acuerdo con testimonios recogidos por Runrun.es, se retiró cinco minutos antes de la llegada de los colectivos. A esa hora, ya la zona estaba repleta. Cientos de personas habían llenado la plaza y sus alrededores. “Aquí estábamos bien apretados”, apuntó un manifestante que estuvo ese día en el sitio.

Otro episodio que llama la atención es el paso de un camión, que los testigos identifican como del gobierno, en medio de la concentración. El vehículo pesado recorrió la avenida Gamboa, en dirección a la plaza y, pese al poco espacio, cruzó hacia la avenida La Estrella sin importar que iba en contrasentido. Los marchistas gritaron al conductor, pero este siguió su camino. En medio de ese caos, cuando ya el camión había avanzado, se escucharon los balazos.

Testigos del hecho aseguran que, cerca de las 10:30 am, al menos 15 colectivos bajaron en moto por la avenida Anauco. Esa es, por cierto, la vía más rápida para llegar a la plaza desde Cotiza, en donde está la sede del Frente 5 de Marzo, cuyos miembros fueron los presuntos responsables del asesinato. Para arribar hasta allí, debieron bajar por el Mercado de Las Flores, tomar la avenida Fuerzas Armadas, cruzar en la avenida Panteón y luego seguir por la avenida Anauco, un tramo que sin tránsito –como estaba Caracas en ese feriado– se cruza en unos seis minutos.

Los motorizados arribaron al sitio cerca de las 10:30 am haciendo disparos y lanzando bombas lacrimógenas. Quienes pudieron, huyeron por las distintas avenidas del gas y los tiros. El final de la avenida La Estrella, en donde estaba Carlos, había quedado revuelto luego del paso del camión. El muchacho cayó justo en la intersección. Su cabeza y la sangre que derramaba quedaron encima del rayado.

Ana vio una y otra vez los videos que circularon sobre los momentos posteriores al ataque. En dos de ellos, Carlos está en el suelo, mientras los manifestantes que lo rodean gritan, se lamentan, maldicen. Una joven, con uniforme médico, reconoció que aún tenía signos vitales y alertó que debían llevarlo rápido al hospital más cercano. Un hombre cargó en sus brazos al muchacho, ya inconsciente, y lo montó en la moto que lo trasladó hasta el centro de salud.

Poco después, Ana supo que le habían disparado a un joven en la manifestación de San Bernardino. Se enteró porque a su hija Alejandra se lo contó una vecina. “¿Ven? Por eso es que no me gusta que vayan a marchas”, soltó la madre para recordar las veces que se había negado a asistir a cualquier acto político. En los minutos siguientes, sonó el teléfono. Llamaban del Hospital de Clínicas Caracas para informarle que había sucedido algo con Carlos. Del otro lado del auricular, nadie tuvo el valor de contarle del disparo, solo le dijeron que fuese al centro de salud en compañía de alguien más.

Ana, Alejandra y Melvin salieron cuanto antes a la clínica. “Yo pensaba que lo habían detenido porque le había dicho algo a un policía en la calle”, cuenta la madre, quien recalca que la impulsividad de Carlos le hacía alterarse ante cualquier injusticia, así que una reacción contra algún uniformado era de esperarse. Mientras caminaban, se dieron cuenta que todas las vías que conducían hacia la clínica estaban cerradas por las movilizaciones, así que tuvieron que rodear la plaza La Estrella para poder llegar. “Yo ni siquiera pasé por donde estaba la sangre”, dice.

Al llegar, Ana se identificó y ahí lo supo todo. A pesar de que lloraba, no comprendía la gravedad de lo que acababa de pasar. “Yo todavía, viéndolo que estaba acostado en una camilla, no reaccionaba”, agrega. Pensaba que lo iban a operar, porque eso le habían dicho los médicos, escuchaba cuáles eran las consecuencias del disparo y la posibilidad de que quedara tetrapléjico, lloraba, pero aún así estaba segura de que Carlos iba a “salir de eso”. Sin embargo, en medio de la intervención quirúrgica, el muchacho sufrió un paro respiratorio. No pudo resistir más.

Los 16 del 5 de Marzo

“En mi mente, yo ni siquiera me he puesto a indagar la vida del que mató a mi hijo, porque es que a mí no me ha dado chance de pensar en nada sino en Carlos. Yo sé que (quien lo asesinó) está preso y que así están cuatro más y todo eso, pero que yo sepa quién era ese señor, dónde andaba él, si tiene familia o no tenía familia, a mí no me importa porque, qué me puede importar a mí una persona si a mí quién realmente me importa es mi hijo y ya no lo tengo”, sentencia Ana mientras seca con la punta de los dedos sus párpados húmedos. El dolor de aquel 19 de abril de 2017 continúa intacto un año después a pesar de que ella se haya dedicado a trabajar y a ocupar el tiempo para evadir la ausencia de su muchacho, que hoy ya sería mayor de edad.

Del procedimiento judicial que se abrió sobre el asesinato de su hijo, apenas conoce detalles. Ana sabe que aunque hay solicitudes de arresto para 16 miembros del Frente 5 de Marzo, solo cuatro han sido capturados y acusados. Uno de ellos es el supuesto autor material de la muerte del adolescente: Jonathan Ramón Camacho Delgado, apodado “Jonathan 38”, de 36 años de edad, quien fue detenido el 16 de mayo de 2017 e identificado como oficial jefe de la Policía del municipio Sucre, adscrito a la división de Patrullaje y al puesto de control permanente de la urbanización Macaracuay. El arma con la que impactó a Carlos la consiguió el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) en su casa durante un allanamiento. Por su cargo policial, el ministro de Relaciones Interiores y Justicia, Néstor Reverol, quiso implicar a Polisucre en el caso. Sin embargo, desde allí se respondió que ese día el oficial no estaba prestando servicio.

La aprehensión de Camacho Delgado se produjo un día después de la de otro miembro del colectivo: Alexander José Linares, de 40 años de edad. A él lo apresaron en las adyacencias de la avenida Fuerzas Armadas de Caracas. Tras un interrogatorio, señaló a Camacho Delgado como la persona que había disparado. Lo imputaron por homicidio calificado, lesiones y agavillamiento. Un año después del asesinato, ninguno de los dos acusados ha sido sometido a juicio. Los mantienen en la cárcel de El Rodeo.

No es la primera vez que el nombre del colectivo 5 de Marzo aparece en los titulares. Su líder fue José Odreman, asesinado el 7 de octubre de 2014 en el edificio Manfredy de Quinta Crespo, en Caracas, por funcionarios del Cicpc. Su muerte provocó la destitución del ministro de Interior y Justicia de la época, Miguel Rodríguez Torres. De acuerdo con un reportaje de Efecto Cocuyo, en los último tres años han caído al menos nueve miembros del “frente” en distintos hechos que van desde enfrentamientos armados hasta rencillas con bandas criminales.

Lea también: Brayan Principal: el dolor de perder a un niño en medio de las protestas

Carlos fue la tercera víctima de los colectivos armados que, en total, mataron a 28 personas durante las protestas de 2017, y el segundo menor de edad que murió en manos de estos grupos paramilitares. El primero fue Brayan Principal, de 14 años, quien cayó el 11 de abril en medio de un ataque a una protesta que se efectuaba en las adyacencias del urbanismo Alí Primera, al norte de Barquisimeto, estado Lara. El caso de Carlos es uno de los seis, cometidos por colectivos, en los que hay victimarios acusados. No obstante, ninguno ha recibido sentencia.

Rebelde y libre

El estandarte de la Escuela de Economía de la UCV se extendió el lunes pasado en la sala Bernardo Ferrán (aula 307) de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la casa de estudios. A media mañana, una delegación del Centro de Estudiantes le rindió un homenaje a Carlos para recordar cómo, hace un año, lo habían perdido.

“Este no es un evento para estar tristes, es un evento de júbilo (…) Aceptamos lo que pasó, pero no olvidamos”, dijo al comienzo del acto Félix Ruiz, organizador y compañero de estudios de Carlos. Pero después de hacer un acróstico en la pizarra, de las palabras de José Guerra –diputado de la AN y profesor de la Escuela– y de entonar una canción en su memoria, los testimonios de los estudiantes rompieron el protocolo. Hablaron con la voz quebrada, con la impresión aún de la muerte repentina. Una y otra vez repitieron que jamás pensaron que la tragedia los tocaría tan de cerca. Ana, en primera fila, los escuchó conmovida.

Fernando Bustamante, secretario de Finanzas del Centro de Estudiantes, rememoró lo duro que fueron los días de las protestas. “Lo más bonito que me pasaba cada día era cuando, en la noche, llegaba vivo a la casa y saludaba a mi mamá. Que no se haya logrado eso con Carlos es una razón más para luchar”, comentó justo antes de admitir que lloraba cuando veía en los medios noticias relacionadas con el asesinato del chamo rebelde al que pudo convencer de que votara por él en unas elecciones estudiantiles luego de jugar una partida de voleibol.

“Hoy Carlos no podrá estar bajo las nubes, hoy está sobre ellas”, afirmó el secretario de Cultura estudiantil, Moisés Medina, quien nunca imaginó que tendría que despedir a un compañero durante su vida universitaria.

Richard Mujica, uno de sus más cercanos compañeros, lo describió como un muchacho tratable y excelente amigo. “Él no estaba interesado en la política, sino centrado en su carrera y en el fútbol (…) A él le arrebataron la vida por la incompetencia de los que nos gobiernan”, señaló.

Jonathan Pérez, uno de sus amigos, se enteró del asesinato a través de un grupo de Whatsapp. Varios de su clase comentaban que habían matado a Carlos en una manifestación, pero Jonathan, al borde de su cama, buscaba cualquier otra vía para confirmar si lo que decían era verdad. Se sintió desesperado.

“Yo había hablado con Carlos dos días antes y nunca llegué a pensar que esa fuera la última vez que lo iba a ver, que no iba a estar otra vez sentado en clases o que nunca más iba a voltear en un examen y me iba a encontrar su rostro con una expresión con la que me preguntaba cómo iba. Es algo que no esperas, es algo muy duro”, añadió fuera del micrófono.

Ana dice que el mayor anhelo de Carlos siempre fue ser libre. “Quizás por eso murió un 19 de abril”, agrega. Todavía, algunas tardes, se asoma al balcón de su apartamento, justo al lado de las bicicletas con las que salía a recorrer la ciudad, con la idea de que lo verá jugando en el callejón.

Operativo Esperanza se instala en San Bernardino para apoyar al JM de Los Ríos

OrperaciónEsperanza

 

El próximo sábado 7 y domingo 8 de octubre, el Operativo Esperanza realizará nuevamente una jornada de recolección en beneficio del Hospital de Niños JM de Los Ríos en la parroquia San Bernardino, de la ciudad de Caracas.

Tras realizar labor social de forma permanente dentro de la institución hospitalaria durante tres meses, se pudo constatar que el centro de salud infantil carece de elementos indispensables para continuar brindando un servicio óptimo a los pacientes y sus familias.

Debido a esta situación, Operativo Esperanza se suma a la búsqueda de soluciones para la crisis que enfrenta el Hospital de Niños JM de Los Ríos en todas sus aristas.

El punto de encuentro para los interesados en colaborar con los pacientes y las madres del centro hospitalario será la Plaza Rodó, frente a la pastelería Suiza, en la redoma de la Iglesia San Bernardino de Siena. En ambas fechas, el Operativo Esperanza estará presente de 10:00 am a 4:00 pm. 

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Los insumos que se requieren con URGENCIA son los siguientes:

-Medicamentos pediátricos (antibióticos como Ciprofloxacina, Amoxicilina, Fulgram y Cefadroxilo, jarabes para la tos, antialérgicos)

-Líquidos nebulizadores

-Suero oral

-Alcohol, algodón, gasas, guantes estériles, adhesivo, sutura de seda 3/0 y 2/0, nylon 3/0 y 2/0

-Yelcos 22 y 24, Scalp (mariposas) de cualquier medida y obturadores

-Fórmulas lácteas y leche completa

-Amikacina en ampollas

-Hidrocortisona

-Resmas de papel / papel para reciclar

-Termómetros

-Vinagre

-Materiales de limpieza (cloro, cepillos, jabón, coletos, esponjas) y batidores para el área de nutrición

 

Además se necesita:

 

-Ureta para solución, llave de tres vías

-Tapabocas

-Inyectadoras de 3, 5 y 10

-Adhesivo Hipafix y Leukoplast

-Povidine

-Tijeras de extracción

-Apósito para quemaduras

-Alimentos no perecederos

-Champú de bebé 

 

Dirección: Plaza Rodó, frente a la pastelería Suiza, en la redoma de la Iglesia San Bernardino de Siena. Parroquia San Bernardino, municipio Libertador, Caracas.

Ministerio Público acusó a policía de Sucre por asesinato de Carlos Moreno

Polisucre

 

El Ministerio Público acusó al oficial jefe de la Policía del municipio Sucre del estado Miranda, Jonathan Ramón Camacho Delgado (35) y a Alexander José Linares (40), por su presunta responsabilidad en la muerte del adolescente de 17 años, Carlos Moreno, ocurrida el pasado 19 de abril en la plaza La Estrella, parroquia San Bernardino del Distrito Capital.

Adicionalmente, en ese mismo hecho resultó herido un hombre de 48 años de edad.

Los fiscales 79ª nacional y auxiliares, así como el 55º del Área Metropolitana de Caracas, Amis Mendoza, Jorge Hernández, Luis Castillo y Farik Mora, respectivamente, acusaron al funcionario como autor material en el delito de homicidio calificado con alevosía por motivos innobles con las agravantes establecidas en la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes (Lopnna). Linares también fue acusado por el referido delito como cooperador inmediato.

El policía también fue acusado por porte ilícito de arma de fuego.

Adicionalmente, ambos hombres fueron acusados por los delitos de agavillamiento y lesiones personales en detrimento del hombre de 48 años.

Camacho Delgado fue detenido en horas del mediodía del 16 de mayo en su sede policial, por efectivos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas. Mientras que Linares fue detenido el día anterior en las adyacencias de la avenida Fuerzas Armadas. Tales procedimientos respondieron a órdenes de aprehensión solicitadas por el Ministerio Público y acordadas por dicha instancia judicial.

De acuerdo con la investigación, aproximadamente a las 11:00 de la mañana del 19 de abril, ambas víctimas se encontraban en las adyacencias de la plaza La Estrella de la citada parroquia, donde se desarrollaba una manifestación cuando un grupo de motorizados lanzó una bomba lacrimógena y posteriormente disparó contra los presentes.

Durante esa situación el menor de edad resultó herido en la cabeza y el hombre en el glúteo derecho. El adolescente fue trasladado al Hospital de Clínicas Caracas en San Bernardino, donde falleció durante una intervención quirúrgica.

Represión en varios puntos de Caracas dejó heridos, entre ellos Juan Guaidó #28Jun

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La Guardia Nacional Bolivariana y la Policía Nacional reprimieron concentraciones en varias zonas de Caracas, durante el denominado «Trancazo» convocado por la Mesa de la Unidad Democrática este 28 de junio.

Sabana Grande, La Candelaria, San Bernardino, la UCV, Plaza Venezuela, Chacao, Santa Mónica, Caricuao, San Martín, El Llanito, Los Ruices, La California y Altamira fueron algunos de los puntos donde los funcionarios arrojaron bombas lacrimógenas y dispararon perdigones.

El diputado Juan Guaidó fue uno de los principales afectados, quien recibió tres tiros de perdigón de parte de efectivos de la GNB.

«Estábamos pacificamente en la Plaza y llegaron con todo a reprimir, no hay necesidad de eso, se llevaron al menos a un chamo detenido», dijo el parlamentario.

En La Calendaria, como ha sido usual, reportaron la llegada de colectivos que llegaron disparando armas de fuego.

El secretario de la FCU-UCV, Ernesto Rodríguez, informó que al menos diez personas resultaron heridas cuando efectivos de la PNB intentaron dispersar a manifestantes a las puertas de la casa de estudios.

“Hoy los ucevistas estamos en la calle defiendo todas las entradas de nuestra universidad porque no vamos a permitir que violentan la casa de estudios”, dijo.

También en San Antonio de Los Altos hubo represión y en El Trigal (estado Carabobo) reportaron al menos dos heridos y varios detenidos.

 

   

#20A: Menos gente, el mismo ímpetu y más represión

POR SEXTA VEZ DESDE QUE EL TSJ diera el autogolpe a la Asamblea Nacional simpatizantes de la oposición intentaron llegar a la Defensoría del Pueblo y como de costumbre fueron reprimidos por los cuerpos de seguridad del Estado, aunado a los colectivos simpatizantes del gobierno.

La de ayer fue una concentración quizás menor en cifras a la de este miércoles 19 de abril, pero el espíritu que se respiraba era el mismo. La estrategia de la disidencia de concentrar a manifestantes en el oeste de Caracas para posteriormente unirlos en el camino hacía la sede del Poder Moral fue infructuosa, Guardias Nacionales impidieron que se aglomeraran en los puntos de San Bernardino, El Paraíso y Santa Mónica. Los que pudieron, llegaron hasta la Plaza Altamira, el epicentro de la reunión de este jueves, otro día sin servicio de Metro de Caracas, sin clases en la mayoría de los colegios y con abundante humo de bombas lacrimógenas.

 

A las once de la mañana, hora en la que partió la marcha de este #19A, la plaza Francia apenas se estaba apenas calentando, una camioneta con dirigentes de Primero Justicia alentaba a las personas a promover la convocatoria de ayer. Obviamente temían que la concentración no fuese tan masiva como la anterior.

Pero a cuenta gotas fue llegando gente y los espacios libres y la sombra para guarecerse del inclemente sol empezaron a desaparecer. Una de las primeras en tomar el micrófono fue Rafaela Requesens, presidenta de la Federación de Centros Universitarios de la UCV. ‘Tenemos que tener fuerza para seguir en la calle, ayer (miércoles) hubo muertos, pero el movimiento estudiantil va a seguir de pie, no nos van a intimidar, cuenten con nosotros».

El alcalde del municipio Chacao, Ramón Muchacho, llegó acompañado por el cantante Chyno y las personas que estaban ansiosas por salir a manifestar de una vez, recobraron el interés. «Démosle un aplauso a este muchacho que abandonó sus compromisos profesionales para estar hoy luchando por Venezuela», dijo el burgomaestre.

Chyno dio las gracias y en seguida entonó la notas del himno nacional. «Iba a regresarme hoy a mi casa en Estados Unidos, pero decidí quedarme para seguir apoyando, nunca había estado en una marcha tan grande y tan inmensa. Vi a toda la gente sin armas, con muchos sueños, mucha esperanza y mucha fe, marchando para dejar en claro que queremos un mejor país».

Mientras el artista alborotaba a sus seguidoras, espontáneos procedían a clausurar oficialmente el tránsito en la Francisco de Miranda. Querían acción y menos palabras. Pero los coordinadores de la marcha aún no tenían luz verde para salir y procedían a montar a oradores en la camioneta para mantener viva la llama de la inconformidad con la administración de Maduro.

«Es peor quedarnos con este régimen para siempre que no salir a la calle, se los dice la esposa de un policía que tiene más de una década preso, por culpa de este régimen inmoral y dictatorial», manifestó la diputada Yajaira de Forero.

«La gente en Coro y Punto Fijo está en la calle, ayer hubo más de 50 detenidos», salió al paso el parlamentario por el estado Falcón, Luis Stefanelli. «Ya hay más de 700 personas presas solo por manifestar», completó el también diputado, Ismael García.

El desfile de trabajadores de la AN continuó. «Esta lucha la vamos a dar en la calle, todos los días si es necesario», sentenció José Gregorio «Goyo» Graterol.

Pero de pronto, un círculo de banderas azules le abrió paso a una figura femenina, María Corina Machado del partido Vente Venezuela. «El paso que estamos dando hoy es importante, los ciudadanos estamos decididos a conquistar la libertad, hoy a la Fuerza Armada le decimos que decida de qué lado de la historia quiere estar, si del de la libertad o del lado de Maduro y sus abusos».

Hasta un representante de la iglesia tuvo espacio en el mitin, el padre José Palmar, quien fue afectado por los gases lacrimógenos este miércoles, tomó la palabra para bendecir la caminata que estaba por comenzar. «Ayer me decían que hay una orden de captura en mi contra, aquí estoy Nicolás, no te tengo miedo».

Minutos después, el dirigente de PJ, encargado de animar a la muchedumbre instó a los diputados presentes para que se colocaran al frente de la marcha a punto de iniciarse. Delsa Solórzano, Tamara Adrián, Enrique Márquez, Stefanelli, Forero, García, Graterol, además de la alcaldesa Helen Fernández entrelazaron sus manos e iniciaron el recorrido a las 12:36 pm en dirección hacia Chacao.

 

No doblaron hacia la autopista a la altura de Bello Campo sino que siguieron de largo en dirección a la Plaza Brión de Chacaito, la aglomeración se hizo densa frente al Centro Lido y justo frente a la estatua de José Martín, los dirigentes políticos de oposición se detuvieron para decidir si iban por la avenida Francisco Solano o por la autopista Francisco Fajardo. La opción fue esta primera, pero luego de minutos la marcha se paró y en seguida empezó a retroceder, el piquete de las fuerzas de seguridad estaba apenas a una cuadra y el festival de lacrimógenas empezó solo para dispersar a la muchedumbre. Por parte de los marchantes nadie tiró una piedra, no hubo ni siquiera insultos en las primeras de cambio. Freddy Guevara pasó como a cien kilómetros por hora animando a la gente a seguir «pa’lante», igual Miguel Pizarro, Juan Andrés Mejía y David Smolansky. Fue el mismo guión de los días pasados, un libreto que siempre terminó con heridos, detenidos, represión y denuncias de violaciones a los derechos humanos. La historia que pareciera nunca acabar y que miles en las calles gritan a diario que desean ponerle punto final, es una etapa de resistencia de lado y lado ¿Cuanto durará? ¿Quién sabe?