Irma Sánchez vive en Valencia, tiene 37 años y tiene una lista de prioridades en la que no se incluye a sí misma. Ella sabe que debe hacerlo, pero sus cuentas cada quincena no le dan para agarrar el teléfono y agendar la cita en el servicio de ginecología que ha postergado por tanto tiempo. Irma es madre soltera y su sueldo apenas le alcanza para cubrir las necesidades básicas de alimentación en su casa en la que vive con su hijo y su mamá.
El informe Las más jóvenes, las más vulneradas. El impacto de la crisis venezolana en las mujeres entre 18 y 24 años, presentado en septiembre de 2023 por la Red de Mujeres Constructoras de Paz, constata que la precariedad de los servicios de ginecología y obstetricia en el país repercute negativamente en la forma en la que atienden a las mujeres, hace referencia a que 9 % de las encuestadas que no usa anticonceptivos lo hace porque no pudo o no puede acceder a una consulta gineco-obstétrica.
El ginecólogo obstetra, Jorge Pérez, integrante de la junta directiva de la ONG Médicos Unidos de Venezuela, capítulo Carabobo, detalló que el número de pacientes que asisten a sus controles periódicos ha disminuido considerablemente.
Sus registros revelan que de 10 pacientes que iban a la consulta, al menos una vez al año, ahora solo lo hacen dos. Esto comenzó a evidenciarse en el año 2014, pero se agudizó en 2020 como consecuencia de la pandemia por COVID-19.
Costos muy elevados
“Una mujer en edad reproductiva, con vida sexual activa, debe asistir a control cada seis meses para realizar citología y para descartar o detectar en momentos oportunos algunas infecciones de transmisión sexual. Pacientes sin una vida sexual activa y con sus dos últimas citologías en perfectas condiciones, sin ninguna complicación, puede verse una vez al año”, sugiere Pérez.
En esa consulta es fundamental realizar ecografía pélvica o transvaginal para evaluar el estado de sus órganos genitales internos, y tomar la muestra para la citología, que no es un método de detección de cáncer de cuello uterino, sino diagnóstico precoz que puede reportar presencia de lesiones sospechosas o de modificaciones celulares atípicas, lo que es indicativo de una biopsia de cuello de útero.
El costo promedio de esa consulta, con citología incluida, está entre 40 y 50 dólares en el sector privado de Carabobo. En el público, se debe pedir cita que agendan para unas dos o tres semanas después, y a la que deben llevar los insumos como hisopo largo, paleta de madera llamada “espátula de Ayre” y una lámina de vidrio, para la extracción de la muestra de las células de la vagina y del cuello uterino, y luego trasladarla a un laboratorio privado donde cobran entre 15 y 20 dólares por procesar la citología.
Otros cuidados en segundo plano
Por su parte, Irma nunca se ha hecho una mamografía. Aunque para su edad ya debió hacerse, al menos, tres mamografías, e ir a control anual, confiesa que le da temor porque le han dicho que es un estudio que duele o incomoda. Sin embargo, no está cerrada a la posibilidad más adelante. Quisiera hacérsela, solo que entre sus gastos no puede incluir esa evaluación.
En el sector privado la mamografía está por el orden de los 30 y 40 dólares, y hay organizaciones como la Fundación contra el Cáncer de Mama (Funcamama) que en sus tres sedes de Carabobo la realizan en 20 dólares.
De acuerdo con los datos de AVESA y Aliadas en Cadena, seis de cada 10 mujeres acuden a control mastológico, el 73,4 % de las más jóvenes (9-39 años) no asiste con regularidad, pero a partir de los 40 años, 83,7 % sí lo hace regularmente.
Valentín Molina es médico internista. Cumple horario en un hospital público de Carabobo y tiene un consultorio privado en el que atiende tres tardes a la semana. En ambos lugares, el número de mujeres que van a evaluarse con él ha disminuido considerablemente en los últimos cinco años.
“La mayoría de los pacientes que recibo son hombres que vienen acompañados de sus esposas, hijas o hermanas y, mientras los veo y les hago la historia, me encuentro con que las mujeres que están con ellos necesitan atención médica integral por diferentes síntomas y patologías, pero ellas no le dan importancia”.
Recordó que, al menos una vez al año, además de los exámenes ginecológicos, las mujeres deben hacerse análisis de laboratorio básicos para determinar si hay algún factor alterado que amerite tratamiento.