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Dos años sin ajuste del salario mínimo: el derecho vital que el chavismo olvidó

Dos años han pasado y el salario mínimo fue olvidado. Fue el 15 de marzo de 2022 cuando el gobernante Nicolás Maduro decretó el último ajuste salarial de los venezolanos a 130 bolívares. Desde entonces y hasta ahora, ese es el monto que perciben mensualmente millones de trabajadores como salario base, así como también los jubilados y pensionados. 

El oficialismo ha tratado de ignorar el hecho de que el salario mínimo está “pulverizado”, como lo denuncian sindicatos y defensores de los derechos de los trabajadores, y la única alternativa de “solución” que ha presentado ha sido la bonificación de los ingresos. 

Hace ya dos meses, el 15 de enero de 2024, Maduro ajustó el “ingreso mínimo mensual” de los trabajadores venezolanos. La medida no significó un aumento del salario base, sino del pago que se hace mediante el Sistema Patria, el Bono de Guerra Económica, a 60 dólares mensuales. El bono de alimentación sigue, según el oficialismo, en 40 dólares indexados a la tasa del Banco Central de Venezuela (BCV).

Ese “ingreso mínimo mensual” lo perciben completo solo los trabajadores activos de la administración pública y no genera pasivos laborales, es decir, no influyen en el pago de vacaciones, utilidades ni liquidación. Los jubilados de la administración pública reciben el 70% de ese monto, es decir, 70 dólares, mientras que los pensionados solo perciben 25 dólares mensuales.

La aniquilación del salario mínimo como germen de la crisis humanitaria

De acuerdo con el informe anual del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), durante el año 2023, los trabajadores venezolanos protestaron en 4.100 ocasiones exigiendo salarios dignos. Esta cifra representa un aumento de 59 % en comparación con 2022.

“El reajuste de salario digno y suficiente sigue siendo el principal motivo de protestas en Venezuela”, señaló el OVCS en su informe.

La organización señaló que los ingresos por salario mínimo del trabajador venezolano resultan “precarios e insuficientes para alcanzar el acceso a vivienda adecuada, alimentación, cuidado a la salud física y mental de las familias”.

En el marco de un foro virtual organizado  el 8 de marzo de 2024 por el Observatorio Social Humanitario el representante de la firma de investigación Anova Policy Research, Omar Zambrano, destacó que la crisis humanitaria no ha desaparecido en los años de leve recuperación económica, pues las condiciones de vida de las personas dependen fundamentalmente de los salarios.

“Esa transacción es fundamental en la constitución de los ingresos de los hogares, por lo tanto, en el bienestar de las familias y de las personas. Lo que pasó en Venezuela tiene todo que ver con lo que pasó en el mercado laboral”, argumentó. 

Para Zambrano, esa caída “estrepitosa, brutal y abrupta” de los salarios reales es uno de los factores que explica la crisis humanitaria en Venezuela.

“El valor del trabajo en Venezuela se hizo trizas, se desapareció, se diluyó completamente a partir de 2015, 2016, 2017”, expresó.

“La crisis humanitaria se gestó en el colapso de los salarios y en la debilidad del mercado laboral y, mientras eso no se revierta, está para permanecer. Está pasando muy poco para revertir esta fragilidad económica. Mientras esto no se revierta seguirá la migración, porque el ciudadano no podrá cubrir sus necesidades básicas, el cambio debe ser en conducción de políticas, conductores y en los programas”, opinó. 

La caída del ingreso real de los venezolanos es uno de los factores que explica que al menos unos 14.000.000 de ciudadanos tengan necesidades críticas, es decir, que tienen comprometida su vida, integridad y seguridad “a un nivel importante”, como señaló en el referido foro virtual del Observatorio Social Humanitario Jo D’Elia, defensor de derechos humanos y coordinador de la plataforma Hum Venezuela.

El activista advirtió que, de no recibir asistencia inmediata, muchos venezolanos de ese grupo podrían pasar al grupo de “necesidades severas”, con riesgo de  sucumbir o tener daños severos, “desde pérdida de la vida hasta daños irreparables, como rezagos desde el punto de vista educativo, extenuación de medios de vida, miseria, explotación, trata, tráfico y desplazamiento”.

Por su parte, la novena edición de Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi 2023),  elaborada por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES), concluyó que la  pobreza de ingreso “sigue siendo uno de los grandes escándalos que padece la sociedad venezolana”.

La Encovi registró cinco años consecutivos de aumento de la pobreza de ingresos entre 2014 y 2019. En el año 2020 tocó su techo. Entre 2021 y 2022 la “liberalización económica” redujo la pobreza a niveles similares de 2017, pero en 2023 se detuvo esa leve mejor.

Este estudio también determinó que 89% de los hogares padece inseguridad alimentaria y que la mitad de los hogares encuestados no perciben ingresos suficientes para cubrir la canasta alimentaria, lo que se categoriza como una situación de pobreza extrema.

El salario mínimo fue “pulverizado”

Leida Marcela León, presidenta de la  Central de Trabajadores Alianza Sindical Independiente (ASI), señaló que el concepto de salario mínimo “no existe” hoy en Venezuela. “Fue pulverizado, y con él, todos los derechos y reivindicaciones derivadas del valor humano del trabajo”.

“El salario mínimo es tan mínimo, tan bajo, tan ínfimo, que no proporciona ni a los trabajadores ni a sus familias condiciones de vida adecuadas”, denunció León en conversación con Runrun.es

Para Leida Marcela León, desde el gobierno y la patronal privada existe “un juego en usar términos que disfrazan la desaparición del salario”.

Señaló que tanto patronos públicos como privados hablan del “concepto de ingreso”, que no es más que la bonificación de los derechos laborales, todo con el objetivo de “seguir desapareciendo el salario mínimo”.

León denuncia que esta política de congelar el salario en lugar de los precios de la canasta y servicios básicos, “ha aumentado las desigualdades y nos ha convertido en hogares muy pobres”.

“Hoy, la inflación, la corrupción, la crisis política, las tres reconversiones, las sanciones y la errada política de congelación del salario y los contratos colectivos, desvanecieron la calidad de vida, ya el salario no es suficiente para comer, no es suficiente para cubrir la salud y no es suficiente para cubrir la educación”, lamentó.

Leida Marcela León advierte que se ha perdido la salud, el futuro del país, beneficios de contratos colectivos, vacaciones, aguinaldos, horas extras, bonos nocturnos, dotaciones y prestaciones al tener “un salario mínimo tan invisible”.

¿Es posible la “recuperación progresiva” del salario?

La presidenta de la Central de Trabajadores ASI, Leida Marcela León, explicó que desde la organización han hecho varias propuestas de acuerdo al momento. Por ejemplo, recordó que en los momentos de la pandemia de COVID-19 plantearon un “ingreso de emergencia” y una ley de emergencia laboral.

“En el contexto actual, de disminución de la inflación y del inicio de un proceso de recuperación y crecimiento económico, así como la mejora en el ingreso fiscal, en el ingreso de divisas y en la recuperación petrolera, pedimos una reconstrucción y recuperación progresiva del salario mínimo nacional”, señaló.

Para conseguir esa recuperación, explicó León, al revisar los indicadores y la canasta de consumo mínimo de los trabajadores que realizan mensualmente en Central ASI y ante la no publicación de la canasta normativa del Instituto Nacional de Estadística (INE), plantean “un salario mínimo de arranque de 200$, que debe ir recuperándose progresivamente en la medida que mejore el crecimiento económico, es decir bajo un método de equilibrio entre la producción y el consumo, hasta llegar al salario mínimo vital”.

León considera que el ajuste del salario mínimo nacional constituye un “potente estímulo económico”, pues el salario más alto fomenta el consumo, “lo que conduce a una mayor demanda agregada e incluso a una mayor productividad”. 

“El salario mínimo debe tener en cuenta el costo de vida, y debe actualizarse periódicamente para garantizar que los salarios reales de los trabajadores no se deterioren con el tiempo y no hagan que la brecha sea tan descomunal como ocurre actualmente”, señaló.

Bonificación del salario es insuficiente

Leida Marcela Moreno señaló que con el Bono de Guerra Económica, que para trabajadores activos en la administración pública equivale a 60 dólares “se produce el cuento del real y medio” con el que apenas pueden pagar la electricidad, internet, gas, subsidio de gasolina, y bolsa CLAP. “Es decir, se lo devolvemos al Estado”.

Recordó además que hay diversos montos de bonificaciones además del de “Guerra Económica” para funcionarios públicos. Por ejemplo, los trabajadores de alto nivel, dependiendo del grado de responsabilidad y jerarquía, pueden recibir unos 120 dólares mensuales, lo cual también “es insuficiente para cubrir las necesidades básicas esenciales que permitan vivir dignamente”.

En el caso de los funcionarios de cuerpos de seguridad como el Cicpc y la Policía Nacional Bolivariana (PNB), perciben una bonificación de al menos dólares. Sigue siendo insuficiente “y menos aún ante el medio ambiente de trabajo de ese sector”, dijo.

Se refirió a otros beneficios o bonos del Sistema Patria que no son para los trabajadores , sino para sectores comunitarios, por ejemplo, Hogares de la Patria, Amor Mayor, José Gregorio Hernández, Escolaridad, entre otros. Además, recordó que los trabajadores de la economía informal son los de la “mayor fuerza de trabajo” y estos no reciben el Bono de Guerra Económica.

Depender de las remesas y dedicarse a la economía informal

Leida Marcela León señaló que para poder sobrevivir ante los ingresos insuficientes, los trabajadores dependen, en muchos casos, de las remesas que envían los familiares que migraron. 

Sobre los migrantes que envían remesas, León señaló que muchos están en el exterior con una baja calidad de vida y en condiciones de trabajo difíciles, pues algunos “no son bien remunerados, sufren humillaciones, xenofobia, maltrato y discriminación”.

“Hoy vemos que los montos de esas remesas son de 30, 50 hasta 100 dólares, lo cual también es insuficiente, pero ayuda a paliar”, señaló.

En segundo lugar, indicó que la mayoría de trabajadores se han trasladado al sector informal de la economía, en “emprendimientos caseros de emergencia”, sin formalidad laboral en pequeños negocios como “venta de alimentos, delivery, manicure y pedicure, repostería, ventas por catálogo, ventas por internet, ruletas, rifas online”, entre otros.

Otra forma de subsistir es el trueque de víveres contenidos en las bolsas de alimentos, por vegetales, frutas y hortalizas, “como complemento de la dieta nutricional”, acotó León.

CTV aspira a que gobierno decrete “aumento significativo del salario mínimo” en marzo
En el comunicado, la CTV condenó que el gobierno «continúa practicando su política de detenciones arbitrarias a dirigentes sindicales»

La Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) aspira a que el gobierno de Nicolás Maduro decrete un aumento «significativo» del salario mínimo para marzo de 2024.

Mediante un comunicado, la CTV precisó que los días 1 y 2 de febrero se realizó la cuarta sesión del Foro de Diálogo Social con asistencia técnica de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Este cuarto foro, según la CTV, aprobó el método de fijación del salario mínimo y un cronograma para su fijación.

«Aspiramos que, a más tardar en el mes de marzo, el gobierno decrete un significativo aumento del salario mínimo», añade el texto, detallando que lo esperado es que la cifra no sea inferior a los 200 dólares mensuales.

Consideran, además, que no hay ninguna justificación «para mantener el salario mínimo actual alrededor de U$ 4 mensuales con una canasta alimentaria que ronda los U$ 500 mensuales».

Según la organización, estas reuniones tienen la «única finalidad» de que el gobierno «cumpla las recomendaciones de la Comisión de Encuesta de septiembre de 2019″ para el cumplimiento de varios convenios laborales.

«El gobierno tiene ya una mora de más de 4 años en efectuar los cambios para adecuar la legislación interna y la práctica a los parámetros exigidos por el Convenio 87, sobre libertad sindical y protección del derecho de sindicación, desde la publicación del informe de la Comisión de Encuesta», advirtió la CTV.

Explican, además, que el cumplimiento del convenio implica no solo modificar la legislación antisindical, «sino terminar con su política sistemática de persecución sindical, coordinada con el Ministerio Público y el poder judicial».

Detenciones de sindicalistas

En el comunicado, la CTV condenó que el gobierno «continúa practicando su política de detenciones arbitrarias a dirigentes sindicales».

Al respecto, lamentaron la detención de Víctor Venegas, presidente de la Federación Nacional de Colegio y Sindicatos de Trabajadores Profesionales de la Educación de Venezuela (Fenatev) seccional Barinas.

Indicaron, además, que en el desarrollo de las sesiones exigieron al gobierno informar de la situación de Venegas, cuya organización sindical es afiliada a la CTV, pero no obtuvieron respuesta.

Por otra parte, señalaron que solicitaron al gobierno información de las condiciones de la libertad provisional de Alcides Bracho, Alonso Meléndez, Emilio Negrín, Gabriel Blanco, Néstor Astudillo y Reynaldo Cortes que habían sido sentenciados a 16 años de prisión «sin ninguna prueba de los delitos por los cuales fueron condenados».

Asimismo, solicitaron respuesta a la queja introducida por la detención del profesor Robert Franco, secretario general del Colegio de Profesores de la seccional Carúpano, estado sucre, sin recibir respuesta alguna.

La ruta de la bonificación que sepultó al salario mínimo en Venezuela
El 12 de diciembre del año 2023, el diputado oficialista Óscar Ronderos reveló que para el 2024 la administración chavista priorizará el aumento de bonos y no del salario mínimo. Esto se materializó con el anuncio de Nicolás Maduro de ajustar únicamente el Bono de Guerra Económica. El salario mínimo permaneció invariable, como está desde el año 2022

El pasado lunes, 15 de enero, el gobernante venezolano Nicolás Maduro anunció un ajuste en lo que llamó el “ingreso mínimo mensual” (no del salario base) de los trabajadores venezolanos. La medida significó el aumento el Bono de Guerra Económica a 60 dólares mensuales. Mientras que el bono de alimentación se mantiene igual en 40 dólares que, según el gobernante, están indexados a la tasa del Banco Central de Venezuela (BCV).

“He decidido dar el paso de subir de 70 dólares el ingreso mínimo integral indexado de los trabajadores a 100 dólares (…), a partir del 1 de febrero (…) ¿Pariendo?, sí, pariendo. Pariremos, pero avanzaremos en tiempo de guerra económica y bloqueo”, expresó Maduro durante su Memoria y Cuenta ante el Parlamento oficialista.

 

Una violación a los derechos de los trabajadores

Después de que Maduro informó del aumento a 100 dólares del «ingreso mínimo integral indexado» a través de bonos mensuales -que no generan pasivos laborales ni inciden en ningún tipo de beneficio que proviene del salario mínimo como lo establece la ley- organizaciones no gubernamentales, gremios, sindicatos y opositores denunciaron una violación a derechos laborales de los trabajadores.

La ONG Provea aseveró que millones de obreros y jubilados reciben «un salario mínimo y una pensión de hambre», pues no alcanza para cubrir la canasta básica de alimentos para una familia de cinco personas, cuyo precio supera los 500 dólares mensuales, según estimaciones independientes.

 

Según la dirigente sindical Ana Rosario Contreras, la bonificación de los ingresos de los trabajadores elimina las pensiones a jubilados y pensionados, las prestaciones sociales y las cláusulas económicas contractuales, bono vacacional y bono nocturno porque no tiene incidencia salarial. 

 

Un ingreso empobrecido

El gobierno de Nicolás Maduro se olvidó del salario mínimo, el cual se mantiene en 130 bolívares desde el último aumento que autorizó en marzo del 2022. Desde 2023, y pese a las insistentes protestas y exigencia de los trabajadores, la estrategia gubernamental ha sido ajustar bonos adicionales que no generan pasivos laborales y dificultan que los trabajadores puedan tener mejores ingresos.

El 12 de diciembre del año 2023, el diputado oficialista Óscar Ronderos reveló que para el 2024 la administración chavista priorizaría el aumento de bonos y no del salario mínimo.

«Se está priorizando la posibilidad de darle más recursos a la atención salarial por la vía de los bonos y no por la incorporación en el salario», indicó Ronderos durante una entrevista radial.

Aunque consideró que ajustar el salario base de los trabajadores es “el deber ser”, mencionó que el gobierno chavista le daría prioridad a las bonificaciones, lo que va en consonancia con los ajustes que recién anunció Maduro.

 

Los pensionados, el eslabón más débil

La vicepresidenta del gobierno de Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez, aseguró el pasado 16 de enero que los trabajadores que perciben el Bono de Guerra Económica bono tendrán un salario integral indexado de 100 dólares. Esta bonificación la perciben completa únicamente los trabajadores de la administración pública.

En el caso de los jubilados de la administración pública, según el anuncio de Rodríguez, percibirán 70 dólares, que corresponden al 70 % del ingreso mínimo integral indexado.

Delcy Rodríguez justificó que los pensionados recibirán solo 25 dólares por concepto de Bono de Guerra Económica. Justificó la reducida cifra bajo el argumento de que estas pensiones son  “totalmente financiadas por el Estado”.

“Esos pensionados van a llegar al equivalente de 25 dólares, y acompañados de políticas de bonos de protección social de Patria, superarán los 30 dólares”, dijo Rodríguez.

Los pensionados siguen cobrando mensualmente 130 bolívares, que corresponden al último aumento del salario mínimo hecho en marzo de 2022. Al recibir 25 dólares del Bono de Guerra Económica estarían percibiendo menos de la mitad de lo que cobrarán los trabajadores activos,  lo que no es suficiente para cubrir las necesidades básicas.

 

Inés Parra es pensionada y vive en Caracas. A sus 61 años todavía trabaja en el área administrativa de una empresa privada. Pese a que quisiera poder retirarse y descansar, ve imposible poder materializar esta iniciativa por el ingreso tan bajo que devenga como pensionada.

“La pensión son 130 bolívares y ahora el Bono de Guerra lo aumentaron, pero a nosotros solo nos pagarán 25 dólares. Con eso, a duras penas puedo comprar las medicinas que necesito para la pensión y mis problemas circulatorios”, relató a Runrun.es

Después de trabajar toda una vida, Inés lamenta no poder ver el fruto de ese esfuerzo. A su edad tiene que seguir trabajando y asegura que mientras pueda, lo seguirá haciendo. “Gano más con lo que hago en la empresa donde estoy. Si yo dejara de trabajar, pasaría hambre”, expresó.

Jóvenes no ven el fruto del trabajo

Angélica Rodríguez es una profesional de Contaduría y actualmente trabaja en una empresa privada. Su salario base es de 130 bolívares mensuales y tiene bonificaciones en dólares. Esto representa un problema, porque como empleada, es irrisorio lo que percibe por vacaciones y utilidades, que se calculan sobre la base del salario mínimo del 2022.

“Cuando yo salgo de vacaciones nunca puedo hacer nada porque el pago por el bono vacacional es nulo. En diciembre también es difícil porque, mientras en algunas empresas el sueldo base es un poco más alto, el mío es bajo y no tengo ganancias adicionales porque las utilidades se calculan con el sueldo mínimo”, contó en entrevista con Runrun.es.

Rodríguez, que tiene 26 años, quisiera poder ahorrar pero todos sus ingresos los gasta en comida y servicios para su hogar. Como trabaja en una empresa privada tampoco recibe el Bono de Guerra Económica. Tiene que subsistir con las pocas bonificaciones en dólares que otorga la compañía en donde trabaja.

 

“Yo quisiera poder independizarme, incluso poder viajar cuando salgo de vacaciones, pero con esos 130 bolívares no hago nada. Para nosotros los jóvenes es muy difícil salir adelante y, si algún día salgo de la empresa donde trabajo, tampoco voy a tener un colchón que me permita estar bien mientras consiga otro empleo. Uno se siente atado de manos”, agregó.

*Los nombres fueron modificados a petición de los entrevistados

Piden conocer a qué se destinan los recursos que ingresan al país para sincerar debate sobre salarios
La profesora universitaria, Keta Stephany, señaló que el gobierno debe financiar adecuadamente el sector educativo y respetar los derechos de los trabajadores públicos, para garantizar la educación en el país

Foto: @_Provea

 

El 28 de febrero del 2023, en el programa «Diálogo con Román», Keta Stephany, integrante de FAPUV,  PH.D. en estudios del desarrollo, profesora universitaria y miembro del Observatorio Venezolano de Libertad Sindical, y Raúl López Sayago, rector de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), aseguraron que se deben conocer las perspectivas de ingreso y en qué se está jerarquizando el dinero de los recursos que entran en el país para sincerar el debate sobre salarios dignos.

En Venezuela, los docentes se han mantenido en las calles protestando, en reclamo de un sueldo que esté acorde con el de la canasta básica. El sueldo de un profesor venezolano puede llegar a un máximo de 18 dólares, mientras que la canasta básica se ubica en los 486,87 dólares para el mes de febrero de 2023. 

Han pasado meses desde que los educadores comenzaron a exigir un salario digno y buenas condiciones laborales. Específicamente, plantean tres exigencias: un salario digno indexado al dólar, una negociación colectiva y libertad sindical.

Sin embargo, no se ha llegado a un consenso con los entes gubernamentales, por ello, planean mantenerse en las calles.

Stephany señaló que la remuneración del sector público en Venezuela es un tema complicado, ya que el Estado no difunde las cifras exactas del presupuesto nacional, lo que dificulta la posibilidad de que los docentes tengan un salario justo.

“Se tiene que resolver. No es un asunto solamente de los trabajadores, es un asunto de la sociedad y del Estado. El Estado debe garantizar la educación, debe financiar la educación”, afirmaba la entrevistada.

Además, aseguraba que el principal problema es que el gobierno ha estado muy cerrado y no ha permitido que se conozca cómo se jerarquiza el dinero que entra al país, por lo tanto, los economistas no pueden hacer un estimado de lo que deberían cobrar, en realidad, los profesores.

“El problema es que se necesita tener los datos exactos, las cifras del banco central, el presupuesto nacional o la frecuencia de cargos en la administración pública, para uno poder sentarse con sus economistas y analizar cuál es, efectivamente, la posibilidad de remuneración del trabajo”, enfatizó Keta Stephany.

Igualmente, agregó que ha habido persecuciones, medidas cautelares, hostigamiento y apropiación de las cotizaciones que hacen los trabajadores a sus sindicatos, por lo que también exigen la negociación colectiva y la libertad sindical.

La calidad de la educación se ve gravemente afectada

Por su parte, López aseveró que los trabajadores del sector educativo, tanto universitarios como de educación básica, no están recibiendo un salario justo, por lo que se ha visto afectada la calidad de la educación en el país.

Asimismo, comentó que esto resulta preocupante y riesgoso, pues la educación es el factor fundamental para el desarrollo de cualquier sociedad.

Este conflicto no se terminará pronto, tomando en cuenta que no se puede asistir al trabajo cinco días a la semana con la precariedad de salario y ausencia de seguridad social”, concluyó Raúl López Sayago.

En este sentido, ambos expertos instaron al gobierno a establecer una negociación colectiva con las organizaciones representativas de los trabajadores, con la finalidad de fijar salarios justos y construir las tablas salariales para el resto de los cargos.

Asimismo, hicieron un llamado a respetar la libertad sindical y a mejorar la seguridad social para los trabajadores del sector educativo.

En solo seis meses el salario mínimo se ha devaluado casi 50%
Cuanto el gobierno aumentó el salario en marzo equivalía a casi $30. En el mes 9 del año, el salario ha quedado reducido a $16,33
Además de ser el salario más bajo de Latinoamérica, el de Venezuela está por debajo del umbral de pobreza extrema por rango de ingresos que establece el Banco Mundial, de 1,90 dólares al día, al ser de 0,54 dólares
El Cendas-FVM propone que el salario mínimo llegue, por lo menos, a 100 dólares mensuales, costo per cápita para satisfacer las necesidades básicas de alimentación

 

Foto: EFE

El salario mínimo en Venezuela, cuyo aumento del 1.757 % fue anunciado por el Gobierno este sábado hace medio año, ha perdido desde entonces cerca del 50 % de su valor, como resultado de la devaluación del bolívar frente al dólar.

El incremento, que se hizo efectivo en marzo de este año, supuso pasar el sueldo más bajo -que devengan miles de empleados públicos y pensionistas- de 7 a 130 bolívares, es decir, de 1,60 dólares a 29,68, en un momento en que la tasa oficial de cambio estaba en 4,38 bolívares.

La devaluación de la moneda local en los 6 meses que pasaron desde entonces llevó a que hoy un dólar cueste 7,96 bolívares. Por esto, el salario ha quedado reducido a 16,33 dólares.

A esta pérdida de poder adquisitivo se enfrenta Carlos Garrido, un profesor de matemáticas en una institución pública en Caracas, que lamenta que el Gobierno no haya cumplido la promesa de proteger el ingreso de la clase trabajadora.

«Mientras que el precio del dólar se mantuvo, se podía mantener ese nivel de compra. Ahora, que en las últimas semanas se ha visto vulnerado esa parte (por) el incremento del costo del dólar, pues evidentemente el nivel de compra ha disminuido«, dijo a Efe el educador, que da clases particulares para compensar el bajo salario.

Salario mínimo e insuficiente

Según el profesor universitario y director del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), Oscar Meza, «no es verdad que se ha logrado un crecimiento orgánico (de la economía) que pueda traducirse en bienestar, por lo menos por la vía del salario».

Esta afirmación contradice a lo que sostiene el Ejecutivo, que presume de una gran mejora económica.

El experto dijo que este ingreso, además de ser el «más bajo de Latinoamérica», está por debajo del umbral de pobreza extrema por rango de ingresos que establece el Banco Mundial, de 1,90 dólares al día, al ser de 0,54 dólares.

El incremento supuso una mejora en el poder de compra frente al costo de la canasta básica de alimentos, pero, además de ser insuficiente, se redujo en el último semestre.

El Cendas-FVM calcula que, de requerirse 300 salarios mínimos para adquirir la canasta alimentaria en febrero, se necesitaron 16 tras el ajuste del ingreso en marzo.

Sin embargo, ya en julio se necesitaban 21,20 salarios para acceder a la canasta, cuyo costo es de 470 dólares para una familia de cinco personas, según la medición del Cendas-FVM, que suple la falta de cifras oficiales.

¿Cuál sería el salario ideal para los trabajadores?

Según el Cendas-FVM, la canasta básica completa, que incluye otros sectores como salud, educación, servicios, higiene personal y vestido y calzado, se ubica en 1.000 dólares.

Este monto, afirmó Meza, sería el  salario mínimo ideal para los trabajadores.

Aseguró que la economía del país, pese a que acumula un año de crecimiento de dos dígitos según el Banco Central (BCV), todavía «no tiene capacidad» para cubrir ese monto.

Por esto, propone que el salario llegue, por lo menos, a 100 dólares mensuales, costo per cápita para satisfacer las necesidades básicas de alimentación.

Descontento y protestas

El descontento de la clase trabajadora se refleja en  protestas que organizaciones sindicales han liderado en los últimos meses.

«La lucha continúa por un salario acorde con lo que establece la Constitución (…) y lo que estamos percibiendo todos los trabajadores está muy alejado tanto de la canasta básica como de la canasta alimentaria», dijo el presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Víctor Márquez, en una protesta reciente.

De las 3.892 manifestaciones contabilizadas por la ONG Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) durante el primer semestre del año, 1.642 fueron de trabajadores que exigieron derechos laborales.

Principalmente, un salario digno y suficiente que permita cubrir sus propias necesidades y las de su núcleo familiar.

Solo en la primera semana de agosto, la organización computó, al menos, 96 protestas, la mayoría de trabajadores del sector educativo para exigir el respeto y cumplimiento de su contratación colectiva.

Cendas advierte sobre un déficit de 95% del salario mínimo con respecto a la canasta básica

Con información de EFE

Los datos más recientes del Cendas-FVM indican que la canasta alimentaria se ubicó en mayo en 477,52 dólares
En Venezuela, se necesitan 19 salarios mínimos mensuales para comprar una canasta alimentaria de 60 productos 
La cesta básica aumento 10,6% su precio en bolívares en mayo respecto al mes de abril de 2022

 

El precio de la canasta alimentaria básica se ubicó en mayo en 477,52 dólares, por lo que el salario mínimo en Venezuela -28,07 dólares- solo cubre el 5 % de los productos de primera necesidad.

Esto según los datos recientes del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).

De acuerdo con Cendas-FVM, en mayo se requirió el equivalente a 18,99 salarios mínimos mensuales para adquirir una canasta alimentaria de 60 productos para un promedio de cinco personas.

Cendas-FVM  calculó el precio de la canasta alimentaria básica en 477,52 dólares. Esto es una disminución de 0,9 % en comparación con el mes de abril de 2022, cuando fue de 481,92 dólares.

No obstante, al hacer el cálculo en moneda local y debido a los aumentos registrados en el dólar, la cesta básica tuvo un costo de 2.468,76 bolívares, un incremento de 10,6 % con respecto a abril. Entonces, se ubicó en 2.231,29 bolívares.

Productos con más aumento

Según el reporte del Cendas, el rubro que más aumentó en el mercado fue el del café, que registró una variación de 30,9 %,.

Le siguen las raíces y tubérculos, con un alza de 26,3 %, y la salsa y la mayonesa, que aumentaron 25 %.

 

De acuerdo con el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), la inflación en Venezuela se aceleró y llegó a 10,1 % en mayo, lo que supone un aumento de 6,5 puntos con respecto al mes de abril, cuando se ubicó en un 3,6 %.

Por su parte, el Banco Central de Venezuela (BCV) coincide con el dato del 6,5 % de mayo publicado por el OVF, y varía en el de abril, que sitúa la inflación en un 4,4 %.

«Volvemos otra vez a los dos dígitos, una cifra considerablemente elevada. La inflación está rebrotando, hay un rebrote inflacionario», afirmó el economista y exdiputado José Guerra en una conferencia de prensa el pasado 7 de junio. / EFE

¿Por qué la inflación se aceleró en mayo?

En un reportaje de Runrun.es del periodista Víctor Salmerón explicó que la percepción de que los alimentos se encarecen a mayor velocidad no es infundada. 

Al respecto, citó un estudio de Macroconsultores, el cual indicó que el costo de una canasta con harina de maíz, harina de trigo, pasta, aceite, leche en polvo, arroz, atún enlatado, azúcar y granos aumentó 14,7% entre la última semana de abril y la última semana de mayo.

 Se trata del mayor aumento desde julio de 2021, tras el cual la canasta pasó a costar el equivalente a 40,7 dólares.

Esto es, por supuesto, un sensible golpe al bolsillo de los ciudadanos, si se toma en consideración que el salario mínimo en Venezuela es el más bajo en Latinoamérica.

 

Venezuela: ¿Por qué se aceleró la inflación en mayo?

 

El aumento de salario mínimo es insuficiente para salir de la pobreza extrema
Pese a que el incremento es de un 1.705%, los venezolanos no alcanzan, todavía, la cifra de 1,90 dólares al día que fija el Banco Mundial para considerar la salida de situación de pobreza extrema
Una familia venezolana promedio de cinco personas necesita, al menos, 353 dólares al mes para satisfacer sus necesidades mínimas de alimentación, según el Observatorio Venezolano de Finanzas
El diputado a la AN oficialista, Franklin Rondón, dijo que el nuevo salario, supuestamente equivalente a medio petro,  «va a quedar ahí, pero anclado a 30 dólares». Es decir, no aumentará si sube el valor del petro

El incremento del salario mínimo en Venezuela en un 1.705 %, anunciado por el presidente Nicolás Maduro la semana pasada y que pasará de 1,6 dólares al mes a poco menos de 29 dólares, es insuficiente para que quienes lo perciban —fundamentalmente, empleados públicos y pensionados— salgan de la pobreza extrema, según diversos expertos y los propios afectados.

Con el nuevo sueldo, los venezolanos no alcanzan, todavía, la cifra de 1,90 dólares al día que fija el Banco Mundial para considerar la salida de situación de pobreza extrema por rango de ingresos, aunque se quedan mucho más cerca que con el salario actual, al pasar de 0,05 a 0,96 dólares diarios.

No obstante, si se suma el bono de alimentación, que según Maduro subiría de 3 a 45 bolívares (10,5 dólares) y que solo perciben los trabajadores, pero que deja fuera a los pensionados, el ingreso llega a 39,4 dólares, lo que supone 1,31 dólares diarios.

El nuevo sueldo entra en vigencia, según anunció la vicepresidenta Ejecutiva del país caribeño, Delcy Rodríguez, para la segunda quincena de marzo.

En opinión del secretario general de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), José Elías Torres, el Gobierno no ha pensado en la realidad diaria de los afectados, en un contexto económico complejo y con el país dolarizado.

«Sin medir la realidad que están pasando los trabajadores y los pensionados (…) con una economía en el piso, (…) que ha ido poco a poco a dolarizarse (…) después de casi un año sin anuncio de aumento, nos vuelve a sorprender con medio petro. Seguimos en una situación bastante crítica», señaló Torres.

«No nos alcanza para vivir»

Menos de una semana después del anuncio, los trabajadores, especialmente el personal sanitario y docente, y los pensionados y jubilados salieron a las calles a exigir un salario digno y mejores condiciones laborales.

«No nos alcanza el sueldo para vivir, Dios mío, ayúdennos. Estamos exigiendo un sueldo digno, queremos calidad de vida, que nuestros nietos regresen y que nuestras familias se vuelvan a unir, estamos con hogares totalmente en nido vacío. El sueldo que acaban de ejecutar no nos cubre la cesta básica», dijo a Efe una mujer, que no reveló su identidad, durante una protesta el 8 de marzo.

Una familia venezolana promedio de cinco personas necesita, al menos, 353 dólares al mes para satisfacer sus necesidades mínimas de alimentación, monto que ha aumentado un 24,7 % en el último año, según el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF).

Efe recorrió varios comercios en zonas populares del centro de Caracas y constató que con el nuevo salario se pueden comprar unos 13 productos de los 60 que contiene la canasta alimentaria básica, como un kilo de harina de maíz, arroz, azúcar, margarina, pasta, caraotas negras (frijoles), lentejas, queso, jamón, carne y pollo, además de un litro de aceite y medio cartón de huevos.

Comerciantes y consumidores consultados no esperan que el nuevo incremento aumente de manera significativa las ventas.

Los adultos mayores, por su parte, exigieron que las pensiones se ubiquen por encima de los 900 dólares.

Aumenta el petro, pero el salario no

Según Maduro, fijar el salario mínimo en medio petro fue una propuesta hecha por los trabajadores y con la que él manifestó estar de acuerdo.

Sin embargo, desde agosto de 2018, cuando el Gobierno aumentó el sueldo de entonces un 5.900 %, el ingreso está, en teoría, anclado a la criptomoneda venezolana. Pero, en la práctica, el petro siguió aumentando y el salario se quedó rezagado.

El ingreso actual, de 7 bolívares, equivalía a 0,02 petros.

Incumplen convenios internacionales 

Una Comisión de Encuesta designada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) —la número 13 en 100 años de historia del organismo—, que visitó el país en 2019, señaló que el Gobierno incumple, entre otros, el convenio 26 sobre los métodos para la fijación de salarios mínimos al no convocar un diálogo tripartito para establecer el ingreso.

El secretario general de la CTV aseguró a Efe que ni las centrales sindicales ni los empleadores, entre ellos Fedecámaras, la principal patronal de Venezuela, fueron consultados antes del anuncio.

De hecho, este aumento «inconsulto» fue anunciado cuatro días antes de que el ministro del Trabajo, José Ramón Rivero, seis centrales sindicales y varios representantes empresariales instalaran un diálogo tripartito virtual con la mediación del director general de la OIT, Guy Ryder, y que esperan continuar el 25 de abril con reuniones presenciales.

Los trabajadores, que esperan que estos encuentros den frutos, coinciden en que el camino hacia la recuperación de su calidad de vida debe arrancarse no solo con un salario que iguale la canasta, sino también con medidas que reduzcan la crisis económica que vive el país con una de las inflaciones más altas del mundo.

Sin publicación en Gaceta Oficial

Hasta el 15 de marzo, el aumento del salario mínimo no había sido publicado en Gaceta Oficial.

Los trabajadores denuncian en redes que no se ha precisado si la cifra se mantendrá en $30 o subirá en la medida en la que aumente el petro.

«Increíble, silencio e incertidumbre sobre el anuncio del monto salario mínimo. Los voceros oficiales no saben si es medio petro fluctuante o 30 dólares, gaceta oficial sin publicación, escenario repetitivo del  año 2018, continúa vulneración de derechos constitucionales», denunció en Twitter Judith Leon, presidenta del comité ejecutivo de Fecobiove.

Ante la incertidumbre y en una entrevista a Venezolana de Televisión, el diputado a la AN oficialista, Franklin Rondón, informó que el nuevo salario mínimo se pagará con retroactivo el próximo 30 de marzo  y aseguró que el ingreso permanecerá en medio petro.

«Va a quedar ahí, pero anclado a 30 dólares», indicó el también presidente de la Federación Nacional de Trabajadores del Sector Público (Fentrasel). Es decir, no aumentará si sube el valor del petro. 

Con información de EFE

 

Los regalos de San Nicolás, por José Toro Hardy

 

 

 

EL PRESIDENTE MADURO ACABA DE ANUNCIAR un nuevo aumento de los salarios y otras dádivas que calificó como “un regalo del presidente”.

¿Regalo del presidente? Yo te aviso chirulí. Lo estamos pagando todos los venezolanos con  hiperinflación.

Tratemos de analizar algunos de sus más recientes anuncios. El primero fue el aumento del salario nominal  a BsS 4.500,oo. No es el monto lo que llama la atención. Refleja la brusca caída del poder adquisitivo de los salarios en el país.

Ricardo Hausmann ha dicho que a dólar libre el salario de Bs S. 1.800,oo que se decretó a partir de 1 de setiembre equivalía a $ 30 de aquel momento en el mercado libre y que en poco tiempo la pérdida del valor adquisitivo de la moneda lo había reducido a $ 4,50. Plantea ahora Hausmann que el nuevo salario decretado de Bs 4.500,oo representa apenas 11 dólares en el mismo mercado. Estamos peor que antes.

Cada vez que se decreta un aumento del salario, sin que haya como pagarlo, se desatan mecanismos que erosionan el valor de la moneda y el aumento se disuelve rápidamente como sal y agua entre las manos. No se trata de ninguna guerra económica. Yo lo calificaría más bien de ignorancia económica de quienes decretan el aumento.

El secreto es procurar un aumento del salario real y no del nominal. Eso se logra con aumentos de la oferta, de la productividad e impidiendo tanto el déficit fiscal como que el Banco Central financie el gasto público. Se trata de generar confianza y seguridad jurídica, de respetar la propiedad privada y las instituciones. Hay que pasar de una economía de controles a una de estímulos. Hay que liberar el cambio, desatar las fuerzas productivas de la sociedad y atraer inversiones.

El salario real es aquel que representa la cantidad de bienes que el trabajador puede adquirir con el volumen de dinero que percibe y por tanto representa su poder de compra; es decir, la cantidad de bienes y servicios que puede lograr a partir de su salario.

Por no entender como funciona la economía , cada una de las medidas anunciadas por el presidente conspiran precisamente contra el poder adquisitivo del salario.

Cuando el beneficio que produce un aumento de salario decretado es menor que el perjuicio inflacionario que acarrea, en lugar de favorecer a los trabajadores los perjudica.

La razón es clara: el presidente no tiene con qué pagar sus regalos, ni el régimen cómo atender los aumentos de sueldo que decreta. Para poder cubrirlos recurren al Banco Central de Venezuela para que este emita más bolívares inorgánicos. Según el BCV a partir del 1 de setiembre la Liquidez Monetaria creció en un 432% y en los últimos 12 meses en 43.000%.

Ese crecimiento desproporcionado en la cantidad de bolívares, que me atrevería a calificar de falsos, se incorporan a la liquidez monetaria y demandan bienes. El primer impacto es el siguiente: muchos bolívares tratando de comprar pocos bienes inevitablemente conducen a un aumento en el precio de los bienes. Eso es lo que se llama inflación. Al agudizarse, llega a transformarse en hiperinflación, como en nuestro caso.

Pero hay un segundo impacto. Los excedentes monetarios creados artificialmente por el BCV para satisfacer los decretos del presidente, al no encontrar qué comprar en un país que padece una severa escasez de bienes de todo tipo, se desvían hacia la adquisición de dólares en el mercado paralelo. El resultado es que el valor de los dólares en ese mercado se dispara vertiginosamente.

He ahí los resultados de esta novísima Teoría Económica que está inventando el presidente de su propio cacumen y que, en sus propias palabras, no figura en ningún manual ni se ha aplicado en ninguna otra parte del mundo. Hoy se puede vanagloriar de haber sido el padre de la mayor hiperinflación que existe en el planeta y de haber destruido el aparato productivo. William Nordhaus, Premio Nobel de Economía, expresó: “Jamás vi algo tan feroz … Destroza toda teoría económica existente”.

Esas son dos de las consecuencias inmediatas de los regalos de San Nicolás: hiperinflación e hiperdevaluación. Ambas variables se retroalimentan y conspiran en un mecanismo perverso, una suerte de guerra económica auténtica, para robarle el poder adquisitivo al salario de los trabajadores venezolanos, que de paso se están quedando sin trabajo.

@josetorohardy