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Ruta de la Seda

Líderes que piensan en grande:  Xi Jinping y el sueño chino de la Nueva Ruta de la Seda, por Víctor Álvarez R.

 

MIENTRAS DONALD TRUMP RETOMA LAS VIEJAS PRÁCTICAS PROTECCIONISTAS que tanto daño le hacen a la economía mundial, Xi Jinping se erige como un defensor del comercio justo entre los pueblos. El Presidente chino habla de “apoyo mutuo y ganancias compartidas», mientras que Donald Trump solo habla de defender los intereses de las empresas estadounidenses. Trump se empeña en cerrar a los Estados Unidos, renuncia al proyecto del Tratado de Libre Comercio del Pacífico (TPP) y se retira del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Pero Xi Jinping asume el liderazgo del libre comercio y propone una alianza ganar-ganar a través de la construcción de monumentales obras de infraestructura para la integración territorial y marítima de los países que participan en la Nueva Ruta de la Seda.

El Presidente chino tiene una visión de largo plazo que orienta el esfuerzo que hará su gobierno para consolidar al gigante asiático como líder mundial. Pero sabe que su aspiración de convertir a China en la primera potencia económica dependerá, en gran medida, del progreso y prosperidad de sus socios. Bajo este principio, el sueño chino de construir la Nueva Ruta de la Seda avanza bajo su liderazgo y anuncia una nueva etapa de la integración económica y comercial internacional.

Justo cuando se exacerban y recrudecen las nefastas prácticas proteccionistas por parte de las potencias tradicionales, el mandatario chino afirma que «no cerrará sus puertas al mundo» y se compromete a impulsar el libre flujo de inversiones, mercancías y personas a lo largo de la Nueva Ruta de la Seda. Está convencido de que es a través del libre comercio y la apertura económica -tal como lo hizo China en la vieja Ruta de la Seda-, como se podrá lograr el crecimiento, desarrollo y progreso de los pueblos en un marco de estabilidad y paz internacional.  

Xi Jinping sueña con devolver a China a un sitial histórico de liderazgo mundial sin que la comunidad internacional se sienta amenazada. Por eso, los principios que rigen la participación de los países que se suman a la construcción de la Nueva Ruta de la Seda son los de cooperación, complementación, apoyo mutuo y beneficios compartidos. Todos hacen una pequeña parte de la gran tarea, con la certeza de que mañana podrán disfrutar juntos el esfuerzo que ahora hacen todos.

Antes y después de la Nueva Ruta de la Seda

El proyecto “Una franja, una ruta”, como se le conoce oficialmente a la construcción de la Nueva Ruta de la Seda, marcará un antes y un después en la historia de la Revolución china. Esta visión de largo plazo traza el rumbo a recorrer hasta el año 2035 para consolidar su crecimiento, diversificación y desarrollo económicos, en función de erradicar la pobreza y lograr una sociedad modestamente acomodada, tal como lo ha planteado el primer mandatario chino. El mundo entero será testigo de cómo en los próximos años se concretará el sueño chino de construir una sociedad libre de pobreza, con una creciente calidad de vida,  paz y tranquilidad para una enorme población que supera los 1.300 millones de habitantes.

En China han cambiado tanto las cosas que hoy no se le crítica por las hambrunas y la pobreza, sino por la acumulación de grandes fortunas, la multiplicación de millonarios y la desigualdad en la distribución del ingreso, cuestión que ciertamente mantiene una importante brecha y desigualdad social.

Consciente de esta problemática, el gobierno del Presidente Xi Jinping prioriza la corrección de la distribución desigual del ingreso para que la población de menos recursos pueda tener acceso a los mismo bienes y servicios que disfrutan las familias que cuentan con mayores recursos. Uno de los objetivos más importantes del socialismo con peculiaridades chinas es la igualación hacia arriba, y no hacia abajo, tal como ocurrió y suele ocurrir en otros intentos de construcción socialista que terminan arruinando a sus economías y empobreciendo a la población.

China aparece ahora como un firme defensor del libre comercio ante el neo-proteccionismo impulsado por Donald Trump. Pero la gran manufactura del mundo también se involucra cada vez más en la protección del ambiente y del control de los  fenómenos que causan el cambio climático y el calentamiento global. Y a medida que su industria se haga más intensiva en la generación, difusión y uso de conocimientos científicos y tecnológicos, en poco tiempo veremos a China defendiendo los derechos de propiedad intelectual en la OMC.

Un liderazgo pragmático y diferente

A partir de las reformas económicas iniciadas hace cuarenta años, la nueva generación de gobernantes chinos ha demostrado su capacidad y efectividad en la planificación del desarrollo económico y social. Aquel país pobre, atrasado y hambriento, ahora está a las puertas de convertirse en la primera potencia económica del mundo, sacando en el camino a más de 700 millones de chinos de la pobreza.

La mayoría de los objetivos y metas establecidos en el último plan quinquenal fueron logrados, incluso antes de que terminara el período. El gobierno chino planificó que para el año 2020 va a lograr una mayor reducción de la pobreza y para el 2035 se planteó el reto de eliminarla totalmente. Y seguramente lo logrará.

La influencia y liderazgo de Xi Jinping lo elevan al nivel de Mao Tse Tung y Deng Xiao Ping, como los líderes que inspiraron los grandes cambios en China durante los últimos 100 años. Mientras Mao fue el carismático y romántico líder de una revolución campesina que puso fin a 2 mil años de feudalismo, Deng fue el promotor de las reformas económicas que desafiaron rígidos dogmas, y Xi es ahora el moderno líder de sólida formación y eficaz pragmatismo que enfila sus esfuerzos a estimular nuevos flujos de inversión nacional y extranjera que impulsen un incesante desarrollo de las fuerzas productivas, con el fin de generar una creciente oferta de bienes y servicios capaz de satisfacer las necesidades básicas y esenciales de su población, y lograr así el gran objetivo de Pobreza 0 para el año 2035.

Sin lugar a dudas, con la figura de Xi Jinping estamos ante la emergencia de un liderazgo radicalmente diferente, que piensa en grande, con una forma muy distinta de ver e impulsar el diálogo entre los pueblos, la cooperación entre los gobiernos y la integración económica de las naciones.

@victoralvarezr