Rusia archivos - Página 7 de 76 - Runrun

Rusia

ACNUR eleva a 660 mil los refugiados ucranianos por la invasión
Por ahora, Polonia, Rumanía, Hungría, Eslovaquia y Moldavia -todos vecinos de Ucrania- son los principales destinos de este flujo de refugiados

 

La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) elevó hoy a 660 mil las personas que han abandonado Ucrania hacia los países vecinos en los cinco primeros días de guerra.

Los refugiados están sufriendo largas horas de espera para entrar en algunos países, de hasta 60 horas según señaló la portavoz del ACNUR, Shabia Mantoo en rueda de prensa.

Mantoo señaló que el éxodo también se complica por las bajas temperaturas y los problemas de transporte que les obligan a caminar largas distancias.

Por ahora, Polonia, Rumanía, Hungría, Eslovaquia y Moldavia -todos vecinos de Ucrania- son los principales destinos de los refugiados.

Mediante un comunicado de la Organización Internacional para los Migrantes (OIM), saludó la decisión de distintos gobiernos de apoyar a la diáspora ucraniana mediante extensiones de visas.

En este sentido, celebró que la UE esté debatiendo garantizar a los refugiados ucranianos el estatuto de protección temporal, que les permitiría vivir y trabajar hasta tres años en alguno de los 27 Estados miembros.

La OIM está intentando también asistir a los 470 mil extranjeros que se calcula viven en Ucrania, muchos de ellos actualmente atrapados en el país debido al conflicto, incluidos estudiantes y trabajadores migrantes.

Algunos países de África, Oriente Medio y Asia han solicitado ayuda a la OIM para atender a estos migrantes, así como los cerca de seis mil que se calcula han logrado llegar a las vecinas Moldavia y Eslovaquia.

*Con información de Efe

Julio Castillo Sagarzazu Mar 01, 2022 | Actualizado hace 1 mes
¿Es el fin de la historia?
Los últimos años de la humanidad y la actual crisis ucraniana demuestran que la única ideología que queda en pie es la ideología del dinero

 

@juliocasagar

Francis Fukuyama se peló de bola a bola cuando predijo que luego de la caída del muro de Berlín sobrevendría un mundo de apogeo de la democracia liberal. En realidad, lo que llegó a su fin es el decimonónico argumento de las ideologías. Esas quincallas, suerte de colección de baratijas y mentiras de toda naturaleza que varios líderes armaron para engatusar a gente a la que ponían a luchar por “causas”, cuando en realidad estaban peleando por sus propios intereses.

Las ideologías, todas ellas, no son más que catecismos de religiones laicas. Recetarios de “soluciones” para todos los problemas que inquietan a la humanidad. Adoptan la forma de himnos épicos y/o líricos, según convenga. En realidad, son poemarios de sociedades secretas de poetas muertos.

Los últimos años de la humanidad y, sobre todo, la actual crisis ucraniana, demuestran que la única ideología que queda en pie es la ideología del dinero.

Ante la crisis de Ucrania queda establecido que ese es el hilo conductor, el pegamento que une la conducta de López Obrador con la de Alberto Fernández y con Bolsonaro. Al hijo de Biden, de quien se dice tiene negocios con el gas europeo y a Trump, financiado por bancos rusos.

Hoy, la city de Londres está temblando porque las sanciones a los oligarcas rusos podrían dejar miles de hipotecas sin pagar y deudas sin honrar. Hasta este momento, la tímida medida de sacar a algunos (no a todos) bancos rusos del sistema SWIFT, se ha tomado justamente por eso. A los oligarcas rusos hay que dejarles una ventanita para que paguen sus deudas, mientras migran al sistema de pagos chino o a las minas de criptomonedas de Rusia y Bielorussia. Veremos entre esta puja del dinero y el poder y la necesidad de defender valores comunes quién terminara ganando.

Dicho lo dicho y uniéndonos al coro de los nuevos “especialistas” en materia de enfrentamientos bélicos, debemos preguntarnos: ¿era posible evitar la invasión rusa? Y quizás más importante: ¿qué escenarios quedan abiertos después de esta intervención?

Veamos. Para tratar de resolver la primera interrogante, estamos obligados a remitirnos a una respuesta de Winston Churchill a la pregunta: “En pocas palabras, ¿cómo definiría usted a la segunda guerra mundial?” El ex primer ministro contestó sin dudar “Una guerra que pudo haberse evitado”. Para explicarlo, Churchill se remonta al 7 de marzo de 1936 (dos años antes de la invasión a Polonia).

Ese día, Hitler, violando el Tratado de Versalles, ocupa la zona desmilitarizada de Renania. Como posteriormente se supo, el alto mando alemán estuvo en desacuerdo con aquella aventura. Sencillamente, el ejército alemán no estaba preparado entonces para tal operación. La crisis con Hitler fue de tal magnitud que un sector de la Wermacht se planteó derrocar a quien ya daba muestras de no estar en sus cabales. Hitler logro, no obstante, in extremis, un pacto con sus oficiales y les prometió: “Si se moviliza un solo soldado francés o belga, retiramos las tropas”. Pues no se movilizo ni uno solo. El gobierno francés, con la mirada puesta en las elecciones, resolvió no hacer nada. Se comunicaron con los británicos y el ministro Eden les respondió que Hitler lo que estaba haciendo era recuperar su patio trasero (cualquier parecido con lo de hoy en Ucrania no es ninguna coincidencia).

Hoy nos preguntamos: ¿era posible evitar la invasión de Putin? La respuesta es sí, pero es obvio que la tarea de evitarlo era hercúlea. Había que derrocar a Putin y eso no ha parecido posible. No hay quien lo haga. Lo que sí es cierto es que la razón de la invasión ha estado siempre en la psiquis retorcida de Putin. A ese psicópata nadie lo ha provocado. Ha dicho mil y una vez que la desaparición de la URSS ha sido una tragedia geopolítica. Él es un agente de la KGB y comparte con Hitler la teoría de un espacio vital para su sentimiento gran ruso. Cree, con Catalina La Grande, que “la única manera de defender las fronteras de Rusia es extendiéndolas”.

Decir hoy en día que alguien ha provocado a Putin es un despropósito. Es un argumento muy parecido al que invocan algunas mujeres cuyo marido las maltrata y piensan que si “no lo provocaran”, que si hubiera planchado mejor la camisa o cocinado más sabroso, el marido no la golpearía. El marido la golpea porque es un psicópata y Putin invade a Ucrania porque es un matón psicópata, como Hitler y como el marido maltratador.

Ahora bien, ¿le va a sonar la flauta a Putin? No necesariamente. La última vez que los rusos invadieron un país fue Afganistán y salieron de allí, como los americanos, con el rabo entre las piernas. El presidente Zelenski, comediante de profesión, no les ha salido (hasta ahora) correlón. Todo lo contrario, se ha plantado y ha dicho que se quedará en Ucrania con su familia. Dicho de otra manera, le está poniendo el pellejo a sus convicciones y ante esa actitud no queda más que el respeto y la admiración. Esa que todos los David se ganan cuando se enfrentan a Goliath.

Si la descomunal diferencia militar de Rusia no logra tomar rápido el palacio de gobierno y neutralizar a Zelenski, si las milicias y los civiles ucranianos se mantienen hostigando sus tropas de ocupación, las cosas pueden ponerse feas para Putin. Le espera una costosa y odiosa ocupación, con sacrificios para los rusos que se gravarán con la llegada de las inefables bolsas negras con los cuerpos de los jóvenes que han ido a pelear una guerra que no les incumbe, ni les interesa.

“La guerra es la continuación de la política por otros medios”, como nos lo recuerda el barón Von Clausewitz. Y esta guerra no es definitivamente una victoria política para Putin, hasta ahora.

Para Putin el tiempo corre en contra. Cada día que pasa, crece la solidaridad con Ucrania. La moral y la política y, en algunos casos, la militar otorgada tímidamente por los aliados de la OTAN. Saben que el orate del Kremlin es capaz de cualquier cosa. En un acto delirante acaba de poner en alerta sus fuerzas nucleares disuasivas e incluso la de invadir a Suecia y Finlandia. Error, por cierto, que los demócratas quisiéramos se le pasara por la cabeza. Ojalá que, como Hitler, se ciegue y decida invadir a la URSS, en lugar de concentrarse en Normandía.

La crisis de Ucrania puede ser corta o larga. Eso ahora no podemos saberlo.

Lo que va a gravitar durante un largo periodo es que el nuevo mundo ya no se está dividendo entre opciones ideológicas, ni entre derecha e izquierda. Está visto que los populistas de toda laya han iniciado una ofensiva contra el sentido común, la civilidad y la paz.

Esos serán los grandes enfrentamientos que vienen. Desgraciadamente, como estos matones populistas son esencialmente seres sin escrúpulos, están usando el dinero y el poder para ganarse voluntades débiles y tejer redes de complicidades. Dentro y fuera de sus países.

Quienes apostamos a un mundo mejor para los hijos y los nietos, no nos queda más que esperar que tengamos las fuerzas para apostar a gestos como los del digno pueblo ucraniano que, con valentía, ha resuelto no dejarse hacer y plantarle cara al dictador del Kremlin.

La historia está lejos de haberse terminado. Lo lamentamos por Fukuyama.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Brian Fincheltub Feb 28, 2022 | Actualizado hace 1 mes
Amistades peligrosas
El apoyo de Maduro a Rusia está lejos de ser una simple solidaridad gremial entre carniceros. Va mucho más allá

 

@BrianFincheltub

Mientras Occidente en pleno se solidariza con Ucrania y condena la invasión rusa, hay quienes prefieren ponerse del lado del invasor. Aunque la lista de naciones que apoyan la agresión militar contra el pueblo ucraniano es minúscula, dichas naciones comparten entre sí una característica común: todas son dirigidas, al igual que la Rusia de Vladímir Putin, por autócratas y dictadores.

Pero el apoyo a Rusia está lejos de ser una simple solidaridad gremial entre carniceros. Va mucho más allá.

La política expansionista de Putin no comenzó la semana pasada y no tiene como solo campo de operaciones las exrepúblicas soviéticas. En Latinoamérica, Rusia está muy presente desde hace años y sin necesidad de disparar una sola arma.

Cuba, Nicaragua y Venezuela se han convertido en los patios traseros del Kremlin en Latinoamérica. El caso venezolano es más que preocupante. La presencia rusa en Venezuela no se limita exclusivamente a la venta de material militar y al auxilio económico que le ha permitido al régimen de Maduro sobrevivir sus peores crisis; la presencia de personal militar ruso en los cuarteles venezolanos es cada vez mayor y hay quienes, con pruebas, denuncian incluso la existencia de bases militares rusas en territorio venezolano.

Para los venezolanos, nada de esto nos sorprende. Sabemos que el chavismo, en su afán de mantenerse en el poder, ha puesto su destino en manos de regímenes interesados en ampliar su influencia en el continente americano e instalar repúblicas satélites a unas pocas millas de los Estados Unidos.

Las alianzas de Maduro con China, Rusia e Irán forman parte de esta estrategia y lejos de ignorarse prácticamente por la comunidad internacional deberían analizarse con la seriedad que merecen.

Lamentablemente, sin acciones eficaces para evitar la influencia de este tipo de regímenes que en nada tienen que ver con nuestra historia y que están lejos de ser aliados naturales de Venezuela, la seguridad y la estabilidad de la región seguirá gravemente amenazada.

No se trata de ver las alianzas de Maduro como simples bravuconadas que solo buscan molestar a los Estados Unidos. Hoy, nuestro país es campo de operaciones de grupos terroristas, autócratas con delirios de grandeza y con claras pretensiones expansionistas. Nuestro territorio, nuestros recursos y sobre todo nuestra posición geográfica privilegiada pudieran estar siendo utilizados para intereses inconfesables.

El caso de Bielorrusia refleja bien el peligro potencial que representa para el hemisferio la llave entre Putin y Maduro, pues el territorio bielorruso es utiliza por las tropas rusas para agredir Ucrania.

Los venezolanos y estoy seguro la gran mayoría de los rusos, no apoyamos ninguna acción que vaya en contra de la paz. Desafortunadamente, nuestros pueblos viven bajo regímenes de terror que encarcelan la disidencia, desaparecen a la verdadera oposición y restringen las libertades más elementales. Nadie quiere un conflicto en nuestra región, pero pocos se preocupan por evitarlo. Solo es posible detener la guerra cuando aún no ha comenzado; una vez que esta inicia, aunque se declare el cese al fuego, la guerra jamás termina para quienes tuvieron que vivirla.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Asdrúbal Aguiar Feb 28, 2022 | Actualizado hace 1 mes
Rusia y el cisne negro
Distraídos con la diatriba ruso-ucraniana, creyendo que los cisnes son blancos, pasamos por alto que hay cisnes negros

 

@asdrubalaguiar

La experiencia de la democracia no se tiene, se hace. Tanto como el transitar sobre los espacios institucionales del Estado de derecho y la sujeción de todos a la ley, para que las reglas de juego no sean burladas sin consecuencias, reclama de una cultura de respeto a nuestros semejantes. No es la que rige en el mundo del progresismo globalista y en sus gobernantes adherentes.

Hasta el presente, lo dado, lo que está allí y es inherente, es potencia que se desarrolla o se atrofia, es la libertad. Subyugarla, por ende, es un atentado a la naturaleza de lo humano. Pero lo cierto es que, en el transcurso de la historia de los hombres y de los pueblos, solo la democracia y el imperio de la ley hacen posible –como columnas y con todas sus deficiencias– que las personas puedan construir, libremente, el edificio de sus personalidades. Ello reclama de localidad, léase de espacio, y de tiempo, para forjar lazos; infravalorados estos bajo la emergente gobernanza que privilegia lo virtual y lo instantáneo.

No es una perogrullada, pues, afirmar la interdependencia entre lo que se es y lo que se hace; entre derechos humanos, democracia y Estado de derecho. Ninguno avanza separado de los otros, a menos que se los falsifique o vuelva engaño en el teatro de la democracia.

En ausencia de libertad para pensar, expresarse libremente, y juntarse para ello cada uno con los otros y libremente, mal puede discernirse sobre lo que es común a todos. De suyo, elegir una forma de vida sensible a lo que a todos interesa, y renovarla periódicamente, es ese eslabón que sigue a todo lo anterior y realiza a la democracia. Se concreta cuando se elige y se deja elegir, respetándose las reglas de juego y la alternabilidad en el ejercicio del poder.

Algunos creerán que se trata de una divagación filosófica, pero lo dicho es la exacta medida para entender el agotamiento que sufre el sistema de gobernanza que se dieran Naciones Unidas al término de la Segunda Gran Guerra del siglo XX. Su declinación la advertían algunos juristas desde los años 60. Se hace manifiesta a partir de 1989, cuando cae la Cortina de Hierro. Su final está cristalizando 30 años después, con la pandemia de la COVID-19. 

Que Antonio Guterres aún sea secretario de la ONU o guíe a la burocracia a su servicio o influya en los organismos integrados por Estados que son parte de aquella, no contradice lo que es palmario. ¡Naciones Unidas es hoy una simple franquicia!

El orden internacional construido a partir de 1945 sobre un mínimo de normas imperativas dictadas para sujetar a la vieja soberanía absoluta de los Estados, se encuentra en un callejón sin salida.

El derecho de gentes se deconstruye, y lo hace aceleradamente. ¿No basta con constatar que en la Agenda 2030 de la ONU brillen por su ausencia los temas de la democracia y el Estado de derecho, y se les sobrepongan aquellos que predica el señalado progresismo del siglo XXI?

La experiencia del Holocausto, que cerró el tiempo de los absolutismos soberanos y obligó a conjugar los asuntos mundiales en clave humana: pro homine et libertatis, en la misma medida en que se ha perdido su memoria le ha seguido un tiempo de incertidumbre. Los gobernantes de los Estados –también institucionalmente deconstruidos a lo interno– actúan como lobos entre lobos; como si viviésemos bajo el régimen anterior y posterior al de la Sociedad de Naciones, nacida al término de la 1ª. Guerra Mundial.

Ese camino de retorno se ha hecho inevitable desde el momento en que, más allá de lo adjetivo –que si “nosotros, los pueblos” como reza la Carta de San Francisco, o que “la voluntad del pueblo es la base del gobierno” como lo predica la Declaración Universal– ahora se cree que la tutela de los derechos humanos es una cosa, otra distinta y no necesaria vivir bajo democracias y Estados de derecho.

Dentro del conjunto de los 193 Estados parte de la ONU solo se cuentan –según The Economist– 21 democracias, llamadas plenas. No por azar, entonces, fue trágico el diagnóstico sobre el genocidio en Rwanda: “Los responsables de que la ONU no haya impedido ni detenido el genocidio son, en particular, el secretario general, la Secretaría, el Consejo de Seguridad, la UNAMIR y el conjunto de los Estados miembros”, reseña el Informe de la Comisión Independiente que lo investigara en 1994.         

Si Rusia ha vuelto su mirada hacia atrás como la mujer de Lot, e intenta restablecer la lógica de lo geopolítico: esa misma que piden a USA los pueblos latinoamericanos víctimas de satrapías como la cubana, nicaragüense o venezolana –mientras China busca imponer su gobernanza global 5G, es prueba del desorden en marcha. Y mal puede resolverse con los códigos del pasado.

Téngase presente que, sucedida la pandemia de origen chino con sus devastadores efectos transfronterizos, ningún actor del Consejo de Seguridad, ni siquiera el secretario de la ONU o el Consejo de Derechos Humanos han puesto sobre la mesa reclamación alguna de responsabilidad por daños objetivos, de acuerdo a lo que prevé el derecho internacional, a fin de que China otorgue al planeta reparaciones por los atentados que al género humano y la economía de las naciones han significado sus experimentos científicos.

Distraídos con la diatriba ruso-ucraniana, creyendo en lo único que conocemos, a saber, que los cisnes son blancos y mientras reivindicamos un Derecho internacional que ha sido abandonado, pasamos por alto que hay cisnes negros como lo señala Nassim Nichilas Taleb, quien nos habla sobre “el impacto de lo (que era) altamente improbable” para los aletargados diplomáticos de la ONU. Olvidan estos con lo de Ucrania que Rusia llegó antes a Venezuela y ahora guía las negociaciones entre su dictador y la oposición “democrática”, en territorio mexicano.

correoaustral@gmail.com

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Alcalde de Kiev dice que la ciudad resiste y no hay tropas rusas
Agregó que el ejército y las fuerzas del orden han «neutralizado con éxito a algunos grandes grupos de saboteadores»

Foto: AFP

El alcalde de Kiev, Vitali Klitschkó, afirmó este 27 de febrero que la situación en la capital ucraniana, que resiste al ataque ruso, está «bajo control» y «no hay tropas» rusas en la urbe.

«Kiev continúa defendiéndose. No hay tropas rusas en la ciudad, pero sí muchos grupos de saboteadores», dijo el regidor de Kiev en un mensaje difundido por su servicio de prensa.

Agregó asimismo que el ejército y las fuerzas del orden han «neutralizado con éxito a algunos grandes grupos de saboteadores».

Klitschkó recordó que en la capital ucraniana permanece vigente un toque de queda y pidió a la gente que no salga de casa a no ser que suene una sirena de ataque aéreo.

Según el alcalde de Kiev, nueve civiles, cuatro personas no identificadas y 18 combatientes han muerto en la ciudad desde el inicio del ataque ruso.

Agregó que la infraestructura clave de la ciudad funciona con normalidad, pero el transporte público, incluido el metro, ha sido suspendido.

«Pido a todos mantener la calma y quedarse en casa o en los refugios», dijo Klitschkó, quien aseguró que los militares y las defensas territoriales defienden la ciudad.

«Lucharemos y venceremos», aseguró.

ONU aprueba convocar sesión especial de la Asamblea General sobre Ucrania
Se prevé que la sesión especial arranque este 28 de febrero, pero la votación del texto no se producirá antes del miércoles, para dar tiempo a todas las delegaciones de analizarlo con sus capitales

 

El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó este 27 de febrero una resolución para convocar una sesión especial urgente sobre Ucrania en la Asamblea General, el órgano en el que se sientan los 193 Estados miembros de la organización, y se prevé que dicha reunión arranque este lunes.

La iniciativa, impulsada por Estados Unidos y Albania, salió adelante

El movimiento llega después de que el viernes Rusia bloqueara en el Consejo de Seguridad una resolución que condenaba su invasión y le ordenaba la retirada de tropas y busca que la Asamblea, donde Moscú no puede vetar decisiones, apruebe a lo largo de los próximos días un documento parecido.

Según dijeron a Efe fuentes diplomáticas, se prevé que la sesión especial arranque este lunes, pero la votación del texto no se producirá antes del miércoles, para dar tiempo a todas las delegaciones de analizarlo con sus capitales.

Para llevar el asunto a la Asamblea General, EE.UU. y Albania usaron una fórmula que permite al Consejo de Seguridad referir una cuestión a de paz y seguridad a ese órgano en caso de bloqueo por parte de un miembro permanente, una vía que no se había utilizado con éxito en cuatro décadas.

La sesiones urgentes de este tipo, de hecho, han sido muy escasas a lo largo de la historia de la Asamblea General, cuyas resoluciones no tienen el mismo peso que las del Consejo de Seguridad, que es normalmente el encargado de gestionar conflictos.

Estados Unidos y sus aliados buscan lograr el máximo número de apoyos posibles entre los 193 países de la ONU en un intento por mostrar el aislamiento de Rusia.

El viernes, cuando presentaron la resolución que Moscú vetó en el Consejo de Seguridad, y reunieron más de ochenta copatrocinadores de la iniciativa, por lo que se espera que en la Asamblea la resolución salga adelante sin problemas.

La embajadora estadounidense ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, aseguró que esa resolución servirá para asegurar que Rusia «rinda cuentas» y, dirigiéndose a los militares rusos, subrayó que el «mundo está viendo» sus ataques y les exigirá responsabilidades.

En una intervención ante el Consejo, Thomas-Greenfield defendió la necesidad de tomar «medidas extraordinarias para responder a esta amenaza al sistema internacional y hacer todo lo posible para ayudar a Ucrania y su gente».

«Tengamos el coraje de los ucranianos que se alzan valientes para defender su democracia y su forma de vida y sus futuros. Mostrémosles que no están solos», insistió.

«Los más altos cargos de los principales países de la OTAN se permiten declaraciones agresivas en contra de nuestro país, por eso ordeno al ministro de Defensa y al jefe del Estado Mayor poner las fuerzas de contención del Ejército ruso en régimen especial de servicio», dijo el mandatario

 

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ordenó este 27 de febrero poner las fuerzas de contención rusas en «régimen especial de servicio» tras «declaraciones agresivas» de los principales países de la OTAN.

«Los más altos cargos de los principales países de la OTAN se permiten declaraciones agresivas en contra de nuestro país, por eso ordeno al ministro de Defensa y al jefe del Estado Mayor poner las fuerzas de contención del Ejército ruso en régimen especial de servicio», dijo.

El mandatario ruso dio estas instrucciones en una reunión con el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, y el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Valeri Gerásimov.

Putin subrayó que Occidente da pasos inamistosos respecto a Rusia desde el punto de vista económico.

«Me refiero a las sanciones ilegítimas bien conocidas por todos», agregó, en referencia al vendaval de sanciones occidentales impuestas a Rusia tras su invasión a Ucrania, que el Kremlin denomina «operación militar especial» de «desmilitarización y desnazificación» del país vecino».

Capriles: El gobierno de Rusia decidió desestabilizar a un mundo en crisis
A juicio del dirigente, el mandatario ruso, Vladímir Putin, antepone su «ego» y sus intereses al bienestar de los pueblos

 

El dirigente Henrique Capriles considera que el gobierno de Rusia decidió «robarle la paz» a Ucrania y «desestabilizar a un mundo en crisis».

«El gobierno de Rusia decidió robarle la paz a Ucrania y desestabilizar a un mundo en crisis. También se verá afectado el pueblo ruso. Atacar a otro país no hace fuerte a nadie, demuestra crueldad. Apoyar al atacante te hace cómplice de la muerte, el sufrimiento y de la destrucción«, escribió en su cuenta de Twitter.

Asimismo, añadió que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, antepone su «ego» y sus intereses al bienestar de los pueblos.

«Nada justifica esta invasión y guerra, no hay guerra buena», sostuvo.

Rusia lanzó la noche del 23 de febrero un ataque contra Ucrania, después de meses de tensiones militares y tras pedir a las autoproclamadas repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk su ayuda para «repeler» al Ejército ucraniano.

Información de EFE