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Rumanía

Orlando Viera-Blanco Oct 13, 2020 | Actualizado hace 4 semanas
Bucarest: los pueblos no capitulan
Así somos rumanos y venezolanos. Un chorro costumbrista de gentilicio preñado de poleas ciudadanas que beben un guarapo llamado dignidad.

@ovierablanco

En Bucarest me sentí en casa. Cada esquina es estar en La Florida, Bello Monte, en las esquinas de El Peligro a Pele el Ojo… Es transitar por La Candelaria, la esquina de Ánimas (frente a El Universal) o Miguelacho (defensor de los desamparados). La “París” del Telón de Acero es romántica y vetusta. Las cicatrices de totalitarismo aún se tasan por el bajo rendimiento de algunos edificios. Estructuras planificadas para el Estado, no para la gente. Rumania es latina, festiva, vibrante, emotiva. Un pueblo que calla y, de pronto, revienta. La revolución de 1989 no fue casual. Los pueblos sacuden…

Bucarest es carácter. Son pilares, portones y domos que hacen historia. Como la esquina de Sociedad -sede de la Sociedad Patriótica en 1811-una casona de puertas de madera oscura claveteada, zaguán de huesitos, corredor de ladrillos y un gran jardín rodeado de elegantes pilares, exhibe Bucarest su sinagoga templo coral, su gigantesco Parlamento o su Av. Victoria, similar a la nuestra, cerca de la plaza de la Revolución.

Vivir Bucarest es volver a nacer. Es recordar el futuro desde un pasado irreverente, que volverá.

El vigor de Matías Corvino

Parte de la provincia de Transilvania fue del imperio Austrohúngaro… El rey Matías fue uno de los guerreros más temidos que conquistó tierras indómitas ocupadas por otomanos, húngaros, austríacos y romanos. Espíritu que se respira en la ciudad de Cluj, Napoka, al noroeste de Rumania. Gente trabajadora, rápida de andar y responder; voluntariosa y educada. El rumano no es contestatario, pero sí directo. Pareciera tener una calculadora en la cabeza. Si dos y dos no son cuatro, baten. No existe el decir “déjalo así, déjalo pasar”. Como Matías Corvino, lo suyo es suyo. Y lo defienden con vigor y señorío, pero entonando humildad.

Reunidos con el presidente de la Comunidad Judía Europea, Aurel Vainer -leyenda viva de 88 años- nos cuenta cómo sobrevivió la guerra y la persecución. Su resiliencia está en cada palabra, cada experiencia. Exparlamentario rumano, líder liberal, doctor en Economía y profesor de la Universidad de Bucarest, nos dice que el final de cada guerra quien capitula es el tirano, no el pueblo. “El elevado costo de la represión es inversamente proporcional al de la sumisión”, sentencia. 

Hablando de Venezuela -con voz suave, añeja, pero desbordada de sabiduría- compara nuestro pueblo con el rumano. Nos confirma lo que intuía. Rumania es una sociedad noble y fiera a la vez. Pacífica pero indómita. De la defensiva a la ofensiva en un abrir y cerrar de ojos. Sangre de Matías Corvino, de su ejército negro. Incontenible al desafío. Como la Venezuela heroica…

Las nuevas alianzas

Nos comenta nuestro embajador en Rumania, Mario Massone, la importancia de un programa migratorio programado, que forme al migrante. En Rumania existe una pequeña migración venezolana que está bien adaptada y muy querida por sus lugareños. La amabilidad, talento y fraternidad del venezolano es un valor que celebran los rumanos.

Vale destacar la inmensidad del Palacio del Parlamento antes bautizado como la Casa del Pueblo. Fue construido por Nicolae Ceaușescu. Es la sede parlamentaria más grande del mundo y el segundo edificio de mayor extensión (344.000 m2) después del Pentágono. Otros despachos oficiales: Extranjería, la Policía Nacional o el Servicio de Estadística, colindan (en herradura), justificando el Estado centralizado y contralor, propio del comunismo de los 70.

De aquella Rumania socialista quedan cicatrices que contrastan con la modernidad. Calefactores externos profanando fachadas de palacetes oficiales, vestíbulos gigantescos y muros de una espesura inusual, en línea en todo caso a la generosidad del pueblo rumano, hoy convertido en un país laborioso, petrolero y agricultor a la vez, donde podemos visualizar nuevas alianzas; como sembrar el petróleo, reintegrarnos, y vivir en paz, prosperidad y armonía.

Un chorro de independencia

Cada esquina de Bucarest tiene su historia, mitos y personajes. Recordé mi primera visita al centro de Caracas. Era un niño a quien mi padre quería mostrar la plaza El Venezolano, donde está la casa natal de El Libertador. Papá decía que ahí confluyen las cuatro esquinas más típicas de la ciudad: San Jacinto, Traposos, Doctor Paúl y El Chorro. Le gustaba la esquina de El Chorro por su leyenda. Dos hermanos -Agustín y Juan Pérez- quienes en tiempos de independencia y originarios de las islas Canarias (de mis ancestros), que vivían en esa esquina donde preparaban un ‘guarapo’, con azúcar morena, papelón y limón, que dispensaban por poleas y “tazones” por un canal. Sana picardía y creatividad criolla.  

Así somos rumanos y venezolanos. Un chorro costumbrista de gentilicio preñado de poleas ciudadanas que beben un guarapo llamado dignidad. Valor superior libertario, sanamente salvaje por indomable que grava capitulaciones.

Bucarest. Sus fachadas, calles, plazas y avenidas me trasladaron a casa y detonaron todas mis nostalgias… Contemplando al tope de su inmenso Parlamento -cielo azul de fondo- veo el serpenteo del amarillo, azul y rojo -vertical- de la bandera rumana. Súbitamente me viene la imagen de nuestro tricolor (horizontal) ondeando en la cúpula del Palacio Federal Legislativo, donde visualizo el alumbramiento de la nueva democracia y la Venezuela que viene.

Así lo sentí en Bucarest. Porque los pueblos no capitulan…

* Embajador de Venezuela en Canadá.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Rumanía reconoce a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela

El presidente de Rumanía, Klaus Iohannis, -cuyo país preside este semestre el Consejo de la Unión Europea (UE)- reconoció hoy al líder opositor Juan Guaidó como jefe de Estado interino de Venezuela.

«Klaus Iohannis, como responsable de las decisiones de política exterior de Rumanía (…), ha decidido reconocer a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela», indica un comunicado del jefe del Estado rumano.

La nota señala que la decisión se tomó después de una «cuidadosa» consideración de la situación, tanto legal como política y diplomática, en la que se tuvo en cuenta que la mayoría de los Estados de la Unión Europea (UE) ya han dado ese paso, así como otros «importantes aliados en el área euroatlántica», en alusión a EEUU y Canadá.

El presidente también señala que Rumanía ocupa este semestre la presidencia del Consejo de la UE, lo que le obliga a adoptar «respuestas rápidas, bien fundadas y firmes» en política exterior.

El país balcánico se suma así a los más de 20 socios comunitarios que han reconocido a Guaidó como presidente interino de Venezuela con el objetivo de celebrar elecciones.

La UE ha impulsado también un grupo de contacto internacional, compuesto por países europeos y latinoamericanos, que busca crear las condiciones para que se puedan convocar esas nuevas elecciones «justas» y «libres».

Jesús Yajure Jul 29, 2017 | Actualizado hace 5 años
La caída del dictador

@albertoyajure

HACE FRÍO, ES 21 DE DICIEMBRE DE 1989, y Nicolae Ceaușescu pronuncia su último discurso. El dictador no lo sabe aún —ni siquiera lo intuye— pero cuatro días después será juzgado y ejecutado por los militares que todavía hoy le apoyan. Sus asesores han hecho enormes esfuerzos para llenar la plaza central de Bucarest. Miles de trabajadores han llegado en autobuses, como un rebaño coaccionado por el partido, desde las centrales industriales y fábricas.

Nicolae viste un abrigo negro. Le acompañan en el balcón su esposa Elena, sus guardaespaldas, y un grupo pequeño de dirigentes que conforma la cúpula del partido. En la plaza se observan pancartas, banderas rojas y grandes fotografías del “padre y la madre” del pueblo rumano. Tres días antes, los militares y la Securitate —la temida policía secreta— han disparado contra cientos de hombres, mujeres y niños en Timisoara, a 533 kilómetros de la capital. El discurso que pronuncia hoy el dictador busca apaciguar la revuelta.

“Queridos camaradas y amigos, ciudadanos de Bucarest, capital de la Rumania socialista. Permítanme enviar mis sinceros saludos revolucionarios a todos los que participan en esta gran demostración”, dice. La alocución es transmitida en vivo a todo el país. En muchos hogares no se han enterado aún del levantamiento de ciudadanos en las calles de Timisoara que fue sofocado tras la masacre.

 

No son tiempos buenos para Nicolae. Los rumanos padecen de hambre. Hambre de libertad y de sosiego. Los más afortunados han sobrevivido 42 años bajo una feroz y brutal dictadura. La intervención del Estado en cada aspecto de la vida de los ciudadanos —cuántos niños puede tener una familia, qué se lee en las escuelas, qué libros se publican, quién sale o entra en el país, qué se ve en la televisión, qué se imprime en los periódicos— ha sido fundamental en el colapso.

El endeudamiento había alcanzado niveles históricos, comprometiendo el futuro de varias generaciones de rumanos, pero Nicolae dio con una fórmula para pagar, de una vez por todas, la deuda externa. Ya ha enmendado la Constitución y ordenado que casi la totalidad de las cosechas y producción del país sea exportada hacia países acreedores. Paga afuera y mata a su gente adentro. El resultado es una hambruna descomunal y el empobrecimiento acelerado de la población.

En las calles, los comercios se han convertido en espacios oscuros, vacíos, con maniquíes paupérrimos que visten ropa gris y zapatos maltrechos confeccionados en serie. En las puertas se exhiben carteles con los rostros de los enemigos del Estado. Las largas colas para comprar alimentos se extienden a lo largo varias cuadras. El racionamiento se ha impuesto como método para el acceso a bienes básicos. En las plantas, los obreros comen pedazos de tocino que han envuelto en papel periódico, tienen que rasparlos un poco para quitarles la tinta. Prosperan el mercado negro y los funcionarios con privilegios.

En las cadenas de establecimientos regidos por el Estado se han congelado en grandes bloques de hielo las cabezas, patas y piezas de aves que se expenden al público. Las miradas se pierden en las bolsas que chorrean sangre por toda la calle. Muchos se preguntan: ¿Cuánto más alcanzará el bloque?

El adoctrinamiento ha permeado todas las áreas de la vida, especialmente en el lenguaje. En las escuelas, a los niños se les enseña que Nicolae y Elena son los padres de la gran familia rumana, que es la patria. Se paran rectos como velas y ladran como autómatas el nuevo himno nacional, que ahora tiene nueve estrofas. El dictador ha suprimido la navidad porque la considera una celebración occidental. Pero la nomenklatura sí conserva en sus hogares pinos vistosamente adornados, y en sus cocinas abundan artículos y alimentos traídos de contrabando desde occidente.

La Securitate es el segundo cuerpo de inteligencia más grande de Europa del este. Cuenta con miles de agentes, colaboradores e informantes en las calles y fábricas. Se ha extendido en el país el miedo colectivo. Los securist entran a los domicilios, instalan micrófonos, intervienen las comunicaciones, arrestan a poetas, escritores, críticos y disidentes. Interrogan constantemente, confiscan manuscritos y papeles, persiguen, agobian. No sorprende que al volver a casa del trabajo, una silla del comedor aparezca en la habitación o en el baño. La han dejado allí a propósito, para que se sepa que la Securitate le vigila.

El poder se ha ejercido con terror, con detenciones arbitrarias, torturas y asesinatos. Los disidentes han sido encarcelados o colgados por la policía política en sus viviendas. A otros tantos los han lanzado por una ventana o empujado a las vías del tren. En los informes se coloca “suicidio” con la anuencia de forenses en la nómina de los servicios secretos. No se permiten las autopsias.

Con sus leyes, el dictador ha colmado los cementerios. A los que intentan escapar huyendo por la frontera yugoslava se les persigue con perros de caza, los cuerpos destrozados son luego hallados por campesinos. A los que intentan desesperadamente cruzar a nado el Danubio se les dispara o se les tritura con las hélices de los botes para que sirvan de comida a los peces.

Al hospital de Timosoara han llegado más de 100 cadáveres con disparos. Los servicios secretos orquestan un apagón y aprovechan la oscuridad para sacar, ocultos en un camión frigorífico que trasladaba cerdos, cuarenta cuerpos que van a dar a fosas sin nombre en el cementerio de los pobres. El dictador lo sabe, pero hoy no hablará de eso.

En un instante, como un chasquido, cunde el pánico. Nicolae habla, pero la multitud habla más alto. Las primeras filas han sido reservadas para los más leales. Atrás, en el público, se gesta una rebelión. El dictador observa atónito, no puede entender lo que está ante sus ojos. Levanta el brazo para intentar calmar a la masa. Las cámaras dejan de transmitir durante unos segundos.

“Cálmense, cálmense”, repite al menos diez veces. Golpea el micrófono, exige que le escuchen, pero grandes grupos comienzan a abandonar la plaza, mientras otros braman “Ti-mo-so-ara”, la ciudad donde el gobierno abrió fuego contra los manifestantes. Elena interrumpe también, demanda orden. Las cámaras apuntan al cielo gris. “Camaradas, siéntense y cálmense”, grita Nicolae. “Qué es lo que pasa con ustedes”, increpa Elena. El dictador se queda sin habla en medio de una frase. Mueve su mano, estupefacto.

“Habla ahora”, le ordena Elena. Y Nicolae continúa: “Quiero destacar de nuevo que debemos demostrar fuerza y unidad por el bien de la independencia de Rumania, por la integridad y la soberanía”. Anuncia un aumento en 10% para las pensiones, las ayudas sociales también tendrán un alza, pasarán de 500 lei a 800 lei. Afirma que las medidas demuestran el fortalecimiento y crecimiento de la economía rumana.

Ahora viene a explicar la matanza en Timisoara: “Es claro que hay una acción conjunta de círculos que quieren destruir la integridad y soberanía de Rumania para detener la construcción del socialismo, para de nuevo poner a nuestra nación bajo la dominación extranjera”. Habla del pasado, de las gestas heroicas de hace más de dos décadas. Pide a los hambrientos que actúen con unidad y firmeza.

“Debemos actuar con fuerza contra cualquiera que intente debilitar la unidad de nuestra nación, porque ellos están del lado de los imperialistas y de varios servicios de inteligencia que buscan dividir a Rumania, para esclavizar de nuevo al pueblo”, machaca aferrado al poder. Sus guardaespaldas lo resguardan dentro del edificio. Pero al dictador se le han visto las cartas, ha mostrado su debilidad.

Al día siguiente, el alzamiento se extiende en las ciudades. El ministro de defensa muere en extrañas circunstancias, con un tiro en el corazón. Nicolae asume el liderazgo de las fuerzas armadas. Los soldados, al sospechar que el ministro fue ejecutado, se suman a la rebelión. La sede del partido, desde donde habló el dictador, es asaltada por civiles. Los rumanos descubrirán que mientras el pueblo moría de hambre, en el palacio presidencial había grifería y juegos de cubiertos de oro.

Nicolae y Elena suben con sus guardaespaldas a la azotea del edificio central del partido. Logran abordar un helicóptero. Escapan en el último minuto de la ira de una muchedumbre que ya se abrió paso por los salones. Son capturados luego y procesados en un juicio sumario. “Es mentira que hice morir de hambre a la gente”, dice Nicolae en su defensa. Tras 90 minutos, ambos son condenados a pena de muerte el día de Navidad de 1989. Elena protesta, se rehúsa a que la aten de brazos, grita y amenaza. “No nos aten, no nos ofendan… No me toques. Pero si yo te he criado como una madre”, dice a un soldado. Ambos piden morir juntos. Nicolae repite una y otra vez: “Vergüenza, vergüenza, vergüenza”.

Uno de los soldados que lo conduce a la muerte le responde: “Nadie puede ayudarle ahora”.

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El dictador Nicolae Ceauşescu y su esposa Elena fueron fusilados por crímenes contra el pueblo rumano el 25 de diciembre de 1989

¡Sí saldremos de esto…! , por Orlando Viera-Blanco

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“Pero los primeros en creerlo, tenemos que ser nosotros mismos… Venezuela no será la excepción.” 

La violencia indebida con la cual ha arremetido el gobierno está incitando una confrontación civil sin precedentes en nuestro país. La gran pregunta que todos nos hacemos no es sólo hasta dónde llegará el gobierno en su represión (que es ilimitada), sino cuando culminará esta oscura etapa de exterminio, mortandad, saqueo y despojo ciudadano.

La historia nos da luces sobre qué sucede cuando las sociedades son ultrajadas y llevadas al límite, por dictadores y ocupaciones criminales. Los desenlaces son igualmente gendarmes, súbitos y violentos. Este fue el caso de Nicolae Ceausescu en Rumanía (1989), de Slobodan Milošević, el dictador de la antigua de Yugoslavia (2000) o de Manuel Noriega en Panamá (1989). Tres dictadores que no los elijo por casualidad, porque cada caso, amén de las brechas culturales, registra similitudes muy notorias respecto a lo que ocurre en Venezuela.

El hombre fuerte de Bucarest, Ceaușescu -habiendo tenido Rumanía elevados precios del petróleo en los 70- puedo mantener cierta “autonomía” con el gobierno de Leonid Brezhnev de la Unión Soviética, bonanza que le permitió consolidar su partido comunista, incorporarse a la alianza del telón de acero, pero sin ser ocupado militarmente. De ser un país agricultor e industrializado, pronto, debido a la aplicación del programa de sistematización y Securetate, lo convierten en un país improductivo, escaseado, hambreado y subyugado por los controles del Estado. A finales de los 80 el pueblo rumano se levanta en contra del dictador tras la matanza de Timisoara, extendiendo la rebelión a Bucarest. El Frente de Salvación Nacional (FSN) se va a la calle, y el 22D/ 1989, días después del genocidio de Timisoara, las FFAA le quitan el apoyo y obediencia al mandatario. Ceaușescu y su esposa tratan de escapar en un helicóptero de la policía nacional rumana, pero es obligado a aterrizar a las afueras de Bucarest, siendo encarcelado y juzgado sumarialmente por una junta militar.

Milošević, el carnicero de los Balcanes, propició la desintegración de la Republica Federal Socialista de Yugoslavia, devenida de enfrentamientos territoriales (Serbia, Bosnia y Herzegovina, Croatia), que los llevaron a una guerra fratricida. Milošević no participa del acuerdo de paz Dayton de 1995. Lo acusan de fraude las elecciones serbias municipales de 1996, y sale del poder un año más tarde tras fuertes protestas. Milošević es enjuiciado por un tribunal penal Yugoslavo, pero sin agotar los procedimientos de extradición, pacta su entrega y es llevado a la CPI de la Haya, donde es acusado por delito de lesa humanidad, genocidio, apartheid y exterminio selectivo. El dictador serbio muere en el centro de detención del tribunal penal en Scheveningen, antes de ejecutarse la sentencia por causa de un ataque al corazón. Aun se especula sobre la verdadera razón de su muerte.

Manuel Noriega, comandante de la FFAA de defensa de Panamá, 1983-1989, levanta la indignación del pueblo panameño tras el asesinato del médico opositor Hugo Spadafora (1985), quien acusó al dictador de vínculos con el narcotráfico. La crisis llega a tope cuando en mayo de 1989, Guillermo Endara arrasa en las elecciones, pero son desconocidas y anuladas por Noriega, “por injerencia extranjera”. Entretanto Noriega fue enjuiciado por tráfico de drogas por el Juzgado Federal del Distrito Sur del Estado de Florida, expediente que fue levantado en buena parte gracias a las confesiones recogidas del traficante Carlos Lehder. Noriega enfrentó a EEUU restringiendo el comercio y vulnerando sus intereses en el Canal de Panamá. El presidente Bush al ver afectado los intereses americanos en el istmo, decide su operación “Causa Justa” (Just cause) que da con la captura del gendarme panameño. El 19D/1989 -llegada la media noche- las Fuerzas Aéreas militares americanas bombardean Ciudad de Panamá, conduciendo el traslado de Noriega a EEUU, donde es enjuiciado y condenado a 40 años de prisión. Noriega -a quien le encontraron joyas y más de 8MM de dólares en efectivo en su residencia presidencial- después de cumplir condena en EEUU- es trasladado a Francia para pagar cárcel por lavado de dinero, y finalmente regresa a Panamá, donde falleció en absoluta soledad, producto de un tumor cerebral.

No cabe duda que las sociedades cualquiera que sea su cultura o linaje, pulsan las salidas de sus tiranos y represores. Igual ha sucedido en países centro-africanos, asiáticos o las primaveras árabes …Venezuela no será la excepción. A lo interno debemos cuidarnos de nuestra anémica perplejidad y reactiva indefensión vicariante, que transforma cualquier hecho favorable a la causa libertaria, en una conspiración. Decir que el G2 cubano ha sido el dramaturgo de «los guiones» del 11A/ 2002, de la victoria de 2007, de las alianzas imbatibles entre chinos, rusos, iraníes o colombianos; del desmarque de la FGR o del sobrevuelan del Cap. Oscar Pérez, a quienes convertimos en un robocop de inspiración antillana, son babiecadas que fragmentan el espíritu de lucha y enaltecen torpemente la neutralización.

Esto se va a acabar. La historia y los pueblos así lo sentencian. ¡Si saldremos de esto! Pero los primeros en creerlo, tenemos que ser nosotros mismos…

@ovierablanco

Cuando la televisión derrumbó al comunismo, por Milos Alcalay

Rumania-caida

Sergio Dahbar comenta  en su columna del 23 de abril la epopeya del pueblo Rumano en rechazo silencioso al totalitarismo represivo del estalinismo balcánico en el país latino de Europa Oriental,  al referirse al documental  presentado por Nestflix  que relata  cómo desde 1985 un número cada vez mayor  de televidentes clandestinos de Bucarest,  Brasov, Timisoara, Constanza, se arriesgaban para desplazarse  ficticiamente fuera de Rumania en sus anhelos por alcanzar la libertad.

En una sala minúscula atiborrada de espectadores en un apartamento cualquiera, se daban cita secreta profesionales de diferentes formaciones, ancianos, jóvenes, niños  para escapar de la pesadilla de un régimen  que  se creía eterno. Cada uno de esos televidentes volcaron sus sueños por la libertad  dándole utilidad a sus ociosos televisores. Los “dignificados” del “paraíso comunista” a quienes no se les permitía protestar, no se les podía prohibir el poder soñar . Por eso se arriesgaban: estaban cansados de presenciar  el culto a la personalidad de Ceauseuscu y las falsas maravillas pregonadas por el régimen totalitario transmitidas por el único canal: el del Estado. Era la forma también de evadir  tanta propaganda y tantas mentiras  transmitidas diariamente durante dos horas monótonas y reiterativas. Prefirieron arriesgarse  y  usar su televisor para darle rienda suelta a la magia del VHS-  y olvidarse del sufrimiento de las interminables colas, de los salarios miserables, de viviendas inadecuadas, de servicios médicos colapsados, de penurias por el desabastecimiento, de racionamiento de electricidad, y tantas otras limitaciones acumuladas por una “revolución fracasada e inútil” En las películas se escuchaba la voz de la traductora Irina Nestor que traducía a todos los actores con una sola voz monótona, pero que les sonaba a gloria, ya que los televidentes  se transportaban  con la valentía contra el dragón rojo  que enfrentaban valientes héroes  como Rocky o Rambo  o luchadores contra la corrupción como Jean Claude Van Damme o Chuk Norris. Miles de películas se reproducían una y otras vez, mientras que la temible securitate, allanaba los apartamentos para llevarse las video-grabadoras y las películas piratas para sumarse ellos también, al deleite de fines del Siglo XX sin consignar ante sus superiores los aparatos “expropiados”. Pero la historia no termina allí. Pocos años más tarde, nuevamente es la Televisión Rumana la que transmite en vivo y en directo  la valentía de los manifestantes que supieron enfrentarse al mayor aparato represivo de los países del Pacto de Varsovia repudiaron en la Plaza Unirea al dictador Nicolas y a su esposa Helena. La masacre hizo que los militares y fuerzas policiales se unieran al pueblo, segudio por el trágico juicio que los condenó a la pena máxima, siendo transmitido por la Radio y Televisión Rumana.

La formación del Gobierno Provisional de Salvación Nacional escogió como sede inicial de los encuentros de exiliados, ex presos políticos y dirigentes marginados del Partido Comunista a la sede de la Televisión Rumana que  se dedicó a transmitir de manera interminable una catarata de intervenciones de los nuevos dirigentes. Por allí desfilaron los políticos mas divergentes:  Ion Iliescu, Petre Roman, Radu Campeanu, Coposu, Mazili. Ellos fueron los actores que  protagonizaron la etapa histórica CUANDO LA TELEVISION DERRUMBO AL COMUNISMO.

@milosalcalay

Abr 23, 2016 | Actualizado hace 8 años
Como acabar con el comunismo por Sergio Dahbar

IrinaNístor

 

Hasta la fecha nunca había oído la curiosa teoría sobre cómo el actor y campeón de artes marciales Chuck Norris (héroe de películas americanas clase B) venció al comunismo en Rumania. Parece una de esas ideas brillantes que suele disparar Pedro Carreño cuando quiere que la tierna grada chavista se entusiasme y pida sangre.

Es un documental -coproducción británica, alemana y rumana- dirigido por Ilinca Cálugáreanu: Chuck Norris contra el comunismo. Y lejos de ser un desatino, se trata de una obra importante, que puede verse entre las novedades que ha colgado la empresa Netflix. Antes, este trabajo fue presentado en el festival de cine de Sundance.

¿Qué es lo que cuenta Ilinca Cálugáreanu en esta película que se ha instalado en los grandes certámenes de documentales del mundo (Hotdocs, Toronto, Canadá) como una referencia ineludible?

Dos cosas fundamentales: una, que en momentos autoritarios de censura a la libertad de expresión la gente se las ingenia para ver lo que está prohibido. No importa las trabas que les pongan por delante.

Y dos (quizás pueda sonar a un lugar común): el cine es una vía de escape para huir de unas vidas cotidianas miserables; es una forma de encontrar la libertad que no respiramos a diario; es un espacio para dejar ir tensiones y dificultades.

¿Cuál es el contexto de Chuck Norris contra el comunismo? En 1967 apareció Nicolae Ceauşescu. Al principio fue percibido como un político independiente (y dictatorial): promovió la disolución del Pacto de Varsovia. Fue crítico con las intervenciones de Checoslovaquia y Afganistán.

Pronto se aisló de Occidente y encontró un modelo a imitar en Corea del Norte, con su culto a la personalidad. En los años ochenta intentó acabar con la deuda externa a través del método de la  «racionalización».

Comenzaron a desaparecer artículos de primera necesidad como la carne, la leche, los huevos, el agua corriente y la luz eléctrica. No tardó en incendiarse el país. Brasov, primero, y luego Timişoara, fueron el caldo de cultivo de la rebelión que arrasó con el gobierno. Nicolae Ceauşescu perdió el apoyo del ejército y fue ejecutado en navidad con su esposa.

En los años ochenta la libertad de expresión había llegado a su peor momento: el canal del estado sólo disponía de dos horas al día para difundir mensajes políticos. Un empresario, Teodor Zamfir, se aprovecha de los sobornos para ingresar 7000 películas americanas en vhs. Y contrata a la verdadera heroína de esta historia, la traductora Irina Nístor.

Nadie conocía a Nístor y por eso quizás creían que era un personaje misterioso, una mujer glamorosa que estaba relacionada con el mundo del cine. Era la voz de Julia Roberts en Mujer bonita, pero también le ponía personalidad a Richard Gere. Entre esas producciones, comenzaron a aparecer las de Silvester Stallone, Chuck Norris y Jean Claude Van Damme, donde estas estrellas luchaban contra gobiernos rojos corruptos y déspotas.

Viendo este documental, no me queda claro que Chuck Norris haya vencido a Nicolae Ceauşescu. Como el modelo que representaba, era ineficiente y obsoleto, y sus propios compañeros –sabiendo que debían sacarlo del medio para salvarse- lo eliminaron.

Pero el cine clandestino en vhs, doblado por la misteriosa voz de Irina Nístor, abrió una ventana de renovación en ciudadanos que no resistían más censuras.

Ilinca Cálugáreanu recoge testimonios estupendos, como unas ancianas que cuentan que la primera película que vieron fue El último tango en París. Ellas perdieron la cabeza igual que María Schneider. Y otro joven que al descubrir en la adolescencia al primer Rambo, comenzó a beber huevos crudos en la mañana y a correr por las calles de Timişoara como si fuera el semental Stallone.

@sdahbar

Unión Europea acuerda el reparto de 120.000 refugiados con cuatro países en contra

siriosrefugiados

 

La UE quería consenso y hubo división. Quería solidaridad y encontró un enquistamiento político. Quería un acuerdo para el reparto de 120.000 refugiadosen los dos próximos años entre los Estados Miembros y al final lo logró, pero a un precio muy alto. El Consejo de Ministros de Interior europeos, reunido en Bruselas, ha aprobado el Plan de la Comisión, pero con el voto en contra de Hungría, Rumanía, República Checa y Eslovaquia.

Los embajadores de los 28 ante la Unión se reunieron el fin de semana, el lunes y el martes hasta el último minuto, pero sin lograr el deseado consenso. Los ministros llegaron al encuentro sabiendo que el texto unánime era imposible, por lo que trataron de firmar el mal menor. El objetivo era no tener que votar para no transmitir la sensación de división, pero fracasaron también en eso.

Lograron que Letonia y Polonia, muy críticas, dieran un paso atrás al final, pero ni Budapest, ni Praga, ni Bratislava ni Bucarest dieron su brazo a torcer. Su problema no era tanto las cuotas que les corresponden a cada uno, que también, sino la forma. No quieren el modelo de reparto, no quieren que sea obligatorio, no quieren refugiados musulmanes.

Tras una primera ronda de deliberaciones quedó claro que no iba a ver cesiones y que habría cinco grandes detractores. Hubo una pausa, a petición polaca, para consultas. Y tras el final del receso se votó. Ganó la mayoría cualificada del sí, pues todos los demás -salvo Finlandia, que se abstuvo y Polonia que cambió de bando- aceptaron el texto modificado de esta mañana.

Las condiciones en todo caso han cambiado. La primera idea era distribuir a 120.000 personas desde Hungría, Italia y Grecia. Pero Viktor Orban ha sido inflexible y no quiere el formato, por lo que cambia completamente el esquema. En una primera fase, inmediata, se redistribuirán 66.000 refugiados desde Italia (15.600) y Grecia (50.400). Los 54.000 que le correspondían a Hungría quedan pendientes para una segunda fase. No se abandonan ni se cancela el plan. Se crea una especie de fondo de reserva y si ningún otro país se encuentra en las próximas fechas en una situación de emergencia humanitaria, los 54.000 serán repartidos también desde Grecia e Italia, por lo que la cifra de 120.000 (más los 60.000 ya aprobados en julio) se mantiene intacta.

 

Acuerdo de mínimos

Es un acuerdo de mínimos. Insuficiente para muchos países, porque cada día llegan miles de persona por mar y tierra. Y que deja para la cumbre del miércoles, con los jefes de Estado y de Gobierno, el gran debate político: ¿qué pasa con Europa? Se ha resuelto, mal, la primera parte. Pero esa, al final, será la fácil. Queda arreglar el problema generado, con controles fronterizos reestablecidos, suspensiones temporales de Schengen, una amenaza de expediente a Italia y Grecia por no cumplir su obligación y no tomar los datos de todos las personas que cruzan sus fronteras o tocan tierra y los detalles de cómo se reforzarán los bordes exteriores de la UE y quién hará las devoluciones de los inmigrantes que no tengan derecho a asilo. Deben hablar del papel de Turquía, de la reforma de las reglas del Acuerdo de Dublín que ahora fijan las normas de asilo y recibiendo. Por no hablar de quién pagará la factura.

El cambio de mecanismo, sin el alivio para Hungría, supone también un pequeño retoque en las cifras de reparto. Por ejemplo, de los 66.000 a España le corresponden 6.127 de los griegos y 1.896 de los italianos, un total de 8.023 en esta primera fase (el total solicitado y aceptado es de 14.931). El resto, la parte correspondiente, será igualmente proporcional en la segunda fase. La diferencia es que Hungría, por ejemplo, tendrá que asumir 1.294 refugiados en total en esta fase. Los checos 1.591. Los eslovacos 802 y los rumanos 2.475.

 

¿Cuáles son las contrapartidas?

Porque las hay, claro. El ministro alemán, Thomas De Maziere, lo explicó al terminar: «Los refugiados deben permanecer en el país que acepte su asilo». Si son sorprendidos moviéndose a otros se les podría incluso pedir que abandonen la UE. Porque para compensar a los más reacios al asilo ha habido que endurecer el mensaje. Los inmigrantes económicos deben ser devueltos a su país de origen inmediatamente, porque no tienen derecho al asilo. Y a los que sí quieren enviarles el mensaje de que pueden perder las prestaciones sociales, e incluso el derecho a quedarse, si incumplen las normas.

El bloque del Este, los países de Visegrado, se fracturó al final. El ministro checo, Milan Chovanec, en un delirante tuit con un emoticono de cara triste incluido, reprochó a sus colegas polacos la ‘deserción’ del último momento, cuando decidieron votar sí. Pero la principal duda que han puesto sobre la mesa sigue ahí: ¿ahora qué? Se acogen a 120.000 refugiados más, pero según los datos de Eurostat, al 30 de junio de este año había más de medio millón de personas esperando que se resuelva su petición de asilo.