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Roberto Briceño Leon

Roberto Briceño-León fue designado miembro de la Academia de Ciencias de América Latina
El profesor titular de la Universidad Central de Venezuela y director del Laboratorio de Ciencias Sociales es el primer sociólogo que se suma a esta institución, en la que hay 309 miembros de 17 países

El investigador venezolano Roberto Briceño-León, profesor titular de la Universidad Central de Venezuela y director del Laboratorio de Ciencias Sociales (LACSO), fue designado como miembro vitalicio de la Academia de Ciencias de América Latina (ACAL) y es el primer sociólogo que ocupa un lugar en sus filas.

La Academia de Ciencias de América Latina es una institución dedicada al cultivo de las ciencias, cuyos miembros son seleccionados entre científicos destacados por la alta calidad de su labor de investigación y por su dedicación al servicio de los fines de la ACAL. Tiene en la actualidad 309 miembros de 17 países y casi la totalidad de ellos provienen de las matemáticas, biología, química, física y medicina.

Roberto Briceño- León es, además, fundador del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) y en la actualidad es profesor visitante en la Universidad Federal de Ceará, en Brasil.

La escogencia tiene su razón de ser en el trabajo que desde hace más de 40 años viene realizando el profesor Briceño-León en el campo sociológico. La Academia destaca que en su área de trabajo se resaltan dos líneas de investigación: la primera es la sociología de la salud, sobre las condiciones sociales que facilitan o restringen la difusión o control de las enfermedades transmitidas por vectores. La segunda es la sociología de la violencia, como una dimensión de la interacción humana que va más allá de la definición criminal del delito.

Es en esta última área en la que ha afianzado sus investigaciones en los últimos 25 años y ha logrado mostrar al país y al mundo una completa radiografía del comportamiento de la violencia en Venezuela. Toda esta realidad ha quedado plasmada en libros, artículos científicos e investigaciones.

 

Briceño-León fue miembro del Comité Ejecutivo de la International Sociological Association, entre 1994 y 2002. Además, fue coordinador mundial del International Forum for Social Sciences and Health, entre 1998 y 2003. Integró el Comité Asesor de Investigaciones de Salud (CAIS) de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Washington y de variados comités de Investigación básica y aplicada de la Organización Mundial de Salud (OMS) en Ginebra. Tiene más de 200 artículos científicos y 26 libros publicados, que hablan de la larga y fructífera trayectoria del profesor Roberto Briceño-León.

*También puede leer: #MonitorDeVíctimasCaracas | 3 muertos, una policía herida y 33 presos en operativo de la PNB

OVV documenta 11.081 muertes por causas violentas durante 2021 en Venezuela
El Observatorio Venezolano de Violencia reveló que las cinco entidades del país con las tasas más altas de violencia durante 2021 fueron Distrito Capital con 77,9 muertes violentas por cada 100.000 habitantes, Miranda con 64,1, Bolívar con 56,8, Delta Amacuro con 52,1 y Aragua con 50,8

 

Un estimado de 11.081 personas fallecieron por causas violentas en Venezuela durante el 2021, así lo informó este martes la ONG Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) durante la presentación de su informe anual.

«Un estimado de 11.081 personas fallecieron por causas violentas en el país durante 2021, (tasa de 40,9 por cada 100.000 mil habitantes)«, dijo la ONG en Twitter, citando su informe.

Detalló que, de la cifra total, 3.112 de las muertes fueron homicidios, 4.003 «muertes en averiguación», 2.332 por «resistencia a la autoridad» y 1.634 son consideradas desapariciones.

Además, el observatorio reveló que las cinco entidades del país con las tasas más altas de violencia durante 2021 fueron Distrito Capital con 77,9 muertes violentas por cada 100.000 habitantes, Miranda con 64,1, Bolívar con 56,8, Delta Amacuro con 52,1 y Aragua con 50,8.

Los datos fueron presentados por el director de la organización, Roberto Briceño-León, quien los comparó con las cifras del año pasado, cuando la ONG registró 11.891 muertes violentas.

“Los homicidios se redujeron por la parálisis de la economía, por el dominio cada vez mayor de territorios por el crimen organizado que regula o pone coto a los asesinatos”, aclaró Briceño-León.

Destacó que los datos presentados dejan ver que “Venezuela se ubica junto a Honduras, como los países más violentos de América Latina durante 2021, de acuerdo a las estimaciones de los especialistas».

Para el levantamiento de esta información, la ONG trabaja a través de una red de 15 equipos en 10 universidades del país que monitorean datos e información, además de producir, analizar y difundir conocimientos sobre la magnitud, riesgo e impacto social de la violencia en Venezuela.

En septiembre, el OVV, en conjunto la organización Centros Comunitarios de Aprendizajes (Cecodap), presentó un informe en el que detalló que entre 2017 y 2019 tuvieron lugar 3.738 muertes violentas de menores de edad.

«(Un total de) 3.738 muertes violentas de niños, niñas y adolescentes (ocurrieron) entre 2017 y 2019. De esta cifra de fallecidos, 917 (24,5 %) eran niños y niñas, y 2.821 (75,5 %) eran adolescentes», explicó la organización en el documento.

Los que no se rinden | La violencia de género es otra pandemia
El Observatorio Venezolano de Violencia registró 186 casos en el primer trimestre de 2021 
De acuerdo a  la ONG, el encierro potencia eventuales conductas inapropiadas 
La cuarentena trajo consigo nuevas modalidades de delitos como los robos y hurtos a residencias

@franzambranor

La violencia de género se incrementó de forma exponencial durante los primeros doce meses de la pandemia de acuerdo a cifras recabadas por el Observatorio Venezolano de la Violencia.

Durante el primer trimestre de 2021, los delitos contra la mujer pasaron de 45 en el mes de enero, a 67 en febrero y 74 en marzo. Para el primer semestre de 2020, el OVV registró un promedio de 13 casos al mes, mientras que para el segundo la cifra se elevó a 24. 

El OVV informó que el año pasado los estados donde se contabilizaron mayor número de casos de violencia de género fueron Aragua, Bolívar, Distrito Capital, Lara, Mérida, Monagas, Táchira y Zulia, mientras que en 2021 continuaron con esta línea ascendente Distrito Capital, Mérida, Zulia, Lara y Monagas y se sumaron Carabobo, Amazonas y Portuguesa.  

En el primer trimestre de 2021, 14% de la violencia registrada en el Observatorio de Lara fue de género. 

“Todo indica que en muchos casos el confinamiento sí tiene que ver con esa propensión aludida. Al hombre le ha tocado pasar mucho más tiempo en el hogar con su familia, donde en algunos casos y por diversas razones, esta situación ha tenido un carácter permanente”, dijo Roberto Briceño León, director del Observatorio Venezolano de la Violencia. 

Para el experto en materia criminalística, el problema no es el hecho de que el hombre pase más tiempo en casa “encerrado” con su familia, sino que si existen conductas inapropiadas recurrentes o antecedentes de actos violentos en la mayoría de los casos contra su pareja.   

El escenario se complica aún más si entra en juego el consumo de sustancias psicoactivas como el alcohol o estupefacientes, factores que con frecuencia están presentes en innumerables casos de violencia de género. En otras palabras, el encierro aumenta la tensión y entonces el hogar se convierte en un lugar no seguro para las mujeres cuando se encuentran confinadas con sus agresores”, sostuvo Briceño León. 

Para Briceño León no solo la pandemia potencia el flagelo de la violencia de género, la crisis humanitaria compleja por la que atraviesa Venezuela contribuye a un ambiente hostil. Por ejemplo, la carencia de recursos económicos o la de alimentos en el hogar, la propia competencia por la poca disponibilidad de alimentos puede ocasionar conflictos cuando no hay nada que comer”.

Asimismo la situación de los servicios públicos acentúa la impotencia e irritabilidad en los hogares. Sobre todo el de la electricidad o el gas doméstico, eso también genera fuertes presiones sobre los miembros familiares; y ni hablar de la disponibilidad de gasolina o gasoil para poder movilizarse, bien sea por medio de vehículo particular o en transporte público. Hay miedo, frustración, intolerancia, irritabilidad, preocupación, angustia, entre muchos otros, y si no se logran manejar bien entre todos, entonces el ambiente familiar podría tornarse agresivo o violento, principalmente en familias donde exista violencia de género”. 

Briceño León denunció que esta realidad no ha sido atendida correctamente por el Estado. Durante la pandemia han sido frecuentes los casos de mujeres que denunciaron a agresores ante las instituciones competentes y no hubo respuestas sino cuando el asesinato ocurre”. 

OVV: Venezuela ha sido azotada por dos epidemias, la Covid-19 y la violencia

Hogares son los nuevos blancos

De acuerdo al OVV, la cuarentena a raíz del coronavirus trajo consigo nuevas modalidades de delitos como los robos y hurtos a residencias.

“No solo en Venezuela sino en el mundo. Las familias pasaron a ser víctimas con mayor frecuencia del hurto de comida, tanques de agua, bombonas, entre otras cosas en sus viviendas. Algunos de los mecanismos de organización de las pandillas en el barrio cambiaron, ahora el delincuente aumentó sus acciones delictivas en su propia zona de residencia”, dijo Briceño León.

El director del OVV también señaló que la violencia policial no fue la excepción. Con la excusa de mantener confinada a la población se han cometido diversas violaciones a los derechos humanos. Durante 2020 los cuerpos policiales asesinaron a más personas que el propio crimen organizado”. 

Briceño León indicó que después de la masacre de La Vega en enero de 2021, donde las Fuerzas de Acciones Especiales de la Policía Nacional Bolivariana (Faes) mataron a 23 personas, ha habido una desaceleración en las acciones de este grupo. 

De acuerdo al director del OVV, las Faes han tenido un impacto considerable en los grupos delincuenciales que a su vez han tenido que mutar en su forma de operar. Actúan más sobre los individuos aislados porque el crimen organizado tiene unas vinculaciones que hacen mucho más compleja la actuación de las Faes frente a ellos por los costos que pueden tener, por las vinculaciones que pueden tener esos grupos con funcionarios u otros grupos de poder”. 

Por otro lado, aseveró que el gobierno ha renombrado a otros grupos policiales con el propósito de llevar a cabo las mismas acciones que las Faes y diluir la responsabilidad de esta. “Para lavar un poco el rostro de las Faes ante las acusaciones y las exigencias que los organismos internacionales han formulado”.  

Briceño León manifestó que las cifras de homicidio han disminuido, especialmente durante la pandemia, pero aún siguen siendo altas. Yo diría que el descenso fundamental tiene que ver con una disminución de las oportunidades del crimen y con una reorganización que los delincuentes han hecho alrededor de esa nueva situación en la cual los grupos de crimen organizado, que tienen una administración de la violencia mejor, más racional, son los que se han impuesto, y las pequeñas bandas, los grupos pequeños, los delincuentes individuales, pues han disminuido porque no tienen dónde actuar o, porque dada la situación, han tenido que, inclusive, irse del país”.        

Monagas y Guárico destacan 

Según el OVV, los estados Monagas y Guárico han tenido repuntes de violencia durante la pandemia. En 2020, en el estado Monagas se reportaron  49 muertes violentas por cada 100 mil habitantes, mientras que en Guárico la tasa fue de 48, ambas entidades se ubicaron en el sexto y séptimo puesto del ranking de estimación nacional elaborado por la organización. Entre los estados que han subido en la escala le siguen Carabobo (13), Trujillo (14), Nueva Esparta (20), Falcón (22) y Amazonas ( 24). 

En Monagas, lo mas frecuente son los homicidios intencionales e intentos de asesinato. Los móviles son ajuste de cuentas, venganza, sicariato y robos.Desde que inició la pandemia, la violencia de género hacia muchas mujeres monaguenses de diferentes procedencias sociales, ha cobrado importancia en la entidad y, en muchos casos, esta violencia ha alcanzado su máxima expresión, el femicidio”, sostuvo Briceño León. 

Aunque las tasas de muertes violentas tendieron a disminuir en los últimos meses de 2020, así como los enfrentamientos entre bandas redujeron su actividad, en Guárico se observó que los hechos violentos entre grupos persisten, desde las pandillas urbano-rurales hasta grupos armados no estatales. En la entidad llanera, igualmente son frecuentes los ataques a los diferentes eslabones del circuito agroalimentario. Se producen robos, extorsiones y secuestros por parte de grupos armados. La tasa de muertes por resistencia a la autoridad superó a la de homicidios en 18%.

Amazonas: tierra incógnita 

En Amazonas, la tasa de homicidios fue 2,8 veces mayor a la de resistencia a la autoridad (177% superior). En la entidad destacan la violencia convencional urbana y la vinculada a la actividad minera ilegal. Según el OVV, la situación geográfica (frontera con Colombia y Brasil) y las características físico-naturales (presencia de selvas con accidentes geográficos, lugares remotos y de difícil acceso, además de yacimientos minerales), conjugadas con la presencia de grupos irregulares armados, proyectan que los niveles de violencia en esta entidad están siendo subestimados. Solo los municipios Atures y Atabapo reportaron muertes violentas. La escasez de datos en el resto de los cinco municipios que conforman el estado tendrían que ver con la ausencia de autoridades competentes y las dificultades de comunicación y traslado.

En Carabobo, la tasa de homicidios y la de resistencia a la autoridad presentaron valores cercanos, 13,9 vs. 13,3, respectivamente. Los robos, secuestros, ajusticiamientos o venganza entre bandas rivales son los móviles principales de los homicidios, mientras que la violencia intrafamiliar también se ha tornado importante, sobre todo hacia las mujeres y niños.  

Trujillo, por su parte, cuenta con dos de los 10 municipios más violentos del país (de una totalidad de 335): Andrés Bello y la Ceiba. Dichos municipios han llegado a alcanzar cifras de tasas de muertes violentas superiores a 150, 200, 300 y 400 decesos por cada 100 mil habitantes. De acuerdo al OVV, la zona  cercana a la Costa Oriental del Lago de Maracaibo se ha convertido en un centro de operaciones de organizaciones criminales.

En Falcón, los principales móviles de los homicidios en orden de importancia fueron: ajuste de cuentas, robos, venganza, riñas penitenciarias y sicariato. 

Bandas con poder y sembrando terror

Para Roberto Briceño León, director del Observatorio Venezolano de la Violencia, en el territorio nacional existen nuevas soberanías, delimitadas por el control de la fuerza criminal de actores armados no estatales.

De allí la existencia de grupos criminales controlando poblaciones urbanas en las llamadas “zonas de paz” y organizaciones que han crecido ante la vista de los responsables de la seguridad ciudadana y hoy se encuentran enfrentadas al gobierno, como el caso de las bandas que operan en la Cota 905 de Caracas. 

La idea de que el poder se ejerce con la violencia y la necesidad de generar el miedo como emoción política adecuada para el control, devino en el siglo XXI, en una Venezuela altamente violenta e insegura”, aseveró Briceño León. 

El director del OVV indicó que paralelamente se ha procurado una gobernabilidad conjunta con colectivos y trasladado en mayor medida el esquema de conflictividad colombiano en Venezuela, debido a la propia alianza con la guerrilla que se tiene desde el gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez.  La proliferación de grupos guerrilleros ha aumentado en el país, así como su contraparte, los paramilitares. Las consecuencias de esta realidad son múltiples. Las más importantes son aquellas que inciden en la vida de los venezolanos, pero también existen otras no previstas por el gobierno que presionan sobre la estabilidad política de este y de la nación”. 

 

 

 

La corrupción y el crimen se dolarizaron en 2020
De acuerdo al Observatorio Venezolano de Violencia, los delincuentes no quieren saber nada de bolívares 

Todo el que pudo tasó en moneda extranjera su trabajo durante el 2020, incluyendo albañiles, empleadas domésticas, trabajadoras sexuales y hasta el crimen en Venezuela, según explica el informe anual del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), presentado el 30 de diciembre, en el cual se afirma que en el país hasta el delito se dolarizó.

 67 % de las transacciones económicas fueron hechas en divisas, por la pérdida de confianza en el bolívar, deja ver el documento del OVV, en el que además se expresa que con ello los extorsionadores comenzaron a cobrar en dólares a los comerciantes, al igual que algunos funcionarios policiales o militares que extorsionan en carreteras, y los secuestradores. También los ladrones cuando entran a una vivienda preguntan por las divisas.

Por otro lado, el director del OVV, Roberto Briceño León, explicó que en 2020 los delitos de las bandas pequeñas como el robo, el hurto y el secuestro se debilitaron, pero se fortaleció el crimen organizado y aumentaron las extorsiones en moneda extranjera a las pocas actividades económicas activas.

De acuerdo con las investigaciones del OVV, el confinamiento decretado en el país ocasionó que hubiera menos personas y más funcionarios en las calles, con un personal policial desconocido para las bandas.

 
La crisis empuja al venezolano al vacío
Hubo un incremento en la tasa de suicidio de 153% de 2015 a 2018 de acuerdo al Observatorio Venezolano de la Violencia
En 2020 van 94 muertes 

En 9,7 se ubicó la tasa de suicidios por cada 100 mil habitantes en Venezuela de acuerdo a un informe presentado este 30 de junio por el Observatorio Venezolano de Violencia.

Entre 2015 y 2018, el número de muertes autoinfligidas aumentó en un 153% de acuerdo a lo expuesto por el investigador Gustavo Paez.

Durante 2020 se han documentado 94 casos de suicidios

Los factores que han incidido en el alza son: aumento de la pobreza, la inflación y el hambre, especialmente en el último lustro según el OVV.

“Hay un agravamiento de la crisis caracterizado por el crecimiento de la población que vive en miseria, el aumento de los precios y la inseguridad alimentaria”, dijo Páez. 

El experto aseveró que en Venezuela nunca se habían registrado tasas tan altas. “En los 80 años de registro de estadística, jamas como las que hemos visto desde 2015”.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, Venezuela registro 1.143 suicidios en 2015, mientras que en 2018 la cifra rondo los 2.900.

Expuso Paez que entre 1950 y 2014 la tasa promedio fue de 4,4 por cada 100 mil habitantes, mientras que en el periodo 2010-2015 el aumento de los suicidios fue de 81%.

El informe determinó que el número de hombres suicidas es cuatro veces mayor a la de la mujer.

La principal forma de acabar la vida en Venezuela es el ahorcamiento, seguido por el envenenamiento y en más de la mitad de los casos hay trastornos mentales de por medio.

Fenómeno global

El director del Observatorio Venezolano de Violencia, Roberto Briceño León, sostuvo que en el año 2016 comenzaron a notar un ascenso en la cifra de suicidios y en 2017 notaron que respondía a una especie de patrón vinculado a un contexto social. 

“El suicidio implica una vergüenza social para familiares y amigos de las víctimas y algunos medios censuran estos hechos por temor de poder generar procesos de imitación”, dijo Briceño León.

El director del OVV aseveró que Venezuela solía ubicarse por debajo de la media mundial en cuanto a suicidios se refiere y que al principio los analistas de la violencia en el país no lo había tomado en cuenta por considerarlo un fenómeno con distintas aristas.   

Los Andes arriba

Mérida sigue acaparando el récord histórico en suicidios, pero Trujillo lidera la estadística en lo que va de 2020, mientras que Táchira está entre los primeros puestos.

Los investigadores del OVV desestimaron que se trate del clima y más bien adjudicaron esta constante a los “detonantes negativos” que ha tenido la crisis económica en la población.

“La crisis actual del país está detonando casos de suicidios en el 33 % de los registros”, dijo Gustavo Páez.

Aunque no llevan un balance de los intentos de suicidio, trascendió que en Mérida se pudieron contabilizar más de 200 conatos en los últimos cinco años. 

Las regiones con menor incidencia de casos son las más cercanas a Distrito Capital, Miranda y Vargas con tasas históricas entre 1,4 y 2,1 por cada 100.000 habitantes.

Los que no se rinden | OVV: El reto es vencer la censura
Desde hace 15 años, el Observatorio Venezolano de Violencia refleja cifras e historias de criminalidad en colaboración con las principales universidades del país para atender a personas que son víctimas de los distintos tipos de violencia

@franzambranor

Frente a la ausencia de una política de Estado dirigida al control y prevención de la delincuencia, el Observatorio Venezolano de Violencia se ha planteado desde 2005 articular planes y programas en materia de seguridad ciudadana.

El OVV se basa en cuatro derechos fundamentales: derecho a la vida, a la integridad personal, al acceso a la justicia y a la libertad y forma parte del Laboratorio de Ciencias Sociales (LACSO) 

La Organización No Gubernamental fue creada entre centros de investigación de ocho universidades nacionales, entre las que destacan la Universidad Central de Venezuela (UCV), la Universidad del Zulia (LUZ) y la Universidad Católica del Táchira (UCAT). 

En cada uno de sus informes anuales, esta ONG ofrece al venezolano datos sobre la violencia interpersonal en Venezuela. En 2019, por ejemplo, daban cuenta de 5286 casos de víctimas por resistencia a la autoridad y una tasa de más de 60 muertes violentas por cada 100 mil habitantes. La más alta de América Latina.

En Runrunes conversamos con su director, Roberto Briceño León para conocer con mayor propiedad los alcances de esta organización.  

-¿Cuál era el contexto histórico al momento de nacer la ONG y cuánto ha empeorado el entorno hasta ahora?

-El OVV surge después del paro petrolero, tras un período de conflicto político en Venezuela y en un momento en el cual hay una decisión de cerrar el acceso a las fuentes informativas del país y de iniciar un proceso de mayor control de los mecanismos de información. Nace con estas tres universidades, como una respuesta desde ellas, a la censura oficial de los datos sobre violencia y criminalidad, que tiene lugar a partir del 2004 y que se ve claramente establecida en el año 2005, cuando no se publican las cifras oficiales del año anterior, como por varios años se había hecho. 

A lo largo del tiempo, el OVV ha ido creciendo con la incorporación de otras universidades nacionales: la Universidad de Oriente (UDO), la Universidad Católica Andrés Bello de Guayana (UCAB-Guayana), la Universidad Centro-occidental Lisandro Alvarado (UCLA), la Universidad de Los Andes (ULA) y la Universidad de Carabobo, sede Aragua (UC-Aragua). En la actualidad cuenta con un total de ocho Observatorios Regionales en: Aragua, Bolívar, Lara, Mérida, Región Capital (Miranda y Distrito Capital), Sucre, Táchira y Zulia. 

El OVV nace en el marco de una situación de empeoramiento en el acceso a la información y en las condiciones de violencia. Justamente la censura en el país ocurre después que se había dado un incremento muy importante en los homicidios en los años 2002 y 2003; la tasa llegó prácticamente a duplicarse, en comparación con el momento del inicio del gobierno de Hugo Chávez. A partir de allí, lo que ha ocurrido en el país es un continuo empeoramiento de las condiciones de acceso a la información pública y el cierre de medios de comunicación, que han sido fuentes de información con las que el OVV ha venido trabajando. Sin embargo, a pesar de todas las restricciones, el OVV ha buscado cumplir con su misión, observando, analizando la situación de violencia en el país e informando a la sociedad.   

Protestas y detenciones arbitrarias en Aragua por escasez de gasolina      

-¿En qué áreas se desempeña la organización?

-El OVV recolecta, genera, analiza e interpreta datos e información de calidad sobre la violencia en Venezuela, en base a cuatro derechos fundamentales: el derecho a la vida, el derecho a la integridad personal, el derecho al acceso a la justicia y el derecho a la libertad.

El LACSO-OVV han trabajado en conjunto para construir una metodología confiable de estimación estadística de las muertes violentas en Venezuela, dadas las restricciones en la publicación y acceso de la estadística oficial de violencia. Gracias a este método, anualmente, se ha podido ofrecer a la sociedad venezolana, una cifra estimada de la cantidad de muertes violentas ocurridas en el país. 

-¿A qué se dedicaban los fundadores antes de crear esta ONG?

-Cuando surge el OVV, el grupo de investigadores del LACSO, del Instituto de Ciencias Penales de la UCV y del Instituto de Criminología de LUZ, tenía un proyecto de cooperación científica, financiado y apoyado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT) de Venezuela, para investigar sobre el tema de la violencia y criminalidad. Es por ello que, en un primer momento, lo que se hizo fue transformar ese grupo de investigadores en esta organización. 

De igual manera, ese equipo ya tenía la coordinación del grupo de trabajo latinoamericano sobre violencia y sociedad, del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO); había trabajado y publicado varios libros, pero pasó de ser sólo un proceso de investigación, a uno de observación pública, de defensa de los derechos y de acceso a la información y a la justicia en Venezuela.      

Desde el año 1995, el LACSO ha desarrollado estudios y aplicado encuestas a nivel nacional para medir la percepción que tienen los venezolanos y residentes en el país en torno al tema de la violencia e inseguridad ciudadana, desde las siguientes aristas: actitudes hacia la violencia, motivación al respeto, victimización, temor, inhibición, acciones extrajudiciales, protección a las personas, actuación de la policía, desempeño de las instituciones públicas, evaluación del gobierno, democracia, entre otras. 

Asimismo, se ha dedicado a la investigación de proyectos generales de sociología, que forman parte de cultura política, y de enfermedades transmisibles –prevención en Chagas, malaria y dengue-. También ha trabajado en encuestas comparativas internacionales.  

Trujillo tiene la mayor tasa de suicidios durante cuarentena

-¿Qué servicios ofrece?

-Asesoría, cooperación, investigación y análisis, tanto en el área específica de violencia, como en torno a las condiciones sociales que generan la conflictividad social y, por ende, la violencia. Los investigadores que conforman el OVV tienen capacidad para aplicar encuestas, hacer grupos focales y entrevistas a profundidad, hacer análisis de coyuntura, en las distintas áreas del país, en conjunto con las universidades nacionales, como con universidades a nivel mundial que integran las distintas redes de las cuales forma parte y participa. 

-¿Cuántas personas trabajan en la organización?

-En el LACSO-OVV trabajan 40 personas, entre los equipos central y regionales. Estos equipos están conformados, principalmente, por docentes-investigadores de distintas disciplinas científicas y humanísticas –son sociólogos, educadores, estadísticos, arquitectos, trabajadores sociales, médicos, abogados, geógrafos, criminólogos, entre otras- y periodistas. 

-¿Con quién tienen alianzas estratégicas?

Además de las alianzas estratégicas con las universidades mencionadas anteriormente, con las cuales el OVV ha establecido ocho sedes regionales, hemos tenido alianzas y desarrollado investigaciones conjuntas con el Centro Comunitario de Aprendizaje (CECODAP); Paz Activa; el Instituto de Investigaciones de Convivencia y Seguridad Ciudadana (INCOSEC); la UCAB, la UCV y la Universidad Simón Bolívar (USB) para la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), entre otras instituciones. 

-¿Cuáles son las mayores vulnerabilidades de las personas que atienden?

El OVV observa, se preocupa y atiende a las personas que son víctimas de los distintos tipos de violencia que hay en el país -interpersonal, autoinfligida, delincuencial, policial-; busca solidarizarse y hacer evidente y público su dolor, y busca, además, entender las condiciones por las cuales ocurren tales violencias.  

OVV: Casi la mitad de las muertes violentas en Lara son ejecutadas por la FAES

-¿En qué zonas operan?

El OVV es una red nacional que opera en ocho estados del país: Aragua, Bolívar, Lara, Mérida, Región Capital (Miranda y Distrito Capital), Sucre, Táchira y Zulia, a través de sus Observatorios Regionales. Asimismo, monitorea y analiza eventos de la misma naturaleza en las entidades aledañas. 

En la actualidad, el OVV se está extendiendo a otros estados del país.  

-¿Cuentan con voluntariado y cómo pueden ayudar personas que estén interesadas en hacerlo?

El LACSO-OVV siempre ha estado vinculado con los estudiantes universitarios, quienes cooperan en la recolección de datos e información. Los interesados pueden ingresar a la Web (https://observatoriodeviolencia.org.ve/) y, en la sección Contactos, optar por el correo electrónico de sus sedes en Caracas o en regiones.  

-¿Cuáles son los mayores retos de la organización? ¿Las mayores amenazas?

Los mayores retos y amenazas de la organización tienen que ver con el incremento de la censura y las limitaciones para el ejercicio de la ciencia, para poder, de esta manera, comprender e informar sobre lo que realmente ocurre en el país en relación a la situación de violencia y criminalidad, y, en consecuencia, ayudar a prevenirla y evitar tantas muertes y heridos.  

-¿Un caso emblemático?

-El OVV ha significado una voz en el silencio durante todos los años de censura. Ha estado allí presente para evitar que la sociedad venezolana y el mundo no conozcan los datos y la información de lo que ocurre en el país, o que sólo se escuche la voz oficial y no las voces independientes que representan las universidades nacionales. 

Briceño León está convencido que la violencia puede ser prevenida y no es un destino que no se puede contrariar.

Migrantes venezolanos violentos son pocos, pero producen gran impacto

LA NOTICIA DE DESCUARTIZAMIENTO de dos ciudadanos en Perú presuntamente a manos de venezolanos, entre ellos dos mujeres, ha ocupado buena parte de la prensa latinoamericana, no solo por lo cruel del crimen, sino porque actos como ese atizan el rechazo creciente hacia los cada vez más migrantes que huyen de la crisis de Venezuela.

La prensa peruana quiso profundizar e ir más allá del registro noticioso. Acudió entonces a unos de los investigadores más acuciosos y productivos en los estudios de violencia en América Latina, el sociólogo Roberto Briceño-León, director del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) y del Laboratorio de Ciencias Sociales (LACSO).

La entrevista giró en torno al incremento de crímenes de gran impacto en Perú, protagonizados muchos de ellos por ciudadanos venezolanos que han emigrado para ese país. El periodista quería saber cuál es el perfil del criminal venezolano, su nivel de crueldad y las actividades delictivas en las que están inmersos. Más aún, quería conocer a qué se enfrentan las autoridades peruanas.

Lea el reportaje en El Comercio, Perú

Fuera del interrogatorio periodístico quedó el comportamiento de millones de venezolanos que han emigrado a diversos países del mundo, entre ellos Perú. Comportamiento que, por correcto, normal, pasa desapercibido para los medios de comunicación.

egún la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la cifra de migrantes venezolanos llega a 4 millones, siendo Colombia, Perú, Chile y Ecuador, los países que más connacionales han recibido en sus territorios. De ellos una minúscula cantidad, casi imperceptible en porcentajes, pero escandalosamente activa, sacude la prensa internacional por estar involucrada en actos violentos.

¿Por qué ocurren los descuartizamientos?

-El descuartizamiento es fundamentalmente un mensaje enviado a otras personas. Por supuesto que puede haber algunos casos en los cuales hay un componente patológico de ensañamiento, crueldad o de sadismo individual. A nosotros nos parece que los descuartizamientos son una acción racional que procura enviar un mensaje a otros.

¿Quiénes son esos otros?

-Sus víctimas o sus potenciales víctimas o, de una manera muy marcada, los cuerpos policiales o las bandas rivales. El descuartizamiento es un acto simbólico, es un ritual de la violencia que tiene un propósito comunicacional de enviar un mensaje y que ese mensaje tenga como consecuencia un mayor poder, una mayor respetabilidad para el grupo que cometió el descuartizamiento.

¿Puede usarse para escalar?

-Sí, en algunos momentos se utiliza para escalar dentro de las organizaciones, eso ocurre sobre todo en las organizaciones de una jerarquía importante: se da un mensaje a sus otros pares, también a los otros miembros de las bandas si no lo hacen en conjunto, es decir, es mostrar las agallas, los dientes afilados, es demostrar insensibilidad, que busca tener un efecto práctico para quien lo ejecuta.

¿Cómo es el delincuente venezolano?

-El delincuente venezolano tiene tres rasgos fundamentales: es joven, en general pudiéramos decir que está entre los 15 y los 30 años, porque después de los 30 años o está muerto o cambia en su forma de ejercer el delito o deja el delito o se dedica a ser menos violentos o a dirigir desde más lejos la acción delictiva.

La segunda característica es que es hombre. Si bien puede haber algunas mujeres, y recientemente hay una incorporación de ellas más alla de ser compañeras, en general tienden a ser hombres los que actúan en las bandas.
Y en tercer lugar, es pobre. Si bien es cierto que el 99% de los venezolanos pobres y el 99% de los que emigraron de Venezuela y que deben estar en Perú es gente honesta, hay un 1% del cual derivan estos delincuentes violentos. El delincuente violento viene de los sectores pobres.

Estos tres rasgos: joven, hombre y pobre, son quizás los mismos rasgos que uno encuentra en las víctimas del homicidio en Venezuela y eso lo hemos ido trabajando y mostrando en nuestros estudios.

Pandilla y bandas, dos extemos en el delito organizado
¿Cómo se organiza el delincuente en Venezuela?

-Las bandas en Venezuela tienen diversas formas de organización. En el libro Delito Organizado, Mercados ilegales y Democracia en Venezuela (Editorial Alfa, 2015) hice una clasificación de los grupos hamponiles y de las diferentes formas de organización que tienen. Grosso modo hay dos tipos:
• La pandilla de barrio, de esquina, de favela o de pueblo joven, como llaman allá en Perú, que controla ese territorio y que ejerce dominio, que por lo regular no roba en su propio barrio sino en las zonas aledañas, tiene un ejercicio incontrolado de la violencia; son bandas pequeñas que pueden tener cuatro, seis miembros, no muchos más, y que viven fundamentalmente del delito depredador, del robo, del hurto.
• Las bandas de crimen organizado, algunas de ellas con conexión internacional. Esas han podido llegar a tener muchísimos miembros, en un cálculo que hicimos en aquel momento una de las mayores bandas podía llegar a tener 600 miembros; es decir, era una organización muy fuerte, muy poderosa, que fundamentalmente vivía captando rentas y extorsión, tenía fuentes de ingresos permanentes, que pueden cometer en algún momento dado un delito depredador como un robo, pero que por lo regular trabajan con secuestros de personas, secuestros de bienes, extorsión y se dedican paralelamente a eso, a la venta de seguridad personal, al estilo de la mafia.
Son dos organizaciones completamente distintas. El armamento de la pandilla es pequeño, armas cortas. La banda, en cambio, tiene una forma mucho más sofisticada; tiene armas cortas, pero tiene igualmente armas largas, fusiles de asalto, incluso recientemente ha hecho uso muy continuo de las granadas, es decir, tiene una capacidad de fuego mucho más grande y letal. Eso da una diferencia importante en la violencia porque la pandilla tiende a usar la violencia de una manera más emocional, más circunstancial, a tener un control menor, una administración menor de la violencia. La banda organizada puede tener crueldades extremas, pero hay una racionalidad en el ejercicio de la violencia, es decir, tiene una mayor capacidad de administrar la violencia.

Yo tengo la impresión que muchos de los grupos que han emigrado y que generan esos fuertes enfrentamientos están actuando como las pandillas pequeñas, que usan la violencia de una manera fuerte e inmediata para intentar imponerse en un territorio, intentar generar un control del delito en una determinada área y, por lo tanto, tienen que demostrar mucha fuerza, mucha crueldad, es decir, mucho poderío.

¿Por qué muestran esos niveles tan altos de crueldad, como el descuartizamiento?

-Cuando yo comencé a hacer estudios sistemáticos en violencia para la Organización Panamericana de la Salud (OPS), hace 25 años, yo hacía la misma pregunta en relación a Colombia. Venezuela no era un país particularmente violento, aunque ya estaba en unos niveles altos de homicidios, pero nada que ver con la situación actual; en cambio, Colombia tenía una situación de muchísima más violencia histórica para aquel momento. Ahora la situación ha cambiado, Colombia no tiene el nivel de violencia que tiene Venezuela.

Pero me hiciste recordar porque era la misma pregunta que uno se hacía. Hoy puedo decir que hay diferencias sustantivas. En aquel momento, hace un cuarto de siglo, entrevisté a un colombiano al que le debían un dinero y él me dijo “ese fulano, ese paisano se salva porque estamos en Venezuela, si estuviéramos en Colombia ya yo le hubiera mandado alguien, ya yo lo hubiera mandado a matar”. Él entendía que el contexto social de Venezuela era distinto al de Colombia en ese momento.

Lo que ha cambiado en Venezuela esencialmente es el contexto social y político, una situación dramática de impunidad y de elogio a la violencia y a los violentos en los últimos veinte años.

¿Qué es lo que ha pasado en el país? Que estos jóvenes que hoy tienen veinte años y asesinan y descuartizan, tienen dos décadas viendo un crecimiento sostenido de la violencia, observándola, familiarizándose con ella, familiarizándose con la crueldad de una manera inmediata y continua, es cercana a ellos y eso les ha dado un rasgo fundamental que es cercanía, no extrañeza frente a la violencia, una suerte de normalización y de insensibilidad ante el dolor de la víctima.

Hay un segundo elemento que le ha dado este período a los individuos: el acostumbramiento a la violencia les permite un muy fácil y muy rápido pasaje al acto -así lo llamamos científicamente- es decir, el momento en el cual el deseo de hacerle daño a otra persona deja de ser una intencionalidad, una rabia, un odio y se convierte en una acción. Normalmente en otras sociedades esos deseos son mediados y limitados por un conjunto de ideas, nociones, valores, ética, temor de castigo. En Venezuela, esas mediaciones sociales se cayeron, se derrumbaron, por ello el pasaje al acto es muy cercano, muy pronto.

Un tercer elemento que explica el incremento de la crueldad en Venezuela es la impunidad. Los delincuentes sienten que no les va a pasar nada. En Venezuela la impunidad es gigantesca. Los cálculos que publicamos en un libro hace unos tres, cuatro años, era que de cada 100 homicidios que se cometían en el país, se detenían entre 8 y 9 personas, es decir, que en el 91 o 92% de los casos no había ni siquiera una detención. Esta situación no solo no ha cambiado, sino que probablemente puede haber aumentado.

Aunado a la impunidad, se encuentra otro factor: no hay discriminación en el castigo, es decir, para el delincuente robar o matar implica una pena más o menos similar en el país, no formalmente, no lo que establece la ley, sino lo que ocurre en la práctica. Entonces el delincuente no tiene ningún motivo para contenerse de asesinar. En otros lugares del mundo, en otras sociedades, el delincuente sí se cuida porque sabe que por un robo puede tener una pena, pero por un homicidio tendrá una pena muy superior y, por lo tanto, prefiere no pasar al acto y no llegar a cometer el homicidio.

Lo que no se ve

Briceño-León calcula que solo 1% de los migrantes venezolanos son delincuentes. Unos 40 mil individuos si tomamos en cuenta los 4 millones de venezolanos -estimados por los organismos internacionales- que han buscado un nuevo futuro fuera de su frontera natal.
“Entre esos delincuentes que han huido del país hacia otros destinos son pocos los que realmente son violentos. Pero esos pocos hacen escándalo. Como lo hacen también los venezolanos que piden en las calles extranjeras, una minoría, la más pobre, la última en escapar del país y que está todavía en la búsqueda de un acomodo, esa es la que se ve. La que no se ve, la que no se nota, la silenciosa, es la mayoría de la diáspora que está integrada y trabajando, aportando al bienestar de esos países con su educación y trabajo honesto; son médicos, ingenieros, técnicos. Hacen allá lo que no pudieron seguir haciendo en Venezuela”.

Aumentan muertes violentas de niños en Venezuela, mientras se agrava crisis humanitaria

LA CRISIS HUMANITARIA EN VENEZUELA tiene numerosas y lamentables aristas. Desde cualquier ángulo que se le mire, el régimen de Nicolás Maduro ha incurrido en numerosas violaciones de Derechos Humanos por acción u omisión. La violencia ha sido una constante en el país.

Desde el Gobierno chavista se ha querido acusar a agentes externos y conspirativos por la crisis, sin embargo, esta obedece a un deterioro del Estado de derecho que viene gestándose desde hace 20 años, con políticas erradas y una debacle nacional que ha generado sufrimiento y muerte en la población.

Entre las víctimas de la emergencia nacional se encuentran los niños, niñas y adolescentes, quienes han visto cómo sus derechos y condiciones de vida han sido vulnerados y violados por el Estado venezolano.

Uno de los principales y más preocupantes apartados en la violencia en Venezuela, es el agravamiento de las muertes de niños, niñas y adolescentes.

1.484 niños asesinados en 2018

El Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) presentó un informe en donde se revela la dramática situación que viven los jóvenes venezolanos a través de las muertes violentas ocurridas en el año 2018.

En Venezuela, 81,4 personas por cada 100.000 habitantes fallecieron de manera violenta en el 2018, dejando 23.034 fallecidos en tan solo un año, colocando al país suramericano en el primer lugar en el mundo en cuanto a muertes violentas se trata.

De esas 23.034 personas asesinadas, 1.484 fueron niños, niñas y adolescentes. A su vez, esa cifra se divide en 174 de niños muertos y 1.310 adolescentes asesinados, es decir, unas cuatro por día.

Negligencia y brutalidad policial

Uno de los aspectos mas preocupantes del informe, es el de las muertes catalogadas como de “resistencia a la autoridad”. En el 2018, esta cifra -dentro de los 1.484 asesinados- se ubicó en 287 asesinatos por resistencia policial, duplicando la del año 2017, que fue de 108 casos.

De esta manera, es evidente que la actuación policial desmedida contra niños, niñas y adolescentes ha aumentado de manera exponencial. En el país existe la Ley de Actuación Policial, que controla la actuación de las autoridades contra menores de edad. Los agentes de seguridad parecen ignorarlas.

Dentro de este renglón, 256 víctimas del total de 287 fueron varones, mientras que 30 fueron niñas. Roberto Briceño León, director del OVV, afirma que “las víctimas por resistencia a la autoridad se incrementaron en un 267% en niños, niñas y adolescentes”. Una de cada tres víctimas se produjeron por acción policial.

“La actuación policial en contra de menores ha sido deliberada y violenta por parte de las autoridades”, agregó Briceño León.

Violencia como política del Estado venezolano

Además, dentro de estas cifras destacan también muertes de menores de edad durante las protestas sociales y políticas que se han llevado a cabo por la crisis.

Durante el 2018, por lo menos cinco menores de edad fueron asesinados durante manifestaciones por falta de agua, gas y comida, todos por balas de fuego. En el 2019, durante las protestas en contra del Gobierno fueron asesinados tres adolescentes en distintas ciudades de Venezuela.

Por otra parte, el Gobierno intenta maquillar las cifras de las ONG adjudicando las muertes como “resistencia a la autoridad”, utilizando frases como “dados de baja”.

Briceño León deja la pregunta al aire: “¿Cómo niños y niñas pueden representar un peligro enorme a funcionarios equipados y entrenados con armas largas y equipos de protección especial?”.

Crisis humanitaria como catalizador de la violencia

El contexto crítico de Venezuela incide directa y dramáticamente en la situación violenta contra niños, niñas y adolescentes. La violencia estructural ejercida por el régimen madurista ha provocado numerosos fenómenos que atentan contra los derechos humanos de todos los venezolanos, pero principalmente en contra de la población más vulnerable.

Una gran cantidad de jóvenes venezolanos se han quedado solos porque sus padres se han visto obligados a emigrar para conseguir algo de dinero en el exterior. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) la cifra de migrantes venezolanos se elevaba a 3,4 millones a principios de año. La Organización Internacional para las Migraciones, por su parte, calcula que 5.000 venezolanos huyen del país a diario.

Muchos de estos niños, que viven desamparados o con vecinos y otros familiares, dejan de asistir a la escuela y quedan a merced de bandas criminales que los adoptan a cambio de comida y otros bienes de primera necesidad.

 

Cambio 16