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Risas

Ene 12, 2016 | Actualizado hace 8 años
De pepas, pepazos y risas por Alejandro Moreno

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“Un pepazo por la cabeza por detrás, pin”. Lo dijo en público sin vergüenza ninguna en presencia divertida de la máxima autoridad del país que se rió, le recombino amablemente, como se suele hacer con un amigo que exagera un poco, un poco nada más, y le advirtió que eso no se dice ante las cámaras y a micrófono abierto.

Me recordó a Héctor, nuestro sujeto de estudio, cuando narra su historia de malandro: “Empecé  a dale tiro a la gente. ¡Paj! ¡Paj!”. Sus disparos verbales sonaron como reales. Este otro dijo “pin”. Sonó más suave, más incisivo, más económico en tiempos de desabastecimientos múltiples, más sugerente, más sifrino. También más cobarde y traicionero porque aconsejó darlo por detrás de la cabeza, a escondidas. ¿Serán estas las cosas que dan risa? Héctor fue un malandro más valiente, más sincero, que mataba de frente: “Estaba de espaldas, le tocamos la espalda, él se voltió… y le dimos dieciséis tiros (pepazos)”.

27.875 pepazos mortales nos pusieron en 2015 a la cabeza indiscutida de los países del mundo en homicidios. Nuestra tasa creció de 82 a 90. Honduras, el único que nos ganaba en 2014, bajó la suya significativamente.

27.875 pepas cargadas de muerte que perforaron otros tantos cuerpos de venezolanos. Pero no fueron las únicas. Dice el amigo Roberto Briceño León que desde hace años ya se venía mostrando la tendencia a asesinar una persona con varias pepas. Así, se pasó de 2 a 5 y luego de 5 a 10, ya en 2014 y en promedio. Héctor en un caso habla de 4, en otro de 9 y en el citado de 16. Se dieron también descargas de setenta y quizás más. Nada de risa.

La escenita pone en clara y brillante luz los factores intervinientes de la violencia asesina en este país: actores, actitudes y prácticas.

Los actores: poder nacional y malandros. Uno y otros en actitud de benévolo y complaciente acuerdo a pesar de algunas necesarias, lastimosas, desgraciadas y brutales acciones de relumbrón. Para que el público se lo crea, ese público que ve y oye, ante el cual no se puede practicar, así, tan de bandera, la verdad. La verdad se dice, y sobre todo se practica, tras las cámaras. A escondidas. Si a alguno se le escapa, como al segundo actor del sainete, ex líder nacional de los bolivarianos círculos, ¿de paz?, se le recuerda amablemente que eso no se hace: “¿Tú estás loco, chico? No se te olvide que estás en vivo”. La sonrisa de sibilina complacencia desnuda, más allá del tono y el colorido, la actitud de fondo que rige las prácticas, la verdad del todo, pues.

¿De qué se ríe, señor presidente, de qué se ríe?

ciporama@gmail.com

El Nacional

Film venezolano Paquete #3 convierte en risas las miserias

paquete3

 

En una Venezuela de fantasía, el gobierno ha desarrollado con gran éxito la misión Ni Una Bala Más, que enfoca sus esfuerzos en acaparar todo tipo de munición con el fin de acabar con las cifras escandalosas de asesinatos en el país.

La escasez, entonces, es de balas. Se acabó la delincuencia. Por eso, en este panorama utópico, el sicariato se ha convertido en una actividad excéntrica, solo para profesionales. A eso se dedican el Ruso y sus mensajeros, que ofrecen una variedad de “paquetes” a sus clientes. “Si la vida cuesta, imagínate la muerte” es el lema de esta particular banda, que cobra grandes cifras por matar.

Así comienza la trama de Paquete #3, la ópera prima de Alfredo Hueck que tuvo su estreno nacional el lunes en el Festival de Cine Venezolano de Mérida.

La cinta es una tragicomedia de situaciones absurdas, que refleja la descomposición social que se ha vuelto costumbre en Venezuela.

Beto Benítes interpreta al Cholo, uno de los protagonistas de este enredo. Es peruano, inocente, cuyo único objetivo en la vida es casarse con su novia. La vida, sin embargo, le juega sucio y termina implicado en un asesinato sin sentido. Por eso tiene que huir de su país. Y no se le ocurre una mejor idea que parar en Venezuela.

Emilio Lovera interpreta a Benito, el mesero del bar Yenni, donde opera la mafia del Ruso. Pero, al principio, es el de narrador omnisciente que orienta a los espectadores por este abanico de historias. Su papel es enlazar los saltos en el tiempo, explicar con diversos recursos de animación las tramas que se enlazan en los 100 minutos de película. Una de las herramientas mejor logradas por el realizador.

Eulalia Siso es Patricia, una mujer adinerada que quiere contratar los servicios del Ruso. Está interesada en el paquete #3, el más caro. Ese es de entrega urgente. Incluye un tiro certero entre los ojos que cuesta 50.000 dólares.

“Estamos tan acostumbrados a vivir en niveles tan absurdos de violencia, intolerancia, que de ahí partió la idea de hacer la película. Y me quedé corto al retratar las cosas insólitas que pasan en el país”, dice Hueck.

A pesar de que Paquete #3 fue escrita en 2005, filmada en 2010 y estrenada en 2015, se refleja perfectamente el deterioro la sociedad venezolana. En una de las escenas, Benito intenta explicar el control cambiario a un grupo de mercenarios de otros países que trabajan con el Ruso. A todos les cuesta entender el tema de las tarjetas, los raspacupos, el cerco económico impuesto por el gobierno. “Y no deberíamos estar riéndonos de eso”, señala Hueck. “Es absurdo tener un control cambiario, es una de las cosas que tiene arruinado al país. La gente se ríe también cuando se va la luz. Todo lo manejo con sarcasmo, que el público reflexione, que diga basta de reírnos de esto. Es mí crítica a la sociedad, a esos venezolanos que siempre le echan la culpa a otro. Cuando nos sintamos responsables de las cosas, este país dará un giro interesante”.

 

El lugar común de las colas
Como en ediciones anteriores, los participantes del Festival de Cine Venezolano de Mérida se han mostrado entusiasmados con todas las cintas. Sin embargo, la poca cantidad de salas hace imposible que todos los inscritos puedan ver las películas en competencia. Las colas se han vuelto un lugar común. Los jóvenes se aglomeran frente a las taquillas, ansiosos por lograr alguna de las pocas entradas que se reparten. La programación terminará hoy y el jurado dará sus resultados mañana.