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Mejorando nuestros récords, por Carolina Jaimes Branger

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El jueves pasado, el periodista Jaime Garvett compartió en un grupo de Whatsapp al que pertenecemos, un pensamiento del líder budista y promotor de la paz Daisaku Ikeda sobre Jesse Owens: “Jesse Owens, quien ganó cuatro medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, destacó posteriormente que la propia vida interior constituía en realidad la auténtica olimpíada. La vida misma es una olimpíada en la que nos esforzamos cada día para mejorar nuestro propio récord personal”.

Y es que la historia de Jesse Owens es una historia que merece ser recordada: un niño afroamericano, enfermizo y enclenque, le demostró a Hitler en sus propias narices que sus teorías sobre la supremacía de la raza aria no eran ciertas.

Owens, quien creció en campos de algodón en Alabama y más tarde trabajó en una gasolinera en Ohio, se convirtió en el mejor atleta de su tiempo y lo demostró en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936. Cuatro medallas de oro en 100 metros planos, salto largo, 200 metros planos y relevo de 4×100 lo avalan. Cuentan que Hitler se retiró del estadio para no tener que estrechar su mano.

Hablando de la hazaña del atleta estadounidense, Garvett comentó: “tal como Owens escribió esa historia, en Venezuela se están escribiendo historias de superación de obstáculos en las narices de quienes prefieren ser recordados con una historia lamentable, violenta y oscura… La (otra) historia que se está escribiendo es la épica de quienes buscan el cambio. Y es cada vez más fácil de escribir si el antagonista es tan evidentemente oscuro y abusador del poder”…

Para el momento en que redacto estas líneas, los reportes de abusos en el proceso de validación de las firmas para el referendo revocatorio son cada vez mayores y a cual más rocambolesco. Desde samanes centenarios cortados para cerrar caminos, pasando por cauchos incendiados en barricadas, malandros armados amenazando a las personas en las filas, cortes de luz, almuerzos infinitos de los funcionarios del CNE, salidas antes de que termine el horario de trabajo, hasta otras artimañas y ardides para evitar que se complete el 1% de las firmas validadas, sólo demuestran la voluntad de vivir en democracia y en paz de los venezolanos.

No podemos desesperanzarnos. Ni ahora, ni nunca. Me hago eco de las sabias palabras de Leonardo Padrón:

“No tenemos más remedio que caminar hacia el futuro. Y el desánimo es un equipaje muy pesado para la ruta. Hay que recorrer el tramo final. Hay que lidiar hasta el último aliento por la validación de las firmas de cada venezolano. El revocatorio seguirá teniendo obstáculos, horas muertas, zancadillas legales, rectoras aviesas, y quizás hasta colectivos rondando las colas, intimidándonos, durante los días de validación. Son más de 1.300.000 personas contra los tarifados del miedo. Otra prueba. Otra montaña de estiércol. ¿Vamos a claudicar, justo ahora, cuando falta tan poco? No parece que eso sea lo que va a ocurrir…

El optimismo siempre es un territorio desconocido. La desesperanza posee una gran madre, que es la muerte, fin de todas las narrativas humanas. Pero la historia solo la cuentan quienes han insistido. El país debe ser salvado. Por eso necesita concebir el mayor plan de convivencia nacional que se haya planteado alguna vez. Repetir el gesto de nacer como sociedad. Intentarlo todo de nuevo. Necesitamos a los tercos, tarareando su obstinada música dentro de nuestros pechos. A los dolientes de este mapa extraordinario. A los venezolanos de bien. En un gesto multitudinario de redención final”.

Como Jesse Owens, estamos venciendo nuestros propios récords frente al poder, los abusos y las injusticias.

@cjaimesb

VIDEO Los 13 récords mundiales del comandante galáctico

MÁS ALLÁ DE LA SOLEMNIDAD y la magnificencia con que los líderes y la militancia del chavismo se refieren al legado de Hugo Chávez, la realidad lo que muestra es la fotografía de un país en ruinas. Un país conocido ahora por una larga lista de registros negativos, que sirven para identificar a Venezuela internacionalmente como la nación más corrupta del continente, la segunda con más homicidios en el mundo o la tierra donde el papel toalet no existe.

Después de 17 años de revolución, Venezuela también es el país del “socialismo” menos equitativo, donde sus líderes se desplazan en Hummer y hacen mercado en Aruba, mientras el pueblo deambula de cola en cola para adquirir —con restricciones— los pocos alimentos que se consiguen. O el país de las excusas más insólitas, donde una iguana es responsable de un apagón nacional y un hombre admite que va perdiendo la guerra sin armas —la guerra económica— que él mismo creó.

Las curiosidades son infinitas: el país donde la política se confunde con la farándula —El Potro, Roque Valero, Nacho y otra decena—, el país donde el Gobierno es el principal enemigo de las instituciones del Estado, y así hasta llegar al hombre con el pie más grande del mundo, éste sí validado por el Guinness World Records.

El equipo de investigación de Runrunes recopiló 13 récords que reflejan la destrucción que inició “el comandante galáctico” en 1999 y que profundizó su heredero, Nicolás Maduro. A tres años de su “siembra”, gracias a su legado hoy somos: 

 

Una relación sexual “adecuada” dura menos de 10 minutos

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¿A qué se refiere, la gente en general, cuando catalogan una relación sexual como “buena”? ¿A tener orgasmos múltiples? ¿Que la penetración sea larga? ¿Tener sexo con amor? Estas son preguntas que ni la ciencia aún ha podido responderse.

Sin embargo, en el último tiempo tanto científicos como especialistas han publicado estudios donde tratan de dar con la fórmula perfecta para tener una vida sexual satisfactoria.

Una de las últimas investigaciones que generaron revuelo en el mundo de la sexología es una publicada por la Universidad Estatal de Pennsylvania, Estados Unidos, donde un grupo de 50 profesionales del área de la salud y ciencias sociales, definió la calidad de una relación sexual acorde a los minutos de penetración, para erradicar la idea de que una pareja necesita mucho tiempo para sentirse a gusto.

Así, el estudio concluyó que de 1 a 2 minutos el coito era “demasiado corto”; de 3 a 7 minutos, “adecuado”; de 7 a 13 minutos, “deseable”; y de 10 a 30 minutos, “demasiado largo”.

El autor principal del artículo y profesor de psicología de la misma casa de estudios, Eric Corty, señala que “un gran porcentaje de hombres y mujeres afirman querer que su actividad sexual dure 30 minutos o más. Esta idea es propicia para la decepción y el descontento, y con este estudio, esperamos disipar algunas fantasías y alentar a las personas con datos realistas sobre lo que es un acto sexual aceptable”.

Una visión parecida tiene la psicóloga especialista en sexualidad y fundadora de Buildlove.cl, Nerea de Ugarte, quien asegura que la sociedad y los medios “meten en la cabeza una idea de sexualidad que no es verdad”.

“En algunos casos se cree que una buena relación sexual debe durar 30 minutos, y generalmente eso lo escucharon de un amigo, lo leyeron en una revista o en una lista de consejos y técnicas para “durar más en una relación sexual”. Eso va poniendo como meta una relación sexual que no existe”, agrega.

Según la especialista, esto podría ser más perjudicial para los hombres ya que cuando se alarga mucho una relación sexual, y tienen problemas para mantener la erección, ellos se cuestionan un posible padecimiento de disfunción eréctil, cuando en muchos casos no es así.

De Ugarte afirma que si lo ideal sería tener una relación sexual de 30 minutos, para la pareja sería “una lata” tener sexo ya que ambos quedarían muy cansados y el acto en sí se volvería aburrido.

“Si cada vez que yo voy a tener una relación sexual, sé que se me viene un maratón y que va a durar media hora y voy a perder una hora de sueño, con esa expectativa voy a terminar generalizando, generando una sensación de ‘qué lata tener sexo’, mejor lo evito porque ya sé lo que es”, comenta.

La experta hace una distinción en la variable de duración de una relación sexual. “Hay un tremendo tiempo antes de la penetración que también es parte de una relación sexual”, indica.

Es por ello que este tipo de estudios da a pensar que la concepción de una relación sexual es sólo la penetración, siendo que algunas visiones hacen referencia a que comienza desde el último encuentro sexual. “Uno vive erotizándose o debería vivir erotizándose en pareja”, agrega.

Tener sexo no se trata de batir récords

Algunos hombres piensan que para satisfacer y hacer feliz a una mujer deben superar el tiempo de penetración de la anterior relación sexual.

Desde ese punto de vista, Corty plantea que “puede ser psicológicamente perjudicial tratar de llegar a una meta que no es razonable. El sexo consiste en mantener un intimidad con alguien, y no en intentar establecer un récord”.

En esa línea, de Ugarte aclara que “si vivimos midiendo nuestra vida sexual a través de parámetros establecidos externamente, vamos a terminar pasándolo mal en la cama. Mi única recomendación es que lean estas cosas porque son entretenidas, pero que vivan su sexualidad como cada uno piense, sienta y quiera”.

Este estudio puede ayudar en el tratamiento de las personas con problemas sexuales, que en muchos casos no son reales, porque se basan en una construcción social externa y creen que están haciendo algo mal. También ayuda a eliminar la preocupación acerca de que cuánto debe durar el coito.

Y es lo que más rescata la especialista: “Me parece bueno que la orientación del estudio vaya a disipar las expectativas sexuales, porque efectivamente que algunas son las principales causas de disfunciones de algunas personas (…) Me parece bueno y bastante más realista el hecho de bajar las expectativas a números más razonables”.