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Recesión

Luis Oliveros Abr 22, 2020 | Actualizado hace 3 semanas
Las tres crisis venezolanas

@luisoliveros13 

Por primera vez desde la crisis financiera de 2009, el PIB del mundo tendrá un retroceso. La diferencia es que mientras la disminución de aquel año fue de apenas 0,1 %, la caída de este año 2020 (según el FMI) es de 3,3 %. Para encontrar retrocesos parecidos en la actividad económica mundial, hay que remontarse a la Gran Depresión de 1929.

Si bien es cierto que el 2020 no era el año estelar del comportamiento económico global, la inmensa mayoría del planeta iba a tener crecimiento económico y muy baja inflación, no obstante, la llegada de la COVID-19 generará una crisis en la gran mayoría de los países.

Venezuela es la excepción global. Nuestro país padecerá tres crisis

La primera crisis es la heredada, la que nos tiene con 6 años consecutivos viendo cómo nuestro PIB cae, con un acumulado hasta el 31 de diciembre de 2019 de 66 %. Pero la tragedia no termina allí, sino hay que agregarle una hiperinflación que ya pasa de 30 meses y que todo hace indicar que estará “combatiendo” por el Top-3 de la historia. Como consecuencia, enfrentamos una profunda crisis social. La pobreza es la que manda en el país y seguirá en aumento en este 2020. Desde el gobierno no hay respuesta a la crisis, solo entender (debido a las circunstancias) muy tarde que los controles no sirven y que hay que darles espacios a los privados, no obstante, sin instituciones ni Estado de derecho.

La segunda crisis es la global, la de la pandemia, una para la cual no hay capacidad financiera de respuesta por parte del gobierno venezolano, no hay un plan para compensar (o ayudar) a empresas y personas. Que cada quien resuelva y sobreviva es el mensaje gubernamental. Parar la actividad económica por 2 meses en una economía como la nuestra, tendrá resultados obvios. Una gran parte de la población la tendrá muy difícil para aguantar.

Y la tercera es la petrolera y de combustible. A raíz de la destrucción de demanda energética en el mundo, de los problemitas entre Rusia y Arabia Saudita y la incertidumbre sobre el rumbo de las principales economías mundiales, el precio del petróleo se ha desplomado de manera importante. Siempre la caída en el precio es una mala noticia para Venezuela, pero las cosas se han complicado con las sanciones petroleras de Estados Unidos a Venezuela; la situación es mucho peor. Pdvsa no logra colocar parte de su producción, tiene que parar producción porque no tiene dónde almacenarla y ahora el precio está muy debajo de los costos de producción. Tendremos el ingreso fiscal petrolero más bajo de nuestra historia (si es que se genera algo de ingreso en divisas). Y para ponerle la guinda a este pastel, no hay combustible en el país. El sistema refinador en el piso y sin dinero (y sanciones) para importar combustible.  

En definitiva, mientras el mundo lucha con una crisis, Venezuela enfrenta tres. Se equivocan quienes crean que esta nueva crisis es similar a la de estos últimos años, que solo es una continuación de una situación que se ha extendido. Esta nueva crisis es diferente, el simple hecho de tener una enorme incertidumbre en torno a la oferta de combustible, hace que todo el análisis sea diferente, pero al mismo tiempo implica que la precaria situación económica venezolana se exacerbará (más inflación, mayor devaluación, mayor caída en el PIB).

 

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Economía se ha contraído 42% desde que Maduro asumió el poder en 2012, según AN

La economía venezolana sigue sin recuperarse. Según Indice de Actividad Económica de la Asamblea Nacional, la contracción económica para él primer trimestre de 2018 es de 12% respecto al mismo periodo del año anterior. El factor que está explicado esta situación es la caída de la producción petrolera venezolana que se ubica en apenas 1,3 millones de barriles diarios y los controles impuestos a las actividades económica y la criminalización de la actividad privada.

“Si contamos la caída desde que Maduro asumió el poder en 2012 la contracción acumula 42%. Esta es una recesión histórica de 12 trimestres consecutivos, solo superada por tres episodios similares en la historia moderna: Liberia en 1980, Tayikistán en 1991 y la Gran Depresión de 1870”, apuntó el diputado de la Comisión de Finanzas del Parlamento, Angel Alvarado.

Con esta nueva contracción, Venezuela acumula una caída de la actividad económica por 12 trimestres consecutivos.

“El que nuestra economía haya perdido 42% de su actividad, explica las graves cifras de pobreza en el país (…) Una contracción de 12% es brutal y monstruoso, esto lo que hace es que ve el venezolano en la calle, va a impactar de la recuperación de los salarios, se hacen mas pequeñas las empresas y empeora la calidad de vida de los venezolanos “, afirmó.

Alvarado explicó que el principal motivo de la caída de la economía entre los meses de enero y marzo de este año, fue la baja en la producción petrolera. “Esta es una economía que debiera de estar produciendo 4 millones de barriles diarios y apenas exporta 1,3 millones de barriles diarios. Tenemos una industria petrolera que se está haciendo más pequeña y con una alta carga de endeudamiento y baja inversión, es una empresa mal maneada y afectada por la corrupción y la burocracia”, dijo.

Sostiene que muy probablemente la caída de la producción de crudo se continuará acentuando y prevé que en el cuarto trimestre baje hasta 1 millón de bd.

Detalló el diputado que el consumo de los venezolanos también se está contrayendo, lo que afecta a la actividad del sector privado.

De acuerdo a los cálculos considera que el Producto Interno Bruto (PIB) caiga a finales de 2018 en 15%, es decir, una cifra similar a la de 2017, pero que “todo dependerá de las exportaciones petroleras, de los ingresos en divisas que se obtengan y las importaciones que se puedan realizar”.

FMI: Contracción económica de Venezuela llegará a 15% este año

A través de un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) presentado este viernes en Lima indicó que en Venezuela, prevé una contracción de 15 % en el 2018, que se suma a una contracción acumulada de 35 % en el período 2014-2017.

La crisis humanitaria también está agudizándose, con una escasez cada vez mayor de bienes de primera necesidad, colapso del sistema de salud y elevados índices de delincuencia, lo que ha provocado el aumento de la emigración a países vecinos, agregó el Fondo.

FMI señaló que América Latina y el Caribe tendrá un crecimiento económico de 2 % este año y un repunte de 2,8 % en 2019, impulsado por una mayor inversión y consumo privados,

Latinoamérica tendrá una recuperación de la inversión empresarial, tras el 1,3 % de alza del PIB en 2017, aunque se mantendrá “por debajo de lo niveles observados en otras regiones, lo cual, limita el potencial de crecimiento de la región”, concluye el informe “Perspectivas Económicas Regionales para América Latina y el Caribe: Aprovechando el impulso”.

Las próximas elecciones en varios países de la región, las tensiones geopolíticas y eventos meteorológicos extremos son algunos de los factores que pueden afectar el crecimiento económico en las Américas.

Igualmente, “un viraje hacia políticas más proteccionistas y un endurecimiento repentino de las condiciones financieras mundiales” también podría ensombrecer mucho las perspectivas de crecimiento, apuntó el FMI.

Economía de Venezuela retrocederá 8,5% este año, estima Cepal

La Cepal mantuvo hoy en un 2,2 por ciento su previsión de crecimiento para las economías de América Latina y el Caribe en 2018, y destacó que existe un contexto internacional más favorable que en años anteriores pero persisten “importantes incertidumbres”.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) explicó en un comunicado que su proyección no sufrió cambios respecto del último informe, entregado en diciembre del año pasado.

Los países que más crecerán este año son Antigua y Barbuda (5,8 %), Panamá (5,6 %), Nicaragua (5,0 %) y República Dominicana (5,0 %), mientras que los únicos que tendrán recesión son Venezuela (-8,5 %) y Dominica (-5,0 %), precisó el organismo de Naciones Unidas.

Al desglosar las cifras por subregiones, América del Sur tendrá un crecimiento económico del 2,0 %, ligeramente por debajo del promedio regional, debido a las cifras negativas de Venezuela.

El resto de países, según la Cepal, registrará aumentos del Producto Interno Bruto. Bolivia y Paraguay crecerán un 4,0 %, Perú un 3,5 %, Chile un 3,3 %, Uruguay un 3,0 %, Colombia un 2,6 %, Argentina un 2,5 %, Brasil un 2,2 % y Ecuador un 2,0 %.

Centroamérica y México crecerán en su conjunto un 2,6 %, liderados por Panamá, Nicaragua y República Dominicana. También tendrán cifras verdes Honduras (4,1 %), Costa Rica (3,4 %), Guatemala (3,3 %), El Salvador (2,4 %), México (2,3 %), Haití (2,0 %) y Cuba (1,6 %).

El Caribe, en tanto, crecerá un 1,4 %. Los buenos números de Antigua y Barbuda se verán contrarrestados por la recesión en Dominica. También registrarán crecimiento económico San Cristóbal y Nieves (4,5 %), Santa Lucía (3,6 %) y Guyana (3,5 %).

Según la Cepal, los factores que provocan mayor incertidumbre a sus previsiones económicas son las “tendencias proteccionistas, la dinámica financiera y los riesgos geopolíticos”.

El organismo cree que el dinamismo de la demanda externa puede estimular la actividad económica en la región, mientras que la demanda interna “jugará un papel importante en la aceleración del crecimiento”, aunque con diferencias entre sus componentes.

También se espera en 2018 una mayor aportación de la inversión en comparación con los últimos años, aunque seguirá siendo bajo, precisó la Cepal.

Ene 16, 2017 | Actualizado hace 7 años
La gran depresión chavista, por Francisco Ibarra Bravo

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Culminó 2016. Un año que hizo ver los dos anteriores como buenos cuando en realidad fueron desastrosos. Con lo ocurrido durante el año que recién finaliza ya son 12 trimestres consecutivos de contracción económica; algo que el país nunca antes había experimentado en tiempos de paz.

Entre 2013 y 2016 la economía venezolana se ha reducido alrededor de 20%. Una caída en la actividad económica de esta magnitud no puede ser considerada una recesión dentro de un ciclo económico normal. Lo que ha ocurrido en los últimos años en Venezuela es una depresión económica, no simplemente una recesión. A diferencia de un proceso recesivo, en el cuál la actividad económica decrece por algunos trimestres, y luego la economía retoma la senda de crecimiento, la depresión económica implica una prolongada y profunda recesión con efectos permanentes.

La depresión económica ha arrasado con una serie de empresas y de puestos de trabajo que, como decía aquella famosa filósofa de pelo teñido, no volverán. Esta es una de las mayores diferencias respecto una recesión: la depresión tiene efectos permanentes en la capacidad productiva de la economía destruyendo parte importante de su capital. Esta destrucción no solo se centra en aquellas empresas que desaparecen, aquellas que logran sobrevivir también quedan afectadas. También la fuerza de trabajo sufre daños permanentes. La prolongada contracción económica ha acentuado la migración, no ya de profesionales sino de todo tipo de personas. Muchas de los que quedan desempleados por largo tiempo tienen serios inconvenientes luego para regresar al mercado de trabajo. A medida que la recuperación se retrase más, será más difícil su reinserción en el mercado laboral.

El estado actual de la economía es el resultado de un cúmulo de malas decisiones de política económica. Estas decisiones preceden al actual gobierno que ha sido un digno heredero del anterior. La situación ha sido gestada durante largo tiempo y no llegó antes producto de los elevados precios del petróleo. Debemos recordar que cuando la economía entra en recesión la cesta petrolera venezolana superaba los 90 dólares por barril. Sería un error únicamente culpar al actual gobierno porque estaríamos eximiendo de responsabilidad a quienes le precedieron. La responsabilidad del calamitoso estado de la economía nacional es compartida entre quienes tomaron las decisiones antes, incluido por supuesto el mayor responsable, y el actual gobierno. Lo peor de todo es que esta situación era perfectamente evitable. La depresión económica actual ha sido autoinfligida.

El país no saldrá de la depresión sin la adopción de una batería de medidas económicas. El inmovilismo del Gobierno solo conduce a un agravamiento de la situación. Es necesario que como sociedad tengamos claro que hemos llegado a este punto por nuestro propio pie. No somos víctimas de los bajos precios del petróleo ni de ninguna confabulación económica. Estamos en una depresión económica por la exacerbación de las políticas de control económico por parte del Gobierno. Dicho sea de paso, el origen de estas tendencias antecede al chavismo. Como país tenemos en materia económica un doble reto considerable. El primero, ajustar y estabilizar la economía. El segundo, realizar una transformación estructural de la economía para lograr lo que nos ha sido esquivo durante casi 40 años: enrumbar al país por una senda de crecimiento sostenible. Para ambos requerimos un nuevo gobierno. Por ahora toca esperar y sobre todo, resistir.

@franibar10

 

Venezuela anda depre,  por Francisco J. Quevedo

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Si Venezuela enfrenta una recesión o una depresión económica, inflación o hiperinflación, o si somos abatidos por eso que llaman «estanflación», es un debate entre economistas que a veces raya en lo semántico, porque cuando uno paga doscientos millones de bolívares, de los viejos, es decir, Bs. 200.000 de los «fuertes» de ahora, por un caucho, no importa si es hiper o no es hiper, es un realero y punto. Y más allá de la dialéctica, de que colectivamente, Venezuela y nosotros todos andamos «depre», no cabe ninguna duda. Eso de que somos «felices» es un cuento, escapismo o es la careta que nos ponemos para que no se nos note la tristeza.

Para entender la semántica, un chiste de Jaimito sirve para aclarar la diferencia entre recesión y depresión. Cuando la maestra le preguntó, dijo: «Recesión, maestra, es cuando por culpa de la crisis usted pierde su empleo. Depresión, maestra, es cuando por culpa de la crisis, mi papá y mi mamá pierden sus empleos y yo tengo que cambiarme a un colegio público.» Todo depende del cristal por que se mira. Es decir, el crimen es solo estadísticas hasta que uno se convierte en estadística, entonces el crimen deja de ser «percepción», como dijo la otrora Defensora del Pueblo, y se convierte en un crimen abobinable, porque usted es la víctima. Ahí si lo siente, tal como se siente la hiperinflación cuando uno paga el mercado.

Como a Jaimito, la crisis, cuando nos toca, nos deprime. Y nos toca a diario, en todo momento. Hay que ver cuáles son los efectos de pasar cuatro o cinco horas al día en cola, y a veces por varios días, para conseguir un producto regulado. ¿Cuánto estrés y pleito familiar no causa el no poder pagar no solo las deudas sino el mercado? Y, de paso, habrá que ver cuáles serán los efectos en nuestras nuevas generaciones por una alimentación tan afectada por la crisis. Y ni hablar de las rabietas que uno coje cuando va a un restaurant y le dicen al traer la cuenta «disculpe, el punto no sirve, solo efectivo» o cuando va al cajero automatico y le dispensa solo Bs. 600 que no sirven para pagar una hamburguesa.

Que la crisis nos afecta lo sentimos en la agresividad de las calles, en el tráfico y en las mismas colas donde la gente se bate a golpes por un pollo, pero la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard lo puntualiza científicamente cuando concluye en un «Estudio de los Efectos del Estrés y Situaciones de Peligro Prolongadas» que estas producen en el individuo, primero, una sensación de impotencia, seguida de dificultad para concentrarse, tensión e irritabilidad, fatalismo, insomnio, lamagnificación de la amenaza (¿Se acuerdan del «invicto»?) y una incapacidad crónica para razonar y generar ideas. ¿Le suenan familiares estos síntomas?

«Una sensación de impotencia», muy bien manejada por el Gobierno, de paso, por el CNE, el TSJ y por toda esa cuadrilla que parece quitarnos la chapita del hombro y decirnos «¡Ajá! ¿Y qué vas a hacer?». Los efectos de la crisis conllevan al maltrato que tantas veces recibimos de empleados públicos y privados quienes deberían servirnos, sea en un restaurant o en una taquilla. Andan molestos, y la pagan con uno. Y es por todo eso que los dirigentes, gerentes y empresarios parecen incapaces de concentrarse y generar soluciones. Muchos andan atrincherados, como esperando que todo pase. Y otros se fueron.

Esto debe parecer una pesadilla para quienes han perdido familiares al crimen, para los que han sido secuestrados, para quienes han sido expropiados o invadidos. Y todo tiene un efecto acumulativo. Que esta sociedad no haya explotado no significa que no esté a punto de estallar, ojo…

@fjquevedo

 

Jose A. Guerra Abr 26, 2016 | Actualizado hace 8 años
La gran recesión por José Guerra

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De acuerdo con la definición convencional, una recesión es una contracción del nivel de actividad económica (PIB) durante dos trimestres consecutivos. La recesión de la economía implica pérdida de capacidades productivas, destrucción de la riqueza creada, mayor desempleo y salarios más bajos.

La historia económica de Venezuela está llena de episodios de prolongadas disminuciones de la producción, hecho típico de las economías altamente volátiles. Tal vez el evento más remoto fue la recesión de 1960 cuando el presidente Rómulo Betancourt aplicó un severo programa de austeridad fiscal y monetaria encaminado a detener las copiosas salidas de capital. En 1961, la economía se reencontró con el crecimiento. Posteriormente, debido a la instrumentación de una política económica incoherente entre 1980 y 1981, la economía se mantuvo en un letargo de siete trimestres acosada por fuga de capitales que terminaron por hacer inviable la economía a finales de 1982 y comienzos de 1983.

En 1989 Venezuela sufrió una caída puntual pero muy aguda debido al programa de ajuste fiscal, acompañando de una fuerte devaluación, que aplicó Carlos Andrés Pérez en su segundo gobierno. De ello la economía se recuperó rápidamente. Con Caldera II la situación no fue mejor. En 1994, desencadenada una crisis bancaria y como siempre salidas de capital, se generó un proceso recesivo ese año y también en 1998 cuando de manera incomprensible el BCV aplicó una política monetaria muy estricta orientada a defender un sistema cambiario disfuncional, al borde del colapso. A Ello siguió otro absurdo: la política de marcada austeridad fiscal diseñada por el primer gobierno de Hugo Chávez en 1999, la que acentuó la recesión de 1998.

El lapso que comprende 1999-2016 ha sido uno de los más inestables y mediocres en la historia económica de Venezuela. La tasa de crecimiento promedio está alrededor de 1%, un registro pobre dados los recursos externos que Venezuela ha recibido. Desde el primer trimestre de 2002 hasta el tercer trimestre de 2003 la actividad económica acusó un desplome debido a un shock político que, pasando por un golpe de Estado, terminó arrastrando la economía hacia el foso. Luego, como resultado de la caída de los precios petroleros en 2009 y de una política económica que, en medio de ese deterioro de los términos de intercambio, pretendió mantener anclado el tipo de cambio, la economía acumuló seis trimestres de recesión entre el segundo trimestre de 2009 y el tercer trimestre de 2010. Pero nada de lo anterior se compra con la gran recesión que ha sufrido la economía bajo el gobierno de Nicolás Maduro. La recesión arrancó en el primer trimestre de 2014 y se prolongará a lo largo de 2016. Se trata de por lo menos doce trimestres de contracción de la economía. Se calcula que al cierre de este año la economía haya perdido cerca de 15% o más del nivel de producción de 2012. Esto es una verdadera catástrofe, no vivida por ningún país sin conflicto bélico.

 

@JoseAGuerra

El Nacional

Recesión económica en Venezuela y Brasil pone en peligro los progresos sociales

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La entrada en recesión de las grandes economías latinoamericanas -como Argentina, Brasil y Venezuela- pone en peligro los progresos sociales logrados en los últimos años, según un estudio de la Fundación Bertelsmann.

El informe, publicado hoy, ve a Latinoamérica en una situación marcada por las oportunidades para una mayor democratización y, a la vez, por los riesgos de polarización que conlleva el fin del auge de las exportaciones con los consecuentes problemas económicos y sociales.

“El aumento de las protestas sociales puede representar una oportunidad para profundizar la democracia, pero también un riesgo de polarización de las sociedades”, indica el estudio de la Fundación Bertelsmann, con sede en Gütersloh, norte de Alemania.

La organización señala que los años de bonanza permitieron que millones de personas dieran un salto «desde la pobreza a una precaria clase media», pero que ahora se ven amenazadas por un nuevo descenso social, ante lo cual piden una mejor gestión y una mayor responsabilidad de los gobiernos.

«Los gobiernos que están abiertos a reformas son capaces de asumir esas reivindicaciones mediante la búsqueda de consenso, mientras que en numerosos países existe la amenaza de una intensificación de los conflictos sociales», dice un comunicado de prensa que resume la parte del estudio referente a Latinoamérica.

En los grandes países latinoamericanos como Argentina, Brasil, México, Perú y Venezuela -según el informe- ha habido una evidente disminución de la calidad de la gestión gubernamental.

Sin embargo, un aspecto positivo es que, como se ha visto en Argentina y Venezuela, las malas gestiones al final se ven castigadas en las urnas.

Un caso ejemplarmente positivo en el contexto latinoamericano es Uruguay que, según el estudio, dentro de todos los países analizados «presenta de forma continuada la más alta calidad de la democracia».

Mientras tanto, otros países como Haití, Cuba y Venezuela presentan, como contraste, un esfuerzo de transformación débil o fracasado.

La mitad de las democracias de América Latina son calificadas por el informe de defectuosas y algunas, como Ecuador, Nicaragua y Guatemala, de «muy defectuosas».

Una señal de alerta la representa México, que ha tenido la mayor pérdida de la calidad de su democracia en los últimos diez años entre todos los países analizados.