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Marcha Un día sin censura irá de Plaza Brión a la Alfredo Sadel este #27Mayo

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Con una marcha que irá desde la plaza Brión de Chacaíto a la Alfredo Sadel en Las Mercedes, la asociación Artistas por Venezuela promociona este sábado 27 de mayo la actividad «Un día sin censura», a propósito de cumplirse diez años del cierre de Radio Caracas Televisión.

La actividad, que comenzará a las 10 de la mañana, está coordinada por Alex Cohen, quien explicó que en la plaza ubicada frente al Centro Comercial Tolón se recreará lo mejor de la programación del canal y tendrá la participación de reconocidos actores, actrices, cantantes y humoristas.

«Desde el cierre de RCTV el gobierno emprendió una persecución contra periodistas, medios de comunicación y contra el pueblo en general para tratar de ocultar la verdad. La verdad por la que procuramos un cambio en el 2017, la verdad de cómo arruinaron el país, de cómo se asociaron con el narcotráfico, de cómo emprendieron negocios de mafias dentro y fuera de Venezuela», dijo el periodista Miguel Ángel Rodríguez, quien conducía el programa «La Entrevista» en RCTV.

Trascendió que el evento será transmitido por streaming y las etiquetas #NoMásCensura #VolveremosContigo #RCTV10AñosDelArbitrarioeIlegalCierre

 

 

 

Dos nuevos canales de televisión se sumaron a la censura en Venezuela

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Dos nuevos canales de televisión se sumaron a la censura del gobierno venezolano en la jornada de este miércoles 19 de abril, en esta oportunidad Conatel mandó a sacar del aire a El Tiempo Televisión de Colombia y también al argentino Todo Noticias, quienes se encontraban transmitiendo en vivo las manifestaciones en contra del presidente, Nicolás Maduro.

En las primeras de cambio fueron los televidentes quienes denunciaron que el canal 773 de Directv había salido de la parrilla, posteriormente el presidente del la estación, Héctor Rivero, lo confirmó.

El Tiempo Televisión pasa a engrosar la lista de medios censurados por el gobierno chavista, entre ellos, Radio Caracas Televisión (RCTV), NTN24, sacado del aire en el 2016; y CNN en Español, al que le retiraron la señal en febrero de este año.

La Fundación para la Libertad de Prensa emitió un comunicado y rechazó la decisión. «La FLIP rechaza el bloqueo a El Tiempo Televisión en Venezuela. Señor Nicolás Maduro, las garantías a la libertad de prensa son intrínsecas a cualquier democracia».

 

Presidente de RCTV espera que Maduro acate fallo de la CorteIDH a favor de su canal

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Marcel Granier, presidente de Radio Caracas Televisión (RCTV), dijo el martes que espera que el Gobierno acate la decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) que ordena restablecer la señal a su canal.

“Es un gran triunfo de Venezuela. Una oportunidad para que los venezolanos vivan con su derecho a ser informados; también deben devolvernos los equipos que nos robaron”, sostuvo en unas declaraciones para El Nacional.

En 2007, el Estado venezolano revertió la concesión de la frecuencia de televisión abierta con la que RCTV operaba desde 1953.

En la demanda planteada ante la CorteIDH, que dio a conocer su fallo este lunes, los propietarios de canal televisivo argumentaron que esa medida fue tomada porque se negaron a cambiar su línea editorial crítica al Gobierno de Hugo Chávez (1999-2013).

Granier remarcó hoy que “todo el mundo está obligado” a acatar la decisión de la CorteIDH y dijo esperar que el Gobierno del presidente Nicolás Maduro “aproveche esta magnífica oportunidad que se les presenta para hacer cumplir la ley”.

“Esto será aplaudido por todo el pueblo venezolano que recibió la noticia con entusiasmo”, agregó.

La frecuencia que usaba RCTV es ahora utilizada por la estatal Televisora Venezolana Social (Teves).

El fallo de la Corte sostiene que ha sido “probado que en el presente caso se configuró una restricción indirecta al ejercicio del derecho a la libertad de expresión producida por la utilización de medios encaminados a impedir la comunicación y circulación de la ideas y opiniones”.

La CorteIDH, con sede en Costa Rica y que forma parte de la Organización de Estados Americanos (OEA), también ordenó una serie de reparaciones económicas para los demandantes.

El Gobierno de Maduro no ha reaccionado aún a la sentencia, aunque en 2013, un mes después de la elección de Maduro, el entonces canciller, Elías Jaua, dijo que no le preocupaba el asunto y aseveró que no iban a acatar ningún fallo de la Corte de San José.

Si la Corte decide obligar al Gobierno venezolano “a restituirle la frecuencia a un determinado grupo económico en Venezuela, tendrán que invadirnos para obligarnos a acatar una decisión absolutamente contra la Constitución”, declaró entonces.

Las telenovelas venezolanas luchan por sobrevivir

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En esta imagen del miércoles 27 de mayo de 2015, el actor Carlos Cruz, a la derecha, se prepara para una escena de la telenovela “Piel Salvaje” en el estudio de Radio Caracas Televisión RCTV en Caracas, Venezuela. (AP Foto/Ariana Cubillos)

Un auxiliar en el set golpea la claqueta al grito de «¡acción!», y tres mujeres empiezan a discutir acaloradamente sobre una niña recogida de las calles, cuyas reacciones violentas no pueden ser suprimidas.

La escena de la filmación de la telenovela «Piel Salvaje» no tendría nada de especial si no fuera por lo difícil que ha sido para los productores grabar el seriado en un país que casi que ha perdido una próspera industria después de que produjera muchos de los más recordados melodramas de América Latina durante más de medio siglo.

En 2007, el gobierno venezolano sacó del aire a Radio Caracas Televisión, entonces uno de las más antiguas compañías de radiodifusión y producción de telenovelas del país, después de ser acusada de apoyar un fallido golpe de Estado en contra del entonces presidente Hugo Chávez, cinco años antes.

Cientos de actores, técnicos y guionistas perdieron sus puestos de trabajo y los estudios de la productora cerraron. El éxodo a otros países de quiénes producían este emblemático género televisivo latinoamericano, una ofensiva gradual en contra de los medios de comunicación y una crisis financiera que causó una desbandada de anunciantes, casi llevaron a esta industria a la extinción.

Pero ocho años después el estudio de televisión se volvió a iluminar al filmar los 120 capítulos de «Piel Salvaje», que probablemente no se verán en Venezuela. RCTV, ahora pequeña compañía de producción, está mercadeando la telenovela a otros países latinoamericanos como Ecuador, donde se estrenó el mes pasado.

«Piel Salvaje» es la primera producción de RCTV desde que Chávez se negó a renovar su licencia de funcionamiento y les confiscara su equipo de transmisión para dárselo a una red pública de televisión. La compañía mantuvo su estudio y su equipo de producción.

Miembros del elenco de «Piel Salvaje» comparan su trabajo a una lucha librada por disidentes políticos en un país profundamente polarizado tras 16 años de gobierno socialista liderado por Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro.

«La única manera que tenemos de seguir viviendo en el país es resistiendo y la única forma de lucha lícita que tenemos, es trabajando en lo que creemos y queremos», dijo José Simón Escalona, vicepresidente de producción de RCTV.

El intento de reavivar la industria de las telenovelas parece uno de los argumentos de estos dramas televisados popularmente conocidos también como culebrones. Desde la década de 1970, las telenovelas eran uno de los principales productos de exportación no tradicionales del país petrolero, y solían ser dobladas al ruso y al hebreo, pasando por los dialectos regionales que se hablan en Filipinas.

«Kassandra», una de las telenovelas insignia, jugaba un papel tan importante para calmar las tensiones durante la guerra de Bosnia que el Departamento de Estado estadounidense dijo que intervino para ponerla de nuevo al aire cuando la señal se perdió por la lucha entre los bandos enfrentados.

 

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En esta imagen del miércoles 27 de mayo de 2015, el vicepresidente de producción de Radio Caracas Televisión Producciones, José Simón Escalona, sentado en el estudio durante una entrevista con Associated Press en Caracas, Venezuela. (AP Foto/Ariana Cubillos)

 

El declive de la industria de las telenovelas venezolana comenzó en los noventa por la dura competencia de las productoras mexicanas y colombianas. Se aceleró después de la elección de Chávez en 1998 y la aprobación de una ley de 2004 que impuso multas y penas severas a las productoras que no se adhirieran a las vagas normas que definían los contenidos de una programación socialmente responsable. RCTV salió del aire tres años después.

De producir un tope de 12 telenovelas al año, Venezuela ahora lucha por producir una o dos. Decenas de actores se fueron para empezar de nuevo en otros países, donde su rápida dicción y su acento caribeño se han convertido en obstáculos para ser contratados. Otros se quedaron trabajando en el teatro, donde el salario y las presentaciones son menos glamorosas, pero donde disfrutan de libertad pues no son censurados y tienen la oportunidad de tocar temas políticos.

«La historia de la industria de la telenovela venezolana es realmente la inversa a la de una de sus convencionales tramas: en lugar de pasar de la pobreza a la riqueza, hemos pasado de la riqueza a la pobreza «, dijo Carolina Acosta-Alzuru, que ha escrito varios libros sobre los culebrones venezolanos y que es profesora en la Universidad de Georgia, campus Athens.

En su trabajo de investigación, Acosta-Alzuru tuvo acceso a memorandos internos de Venevisión, productora rival de RCTV, en los que sus abogados cuestionaron el uso del lenguaje empleado por el guionista Leonardo Padrón que, según ellos, podría ser interpretado por el gobierno como altisonante por tener connotaciones políticas. Sugirieron quitar palabras como «martini» y «esteroides», y le dijeron a Padrón que no atribuyera al gobierno el alza en la inflación, en los crímenes y otros problemas sociales.

«Ahora nosotros estamos tratando de hacer un producto más de competencia internacional», dijo Escalona, uno de los veteranos de la industria. «Si tuviésemos que hacer una versión nacional tendríamos que limpiarlo de muchos elementos, entre ellos cosas tan sencillas como tener un vaso de licor en la mano o empuñar un arma».

Apenas el año pasado Maduro convocó a una reunión a los ejecutivos de la televisión por cable después de acusarlos de exaltar la violencia y difundir «antivalores», y responsabilizó en parte a estas producciones por el asesinato de la reconocida actriz de telenovelas Mónica Spear.

Expertos en la industria dicen que el involucramiento del gobierno en las telenovelas ha dado como resultado un producto esterilizado que apenas se asemeja a las producciones vanguardistas de años pasados como «Por estas calles», que tuvo una audiencia récord para RCTV en 1992 al retratar la vida en un barrio marginal de Caracas asediado por altas tasas de criminalidad.

Las producciones ahora tienden a ser remakes de éxitos del pasado o lagrimones. También hay series con contenido ideológico como «Guerreros y Centauros», una megaproducción de la productora estatal que reemplazó a RCTV, que recrea los grandes salones del siglo XIX luego de que Venezuela lograra independizarse de España.

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En esta imagen del miércoles 27 de mayo de 2015, de izquierda a derecha, las actrices Kiara, Gledys Ibarra, Amanda Gutiérrez y Julie Restifo preparan una escena para la telenovela venezolana «Piel Salvaje» en el estudio de Radio Caracas Televisión en Caracas, Venezuela. (AP Foto/Ariana Cubillos)

Pero la misma crisis económica que minó a la industria de su fuerza parece que le está dando una segunda oportunidad. Debido a una inflación que alcanza los tres dígitos y una moneda cuyo valor está colapsando, los profesionales de las telenovelas pueden ser contratados a bajo precio. Y la venta de los culebrones en el extranjero le puede permitir al país generar las divisas que tanto necesita.

Para el actor Javier Vidal, quien participa en «Piel Salvaje», el renacimiento de la industria como un producto de exportación es agridulce.

«El público siempre era muy grato con uno», dice. «Nos agradecieron en las calles como si fuéramos parte de la familia porque estuvimos en la casa todos los noches contando historias. Ahora ni sé quién es mi audiencia».