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Racismo

Expolicía que mató a George Floyd será condenado en junio
El exagente de 45 años fue declarado culpable el martes de tres cargos de homicidio en segundo y tercer grado

Derek Chauvin, el expolicía de Minneapolis condenado por el homicidio de George Floyd, será sentenciado en junio.

De acuerdo con documentos judiciales difundidos el viernes, Chauvin será sentenciado el 16 de junio a la 1:30 p.m. por Peter Cahill, el juez del condado de Hennepin que supervisó el juicio, que incluyó casi tres semanas de declaraciones de testigos y expertos médicos y policiales.

El exagente de 45 años fue declarado culpable el martes de tres cargos de homicidio en segundo y tercer grado que pesaban en su contra por haber mantenido su rodilla sobre el cuello de Floyd luego de haberlo detenido. Según los estatutos de Minnesota, solo será sentenciado por el más grave: homicidio no premeditado en segundo grado.

Si bien ese cargo conlleva una condena máxima de 40 años, los expertos opinan que le darán una pena menor. Para efectos prácticos, el máximo que enfrentaría son 30 años o incluso menos.

Según las directrices de sentencia de Minnesota, la sentencia por homicidio no premeditado en segundo grado para alguien sin antecedentes penales como Chauvin sería de 12 años y medio. Los jueces pueden condenar a alguien a sólo 10 años y ocho meses y aun así estar dentro del rango de las directrices, pero en este caso, los fiscales buscan una sentencia que supere el rango de las pautas. Citaron varios factores agravantes, incluido que Floyd era particularmente vulnerable, que Chauvin era un policía uniformado en posición de autoridad y que el homicidio fue presenciado por varios menores de edad.

Chauvin no testificó en el juicio y no se sabe si hará una declaración el día de la sentencia. Actualmente se encuentra detenido en la única prisión de máxima seguridad de Minnesota, en una celda para él solo por cuestiones de seguridad.

Se espera que ambas partes presenten argumentos por escrito sobre si hubo agravantes y Cahill tomará una decisión antes de la audiencia de sentencia.

Incluso si hubiera agravantes, los expertos dicen que el juez probablemente no condenará a Chauvin a más de 30 años, porque se correría el riesgo de una revocación por apelación, de acuerdo con fallos previos de la Corte Suprema.

Laureano Márquez P. Jul 07, 2020 | Actualizado hace 1 mes
Entrevista al almirante Colón

Monumento a Colón en Barcelona, Puerto Marinero, España. Foto Vicens Dorse en Pixabay.

@laureanomar 

A raíz de la arremetida en contra de las estatuas de Colón tanto en el nuevo como en el Viejo Mundo, hemos decidido -como vivimos tiempos virtuales- hacerle una entrevista al insigne (¡o no!) navegante -vía ouija-zoom- que transcribimos de seguido:

LM: Almirante Colón, ante todo gracias por la entrevista. Seguramente ha visto usted desde la Eternidad cómo sus estatuas caen como moscas alrededor del mundo.

Colón:

¡Como moscas alrededor del mundo!, ja,ja, me gusta esa imagen porque la verdad es que este mundo se ha vuelto un auténtica…

LM: … ¡No lo diga señor Colón…! A lo que me refiero es: ¿por qué cree usted que caen sus estatuas?

Colón: Por una razón muy simple: la línea de acción del peso cae fuera de la base de  sustentación y se vienen abajo…

LM: Bueno esa es la explicación física, quisiera escuchar la política, porque no se “vienen abajo” solas…

Colón: No quería llegar a esto pero tendré que responderle: porque este mundo marcha aceleradamente rumbo al precipicio de la imbecilidad…

LM:

¿Usted lo cree?

Colón: ¡Como que llegué a la isla de San Salvador el 12 de octubre de 1492!… Vamos a ver si vos tenéis de sentido común… Os voy a hacer unas preguntas…

LM: ¿A mí?, pero el que lo está entrevistando soy yo….

Colón: ¿Nunca oyó hablar de Sócrates y la mayéutica?

LM: ¿Descubrir conocimientos mediante preguntas?

Colón: ¡Muy bien!… Descubrir es también conocer… ¿En el año 1492 quien tenía mayor desarrollo técnico la América preyobina o Europa?

LM: Europa, es claro…

Colón: Muy bien… En otras palabras: entonces en tiempos de desarrollo de la navegación, ¿si no hubiese yo llegado a América lo habría hecho otro europeo?

LM: Así es.

Colón: ¿Y a vos os extraña que en 1492, en un mundo en expansión, una nación poderosa someta a un pueblo al que puede dominar militarmente?

LM: No me extraña, pero fue cruel…

Colón: Claro que lo fue, el siglo XV lo era… a mí, por ejemplo, lo que me extraña de este tiempo es que una nación poderosa y rica se deje someter por otra más débil hasta su hundimiento absoluto… ¿O es que las dominaciones actuales no producen muchísimos más muertos y desastres? ¡Y os ufanáis de ser civilizados!… ¡y tumbáis estatuas!.. ¡y os creéis superiores! Al menos nosotros discutimos en el Consejo de Indias nuestro derecho a conquistar… Hoy no se discute… procedéis sin aviso ni protesto. Y la conquista es peor: sin disparar un arcabuz, sometéis las mentes y ni os dais cuenta.

LM: Pero hubo muchos indígenas asesinados…

Colón: Sin duda, peleamos, matamos y nos mataron. Nosotros matamos más porque teníamos mejores armas y sometimos… Estamos hablando de 1492…

Hoy en el avanzado siglo XXI el gobierno que tumba mis estatuas, por asesinar indios en combate, asesina a indígenas desarmados en el sur de Tierra de Gracia… y los que se hacen llamar progresistas aun lo defienden cual zapatero que defiende sus zapatos… ¿hay alguna condena por estos crímenes? ¿Se ha vuelto a hablar de ello?

En los Estados Unidos, los que tumban mis estatuas acusándome de racista son los nietos de aquellos que exterminaron a todos los indios del norte, que si alguno queda fue por la protección de las misiones españolas, entre ellos un tal fray Junípero, cuyas estatuas también han sido derribadas. En la América española, la reina Isabel permitió el matrimonio entre indios y conquistadores…Y se fundaron universidades por todas las colonias cuando los ingleses no pensaban levantar la primera en el Nuevo Mundo.

Lo que os quiero decir es que como la conquista iba a suceder inevitablemente, la América española tuvo suerte de ser conquistada por los españoles, aunque los ingleses pretendan hacer creer lo contrario: cualquier otra nación europea habría hecho peores destrozos y propiciado menos avances. Todo ello gracias a que España contaba con el genio político de Isabel de Castilla, lo que vino luego es decadencia.

LM: ¿Le duele que se le recuerde con tanta rabia?, ¿que no se le honre?

Colón: Honra y deshonra son asuntos humanos. Quien honra y deshonra, se honra y se deshonra en el fondo a sí mismo. ¿O es que los que derriban las estatuas no llevan nuestra sangre? Yo cumplí con mi deber, amplíe las fronteras del mundo, fundé una cultura nueva, llena de las esperanzas y potencialidades que iban en las semillas que sembramos en el siglo XV, en el mestizaje que produjimos.

Los que me cuestionan, se autocuestionan, son el producto de lo que aborrecen, me maldicen en español.

Yo me comporté como un hombre de 1492… Lo que verdaderamente me asombra es que vosotros -gentes del siglo XXI- hagáis las mismas cosas que hacíamos nosotros y nos os deis cuenta y os creáis superiores. Esto sí que duele. Tenéis muchos aparatos, pero en humanidad estáis naufragando.

LM: ¿Algún mensaje final?

Colón: Las estatuas no son nada, tumbadlas si queréis. No me importa si me amaís o me odiáis, lo que si tenéis que hacer es asumirme, estudiar la historia y dejar la histeria.

 

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Carolina Jaimes Branger Jun 15, 2020 | Actualizado hace 4 semanas
¿Qué nos devolverá el viento?

Fotograma de Lo que el viento se llevó, donde se ve a la oscarizada actriz negra Hattie Mac Daniel como la nana que sirve al personaje protagonista, Scarlett O´Hara. Foto en La Voz de Galicia.

@cjaimesb 

La famosa película de 1939, Lo que el viento se llevó, vuelve al tapete y rompe récord de ventas en Amazon, después de que HBO Max la retirara de su catálogo de películas «por su contenido racista». Personas que ni siquiera sabían de la existencia del filme, hoy poseen el DVD. Y es que las prohibiciones logran eso: que la gente compre lo que jamás hubieran pensado comprar antes de la prohibición.

Pero hay unas buenas razones. La página de CNN Business publicó las declaraciones del portavoz de HBO Max: Lo que el viento se llevó es “un producto de su tiempo y describe algunos de los prejuicios étnicos y raciales que, desafortunadamente, han sido comunes en la sociedad estadounidense. Estas representaciones racistas estaban equivocadas entonces y ahora, y sentimos que mantener este título sin una explicación y una denuncia de esas representaciones sería irresponsable. Cuando la película regrese a HBO Max, lo hará con una discusión de su contexto histórico y una denuncia de esas mismas representaciones, y se presentará tal como se creó originalmente, porque de lo contrario sería lo mismo que afirmar que estos prejuicios nunca existieron. Si queremos crear un futuro más justo, equitativo e inclusivo, primero debemos reconocer y comprender nuestra historia”.

Aplaudo esa decisión. Muchos la han considerado “radical” –definitivamente Lo que el viento se llevó es un clásico del cine y lo seguirá siendo- pero hay ocasiones en las que para lograr que un péndulo se quede en el centro hay que llevarlo de un extremo al otro.

Y el asesinato de George Floyd ha destapado nuevamente una olla de racismo en un país que, habiendo electo presidente de la república para dos períodos a un hombre de color, parecía haber dejado atrás su historia de injusticias, segregación y miseria humana.

Pero no. El racismo sigue su escalada y hay que detenerlo. No solo hay que hablar de la esclavitud, un hecho histórico lamentable e ineludible. Hay que hablar del drama que significó la segregación posemancipación de los esclavos: hospitales para blancos, hospitales para negros. Baños para blancos, baños para negros. Autobuses divididos, donde los negros estaban obligados a sentarse de la mitad para atrás. Y así en muchas otras instancias. Hattie Mac Daniel, la actriz que interpreta a “Mammy”, la nana de Scarlett O´Hara en la película, fue la primera persona de color en obtener un premio óscar. Sin embargo, quedó encasillada en el estereotipo de sirvienta. Así apareció en muchas otras películas. Su indiscutible talento histriónico no fue reconocido para otros papeles.

Pero esta situación no es exclusiva de los Estados Unidos. Los americanos no son los únicos racistas. El Apartheid en Sudáfrica es una vergüenza histórica, solo para mencionar una de las tantas que hay.

Aquí en Venezuela, aunque no hubo ese tipo de segregación, hay un racismo solapado. Chistes de mal gusto, comparaciones chocantes, que tal vez provengan de una visión distorsionada de la historia: a nosotros nos enseñaban (y a mis hijas también se lo enseñaron) que el padre Bartolomé de Las Casas era una suerte de héroe porque, para proteger a los indios, trajo esclavos negros. Y ningún libro –y peor aun, ningún profesor- comentó sobre la injusticia que aquel “acto de piedad” significó.

De manera que, rechazando de hecho el vandalismo como forma de protesta- celebro las otras protestas: inteligentes, llenas de contenido y con mensajes.

Porque hay discriminación hasta en la selección de la queja: por ejemplo, Breonna Taylor, una trabajadora sanitaria de Louisville, Kentucky, fue asesinada el 13 de marzo por agentes policiales que irrumpieron en su casa buscando drogas. No estaban uniformados, aparentemente no entregaron la orden de allanamiento, y cuando su novio, que estaba en la cama con ella cuando entraron, disparó a la pierna de uno de los policías en defensa propia, la respuesta fue una lluvia de disparos. Breonna recibió ocho impactos de bala. Sin embargo, aunque hubo protestas en la ciudad, no fue un escándalo como el asesinato de George Floyd. Breonna tenía todas las de perder: además de ser de color, era mujer. Lo peor de los dos mundos.

De manera que cuando nos devuelvan Lo que el viento se llevó, espero que sea porque definitivamente soplen vientos de cambio, más profundos, más empáticos y, sobre todo, más solidarios.

Fragmento de Lo que el viento se llevó en el canal de YouTube: Dpto. Imagen y Sonido del IES La Guancha

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EE. UU. vs China: xenofobia y guerra fría

@victoralvarezr@davroalvarez 

En su afán por lograr la reelección, Donald Trump intensifica la rivalidad de EE. UU. contra China. Las encuestas muestran que el apoyo al mandatario estadounidense está cayendo en estados clave, en medio de una fuerte crítica por no haber actuado oportuna y eficazmente para evitar la propagación masiva y acelerada de la covid-19, que sigue causando estragos en la población de EE. UU.

La estrategia de Trump es atacar a su rival Joe Biden, quien lidera la intención de voto con 53 % frente a 43 %. Para remontar esta desventaja, los asesores de Trump despliegan una campaña de ataque y llaman Beijing Biden” al candidato demócrata, a quien acusan de estar dispuesto a hacer inadmisibles concesiones a China. Pero ambos candidatos coinciden en manifestar duras posturas contra China para aumentar su número de votos. Tanto así que, entre los demócratas, Biden ha sido criticado por ser caja de resonancia del discurso xenófobo y racista de Trump.

Tanto es el prejuicio sembrado contra el gigante asiático en esta campaña electoral que, según una encuesta de Pew Research Center, dos de cada tres estadounidenses tienen una visión desfavorable de China. Y esa desconfianza se refleja en todo el electorado, sin importar si es demócrata o republicano. Aunque se intensifica entre los seguidores de Trump y las personas de más edad.

El virus chino y la xenofobia

Líderes gubernamentales y altos funcionarios estadounidenses han alentado directa o indirectamente los crímenes de odio y las muestras de racismo y xenofobia mediante el uso y abuso de una retórica antichina. Trump acusa a Beijing de falta de transparencia en el manejo del coronavirus. Le atribuye la principal responsabilidad en la propagación de la pandemia y promete al electorado estadounidense que China pagará por los daños ocasionados por la covid-19.

Poderosos sectores conservadores y reaccionarios han aprovechado la crisis de COVID-19 para impulsar teorías de conspiración contra los inmigrantes y a favor de la supremacía blanca, ultranacionalista y xenófoba que ahora se enfoca en satanizar a la población de origen asiático.

Varios congresistas han propuesto leyes o acciones para castigar a China: el senador republicano Tom Cotton acusó a Beijing de permitir deliberadamente que el virus saliera de sus fronteras. Y el fiscal general del estado de Misuri, Eric Schmicht, demandó por daños a China.

Human Rigts Watch ha hecho un llamado a los gobiernos para que tomen urgentes medidas para prevenir la violencia y la discriminación racista y xenófoba vinculada a la covid-19. El Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, dijo que “la pandemia sigue desatando una oleada de odio y xenofobia, buscando chivos expiatorios y fomentando el miedo” e instó a los gobiernos a “actuar ahora para fortalecer la inmunidad de nuestras sociedades contra el virus del odio”.

La intensificación de la campaña xenófoba y racista ha sido tan peligrosamente eficaz que donde se ve una persona de origen asiático se advierte un foco de contagio. Por esa razón suelen ser víctimas de ataques, amenazas, insultos racistas, discriminación e, incluso, salvajes golpizas.

En Italia, el grupo de la sociedad civil Lunaria ha recopilado cerca de un centenar de denuncias y noticias sobre agresiones, insultos, acoso y discriminación contra personas de ascendencia asiática. Organizaciones de derechos humanos y otros grupos en Francia, Australia y Rusia informaron a Human Rights Watch sobre ataques y acoso a personas que -por el solo hecho de tener ascendencia asiática- son acusadas a priori de ser portadoras de COVID-19.

La nueva guerra fría

La guerra comercial de EE. UU. contra China -a quien acusa de prácticas comerciales desleales y robo de la propiedad intelectual estadounidense-, se intensifica ahora con la acusación del gobierno de Trump sobre la responsabilidad e intencionalidad de China en la propagación internacional de la covid-19. Estas acusaciones han dado origen a toda clase de teorías conspirativas sobre las supuestas pretensiones chinas de dominar al mundo.

La razón de fondo de toda esta campaña es que China representa para EE. UU. un desafío económico mucho mayor que el que en su momento representó la Unión Soviética.

Al comparar las series estadísticas del PIB entre ambos países, salta a la vista que en ningún momento -durante la Guerra Fría- la economía soviética superó el tamaño de la economía estadounidense. Y cuando más se acercó la URSS, apenas llegó a ser el 44 % de la gigantesca economía de EE. UU.

Pero resulta que en los últimos treinta años despertó otro gigante: el gigante asiático. La economía China ha superado ya el tamaño de la economía de EE. UU. Y esto representa una seria amenaza para la hegemonía estadounidense, aunque China no tenga las mismas pretensiones soviéticas de difundir su modelo político-ideológico ni de expandir su presencia militar.

Lo que sí hace Beijing es seguir invirtiendo en el desarrollo de su gran proyecto global La Nueva Ruta de la Seda. A esta iniciativa se integran cada vez más países bajo el principio de esfuerzo mutuo y beneficios compartidos. Por lo tanto, el desafío de China para los EE. UU. es fundamentalmente económico. Para evitar que la pujante economía china le siga sacando ventaja a la cada vez menos competitiva economía estadounidense, Trump está dispuesto a apelar a cualquier pretexto.

El problema es que el uso del término “virus chino” por parte de Donald Trump y de “virus de Wuhan” por parte de Mike Pompeo, atizan el discurso del odio. Y exponen al ataque de fanáticos no solo a la enorme comunidad china en EE. UU., sino a toda persona de origen y rasgos asiáticos. A medida que se acerque el 3 de noviembre, fecha en la que se realizarán las elecciones, el conflicto entre Washington y Beijing se hará más tenso, cuestión que recrudecerá la xenofobia y prejuicios contra los inmigrantes asiáticos en EE. UU. El peligro que corren es inminente.

 

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Diputado Francés denunciará a Maduro por incitación al odio racial

 

El diputado francés Jean-Christophe Lagarde, presidente del partido centrista Unión de los Demócratas e Independientes (UDI), anunció que denunciará al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, por incitación al odio racial.

La denuncia, que según indicaron a EFE fuentes de su partido será interpuesta este martes, se produce en respuesta a los comentarios que el mandatario venezolano hizo al felicitar a Francia por su victoria en la final del Mundial de Rusia contra Croacia.
«Ganó el equipo de Francia, aunque parecía el equipo de África. Ganó África realmente, los inmigrantes africanos que han llegado a Francia», dijo este lunes Maduro durante un acto de Gobierno en Caracas transmitido por la televisión estatal VTV.

El presidente venezolano insistió en que los «Bleus», que se impusieron en la final por 4-2, obtuvieron el campeonato «gracias a los jugadores africanos o hijos de africanos», e hizo un llamamiento para que cese en Europa el racismo y la discriminación contra los inmigrantes y los pueblos africanos, según reseña Efe.
Lagarde señaló en una entrevista con la emisora «France Info» que presentará su denuncia «porque eso se llama incitación al odio racial» y añadió que las declaraciones de Maduro «niegan lo que es Francia».
«Francia no mira tu origen. Cuando llegas aquí, quieres ser francés y compartes nuestros valores, eres francés. Nos da igual tu color de piel, tu religión, tus antepasados, etc. Todo lo contrario. Maduro, que maltrata su país, no conoce Francia», sostuvo.
El diputado admitió que su denuncia tiene un valor principalmente simbólico, pero recalcó que presentarla es una manera de decirle «vete a la mierda»
El chavismo es racista, pero no lo sabe, por Isaac Nahón Serfaty

Chavismo6

 

Nicolás Maduro ha usado la clave racista para explicar el por qué su dictadura ha sido denunciada por los gobiernos de Estados Unidos y Europa. Ha dicho el presidente venezolano que los “genocidas, nazis y fascistas de antes” ahora la habrían tomado contra su gobierno porque odian a los “oscuros de piel”. Aunque el argumento racista busca llegar a la audiencia interna, tiene como objetivo principal la audiencia “progre” internacional, siempre tan sensible a la retórica “etnicista” y políticamente correcta.

Maduro, como en tantas otras cosas, sigue en esto a su maestro Hugo Chávez. El “Comandante Eterno”, como le dicen sus fieles, gustaba mimetizarse como zambo, indio o negro dependiendo de la ocasión. Chávez recordaba en sus discursos, y no sin razón, que en Venezuela ha existido un racismo que pretendió ocultarse bajo la invocación de un virtuoso mestizaje. Es cierto, en Venezuela hubo y hay racismo contra los negros y contra los aborígenes. El fenómeno, como en otros países, tiene raíces culturales, económicas y sociales. Los negros, descendientes de esclavos, fueron brutalmente explotados y marginalizados. Lo mismo sucedió con los pueblos autóctonos, sometidos y muchas veces exterminados por el conquistador español.  

Chávez se valió de la coartada racista para alimentar la polarización que lo ayudó a mantenerse en el poder. El chavismo es una ideología en “blanco y negro”, sin matices, en la que el mundo está dividido fundamentalmente entre víctimas y victimarios. El fallecido presidente gustaba invocar el odio de los blancos contra los “oscuritos de piel” (cosa que decía con cierta sorna). Hay que notar, sin embargo, que el propio Chávez hacía en sus largas alocuciones chistes abiertamente racistas, particularmente contra los negros. El objeto de esas “bromas pesadas” era frecuentemente el afro-venezolano Aristóbulo Istúriz, ahora vice-presidente de la ilegal Asamblea Constituyente y quien ocupó varios cargos en el gobierno de Chávez.

Maduro intenta volver a atizar la polarización racial. Ha dicho incluso que los chavistas son “los judíos del siglo XXI”, haciendo un cínico paralelismo entre la persecución de los judíos por los nazis y la supuesta persecución de la que habrían sido víctimas sus partidarios. Ha insistido que son los “blancos” los que odian a los que “tenemos un colorcito” (lo dice con la misma sorna que ya expresaba Chávez). Claro que Maduro tendrá menos éxito que su jefe espiritual en su propaganda polarizadora. Es un presidente impopular (más de 80 por ciento de los venezolanos lo rechaza), su gestión es un desastre (hiperinflación, escasez de comida y medicamentos, salud pública en retroceso, corrupción) y no tiene los fondos que tuvo Chávez para comprar voluntades.

Pero el argumento racista de Maduro, y del chavismo en general, es una peligrosa chispa que puede encender la pradera en un país sometido ya a una violencia de Estado brutal, como lo ha denunciado recientemente la oficina de derechos humanos de las Naciones Unidas. El chavismo podría definirse como una máquina de odio que ha servido para que una oligarquía cívico-militar se amarre al poder saqueando las arcas públicas, dándole migajas a una mayoría empobrecida y diezmando a la clase media. Esa oligarquía cívico-militar destila un resentimiento racista que no parece muy distinto del racismo que martirizó a los negros y aborígenes.

 

*Profesor en la Universidad de Ottawa (Canadá)

“Supremacía blanca”: la nueva arma del chavismo para atacar a sus adversarios

@boonbar

¿QUÉ TIENEN EN COMÚN el presidente norteamericano Donald Trump y la Fiscal General Luisa Ortega Díaz de Venezuela? No sólo el color de piel y cabello sino que el oficialismo chavista los coloca como los representantes de una nueva amenaza del régimen, la «supremacía blanca».

El chavismo se arma con un nuevo torpedo discursivo que apela al racismo para atacar a sus contrincantes. Desde hace 5 meses, el término supremacía blanca se ha insertado al menos seis veces en declaraciones y discursos con el cual pretende dividir, polarizar, victimizarse y a la vez deshumanizar al oponente, analizan expertos.

«Hoy se ha vencido la supremacía blanca instalada en el Ministerio Público». La grandilocuente sentencia no fue proferida en una manifestación antiTrump en Estados Unidos ni en la Sudáfrica del Apartheid sino en Caracas, específicamente en el Salón Elíptico del Palacio Federal Legislativo el viernes 4 de agosto del 2017, durante el acto de instalación de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) en medio del escándalo de su fraudulenta elección.

La frase fue pronunciada por la designada presidenta de la ANC y ex canciller Delcy Rodríguez para apoyar la decisión de destituir a la Fiscal General Luisa Ortega Díaz del cargo, a quien también acusó de ser «cazadora de jóvenes de color».

El señalamiento de Rodríguez resaltó en medio de un discurso plagado de acusaciones contra los adversarios políticos como la traición y la violencia. Aunque exótico, no fue inédito: en marzo de 2017, Nicolás Maduro  habló por primera vez de “la amenaza para la humanidad de la supremacía blanca que trata de apoderarse de América Latina y que busca revivir el colonialismo”, luego de que el presidente de EEUU, Donald Trump, anunciara que levantaría  el muro en la frontera con México.   

También el 6 de marzo de 2017, en ocasión de la XIV Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del Alba-TCP, Rodríguez emuló a Maduro diciendo que “la supremacía blanca es una amenaza que hay para la humanidad. La humanidad tiene que despertar frente a lo que está ocurriendo».

El oficialismo siguió utilizando el término “supremacía blanca” para responder a las declaraciones del mandatario norteamericano sobre Venezuela hasta el  19 de mayo de 2017, cuando la Cancillería -en manos de Rodríguez- emitió un comunicado condenando al nuevo gobierno norteamericano por “reivindicar la supremacía blanca anglosajona por sobre el resto de los pueblos y culturas del planeta”. El documento agrega que es “una desgracia que se practique la supremacía blanca a través de la articulación de una filosofía que ayuda y consuela a los racistas”.

Viene de «El Imperio»

Pero ¿qué significa exactamente la “supremacía blanca” en Venezuela, cuyo 52% de la población se asume morena, 44% blanca y apenas 2,8% negra y 0,6% afrodescendiente, según la encuesta de «autoreconocimiento étnico» del censo 2011?

Supremacía blanca o supremacismo blanco es un concepto ideológico que sostiene que los blancos (fenotipo ario)  deben ser dominantes sobre otras razas, son genéticamente superiores y/o tienen una cultura propia superior al resto y por lo tanto deben vivir únicamente en sociedades de blancos.

Engloba a movimientos nacionalistas y de extrema derecha, muchos de los cuales apoyan a Trump y repudian comunidades afroamericanas, latinoamericanas, asiáticas o árabes que viven en territorio estadounidense.  Una de sus emblemáticas expresiones es el movimiento Ku Kux Klan.

La polémica racial en EEUU tomó relevancia recientemente con las marchas y contramarchas protagonizadas por supremacistas blancos y defensores de ultraderecha y sus contrapartes en Charlotesville, Virginia, entre el viernes 11 y sábado 12 de agosto, que generaron fuertes enfrentamientos entre el viernes 11 y sábado 12 de agosto, con el saldo de una mujer muerta y 35 heridos por arrollamiento.

«Se intenta importar de EEUU un debate que corresponde al grupo de los llamados Wasp (siglas en inglés de la denominación blancos, americanos, protestantes) que respaldan a Trump. Aquí hay también una antinomia: tratar de aplicar en Venezuela referentes imaginarios de EEUU no relacionados con el contexto local», observa el politólogo John Magdaleno.

La semióloga y lingüista Rosa Amelia Asuaje indica que se trata de un metamensaje del cual los venezolanos no tienen referencias. «Son declaraciones desconectadas de la realidad, un discurso sin asidero con el contexto local, que forma parte de la búsqueda permanente del oficialismo de referentes populares que no funcionan».

Un concepto a conveniencia

El término “supremacía blanca” tiene un uso flexible para los voceros del oficialismo. Luego de utilizarlo  para atacar a Trump, ha servido para enfilarla contra la fiscal Ortega Díaz, que no es norteamericana pero si blanca y con el pelo teñido de rubio.

Lo demuestra las declaraciones de la ex-canciller Delcy Rodríguez del 17 de julio de 2017, un día después del simulacro de votación de la ANC (que hicieron coincidir con el plebiscito o Consulta Popular convocada por la Mesa de la Unidad Democrática, MUD). La entonces candidata a constituyentista apeló al término para atacar a la Fiscal General: “La justicia está secuestrada por la supremacía blanca de un MP que solo está para perseguir a los jóvenes. Es una justicia racista y clasista contra nuestros jóvenes”.

Ya electa la ANC de manera fraudulenta como acusó la propia empresa organizadora Smartmatic, Rodríguez anunció que el domingo 6 sería instalada la “Comisión por la Justicia y la Verdad”, que tendría como tarea prevenir hechos de violencia ya que el sistema de justicia penal fue “secuestrado por la supremacía blanca, que no se la daba a los pobres”.

El término, que ha sido mencionado por voceros del oficialismo al menos en seis ocasiones en los últimos 5 meses, no es azaroso. Se incorpora entre las acusaciones contra la oposición de ser presuntamente autora de linchamientos y quema de manifestantes que son identificados como chavistas, como fue el caso de la muerte de Orlando Figuera, del cual el Ministerio Público desmintió que «fue quemado por ser chavista».

La Fiscal General Luisa Ortega Díaz no ha respondido a los señalamientos de connotación racista. Sin embargo, acusó que «en Venezuela se ejecutan prácticas salidas de los regímenes de Hiltler y Stalin», refiriéndose a la persecución del gobierno a funcionarios públicos para que votaran por la ANC, en entrevista a El Mercurio del lunes 14 de agosto de 2017.

“No es primera vez que el chavismo intenta hacer clivaje o división mediante elementos políticos, morales, éticos y racionales que inserta en su discurso”, advierte el politólogo John Magdaleno. “La representación social que construye el relato chavista es el de la polarización, el de dos bloques que se enfrentan”.

Para Magdaleno, azuzar la polarización ya no tiene asidero con la realidad; la proporción dejó de ser 60-40 y ahora la configuración política de mayorías y minorías cambió. La mayoría ya no la tiene el chavismo”.

Magdaleno observa que con el uso del término “supremacía blanca” y otros similares que apelan al racismo, apela a una vieja técnica de propaganda política, definida por Jean Marie Domenac, que establece el proceso de  simplificación y construcción de un enemigo único. “Se trata de adjudicar todos los males al adversario, con lo cual  pasa a ser capitalista, negador del progreso del pueblo, élite inmoral, corrupta, parasitaria, cadivera… Incluso construye ese contrincante diferente no sólo políticamente sino también estética y racialmente”.  

Mientras adjudica deliberadamente al enemigo las peores características, otorga todos los atributos positivos a su propio grupo, explica Magdaleno.  “En esta discriminación hay un esfuerzo por desfigurar o deshumanizar al adversario para deslegitimarlo, lo cual es un rasgo totalitario de un régimen autoritario”.

 Aunque parezca descabellado hablar de supremacía blanca en Venezuela, para la doctora en lingüista Asuaje, el oficialismo echa mano del término para insertarlo dentro de un discurso maniqueo y replantear la lucha de clases propia del marxismo. «Chávez apeló siempre a contraponer ricos contra pobres. Explotan el racismo para victimizarse y presentarse como grupo vulnerable. Pero generar conflicto a partir del tema del color de piel resulta más difícil en Venezuela. El fenotipo de los que considera enemigos, en este caso los opositores que protestan en las calles de Venezuela como los jóvenes de la llamada resistencia, no son precisamente representantes de una élite blanca y rubia».

“El chavismo siempre ha querido exacerbar el tema racial del venezolano, construir una nueva identidad no sólo política sino étnica. Incluso ha lanzado programas para promover la “autoeducación racial”, afirma la psicóloga social Colette Capriles recordando la inclusión de una encuesta de «autoreconocimiento étnico» en el Censo 2011.

Pero esos intentos no funcionaron, a criterio de Capriles ya que el concepto de mestizaje está muy arraigado en el imaginario venezolano.

Términos como supremacía blanca son utilizados en el lenguaje oficialista para contraponer a dos grupos, observa Capriles: «ustedes» son los blancos, los ricos, los malos, los contaminados mientras  que  «nosotros» somos los negros, los puros, los pobres, los buenos. De esta manera, «ya no existen opositores sino racistas malvados».

Para la analista, se pretende justificar las arbitrariedades contra la fiscal Ortega Díaz desde una supuesta superioridad moral. Se le acusa a la Fiscal «por su violación a la moral pública» y no por delitos definidos en la ley, cual «crimen de conciencia» contemporáneo. No apelan a la legalidad para acusar a alguien sino a la moralidad.

Capriles advierte sobre un posible precedente: podríamos estar entrando en una etapa en la que el TSJ enjuicie moralmente a los funcionarios, lo cual es la esencia del facismo.

El término reviste sus riesgos. “El uso sistemático de estos recursos retóricos son tremendamente peligrosos”, advierte Magdaleno. “Se hacen visibles los rasgos totalitarios del régimen autoritario”.

 

 

Heil, Trump!, por Carolina Jaimes Branger

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Mis sentimientos de miedo y desazón con el triunfo de Donald Trump los resumió brillantemente el periodista Charles Blow al día siguiente del triunfo en un artículo en el New York Times. Blow dice que como hombre de negocios, Donald Trump era un fanático. Como candidato, Donald Trump era un fanático. Como nominado republicano, Donald Trump era un fanático. Y sólo puede asumir que como presidente, Donald Trump también será un fanático.

Considera además que es absolutamente posible que América no lo eligiera a pesar de eso, sino por eso. Piense por un segundo lo que eso significa. Además, ¿cómo puede entenderse el hecho de que el presidente apareció en videos pornográficos?¿Cómo puede entenderse que el hombre que nombrará al próximo fiscal general se ha jactado de agredir a las mujeres? ¿Cómo se verá el llamado «a la ley y el orden» de este presidente en las «ciudades del interior» en una época cuando las comunidades minoritarias ya están recelando de la agresión policial? ¿Cómo se entiende el hecho de que un hombre que atacó a un juez federal por su «herencia mexicana» será el mismo que nombrará al próximo juez de la Corte Suprema y a decenas de jueces federales?

Yo confieso que comparto éstas y otras preocupaciones. Vi varios de los rallies de la campaña electoral de Trump y he quedado anonadada: un tribalismo primitivo, donde las personas profesan absoluta lealtad a su pensamiento o doctrina y sentimientos negativos hacia quienes no pertenecen al grupo. Como los nazis. “Él (Trump) sabe quiénes somos los “verdaderos” americanos”, dice uno de los participantes. Otra dice, sobre los medios de comunicación: “espero que él cierre los medios y abra los suyos, tendrá seguramente millones de personas que lo seguirán” (que nos pregunte a los venezolanos sobre eso). Otra más: “él no tiene miedo de “movilizar” a la gente que sabe lo que es correcto para este país”. “No vamos a aceptar que Hillary gane las elecciones y se salga con la suya. Habrá otro nivel de turbulencia, claro, sin violencia, pero vamos a poner el país patas pa´rriba” (¿cómo se pone un país patas pa´rriba sin violencia?)…

Un video que me estremeció fue uno de un grupo de rednecks  –uno de ellos desnudo de la cintura para arriba y tatuado hasta en las uñas- que le grita a un grupo de mexicanos: “¡Fuera de aquí, hijos de p…! ¡Fuera de aquí, que éste es nuestro país! ¡Somos los orgullosos vergatarios americanos! ¡Nos “hicieron” aquí en los Estados Unidos, hijos de p…! ¡Váyanse a cocinar burritos de m…! ¡Váyanse a cocinar tortillas, hijas de p… y a construir el muro de m… para mí!… ¡Trump! ¡Yo amo a Trump! ¡Jódanse! ¡Yo amo a mi país! ¡Yo me follaría al menos a diez de ustedes en una sola sentada! ¡Tienen suerte de que están aquí estos policías! ¡Tienen suerte, p…!

Los parecidos con Hitler son demasiados. Tiene nexos cercanos con el Ku Klux Klan. Su agresiva y provocativa retórica de “hacer a América grande de nuevo” caló en la mayoría de la clase media baja americana, racista, clasista, inculta, machista (incluyendo a las mujeres), que encontraron cómo canalizar sus resentimientos. Además, contó con la grandísima ayuda de James Comey, director del FBI, quien “convenientemente” hizo una acusación de que “nuevos emails que incriminaban a Hillary Clinton habían aparecido” para desdecirse cuatro días antes de las elecciones. Donald Trump nunca ha disimulado su racismo ni su misoginia. Heil, Trump! Ojalá me equivoque, porque si no, que Dios agarre al mundo confesado.

 

@cjaimesb