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Eliminan una alcabala en puente fronterizo Simón Bolívar tras denuncias
La reestructuración pretende aliviar el tránsito de los ciudadanos y que solo se atraviesen un punto de control durante su entrada o salida del país

 

Solo hay dos puntos de revisión de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) en la zona seguridad que se extiende desde la aduana principal de San Antonio del Táchira y hasta el puente internacional Simón Bolívar, luego de que el tercero quedara eliminado por constantes denuncias de retrasos de quienes cruzan.

La reestructuración, señala el diario La Nación, busca aliviar el tránsito de los ciudadanos por el paso formal y que solo se atraviesen un punto de control, ya sea durante la entrada o salida del país.

 

Para el retorno de los venezolanos, el punto de control está ubicado justo al frente de la plaza La Confraternidad, mientras que para la salida, la revisión se hace escasos metros de la entrada al puente.

 

 

Los funcionarios de Migración Venezuela están ubicados tanto en la entrada a la aduana principal de San Antonio, como en la mitad del tramo binacional, para la revisión de documentos y permisos para el paso con menores.

En la avenida Venezuela, justo a la altura de donde funcionaba la estación de servicio internacional, hay otra alcabala de la GNB encargada de despejar la vía e instar a los peatones a usar la acera.

El puente Simón Bolívar está abierto desde las 6:00 am y hasta las 4:00 pm, para el ingreso a Colombia, y desde las 6:00 am y hasta las 8:00 pm, para retorno a Venezuela.

 

 

El ministro de Comunicación e Información, Jorge Rodríguez, anunció el 10 de septiembre que colocarán una cámara las 24 horas del día en el Puente Simón Bolívar, ubicado en la frontera colombo venezolana, con el fin de “desmontar las mentiras” que se han dicho en los últimos meses sobre la crisis migratoria que se genera desde nuestro país.

Indicó que en la foto “que se hizo viral” en donde se puede apreciar un gran cúmulo de personas en el puente Simón Bolívar en la frontera con Colombia, el 77% de los ciudadanos que lo atraviesa diariamente son colombianos y refirió que del 77% de los que cruzan la frontera, 60% señalan que lo hacen por compras y para visitar familiares.

 

En ese sentido, aseveró que con el tema de la migración se ha tejido una “gigantesca estafa” basada en “falsos positivos”.

Reiteró la denuncia de que en los países de acogida se ha evidenciado un trato xenófobo y además le privaron de sus recursos.

“Fue un gran negocio para las oligarquías de Perú, Colombia y Ecuador, les quitan el dinero a los venezolanos y luego los someten al trabajo esclavo”, denunció.

Aseveró que van 2.780 personas que han regresado a Venezuela a través del denominado plan “Vuelta a la patria” y entre los casos refirió el de 52 indios de la etnia Yukpa, que regresaron de la ciudad colombiana de Bucaramanga. Además aseveró que todos podrán tener acceso a los beneficios sociales que impulsa el Gobierno.

“Estamos preparando una acción internacional dirigida a tres eventos que están demostrados: uno, el trabajo de esclavos, dos, la xenofobia y delitos de odio y el maltrato brutal a mujeres y niños venezolanos. Si hay que pedir indemnización al gobierno de Duque, al de Moreno,  al del gobierno de Perú, Martín Vizcarra, si tenemos que pedir indemnización, lo vamos a exigir”.

 

Paso de venezolanos hacia Colombia se ha incrementado en últimas dos semanas

El paso de venezolanos hacia Colombia se ha incrementado durante las dos últimas semanas, según manifestaron a El Pitazo funcionarios de Migración Colombia, que solicitaron resguardar sus identidades.

Aunque no aportaron cifras oficiales, señalaron que se ha extendido la congestión de personas que cruzan el Puente Internacional Simón Bolívar, que comunica a San Antonio del Táchira con Villa del Rosario, en Venezuela, con el Departamento Norte de Santander, en Colombia.

Al llegar a la aduana de San Antonio se ven largas colas de venezolanos con maletas que buscan sellar su pasaporte para salir del país. En esa espera pasan hasta dos días, duermen en la acera, sobre el equipaje, y muchos llevan niños en los brazos.

La cola de venezolanos para pasar por el punto de control de Migración Colombia es comparable con la de los primeros días de la apertura del paso peatonal por el puente. Con el calor sofocante, los venezolanos, apretados unos contra otros, piden agilizar el paso, sobre todo las madres que llevan niños pequeños.

La tardanza radica en la revisión del código QR de la Tarjeta de Movilidad Fronteriza -TMF-. Al menos 10 funcionarios de Migración, con gorros, tapabocas y celular en mano, escanean tarjeta por tarjeta. A los menores de edad les exigen también la partida de nacimiento y sólo pueden pasar en compañía de sus padres.

En el transcurso de 20 minutos, mientras El Pitazo observaba el proceso, decomisaron al menos 10 tarjetas falsas e impidieron el paso a los portadores del falso documento.

Los únicos que se salvan de pasar sin documentos son los que cruzan por razones humanitarias comprobables: recibir tratamiento médicos, buscar medicamentos o recibir vacunación.

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Encuesta: 85,2% de venezolanos en Cúcuta regresaría si hay cambio de gobierno

Como una migración forzada donde se están viendo vulnerados los derechos humanos, describió la investigadora de la Universidad Simón Bolívar de Cúcuta, Rina Mazuera Arias, la movilización masiva de venezolanos hacia territorio colombiano por las difíciles condiciones socioeconómicas que viven en su país

El análisis se deriva del estudio ‘Movilidad Humana Venezolana, Realidades y Perspectivas de quienes Emigran’,elaborado por la Universidad Simón Bolívar en Cúcuta, a través del grupo de investigación Altos Estudios de Frontera (Alef), con datos de 14.578 venezolanos consultados.

Se trata de un trabajo conjunto con la Universidad Católica del Táchira y el Servicio Jesuita a Refugiados de Venezuela, con el apoyo de Migración Colombia, según reseña el diario La Opinión de Cúcuta.

El estudio se realizó con personas procedentes de Venezuela que cruzaron caminando el límite fronterizo entre San Antonio del Táchira (municipio Bolívar) o Ureña (municipio Pedro María Ureña) del estado Táchira (Venezuela), hacia el registro del control migratorio en la oficina de Migración Colombia, ubicada en La Parada, municipio Villa del Rosario, Norte de Santander (Colombia), desde el 9 de abril hasta el 6 de mayo de 2018.

Entre los datos producto del análisis se estableció que el 50% de los encuestados son hombres y el 46% son mujeres; en su mayoría solteros, entre los 20 y 39 años de edad, en un alto porcentaje con estudios universitarios. Esto, según la investigadora y docente de la Facultad de Administración y Negocios de la Unisimón, Neida Albornoz Arias, representa una importante pérdida de la fuerza productiva del país vecino, puesto que esta población se radicará en otros países y no se tiene la plena seguridad que regresen a reconstruir a Venezuela en el momento propicio, añadió la docente quien también participó en la construcción del perfil sociodemográfico.

Entre las causas puntuales de la situación migratoria la más frecuentemente manifestada por los consultados es que lo hacían para buscar ambientes más seguros, huir de la inseguridad, desesperación por lo que pasa en su país y hambre.

Mazuera señaló que “el poder adquisitivo del salario del venezolano cayó al nivel más bajo de los últimos 20 años. Una de las cifras más relevantes indica que con 40 trabajos un connacional podrá cubrir solamente el costo de la canasta básica alimentaria, dejando por fuera el vestuario, vivienda, educación y el resto de necesidades. Esto es imposible.”

Separación y xenofobia

La desfragmentación de las familias y el impacto en los ciudadanos colombianos receptores de los emigrantes, fueron otros puntos analizados. Carolina Ramírez, docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Unisimón, comentóque para hacer frente a estas situaciones se deben categorizar dos propuestas puntuales, una hacia la población migrante y otra hacia la local.

“Los migrantes están atravesando por difíciles condiciones de salud mental más allá de las limitaciones socioeconómicas primarias. El estrés, el duelo, el cambio de cultura y estatus, la falta de oportunidades, la pobreza extrema y los casos de explotación sexual, entre otros, al que se han sometido forzosamente, requieren de una atención urgente”, detalló.

Y a la pregunta de si ¿tienen la intención de regresar?, según explicó Albornoz, el 85,2% de los encuestados estiman un posible retorno a Venezuela, por su familia y la estabilidad del país, ante un cambio de Gobierno, porque manifiestan que no hay un país como Venezuela, por sus hijos, padres y por su cultura.

De otro lado, los ciudadanos locales como receptores se enfrentan a una visión territorial afectada por que ven amenazado su trabajo,el espacio en los parques y su seguridad en las calles, situación que causa xenofobia,impacta la dinámica social de los cucuteños y también incide en su salud mental.

Uno de los planteamientos para hacer frente a los hallazgos del informe consiste en construir entre la Universidad y los organismos involucrados en el fenómeno migratorio, una visión de integración y pluralismo social para que se transforme la recepción entre colombianos y venezolanos. El papel de la academia también consiste en incidir en los lineamientos para el diseño de políticas públicas migratorias efectivas y programas focalizados, manifestaron las investigadoras.

Desde la dimensión educativa, María Antonia Cuberos de Quintero, docente e investigadora de la Unisimón, señaló la importancia del proceso de legalización de los estudiantes y cómo se está generando su integración y adaptabilidad en el ambiente escolar, teniendo en cuenta que los niños vienen con una serie de traumas y complejidades psicológicas que afectan a su rendimiento.

Marisela Vivas García, también añadió que con base a los resultados del informe, se concluyó que docentes no están capacitados para atender ese incremento de niños migrantes. Estas variables también pertenecen a la etapa de diagnóstico de nuevos artículos que serán emitidos por el grupo Alef.

El informe hace parte de un proyecto liderado por la Universidad Simón Bolívar, a través del Grupo de Investigación Alef, que analiza las dinámicas transfronterizas en el contexto Norte de Santander y Táchira.

Por el momento se cuenta con el perfil sociodemográfico del emigrante venezolano en el que además se destaca que el 37,5% manifestaron que se quedan en Colombia, el 86,8% de estos se distribuyen en Bogotá, Medellín, Bucaramanga y Cali. Los otros países de destino que concentran el 56,8% de los migrantes venezolanos, son Perú, Ecuador y Chile, estos últimos por tener políticas migratorias flexibles.

Más de un millón de personas

El Registro Administrativo de Migrantes Venezolanos en Colombia (Ramv), elaborado por el Gobierno Nacional entre abril y junio, ubicó a 442.462 personas procedentes de Venezuela, como lo dio a conocer recientemente este diario.

La mayor cantidad de registrados está en Norte de Santander: 82.286 personas (18.60%), seguido por La Guajira con 74.874 y Atlántico con 42.771.En los departamentos de la región Caribe está asentada el 46,13% del total de esta población no regular en el país.

Pese a esto, los cálculos reportados por Migración Colombia en la Reunión de Alto Nivel de Autoridades Migratorias,Consulares y de Refugio de los países del Grupo de Lima, apuntan a que Colombia ha recibido a más de un millón de personas provenientes de Venezuela, de las cuales, un poco más de 819.000 tienen vocación de permanencia.

El reto: apoyo integral a los venezolanos

Para los integrantes del grupo de investigación Altos Estudios de Frontera, de este proceso de migración desde Venezuela es importante destacar una lección continental: se trata de un fenómeno que nos atañe a todos, y el mejor modo de proteger las vidas de los venezolanos, y de otros miles de migrantes, es dando ejemplo de humanidad, solidaridad y de compasión.

Esta investigación, según manifestaron,es un insumo que puede ofrecer elementos fundamentales para la discusión de cómo proteger a los migrantes respetándoles la dignidad y visibilizando sus rostros y voces.El reto, consideran, es brindarles apoyo integral a los migrantes forzados.

“Este estudio se trató de un ejercicio de análisis de migración regular en este período de tiempo, en el cual se evidenció, la manera cómo la crisis venezolana está expulsando a sus connacionales para que busquen mejores oportunidades de vida y así, puedan satisfacer sus necesidades”, concluye la investigadora Rina Mazuera, quien es docente de Unisimón.

En el caso venezolano, la emigración ha ido en aumento desde el 2005 hasta la actualidad.Según la Organización Mundial de Migraciones (OIM, 2018), en 2015 entraron regularmente a distintos países receptores 697.562 venezolanos; en 2017 1.622.109 venezolanos, cifra que es superior pues no incluye los venezolanos con otra nacionalidad, que han emigrado con pasaporte extranjero.

Con información de La Opinión

Denuncian enfrentamiento armado en paso fronterizo entre Colombia y Venezuela

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Las autoridades colombianas informaron hoy de un nuevo enfrentamiento con armas de fuego en el Puente Internacional Simón Bolívar, la principal vía terrestre que comunica Colombia con Venezuela.

Según el reporte oficial, el incidente, en el que no se registraron muertos ni heridos, duró 20 minutos y está relacionado con bandas dedicadas al contrabando y el narcotráfico que se disputan el control de la zona.

Las balas, precisaron las autoridades, salieron del lado venezolano de la frontera pero impactaron en la parte correspondiente a Colombia.

Las personas que transitaban por el paso binacional quedaron en medio del enfrentamiento, lo que generó caos en el puente, según las fuentes.

Algunos testigos relataron a los medios de comunicación que se arrojaron al piso mientras otros corrieron para protegerse.

El viernes pasado se registró un enfrentamiento en el Puente Internacional Simón Bolívar que dejó a una mujer muerta y a un niño herido.

Autoridades colombianas prevén una inminente apertura de frontera colombo-venezolana

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El gobernador del departamento colombiano de Norte de Santander calculó el domingo que antes del 15 de agosto podría producirse la reapertura definitiva de la frontera entre Colombia y Venezuela que fue cerrada hace casi un año por orden del presidente venezolano Nicolás Maduro.

«Yo espero que (la reapertura de la frontera) sea antes del 15 de agosto», indicó a The Associated Press William Villamizar.

El mandatario regional observó que, a diferencia de las dos semanas anteriores, en la jornada no hubo paso de ciudadanos venezolanos a Cúcuta en busca de alimentos y medicinas. Recordó que esa medida se tomó de común acuerdo con las autoridades venezolanas para proteger la integridad física de la gente y evitar por ejemplo algún accidente en los puentes «Simón Bolívar» y «Francisco de Paula Santander».

«Es inminente que la frontera se va a abrir», enfatizó Villamizar.

En los dos últimos domingos, miles de venezolanos, con autorización de los gobiernos de Caracas y Bogotá, pasaron a Cúcuta, capital de Norte de Santander, para aprovisionarse principalmente ante el desabastecimiento del vecino país.

En agosto de 2015, Maduro ordenó el cierre de los pasos fronterizos hacia Colombia a raíz del ataque que sufrieron tres militares y un civil en la localidad fronteriza de San Antonio del Táchira cuando realizaban operaciones de combate al contrabando. Asimismo, las autoridades venezolanas acordaron la deportación masiva de más de 1.000 colombianos sin residencia legal en Venezuela.

El cierre se inició en el estado suroccidental del Táchira y luego se extendió a los estados de Zulia, Apure y Amazonas. Colombia y Venezuela comparten una frontera de 2.200 kilómetros de extensión.

El puente que aún divide a Venezuela y Colombia

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En el puente Simón Bolívar, construido sobre el río Táchira para unir Colombia y Venezuela, ya no hay concertinas ni barricadas, sino una valla con carteles que dicen: “Venezuela promueve la paz”. El mensaje, como el final de este punto terrestre que conecta los dos países, está vigilado por la guardia bolivariana y funcionarios de migración. Bajo una pequeña carpa, aseguran con su presencia constante que se cumpla el estado de excepción que decretó hace seis meses, el pasado 20 de agosto, el presidente Nicolás Maduro. Y deciden quién cruza y quién no.

Cada día atraviesan este paso en el departamento colombiano de Norte de Santander entre 2.000 y 2.500 personas a pie, según datos de la policía de la ciudad de Cúcuta, una de las más próximas a la frontera. En el extremo colombiano hay fuerzas de seguridad que vigilan que no se produzca ningún incidente. Este lado está abierto por orden del presidente Juan Manuel Santos. Unos metros más adelante, la situación cambia. “Se requiere el pasaporte”, dice uno de los funcionarios venezolanos. ¿A quiénes? “Los escolares y los enfermos pueden pasar, los colombianos con un permiso de trabajo o un billete de avión con el documento, el resto de venezolanos depende”. Tras varias preguntas, no hay una conclusión clara.

En la fila para acceder a Venezuela un matrimonio (prefiere no decir su nombre) intenta entrar a su país. Ella acaba de dar a luz por una cesárea y dice que necesita unos medicamentos, pero aunque tiene las recetas como salvoconducto lleva un buen rato de espera. Residen en Colombia y viven de la venta informal ambulante. Su marido le ha acompañado para asegurarse de que cruza. “He llamado a un conocido en la policía, se lo he pasado al funcionario y le han dado permiso”, cuenta. Tan sencillo como arbitrario.

En este mismo punto, una familia de colombianos residente en la ciudad venezolana de Mérida intenta volver a casa. Llevan un carrito cargado de bultos. “Vamos a una competencia de parapente y necesitamos llegar a tiempo”, dice uno de los hijos. Tienen la doble nacionalidad pero hoy los funcionarios de migración de Venezuela les han pedido una visa especial para cruzar. “Paciencia, esperaremos a que pasen los escolares y lo volveremos a intentar”.

Son las 12 de la mañana de un viernes y aparecen ocho autobuses en La Parada, el pueblo colombiano que termina en el puente Simón Bolívar. Dentro van niños venezolanos que vuelven a casa después del turno de la mañana en colegios de Cúcuta. Viajan en vehículos financiados por el gobierno de Colombia hasta la mitad del puente. En ese punto se bajan y se suben en otros, esta vez con enseña venezolana. Así cada día en dos tandas. La caravana forma parte del corredor humanitario que permite el tránsito de estudiantes, con su carné correspondiente, y de enfermos con las recetas y los informes médicos sellados en un hospital de San Antonio de Táchira, la ciudad venezolana más cercana a la frontera. En el medio, una camioneta de la Cruz Roja, con cuatro voluntarios, ofrece asistencia de seis de la mañana a seis de la tarde.

Por cada ciudadano que intenta cruzar la frontera aparecen dos carretilleros que por unos pocos miles de pesos llevan los bultos. Otro par de motoristas que por 10.000 pesos (unos tres dólares) te cruzan. ¿Por dónde? Señalan hacia el río, es decir, por las trochas, los caminos ilegales que dibujan una frontera alternativa: la del contrabando. El exdiputado Walter Márquez, que fue embajador del Gobierno de Chávez en India, rompió con la revolución y se convirtió en uno de sus más encarnizados críticos. Márquez contó en una reciente entrevista que esta otra linde «está controlada por militares y funcionarios del Gobierno venezolano que la franquean a cambio de sobornos».

 

Título de caja

 

Cierre del puente Simón Bolívar pone más distancia entre Colombia y Venezuela

Frontera

El País (España)

El puente Simón Bolívar, que se construyó sobre el Río Táchira para unir a Colombia y Venezuela, y cuyo nombre le hace honor al libertador de lo que antaño fue una sola nación, está cerrado desde el pasado miércoles, 20 de agosto. Desde entonces, una barrera de alambre de púas atraviesa los siete metros de ancho del puente, y hay guardias uniformados y armados de cada lado. No es la primera vez que se cierra este paso, pero la sensación por estos días, no es de un cierre temporal, sino de que algo se quebró entre los dos países.

Desde el pasado viernes hasta el lunes, lo único que llegaba por el puente desde Venezuela eran malas noticias. Cientos de colombianos que vivían indocumentados del otro lado en barrios de invasión, construidos en los márgenes de San Antonio durante la última década, empezaron a ser deportados. Según datos de Migración Colombia, unos 861 colombianos han sido enviados en los últimos cuatro días. Muchos otros están retornando por sus propios medios.

¿De qué huyen? De lo que le pasó a Marley Díaz, una mujer de 39 años que llevaba 10 viviendo en Venezuela. La Guardia Nacional llegó hasta su ranchito de zinc, y después de requisarlo y constatar su status migratorio irregular, se la llevaron y a su casa la marcaron con una D. ¿Deportada, desplazada, desterrada? No, la D es para demoler todas las casas que se encuentren sobre terrenos inestables, que no estén construidas con materiales sólidos y que sean de colombianos indocumentados en las zonas en donde el Gobierno venezolano está efectuando la “Operación Liberación al Pueblo”. Lo más demoledor es que no les dan tiempo de sacar sus electrodomésticos, colchones, ollas, matas, entre otras cosas que hoy son recuerdos.

¿Por qué? “Por unos pocos que actúan mal, nos hicieron pagar a todos”, dice Marley. “Desde que Maduro subió, empezó contra nosotros (los colombianos) esa discriminación. Lo tratan a uno como trapos”. El sobrino de Marley se encontraba entre los primeros 50 deportados que llegaron el viernes. Cuenta que los guardias venezolanos insultaban e intimidaban a los hombres, acusándolos y señalándolos de ser cómplices de delincuentes y de paramilitares. Decían que estaban buscando a un hombre apodado “El Paisa”. Las autoridades venezolanas aseguran que el cierre fronterizo se mantendrá hasta que capturen a los hombres que dispararon la semana pasada contra dos tenientes y un cabo de la guardia, el detonante de la operación militar y la posterior crisis humanitaria.

Las historias más tristes son las de las familias que han quedado desmembradas. En la tarde del lunes dos madres se reencontraron con sus hijas pequeñas, pero según el ministro del Interior colombiano, Juan Fernando Cristo, más de 30 niños se habían quedado sin sus padres en Venezuela. Juan Carlos, -no da el apellido porque dice que fue “desplazado” por el conflicto colombiano- y su esposa, una venezolana tachirense, buscaban cupo en un refugio. La guardia lo detuvo en San Cristóbal, pero logró escaparse y regresó hasta su casa a por su compañera. Empacaron lo que pudieron en un morral y cruzaron por el río el lunes en la mañana. “Al señor que nos alquilaba la casa le dijeron que si se la seguía arrendando a colombianos, la iba a perder”, dice. El que perdió la esperanza de ver pronto a sus dos hijos pequeños, que se quedaron en Venezuela con su exmujer, es Juan Carlos.

El lunes autorizaron el cruce por el puente de un grupo de venezolanos. En la fila para pasar estaba Maira Medina. Entre lágrimas contaba que su esposo, y el padre de sus tres hijas, es un colombiano que ha intentado nacionalizarse venezolano en más de cinco oportunidades, pero no ha podido. “Lo han maltratado mucho,” dice avergonzada de un anti colombianismo que siente que hay en ascenso por parte del gobierno de su país. Maira trabaja como cocinera de una de las escuelas estatales en San Cristóbal, y su esposo como albañil. Él se quedará en Colombia y ella regresará a Venezuela, donde la esperan sus niñas.

“El puente está quebrado, ¿con qué lo curaremos?” dice una popular ronda infantil colombiana. “Con cáscaras de huevo”, reza el siguiente verso, que parece un eufemismo del diálogo diplomático que sostendrán las dos cancilleres este miércoles, en medio de una tensión creciente entre ambos países y que no parece que se vaya a resolver con otro concierto de música binacional en la frontera, como aquel liderado por Juanes en 2008 sobre el puente Simón Bolívar.