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Los Runrunes de Bocaranda de hoy 21.02.2019: ALTO: Consejo final

ALTO

CONSEJO FINAL:

 

“La inmensa mayoría de los venezolanos está pidiendo que ya no siga al frente del Poder Ejecutivo” Este es solo uno de los párrafos de la Carta enviada al “Señor Nicolas Maduro Moros” por el Arzobispo del Táchira, Monseñor Mario Moronta. La totalidad de la misiva, mas una dirigida solo a los militares venezolanos, pueden leerla en www.runrun.es. Algunos otros párrafos demoledores para el “usurpador”, “ilegítimo”, “copión de Guaidó” o “hijo de Chávez”  como lo tilda la mayoría del país que solo le daría un 4% de apoyo duro, es decir menos del millón y medio de sus habitantes, según la última encuestaEs bueno recordar, al haber celebrado este 15 de febrero pasado 200 años del Congreso de Angostura, lo dicho por Simón Bolívar en su discurso:“El sistema de gobierno más perfecto es aquél que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política” En estos momentos, nuestro pueblo carece de felicidad, tiene hambre y carece de estabilidad política. Arriésguese, y la historia será mucho más benigna con Usted. Le hablo con la verdad en la mano”. Otros aspectos de su misiva incluyen  un llamado a su gobierno y los militares que lo apoyan a permitir la entrada de la ayuda humanitaria: “Fíjese en algo delicado: a muchos sacerdotes y laicos, instituciones de esta región acuden silenciosamente un sinnúmero de oficiales de las Fuerzas Armadas, de los altos puestos del Gobierno, para que les podamos conseguir, en Cúcuta, medicinas para ellos o sus familiares, alimentos, etc. Ciertamente que no se lo dicen por miedo. Pero eso es verdad”. En otro segmento le señala que “Pedir y recibir la ayuda de ese tipo no es ninguna traición a la patria; sino un deber moral a favor de la dignidad de las personas que no tienen medicamentos, alimentos y otros insumos necesarios. Atrévase a oír al pueblo venezolano. No impida la ayuda que podemos darnos entre nosotros y la que se pueda recibir de otros países e instituciones internacionales. No diga que no es necesario”. Claro y raspao. Enhorabuena apreciado Mario. http://bit.ly/2H0lOc9

 

CUARTELES HAMBREADOS

En una reciente reunión de Nicolás Maduro Moros con el Alto Mando Militar en el Palacio de Miraflores surgieron algunas inquietudes por parte de los uniformados de mas alto nivel. El tema del lenguaje vulgar y duro contra el gobierno y, sobretodo, contra el presidente de los Estados Unidos fue una de las preocupaciones. ¿Acaso pensarían en la posibilidad de que NMM se vaya o lo derroquen y queden los altos mandos muy mancillados y disminuidos ante la acostumbrada diatriba de Maduro contra no solo EE.UU., Trump, Romeo y Abrams sino contra todo lo que huela a gobierno democrático o a congreso republicano, los países del Grupo de Lima, los vecinos latinoamericanos, los miembros de la Unión Europea y tantas otras naciones que han expresado sus críticas al régimen dictatorial, usurpador e ilegítimo que sigue destruyendo a Venezuela. El consenso global en estas calificaciones de las que hablo es cada día mas penetrante. En la reunión palaciega alguien comentó: “como no tenemos “rancho” para alimentarlos es mejor que se queden en sus casas, allí conseguirán un rebusque o en las alcabalas “martillarán” para poder comer. Hay que estar pendientes pues hay mucha “arrechera” en la tropa…

 

 

 

 

Presidente encargado y constitucional, por Armando Martini Pietri

VÍSTEME DESPACIO QUE TENGO PRISA, decían -¿Fernando VII, Napoleón Bonaparte o Carlos III?– a su ayudante, señalando que cuando hay apuro las cosas deben hacerse con más cuidado y precisión. Así marchó Juan Guaidó -y quienes están dándole soporte constitucional- desde que este 5 de enero fue electo presidente de la Asamblea Nacional. Pasito a pasito, con la astucia de la cautela, le ha dado la vuelta en 18 días a una fiebre populista descarnada, mentirosa, y a una tiranía de 20 años de destrucción, corrupción y violación de los derechos humanos, entre muchos etcéteras.

Tuvo la paciencia de marcar el avance sin aspavientos y cero concesiones al populismo que tanto daño ha hecho. Fue pragmático, sacó las decisiones políticas de los salones e infames escondrijos partidistas para llevarlas a las plazas públicas de los acertadamente llamados cabildos, donde fueron los ciudadanos que, como el 19 de abril de 1810 en Caracas, y antes en Fuenteovejuna, (obra del dramaturgo español Félix Lope de Vega, publicada en 1619; considerada uno de los dramas teatrales de mayor relevancia del Siglo de Oro español. La obra está dividida en tres actos y tiene como temas principales el honor, el poder colectivo y el abuso de poder), lo fueron ratificando como el venezolano a cargo.

Así, la esperanza y fe venezolanos fueron renaciendo y fortaleciéndose paso a paso, entusiasmo a entusiasmo. Hoy, días y semanas después, se presenta ante la multitud, le habla al país y finalmente, después de soportar presiones, acepta formalmente, constitucionalmente, la responsabilidad de la presidencia interina y de transición, lo hace, inteligente, rodeado de manos en alto, un juramento ciudadano, de las mayorías, mucho más allá de sólo un compromiso personal.

Eso es lo que desbanca a un castrismo/madurismo desesperado, torpe, que sólo atina a desplegar ironías que a nadie hacen sonreír, y amenazas que cada día asustan menos. Ya Guaidó no tiene sólo el entusiasmo y la esperanza de sus compatriotas -con el estupor y el desconcierto de los pocos chavistas que van quedando, frenados por la propia Guardia Nacional que este martes, ¡oh, sorpresa, oh felicidad!, corrieron a proteger a los diputados opositores y a pegar contra la pared a los tarifados colectivos con palos y chalecos antibalas, tan reducidos que ni siquiera pudieron llenar la Plaza 0’Leary, sino también de Washington -oficialmente y por escrito-, seguidos de los presidentes de Colombia, Brasil, Paraguay, Canadá y muchos otros que lo manifestaran durante las próximas horas.

Juan Guaidó cumplió con lo expresado en la Constitución, y no se auto proclamó -como la estulticia de algunos pretenden hacer ver-, se encarga de la recuperación de la economía y el ambiente social, recatar los principios éticos, valores morales y buenas costumbres ciudadanas. Tarea nada fácil, recargada de dificultades y obstáculos, pero con luz ahora mucho más clara de un túnel que hasta hace 18 días era oscuro y parecía sin final. El presidente encargado está indicando dónde está la culminación y salida a un campo abierto de libertad y democracia.

Vienen días de mayor o menor conflictividad dependiendo de la actitud que tome la dirigencia que usurpa el poder, pocos de cuyos miembros tienen dónde ir. Podrían negociar su salida rápida en vista de la realidad que terminó de estallar este 23 de enero, pero ya conocemos aquél refrán de que Dios ciega a quien quiere perder, (se lee en la profecía de Ezequiel). Siempre hay “un ciego que quiere guiar a otros ciegos”. Este es el caso de algunos políticos venezolanos. A lo largo de este tiempo en el cual se han oído barbaridades, incluso frases ofensivas. Sólo un exilio negociado y con cesiones tiene posibilidades. Pero si deciden que será por las malas, habrá sangre, angustia y las cárceles de Iris Varela esperando por ellos.

Comienza una nueva etapa, la aplicación del artículo 350: “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos”. Y del artículo 333: “Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuere derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella. En tal eventualidad, todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia”. Para alcanzar en desobediencia, rebelión y coraje la tranquilidad de la restitución del orden constitucional.

Los próximos días serán muy difíciles para Juan Guaidó, -quien debe cuidarse de los descontentos internos que desató cuando con valentía y coraje decidió ponerse del lado ciudadano y se desligó para no continuar atado a compromisos de blandengues cooperantes, cuyas caras descompuestas pudimos observar- y la arremetida que viene de los defensores de acuerdos y pendejadas. Sería muy grave, gravísimo que la insensatez de estos idiotas irresponsables produjera una fractura que solo favorecería al castrismo madurismo.

 

@ArmandoMartini 

Defensor de Pueblo español solicitó protección temporal a venezolanos en España

EL DEFENSOR DEL PUEBLO ESPAÑOL, Francisco Fernández Marugán, propuso al Gobierno que otorgue una protección temporal a ciudadanos venezolanos mientras se encuentran en España ante la “situación de precariedad” en la que viven muchos de ellos.

La propuesta de Fernández Marugán tiene lugar tras constatar el alto número de solicitudes de protección internacional de esta nacionalidad pendientes de resolver -17.969 a finales de junio- y la “casi nula” tasa de reconocimiento de la condición de refugiado, ya que solo se concocieron tres estatutos de asilo, informó hoy la institución.

Según datos de la oficina de estadística de la Unión Europea (Eurostat) citados por la oposición venezolana en España, 10.350 venezolanos solicitaron protección internacional en España en 2017 y 11.805 lo hicieron hasta septiembre de este año, pero las autoridades solo admitieron 26 solicitudes de asilo, 15 en 2017 y 11 en lo que va de año.

La declaración de protección temporal, que tiene una duración de un año prorrogable hasta un máximo de tres, está prevista en la legislación española para casos de afluencia masiva de personas desplazadas procedentes de terceros países no miembros de la Unión Europea que no puedan regresar al suyo en condiciones seguras y duraderas.

Con ella, los venezolanos que están en España, añade el Defensor, podrían disfrutar de derechos como libertad de circulación y de residencia, del permiso de residencia, autorización de trabajo o acceso a servicios sociales y sanitarios en caso de no disponer de recursos suficientes.

Jaime López-Sanz: “Los lados oscuros de la historia están más presentes en el psiquismo moderno de lo que creemos”

@diegoarroyogil

Jaime López-Sanz es profesor de literatura y psicoterapeuta. Su actividad docente se ha desarrollado, principalmente, durante varias décadas, en la Escuela de Letras de la Universidad Central, pero también ha dado clases en el Centro de Estudios Junguianos, en Caracas, y en otras instituciones. Renuente a conceder entrevistas para la prensa, el profesor López-Sanz es un conversador excepcional.

Gracias a una manera muy suya de proceder, en la que a veces hay bajones de voz inesperados, o, por el contrario, énfasis que ponen en alerta, el intercambio con él resulta bastante animado en tanto que siempre está presente la guía de una emoción. Lo fundamental, en todo caso, es que López-Sanz habla asomando imágenes o relatos que, a primera vista, pueden hacer preguntarse al interlocutor “¿A dónde va esto?”, pero que luego se revelan como dadoras de otro suelo para la reflexión y, por descontado, para la vida. (Cuestión de profesor de literatura y de psicoterapeuta, se supone). Es quizá por esto, por el valor que él atribuye a las indirecciones en la conversación, que al plantearle la posibilidad, ¡a quemarropa!, de explorar “la relación entre historia y psicología”, a ver si la psicología nos ayuda a comprender un poco más asuntos que competen al venezolano (dada la crisis en que estamos, que por momentos parece inabordable y nos lleva a la psique o al alma), López-Sanz diera inicio a la entrevista con una salvedad: “La invitación que me haces me suena demasiado académica. Hablas de ‘Historia’ y de ‘Psicología’, dos grandes disciplinas, pero el tipo de psicología que a mí me interesa es la que procura acercarse a lo que nos ocurre de la manera más espontánea y natural posible con lo que sentimos”.

–Comprendo, pero para ubicarnos permítame una pregunta que creo ineludible: ¿puede la psicología abordar la historia de un pueblo?

–Bueno. Sí, y la palabra crucial en ese abordaje es la palabra complejo. Los complejos históricos son importantes. En Venezuela, por ejemplo, la Independencia es un complejo muy tenaz en el laberinto de la psique venezolana. Todos sabemos de qué se trata la Independencia como episodio histórico que damos por obvio desde que estudiamos en la escuela primaria, pero entrar en el complejo ya es otra cosa. Tal vez una de las acepciones de “enterarse” sea “haber entrado”.

–¿Qué es un complejo?

–Pero ¿esto es una entrevista o una clase de psicología?

–Hay que poner en claro ciertos términos para entendernos mejor, para tratar de despejar.

–Claro… Un complejo es un núcleo de energía vital, del que estamos poco o nada conscientes, que compromete el funcionamiento de la psique personal o colectiva. En el caso de nuestra psique colectiva, la Independencia es una barrera que nos dificulta entrarle a lo que hay detrás de la propia Independencia desde un punto de vista histórico y humano… Pienso en todo lo que heredamos de la Colonia: los afectos familiares, de todo tipo; la relación viva con la tierra y con el paisaje, asuntos que con el complejo independentista se volvieron un lío y, desde entonces, el venezolano lo que quiere es libertad, pero no sabe libertad de qué, ni frente a qué, ni con qué elementos cuenta para ser libre. Pero eso habría que concretarlo más. Yo he insistido, durante años, mediante la literatura, la venezolana y la europea, en la necesidad que tenemos de explorar el complejo heroico venezolano, que está asociado con la Independencia.

–Es un asunto que usted ha estudiado y, precisamente, quería tocarlo: nuestra relación con el heroísmo…

–Discutir sobre eso es difícil. Una vez la profesora María Fernanda Palacios me dijo: “Yo no sé si se trata de heroísmo o de titanismo lo que nos pasa a nosotros”. Pero es que una cosa está muy cerca de la otra, aunque parte de la tarea consista justamente en diferenciarlas, siempre con la ayuda básica de la literatura. Fíjate que una vez un médico con cierto prestigio en Venezuela fue interrogado en un programa de televisión sobre la diferencia entre un héroe y un psicópata… Déjame apuntar que titanismo y psicopatía, según los estudios de la psique que siento más cercanos, se vuelven muy afines… La respuesta de este médico, quien fungía de consejero del gobernante de turno, fue que “un héroe es un psicópata que la pegó”. Para mí era obvio que, sin darse cuenta, se estaba refiriendo a su paciente. Yo sentí indignación, pues me cuesta creer que aquel médico desconociera la Ilíada, cuyo gran planteamiento es la conciencia del destino heroico, o siquiera al Cid Campeador, que cualquier estudiante sabe que es todo menos un psicópata. Debo añadir, sin embargo, que cuando yo llegué a estudiar en el Instituto Jung, en Zúrich, hace años, uno de los asuntos del que más oía hablar, en conversaciones fuera de clases, era por qué, en la psique moderna, el héroe no aparece sin que enseguida se deslice hacia la psicopatía. Tenía yo frescos episodios muy recientes y dolorosos de mi formación, de mi adolescencia y primera juventud.

–¿Cuál es el problema con el heroísmo entre nosotros?

–Me estás planteando una cuestión que me cuesta abordar así nomás. En todo caso, creo que el problema con el héroe y con lo heroico entre nosotros, los venezolanos, es que el héroe y lo heroico se disparan mucho hacia el mundo paradisíaco del poder mágico de las ideas. El héroe hace abstracción de donde está él como cuerpo: se abstrae del lugar en el que se encuentra. Entonces toda esa zona, cuerpo y lugar, abandonada a su suerte, se le hace un monstruo: la tierra convertida en una furia, o bien en un paraíso. El ejemplo más evidente, o más a mano, en nuestra literatura, es el caso de Santos Luzardo y Doña Bárbara. Las ideas de Santos Luzardo son de una virtuosidad sin savia vital, es decir, decadente. O, al menos, esa es la impresión que tengo.

–Es paradójico, porque desde el colegio se nos enseña que Santos Luzardo es el ideal de hombre al que debemos aspirar. Santos Luzardo es el hombre llamado a acabar con Doña Bárbara, con la barbarie que no nos permite avanzar.

–Es parte del asunto. Es obvio que Rómulo Gallegos está parcializado por Santos Luzardo, lo cual, desde el punto de vista novelesco, es un gran delito. Quiero decir, identificarse totalmente el escritor con sus personajes. Todo el mundo sabe que hay mucho de Cervantes en Don Quijote, pero uno no puede decir que Don Quijote sea enteramente Cervantes, o viceversa. Gallegos se le monta encima al personaje y no lo deja en libertad, en libertad incluso de que se estrelle, porque toda novela se supone que tiene un toque de “adiós al héroe”. Novelar es bajar al héroe del pedestal. No se trata de ignorar al héroe, ni de olvidarlo, sino de darle su lugar adecuado en la memoria sin identificarse con él. El héroe es una fuente de identificaciones literales del Yo.

–¿Y eso es peligroso?

–¿Cómo que si es peligroso? ¡Es terrible! Terrible para el vivir, para lo que Ortega y Gasset llamaba “el quehacer”. Julio César, en la obra de Shakespeare, dice que los cobardes mueren muchas veces antes de morir y que los valientes mueren una sola vez. El valiente es el héroe, claro. La muerte del héroe es una muerte única y sola, algo que inspira un enorme respeto, respeto que empieza por no permitir la identificación con él. El héroe muere una vez, sí, pero en la novela como género literario el personaje tiene que aprender a morir varias veces y, en ese sentido, a pasar por cobarde, incluso y sobre todo ante sí mismo. En toda novela auténtica el héroe se humaniza, es a lo que me refiero. Odiseo, que viene de la guerra de Troya, va aprendiendo poco a poco que él ya no puede sacar la tarjeta de presentación para cualquier cosa y decir: “Yo fui quien tomó Troya”. Es eso lo que nos cuenta la Odisea. Porque al terminar la guerra de Troya, Odiseo tiene que ir entrando en límites, aprender con dolor a dejar atrás la luminosidad heroica, y a vivir en una tonalidad más mediada por sus propias oscuridades.

–A ver si entiendo: ¿lo que usted plantea es que a los venezolanos nos cuesta pasar, psíquicamente, de la épica a la novela?

–¡Sí, eso! Pasar de lo luminoso heroico furioso, o bien lo paradisíaco, que en nosotros está puesto en la Independencia y en la palabra mágica “revolución”, al mundo cada vez más gradualmente humano, con sus límites. Porque el héroe es una criatura sobrehumana, una criatura que no está hecha para la vida común, que es la del presente inmediato, sino para el pasado fundacional, que en efecto ocurre una sola vez. Identificarse con el héroe es vivir en permanente actitud inflada y belicosa con los demás. Ve solamente lo que ocurre hoy, en Venezuela, en las redes sociales.

–¿Qué es lo que se frustra cuando aparece el complejo heroico?

–Las oportunidades de movimiento hacia algo más humano, más democrático, más abierto y más prudente e incluso piadoso… Ahora, tampoco es que lo que nos pasa a los venezolanos sea tan único nuestro. ¿Qué está pasando en Estados Unidos con Trump y su supuesta mayoría blanca original y olvidada? ¿Por qué Putin se embolsilla a los rusos? ¿Qué está pasando en España, en Italia, en Alemania? Los lados oscuros de la historia están en el psiquismo moderno más presentes y en la superficie de lo que creemos. No nos han bastado los horrores del siglo XX. Pensemos, por ejemplo, en la ideología nazi. Bueno, no podemos perder de vista que la “ideología” nazi no fue sino el constructo más simplista de complejos muy oscuros del alma alemana y, por lo tanto, esos complejos rebasan los límites del nazismo histórico. En ese caso específico hay que leer a Thomas Mann, quien, de paso, también nos puede ayudar a nosotros con lo nuestro.

–Eso da mucho miedo.

–¿Y no es esa la pregunta que Lorenzo Barquero le hace a Santos Luzardo en un momento crucial de la novela de Gallegos?

–¿Cuál?

–Acuérdate. Lorenzo Barquero, ese personaje que es un degredo humano, que tiene un conocimiento de la miseria muy verdadero porque la vive, le pregunta a Santos Luzardo: “¿No te das miedo, Santos Luzardo?”. La pregunta toca tanto lo vivo que hay ediciones de la novela donde ha sido alterada: “¿No te da miedo, Santos Luzardo?”. Santos replica: “Miedo ¿por qué?”. Y Barquero le responde: “¡No! No te pregunto para que contestes”, y le dice que aquel Lorenzo Barquero de la juventud que Santos admiraba, un hombre que había sido aparentemente genial, era una mentira, y que la verdad era la que veía ahora: un hombre reducido a la miseria. Barquero remata con algo muy duro: “Tú también eres una mentira que se desvanecerá pronto, Santos Luzardo. Esta tierra no perdona. Tú también has oído ya la llamada de la devoradora de hombres”. Lorenzo Barquero le dice a Santos todo eso que es tan importante y, sin embargo, Santos no oye. Piensa que Barquero está borracho.

–¿Qué es lo que esa conversación con Barquero pudo haberle dado a Santos?

–Ese es el punto. Le pudo haber dado una incipiente curiosidad por lo que podría convertirse en Santos Luzardo, más adelante, en conciencia de fracaso. Tomo la expresión “conciencia de fracaso” del título de un ensayo de Rafael López Pedraza que conviene releer periódicamente y que, no por nada, se basa en “Fracaso”, un poema de Rafael Cadenas.

–¿En qué consiste esa conciencia de fracaso?

–Te voy a responder con una historia. Hay un momento, en la Odisea, en que Odiseo desciende al inframundo, al Hades, la región de los muertos. A pesar de haber sido un combatiente de la guerra de Troya, va con pánico. Odiseo baja al inframundo no porque haya muerto, de hecho, está vivo, sino porque, por alguna misteriosa razón, dado que anda errante en los mares, sin hallar el regreso a su tierra, debe ir. Entre las figuras que se encuentra allá abajo está, nada menos, Aquiles, el máximo héroe épico de la guerra. Homero pone Aquiles en el Hades. Al verlo, Odiseo le dice: “Ningún hombre es más feliz que tú, Aquiles, pues antes, cuando vivo, te honrábamos igual que a los dioses, y ahora imperas sobre los muertos aquí abajo”, y Aquiles le responde: “No intentes consolarme de la muerte, noble Odiseo. Preferiría estar sobre la tierra y servir en casa de un hombre pobre, aunque no tuviera gran hacienda, que ser el soberano de los muertos”.

–Es lo que usted llama pasar de lo heroico a lo humano.

–Conciencia de fracaso, es decir, sentido de límites. Aquiles dice que prefiere ser un campesino, pero estar vivo, que ser un héroe entre los muertos. De allí que Lorenzo Barquero, quien a su manera está ya, también, en el inframundo, le recomiende a Santos que tenga una actitud más cautelosa con Doña Bárbara, que es como la tierra que te traga.

–El problema, a fin de cuentas, es que Santos Luzardo se enreda al querer luchar, con actitud heroica, contra eso que es oscuro y que, por esa misma actitud heroica, se lo lleva por delante. ¿Es eso?

–Eso es. Pero esa lucha, en Gallegos, no adquiere la forma de la guerra, del combate bélico. La lucha tiene que ser ahora de otro modo, a través de la imposición de la ley, porque el Gallegos novelista sigue siendo civil y abogado al escribir, y Venezuela está harta de rencillas armadas. La rectitud y la obediencia a la ley, a rajatabla, sin transición, allí se convierte, no obstante, en otro acto de violencia heroica… El título de la novela, Doña Bárbara, lo dice todo: lo da Ella, no él. Digo Ella con E mayúscula.

–Pero qué lío, profesor.

–Por eso te hablaba de la dificultad de hablar sobre este asunto para un medio de comunicación… Bien, hay otro diálogo muy importante en la novela, que se da entre Santos y un llanero ayudante suyo, un hombre leal. Un día él se acerca al patrón, a Santos Luzardo, y le pregunta si es verdad que él piensa ponerle una cerca al Llano. Esa es la cosa: cómo ponerle límites a la madre tierra. La empresa civilizadora, para Gallegos, consiste en cercar, alambrar, ese poder desmesurado. Es lo que yo siento que está detrás, como tema profundo, mítico, en Doña Bárbara. La traba, digamos, es que el método, la fórmula que plantea Gallegos obedece al mismo esquema de la tierra devoradora, y entonces nos quedamos dando vueltas, atrapados en ese cercado. Y ahí andamos. Que cada uno de nosotros vea a su alrededor: vivimos cercados. Nuestro complejo independentista, en el fondo, toma así el aspecto de una obediencia a la madre tierra salvaje, bárbara, de unos hombres que, como hijos suyos, fabricados por ella misma, se sienten también con poderes ilimitados, incluso al necesitar limitar los de ella.

–A propósito de este asunto se dice mucho en Venezuela que hay que “salir del héroe”, ¿usted está de acuerdo con eso, dicho así?

–No, no, no. ¡No! Cuidado. Lo que hay que hacer es escuchar la pregunta que nos fue propuesta a todos por boca de Lorenzo Barquero, quien no quiere respuestas precipitadas, sino que estamos atentos al miedo. Dejar que nuestro cuerpo hable, sin porqués, sin precipitación con el habla y las ideas. Eso de que “hay que salir del héroe” responde al mismo lenguaje de la tierra devoradora, es parte de su retórica. Odiseo no olvida a Aquiles, tal como, literariamente, la Odisea no sería posible sin el recuerdo vivo de la Ilíada. La memoria heroica necesita un lugar. Ese lugar se llamó siempre, entre nosotros, el Panteón Nacional, por ponerlo afuera, porque eso debería equivaler a un lugar interior en el que están sepultados nuestros héroes y siendo objeto de un ritual específico, periódico, que es el culto a los héroes. Eso siempre existió en Grecia y en el mundo occidental en general gracias a Grecia. Sin ese culto cívico los héroes muertos realizan una de sus tendencias más inquietantes, según los griegos, la tendencia a salir de sus tumbas. Y hay que recordar que todos nuestros muertos, nuestros ancestros, se “heroizan” en nuestros recuerdos. A los héroes se los rememora con mucho respeto y la población se educa, para la vida cívica, en ese culto. Eso es lo único que puede permitir que los héroes no anden por ahí saboteándonos la vida. El Panteón Nacional lo construyó Guzmán Blanco, y para mí Gómez dio otro paso en ese sentido. A pesar de todo su salvajismo, Gómez sembró el país con plazas con el nombre de Bolívar y con el busto del prócer. Una manera de darle al héroe, en cada pequeña población, un sitio, un culto urbano, un lugar de convivencia transeúnte. Ahí está el héroe: honrado y tranquilo… ¿Por qué yo discrepo de algunos historiadores que se refieren al culto a los héroes como algo nefasto e incluso se burlan de la palabra liturgia? Porque no se dan cuenta de que todo pueblo necesita de ese culto, y lo necesita porque en él toma forma un instinto legítimo de protección de la psique colectiva. Tú no le puedes quitar al pueblo el sueño heroico, ¿qué es eso? Ese sueño reaparece en períodos de vida colectiva agotada. Como personaje novelesco, Don Quijote está loco, pero como arquetipo del alma española, es un héroe al que Cervantes, gradualmente, va llevando a la humildad de su muerte, a la conciencia de su fracaso. Lo que nos queda, indeleble, a sus lectores, es la paradójica idealidad, no idea, de la emoción caballeresca.

–Me parece que los historiadores llaman “culto” a lo que no es un culto.

–Desde luego. No se puede prescindir del culto al héroe. Otra cosa es que se eduque el pueblo en darle un lugar debido a la figura psíquica del héroe. No se trata de prescindir racionalmente del héroe, sino de ir constituyendo el culto al héroe como la única manera de dejarlo en paz, de que se transforme en una figura si se quiere totémica de la cual no tengamos necesidad de hablar tanto, como si en realidad lo odiáramos. Decía López Pedraza que el culto a los héroes sigue el patrón del culto a los muertos, porque el héroe es el ancestro del colectivo. Los héroes son figuras protectoras que están en el Hades, pero que si son maltratadas porque el culto se equivoca o se plantea mal, se hacen destructoras. Sacar al muerto de su tumba: lo que se hizo aquí literalmente hace poco y que deshizo los dos momentos históricos en que, tengo la impresión, se iba elaborando en Venezuela ese culto.

–En esa acción de sacar los huesos de Bolívar, ¿no hubo culto al héroe?

–No, en absoluto. Eso fue un atentado contra lo sagrado en un grado extremo. Barbarie pura. Se respondía de esa manera a una visión totalmente regresiva de lo heroico. Con la exhumación de Bolívar se tocaron niveles muy profundos y oscuros que hicieron aparecer, incluso, lo supersticioso. Quien no sintió eso en ese momento estaba desatinando completamente, no tenía psique. A un alto funcionario le escuché decir, hace poco, que cuando él vio aquello sintió un estremecimiento como si estuviera ocurriendo algo tremendo… ¡Claro que estaba ocurriendo algo tremendo! Él lo refería como una maravilla, y resulta que era algo terrible, algo posesivo… “¿No te das miedo, Santos Luzardo?”. Cuando se desentierran arbitrariamente los muertos, los muertos se vengan, y no me refiero a nada esotérico sino a un hecho psicológico efectivo. De allí que la gente sienta que ese acto fue pavoso, como se decía antes en Venezuela. Ahí se incurrió públicamente en un trato irreligioso a los muertos, a todos.

–Entiendo que la diferencia entre las plazas Bolívar y la reciente exhumación de los huesos del héroe es la misma que existiría entre tener un portarretrato del abuelo fallecido o ir al cementerio, abrir la tumba y sacar su esqueleto.

–Bueno, bueno, espera…, es que hablar así ya es pavoso… Pero sí: sacar el esqueleto y llevártelo para tu casa para hablar con él. Comprenderás que eso lanza sobre cualquiera una fuerza psicológicamente nefasta. Sentir la emoción de lo religioso es lo que le pone un freno a lo sagrado. Lo sagrado por sí mismo es tanto dador de fuerzas extraordinarias como destructivo. A la humanidad le costó mucho darle imágenes a lo sagrado. Y cuantas más pudiera haber, mejor. Porque de esa manera el hombre se pone a salvo de lo que puede, desde su propio interior, acabar con él y, entonces, construye un espacio humano… No sé si nos damos cuenta de que estamos hablando del culmen del horror, de algo que la psique no puede procesar y que, por eso, la manda al territorio de la superstición. Aquí se cometió un sacrilegio, en el sentido original de esa palabra: una intromisión en el territorio destructivo de lo sagrado.

–¿Qué reacciones causa algo así en una psique colectiva?

–Para empezar, el shock de estar encantados por la mirada de la Gorgona, que mitológicamente es la señora del horror. ¿Tú crees que esos ojos que están pintados por todas partes en el país son accidentales? Esa mirada significa: “Te atreviste a abrir lo que debe permanecer oculto. Has visto lo que no se debe ver”. Esa mirada, que se pretende políticamente eficiente para controlar a la ciudadanía, a quien controló de una manera literal y definitiva fue a quien tuvo el atrevimiento de ver lo que no debía verse. El culto adecuado a los héroes, a nuestros ancestros, reside en el hecho de mantenerlos en el plano de lo que no debe exponerse a la vista pública. El culto a los muertos en Grecia consistía en lo que se ha llamado rituales de aversión, porque en ellos no se les daba la cara frontalmente, sino de un modo oblicuo. Y lo hacía un individuo en soledad. Otra manera de incurrir en esa insolencia salvaje consiste en pretender acabar con el apego a los ancestros de una manera solo racional. Ahora bien, ese colmo de nuestros excesos históricos en relación con el complejo del héroe no puede limitarse, entre nosotros, a una determinada persona o gobernante, que a fin de cuentas sería un instrumento inconsciente de lo que todos llevamos dentro, como riesgo, sin que podamos oír la pregunta de Lorenzo Barquero. A lo largo de estos años he mantenido la inquietud de qué fue lo que hizo con su paciente aquel médico que interpretaba el heroísmo como un azar psicopático.

–¿La mirada del horror nos puede llevar también a todos nosotros?

–¿A ti no te da temor hacer preguntas tan tajantes? No te olvides de que estamos hablando de algo tan frágil y delicado, a la vez tan fuerte, como la psique.

–Tiene razón. La cuestión, de solo plantearla, lo pone a uno un poco raro.

–Como cuando leemos una buena novela o un buen poema, ¿no? El caso es que, para un público culto medio de hoy, el horror es solamente una metáfora, y no es así. Una metáfora de cualquier cosa social, económica, política, y no es así, repito. No entendemos que el horror es una fuerza capaz de mover el psiquismo de un individuo y de un colectivo, pero también de paralizarlo. Por lo demás, no estoy inventado nada. Eso lo han dicho siempre los escritores y los artistas: el horror es algo vivo y actuante, y ellos lo saben porque se baten con eso, tomando más o menos precauciones, aun a riesgo de enloquecer. El horror es contaminante justo porque afecta a un nivel psicofísico. No creas que al responder a tus preguntas como lo estoy haciendo lo hago sin ese temor que te menciono.

–Se ha referido a los artistas. Uno es dado a pensar que están sufriendo de una manera tremenda.

–Tremenda es poco. A los artistas les toca lidiar con todo esto. Lo que, de paso, no es ningún privilegio. Sufriendo estamos todos.

–¿Qué pueden darnos los artistas?

–La conexión imaginal con los hechos. Digo “imaginal”, no imaginaria, porque no es una conexión caprichosa, ni fantástica, ni subjetiva. Es que la imaginación del artista da con certezas profundas y con objetividades que por otra vía no alcanzaríamos. Aristóteles decía que la poesía es más verdadera que la historia. Creo que aludía a esto de lo que estoy hablando… Mira, Enrique Bernardo Núñez escribió una vez que nuestra historia, en punto a lo que se llama “escribir historia”, está bastante bien elaborada, y que las lagunas y los vacíos que persisten no puede llenarlos el historiador: quien debe llenar esas lagunas y esos vacíos es el novelista. Solo el artista puede dar la conexión imaginal, y esa conexión no tiene que consistir, literalmente, en narrar sobre hechos históricos. Tampoco, necesariamente, sobre nuestras familias. También allí, con harta frecuencia, se han estrellado tantos escritores latinoamericanos, al querer hacer novela histórica. No se puede decir que todos, desde luego.

–¿El artista es una psique al servicio de los otros?

–Se puede decir así, pero no olvidemos que el artista trabaja, en primer lugar, en el saneamiento de su propia psique, trabajo en el cual van a aparecer los demás. Si no los vemos dentro de nosotros, esos que llamas “los otros” no van a ser abrazados o antagonizados, sanamente, afuera. La función del artista es ser mediador y servidor, y tener ojo para el peligro, conciencia del miedo. Los artistas son, pero no los únicos, sacerdotes de esa religión sin ortodoxias ni iglesias que es el trato habitual con las imágenes del alma. Les toca ir a lo hondo y regresar, para traernos nuevas imágenes, y así se nos educa el alma. Joseph Conrad dice, en el prólogo de una de sus novelas, que el escritor y el lector deben “sumergirse en el elemento destructivo”, el mar en el caso de esa novela, como en la Odisea. A nosotros se nos quiso sumergir en “el mar de la felicidad”, y mira donde estamos… Cuidado. No es que tenemos que hacer lo que dice Conrad en nuestra vida cotidiana, no se trata de una tarea en la agenda del Yo, sino en tanto lectores, es decir, como aprendices con el artista. El artista sabe, como dice James Hillman, que sin la fealdad no veríamos a los dioses. Al artista le toca hacerlo casi a diario por todos nosotros. Se entiende que no me refiero solamente al nivel de lo que a todos nos afecta: la carestía de la vida, los graves riesgos de salud, las colas para el pan, la inseguridad, etcétera. Ningún pueblo merece ser obligado a vivir en el horror o en el encantamiento cotidiano, sean cuales hayan sido sus errores.

–Según su experiencia como psicoterapeuta, ¿los sueños de los venezolanos deberían estar arrojando imágenes muy fuertes? Lo pregunto por la importancia que la psicoterapia atribuye a los sueños en la vida psíquica.

–Muy fuertes, sí. Y yo mismo, si “profesionalizo” el trato con esas imágenes, arriesgo perder aquel miedo del que hablaba Lorenzo Barquero.

–Disculpe. No le entiendo.

–Es muy importante que la psique elabore, y la psique siempre elabora porque la psique, en realidad, es muy noble. Al presentarnos imágenes terribles en los sueños está manteniendo vivo el miedo a la vez que conformándolo en imágenes. Es decir, la psique nos ayuda a que esas fuerzas que nos sacuden pasen a imágenes con las que podamos vivir. Porque resulta que esas fuerzas nos buscan para que les pongamos límites acogiéndolas conscientemente y pese, o gracias, al mismo miedo.

–¿Cómo nos ayuda la psique además de con los sueños?

–Con la estampida, que es el cuerpo básico defendiéndose, el instinto de huida física, corporal. La reacción animal ante lo repelente.

–Lo que no significa necesariamente huir del país, ¿o sí?

–Puede consistir en irse del país, y las terribles imágenes del éxodo que hemos visto últimamente nos hablan del asunto. Pero también puede consistir en eso que, en una conversación, Rafael Cadenas llamó “insilio”, que es otra forma en que el dios del cuerpo básico, el cuerpo más rústico, el dios Pan, nos protege del encantamiento del horror mediante el pánico. Pan no vive en el Olimpo sino encuevado. Esa huida hacia el exterior o hacia el interior hay que diferenciarla de las exageraciones histéricas, pues Pan es el dios en el que el cuerpo primordial actúa, por decirlo así, en legítima defensa. En cambio, encantamiento es estar privados de la conexión con nuestro cuerpo: lo que hace la Gorgona. No en vano es la cabeza de la Gorgona la que encanta, porque es la cabeza despegada del cuerpo. Es decir, es una cabeza consistente solamente, por ejemplo, en ideas, sin conciencia del cuerpo y del lugar que este ocupa, como lo sugerí al comienzo.

–Pero quiero insistir en esto: hay salida.

–Sí, claro que la hay. Y el cuerpo es el “religante”. El cuerpo es el único capaz de hacer del horror de lo sagrado algo religioso. La psique asimila un hecho crudo y devuelve una gestualidad, una imagen, haciendo con ese hecho lo que llamamos, normalmente, cultura. Y por eso es tan hermoso que en los sueños aparezcan imágenes incluso horrendas, porque es la psique tratando de expulsar el núcleo enfermo en un momento dado, como si nos dijera: “Esta es tu materia prima en este momento, ocúpate en esto, transforma esto en tu propio lugar y cuerpo”. Todos recordamos que los griegos antiguos llamaron a eso catarsis, un término médico, es decir, del arte de curarse, que por cierto no consiste meramente en una descarga ocasional sino en una elaboración artística, o sea, que requiere de un trabajo del lado consciente de la psique.

–Es importante, porque la gente necesita oír que hay salida.

–Sí, pero solo podemos oír eso bien y, en consecuencia, responder adecuadamente a las circunstancias, en defensa de la vida, si primero vemos la dimensión del horror en el que estamos. Si nos sentimos desesperados por una salida es porque todavía no hemos tomado suficiente conciencia de ese horror, y es la misma ansiedad por hallar una salida la que cierra las puertas. No me estoy refiriendo a una salida política, que sería, en última instancia, la consecuencia imprevisible de la otra a la que sí me estoy refiriendo, a la que entendí que aludía tu pregunta.

–Sí, cuando hablo de una salida quiero decir salida a una crisis psíquica.

–Ya… La psique también nos puede ayudar haciendo que nos demos cuenta de que la palabra crisis es un comodín vacío del lenguaje. La psique siempre vive en crisis, es un reiterado llamado a no olvidar el trasfondo de horror sobre el que se mueve el vivir… ¿Sabes que Atenea, la diosa de la polis, de la ciudad, lleva la imagen de la Gorgona en su escudo? Hay un vínculo entre el horror y la polis, entre el horror y la vida organizada de la ciudad. De todas las divinidades que ayudan a Perseo, que es quien le corta la cabeza a la Gorgona, Atenea es la principal, y ella se queda con el trofeo. Ella, no el héroe que llevó a cabo la tarea. De manera que Atenea es la Gorgona transformada en un poder benéfico. Ese es el meollo de la psicología profunda: trata sobre procesos de transformación de lo mismo en otra cosa que era su posibilidad oculta sana. Un remanente de aquel horror permanece, y entonces la ciudad, la polis, cuando tiene que protegerse, asoma su lado horrendo, que provoca prudencia, la mayor de las virtudes en momentos en que se nos proponen aventuras desmesuradas.

–Esas fuerzas actuantes, que se transforman en poderes benéficos, ¿funcionan igual tanto a escala personal como a escala colectiva?

–Nada que ocurre en una psique individual deja de ocurrir en una psique colectiva, y viceversa: lo que le ocurre a la polis le ocurre al individuo. Nada de lo que existe, como dice Jung, ha dejado de estar antes en el alma. Entre el alma del individuo y el alma colectiva hay, como ya dije a propósito del artista, un continuo subterráneo eficaz: eso que algunos llaman Ánima Mundi, el Alma del Mundo. Necesitaríamos más tiempo para entrar en eso y ahondar un poco más, pero podemos ver esa conexión entre lo individual y lo colectivo en las imágenes de horror de que venimos hablando y que propone la psique mediante los sueños… Una mujer de edad mediana sueña que, sobre la ciudad de Caracas, la polis, camina una gigantesca araña, y que todo el mundo huye corriendo. Ella misma entre todos, aterrada. Su huida la dirige hacia una antigua colina de Caracas, de una Caracas de hace muchos años, donde está un viejo hospital psiquiátrico… Bien, en la discusión sobre ese sueño la mujer recordó que, por motivos profesionales, ella trabajó intensamente una vez, tiempo atrás, en ese hospital. Es decir, la misma pesadilla le daba, como salvación del monstruo, una conexión entre su memoria personal, la memoria de la ciudad y el trabajo. A eso me refiero cuando hablo de la nobleza de la psique. Es bueno apuntar que historia es como hacer memoria mediante la imaginación.

–Ese sueño con la araña es un sueño que podría tener hoy cualquier venezolano.

–Sí, ese sueño no le concierne solamente a la persona que lo tuvo. Es el sueño de lo que estamos viviendo todos, pero fíjate que el mismo sueño orienta a una salida tanto en la historia personal como en la historia colectiva, salida que a su vez tiene la consistencia de un lugar preciso y perenne: un cuerpo urbano.

Lula reitera desde la prisión que será candidato por la “soberanía popular”

 

El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, preso por corrupción, insistió hoy desde prisión en que será candidato en las elecciones del próximo octubre para “recuperar la soberanía del pueblo brasileño”, a pesar de que está virtualmente inhabilitado.

“Pueden tener certeza de que voy a ser candidato para, entre otras cosas, recuperar la soberanía del pueblo brasileño”, escribió el exmandatario en un mensaje divulgado hoy en sus redes sociales.

Lula afirmó que es “muy triste” que el Gobierno del presidente Michel Temer, en el poder desde mediados de 2016 tras la destitución de su ahijada política Dilma Rousseff, esté “vendiendo” parte del patrimonio público “de forma irresponsable” y “a precio de banana” para “encubrir su ilegitimidad”.

Brasil “necesita tener y consolidar” su soberanía y desterrar el complejo de inferioridad “que la elite brasileña siempre tuvo en relación a los Estados Unidos”, añadió el exjefe de Estado, quien cumple desde el pasado 7 de abril una pena de 12 años y un mes por corrupción pasiva y lavado de dinero.

El máximo líder del Partido de los Trabajadores (PT), que él mismo fundó en 1980 junto con un grupo de obreros e intelectuales, no hizo mención alguna a la dura batalla entre jueces ocurrida el domingo en torno a su liberación.

Clero venezolano llama al gobierno a escuchar peticiones del pueblo

 

El presidente de la Conferencia episcopal Venezolana, Monseñor José Luis Azuaje, afirmó que el exhorto hecho por el clero venezolano a los partidos políticos y a la oposición a tener coherencia en sus actividades y pronunciamientos, ante la grave situación que está atravesando el país, fue en el marco de derecho de las personas y de la doctrina social de la iglesia, como siempre lo han realizado.

“Lo que tratamos de expresar en nuestro documento es un sentir muy profundo de lo que vive el pueblo venezolano, la iglesia está en todas las comunidades y siempre recogemos los sentimientos y preocupaciones de nuestro pueblo y eso lo tenemos que plasmar en nuestras denuncias cuando no se cumplen los postulados que deberían cumplirse a través de las políticas sociales”, expresó monseñor Azuaje entrevistado en el circuito Éxitos de Unión Radio.

Destacó Monseñor que hay un abandono de las comunidades que tiene demasiados problemas que no le permiten el desarrollo normal de las personas ni tampoco de la productividad. “El llamado es que no se abandone al pueblo, se debe escuchar el clamor del pueblo”, recalcó.

Tibisay Lucena: Nos comprometemos a dar garantías a candidatos y al pueblo

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La presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, dijo que las garantías electorales no son un tema nuevo para el ente comicial. “Desde el 2004 se le ha dado garantía a los candidatos y candidatas que se han postulado”

Lucena afirmó que la firma del acuerdo de garantías de cara a los comicios presidenciales pautados para el próximo 20 de mayo que se llevó a cabo este jueves fortalece la democracia venezolana. “Demuestra que la mayoría quiere resolver las diferencias a través de la democracia”.

Aseveró que hay garantías técnicas, acompañamiento nacional e internacional lo que compone un sistema de total fiabilidad en los procesos electorales. “La primera garantía es el proceso de auditoria (…) se audito absolutamente todos los componentes, no nos ha quedado nada sin que esté revisado”.

 

¿Legitimi ... qué? Por José Toro Hardy

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La democracia, por definición, es el imperio de las leyes en contraste con la imposición de los hombres. Para que haya democracia, tiene que existir un gobierno legítimo elegido por el pueblo, tiene que haber separación y equilibrio entre los poderes y tiene que haber respeto de los DDHH.

Con las elecciones del 15-O terminaron de caer las máscaras y desapareció cualquier vestigio de legitimidad. Tales elecciones no pueden ser consideradas como una expresión de soberanía. Fueron el resultado de un fraude sistemático y continuado en el cual uno de los gobiernos más corruptos, ineficientes e impopulares de nuestra historia se alzó con casi todas las gobernaciones. Como bien decía Stalin, “Qué importa quien vote. Lo que importa es quien cuenta los votos”.

Para colmo, en aquellos casos en que a pesar de todas las trampas no pudo ganar, el régimen  impuso una nueva aberración exigiéndole a los gobernadores electos de la oposición subordinarse a una Constituyente que también fue producto de otro fraude. Sólo uno de esos cinco gobernadores, Pablo Guanipa, levantó la frente y se opuso, transformándose así en un punto de referencia en el panorama político venezolano.

La legitimidad de un gobierno debe ser de dos tipos: de origen y de desempeño. Es evidente que la legitimidad de origen, que debe ser el resultado de sufragios transparentes, ha rodado por el fango. Sólo el Poder Legislativo dispone de legitimidad de origen, pero el régimen le ha arrebatado sus facultades.

En cuanto a la legitimidad de desempeño la situación es aún peor. El irrespeto constante a la Constitución es la prueba. La separación y el equilibrio de los poderes, condición indispensable de esta forma de legitimidad ya no existe.

“Dictadura” -según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española- es un “régimen político que, por la fuerza o violencia, concentra todo el poder en una persona o en un grupo u organización y reprime los derechos humanos y las libertades individuales”.

Wikipedia complementa la definición al agregarle que la Dictadura “se caracteriza por la ausencia de división de poderes…”

«Le pouvoir arrête le pouvoir» sostenía Montesquieu (1689-1775). «El poder frena el poder». Vale aquí preguntarse, ¿están el Poder Judicial, el Poder  Electoral o el Ciudadano  frenando al Poder Ejecutivo o simplemente actúan en connivencia para mantener un régimen a todas luces ilegítimo?

En igual sentido se pronunciaba John Locke (1632-1704)  filósofo inglés del Siglo de las Luces que sostenía que los poderes no debían ser dirigidos por las mismas personas, pues se requería un equilibrio que favoreciese el bien común. Si los gobernantes incumplían el pacto con los ciudadanos, estos tenían el derecho de echarlos.

Coincidía con  James Madison (1751-1836), padre de la Constitución de EEUU, quien al igual que los más ilustres defensores de la libertad, advertía: «La acumulación de todos los poderes, en las mismas manos … puede considerarse con toda exactitud, como la definición misma de la tiranía». Los padres fundadores de los EEUU, conscientes de los riesgos planteados, diseñaron en su Constitución un mecanismo de “checks and balances” para evitar que una rama de los Poderes dominase a las demás.

Los anteriores son los fundamentos en los que se basa la Democracia. Fueron recogidos en la Carta Democrática Interamericana, cuyo artículo 3 dice:

«Son elementos esenciales de la democracia representativa, entre otros, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al Estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo… y la separación e independencia de los poderes públicos».

Mal podría hablarse en Venezuela de «derechos humanos y libertades fundamentales», cuando el mundo entero reclama la libertad de unos 400 presos políticos y cuando las torturas y otras barbaridades han sido abundantemente documentadas ante la OEA.

Los pueblos que viven bajo el imperio de las leyes son pueblos libres. Pero cuando las leyes no se utilizan para garantizar las libertades ciudadanas sino para coartar sus derechos, la libertad muere y los hombres que se pliegan quedan sometidos a la voluntad de un dictador.

 

@josetorohardy