psicología archivos - Runrun

psicología

Reconstruyendo cercanías: el III Congreso de Psicología que se realizará del 29 al 31 de julio
El eje temático del Congreso es Reconstruyendo cercanías, es el espíritu de abrir espacios de investigación, reflexión y discusión académica sobre la dinámica psicosocial  y los conocimientos científicos producidos desde la Psicología en Venezuela y de otros países

 

El gremio y la Academia Venezolana de Psicología se unen para compartir experiencias, fortalecer la salud mental y promover espacios de reconciliación y reconstrucción de cercanías entre la población venezolana con el III Congreso de Psicología.

Reconstruyendo cercanías, se realizará de forma virtual entre el 29 y 31 de julio y estará avalada por más 22 instituciones académicas y gremiales del país, entre ellas: la Federación de Psicólogos de Venezuela (FPV), junto con las Escuelas de Psicología de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), la Universidad Metropolitana, la Universidad Rafael Urdaneta (URU), la Escuela de Psicología y el Instituto de Psicología de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

El Congreso de Psicología tratará los temas de trauma psicosocial, memoria y reconstrucción del tejido social, además de brindar herramientas y experiencias que le permitan a las personas hacer frente a las secuelas que va dejando el COVID19, la violencia y maltrato en diferentes ámbitos de  la cotidianidad venezolana;  así como temas actuales de la Psicología del siglo XXI, como la inteligencia artificial, neuropsicología y retos éticos y desarrollo de la carrera de Psicología. 

El eje temático del Congreso es el espíritu de abrir espacios de investigación, reflexión y discusión académica sobre la dinámica psicosocial y los conocimientos científicos producidos desde la Psicología en Venezuela y de otros países.

El encuentro virtual contará con la participación y el conocimiento de más de 100 profesionales destacados de la Psicología de Venezuela y de otros países como Argentina, Australia, Brasil, Colombia, Chile, España, Japón, México, Panamá y Puerto Rico.

La ceremonia inaugural tendrá lugar en la UCAB- Montalbán, el jueves 29 de julio, a partir de las 8:30 a.m. con la presencia de las autoridades rectorales de las Universidades que organizan el Congreso. En este espacio académico se rendirá tributo a los 300 años de fundación de la Universidad Central de Venezuela y a los 60 años de la creación de la Escuela  de Psicología de esta casa de estudio, la primera escuela de Psicología creada en Venezuela.

Las inscripciones para participar en este evento están abiertas hasta el 27 de julio. La información sobre el programa, costos y requisitos está disponible en la cuenta psicoven.ucab.edu.ve.

 

Cuarentena en familia, consejos para padres
Consejos para orientar a los hijos y manejar episodios de ansiedad ante el confinamiento por la covid-19.

Con la cuarentena en familia todos estamos experimentando un momento difícil, por inédito y prolongado, a causa de la pandemia de coronavirus. Por ello, la Lic. Zoraide Luglil y mi persona, psicólogas del Servicio de Conducta y Desarrollo del Centro Médico Docente La Trinidad, queremos ofrecerles orientaciones para mantener la armonía familiar durante el confinamiento. E incluso sacar provecho de ella.

A continuación sugerimos algunas claves para enfrentar los eventuales episodios de ansiedad de los hijos -y la propia como padres-, y mantener un ambiente emocionalmente saludable en la familia:  

Genera rutinas

Considerando que en este momento no solamente son padres, sino también maestros, es importante tratar de que el ambiente en el hogar tenga la menor carga de ansiedad posible.

Para ello es prioritario generar rutinas diarias. Estas implican establecer qué actividades o tareas va a realizar cada miembro de la familia y en que horario deberá hacerlas. Crea un horario que tu hijo pueda ver, donde se refleje lo siguiente:

* El tiempo de estudio

* Las horas de juego

* Tareas del hogar

* Ejercicio físico

* Otras actividades

Es importante que se respeten los horarios originales de irse a la cama, levantarse, bañarse, y las comidas del día.

Mantener una estructura diaria parecida a la acostumbrada disminuye los niveles de ansiedad.

Trata de cumplir los horarios establecidos, pero recuerda ser flexible en función de los imprevistos del día. Toda la familia está pasando por una situación novedosa y ambigua, por lo que los niveles de ansiedad pueden afectar a cualquiera en algún momento.

Aplica la inteligencia emocional

Para un adecuado manejo emocional toma en cuenta las siguientes recomendaciones:

* Fomenta un espacio para que tus hijos hablen de la situación mundial. ¿Qué saben?, ¿qué piensan?, ¿cómo se sienten?, ¿qué dudas tienen? Adapta esta conversación en función de la edad de tu hijo, y conversa del tema cada vez que te haga una pregunta. Eso significa que aún está procesando lo que sucede.

Si algún miembro de la familia está particularmente intenso debes practicar la paciencia y la empatía. Reconocer como válido su malestar y dar un espacio para que recupere su equilibrio.

* Para los niños podemos preparar una pared en la cual se pegue un papel bond donde podrá ir a rayar o dibujar cuando se sienta intranquilo, frustrado o molesto. Dar contención al estado emocional permitirá que el niño regrese más rápido a la rutina establecida.

Sácale partido a las circunstancias

La convivencia en momentos tan irregulares como estos puede ser una de las experiencias más enriquecedoras y placenteras, pero también pueden ser las más frustrantes. Los adultos necesitan saber cómo enfrentar el comportamiento difícil de los niños al tiempo que estimulan aquellas conductas deseadas en la casa.

No aflojes la disciplina

La disciplina en casa debe ser la misma que se practicaba antes de la llegada de la cuarentena. Aquellas conductas que no son aceptadas por el sistema de valores familiares deben seguir siendo sancionadas.

* Conversa con tu hijo de lo que hizo, recuérdale que eso no está permitido en la casa, establece el castigo adecuado en función de la magnitud de la conducta. Puedes practicar con las siguientes sanciones:

Tiempo fuera. Retirar al niño a un lugar diferente a donde se inició el problema y mantenerlo allí hasta que se calme, para posteriormente regresarlo a la situación inicial y reforzar el buen comportamiento.

Pérdida de privilegios. Puedes retirar algún privilegio al niño por su conducta, como ver televisión o jugar con la tableta. Eso sí, solo por ese día en que ocurrió el problema. Es importante que se le modele (actuarlo) al niño el adecuado comportamiento, ya que es más fácil que logre copiar ese modelo que hacerlo solo escuchando su regaño.

Refuerza lo positivo. La disciplina no es solo corregir el comportamiento inadecuado, también implica reforzar aquellas conductas que deseamos se realicen diariamente, más aun si pasan juntos todo el día.

Cada vez que el niño haga algo bueno o cumpla una orden hay que expresarle lo contentos que estamos por ello. Prestarle atención, reforzarle verbalmente a través de halagos, acariciarlo y decirle cómo nos sentimos cuando su conducta es la adecuada ayuda a que el niño entienda qué cosas son buenas y cómo debe comportarse.

De igual forma, podemos permitirle algún privilegio por hacer algo que se le pide, como jugar quizás un tiempo extra con la tableta, una merienda especial, ver televisión, jugar con él, etc.

 

* Lic. María Antonieta de Lozada es psicóloga de la Universidad Católica Andrés Bello con una especialización en Psicología del Desarrollo y más de 35 años de experiencia en psicología infanto-juvenil. En Instagram: @psicologiaonsite

#HistoriasDeLaCuarentena | “El problema no es el confinamiento, sino la forma como lo percibimos” (I)
#HistoriasDeLaCuarentena, en su primera entrega con la psicóloga clínica Mariana Hernández conversa sobre salud mental y herramientas para superar el confinamiento, producto de la pandemia de coronavirus

@ldmiquilena

 

Estar encerrados no es cosa sencilla. Estar encerrados en un país con las caracteristicas de Venezuela, peor aún. Si tiene luz puede que no haya agua y si hay ambas, el internet puede fallar, pero lo cierto es que nunca estará del todo cómodo y menos cuando la cuarentena deja de ser voluntaria y es impuesta. 

El día Lunes 16 de marzo, en cadena de radio y televisión, Nicolás Maduro ordenó a todos los venezolanos habitantes de 7 estados una “cuarentena social obligatoria” ante la alarmante crecida de casos positivos para coronavirus en el país. El Viernes 13 de marzo se anunciaba la llegada de los primeros casos del virus. 

Si a la angustia de no poder comprar lo necesario para resguardarse de la pandemia se le suma el encierro antes autoimpuesto y ahora de carácter obligatorio, puede resultar una combinación contraproducente para la salud mental. Algo hay que dejar claro en estos momentos; angustias las necesarias.

En el portal Runrun.es el día 16 de marzo se realizó una encuesta para consultar a los lectores sobre si en efecto estaban acatando la solicitud del Estado de mantenerse en sus casas y no salir en caso de no ser necesario. El estudio arrojó como resultado que de 3.035 votos obtenidos en 6 horas, el 89 por ciento de las personas afirmaron estar bajo resguardo y acatando la cuarentena que hasta el martes 17 a las 5:00 am era solo en 7 estados y pasó a ser a nivel nacional. 

Si bien se han presentado casos de especulación con productos como el alcohol, gel antibacterial o las mascarillas, no todo es malo. La declaración del estado de alarma a nivel nacional ha hecho que en muchos la creatividad florezca y algunos se encuentran incluso, valorando el súbito “tiempo libre” para poner en orden algunos temas de sus vidas. Otros más, entendiendo el sinfín de limitaciones que supone el estado decretado, han optado por dar un paso más allá en lo referente a la solidaridad y han dispuesto conocimientos, tiempo y esfuerzo para ayudar a cualquiera que no esté en capacidad de afrontar un proceso como este en solitario. 

Mariana Hernández, licenciada en psicología, ha sido una de esas profesionales que ha tratado de darle la vuelta a su práctica y estar disponible para sus pacientes y quien pueda necesitarlo de forma “on line” y no presencial como amerita su profesión. “No todos los pacientes se sienten cómodos con ese cambio en la metodología de las consultas, sobretodo los que llevan poco tiempo y están acostumbrados a terapias presenciales. A ellos les cuesta un poco más este tema de Whatsapp, Skype o cualquier otra plataforma” comentó. “Muchos prefieren esperar a que finalice el periodo de cuarentena y de esta forma poder retomar sus terapias de forma habitual”, continúa. 

Ella, al igual que muchos venezolanos, ha visto su ingreso mermado desde la semana pasada. Como muchas personas, Hernández depende de su consulta, del “día a día” para sobrellevar la tragedia económica que reina en Venezuela desde hace años. Así que también traduce textos español-inglés, inglés-español y cuenta con el apoyo de su familia. 

Mente sana

En estas situaciones, Hernández comenta que se pueden experimentar sensaciones de pánico, ansiedad y nervios ante la incertidumbre que la misma cuarentena genera. “Nuestra seguridad se ve amenazada, al igual que nuestra libertad pues estamos en una situación de confinamiento”. ¿Qué podemos hacer para contrarrestar la parte negativa de estos días libres? Respirar. Primordial y necesario. Tomar decisiones basadas en la lógica y no en impulsos. Recomienda la especialista en salud mental saber cuando desconectarse y decirle NO a la sobre información. Hay mucho que usted puede ignorar y terminar convirtiendo esa ignorancia en una bendición. 

Recomienda además ingresar a redes sociales a informarse sobre el tema del coronavirus una vez al día. «Esto ayuda a que usted procese la información de forma más organizada y sin tanta dispersión», comenta.

La ansiedad por confinamiento nace del ocio, por lo que Hernández sugiere mantenerse ocupado la mayor parte del tiempo. Se evitan de esta forma sentimientos agobiantes como el encierro, el desánimo y da como resultado que esa sensación de “estar preso” sea más llevadera. Aprender siempre es una buena opción y existen innumerables tutoriales en línea para que organice su tiempo y se dedique a aprender nuevos oficios y expandir sus conocimientos. Si tiene hijos adolescentes, no estaría de más pedirles que se pongan al día con sus tareas e incluso que adelanten trabajos pendientes en el colegio o la universidad. 

Mantenerse ocupado ayuda

Ejercitarse en casa es siempre una buena opción. El optimismo con que se tome la situación será determinante a la hora de vencer el monstruo de las enfermedades mentales que bien podría terminar convertido en una hidra, de múltiples cabezas. Hay dos formas de tomarse la cuarentena; la primera es que está encerrado y la segunda es que está a salvo, en resguardo y ayudando a evitar la propagación del virus. “El problema no es la situación, sino la forma como la percibimos” declara la especialista. “La actitud frente a una pandemia debe ser esa, usted está en casa previniendo la expansión de la misma y por el bien de todos”, sentencia Hernández.

Se debe tener especial cuidado con aquellos pacientes que ya hayan presentado cuadros previos de depresión, pues es de esperarse que los síntomas de estos pacientes empeoren dado el confinamiento. Se recomienda de igual forma tratar de establecer rutinas que permitan mantener a raya sentimientos negativos que podrían empeorar la situación. “No se pueden perder las redes de apoyo. Esas personas que usted está acostumbrado a ver a diario, pues dele buen uso a la tecnología y acorte distancias, cuénteles cómo se siente estando desde casa, que ha hecho durante el día”, invita la especialista. 

Decirlo de manera que se entienda

“A los chamos, lo mejor es  explicarles la situación mediante juegos, pues muchos de ellos son incapaces de manejar conceptos abstractos y situaciones como la que estamos viviendo”, aconseja la doctora.  Los juegos en familia son una excelente opción pues se fomenta el vínculo familiar mediante estas prácticas y se mantiene a los más pequeños de la casa ocupados. Con los adolescentes puede no ser tan fácil, ya que son más conscientes de lo que sucede y pueden razonar al respecto. Se puede esperar encontrar rabia, tristeza y usted como padre debe ejercitar la paciencia. No es recomendable el aislamiento en medio de un confinamiento. Se debe mantener al joven o a la joven dentro de las dinámicas familiares y nada de “que se le pase en el cuarto”, algo muy típico y usual. Se debe practicar la empatía. Esa es la clave.

 

Jaime López-Sanz: “Los lados oscuros de la historia están más presentes en el psiquismo moderno de lo que creemos”

@diegoarroyogil

Jaime López-Sanz es profesor de literatura y psicoterapeuta. Su actividad docente se ha desarrollado, principalmente, durante varias décadas, en la Escuela de Letras de la Universidad Central, pero también ha dado clases en el Centro de Estudios Junguianos, en Caracas, y en otras instituciones. Renuente a conceder entrevistas para la prensa, el profesor López-Sanz es un conversador excepcional.

Gracias a una manera muy suya de proceder, en la que a veces hay bajones de voz inesperados, o, por el contrario, énfasis que ponen en alerta, el intercambio con él resulta bastante animado en tanto que siempre está presente la guía de una emoción. Lo fundamental, en todo caso, es que López-Sanz habla asomando imágenes o relatos que, a primera vista, pueden hacer preguntarse al interlocutor “¿A dónde va esto?”, pero que luego se revelan como dadoras de otro suelo para la reflexión y, por descontado, para la vida. (Cuestión de profesor de literatura y de psicoterapeuta, se supone). Es quizá por esto, por el valor que él atribuye a las indirecciones en la conversación, que al plantearle la posibilidad, ¡a quemarropa!, de explorar “la relación entre historia y psicología”, a ver si la psicología nos ayuda a comprender un poco más asuntos que competen al venezolano (dada la crisis en que estamos, que por momentos parece inabordable y nos lleva a la psique o al alma), López-Sanz diera inicio a la entrevista con una salvedad: “La invitación que me haces me suena demasiado académica. Hablas de ‘Historia’ y de ‘Psicología’, dos grandes disciplinas, pero el tipo de psicología que a mí me interesa es la que procura acercarse a lo que nos ocurre de la manera más espontánea y natural posible con lo que sentimos”.

–Comprendo, pero para ubicarnos permítame una pregunta que creo ineludible: ¿puede la psicología abordar la historia de un pueblo?

–Bueno. Sí, y la palabra crucial en ese abordaje es la palabra complejo. Los complejos históricos son importantes. En Venezuela, por ejemplo, la Independencia es un complejo muy tenaz en el laberinto de la psique venezolana. Todos sabemos de qué se trata la Independencia como episodio histórico que damos por obvio desde que estudiamos en la escuela primaria, pero entrar en el complejo ya es otra cosa. Tal vez una de las acepciones de “enterarse” sea “haber entrado”.

–¿Qué es un complejo?

–Pero ¿esto es una entrevista o una clase de psicología?

–Hay que poner en claro ciertos términos para entendernos mejor, para tratar de despejar.

–Claro… Un complejo es un núcleo de energía vital, del que estamos poco o nada conscientes, que compromete el funcionamiento de la psique personal o colectiva. En el caso de nuestra psique colectiva, la Independencia es una barrera que nos dificulta entrarle a lo que hay detrás de la propia Independencia desde un punto de vista histórico y humano… Pienso en todo lo que heredamos de la Colonia: los afectos familiares, de todo tipo; la relación viva con la tierra y con el paisaje, asuntos que con el complejo independentista se volvieron un lío y, desde entonces, el venezolano lo que quiere es libertad, pero no sabe libertad de qué, ni frente a qué, ni con qué elementos cuenta para ser libre. Pero eso habría que concretarlo más. Yo he insistido, durante años, mediante la literatura, la venezolana y la europea, en la necesidad que tenemos de explorar el complejo heroico venezolano, que está asociado con la Independencia.

–Es un asunto que usted ha estudiado y, precisamente, quería tocarlo: nuestra relación con el heroísmo…

–Discutir sobre eso es difícil. Una vez la profesora María Fernanda Palacios me dijo: “Yo no sé si se trata de heroísmo o de titanismo lo que nos pasa a nosotros”. Pero es que una cosa está muy cerca de la otra, aunque parte de la tarea consista justamente en diferenciarlas, siempre con la ayuda básica de la literatura. Fíjate que una vez un médico con cierto prestigio en Venezuela fue interrogado en un programa de televisión sobre la diferencia entre un héroe y un psicópata… Déjame apuntar que titanismo y psicopatía, según los estudios de la psique que siento más cercanos, se vuelven muy afines… La respuesta de este médico, quien fungía de consejero del gobernante de turno, fue que “un héroe es un psicópata que la pegó”. Para mí era obvio que, sin darse cuenta, se estaba refiriendo a su paciente. Yo sentí indignación, pues me cuesta creer que aquel médico desconociera la Ilíada, cuyo gran planteamiento es la conciencia del destino heroico, o siquiera al Cid Campeador, que cualquier estudiante sabe que es todo menos un psicópata. Debo añadir, sin embargo, que cuando yo llegué a estudiar en el Instituto Jung, en Zúrich, hace años, uno de los asuntos del que más oía hablar, en conversaciones fuera de clases, era por qué, en la psique moderna, el héroe no aparece sin que enseguida se deslice hacia la psicopatía. Tenía yo frescos episodios muy recientes y dolorosos de mi formación, de mi adolescencia y primera juventud.

–¿Cuál es el problema con el heroísmo entre nosotros?

–Me estás planteando una cuestión que me cuesta abordar así nomás. En todo caso, creo que el problema con el héroe y con lo heroico entre nosotros, los venezolanos, es que el héroe y lo heroico se disparan mucho hacia el mundo paradisíaco del poder mágico de las ideas. El héroe hace abstracción de donde está él como cuerpo: se abstrae del lugar en el que se encuentra. Entonces toda esa zona, cuerpo y lugar, abandonada a su suerte, se le hace un monstruo: la tierra convertida en una furia, o bien en un paraíso. El ejemplo más evidente, o más a mano, en nuestra literatura, es el caso de Santos Luzardo y Doña Bárbara. Las ideas de Santos Luzardo son de una virtuosidad sin savia vital, es decir, decadente. O, al menos, esa es la impresión que tengo.

–Es paradójico, porque desde el colegio se nos enseña que Santos Luzardo es el ideal de hombre al que debemos aspirar. Santos Luzardo es el hombre llamado a acabar con Doña Bárbara, con la barbarie que no nos permite avanzar.

–Es parte del asunto. Es obvio que Rómulo Gallegos está parcializado por Santos Luzardo, lo cual, desde el punto de vista novelesco, es un gran delito. Quiero decir, identificarse totalmente el escritor con sus personajes. Todo el mundo sabe que hay mucho de Cervantes en Don Quijote, pero uno no puede decir que Don Quijote sea enteramente Cervantes, o viceversa. Gallegos se le monta encima al personaje y no lo deja en libertad, en libertad incluso de que se estrelle, porque toda novela se supone que tiene un toque de “adiós al héroe”. Novelar es bajar al héroe del pedestal. No se trata de ignorar al héroe, ni de olvidarlo, sino de darle su lugar adecuado en la memoria sin identificarse con él. El héroe es una fuente de identificaciones literales del Yo.

–¿Y eso es peligroso?

–¿Cómo que si es peligroso? ¡Es terrible! Terrible para el vivir, para lo que Ortega y Gasset llamaba “el quehacer”. Julio César, en la obra de Shakespeare, dice que los cobardes mueren muchas veces antes de morir y que los valientes mueren una sola vez. El valiente es el héroe, claro. La muerte del héroe es una muerte única y sola, algo que inspira un enorme respeto, respeto que empieza por no permitir la identificación con él. El héroe muere una vez, sí, pero en la novela como género literario el personaje tiene que aprender a morir varias veces y, en ese sentido, a pasar por cobarde, incluso y sobre todo ante sí mismo. En toda novela auténtica el héroe se humaniza, es a lo que me refiero. Odiseo, que viene de la guerra de Troya, va aprendiendo poco a poco que él ya no puede sacar la tarjeta de presentación para cualquier cosa y decir: “Yo fui quien tomó Troya”. Es eso lo que nos cuenta la Odisea. Porque al terminar la guerra de Troya, Odiseo tiene que ir entrando en límites, aprender con dolor a dejar atrás la luminosidad heroica, y a vivir en una tonalidad más mediada por sus propias oscuridades.

–A ver si entiendo: ¿lo que usted plantea es que a los venezolanos nos cuesta pasar, psíquicamente, de la épica a la novela?

–¡Sí, eso! Pasar de lo luminoso heroico furioso, o bien lo paradisíaco, que en nosotros está puesto en la Independencia y en la palabra mágica “revolución”, al mundo cada vez más gradualmente humano, con sus límites. Porque el héroe es una criatura sobrehumana, una criatura que no está hecha para la vida común, que es la del presente inmediato, sino para el pasado fundacional, que en efecto ocurre una sola vez. Identificarse con el héroe es vivir en permanente actitud inflada y belicosa con los demás. Ve solamente lo que ocurre hoy, en Venezuela, en las redes sociales.

–¿Qué es lo que se frustra cuando aparece el complejo heroico?

–Las oportunidades de movimiento hacia algo más humano, más democrático, más abierto y más prudente e incluso piadoso… Ahora, tampoco es que lo que nos pasa a los venezolanos sea tan único nuestro. ¿Qué está pasando en Estados Unidos con Trump y su supuesta mayoría blanca original y olvidada? ¿Por qué Putin se embolsilla a los rusos? ¿Qué está pasando en España, en Italia, en Alemania? Los lados oscuros de la historia están en el psiquismo moderno más presentes y en la superficie de lo que creemos. No nos han bastado los horrores del siglo XX. Pensemos, por ejemplo, en la ideología nazi. Bueno, no podemos perder de vista que la “ideología” nazi no fue sino el constructo más simplista de complejos muy oscuros del alma alemana y, por lo tanto, esos complejos rebasan los límites del nazismo histórico. En ese caso específico hay que leer a Thomas Mann, quien, de paso, también nos puede ayudar a nosotros con lo nuestro.

–Eso da mucho miedo.

–¿Y no es esa la pregunta que Lorenzo Barquero le hace a Santos Luzardo en un momento crucial de la novela de Gallegos?

–¿Cuál?

–Acuérdate. Lorenzo Barquero, ese personaje que es un degredo humano, que tiene un conocimiento de la miseria muy verdadero porque la vive, le pregunta a Santos Luzardo: “¿No te das miedo, Santos Luzardo?”. La pregunta toca tanto lo vivo que hay ediciones de la novela donde ha sido alterada: “¿No te da miedo, Santos Luzardo?”. Santos replica: “Miedo ¿por qué?”. Y Barquero le responde: “¡No! No te pregunto para que contestes”, y le dice que aquel Lorenzo Barquero de la juventud que Santos admiraba, un hombre que había sido aparentemente genial, era una mentira, y que la verdad era la que veía ahora: un hombre reducido a la miseria. Barquero remata con algo muy duro: “Tú también eres una mentira que se desvanecerá pronto, Santos Luzardo. Esta tierra no perdona. Tú también has oído ya la llamada de la devoradora de hombres”. Lorenzo Barquero le dice a Santos todo eso que es tan importante y, sin embargo, Santos no oye. Piensa que Barquero está borracho.

–¿Qué es lo que esa conversación con Barquero pudo haberle dado a Santos?

–Ese es el punto. Le pudo haber dado una incipiente curiosidad por lo que podría convertirse en Santos Luzardo, más adelante, en conciencia de fracaso. Tomo la expresión “conciencia de fracaso” del título de un ensayo de Rafael López Pedraza que conviene releer periódicamente y que, no por nada, se basa en “Fracaso”, un poema de Rafael Cadenas.

–¿En qué consiste esa conciencia de fracaso?

–Te voy a responder con una historia. Hay un momento, en la Odisea, en que Odiseo desciende al inframundo, al Hades, la región de los muertos. A pesar de haber sido un combatiente de la guerra de Troya, va con pánico. Odiseo baja al inframundo no porque haya muerto, de hecho, está vivo, sino porque, por alguna misteriosa razón, dado que anda errante en los mares, sin hallar el regreso a su tierra, debe ir. Entre las figuras que se encuentra allá abajo está, nada menos, Aquiles, el máximo héroe épico de la guerra. Homero pone Aquiles en el Hades. Al verlo, Odiseo le dice: “Ningún hombre es más feliz que tú, Aquiles, pues antes, cuando vivo, te honrábamos igual que a los dioses, y ahora imperas sobre los muertos aquí abajo”, y Aquiles le responde: “No intentes consolarme de la muerte, noble Odiseo. Preferiría estar sobre la tierra y servir en casa de un hombre pobre, aunque no tuviera gran hacienda, que ser el soberano de los muertos”.

–Es lo que usted llama pasar de lo heroico a lo humano.

–Conciencia de fracaso, es decir, sentido de límites. Aquiles dice que prefiere ser un campesino, pero estar vivo, que ser un héroe entre los muertos. De allí que Lorenzo Barquero, quien a su manera está ya, también, en el inframundo, le recomiende a Santos que tenga una actitud más cautelosa con Doña Bárbara, que es como la tierra que te traga.

–El problema, a fin de cuentas, es que Santos Luzardo se enreda al querer luchar, con actitud heroica, contra eso que es oscuro y que, por esa misma actitud heroica, se lo lleva por delante. ¿Es eso?

–Eso es. Pero esa lucha, en Gallegos, no adquiere la forma de la guerra, del combate bélico. La lucha tiene que ser ahora de otro modo, a través de la imposición de la ley, porque el Gallegos novelista sigue siendo civil y abogado al escribir, y Venezuela está harta de rencillas armadas. La rectitud y la obediencia a la ley, a rajatabla, sin transición, allí se convierte, no obstante, en otro acto de violencia heroica… El título de la novela, Doña Bárbara, lo dice todo: lo da Ella, no él. Digo Ella con E mayúscula.

–Pero qué lío, profesor.

–Por eso te hablaba de la dificultad de hablar sobre este asunto para un medio de comunicación… Bien, hay otro diálogo muy importante en la novela, que se da entre Santos y un llanero ayudante suyo, un hombre leal. Un día él se acerca al patrón, a Santos Luzardo, y le pregunta si es verdad que él piensa ponerle una cerca al Llano. Esa es la cosa: cómo ponerle límites a la madre tierra. La empresa civilizadora, para Gallegos, consiste en cercar, alambrar, ese poder desmesurado. Es lo que yo siento que está detrás, como tema profundo, mítico, en Doña Bárbara. La traba, digamos, es que el método, la fórmula que plantea Gallegos obedece al mismo esquema de la tierra devoradora, y entonces nos quedamos dando vueltas, atrapados en ese cercado. Y ahí andamos. Que cada uno de nosotros vea a su alrededor: vivimos cercados. Nuestro complejo independentista, en el fondo, toma así el aspecto de una obediencia a la madre tierra salvaje, bárbara, de unos hombres que, como hijos suyos, fabricados por ella misma, se sienten también con poderes ilimitados, incluso al necesitar limitar los de ella.

–A propósito de este asunto se dice mucho en Venezuela que hay que “salir del héroe”, ¿usted está de acuerdo con eso, dicho así?

–No, no, no. ¡No! Cuidado. Lo que hay que hacer es escuchar la pregunta que nos fue propuesta a todos por boca de Lorenzo Barquero, quien no quiere respuestas precipitadas, sino que estamos atentos al miedo. Dejar que nuestro cuerpo hable, sin porqués, sin precipitación con el habla y las ideas. Eso de que “hay que salir del héroe” responde al mismo lenguaje de la tierra devoradora, es parte de su retórica. Odiseo no olvida a Aquiles, tal como, literariamente, la Odisea no sería posible sin el recuerdo vivo de la Ilíada. La memoria heroica necesita un lugar. Ese lugar se llamó siempre, entre nosotros, el Panteón Nacional, por ponerlo afuera, porque eso debería equivaler a un lugar interior en el que están sepultados nuestros héroes y siendo objeto de un ritual específico, periódico, que es el culto a los héroes. Eso siempre existió en Grecia y en el mundo occidental en general gracias a Grecia. Sin ese culto cívico los héroes muertos realizan una de sus tendencias más inquietantes, según los griegos, la tendencia a salir de sus tumbas. Y hay que recordar que todos nuestros muertos, nuestros ancestros, se “heroizan” en nuestros recuerdos. A los héroes se los rememora con mucho respeto y la población se educa, para la vida cívica, en ese culto. Eso es lo único que puede permitir que los héroes no anden por ahí saboteándonos la vida. El Panteón Nacional lo construyó Guzmán Blanco, y para mí Gómez dio otro paso en ese sentido. A pesar de todo su salvajismo, Gómez sembró el país con plazas con el nombre de Bolívar y con el busto del prócer. Una manera de darle al héroe, en cada pequeña población, un sitio, un culto urbano, un lugar de convivencia transeúnte. Ahí está el héroe: honrado y tranquilo… ¿Por qué yo discrepo de algunos historiadores que se refieren al culto a los héroes como algo nefasto e incluso se burlan de la palabra liturgia? Porque no se dan cuenta de que todo pueblo necesita de ese culto, y lo necesita porque en él toma forma un instinto legítimo de protección de la psique colectiva. Tú no le puedes quitar al pueblo el sueño heroico, ¿qué es eso? Ese sueño reaparece en períodos de vida colectiva agotada. Como personaje novelesco, Don Quijote está loco, pero como arquetipo del alma española, es un héroe al que Cervantes, gradualmente, va llevando a la humildad de su muerte, a la conciencia de su fracaso. Lo que nos queda, indeleble, a sus lectores, es la paradójica idealidad, no idea, de la emoción caballeresca.

–Me parece que los historiadores llaman “culto” a lo que no es un culto.

–Desde luego. No se puede prescindir del culto al héroe. Otra cosa es que se eduque el pueblo en darle un lugar debido a la figura psíquica del héroe. No se trata de prescindir racionalmente del héroe, sino de ir constituyendo el culto al héroe como la única manera de dejarlo en paz, de que se transforme en una figura si se quiere totémica de la cual no tengamos necesidad de hablar tanto, como si en realidad lo odiáramos. Decía López Pedraza que el culto a los héroes sigue el patrón del culto a los muertos, porque el héroe es el ancestro del colectivo. Los héroes son figuras protectoras que están en el Hades, pero que si son maltratadas porque el culto se equivoca o se plantea mal, se hacen destructoras. Sacar al muerto de su tumba: lo que se hizo aquí literalmente hace poco y que deshizo los dos momentos históricos en que, tengo la impresión, se iba elaborando en Venezuela ese culto.

–En esa acción de sacar los huesos de Bolívar, ¿no hubo culto al héroe?

–No, en absoluto. Eso fue un atentado contra lo sagrado en un grado extremo. Barbarie pura. Se respondía de esa manera a una visión totalmente regresiva de lo heroico. Con la exhumación de Bolívar se tocaron niveles muy profundos y oscuros que hicieron aparecer, incluso, lo supersticioso. Quien no sintió eso en ese momento estaba desatinando completamente, no tenía psique. A un alto funcionario le escuché decir, hace poco, que cuando él vio aquello sintió un estremecimiento como si estuviera ocurriendo algo tremendo… ¡Claro que estaba ocurriendo algo tremendo! Él lo refería como una maravilla, y resulta que era algo terrible, algo posesivo… “¿No te das miedo, Santos Luzardo?”. Cuando se desentierran arbitrariamente los muertos, los muertos se vengan, y no me refiero a nada esotérico sino a un hecho psicológico efectivo. De allí que la gente sienta que ese acto fue pavoso, como se decía antes en Venezuela. Ahí se incurrió públicamente en un trato irreligioso a los muertos, a todos.

–Entiendo que la diferencia entre las plazas Bolívar y la reciente exhumación de los huesos del héroe es la misma que existiría entre tener un portarretrato del abuelo fallecido o ir al cementerio, abrir la tumba y sacar su esqueleto.

–Bueno, bueno, espera…, es que hablar así ya es pavoso… Pero sí: sacar el esqueleto y llevártelo para tu casa para hablar con él. Comprenderás que eso lanza sobre cualquiera una fuerza psicológicamente nefasta. Sentir la emoción de lo religioso es lo que le pone un freno a lo sagrado. Lo sagrado por sí mismo es tanto dador de fuerzas extraordinarias como destructivo. A la humanidad le costó mucho darle imágenes a lo sagrado. Y cuantas más pudiera haber, mejor. Porque de esa manera el hombre se pone a salvo de lo que puede, desde su propio interior, acabar con él y, entonces, construye un espacio humano… No sé si nos damos cuenta de que estamos hablando del culmen del horror, de algo que la psique no puede procesar y que, por eso, la manda al territorio de la superstición. Aquí se cometió un sacrilegio, en el sentido original de esa palabra: una intromisión en el territorio destructivo de lo sagrado.

–¿Qué reacciones causa algo así en una psique colectiva?

–Para empezar, el shock de estar encantados por la mirada de la Gorgona, que mitológicamente es la señora del horror. ¿Tú crees que esos ojos que están pintados por todas partes en el país son accidentales? Esa mirada significa: “Te atreviste a abrir lo que debe permanecer oculto. Has visto lo que no se debe ver”. Esa mirada, que se pretende políticamente eficiente para controlar a la ciudadanía, a quien controló de una manera literal y definitiva fue a quien tuvo el atrevimiento de ver lo que no debía verse. El culto adecuado a los héroes, a nuestros ancestros, reside en el hecho de mantenerlos en el plano de lo que no debe exponerse a la vista pública. El culto a los muertos en Grecia consistía en lo que se ha llamado rituales de aversión, porque en ellos no se les daba la cara frontalmente, sino de un modo oblicuo. Y lo hacía un individuo en soledad. Otra manera de incurrir en esa insolencia salvaje consiste en pretender acabar con el apego a los ancestros de una manera solo racional. Ahora bien, ese colmo de nuestros excesos históricos en relación con el complejo del héroe no puede limitarse, entre nosotros, a una determinada persona o gobernante, que a fin de cuentas sería un instrumento inconsciente de lo que todos llevamos dentro, como riesgo, sin que podamos oír la pregunta de Lorenzo Barquero. A lo largo de estos años he mantenido la inquietud de qué fue lo que hizo con su paciente aquel médico que interpretaba el heroísmo como un azar psicopático.

–¿La mirada del horror nos puede llevar también a todos nosotros?

–¿A ti no te da temor hacer preguntas tan tajantes? No te olvides de que estamos hablando de algo tan frágil y delicado, a la vez tan fuerte, como la psique.

–Tiene razón. La cuestión, de solo plantearla, lo pone a uno un poco raro.

–Como cuando leemos una buena novela o un buen poema, ¿no? El caso es que, para un público culto medio de hoy, el horror es solamente una metáfora, y no es así. Una metáfora de cualquier cosa social, económica, política, y no es así, repito. No entendemos que el horror es una fuerza capaz de mover el psiquismo de un individuo y de un colectivo, pero también de paralizarlo. Por lo demás, no estoy inventado nada. Eso lo han dicho siempre los escritores y los artistas: el horror es algo vivo y actuante, y ellos lo saben porque se baten con eso, tomando más o menos precauciones, aun a riesgo de enloquecer. El horror es contaminante justo porque afecta a un nivel psicofísico. No creas que al responder a tus preguntas como lo estoy haciendo lo hago sin ese temor que te menciono.

–Se ha referido a los artistas. Uno es dado a pensar que están sufriendo de una manera tremenda.

–Tremenda es poco. A los artistas les toca lidiar con todo esto. Lo que, de paso, no es ningún privilegio. Sufriendo estamos todos.

–¿Qué pueden darnos los artistas?

–La conexión imaginal con los hechos. Digo “imaginal”, no imaginaria, porque no es una conexión caprichosa, ni fantástica, ni subjetiva. Es que la imaginación del artista da con certezas profundas y con objetividades que por otra vía no alcanzaríamos. Aristóteles decía que la poesía es más verdadera que la historia. Creo que aludía a esto de lo que estoy hablando… Mira, Enrique Bernardo Núñez escribió una vez que nuestra historia, en punto a lo que se llama “escribir historia”, está bastante bien elaborada, y que las lagunas y los vacíos que persisten no puede llenarlos el historiador: quien debe llenar esas lagunas y esos vacíos es el novelista. Solo el artista puede dar la conexión imaginal, y esa conexión no tiene que consistir, literalmente, en narrar sobre hechos históricos. Tampoco, necesariamente, sobre nuestras familias. También allí, con harta frecuencia, se han estrellado tantos escritores latinoamericanos, al querer hacer novela histórica. No se puede decir que todos, desde luego.

–¿El artista es una psique al servicio de los otros?

–Se puede decir así, pero no olvidemos que el artista trabaja, en primer lugar, en el saneamiento de su propia psique, trabajo en el cual van a aparecer los demás. Si no los vemos dentro de nosotros, esos que llamas “los otros” no van a ser abrazados o antagonizados, sanamente, afuera. La función del artista es ser mediador y servidor, y tener ojo para el peligro, conciencia del miedo. Los artistas son, pero no los únicos, sacerdotes de esa religión sin ortodoxias ni iglesias que es el trato habitual con las imágenes del alma. Les toca ir a lo hondo y regresar, para traernos nuevas imágenes, y así se nos educa el alma. Joseph Conrad dice, en el prólogo de una de sus novelas, que el escritor y el lector deben “sumergirse en el elemento destructivo”, el mar en el caso de esa novela, como en la Odisea. A nosotros se nos quiso sumergir en “el mar de la felicidad”, y mira donde estamos… Cuidado. No es que tenemos que hacer lo que dice Conrad en nuestra vida cotidiana, no se trata de una tarea en la agenda del Yo, sino en tanto lectores, es decir, como aprendices con el artista. El artista sabe, como dice James Hillman, que sin la fealdad no veríamos a los dioses. Al artista le toca hacerlo casi a diario por todos nosotros. Se entiende que no me refiero solamente al nivel de lo que a todos nos afecta: la carestía de la vida, los graves riesgos de salud, las colas para el pan, la inseguridad, etcétera. Ningún pueblo merece ser obligado a vivir en el horror o en el encantamiento cotidiano, sean cuales hayan sido sus errores.

–Según su experiencia como psicoterapeuta, ¿los sueños de los venezolanos deberían estar arrojando imágenes muy fuertes? Lo pregunto por la importancia que la psicoterapia atribuye a los sueños en la vida psíquica.

–Muy fuertes, sí. Y yo mismo, si “profesionalizo” el trato con esas imágenes, arriesgo perder aquel miedo del que hablaba Lorenzo Barquero.

–Disculpe. No le entiendo.

–Es muy importante que la psique elabore, y la psique siempre elabora porque la psique, en realidad, es muy noble. Al presentarnos imágenes terribles en los sueños está manteniendo vivo el miedo a la vez que conformándolo en imágenes. Es decir, la psique nos ayuda a que esas fuerzas que nos sacuden pasen a imágenes con las que podamos vivir. Porque resulta que esas fuerzas nos buscan para que les pongamos límites acogiéndolas conscientemente y pese, o gracias, al mismo miedo.

–¿Cómo nos ayuda la psique además de con los sueños?

–Con la estampida, que es el cuerpo básico defendiéndose, el instinto de huida física, corporal. La reacción animal ante lo repelente.

–Lo que no significa necesariamente huir del país, ¿o sí?

–Puede consistir en irse del país, y las terribles imágenes del éxodo que hemos visto últimamente nos hablan del asunto. Pero también puede consistir en eso que, en una conversación, Rafael Cadenas llamó “insilio”, que es otra forma en que el dios del cuerpo básico, el cuerpo más rústico, el dios Pan, nos protege del encantamiento del horror mediante el pánico. Pan no vive en el Olimpo sino encuevado. Esa huida hacia el exterior o hacia el interior hay que diferenciarla de las exageraciones histéricas, pues Pan es el dios en el que el cuerpo primordial actúa, por decirlo así, en legítima defensa. En cambio, encantamiento es estar privados de la conexión con nuestro cuerpo: lo que hace la Gorgona. No en vano es la cabeza de la Gorgona la que encanta, porque es la cabeza despegada del cuerpo. Es decir, es una cabeza consistente solamente, por ejemplo, en ideas, sin conciencia del cuerpo y del lugar que este ocupa, como lo sugerí al comienzo.

–Pero quiero insistir en esto: hay salida.

–Sí, claro que la hay. Y el cuerpo es el “religante”. El cuerpo es el único capaz de hacer del horror de lo sagrado algo religioso. La psique asimila un hecho crudo y devuelve una gestualidad, una imagen, haciendo con ese hecho lo que llamamos, normalmente, cultura. Y por eso es tan hermoso que en los sueños aparezcan imágenes incluso horrendas, porque es la psique tratando de expulsar el núcleo enfermo en un momento dado, como si nos dijera: “Esta es tu materia prima en este momento, ocúpate en esto, transforma esto en tu propio lugar y cuerpo”. Todos recordamos que los griegos antiguos llamaron a eso catarsis, un término médico, es decir, del arte de curarse, que por cierto no consiste meramente en una descarga ocasional sino en una elaboración artística, o sea, que requiere de un trabajo del lado consciente de la psique.

–Es importante, porque la gente necesita oír que hay salida.

–Sí, pero solo podemos oír eso bien y, en consecuencia, responder adecuadamente a las circunstancias, en defensa de la vida, si primero vemos la dimensión del horror en el que estamos. Si nos sentimos desesperados por una salida es porque todavía no hemos tomado suficiente conciencia de ese horror, y es la misma ansiedad por hallar una salida la que cierra las puertas. No me estoy refiriendo a una salida política, que sería, en última instancia, la consecuencia imprevisible de la otra a la que sí me estoy refiriendo, a la que entendí que aludía tu pregunta.

–Sí, cuando hablo de una salida quiero decir salida a una crisis psíquica.

–Ya… La psique también nos puede ayudar haciendo que nos demos cuenta de que la palabra crisis es un comodín vacío del lenguaje. La psique siempre vive en crisis, es un reiterado llamado a no olvidar el trasfondo de horror sobre el que se mueve el vivir… ¿Sabes que Atenea, la diosa de la polis, de la ciudad, lleva la imagen de la Gorgona en su escudo? Hay un vínculo entre el horror y la polis, entre el horror y la vida organizada de la ciudad. De todas las divinidades que ayudan a Perseo, que es quien le corta la cabeza a la Gorgona, Atenea es la principal, y ella se queda con el trofeo. Ella, no el héroe que llevó a cabo la tarea. De manera que Atenea es la Gorgona transformada en un poder benéfico. Ese es el meollo de la psicología profunda: trata sobre procesos de transformación de lo mismo en otra cosa que era su posibilidad oculta sana. Un remanente de aquel horror permanece, y entonces la ciudad, la polis, cuando tiene que protegerse, asoma su lado horrendo, que provoca prudencia, la mayor de las virtudes en momentos en que se nos proponen aventuras desmesuradas.

–Esas fuerzas actuantes, que se transforman en poderes benéficos, ¿funcionan igual tanto a escala personal como a escala colectiva?

–Nada que ocurre en una psique individual deja de ocurrir en una psique colectiva, y viceversa: lo que le ocurre a la polis le ocurre al individuo. Nada de lo que existe, como dice Jung, ha dejado de estar antes en el alma. Entre el alma del individuo y el alma colectiva hay, como ya dije a propósito del artista, un continuo subterráneo eficaz: eso que algunos llaman Ánima Mundi, el Alma del Mundo. Necesitaríamos más tiempo para entrar en eso y ahondar un poco más, pero podemos ver esa conexión entre lo individual y lo colectivo en las imágenes de horror de que venimos hablando y que propone la psique mediante los sueños… Una mujer de edad mediana sueña que, sobre la ciudad de Caracas, la polis, camina una gigantesca araña, y que todo el mundo huye corriendo. Ella misma entre todos, aterrada. Su huida la dirige hacia una antigua colina de Caracas, de una Caracas de hace muchos años, donde está un viejo hospital psiquiátrico… Bien, en la discusión sobre ese sueño la mujer recordó que, por motivos profesionales, ella trabajó intensamente una vez, tiempo atrás, en ese hospital. Es decir, la misma pesadilla le daba, como salvación del monstruo, una conexión entre su memoria personal, la memoria de la ciudad y el trabajo. A eso me refiero cuando hablo de la nobleza de la psique. Es bueno apuntar que historia es como hacer memoria mediante la imaginación.

–Ese sueño con la araña es un sueño que podría tener hoy cualquier venezolano.

–Sí, ese sueño no le concierne solamente a la persona que lo tuvo. Es el sueño de lo que estamos viviendo todos, pero fíjate que el mismo sueño orienta a una salida tanto en la historia personal como en la historia colectiva, salida que a su vez tiene la consistencia de un lugar preciso y perenne: un cuerpo urbano.

Por primera vez en Caracas: Certificado internacional para superar duelos y traumas en corto tiempo

Psicología-1

 

A través de una CERTIFICACION INTERNACIONAL se podrá aprender terapias de avanzada basadas en las neurociencias. Dirigido a psicólogos, psicoterapeutas y médicos

 

Por muchos años, en el campo de la psicología y psiquiatría se tenía la hipótesis de que la curación de los cuadros emocionales era necesariamente muy lenta, difícil y sufriente .

No obstante, con el descubrimiento de la TERAPIAS DE AVANZADA y a no hace falta explorar durante meses o años la manera de pensar del paciente, pues , al aplicarlas , en breve lapso se obtienen resultados sorprendentes. El efecto logrado, desmiente estas creencias arraigadas. Se logra n corregir las emociones y conductas inapropiadas en forma rápida, eficaz y de manera permanente.

Las TERAPIAS DE AVANZADA® son un nuevo paradigma , basado en las neurociencias, que permite desensibilizar traumas en forma veloz, sin necesidad de un trabajo arduo por parte del paciente y el terapeuta, lo cual posibilita abreviar la duración de los tratamientos.

Al colocar en la pantalla de la mente un tema problema o disfuncional, que genere una emoción negativa, se produce un desequilibrio eléctrico entre ambos hemisferios cerebrales , incluso objetivable con un mapeo cerebral o con una resonancia magnética funcional. Las Terapias de Avanzada® corrigen este desequilibrio, resolviendo velozmente los síntomas del cuadro clínico y permitiendo tratar con éxito una gama de patologías, brindar alivio o curación, de manera veloz y duradera.

Adquirir los conocimientos para aplicar l as TECNICAS DE AVANZADA será posible en la Certificación Internacional TECNICAS DE INTEGRACIÓN CEREBRAL que se estará dictando en Caracas este 14 y 15 de diciembre.

Indiro Delgado, único profesional certificado en Venezuela por los autores de las mencionadas técnicas, los argentinos Pablo Solvey y Raquel C. Ferrazzano de Solvey , estará dictando el Taller por primera vez en la capital del país.

La certificación incluye dos técnicas innovadoras como son los Anteojos Hemisféricos y Un ojo por vez que permiten resolver trastornos de estrés post traumático, ansiedad, fobia s, miedos, duelos, inseguridad y una amplia gama de síntomas físicos.

La CERTIFICACIÓN INTERNACIONAL Técnicas de Integración Cerebral se estará dictando en el salón Ángulo de Espacios Curvi, ubicado en la Av. Francisco de Miranda, Edif Parque Ávila (Torre HP), Piso 7, Chacao, Caracas.

Para más información y/o entrevistas con Indiro Delgado, llamar a Eva Riera a l os tlfs 0426 – 3203202 / 0412 – 6263090 .

banderadevenezuela10

La gente se pregunta, con todo lo que está pasando, ante tanto abuso y sufrimiento: «¿Cómo es que el pueblo no reacciona como el paraguayo?»

Políticamente, estamos anulados: nos quitaron la mayoría parlamentaria absoluta, y no reaccionamos; apresaron a muchos de nuestros líderes políticos; nos declararon en desacato legislativo, nada que diga la Asamblea Nacional que nosotros elegimos es «constitucional», pero sí lo es la renovación ad-infinitum del Decreto de Emergencia Económica; nos robaron 605.000 firmas del Referendo, y al final, nos quitaron el Revocatorio; y las elecciones regionales van por el mismo camino; y ahora, el TSJ va a legislar. ¡¿Qué pasa, Venezuela?! Uno se pregunta…

La respuesta es que, psicológicamente, nos han anulado también, con una crisis provocada. «La Guerra Económica» es realmente una guerra psicológica. Estamos atontados, ahogados, agobiados, y quizás resignados ante la criminalidad, la inflación, la devaluación, la escasez, la corrupción, impávidos ante la penetración del narcotráfico en las altas esferas del gobierno y la sociedad. «Aquí quien menos puja, puja una lombriz» dice el pueblo.

Un estudio longitudinal de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, en Cambridge, Massashusetts, sobre los efectos de las crisis y situaciones de estrés prolongadas en la psiquis humana, llevado a cabo sobre miles de sujetos en diversas circunstancias y países, confirmó que todos, unos más, otros menos, reaccionamos de la siguiente manera:
1. Con sentimientos de impotencia: Nos creemos incapaces de enfrentar a quienes nos oprimen, o superar las situaciones que nos agobian; sobrevivimos, pasando agachados, como dicen.

2. Enfrentamos dificultades para concentrarnos: Nos afecta en los estudios, en el trabajo.

3. Sufrimos tensión, incluso arterial, e irritabilidad: Los ACV y el cáncer glandular están a la orden del día; y la agresividad se nota en las calles, al volante, y en especial, en el crimen. Y ni hablar de una protesta, porque vienen «los colectivos».

4. Adoptamos una visión fatalista: «Esto se lo llevó el Diablo» decimos. «Esto se acabo», «el último que se vaya que apague la luz…»

5. Pasamos horas en vela, por insomnio: Y deambulamos de día, cansados, en consecuencia.

6. Magnificamos la amenaza: Chávez se veía invencible, y eso lo trabajaron muy bien. ¡¿Pero éste?!

7. Somos incapaces crónicos de razonar: No hay solución, sentimos.

¿Se identifica usted, amigo/a lector/a, con alguna de estas consecuencias, o con todas?

Una inflación que apunta al 1700%; devaluación del 380%; recesión del -12%; desabastecimiento hasta del 90% en rubros esenciales; casi 100 asesinatos por cada 100 mil habitantes que hacen a Caracas la ciudad más peligrosa del mundo; cortes eléctricos habituales, un racionamiento de agua que ya es normal, y sobrinos reales que confiesan que toneladas de droga a ser vendida en los Estados Unidos iban a financiar la campaña de sus tíos. Nada nos sorprende, y todavía no reaccionamos.

La crisis ha sido la mejor herramienta que encontró la revolución para romperle el espíritu al otrora bravo pueblo venezolano.

@fjquevedo

La crisis emocional que también sufren los venezolanos

Venezolanos2

 

Cae el sol con fuerza y Marling está sofocada con su barriga de siete meses en la fila que serpentea un supermercado de Caracas. Tiene un 177 pintado en un brazo y estalla en cólera al saber que se acabaron los pañales que iba a comprar.

Conocidos por su derroche de buen humor y trato amistoso, muchos venezolanos, según expertos, sufren un desequilibrio emocional por la crisis económica, la violencia criminal y el agotador conflicto entre el gobierno de Nicolás Maduro y una oposición que busca sacarlo del poder con un referendo revocatorio.

“¿Cómo no me van a dar ganas de llorar? Estoy aquí desde las cuatro de la mañana y da rabia hacer horas de colas y llevar una o dos cosas o nada. Estoy cansada de esto. Va de mal en peor”, dice Marling Durán, un ama de casa de 27 años, quien deja la fila pasado el mediodía.

Depresión, angustia, ansiedad, resentimiento, pánico, pesimismo, paranoia, ira y desilusión componen el “cóctel emocional” de muchos venezolanos, según Liliana Castiglione y Stefania Aguzzi, creadoras de “Psicólogas al rescate”, una iniciativa surgida hace 10 meses para ayudar a enfrentar las aflicciones cotidianas a través de internet, además del consultorio.

“La crisis disparó el estrés y disminuyó la tolerancia. Afecta las relaciones personales y la salud. Vemos casos de úlceras, infartos, suicidios, gran agresividad en la calle”, comentó Castiglione.

El malestar bulle en las largas filas que hacen diariamente los venezolanos en busca de productos subsidiados, ante la elevada inflación -que el FMI proyecta en 720% para 2016- y la escasez de alimentos y medicinas que agobia al país petrolero, y que Maduro atribuye a una “guerra económica” de empresarios de derecha.

En la cola de la tercera edad, Lidubina Calzadilla, una jubilada de 70 años, vecina del populoso barrio Petare, dice vivir angustiada porque no halla medicamentos para la hipertensión y una úlcera varicosa. “Me deprimo y me da taquicardia pensando ¿será que ya me voy a morir?”

En su cálido apartamento donde da consulta -incluso gratis-, Aguzzi explica que unos sienten “indignación” de pasar horas en colas donde a veces les marcan números con tinta para evitar desórdenes, otros tienen “miedo” a ser víctimas de la delincuencia, a que el dinero no alcance, a no conseguir comida o medicinas.

Sentado en un sillón negro, uno de sus pacientes, Omar Mendoza, abogado de 45 años, cuenta que hace unos meses cayó en una profunda depresión: la muerte de su madre, la separación de su pareja, tres intentos de asalto y una crítica situación económica.

“Tuve que buscar ayuda. Para peores en la calle, en la casa, en el trabajo, en las colas, todos se quejan. Uno siente que no hay salida, que no hay posibilidad de cambio real”, comenta Omar, quien tiene una niña de siete años y otro hijo de 17 que quiere irse del país.

Las psicólogas también atienden a personas que sufren un “duelo congelado”. “Sus hijos emigraron, están vivos pero no están cerca, comentó Aguzzi a la AFP.

Tienen pacientes que sólo atienden por videollamada porque no salen a la calle cuando empieza a oscurecer. Caracas y otras ciudades viven de facto toques de queda nocturnos, pues Venezuela es uno de los países más violentos del mundo con un tasa oficial de 58 homicidios por cada 100,000 habitantes, cuando la media mundial es de 8,9.

Una ola de rumores se expande por las redes sociales y el boca a boca, lo que que alimenta, según los psicólogos, el ”estrés colectivo“.

”Estamos al colapso, donde la gente ya no cree y lo peor que puede pasarnos es dejar de creer. Yo trato de ser positivo; pero voy a bañarme y no hay agua o no hay jabón o no tengo desodorante porque o no se consigue o está carísimo. Así cuesta mucho ser optimista“, comentó Omar.

Pero Maduro, quien creó el Viceministerio para la Suprema Felicidad, advierte que la oposición sepultará los logros sociales de la revolución del fallecido Hugo Chávez (1999-2013) y pide a los venezolanos confianza para remontar la crisis en los próximos meses. ”Tendremos una Navidad feliz“, afirma.

Marling quiere referendo porque ”esto o cambia pa’bien o cambia pa’peor“, aunque no simpatiza con ningún líder opositor; Lidubina, quien siempre apoyó a Chávez, dice que no quiere ”saber nada de votar porque todos son iguales“; mientras, para Omar ”si no hay revocatorio habrá estallido social“.

Castiglione lamenta que ”la desesperanza se ha sembrado en muchos“. ”De ahí a la depresión hay un paso, que lleva al conformismo e inacción“, estimó.

Pero los venezolanos, acostumbrados a vivir de la renta petrolera, están ”aprendiendo“, según Aguzzi. ”Grandes países salieron adelante de profundas crisis, ¿por qué nosotros no?“, reflexiona.

Jul 12, 2016 | Actualizado hace 8 años
¿PsicoCLAPs? (II), por Alejandro Moreano

CLAP_2

 

Poner en marcha un programa skinneriano para obtener que un organismo adquiera y mantenga una determinada conducta, no es fácil. Se ejecuta muy bien en laboratorio porque se dan todas las condiciones que facilitan el control pleno de la aplicación de refuerzos y la conducta que se desea implantar en ratas o palomas, sólo es reforzada de manera automática en un espacio de tiempo preciso y no en otro. Sin embargo, cualquier descuido, un retraso, por ejemplo, en el funcionamiento del mecanismo, hace que sea reforzada no la conducta querida sino otra que el organismo emitió durante ese mínimo tiempo antes de la que se trata de implantar lo que da origen a las llamadas conductas supersticiosas no deseadas.

Cuando se trata de hacer lo mismo fuera del laboratorio, en condiciones naturales, y el organismo además es un sujeto humano, el control de las circunstancias no puede ser riguroso, sobre todo si ese sujeto no es un individuo sino un grupo o conjunto social. Skinner elaboró programas de control de la conducta social de toda una ciudad mediana dentro de un proyecto de programación de culturas llegando incluso a ensayarlo en alguna ocasión, pero el resultado no fue como esperaba. No sabemos si el gobierno tailandés quemó las cosechas y aplicó el reforzamiento con comida contra los subversivos, como expuse en mi artículo anterior.

No descarto que algún modificador de conducta formado en la UCV durante el tiempo en que Chirinos y su orientación conductista dominaron en la Escuela de Psicología haya pensado así los CLAP. Si así no se pensaron, parecen encaminados a ese propósito objetivamente. Muchos dirigentes políticos del régimen, desde gobernadores y alcaldes hasta jefes locales, han expresado claramente que las famosas bolsas son sólo para los chavistas, lo cual implica ya un intento de control conductual. La impreparación, el desorden y la incapacidad de un mínimo de disciplina típica de quienes tendrían que aplicarlo, aparte de que el sujeto del experimento tiene conciencia, afectividad y capacidad de libertad, conspiran contra el éxito.

Para Skinner, la conducta se ha de controlar no con castigos –aversivos– sino con refuerzos, cosa que le hizo calificar a Chomsky su teoría de “fascismo sin lágrimas”. En el proyecto de control total del hombre y supresión de su libertad fascismo y comunismo se dan la mano. Poseer todo el refuerzo-comida implica ser dueño de su producción. Si ésta programadamente se ha eliminado y no hay modo de sustituirla, el control acaba en la muerte de los “organismos”.

Está sucediendo.

CIPORAMA@GMAIL.COM

El Nacional