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Protestas en nicaragua

Unos 200 universitarios salen de iglesia sitiada en Managua

Unos 200 estudiantes universitarios salieron a salvo este sábado, 14 de julio, por la mañana de una iglesia en Managua donde estuvieron sitiados por agentes fuertemente armados, tras operaciones policiales en la capital nicaragüense y la ciudad de Masaya, que habrían causado tres muertos.

Los universitarios y al menos tres periodistas nicaragüenses salieron tras las gestiones hechas por el cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes y el nuncio apostólico en el país, Stanislaw Sommertag. Los estudiantes fueron trasladados a la Catedral Metropolitana de Managua, donde se reunirán con representantes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y se entregarán a sus padres.

«Fueron momentos difíciles, pero gracias a Dios ya lo pudimos superar», dijo el periodista de Radio Corporación, Ismael López, quien acompañó a los estudiantes en el templo toda la noche.

En la iglesia también se refugiaron por unas horas un periodista de The Washington Post y otro de la BBC, quienes pudieron salir el viernes gracias a las gestiones del párroco del templo. También salieron el viernes algunos heridos de gravedad, cuyo trasladado a hospitales era urgente.

Los universitarios se refugiaron en la iglesia luego de operaciones policiales la víspera en Managua y en Masaya, que según sacerdotes católicos y activistas de los derechos humanos dejaron dos civiles y un policía muertos, así como decenas de personas heridas.

El padre Raúl Zamora, párroco de la iglesia _al sur del campus en Managua de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN)_ dijo a The Associated Press que el templo estuvo bajo fuego durante más de 12 horas, desde que los estudiantes universitarios buscaron refugio en sus instalaciones luego de una operación policial para desalojarlos de la UNAN, que tenían ocupada.

La operación policial fue televisada por medios independientes y transmitida por los mismos estudiantes a través de las redes sociales. Los tres periodistas locales han hecho transmisiones desde la parroquia mediante Facebook Live. La policía no ha dado su versión de los hechos.

El campus de la UNAN en Managua fue atacado por policías y fuerzas parapoliciales con el objetivo de desalojar a los estudiantes que la tuvieron tomada desde hace dos meses. Históricamente, muchos estudiantes han respaldado al gobierno de izquierda, pero muchos de esos mismos estudiantes piden ahora la renuncia del presidente Daniel Ortega, enojados por la violencia ejercida contra los manifestantes por parte de la policía y bandas de la Juventud Sandinista que atacan las protestas en un intento de intimidarlos y dividirlos.

En Managua, un joven universitario perdió la vida de un balazo en la cabeza como producto de un ataque a la iglesia Jesús de la Divina Misericordia, donde se refugiaron los jóvenes que se encontraban hasta el viernes en la toma de la universidad. “Murió hace unos minutos herido de bala esta madrugada que se resguardaba en la Parroquia Divina Misericordia. ¡Hay que sacar a toda la gente! ¡Hay que parar esta masacre!”, escribió en su cuenta de Twitter el obispo Auxiliar de Managua, Silvio Báez.

Un joven estudiante con el rostro cubierto dijo el sábado a la televisión local : «Hay que presionar al gobierno y que entienda que el pueblo ya no lo quiere más”.

En Masaya, a 28 kilómetros al sureste de Managua, murieron un policía y un civil después de la visita que realizó el presidente Ortega para participar en un acto público, aseguró Álvaro Leiva, director de la Asociación Nicaragüense pro Derechos Humanos.

Las redadas del gobierno del presidente Ortega ocurrieron durante una jornada de paro laboral opositor, el segundo en tres meses de protestas contra Ortega, que han dejado más de 270 muertos, unos 2.100 heridos y medio millar de detenidos.

Crisis en Nicaragua deja 351 muertos y 2.100 heridos en tres meses

Un total de 351 personas han muerto y al menos 2.100 resultaron heridas en menos de tres meses en Nicaragua a causa de la violenta crisis que sacude al país, informó la ONG Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (Anpdh).

Así lo indicó en rueda de prensa el director de la Anpdh, Alvaro Leiva, quien advirtió que la gran mayoría de las víctimas eran manifestantes civiles que protestaban contra el Gobierno de Daniel Ortega, informó DPA.

Según el reporte actualizado del organismo, que abarca del 19 de abril al 10 de julio último, otras 329 personas fueron secuestradas y 68 más torturadas tras ser capturadas por efectivos policiales y paramilitares en distintas zonas del país. Leiva indicó que de los 351 muertos, 306 eran civiles, 28 paramilitares, 16 policías y uno pertenecía al Ejército. Los departamentos (provincias) con mayor cifra de fallecidos son Managua (162), Masaya (35) y León (26).

Destacó que de los 351 fallecidos, 289 fueron asesinados con armas de fuego, 10 con armas blancas, dos con granadas de mano, dos con morteros (bombas caseras) y 48 murieron en otras condiciones.

La crisis en Nicaragua inició el 18 de abril con una protesta estudiantil contra una reforma al seguro social.

Las protestas se extendieron y se agravaron a causa de la violenta acción de la policía y fuerzas paramilitares contra civiles desarmados.

Si bien la mayoría de organizaciones de derechos humanos independientes del país registran más de 200 muertos y casi 2.000 heridos desde entonces, el Gobierno sólo reconoce 49 fallecidos.

Venezuela rechaza informe de CIDH sobre protestas de Nicaragua y mantiene su apoyo a Ortega

Venezuela mostró su apoyo al Gobierno de Nicaragua, presidido por Daniel Ortega, y rechazó “categóricamente” el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre la situación que vive el país centroamericano por la crisis sociopolítica.

“Rechazamos categóricamente el informe. Es un informe parcializado y carente de objetividad, que tiene como objetivo validar acciones delictivas”, señaló la secretaria de la misión venezolana Sara Lambertini, durante su intervención ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Lambertini se refirió al análisis que presentó el secretario ejecutivo de la CIDH, Paulo Abrao, en el que confirmó que, desde el comienzo de las protestas en abril hasta la fecha, 264 personas han perdido la vida y más de 1.800 han resultado heridas.

Además, en esa indagación, Abrao denunció que las personas detenidas por las autoridades nicaragüenses a raíz de las protestas han sido víctimas de “violencia, malos tratos e incluso tortura antes de ser trasladadas a la sede de la Policía Nacional”.

No obstante, la representante de Venezuela aseguró que Nicaragua está sufriendo un mal momento, cuyo único objetivo es materializar un “golpe de Estado” contra un Gobierno, el de Ortega, “legítimo, democrático y constitucional”.

Más de 25 personas han muerto durante protestas en Nicaragua

La situación empeora en Nicaragua, en el cuarto día seguido de protestas contra el régimen de Daniel Ortega. El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos, una organización independiente del Gobierno, cuenta ya 25 muertos y 64 heridos. El Ejecutivo mantiene la cifra en 10. En la costa Caribe ha muerto asesinado el periodista Ángel Gahona, del telediario local «El Meridiano», víctima de una bala en la cabeza, según han informado medios locales. Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, ha denunciado a EL PAIS que los antidisturbios dispararon a mansalva contra unos 2.000 jóvenes que protestaban en el atrio de la parroquia de Santiago, en Jinotepe, ciudad localizada a 32 kilómetros de Managua.

Los manifestantes se oponen a una reforma al Seguro Social. Las protestas empezaron el miércoles en la capital, cuando centenares de críticos al Gobierno se juntaron en un centro comercial. Entre otras cosas, la reforma propuesta por Ortega reduce las pensiones en un 5% y aumenta las contribuciones de empresas y trabajadores para rescatar al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS). El Gobierno pretende recaudar así 250 millones de dólares (203 millones de euros), pero los economistas advierten de que las reformas golpearán a las empresas y se traducirán en desempleo.

La tensión ha escalado a lo largo de los días. Este sábado, la respuesta del Gobierno se dio horas después de que la cúpula empresarial de Nicaragua rechazara el diálogo ofrecido por el presidente y exigiera un cese a la represión y el respeto al derecho de manifestación de los nicaragüenses. Ortega ordenó el despliegue del Ejército en ciudades claves del país, incluida la capital, donde militares resguardaban edificios públicos, después de que el viernes fueran incendiados estructuras oficiales en varias partes de Nicaragua.

La noche del sábado se escuchaban detonaciones en varios puntos de Managua, mientras la población despegaba adoquines de las calles para construir barricadas para resguardarse del asalto de los antidisturbios y los colectivos del FSLN. Miles de capitalinos se manifestaron en la tarde del sábado entonando el Himno Nacional y derribando «Árboles de la Vida», monumentos de metal que son considerados símbolos del poder de Ortega en Nicaragua. Por tercera noche consecutiva se escucharon cacerolazos en la capital. A los capitalinos de más edad la situación actual de Managua –prácticamente una ciudad fantasma– les recordaba a lo vivido hace cuatro décadas, cuando se luchaba calle a calla para derrocar a la dictadura somocista, que oprimió a Nicaragua por casi cinco décadas.

Ortega –que no había dado la cara durante la crisis– compareció al mediodía del sábado, hora local, arropado por el jefe del Ejército, Julio César Avilés, en una demostración de fuerza que pretendía aplastar cualquier duda del poder del régimen. El mandatario criticó a los manifestantes comparándolos con las maras que desangran el norte de Centroamérica y afirmo que su único interlocutor para salir de la crisis era la empresa privada. Cuatro horas después, las cúpulas empresariales rechazaban la oferta de diálogo con Ortega y exigían el cese de la represión. Lo que significa un punto de quiebre en las relaciones entre empresarios y el Ejecutivo, lo que demuestra que el Comandante se queda cada vez más solo.

La respuesta oficial fue desatar una ola de violencia sin precedentes. Oficialmente se mantenía la cifra de diez muertos, pero organizaciones civiles hablaban ya de una veintena, entre ellos el periodista de Bluefields, Ángel Gahona. Los periodistas independientes habían denunciado que no contaban con garantías para ejercer su labor en Nicaragua. Hasta el sábado habían sido agredidos con violencia por lo menos doce reporteros. Algunos de ellos, además, denunciaron el robo de sus equipos.

Nicaragua vive desde el pasado miércoles extraordinarias manifestaciones populares que se han convertido ya en una verdadera rebelión contra el régimen de Ortega. El mandatario intenta demostrar control del país, pero las protestas se han ido extendiendo como polvorín. Ortega parece empecinado por acudir a la solución extrema: negar cualquier solución negociada y recrudecer la represión. El Comandante parece despreciar las lecciones de un pasado del que él formó parte.

Asesinan a periodista mientras reportaba disturbios en Nicaragua

En el video granuloso y grabado por la noche, el periodista Ángel Gahona, vistiendo vaqueros y una camiseta azul, sostiene un teléfono celular y habla mientras se acerca a la fachada del ayuntamiento en Bluefields, Nicaragua, reportando en vivo vía Facebook sobre las protestas que han sacudido el país centroamericano por cuatro días.

Segundos después se escucha un disparo y Gahona se desploma sin vida al suelo. Se oye que gritan su nombre y alguien presiona un trozo de tela contra su cabeza en un intento por detener el flujo de sangre. Otra reportera de Bluefields, Ileana Lacayo, confirmó que Gahona murió antes de llegar al hospital.

Además del periodista, al menos otras 25 personas han muerto desde el miércoles en los disturbios por las reformas al Seguro Social planeadas por el gobierno del presidente nicaragüense Daniel Ortega, de acuerdo con un grupo en defensa de los derechos humanos. Decenas de personas más han resultado lesionadas o han sido arrestadas.

 

 

En su primera aparición pública desde que las protestas iniciaron, Ortega dijo el sábado que su gobierno está dispuesto a dialogar sobre la disputa. En un mensaje a la nación televisado, el mandatario se declaró abierto a negociar a fin de que “no haya más terror para las familias nicaragüenses”.

Sin embargo, aclaró que el diálogo sólo sería con el sector empresarial y no con otros sectores de la sociedad. También parecía tratar de justificar lo que ha sido una severa respuesta del gobierno y grupos aliados, al acusar a los manifestantes, en su mayoría jóvenes estudiantes universitarios, de ser manipulados por intereses políticos de “unas minorías” no especificadas y por estar infiltrados por pandilleros.

“Esto que está aconteciendo en nuestro país, no tiene nombre. Los muchachos que ni siquiera saben el partido que los están manipulando”, sostuvo Ortega. “Incorporan a pandilleros a las protestas de los muchachos y criminalizan las protestas; por eso los ponen en riesgo”.

Tales declaraciones parecieron atizar el fuego, al provocar que miles de personas salieran nuevamente a las calles en siete ciudades, entre ellas la capital Managua, después que las tensiones se habían aliviado un poco la noche del viernes.

El viernes, la vicepresidenta, primera dama y vocera del gobierno, Rosario Murillo informó que nueve muertes por los enfrentamientos habían sido confirmadas, si bien el grupo Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) de derechos humanos señaló el sábado que había contabilizado al menos 25 en todo el país.

Minutos después surgió la noticia sobre la muerte de Gahona, que trabajó para el programa de noticias Meridiano. En un video aparte que él mismo grabó, el reportero mostró los daños a un cajero automático mientras policías avanzaban por una calle oscura.

La fuente del disparo no fue perceptible en ninguno de los videos, pero Lacayo fue citada por el periódico La Prensa diciendo que los agentes de la policía eran los únicos que portaban armas de fuego en el lugar.

El Consejo Superior de la Empresa Privada emitió un comunicado el sábado condicionando el diálogo con Ortega al cese de la represión, la liberación de manifestantes detenidos y el respeto a la libertad de expresión, mientras las autoridades mantienen fuera del aire un canal privado por transmitir las protestas.

“No podemos ir a un diálogo si no se cumplen estas mínimas condiciones para establecerlo”, señaló la cámara empresarial en el comunicado.

Hubo más choques violentos entre estudiantes y policías en la Universidad Politécnica de Nicaragua, uno de los bastiones más fuertes de los protestantes.

“Estamos firmes, no nos van a cansar, aquí daremos el todo, hasta que el gobierno entienda que no va a seguir haciendo lo que le dé la gana”, aseguró a The Associated Press vía telefónica desde el interior de la escuela, Lombardo Ruiz Picado, uno de los líderes de los jóvenes.

Por la mañana, tropas del ejército fueron desplegadas en Estelí, una ciudad al norte de Managua que ha sido un punto álgido de las protestas, para que ayudaran a los policías a repeler a los manifestantes.

Medios afiliados al Estado mostraron imágenes de soldados armados patrullando el centro de la ciudad y reportaron que estaban protegiendo puntos estratégicos después de los incendios registrados en varios edificios públicos.

La Conferencia Episcopal de Nicaragua condenó la represión contra los manifestantes y exhortó al gobierno a escucharlos y a derogar las reformas al Seguro Social.

“Una decisión unilateral siempre trae consigo la inestabilidad social. Rectificar las decisiones tomadas es signo de humanidad, escuchar es camino de sensatez, buscar a toda costa la paz es sabiduría”, indicó la conferencia en el comunicado.

Las reformas, promulgadas por Ortega por decreto, aumentan los impuestos al ingreso y los salarios, y realiza cambios para las pensiones mientras trata de hacer frente a los problemas del sistema de seguridad social de Nicaragua.

El domingo el papa Francisco manifestó su preocupación por lo sucedido en Nicaragua. “Expreso mi cercanía en oración a ese país amado, y me uno a los obispos para pedir que cese toda violencia, evitar un derramamiento de sangre inútil y que las cuestiones abiertas se resuelvan pacíficamente y con sentido de responsabilidad”.