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Política

Antonio José Monagas Oct 23, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Los juegos de la dictadura
Los juegos de la dictadura son en extremo arriesgados, toda vez que son puestos en práctica a medida que el régimen comienza a advertir signos de ingobernabilidad

 

@ajmonagas

Indiscutiblemente, la realidad supera la teoría. Particularmente, si la realidad en cuestión se desarrolla a la sombra de un sistema político despótico. De un régimen que solo atiende y entiende lo que sus ideólogos consideran conveniente. O propio de sus intereses. No hay duda que los problemas que de estas situaciones se depara, tienen dos explicaciones.

La que se fundamenta en el poder, “consistente en los medios para obtener determinada ventaja futura” según Hobbes (Leviatán). Y la que se cimienta en la política. Desde donde se posibilita articular desaciertos al voleo. Sobre todo, con la intención de problematizar cualquier solución que presuma dar con algún posible acuerdo entre encontradas equivocaciones.

En el terreno de lo fáctico son calificados como problemas por la cúpula política que detenta el poder. Con ello busca erigirse un estado de crisis. Además, señalados como razones de alguna oscura estrategia política que resulta de precisa conveniencia al desorden político engendrado.

Es acá donde finalmente se confabulan causas con situaciones para luego convertirse en elementos de un juego político en particular. El mismo, dependiendo de la coyuntura en la que mejor calcen sus causales, es visto como plataforma de operaciones capaz de alterar, desvirtuar o modificar realidades en aras de causar la problemática necesaria que concuerde con las intenciones políticas que se tienen, previamente calculadas.

El régimen causa problemas que puedan desplazar o disfrazar otros. De este modo, su aplicación permite adecuar tiempos y espacios en función de los planes que requiere la conjugación entre el poder y la política para así alcanzar los objetivos tramados.

¿Qué es un juego en la dictadura?

Aquellos que requieren de quienes actúan como “avizores” de los juegos y que obran para su propio interés. Razón que se presta a que la persona se sirva de la “represión” o de otro ardid como soporte de su práctica. O sea, la combinación idónea para provocar un juego caracterizado por actitudes egocéntricas, intolerantes, seguras, arrogantes y dictatoriales.

Estos juegos de la dictadura, sin el componente que por otro lado define el egoísmo, poco o nada funcionarían. Así, cualquier necesidad de manipular, culpar, acusar e imponer, concuerda con los momentos que siguen los juegos de la dictadura.

El caso es que no hay realidad despótica en que la gestión política no acuda a regirse por axiomas que determinan ciertos procesos de gobierno asociados a juegos específicos, como criterios básicos para sustentar los discursos que, a su vez, soportan tramadas perversiones. Y desde luego, oscuras intenciones gubernamentales.

Lo que bien o mal representa un juego político, o de poder, es la oportunidad que se construye un gobernante con el fin de imponer su ideario.

El problema está en que no siempre lo que construye es expresión de lo que supone una continuidad político-histórica. Y es cuando la ambición de poder supera cualquier postulado trazado sobre líneas políticas apegadas a edificantes objetivos.

Es ciertamente el conflicto que se establece entre “verdad y poder”. Relación esta que según Michel Foucault, filósofo francés, evidencia las fracturas que generalmente esconde una gestión rociada de populismo, demagogia y revanchismo.

¿Cómo la dictadura estructura un juego?

Los juegos en todo régimen político autoritario hegemónico o totalitario fundamentalista, resultan en una relación entre un propósito calculado y los recursos necesarios para alcanzarlo. Habida cuenta que se realiza a manera de control político, social o económico. Pero al fin de cuentas es un control basado en el abusivo poder que se detenta y en el ejercicio de la política de solapada violencia.

Los juegos de la dictadura son en extremo arriesgados, toda vez que son puestos en práctica a medida que el régimen político comienza a advertir signos de ingobernabilidad bajo una gestión pública que muestra inconsistencias. Es entonces cuando se recurre a tales juegos de poder que, en dictadura, son demostraciones del escaso talante y talento de los gobernantes. Tanto como para ajustar condiciones políticas a rigurosos requisitos de poder.

El ejercicio del poder en dictadura impone una “verdad supuesta y mampuesta”. Una verdad construida a la sombra de una ideología diseñada para conciliarse con eventos desligados de libertades, garantías políticas y derechos humanos. Por eso, el poder en dictadura necesita de la fuerza necesaria que pueda contener cualquier resistencia que se oponga a las imposiciones dictatoriales.

La imposición de poder en un régimen dictatorial, obedece a la necesidad de hacer valer  “verdades” que busca reivindicar. Ello, a través de prácticas de represión, mandatos de opresión investidos del resentimiento desde donde vierte la inmoralidad propia de su disposición. Es así como refuta las ideas ajenas alegando que son falsas o que desvirtúan sus verdades.

En la lógica de la gestión gubernamental, existen cautelas en las actitudes de funcionarios de alto rango, resultantes del temor propio que induce cualquier intento de defenestración organizado por conspiraciones políticas. El efecto de las mismas gravita sobre sus actuaciones y modos de ejercer la política. Estos gobernantes se valen de estrategias que tiendan a asegurar la pertenencia y permanencia en el poder.

¿Qué implicaciones tiene un juego tramado en dictadura?

De ahí surgen los contubernios, maniobras, argucias y malicias, todas plagadas de desconfianza y nerviosismo, que inspiran la formulación de dramas, engañifas, calumnias o juegos preparados con la intención de confundir al adversario o antagonista político para entonces separarlo del camino. Es acá donde la dictadura se vale de la perversidad que le imprimen a estos juegos creados a objeto de anular al opositor. De minimizarlo al extremo como contendiente.

En dictadura, dichos juegos, muchas veces, alcanzan niveles inconcebibles de violencia. Juegos que no estiman su poder de disuasión, exclusión o anulación. Es ahí cuando se habla de juegos basados en: la escasez provocada, la intimidación forjada, la falsedad teñida de veracidad, la indiferencia fraguada, la necesidad clamada. Juegos de resignación, exclusión y humillación.

Y pensar que estos son algunas clases de juegos de poder pues son incontables los que acostumbra accionar una dictadura. O sea, una autocracia cuyos opresores, pretendiendo actuar desde la usurpación, vulneran tantas leyes como valores, principios, libertades y derechos puedan. Es así como las realidades subyugan cualquier teoría. Así, los regímenes despóticos buscan hacer de las suyas con el auxilio de lo que la teoría política denomina los juegos de la dictadura.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Alejandro Armas Sep 17, 2021 | Actualizado hace 1 mes
La política y los memes
Muchos memes políticos tienen lamentablemente una finalidad despectiva. Añada a este ya ponzoñoso cóctel el desarrollo de islas de opinión a manos de los algoritmos de redes sociales

 

@AAAD25

Dijo en una ocasión Umberto Eco que es más importante para quien quiera ser todopoderoso en un país controlar los medios de comunicación que la policía. Dijo en otra ocasión Elon Musk, el excéntrico millonario al frente de Tesla, que “quien controla los memes, controla el universo”. Aunque exagera, hay algo de cierto en la afirmación de Musk, que bien pudiera ser un colofón a la proclama del pensador italiano.

Sé que lo que voy a decir en esta columna no aplica mucho en Venezuela, donde el acceso a internet es limitado y los que usamos las redes sociales para fines relacionados con la política somos pocos. Pero allende nuestras fronteras hay un mundo que sigue cambiando, donde la tecnología online ocupa un espacio cada vez mayor en la vida de las personas, tendencia a la que la pandemia de covid-19 le pisó durísimo el acelerador. Creo que no sería descabellado hablar de una “filosofía del internet”, y si no lo creen, revisen la obra del filósofo Byung Chul-han.

La política no es excepción. Desde el streaming en vivo de discursos de dirigentes hasta las peticiones por correo electrónico de donaciones a campañas electorales. Y, por supuesto, Twitter, el ágora del siglo XXI. Ahí, políticos y ciudadanos comunes intercambian opiniones y hasta ofensas.

Solo era cuestión de tiempo para que los memes, el humor digital por antonomasia, irrumpieran en el terreno de la política. Así, tenemos memes de uso genérico que entre sus miles de manifestaciones tienen algunas abocadas a la política, y memes que solo sirven para hacer humor político, como el del political compass.

Ahora bien, el meme, como toda expresión jocosa, tiene dos posibles objetivos, dependiendo de la intención del emisor hacia la persona objeto de la broma. Puede ser un chiste para mover a risa sin pretensión de perjudicar al objeto, con la expectativa incluso de que el objeto mismo lo halle hilarante. Como dando a entender que hay algo gracioso en él, sin ser negativo. Es lo que, en jerga coloquial venezolana, se denomina “chalequeo”. En cambio, el chiste puede pretender que terceros se rían a costa del objeto, produciendo además furia o aversión. Al objeto se le humilla y se le desprecia. Se le hace notar que es considerado vil, inferior o repulsivo. Indigno de compartir espacios con el emisor de la chanza y quienes la celebran. Un rechazado, pues.

Muchos memes políticos tienen lamentablemente esta última finalidad despectiva. Excepto cuando el objeto son aquellas posturas que por su menosprecio absoluto a la dignidad humana son irremediablemente abominables (en cuyo caso estaríamos ante una invocación de la Paradoja de la tolerancia de Popper), el uso de este tipo de memes indica que el emisor es alguien de mentalidad autoritaria. En quienes degrada de esa manera no ve a adversarios legítimos con ideas contrarias, sino enemigos a los que apartar por “perversos y degenerados”.

Añada a este ya ponzoñoso cóctel el desarrollo de islas de opinión a manos de los algoritmos de redes sociales y el resultado es el siguiente: comunidades digitales fanatizadas por ideologías extremistas cuyos miembros se comunican, entre ellos para adularse o con otros para burlarse, casi exclusivamente mediante memes y shitpost. Aunque risible, este hábito dice mucho sobre lo que hay detrás.

Precisamente porque sus posturas suelen ser injustificables, ni se molestan en usar argumentos. Responden con el meme de «Yes Chad», que es una variedad jocosa de las falacias ad baculum o ad verecundiam. O con algún absurdo como «Postea físico, pues”. Una invitación increíblemente primitiva a dejarse de palabras e intercambiar imágenes de bíceps y pectorales para ver quién prevalecería en una pelea, a falta del altercado físico real (curiosamente, los que invitan y “postean físico” siempre son unos Hércules o Sansones con el rostro tapado).

El objetivo de todas estas sandeces es descarrilar la discusión fuera de la vía argumentativa, porque por ellos les es imposible prevalecer. Reducirlo todo a ofensas y burlas. Solo así ven un logro. Parafraseando a Unamuno, no les interesa convencer. Solo vencer. Como sea.

Esta gente no solo es terriblemente ignorante. Se enorgullece de serlo. No creen en el intelecto, ni en la persuasión argumentativa que idealmente guía la política, diría Hannah Arendt, sino en la violencia para imponerse. En su defecto, recurren a lo más cercano: la ofensa verbal. Sujetos a los que no les interesan los hechos empíricos y están más que listos para omitirlos si chocan con sus ideas. Se creen superhombres nietzscheanos facultados para imponer a la humanidad su visión del mundo. Como ya dije, la mentalidad autoritaria.

No se puede razonar con esta gente. Ni lo intenten. Se van a estrellar siempre con el mismo muro de necedades. Ignórenlos o expongan ante terceros su desinformación y distorsiones teóricas, pero sin esperar que ellos reconozcan el error. No lo harán.

No me opongo a los memes en el discurso político. Creo que son una buena forma de interesar a las masas y alentar la participación. Pero los memes son humorísticos, mientras que la política, llegado un punto, hay que tratarla con seriedad. No abusen de los memes políticos.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Eddie A. Ramírez S. Sep 14, 2021 | Actualizado hace 1 mes
El tenis y la política
Al igual que en el tenis, hoy la política no es exclusiva de un pequeño grupo de personas conocidas. Es decir, dejó de ser un campo solo para los políticos                                                                                                                                                                                                                           

Todo cambia, nada es, decía Heráclito en el siglo VI a. C. Sin embargo, muchos piensan que nada ha cambiado y permanecen confiados en su parcela. El fin de semana pasado finalizó el torneo Abierto de tenis femenino de Estados Unidos y del mismo se pueden hacer tres observaciones: 1) siempre hay espacios para nuevos actores y no hay que rendirse, aunque el adversario se perciba como más fuerte; 2) la juventud, si se prepara, puede llegar a la cima; y 3) los emigrantes enriquecen al país que los recibe.

 Nuevos actores

Las jóvenes que llegaron a la final, Emma Raducanu, que fue la ganadora, y Leyla Fernández, estaban en los puestos 150 y 73, respectivamente, de la clasificación mundial. No deberían estar presentes en ese partido decisivo. Había otras con más experiencia y reconocimiento. Sin embargo, no se amilanaron.

Al igual que en el tenis, hoy la política no es exclusiva de un pequeño grupo de personas conocidas. Es decir, dejó de ser un campo solo para los políticos. Al juego ingresaron actores que antes no tenían voz y que un simple celular para enviar y recibir mensajes los hizo visibles.

Considerando lo crítico que son los mensajes que se envían, muchos de ellos por parte de jóvenes, algunos dirán que eso es la antipolítica o que los ciudadanos ya no se interesan por la política. Al respecto, el francés Pierre Rosanvallon sostiene en su libro La contre-démocratie: la politique a l’age de la défiance, que en estos tiempos los ciudadanos intervienen sin inscribirse en los partidos políticos, pero están vigilantes de la actuación de los políticos, evaluando su gestión y oponiéndose a decisiones que no les agradan. Como comprobamos los venezolanos, en nuestras redes sociales abundan las críticas por incumplimiento de ofertas, electorales o no.

Sin duda, el contenido de las redes influye en la percepción que algunos se forman sobre los políticos, artistas y en general sobre cualquier persona más o menos relevante. Esto tiene el peligro de hundir o elevar indebidamente el prestigio de una persona. A veces se cae en el error, bien o mal intencionado, de no investigar determinado hecho, sino que se emiten juicios basados en mensajes recibidos. Ojalá los nuevos actores tomen conciencia de su responsabilidad y, por otra parte, todos nos percatemos de que con voluntad es posible derrotar a los poderosos. Lo importante es persistir, trabajar en equipo y no enviar mensajes derrotistas o sin fundamento.

 Los roles de la juventud

El que las dos finalistas sea tan jóvenes indica que la juventud está asumiendo roles importantes. Esto no significa que los no tan jóvenes deben ser tirados al cuarto de los corotos viejos, sino que no les será posible cerrar el paso a los más jóvenes. En Venezuela, la juventud estuvo presente en la lucha  contra la dictadura de Juan Vicente Gómez y al final de la dictadura de Pérez Jiménez. Equivocadamente, participó en la guerrilla castro-comunista de los años 60 del siglo pasado. Permaneció dormida al inicio de la dictadura de Hugo Chávez, despertando después del 2007, participando en protestas, creando partidos políticos y organizaciones no gubernamentales.  

En esta juventud tenemos puestas la esperanza quienes estamos en nuestra última etapa. Ella es la llamada a recuperar la democracia y a reconstruir el país, hoy devastado por la marabunta roja.

Ojalá estos jóvenes se percaten de que Emma, de dieciocho años, y Leyla, quien durante el torneo cumplió diecinueve, llegaron a la final por su perseverancia, entrenando muchas horas y sacrificando tiempo de disfrute. Si quieren cambiar el rumbo del país, nuestros jóvenes deben dedicar mucho tiempo a la lectura de diferentes tópicos, a intercambiar ideas con quienes piensan diferente y con quienes tienen experiencia. Así mismo, no deben caer en la tentación de la prepotencia.

 Riqueza migrante

El origen de las bellas jóvenes finalistas indica la importancia de las migraciones. Emma Raducanu nació en Canadá, hija de un rumano y una china que se trasladaron al Reino Unido. Leyla Fernández es hija de un ecuatoriano y una filipina que se radicaron en Canadá. Los países que acogieron a sus padres se beneficiaron.

Todos los que han tenido una política de apertura a la inmigración han progresado. El caso de Venezuela es evidente.

Sin los inmigrantes que llegaron, en los siglos XIX y XX, no hubiésemos alcanzado el crecimiento y desarrollo acelerado que tuvimos hasta que se revirtió ese movimiento. Incluso, en pueblos aislados como Montecarmelo, en el estado Trujillo, a principios del siglo XX existía una excelente comunidad de origen italiano que contribuyó al auge del pueblo, el cual llegó a contar con una filarmónica de 63 músicos, un beneficio de café y varios trapiches para moler caña de azúcar.

Uno de los aspectos que llamó la atención fue el comportamiento alegre de Emma y de Leyla en momentos difíciles ¿Sería aventurado afirmar que se debe a que viven en países democráticos? Ello contrastó con la amargura y rabia que expresaba la bielorrusa Sabalenka cuando perdía un punto. Quizá pequemos de injustos con ella, ya que todos tenemos malos momentos, pero es tentador especular que su comportamiento es producto del mal ejemplo del dictador Lukashenko. 

Como (había) en botica

Algunos no quieren votar porque no hay condiciones transparentes, porque el CNE es ilegítimo, porque a unos partidos les robaron la tarjeta para darla a representantes del régimen, porque hay candidatos inhabilitados, porque, cuando ganamos, el régimen arrebata el triunfo o quita atribuciones. Tienen argumentos para abstenerse y podría tener algún efecto si hubiese consenso al respecto, pero otros postulan la necesidad de votar a falta de una mejor opción. 

Cabe preguntarnos: ¿Es preferible ganar algunas gobernaciones y alcaldías o que la dictadura se las lleve todas? ¿La gente prefiere tener un gobernador o alcalde rojo o uno democrático? ¿Con la abstención se desconocería a Maduro y al CNE o ellos seguirían ejerciendo, aunque sean usurpadores? ¿Cómo puede seguir la lucha? ¿Sería válido abstenerse ante un posible revocatorio presidencial?

Lamentamos el fallecimiento de Germán Marín y Jesús Andrade, compañeros de Gente del Petróleo y de Unapetrol.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

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Roberto Patiño declina su aspiración a ser candidato de la Alcaldía de Libertador a favor de Tomás Guanipa
Un sondeo de la firma Consultores 21 publicado a mediados de agosto, el Patiño lideraba la intención de voto de los caraqueños para ocupar la Alcaldía de Libertador por encima de Guanipa

Roberto Patiño, quien se había postulado a la Alcaldía del municipio Libertador para las venideras elecciones del 21 de noviembre, informó este sábado 11 de septiembre que se retiraba en su aspiración a ser candidato a favor de Tomás Guanipa,  su copartidario en Primero Justicia, quien regresó al país luego de tres años de exilio.

El cofundador y coordinador de las organizaciones Alimenta la Solidaridad y Caracas MiConvive señaló que la decisión ocurrió luego de que la Unidad acordara por consenso postular a Guanipa para dicha jurisdicción. 

«La Unidad decidió por consenso de los partidos que el candidato es Tomás Guanipa. No hay aspiración particular que esté por encima del cambio y la unidad es una condición necesaria para lograrlo. Respeto la decisión y trabajaremos por el triunfo. La Unidad no solo es buena cuando te conviene, es central para derrotar al sistema aferrado al poder», publicó en su cuenta personal de Twitter. 

En las publicaciones en la red social, afirmó que su compromiso en cambiar la forma de hacer política continua. «La Unidad y la fuerza para lograr el cambio debe construirse con la gente en la calle. Hay que dignificar la política. La esperanza es demostrar que somos distintos a lo que adversamos».

Patiño oficializó su candidatura para la Alcaldía del municipio Libertador el pasado 22 de julio, luego de rumores y ante la falta de una postura formal de la tolda amarilla sobre su participación en las elecciones del 21 de noviembre.

Un sondeo de la firma Consultores 21 publicado a mediados de agosto halló que, entre los candidatos opositores, el dirigente Roberto Patiño lideraba la intención de voto de los caraqueños (16 %) para ocupar la Alcaldía de Libertador, por encima de Tomás Guanipa (8 %).

Asimismo, Tomás Guanipa, luego de sostener reuniones con precandidatos de otras organizaciones en la tarde de este viernes, lideró al mediodía del sábado 11 de septiembre una actividad de calle en una zona popular de Caracas. 

“Estoy convencido de que debemos pasar a un proceso de convivencia” y otras frases de Freddy Guevara en libertad
Guevara abogó por un proceso de convivencia entre fuerzas políticas y una gran parte del país

Foto: @RCR750

El dirigente opositor Freddy Guevara manifestó este martes, 31 de agosto, que Venezuela debe pasar a «un proceso de convivencia».

Durante una rueda de prensa, Guevara expresó: “Esta dictadura me ha quitado muchos años de mi vida en libertad y estoy absolutamente convencido de que llegó el momento de asumir que esta dinámica y círculo vicioso tiene que parar».

«Tenemos años en los que una de las partes nos sentimos fuertes y pensamos que vamos a aplastar a la otra. Y cuando la otra parte se siente fuerte, asume que cree eliminar absolutamente a la otra», agregó.

 

Consideró que, aunque hay quienes puedan asegurar que se trata de un proceso de «cohabitación», la idea es lograr un proceso de convivencia en el país.

«Estoy absolutamente convencido de que debemos pasar a un proceso de convivencia, no con estructuras dictatoriales, pero sí convivencia entre fuerzas políticas y que ojalá para gran parte del país, VP deje de ser un partido fascista y terrorista y pase a ser un partido que pueda competir en democracia. Y que también, para muchos de nosotros que hemos asumido el PSUV como una estructura criminal y narcotraficante, podamos asumir que sean un partido político que vivan en el marco de la democracia”.

 

 

Opinó también que es importante escuchar lo que tienen que decir los venezolanos sobre la actuación de la dirigencia opositora. 

“Creo que es muy importante hablarle a nuestra gente, a los venezolanos que quieren cambio y que, con toda la razón, tienen dudas. Los políticos tenemos que hacer eso, explicarle a la gente por qué estamos haciendo las cosas, escuchar las críticas que haya y hablar con la verdad. Por qué creemos hoy que impulsar un acuerdo de salvación nacional es el mejor camino y más viable para que Venezuela pueda  recomponerse», expresó.

 

Asimismo, agregó: «Uno tiene que hacer las cosas porque cree que es lo correcto y estoy convencido, no solo yo, sino también mi partido y la alianza de la que formamos parte que lo correcto hoy es buscar un acuerdo político que permita sentar las bases para que este país salga adelante».

En la ruda de prensa, recalcó la importancia de que los factores en pugna se entiendan.

“No se trata de ignorar o desconocer la historia o hacernos los locos y pensar que ahora todos vamos a hacer amigos. Se trata de entender que se acabó la época en la cual un factor político puede eliminar al otro”.

“Salí más convencido de que voy a dedicarme y hacer todo lo que esté a mi alcance para ayudar a encontrar una solución para Venezuela, y estoy convencido de que lo que tenemos que encontrar una solución negociada a través del proceso en México”.

 

Instó también a que cada sector asuma su cuota de responsabilidad en el conflicto. 

“Todos hemos sido responsables en esta crisis, sin equiparar las culpas, porque quien tiene el poder, ha asesinado y ha cometido crímenes de lesa humanidad tienen mayor responsabilidad en este proceso. Pero nosotros, las fuerzas democráticas, tenemos que asumir que tenemos responsabilidad en este proceso y en cómo hemos llegado hasta acá, así como también en la solución. Y que esa solución pasa porque entre todos bajemos la soberbia y entendamos que ninguno tiene a Dios agarrado por la chiva».

Consideró necesario que el país se aproxime a una solución política que le de estabilidad. 

“Hagamos todo el esfuerzo para conseguir que este país pueda entrar a una normalidad democrática en la que tal vez el cambio no será mañana, o tan rápido como quisiéramos, pero que sí vayamos a un proceso progresivo que nos vaya acercando cada vez más a un país en el que podamos vivir en paz y democracia”.

Por último, también instó a preocuparse por la situación de los detenidos por razones políticas.

“Muchos presos políticos de Venezuela no tienen acceso a atención médica, y esto cuesta vidas”, expresó Guevara en rueda de prensa.

Antonio José Monagas Jul 17, 2021 | Actualizado hace 4 semanas
Con hambre de conflicto

@ajmonagas

La realidad venezolana se convirtió en un inexpugnable y desordenado juego de envite y azar. Aunque en apariencia pareciera un simple relato de misterio. Pero es más que eso. Son contradicciones que embotan el pensamiento más habilidoso. Esas ganas de cambiar sin renunciar a nada, resulta como una suerte de ambigüedad que no lleva a ningún lado.

Al mismo tiempo, las realidades pretenden hacer ver que lo mostrado es, al mismo tiempo, verdad y mentira. ¿Cómo así? Todo está bien, pero también todo está mal. Y aun así, no se cuenta con escape alguno que conduzca hacia una salida honorable, creíble y digna. Necesaria y viable.

Caramba, ¿qué es lo que sucede al interior de los referidos problemas que insumen y consumen a Venezuela? ¿Será posible poder hacer algo que contrarreste tan enrarecida situación nacional? Es difícil creer y aceptar la paradójica situación. Pero los tiros parecieran llevar a dicha dirección. Luce ahora ineludible intentar una explicación que descifre tan obeso enigma.

La política mal entendida

De entrada, vale reconocer que dicha situación tiene su fuente u origen en la política. No solo en su comprensión equivocada. También, en su errado ejercicio. Sobre todo, al percibir que la política tiende a complicar realidades que no están debidamente abiertas al discurrir social y económico. Por tanto, lucen enredadas como en principio son avizoradas. No obstante, más allá de tan escueta consideración, se esconden otros argumentos que bien valen para auscultar tan sinuosa situación, hurgándola por el lado de la filosofía. De la filosofía política, para más exactitud o posibilidad de dar con alguna respuesta suficientemente convincente.

La desinformación como causa. Todo ciudadano, aun no preciándose de su condición de “hombre político”, es en definitiva el sujeto protagónico de todo evento precedido y presidido por la política. Aun así, esa deficiencia le permite ejercer su perplejidad o preocupación ante el desorden de información que ocurre alrededor de la correspondiente realidad.

El problema de desinformación solapa toda posibilidad de que pueda filtrarse algún elemento relacionado con la verdad que rige la situación en cuestión. Es ahí cuando la confusión se apropia de la situación. Todo luce tan confuso que la realidad se opaca debido a que la desinformación oscurece el panorama.

La situación se complica toda vez que el rumor hace presencia en la orgía anónima de las redes sociales. En la mitad de tan enrarecido problema, se aviva la histeria colectiva proveniente de cuanto insulto, acusación o reproche pueda hacerse público.

Acá, la opacidad incita la confusión tras la cual se encubre toda sospecha nacida al calor de la insidia que se ha expandido en forma de perturbado rumor. Luego siguen los escándalos como complementos de la cuestionada situación.

En medio de todas estas, el poder político expuesto por el régimen se disfraza de “santurrón”. Hace ver y creer que nada pasa cuando todo se ha exasperado, se ha exacerbado. Al extremo de que el país tiene otra excusa para acentuar la crisis vigente. Es como si la realidad venezolana viviera permanentemente y de manera inusitada con hambre de conflicto.

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Partidos políticos sellan un compromiso unitario por la recuperación del país en los encuentros de Las Ideas de Todos
Recalcaron que la presión interna y social debe ir de la mano con la lucha de todos los actores políticos

 

En los encuentros realizados este miércoles 14 de julio en el marco de «Las ideas de todos», representantes de los partidos políticos, el Frente Amplio Venezuela Libre y distintos sectores del país sellaron un pacto unitario por la recuperación de Venezuela, asegurando que el Acuerdo de Salvación Nacional es la única salida a la crisis que sufre la República.

Vargas, Guárico, Trujillo, Portuguesa, Cojedes, Anzoátegui, Yaracuy y Lara presentaron sus ideas para la solución de la crisis en Venezuela. Asimismo, reafirmaron la necesidad de trabajar por elecciones verdaderamente libres, con garantías y con un Consejo Nacional Electoral legítimo.

De igual manera, repudiaron las acciones del régimen contra los dirigentes políticos de las fuerzas democráticas, quienes trabajan incansablemente por la libertad y democracia de Venezuela.

Recalcaron que la presión interna y social debe ir de la mano con la lucha de todos los actores políticos.

Destacaron que lo ideal es convertir en votos el descontento social, pero para esto debe haber condiciones óptimas para así llevar a cabo un proceso electoral legítimo. En «Las ideas de todos», serie de encuentros promovida por el Frente Amplio Venezuela Libre, los líderes regionales han logrado debatir con sectores de la sociedad y proponer soluciones para el país.

Todos los partidos que integran las fuerzas democráticas aseguran que no es momento para bajar la guardia, por el contrario, se organiza para luchar y lograr condiciones ideales para los venezolanos que permitan solucionar la crisis que afecta a todo el país.

Política inteligente, sin teléfonos inteligentes
Para un dirigente político que limita su accionar político a las redes sociales, esto es una tragedia y si ese dirigente político es venezolano, donde solo el 15% tiene teléfonos inteligentes, la tragedia es babilónica

 

@juliocasagar

Gabriel García Márquez relataba en una entrevista, a propósito de su vida en Venezuela como reportero de Elite y otras publicaciones, que el nuestro era un país peculiar. Dijo que aquí, a diferencia de otros países que había conocido, “las cucarachas volaban”. Estudios de mercadeo descubrieron igualmente que «se bebía más Pepsi Cola que Coca Cola y que se fumaban más cigarrillos cortos que largos”.

Pues bien, esas eran algunas de las peculiaridades de nuestro pasado. Una de nuestros días, ocasionada por la dramática situación que nos ha hecho vivir este régimen de pesadilla que nos ha tocado, es que, a diferencia de nuestros países hermanos, en Venezuela solamente el 15 % de sus habitantes tiene teléfono inteligente.

En efecto, el país que fue mejor comunicado de la América Latina, ha visto decrecer paulatinamente su capacidad de estar interconectado. La crisis económica que afecta a nuestras familias no da para comprar o reparar teléfonos inteligentes.

Paradójicamente, una parte muy importante de nuestra dirigencia política, homologando los comportamientos de otras latitudes, se ha afincado para su comunicación, y para sus análisis, en los recursos de unas redes que, en realidad llegan a muy poca gente.

Ojalá que no se pretenda dar un debate afirmando la importancia de estar en las redes y de acceder a la comunicación digital; y a reforzar la idea de que la guerra híbrida de hoy en día se da en el espacio cibernético más que en las trincheras on the ground. En eso estamos de acuerdo y es un tema inobjetable. Lo que está en discusión es su pertinencia y su peso específico en un país como Venezuela, con la situación que hemos descrito.

Todos sabemos que las redes, e internet en general, están manejadas por algoritmos que son órdenes que se dan a los aparatos que usamos, basadas en cálculos matemáticos sobre nuestros hábitos de consumo, nuestras costumbres, nuestras pertenencias sociales, políticas y religiosas. Eso es lo que hace que si estamos leyendo un interesante artículo sobre el arte cubista, por ejemplo, de repente nos salga un banner anunciándonos la última oferta de pizza y de hamburguesas con papitas fritas. Basta que hayamos usado alguna aplicación para hacer un pedido, para que seamos víctima de un bombardeo inclemente de propaganda para que volvamos a consumir lo que ya una vez consumimos.

Así trabajan los algoritmos y eso es bueno para vender pizzas y hamburguesas, pero no necesariamente para hacer política.

Esta realidad es una de las cosas que hace inducir a los usuarios de las redes a manejarse en burbujas de iguales, es decir, entre gente que opina parecido, que come parecido, que va a los mismos sitios, que se interesa por cosas parecidas etc., etc.

Para un dirigente político que limita su accionar político a las redes sociales, esto es una tragedia. Y si ese dirigente político es venezolano, la tragedia es babilónica. Ese dirigente está limitando su análisis y su comunicación únicamente al círculo al que él pertenece, con el agravante de que aquí ese círculo se escoge de entre solo un 15 % de la población.

Hace algunos meses publicamos una nota que se intitulaba LA POLÍTICA ES ANALÓGICA, NO DIGITAL y, hace algo más de un año, otra intitulada LA VIDA NO ES UN ALGORITMO, que pretendían poner en evidencia esta realidad y que hacia énfasis en otro enorme error de una importante fracción de nuestra dirigencia que había abandonado el contacto personal (el único que a nuestro juicio obra prodigios en la comunicación política) en favor de Instagram y Facebook; que había dejado de estar con la gente de carne y hueso; y había sustituido esa presencia por el selfi con la gente como backing de escenografía.

Ojalá que esta reflexión no se asuma como una lucha chimba de lo nuevo contra lo viejo, porque no es así. Se trata de un simple llamado de atención a la necesidad de regresar al olvidado terreno del insustituible contacto personal y la lucha social. Tomemos por ejemplo la siguiente realidad: mucha gente se sorprende de que se hagan convocatorias por las redes para actividades que, a veces, tienen más “likes” en el “flyer” en el que se llama al acto, que gente presente. La verdadera razón es que, además, esos llamados solo son vistos por menos del 15 % de las personas.

No hay dirigentes de carne y hueso activando entre la gente, dando la palmadita en el hombro para que el vecino vaya, o despertando a la vecina para que se vista a acudir a la cita; y tampoco, lo cual es peor, hay muchos dirigentes que no se han probado en sus comunidades en luchas concretas a quienes los potencialmente convocados agradezcan algo o que les admiren por algo. Es muy difícil atender a una invitación de quien no se conoce, no se aprecia o no se admira.

Ya sabemos que para un dirigente opositor en Venezuela es cuesta arriba el trabajo que en otros países es relativamente normal. Aquí tenemos la represión, el control social del régimen, la inseguridad personal, la escasez de recursos de movilización incluyendo la falta de gasolina, la precariedad económica y, para colmo ahora, la pandemia. Pero eso solo debe aguzarnos la inteligencia para agenciarnos los medios alternativos de comunicación y de relacionarnos con la gente.

El otro asunto que es necesario plantear es el de la formación de nuestros dirigentes. ¡Abramos el debate! Hace muchísimos años en nuestros partidos casi ha desaparecido la discusión de ideas, la formación política, el estudio. Dejamos que se cuele gente que llega para colmar aspiraciones. Y las aspiraciones, que son claves en la política, cuando están en la cabeza y el corazón de un dirigente formado y con conocimiento de su misión, son virtudes. Pero cuando esas aspiraciones están en la cabeza y el corazón de alguien que desdeña la formación, los valores, el compromiso, el resultado es lo que estamos viendo al frente del Estado venezolano.

De manera que son muchos los desafíos que tenemos por delante y lo relevante es que, además de muchos, debemos resolverlos rápido y con inteligencia. De que hagamos esto correctamente, va a depender en mucho lo rápido o lento que salgamos de esta pesadilla.

Un ítem sobre este tema, en los continuos encuentros del liderazgo opositor, que culmine en un esfuerzo por la formación de nuestros dirigentes y sobre la manera de comunicarnos con nuestros ciudadanos, es clave y necesarísimo en este momento.

Aliados para el cambio

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