Paul Crotty archivos - Runrun

Paul Crotty

Juez estadounidense niega petición de los sobrinos Flores

Un juez federal de Nueva York rechazó este sábado una solicitud de Efraín Antonio Campo Flores y Francisco Flores de Freitas, familiares del presidente venezolano, Nicolás Maduro, para publicar documentos sobre un narcotraficante que testificó contra ellos.

Los dos sobrinos de la primera dama de Venezuela, Cilia Flores, fueron condenados el pasado diciembre a 18 años de cárcel por intentar introducir 800 kilos de cocaína en Estados Unidos.

Ambos apelaron la sentencia y el pasado abril pidieron al juez que hiciese públicos los documentos del caso relativos a un narcotraficante que ejerció como testigo en su juicio.

El magistrado, Paul Crotty, denegó la petición al considerar que hacerlo les expondría a riesgos aún mayores de los que ya asumieron al comparecer durante el proceso.

Más información en La Patilla.

La justicia “fuerte pero misericordiosa” que salvó a los sobrinos Flores de pasar su vida tras las rejas
La benevolente sentencia de 18 años de cárcel impuesta a los sobrinos de la pareja presidencial de Venezuela, Efraín Campo y Franqui Flores, echó por tierra cualquier análisis previo sobre el caso. El juez Paul Crotty consideró que las penas propuestas por la Fiscalía eran “desproporcionadas”. Los sentenciados defendieron su “buen corazón” con uñas y dientes

 

@AdrianitaN

EL JUEZ PAUL CROTTY HABLA DESPACIO, gesticula cada palabra como tratando de que no quede duda de lo que dice. Efraín Campo Flores entrelaza los dedos; Franqui Flores de Freitas observa atento.  “Voy a imponer una sentencia de 216 meses (18 años) y una fianza de 50 mil dólares a cada uno”, dice Crotty mirando a los acusados directamente y aclarándoles que no tendrán beneficios alternativos. Todas las quinielas, proyecciones y apuestas al respecto cayeron estrepitosamente. Los sobrinos de la pareja presidencial de Venezuela, Cilia Flores y Nicolás Maduro, salieron ilesos de cumplir pena máxima en una cárcel de Estados Unidos. Silencio total en la sala. Los acusados asienten lentamente con la cabeza.

Una hora antes habían entrado a la sala los cuatro abogados defensores, detrás de ellos la esposa de Campo Flores, Jessair Rodríguez, y otra mujer de identidad desconocida. Rodríguez esperaba a su esposo en la primera hilera de la izquierda de las gradas destinadas al público. Su cabellera, teñida de castaña a un rubio platinado, la hacía parecer otra persona pero su característica expresión fija en el estrado del juez, inamovible, sin mirar a los lados, hacía evidente que era ella quien estaba allí, nuevamente, acompañando a su esposo.

Minutos después, los fiscales de la Corte del Distrito Sur de Nueva York, Emil Bove y Brendan Quigley, entran a la sala envueltos por un aire de victoria. Sonríen confiados. Cada uno carga un par de gruesas carpetas llenas de hojas. Las sueltan ruidosamente en los escritorios de la corte asignados para ellos, justo entre el juez y los acusados. Entra Sandalio González, el agente de la Agencia de Administración para el Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés) responsable de toda la recolección de evidencias y captura de los primos Flores. Se ubica al lado del equipo de la Fiscalía.

A las tres de la tarde en punto dos oficiales enfundados en chalecos antibalas y guantes negros abren un maciza puerta de madera ubicada a la izquierda de la sala. Una rendija deja al descubierto un pequeño salón de paredes cubiertas con baldosas blancas. Se escucha el tintinear de un llavero que pareciera cargar todas las llaves del mundo y un ligero choque de cadenas que anuncia la entrada de los condenados.

También puedes leer: Condena a los “narcosobrinos” no existió para el chavismo

Entra Efraín y guiña frenéticamente ambos ojos a su esposa, le lanza besos tratando de sacar ventaja a los segundos. Saluda a sus abogados con una sonrisa y un apretón de manos. Se sienta a la izquierda de John Zach y Randall Jackson, sus dos abogados. Luego entra Franqui con el ceño fruncido y los labios apretados. No saluda a nadie. Lanza una mirada furtiva pero cargada a la prensa. Se sienta entre sus abogados, David Rody y Elizabeth Espinosa. Ambos visten uniforme de franela y mono azul oscuro, zapatos de suela blanca del mismo color de su nueva ropa habitual; están esposados por los tobillos pero sus manos están libres de ataduras.  

Campo Flores y Flores de Freitas reunían todos los números necesarios para ser condenados a cadena perpetua. De acuerdo con la tabla de cálculo de la pena utilizada en la justicia estadounidense, ambos acumulaban 38 puntos por la conspiración y la cantidad de cocaína negociada durante la operación, dos por el uso de armas, dos por el uso de un avión privado y dos por su papel como jefes del hecho. A juicio de la Fiscalía 30 años no eran suficientes, pero eran aceptables; para la defensa 10 años eran suficientemente ejemplarizantes. En ese momento el juez era el único capaz de imponer su criterio.

La Fiscalía recalcó que la cantidad de droga involucrada, las armas y el uso de aviones privados y aeropuertos privilegiados eran razones suficientes para mantener a los sobrinos de Maduro al menos tres décadas tras las rejas. Añadieron otros argumentos: que actuaban como jefes de una organización criminal, de que habían declarado una “guerra” contra Estados Unidos apoyándose en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y que los fondos de esta operación delictiva estarían destinados a la perpetuación de un régimen de gobierno que violaba derechos humanos a su población. Campo se encogió de hombros al escuchar el último.

También puedes leer: Las ocho razones por las cuales el juez negó un nuevo juicio a los sobrinos de Maduro

La Defensa subrayó una y otra vez elementos que intentaban probar que sus clientes no eran malas personas y estaban muy lejos del estereotipo de un narcotraficante. Recordaron que más de 30 familiares y amigos habían enviado cartas al juez para abogar por su honradez. Resaltaron que no tenían antecedentes penales, ni riquezas en Venezuela. “Por supuesto, ellos vivían un poco por encima de los venezolanos normales, pero no eran millonarios”, aseguró Jackson.

Pero fueron los mismos Campo y Flores quienes defendieron su bondad con todo empeño. La primera vez que la voz de los primos se escuchó en la sala fue en 2016, en las grabaciones ocultas en las que se jactaban del poder y conexiones que les garantizaban el desarrollo total de sus “negocios” en Venezuela; la segunda fue hoy, 14 de diciembre de 2017 cuando dirigieron al juez emotivas palabras que buscaban tocar su corazón y, de este modo, obtener una pena menos severa.

 

***

 

Campo, como de costumbre, toma la delantera sobre su primo. Con voz fina, aguda, sumisa, agradece al juez la oportunidad de hablar y el respeto con el que fue tratado desde el inicio del proceso. “Sé que he cometido errores y perdí de vista lo más importante”, dijo. En adelante se enfoca en agradecer a su esposa por su apoyo, a pedirle disculpas por no estar presente en el nacimiento de su segundo hijo juntos y a recordarle que la ama. Hizo lo propio con su madre, sus amigos y su familia. Distribuye en igual medida los saludos a primos y tíos, sin decir ningún nombre en especial. “Estoy muy avergonzado por todo el daño y sufrimiento que esto les ha causado”, menciona. Dice un par de frases en un tímido inglés, en un esfuerzo por demostrar que su tiempo encarcelado ha sido productivo. “Estoy muy avergonzado y arrepentido”, reitera.

Flores de Freitas rompe su expresión ruda de un segundo a otro. Cuenta que su familia siempre le ha dicho que no es un buen orador, pero que es hábil con gestos y acciones. “Estoy tan arrepentido. Todos somos humanos y caemos en el pecado”, dice trastabillando en su lectura. Como forzado por las circunstancias, contó segmentos de una infancia traumática propiciada por la muerte de su madre, los maltratos verbales y físicos infligidos por su padre (hermano de Cilia Flores) y la vida en casa de una abuela que, asegura, a duras penas podía alimentarlo.

“No soy una mala persona. Trato de ayudar a las personas que están en una situación psicológica peor que yo. Corto el cabello de otros presos y reparo sus radio como un acto de caridad, lo hago con todo el gusto. Estudio inglés y la Biblia. Mi hijo de nueve años es lo más importante para mi”, se defiende. Su voz se quiebra y lágrimas corren por sus mejillas. Se disculpa, aclara su garganta y continúa: “Estoy deshecho y desconsolado al saber que no estoy con mi hijo mientras crece”, dice. Inmediatamente pide disculpas a su otro talón de Aquiles: su abuela y sus amigos. “Le pido que me dé la oportunidad de reponer mis errores”, súplica al juez aún entre lágrimas.  

Crotty se mantiene sereno durante ambas intervenciones, hasta que llega su momento. Para el juez tanto la sentencia de por vida, como la de tres décadas resulta “desproporcionada”. “En este caso no hubo incautación alguna de drogas y, ciertamente, ellos tomaron decisiones estúpidas. No hay prueba alguna de distribución de drogas en Estados Unidos”, puntualiza. Desde su perspectiva “la justicia debe ser fuerte, pero misericordiosa, sino sería crueldad” y “la separación de sus familias ya será particularmente dolorosa”.

Aclara que cada condena es independiente y se desliga de decidir en concordancia con el castigo impuesto en un caso similar —el del hijo del expresidente de Honduras Fabio Lobo, condenado a 24 años de cárcel por delitos parecidos—. “360 meses (30 años) es extraordinariamente largo. Por su edad equivale a toda su vida”, menciona. Hace una pausa larga. “La sentencia que voy a imponer…—hace una pausa más corta— es de 216 meses y una multa de 50 mil dólares a cada uno”. Los dos agachan ligeramente la cabeza. En este punto no hubo lágrimas.

Es imposible descifrar solo con una mirada qué pasa por la mente de alguien que sabe que entrará a una cárcel como un joven vigoroso de 30 años y saldrá como un menguado adulto de 50 años, con hijos que pasan de niños a adultos y, quizás, con cambios significativos en su país de origen. Lo que sí es un hecho es que, a pesar de que todas la probabilidades jugaban en su contra y de haberse ganado a pulso todos los números para tener el mayor de los castigos, la benevolencia del juez los salvó de lo que parecía un destino seguro. Crotty les dio la oportunidad de ser mejores.

A los sobrinos de Maduro y Flores les resta pasar en la cárcel la misma cantidad de años que el chavismo ha ocupado el gobierno de Venezuela hasta 2017.

 

Después de conocida la sentencia, la defensa pidió al juez sugerir a la la Agencia Federal de Prisiones —mejor conocida como BOP, por las siglas en inglés del Federal Bureau of Prisons— que ambos sentenciados sean trasladados al estado Florida, para facilitar los viajes y abaratar los costos de sus familiares en Caracas. Antes de conocer la sentencia, los abogados mencionaron las sanciones impuestas por Estados Unidos a funcionarios del gobierno venezolano como otro posible impedimento para estas visitas. El juez Paul Crotty puede hacer recomendaciones, pero la última palabra sobre el nuevo sitio de reclusión la tiene el BOP. Hasta el momento de la redacción de esta nota las autoridades competentes no se han pronunciado al respecto.

Piden se imponga todo el rigor de la ley en sentencia contra sobrinos de Maduro

narcosobrinos2-1

Venezolanos residentes en ese país y en el exilio pidieron en una carta al juez federal Paul Crotty de Nueva York «todo el rigor de la ley» en la sentencia a los sobrinos de la pareja presidencial de esa nación, por conspirar para exportar y distribuir cocaína en Estados Unidos.

Efraín Antonio Campo Flores, de 31 años, y Francisco Flores de Freitas, de 32, sobrinos de la primera dama de Venezuela, la senadora Cilia Flores, fueron hallados culpables en noviembre del 2016 de conspirar para importar a EE.UU. 800 kilos de cocaína y serán sentenciados por Crotty el próximo jueves.

La carta con más de 9.000 firmas, recolectadas a través de la página web Change.org, fue entregada hoy en el tribunal para el distrito sur en Manhattan, donde la fiscalía ha pedido no menos de 30 años y hasta cadena perpetua para los venezolanos.

En la carta los venezolanos, en su mayoría desde el exilio, expresan su confianza en el sistema judicial de EE.UU. y piden se imponga la condena con «toda la fuerza de la ley» como ocurrió con Fabio Porfirio Lobo, hijo del expresidente de Honduras Porfirio Lobo, sentenciado en ese mismo tribunal el pasado septiembre a 24 años de prisión por conspirar para importar y distribuir cocaína en este país.

«Vemos este caso (de Campo y Flores) con absoluta preocupación ya que miembros de nuestra familia, amigos y conocidos que residen en Venezuela son víctimas de la proliferación generalizada de grupos delictivos en el más alto nivel del Estado», indica la carta.

Agregan que esperan que «una sentencia firme sirva para disuadir a otros, especialmente en posiciones de poder, de futuros delitos relacionados con drogas que perjudican a nuestros pueblos».

Esta misiva surge luego de que el pasado 3 de diciembre familiares de Campo Flores enviaran también una carta a Crotty pidiendo clemencia para éste, a quien se refieren como «un hombre honesto, con principios familiares y valores morales» y piden que sea enviado a Venezuela con su familia.

La sentencia de Campo y Flores ha sido pospuesta en varias ocasiones y la defensa intentó sin éxito anular el juicio en que fueron hallados culpables, restando credibilidad a los principales testigos, que colaboraban con la DEA y que ahora están presos, también por tráfico de drogas.

Estaba previsto que la sentencia fuera impuesta por separado pero a pedido de la defensa, los primos escucharán su condena juntos, en la misma audiencia.

Defensa de Franqui Flores de Freitas pide sentencia de 10 años de prisión

narcosobrinos2-1

 

La defensa de Franqui Francisco Flores de Freitas sometió a consideración del Juez Paul Crotty un memorando donde solicita que el convicto por narcotráfico se le imponga una sentencia mínima obligatoria de 10 años de prisión, motivado a que la naturaleza del crimen y la historia personal del acusado no lo hacen merecedor de una condena superior a una década en prisión.

La solicitud de los abogados de Flores de Freitas difiere de la presentada por los defensores de Efraín Antonio Campo Flores, la cual no establece pena mínima sino que solicita que el acusado no merece cadena perpetua ni una larga condena, tal cual lo ha solicitado la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York, que es la parte acusadora en este caso.

La defensa de Flores de Freitas condensó en 14 páginas el historial del acusado, donde sostiene que en su caso individual obliga al Tribunal a imponer una sentencia no mayor al término mínimo obligatorio de diez años requerido bajo el título 21 del Código de los Estados Unidos.
En los detalles aportados por la defensa destaca que Flores de Freitas  vivió trágicas circunstancias durante su infancia, y a pesar de ellas se convirtió en un padre dedicado, responsable y afectuoso para su hijo de nueve años, también que el acusado ha hecho muchas contribuciones positivas a su comunidad, para lo cual la defensa entregó a la corte una serie de cartas de familiares y amigos del acusado donde se destaca su buena conducta y sus logros. Los defensores dicen además que Flores ha sido un recluso modelo en el Centro de Correcciones Metropolitano, y que en su tiempo de reclusión no ha incurrido en infracciones disciplinarias y que por el contrario se ha ganado el reconocimiento de sus guardias de la prisión.
Los defensores de Flores de Freitas señalaron que debido a la naturaleza y las circunstancias del crimen en cuestión deben ser tomadas por el juez, ya que la operación del caso fue «seca», es decir, «donde el Gobierno no recuperó drogas; donde no hay alegación de que los demandados participaron en ningún acto violento relacionado con la ofensa; y donde el Gobierno no tiene pruebas de que hayan distribuido con éxito  a entregar ni un solo gramo de drogas a nadie en ningún lugar, mucho menos a los Estados Unidos, lo cual justifica una condena mucho más baja que la  solicitada por el Gobierno de «no menos de 30 años».
*Vea la nota completa en Venezuela Política
Las ocho razones por las cuales el juez negó un nuevo juicio a los sobrinos de Maduro

 

Juicio sobrinos Flores

El juez del caso, Paul Crotty, fija posición ante los argumentos de la defensa de los sobrinos de Nicolás Maduro y Cilia Flores. La autoridad federal puntualizó las razones por las que considera que Campo y Flores no deben ser sometidos a un nuevo proceso

 

@AdrianitaN

EFRAÍN CAMPO FLORES Y FRANQUI FLORES DE FREITAS, sobrinos de la pareja presidencial de Venezuela, no tendrán un nuevo juicio. Así lo hizo saber este viernes Paul Crotty, juez federal de la Corte del Distrito Sur de Nueva York y máxima autoridad en el caso que sigue la justicia estadounidense contra los sobrinos de Nicolás Maduro desde noviembre de 2015.

Adicionalmente, los primos tendrán que esperar tres meses y diecinueve días más de lo previsto originalmente para conocer su condena. La audiencia en la que se haría pública la decisión del juez, pautada originalmente para el 7 de marzo, fue pospuesta para el 26 de junio de 2017 a la espera de que la Fiscalía presente nuevos argumentos para rebatir la posición fijada por la defensa.

El 18 de noviembre de 2016 el hijo de crianza y el sobrino de la primera dama de Venezuela, Cilia Flores, fueron declarados culpables del delito de conspirar para importar 800 kilos de cocaína desde Venezuela hasta Estados Unidos. Desde entonces, la defensa ha puesto un gran empeño por probar fuera de la Corte lo que no pudo demostrar dentro de ella.

El 23 de enero de 2017 el equipo de defensores introdujo ante la Corte un documento en el que detallaron las supuestas irregularidades presentadas durante el proceso judicial contra sus clientes y solicitaron un nuevo juicio; en contraposición, el 13 de febrero la Fiscalía presentó un documento de 113 páginas en el que mostraron presuntas relaciones —tanto antiguas como actuales— de los defendidos con el negocio del narcotráfico. Además, revelaron nuevos nombres y supuestas conexiones con  autoridades y delincuentes venezolanos.

Lea también: Caso de los sobrinos de Maduro “salpica” a un magistrado y al director del INAC

El 6 de marzo la defensa respondió con otro documento en el que descartaron cualquier vinculación de los sobrinos Flores con el capo Hermágoras González Polanco y reclamaron la interpretación que la Corte dio a las conversaciones en “clave” halladas en los teléfonos incautados en el momento de la detención. A juicio del equipo defensor las acusaciones están sustentadas en “inferencias”. Pusieron como ejemplo la reacción de Campo cuando se le interrogó sobre la foto en la que aparece sosteniendo un bloque de supuesta cocaína. “Tú sabes lo que es”, respondió el sobrino al agente de la Drug Enforcement Administration (DEA), Sandalio González.

Un documento de 15 páginas titulado Opinion and order y firmado por Crotty vino a zanjar el debate epistolar. A continuación los ocho argumentos que utilizó el juez para negar un nuevo proceso para Campo y Flores:

  1. La insistencia con “El Sentado”

Campo y Flores no estaban contentos con la lentitud para concretar los “negocios» por parte de su socio hondureño Carlos Amílcar Leva Cabrera (alias “El Sentado”). En conversaciones extraídas de los teléfonos incautados los defendidos reclamaban a José Santos Peña (CS1) que “El Sentado” no se comunicaba con la frecuencia necesaria y explicaban que “eso pasa cuando la gente se llena de papel (dinero)”.

La defensa ha insistido en que fue Leva Cabrera quien instigó y orquestó toda la operación para señalar a Campo y Flores como objetivos para la DEA. Sin embargo, argumenta el juez, no hay evidencia de que haya sido “El Sentado” quien contactó a los primos Flores y, por el contrario, ellos se comunicaron e insistieron en hacer negocios con él. Cuando la operación no se movió a la velocidad que esperaban, amenazaron con “moverse por otro lado”.  

El juez señaló, además, que los sobrinos admitieron que fue Mohamad Abdul Razzak  —alias “Hamudi”, contacto en Venezuela— quien les presentó a César Daza, alias “El Flaco” y que este, a su vez, fue el enlace con “El Sentado”.

  1. No le dijeron no a Estados Unidos

La defensa ha insistido en que nunca salió de la boca de los primos Flores una mención directa a Estados Unidos; por lo tanto, aseguraron, su intención no era que el rumbo del cargamento de drogas fuese hacia el país norteamericano.

Las fuentes encubiertas de la DEA que participaron en la operación mencionaron, al menos en trece oportunidades, a Estados Unidos como destino final. Ante los ojos del juez, el hecho de que los sobrinos no hayan dado una mínima muestra de oposición ante esto los hace corresponsables. “Una manifestación explícita no es requerida”, aseguró la autoridad.

Adicionalmente, Crotty retomó el testimonio ofrecido durante el juicio por el agente especial de la DEA Daniel Mahoney, en el que se explicó que, aproximadamente, 80% de la cocaína enviada desde Venezuela, por medio del corredor de Centroamérica, tiene como destino Estados Unidos.

  1. Caminaron con sus propios pies

“Los defendidos tomaron un número de acciones voluntarias en pro de la conspiración”, señaló el juez y enumeró las que, a su juicio, son las cuatro principales: participar en reuniones para discutir el acuerdo e incluso llevar a una de las reuniones un supuesto bloque de cocaína; intentar enviar a unos pilotos para continuar discusiones sobre logística; viajar a Honduras, el 6 de noviembre, para discutir la logística de la carga de los 800 kilos de cocaína; y volar a Haití, el 10 de noviembre, para recoger el dinero por el acuerdo y finalizar detalles.  

  1. Canadá, Europa y otros mercados

En uno de los audios recolectados por la fuente confidencial de la DEA y presentados en el juicio se escucha a Campo muy interesado por conocer los precios de la cocaína en Canadá. Santos Peña respondió con cifras de la venta en Ottawa y Vancouver. “Yo tengo una prima allá arriba, en Canadá, que es cónsul”, replicó Campo.

“Yo tenía un contacto en Europa, pero ahí es difícil conseguir gente corrupta”, añadió el sobrino Flores. El juez consideró, adicionalmente, que “los defendidos buscaron establecer un acuerdo para el tráfico de drogas con un sujeto apodado ‘Pepe’ ”.

  1. La inexperiencia es algo de experiencia

“Hay un principio para todo y nada excusa un crimen, así sea la primera vez”. Así respondió el juez Crotty a la intención de la defensa de presentar a los defendidos como “estúpidos”, “fáciles de engañar”, “poco sofisticados” e “inexpertos”.

  1. La silla del juez y las del jurado

La defensa ha considerado que las pruebas presentadas ante el jurado no fueron suficientemente objetivas como para llevarlos a tomar una decisión correcta. “La Corte no está en ninguna posición mejor que el jurado para hallar los hechos en este caso, ni el interés de la justicia exige que el veredicto sea puesto a un lado”, puntualizó Crotty.

El juez rechazó que se le incitara a usurpar el rol del jurado, conformado por personas ajenas a la situación política, económica y social de Venezuela.

  1. El castigo a CS1

Eliminar todo rastro de credibilidad del testigo estrella del caso fue la tarea principal del equipo de defensores. José Santos Peña, CS1, le mintió a la agencia antinarcóticos estadounidense; estuvo haciendo negocios de narcotráfico paralelamente a su desempeño como fuente confidencial. Esto le llevó a la cárcel, desde donde no cesó su actividad delictiva, según logró demostrar la defensa en pleno juicio.

Allí, frente a todos los presentes, la Fiscalía revocó el acuerdo de cooperación con la DEA de CS1. Aún habiendo presenciado eso, el jurado decidió tomar como válido el testimonio de Santos Peña. El juez rechazó nuevamente que se tratara de restar validez al criterio del jurado.

Otro criterio fijado antes, pero no mencionado en el documento publicado este viernes cobra relevancia: CS1 proveyó evidencias inculpatorias en audios, imágenes y videos, recogidas usando equipos cifrados propiedad de la DEA.       

  1. Vale más parecer que ser  

La posición del juez Crotty sobre la importancia de que la muestra de cocaína fuese real quedó clara en una audiencia previa al juicio celebrada el 9 de julio de 2016. “No hay ningún indicio de que esas fuesen drogas reales”, expuso el abogado Randall Jackson. “Bueno, yo no sé eso tampoco, pero su cliente dijo que esas eran drogas (…) ellos ofrecieron una muestra”, replicó Crotty en esa oportunidad.   

El testimonio de CS1 fue clave para describir la naturaleza de la “sustancia polvorosa”. Ante el juez y el jurado aseguró que su olor, color y el “aceite” que soltó cuando la frotó le hacían estar seguro de que era una muestra de cocaína. Por medio de una carta consignada después del juicio, la defensa presentó el testimonio de Andrea Holmes, experta en Química, quien evaluó como irreal la transición de una sustancia sólida a un estado líquido tan solo con el calor de las manos.

“Interesante, pero ese no fue el testimonio de CS1 (…) el testimonio de la doctora Holmes no hace referencia a si la cocaína, aún sólida, puede ser grasosa al frotarla”, asentó Crotty. El juez añadió: “La declaración sobre el porcentaje de pureza fue hecha durante la conversación grabada con los dos defendidos en Caracas, en la reunión donde Campo Flores produjo la muestra”.

Nov 19, 2016 | Actualizado hace 7 años
Estúpidos y culpables, por Naky Soto

sobrinosdeciliaflores_

 

El jurado de la Corte del Distrito Sur de Nueva York declaró culpables de planificar el envío de 800 kilos de cocaína a Estados Unidos a Franqui Francisco Flores de Freitas y Efraín Antonio Campo Flores, sobrinos de Cilia Flores y Nicolás.

Luego de un proceso judicial de un año y después de 6 horas de deliberación, el veredicto fue tomado por unanimidad, como lo dicta la ley en estos casos. La fecha tentativa para la sentencia que sugirió el juez Paul Crotty es el 7 de marzo de 2017. Ambos podrían ser condenados a una pena mínima de 10 años de cárcel y a una máxima de cadena perpetua, dados los delitos: conspiración para traficar y distribuir droga en Estados Unidos. El período otorgado hasta la sentencia es para apelaciones.

Se perdieron esos reales

Es la frase que debería leer Wilmer Ruperti durante el resto del año. Aunque sabemos la triangulación del dinero aportado desde fondos públicos a sus chequeras, Ruperti aseguró que pagaba la defensa de los narcosobrinos porque: “Esto perturba la tranquilidad de la familia presidencial. Tú necesitas que el Presidente esté calmado. Yo estoy ayudando a preservar el gobierno constitucional”, según declaró en septiembre a The Wall Street Journal.

Pero todo el esfuerzo de los abogados defensores por desestimar la legitimidad de los testigos y fuentes de la agencia antinarcóticos estadounidense (DEA), no funcionó frente a la importante cantidad de audios y videos en los que los sobrinos prueban su estupidez, haciendo alarde de los privilegios que les permitían traficar droga y del tiempo que tenían en el negocio, echando por tierra el argumento de la inexperiencia. Este material fue clave para que la Fiscalía lograra que prevalecieran sus argumentos.

Algunos aseguran que en la defensa se gastaron más de 20 millones de dólares, no sabemos si esto cubre el abrazo que el abogado John Zach le dio a Campo Flores y la palmada que Randall Jackson le dio en la espalda a Flores de Freitas.

Silencio oficial

Ningún medio oficial reporta esta noticia que mantiene encendidas las redes sociales. Globovisión curiosamente habla de “dos venezolanos” culpables, pero no tienen idea de su vínculo con Cilia Flores y Nicolás. Alguien en el canal debería usar Google. Por alguna razón, los bots del Gobierno están desactivados. Hoy no hay orgullo, felicidad, navidad adelantada ni Claps victoriosos. Esto es un escándalo y si la Unasur y el Vaticano necesitaban pruebas del nivel de criminalidad del Gobierno, el silencio ante este caso, debería darles pistas.

El show debe continuar

Es probable que todo el poder del Psuv sea utilizado para gestar alguna acción que minimice el efecto de esta noticia. Buena o mala, pero tratándose de ellos, es más probable que sea la segunda la opción. Mientras ocurre, podemos adelantarle la tarea a los productores del programa radial de Nicolás con esta selección para la emisión del lunes:

​​

– Pa’ huelé, Eddie Palmieri con Ismael Quintana
– La Maleta, Rubén Blades
– Todo tiene su final, Héctor Lavoe
– La cárcel, Sexteto Juventud
– Arrepiéntete, Ray Barretto
– Auditorio azul, Marvin Santiago
– Mala suerte, Henry Fiol
– Diez lágrimas, Los hermanos Lebrón
– Las tumbas, Ismael Rivera
– Mi desengaño, Roberto Roena
– Échame la culpa a mí, Erick Franchesky
– Mi libertad, Jerry Rivera
– Caína, Rubén Blades
– Perico Macoña, Ángel Canales
– Qué culpa tengo yo, Tito Salsa
– El culpable, Willie González
– El preso, Wilson Manyoma
– Tu cárcel, Tito Nieves

– ​The real thing, Joey Pastrana y su orquesta
– Juanito Alimaña, Héctor Lavoe
– Blanca, Vico C & Jossie Esteban​

– Culpa de los dos, Silvestre Dangond

Si se les ocurre alguna otra, no duden en sumarla.

Tú y tus cosas, Chinita 😉

@Naky

Declararon culpables de narcotráfico a los sobrinos de Cilia Flores

narcosobrinos2

 

Tras más de 5 horas de deliberación, este viernes se conoció el veredicto del jurado de una corte de Nueva York en el caso de los dos sobrinos de la primera dama de Venezuela. Ambos fueron declarados culpables por conspirar para enviar 5 kilos de cocaína a Estados Unidos.

Efraín Campo Flores, de 30 años, y su primo Franqui Francisco Flores de Freitas, de 31, son sobrinos de Cilia Flores, la esposa del presidente venezolano Nicolás Maduro. Efraín fue criado en la casa del actual presidente luego de que falleciera su madre.

Los dos fueron detenidos en Puerto Príncipe (Haití) el 10 de noviembre del año pasado por agentes encubiertos de la DEA, la agencia antidrogas estadounidense, y trasladados a Nueva York, donde han permanecido casi un año en prisión.

Los sobrinos viajaron a Haití en un jet privado y en el momento de ser capturados ambos tenían pasaportes diplomáticos.

En julio pasado se conoció un documento del fiscal del Distrito Sur de Nueva York, Preet Bharara, en el que se afirmaba que ambos admitieron haber negociado con las FARC para traficar cocaína en noviembre del 2015, desde Venezuela hacia Honduras, de donde saldría a territorio estadounidense.

“Durante el vuelo de Haití a Estados Unidos, los acusados confesaron, sin coerción, su participación en el cargo de conspirar para importar cocaína”, se lee en ese documento judicial.

La fiscalía de la corte federal del Distrito Sur de Nueva York alegaba que en octubre del 2015 ambos participaron en reuniones secretas en Venezuela, relacionadas con el envío de un cargamento de coca a Estados Unidos a través de Honduras.

Según los fiscales, para sustentar sus argumentos se basó en un grueso expediente que incluye grabaciones y comunicaciones electrónicas.

El 17 de diciembre del año pasado, los dos se declararon inocentes ante el juez del caso, Paul Crotty.

Las audiencias del caso fueron pospuestas varias veces pues, a mediados de este año, la defensa de los primos Flores pasó de defensores públicos a un bufete de abogados privado, tras reconocer la existencia de un conflicto de intereses entre ellos y los acusados por el pago realizado a los abogados por parte de una tercera persona.

El próximo 7 de marzo se podría conocer la sentencia.

Desde que fueron detenidos, la primera dama de Venezuela ha insistido en que la DEA secuestró a sus familiares y se ha mostrado confiada en que “todo se aclarará”. Maduro ha guardado silencio al respecto.

Sobrino de Cilia Flores está aislado en una celda en NY, denuncia abogado defensor

sobrinosdeciliaflores_1

 

NUEVA YORK (AP) — Un sobrino de la primera dama de Venezuela, acusado de planear operaciones de tráfico de drogas, lleva una semana recluido en una celda de aislamiento de la prisión neoyorquina en la que se encuentra, comiendo sin utensilios y casi sin ducharse, denunció el jueves su abogado.

David Rody, abogado de Franqui Francisco Flores de Freitas, dijo durante una audiencia en la corte federal de Nueva York, que su cliente vive en «condiciones horribles» y esa situación debe «terminar ya».

«El (Flores de Freitas) es callado y obediente», dijo Rody al juez Paul Crotty que preside el caso. «Esto es extremadamente injusto».

Efraín Antonio Campo Flores y Flores de Freitas, sobrinos de la primera dama venezolana Cilia Flores, han sido acusados por las autoridades estadounidenses de asociación delictiva para importar 800 kilogramos de cocaína a Estados Unidos. Los jóvenes de 29 y 30 años, respectivamente, se encuentran detenidos en Nueva York desde noviembre.

Cilia Flores, a quien el presidente venezolano Nicolás Maduro llama la «primera combatiente», es uno de los miembros más influyentes del gobierno socialista de Venezuela.

El juez Crotty preguntó el jueves a la fiscalía el motivo por el cual Flores de Freitas se encuentra en una celda de aislamiento, a lo que los fiscales respondieron qué desconocen el motivo y que pedirán a la Oficina de Prisiones de la ciudad que corrija la situación. Rody describió a ambos sobrinos como «presos modelo».

La audiencia ocurrió un día después de que Crotty diera un fuerte revés al equipo defensor de los sobrinos al dictaminar que el gobierno estadounidense no infringió la ley cuando interrogó a los acusados y obtuvo sus confesiones y que por lo tanto éstas serán usadas en el juicio, programado para empezar el 7 de noviembre.

Los abogados de Campo Flores y Flores de Freitas habían argumentado que las confesiones había sido coaccionadas y que los sobrinos habían sido intimidados y obligados a hablar sin conocer sus derechos.

Crotty también falló a favor del gobierno al dictaminar que no se destruyeron o manipularon pruebas que, según los abogados de los sobrinos, demostraban que son jóvenes corrientes que fueron inducidos a participar en una operación de tráfico de cocaína.

Durante la audiencia del jueves también se habló de las citaciones que la fiscalía ha enviado a tres venezolanos que están en Venezuela para que comparezcan a testificar en el caso ante un jurado de instrucción en Nueva York. Crotty dijo a los fiscales que no está permitido enviar citaciones por mensaje de correo electrónico, tal y como hizo la fiscalía.

El fiscal Emil Bove respondió que informará a los tres venezolanos de que comparezcan en la corte a través de alguaciles. No se ha identificado a los tres venezolanos.