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partidos políticos

Eddie A. Ramírez S. Abr 13, 2021 | Actualizado hace 4 semanas
Sociedad civil y partidos políticos

¿Cómo es y cómo debería ser la relación entre la sociedad civil venezolana y los partidos políticos? Recordemos que la sociedad civil la conforman todas aquellas agrupaciones de ciudadanos que trabajan para el bien común, sin fines de lucro, no dependientes del gobierno y que no buscan el poder político.

Algunas organizaciones, relacionadas con empresas, se registran como fundaciones y nacen para realizar aportes a la sociedad, sin pretender influir en la cosa pública. Las fundaciones Mendoza, Polar, Vollmer, Servicio Para el Agricultor (Fusagri), Danac y muchas otras son ejemplo de importantes contribuciones al país. Otras, casi siempre asociaciones civiles, con objetivos relacionados con salud, educación, ambiente, derechos humanos, gremios, defensa de la democracia y demás temas, surgen para contribuir a la formulación de políticas públicas, mediante concientización de los ciudadanos, elaboración de propuestas, denuncias, lobby y presiones al sector gubernamental.

Cuando un país marcha por el sendero democrático, la relación entre la sociedad civil y los partidos políticos es de respeto mutuo y de colaboración. En los tiempos turbulentos que vivimos, surgen distanciamientos sin razón de ser.

Algunos actores políticos ven a la sociedad civil como gallina que mira sal, señalándola de querer el poder político y de practicar la antipolítica. Por su lado, ciertos actores de la sociedad civil arrojan dardos a los políticos tildándolos de tener intereses non sanctos y hasta de colaboracionistas con la dictadura.

Seguramente hay razones y sinrazones de lado y lado. Quizá, el problema de fondo es que vivimos en una sociedad que se volvió desconfiada. ¿O es que siempre lo hemos sido? Probablemente nos viene de la picaresca española del Lazarillo de Tormes y del Pícaro Guzmán de Alfarache, pero todo indica que hoy día está exacerbada. Mientras no la superemos, no podremos lograr la unidad de la oposición y nos costará sacudirnos de la usurpación. Alain Peyrefitte, en su libro La societé de la confiance, aborda el tema.

En los años en que tuvimos partidos políticos fuertes, conectados con los ciudadanos, las organizaciones de la sociedad civil mantenían un perfil bajo. A medida que los partidos fueron dejando espacios vacíos era de esperar que algunas de esas organizaciones los ocuparan, al menos parcialmente. Con el tiempo, a veces los campos de actuación se han solapado. En el año 2001, la sociedad civil causó un impacto positivo a través de la Asamblea de Educación y su campaña exitosa Con mis hijos no te metas. En abril 2002, la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y Fedecámaras tomaron la batuta de la dirección política. En diciembre de ese mismo año los partidos recuperaron parte de la dirección por medio de la Mesa de Unidad Democrática, que incluía a organizaciones de la sociedad civil, pero la CTV y Fedecámaras tenían gran influencia, y la AC Gente del Petróleo también tuvo protagonismo.

De allí en adelante, como debe ser, los partidos fueron ganando terreno. Algunas ONG se mantuvieron en su área de competencia, firmando manifiestos y realizando denuncias. Pero también apoyando al sector político en los procesos electorales y en marchas y concentraciones de protesta.

Las organizaciones de derechos humanos han realizado una labor extraordinaria. Citarlas tiene el inconveniente de dejar por fuera algunas, pero debemos destacar al Foro Penal, Observatorio Venezolano de Prisiones, CASLA, Control Ciudadano, Provea, Cofavic, Sinergia, Transparencia Venezuela; además, varias universidades tienen centros de derechos humanos. El Observatorio Hannah Arendt realiza importantes contribuciones en el análisis de los procesos políticos, sociales, económicos y culturales.

ONG y fin de la usurpación

Cabe mencionar a organizaciones que actúan en defensa de la democracia, paralelamente a sus intereses particulares, como la Asamblea de Educación, Frente Institucional Militar y Gente del Petróleo, entre otras. La Asociación Nacional Constituyente Originaria (ANCO), tomó la importante iniciativa al promover la Consulta popular de diciembre pasado, la cual tuvo éxito por el voluntariado de partidos políticos y de otras ONG. Ahora, esta organización, presidida por el distinguido ciudadano Enrique Colmenares Finol, propuso la firma de un Pacto Ciudadano para el Restablecimiento Constitucional. Esa iniciativa es positiva, como una herramienta más para debilitar al régimen, aun cuando no es la bala de plata para poner fin a la usurpación.

Las ONG no deben asumir un papel que corresponde a los partidos. Esto no quiere decir que sean mudas, sino que, en asuntos de estrategia política, planteen sus puntos de vista, sin dogmatismos y sin pretender que tienen la llave mágica para salir de la usurpación. El régimen se ha mantenido por el apoyo de la Fuerza Armada y del Poder Judicial, además de contar con el respaldo del narcotráfico, tener organismos de represión y ejercer control a través de sus paramilitares rojos y de sus espías.

Nuestras ONG cumplen un papel importante para contribuir a que tengamos un mejor país. Por ello deben trabajar en armonía con los partidos y estos deben respetarlas y escuchar sus planteamientos.

Como (había) en botica

Acusamos al régimen de Maduro por la muerte de numerosos compatriotas que no han tenido la posibilidad de vacunarse contra el virus causante de la covid-19. La situación es extremadamente grave y el oficialismo no se atreve a dar cifras, procediendo como Pdvsa, cuyo último informe es de hace cuatro años.

Lamentamos el fallecimiento de nuestros amigos Giselle Pacheco y Daniel Chalbaud, víctimas de la covid-19. También de nuestros compañeros Vilma Pinto, Carlos Abate y Guillermo Escobar.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

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Foro Democratización: Los partidos deben representar la demanda de democracia y atención a la emergencia humanitaria
En un encuentro organizado por el Instituto de Estudios Políticos y Sociales FORMA, el historiador Tomás Straka y los politólogos Paola Bautista de Alemán, Guillermo Aveledo Coll y Héctor Briceño coincidieron en destacar que pese al avance del autoritarismo, “los venezolanos tenemos un ADN democrático”

Los partidos políticos están llamados a representar la demanda de democracia y de atención a la emergencia humanitaria compleja que padecen los venezolanos. En ese punto coincidieron el historiador Tomás Straka y los politólogos Paola Bautista de Alemán, Guillermo Aveledo Coll y Héctor Briceño, quienes participaron en el Foro Democratización auspiciado por el Instituto de Estudios Políticos y Sociales FORMA.

“¿Qué deben representar los partidos en la Venezuela no democrática? Hay algo que representar: la demanda central de democracia, así como las demandas de atención a la profunda crisis social. Creo que allí los consensos son más amplios en la inmensa mayoría de los venezolanos”, argumentó Briceño, doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Rostock, Alemania.

Aveledo Coll advirtió que “el partido político democrático no se aviene bien al sistema autoritario”, no solo por la represión sino por la “frustración” que provoca el hecho de que se bloquee su acceso al poder. “El pueblo quiere expresarse, pero no lo dejan. No hay modo de que los partidos canalicen la voluntad popular de la sociedad”, sostiene.

Sin embargo, el decano de Estudios Jurídicos y Políticos de la Universidad Metropolitana observa que “la hipocresía del sistema vigente”, obligado a convocar “simulacros” de elecciones para tratar de conseguir legitimidad, “permite el logro de algún tipo de espacio de poder, mientras se potencia el reclamo desde otros espacios de participación”.

Vieja pelea

A juicio de Bautista de Alemán, “la revolución chavista es un salto atrás autocrático de 200 años”. La doctora en Ciencia Política de la Universidad de Rostock destacó que en Venezuela la cultura democrática es “muy partidista” y “está asociada con el tema electoral”.

Straka enfatiza que “la idea de las elecciones está presente en el nacimiento de la República”. Resaltó que en el transcurrir de los años siempre ha habido tensiones entre el origen de la representatividad, que se reclama democrático y popular, y lo que ha terminado ocurriendo. Tomando en cuenta el escenario actual, el profesor subrayó que en el país “sí hay una crisis de representación”.

En línea con lo apuntado por Straka, Briceño agregó que “la primera consecuencia de esa crisis de representación es que las decisiones que se toman en los espacios de poder no responden a las demandas de la población, sino a las demandas de minorías que imponen su voluntad a través de elecciones fraudulentas”.

El investigador de la Universidad Central de Venezuela (UCV) afirmó que “los venezolanos tenemos un ADN democrático que ha sido golpeado después de 20 años de abusos y competencia desleal”. Admitió que en estos momentos la sociedad democrática es «presa de la apatía» y la frustración; no obstante, dice que eso no puede confundirse con apaciguamiento o rendición, y recuerda que en el pasado se ha atravesado por situaciones parecidas y ha renacido la esperanza.

Renovación y pluralidad

Al evaluar la situación interna de los partidos, Aveledo Coll opinó que “la renovación del liderazgo, que debe ser regular, no se da en el ritmo que sería ideal por factores externos y también por voluntades internas”.

“Si no hay confianza ni apelación al pueblo para que diga quién está por encima y quién no,
¿quién puede dirigir los destinos de las fuerzas democráticas? Tiene que haber un acuerdo entre personas que desconfían entre sí. Allí es clave la dinámica de reglas previas que permita tomar decisiones colectivas”, aseveró el académico de la Universidad Metropolitana.

Pensando en la labor de los políticos en un contexto tan hostil como el venezolano, Straka planteó que “no hay que buscar atajos” sino apostar por “la perseverancia, la constancia y la coherencia”. El historiador recalcó que la dirección política debe “establecer un diálogo abierto y sincero, ahuyentar las vocaciones de césares y oír a la gente” para reconstruir sus vínculos con los venezolanos.

Aveledo Coll, Briceño y Straka participaron en la última edición de la revista Democratización, publicada por el Institutos de Estudios Políticos y Sociales FORMA, que bajo la dirección de la profesora Bautista de Alemán abordó el concepto de representación política para Venezuela.

Héctor Briceño: “Los partidos están obligados a rescatar las elecciones como mecanismo de lucha”
En un artículo publicado en la revista Democratización del Instituto de Estudios Políticos Forma, el sociólogo e investigador de la UCV subraya que las organizaciones políticas “están obligadas a reconectarse con las demandas de la amplia y diversa sociedad venezolana” desde una perspectiva que defienda la pluralidad

Mientras se profundiza el debate entre la sociedad democrática frente a la viabilidad de participar o no en los futuros comicios regionales, el sociólogo Héctor Briceño sostiene que “los partidos políticos están obligados a rescatar las elecciones como mecanismo de lucha para la reconquista de la democracia”.

“Restablecer la vía electoral como mecanismo de lucha por el cambio político genera bases sociales sólidas y profundas para la posterior construcción de un sistema democrático más sólido”, expone Briceño en un artículo publicado en la revista Democratización, editada por el Instituto de Estudios Políticos Forma.

El investigador de la Universidad Central de Venezuela (UCV) enfatiza que “la relación entre partidos y sociedad se fortalece a través de los procesos electorales”, debido a que en el marco de las votaciones “los partidos se acercan más a los ciudadanos para dialogar, para escucharlos y hacerles llegar sus propuestas”, al tiempo que “construyen mensajes para resaltar las capacidades tanto de sus programas y proyectos, como de sus líderes”.

Briceño observa que los procesos electorales también ofrecen a los partidos democráticos la oportunidad de dirigir mensajes a sus adversarios, “intentando convencerlos o en su defecto, la posibilidad de coexistir, promoviendo redes de cooperación y estimulando la solidaridad social”.

“En ausencia de elecciones, al contrario, la desconfianza y la desesperanza crecen. Los partidos se alejan y la sociedad se vuelca a la búsqueda de nuevos actores idóneos para representarlos en otros espacios políticos”, advierte el doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Rostock, Alemania.

Abrirse a la sociedad

El profesor recuerda que el triunfo de la oposición en las parlamentarias de 2015 marcó un hito en la lucha política, que trajo como consecuencia la decisión del régimen de Nicolás Maduro de “socavar aún más las condiciones políticas y electorales, modificando drástica e inconstitucionalmente las reglas electorales, ilegalizando a los principales partidos opositores, persiguiendo, encarcelando e incluso torturando a líderes de partidos”.

Briceño destaca que a causa del deterioro de las condiciones políticas, “electores y partidos perdieron progresivamente la confianza en el voto como mecanismo de cambio político”, lo que ha llevado a las fuerzas opositoras a no participar en los procesos.

“Esta posición, sin embargo, tuvo como principal consecuencia la ruptura de su vínculo tradicional entre sociedad y partidos, generando un nuevo problema: en ausencia de elecciones competitivas, ¿cómo se vincularían partidos y sociedad? Y más importante aún, ¿cuáles son las funciones de los partidos políticos en un sistema político no democrático? y ¿qué deben hacer los partidos políticos?”, describe el experto.

Ante este escenario tan complejo, el analista explica que “los partidos están obligados a reconectarse con las demandas de la amplia y diversa sociedad venezolana (…) desde una perspectiva democrática amplia que rescate el valor de una sociedad plural, igual en derechos, pero diversa en identidades”.

“Los partidos también están obligados a hacer efectiva la representación política, canalizando y transformando las demandas sociales en propuestas concretas de políticas públicas y proyectos de leyes que estimulen en la opinión pública y en la ciudadanía en general, un debate en torno a políticas públicas concretas atadas siempre al proyecto político democrático”, argumenta Briceño en su ensayo publicado en la revista Democratización del Instituto de Estudios Políticos Forma.

Víctor Maldonado C. Sep 01, 2020 | Actualizado hace 4 semanas
Casitas de muñecas

@vjmc

Los sistemas políticos tienen sus instituciones. Las democracias se encarnan en un conjunto de mediadores, de instancias intermedias que compiten para expresar lo mejor posible la voluntad de los ciudadanos. De todas ellas, las instituciones partidistas son las más determinantes porque aspiran al poder y pretenden imponer la implantación de ideales con objetivo político.

Los partidos políticos ofrecen a su feligresía cargos, acceso privilegiado a los centros donde se toman las decisiones, y también un ideal de sociedad por la que se comprometen a luchar.

Max Weber, al desarrollar su prominente Sociología del Estado, señala que la política es una empresa de los interesados. ¿A qué se refiere? A que la dedicación política es de tiempo completo, lo que deja fuera a buena parte de los ciudadanos cuyo deber cívico se limita a identificar cuál de las opciones partidistas representa mejor sus intereses. Solo una minoría, sostiene Weber, están interesados en la participación en el poder político, y son ellos los que crean, mediante reclutamiento voluntario, un séquito, un grupo de adherentes; se presentan ellos mismos o sus patrocinantes como candidatos electorales, reúnen dinero, y salen en busca de votos.

Los partidos políticos solamente tienen sentido en ambientes democráticos con condiciones de marco suficientemente sólidas como para que tenga sentido la competencia por el poder y representación, que nunca debería ser para el unanimismo, sino para lograr una mayoría que permita el intento de gobernar. En el transcurso son muchas las negociaciones que se deben acometer, y muchos los sapos que se deben tragar.

Pero tenemos un problema a la vista. En condiciones de franco deterioro democrático, o cuando las tiranías ejercen el poder totalitariamente hasta transformarse en un ecosistema criminal, el papel de los partidos se desdibuja hasta hacerse espectral.

Porque sin elecciones no hay una ruta legítima para la toma del poder. Y el esfuerzo consiste entonces en hacer todo lo posible para restaurar las condiciones democráticas. ¿Cómo se logra eso?

También Weber diría que a una organización solamente se le puede enfrentar con otra organización. Es iluso pensar que a un ecosistema narco criminal se le pueda vencer desde el diletantismo o el heroísmo personal. Nada más lejos que esa posibilidad. Por lo tanto, un político responsable tiene que valerse de una unidad social que, de manera continua y sistemática, sea capaz de producir resultados. O sea, no hay ninguna probabilidad de éxito para un político que no cuente con el respaldo de un partido. ¿Cuál es el producto de la acción política? ¿Cuáles son sus condiciones?

El producto de la empresa política, en el caso venezolano, es lograr un cuarteto de condiciones que permitan salir del atolladero totalitario: un partido político debe producir líderes con poder que sean capaces de decidir estrategias, que se transformen rápidamente en resultados. Hay una paradoja que debemos revisar: para alcanzar el poder necesitas acumular poder. ¿Cómo se acumula poder? Tiene que ver con atractivo, credibilidad, principios y trayectoria. Como ocurre en otros casos, un político tendrá poder en la misma medida que la gente reconozca que su papel puede ser determinante en la ocurrencia de un hecho político. Suena como el perro que se muerde la cola. Pero la verdad es que el poder trae más poder, y probablemente debamos reconocer que el principio de todo poder son los resultados.

Cuando los políticos viven y luchan en ambientes democráticos el principal resultado es ganar elecciones, o perderlas. Pero ¿qué resultados se pueden demostrar en ausencia de elecciones? La evidencia es mucho más compleja, y requiere que se haga más evidente lo que en otra situación se da por descontado. 

El político venezolano que trabaja en condiciones tan adversas tiene que ingeniárselas para tener impacto en la gente e influencia en la determinación de los resultados.

Y ambas cosas se retroalimentan mutuamente, por lo tanto, debe demostrarlas constantemente.

En el caso de los políticos el poder también es la capacidad para movilizar los recursos que necesita con el fin de lograr sus objetivos. Es muy importante diferenciar liderazgo de poder. Puedes ser muy popular y también muy incapaz. Puedes sumar simpatías, y sin embargo no tener capacidad alguna para transformar la realidad a tu favor. Una de las tragedias de la situación venezolana es que se privilegia la simpatía a la eficacia. Es lo que he llamado en otros artículos “la erotización del poder”.

Política, poder y realidad

Política, poder y realidad

En ambientes totalitarios el objetivo debe ser construir organizaciones políticas fuertes y vigorosas, con capacidad de contraste en la exhibición y defensa de sus ideas y propuestas, y también en su capacidad de realización. Analizar la taxonomía de los partidos venezolanos nos muestra que, en la mayor parte de los casos, no se cumplen las mínimas condiciones para conferir el estatus de organización a buena parte de ellos. Vamos a estar claros, son cascarones vacíos, actas constitutivas que se llevan bajo el brazo, sin liderazgo, sin poder, sin militancia, sin ideales, y sin eficacia.

Una organización política no es una casita de muñecas en la que aspirantes a políticos juegan con sus monigotes.

Un político serio y consistente es capaz de edificar instituciones, y en eso pone en juego su liderazgo. No compra un “sultanato político”, no exige prebendas ni privilegios fundacionales, no simula una trama organizacional.

Estatuye un partido, convoca a sus militantes, diseña los niveles estratégicos, respeta sus instancias deliberantes, valora y se somete a las decisiones tomadas, y a las instancias donde se deciden, usa los canales oficiales para comunicar a los diferentes niveles de su organización, reconoce y se vale de los mecanismos de retroalimentación y feedback, y al final no se permite la tentación de la soberbia, que entre otras cosas transforma al partido en el altavoz del líder, sino que asume el rol de ser el vocero del partido, de sus decisiones, de sus deliberaciones y de sus aspiraciones. Claro que para eso el político debe contar con un partido de verdad.

En ese juego constante de compensaciones mutuas que se dan entre la organización del partido y su líder principal, hay más de una tentación. El permitir la adulación como sistema preferencial de acceso; el crear clanes, grupos de amigos, y accesos privilegiados para la toma de decisiones, que comprometen al partido, pero que se toman fuera del partido. El desborde de las atribuciones de los grupos cercanos, y el manejo de los recursos, sin presupuesto, sin rendición efectiva de cuentas, y usándolos como mecanismo de coerción y veto de los que no se someten. Un buen líder no tiene problema alguno en respetar la institución y en entender que solo mediante un buen desempeño institucional podrá hacer la diferencia.

Los líderes políticos suelen ser ocurrentes. Se endiosan y creen que todo lo que se les pasa por la cabeza puede ser posible. Creen que deben producir una nueva idea todos los días, y por esa razón son sus principales enemigos de la lógica estratégica. Sus cercanos adulan y refuerzan esa distorsión de la realidad. Por más rocambolesca que sea una de esas ideas, los adulantes se revientan los sesos para conseguirle algún atributo positivo. Se constituye una corte que evita por todos los medios cualquier señalamiento disidente. Y se establece una moral de conveniencias, en la que lo único importante es que todos se sientan a gusto. Así, poco a poco, se van creando las condiciones para “el cesarismo autoritario”. La casita de muñecas está lista para jugar a la política.

Los partidos no son clubes de fans. O por lo menos, no deberían serlo. Nada más patético que una organización erotizada. Suelen ser peligrosas y más temprano que tarde, fuente de fiascos. En los partidos bien organizados hay normas, roles y sistemas de autoridad que se respetan. Cuando son verdaderamente democráticos (y esto no tiene que ver necesariamente con la cualidad del ambiente) tienen rituales de renovación de sus autoridades, y por supuesto, mecanismos de rendición de cuentas. Un dato: así como los líderes manejan sus partidos, de la misma forma pretenderán dirigir el gobierno, de tener oportunidad.

El caso venezolano es muy aleccionador. Los partidos no renuevan sus autoridades. No rinden cuentas. No suelen tener tolerancia democrática interna. Sus líderes son la primera y última palabra de todo lo que hacen.

Todos rinden un indebido culto a la personalidad, y toleran los equívocos de sus liderazgos a costa, incluso, de la suerte del país. Venezuela está sumida en un abismo del que no puede salir porque, entre otras cosas, vivimos y sufrimos una desgraciada guerra entre caudillos insensatos que han monopolizado los recursos del poder y cierran cualquier posibilidad a una opción distinta. Por más de una razón los ciudadanos se sienten abandonados y huérfanos de cualquier representación. La oferta política es irresponsable y demagógica. Nadie da explicaciones de por qué resulta ser así. Claro que tienen de su parte la excusa de vivir una época extrema.

Un partido político es más que un color y un lema. Es una organización, o por el contrario es nada más que una ficción de la que se valen algunos en el vano intento de tomar el poder. Porque vamos a estar claros, un político puede tener su casita de muñecas, pero con ficciones no se construyen realidades estables. Gobernar un país es cosa de muchos que se articulan. El peor pecado es el diletantismo. Y los partidos, entre otras cosas, proveen los cuadros con quienes armar rápidamente una estructura de gobierno. Los totalitarios siempre son un fiasco, entre otras cosas porque no se puede concentrar todo el poder sin llegar a corromperse y sin destrozar una época.

Quiero terminar citando al profesor Hugo Bravo (@HBravoJ): “El verdadero liderazgo se reconoce porque tiene claridad estratégica, capacidad para ejecutar y sobre todo entrega resultados. Es humilde para oír y corregir, tiene el coraje tanto para decir y honrar la verdad, como para sortear los avatares en la consecución de sus objetivos. El liderazgo es un proceso de ejemplo y persuasión, y será tan bueno como sea la calidad del que pretende liderar, como la de aquel que es liderado. No hay buenos líderes sin buenos seguidores, el trabajo se hace en equipo, y de acuerdo con los valores compartidos y vividos por todos”.

victormaldonadoc@gmail.com

 

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Con AD y PJ incluidos, CNE publica lista de partidos políticos vigentes para las parlamentarias
El listado incluye los partidos Acción Democrática y Primero Justicia, cuyas directivas fueron sustituidas por el TSJ

Fotos: CNE

El Consejo Nacional Electoral (CNE) publicó el listado de partidos políticos vigentes para participar en las próximas elecciones parlamentarias.

A través de la página web del Poder Electoral se puede encontrar la lista de partidos políticos vigentes, que se dividen en cuatro tipos.

En total, según el CNE, existen 105 organizaciones políticas que están autorizadas a participar en este proceso electoral, para elegir una nueva Asamblea Nacional.

De acuerdo con la información, los partidos políticos vigentes se dividen de la siguiente manera:

Organizaciones con fines políticos nacionales

Esta lista la conforman un total de 28 partidos y destacan organizaciones como Avanzada Progresista, Movimiento al Socialismo, Patria Para Todos, Partido Socialista Unido de Venezuela, entre otros.

Además, aparecen los partidos Acción Democrática y Primero Justicia. Vale destacar que estas directivas fueron sustituidas por otras que designó el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).

Organizaciones con fines políticos regionales

En cuanto a esta lista, aparecen 53 partidos políticos y destacan algunos como Nuevo Pacto, Aragua Unida, Por Mi Pueblo, Unidos por Monagas, Partido Independiente Organizado, entre otros.

Organizaciones indígenas nacionales

Con respecto a esta lista, se incluye seis organizaciones políticas: Consejo Nacional Indio de Venezuela, Agrupación Indígena Evolución, Asociación Civil Cátedra Guaicaipuro, entre otros.

Organizaciones indígenas regionales

Se incluyen 18 partidos políticos con representaciones indígenas en las distintas regiones. Destacan la Federación Indígena del estado Bolívar, Sociedad Indígena, entre otros.

Por otra parte, el directorio del CNE informó que las elecciones parlamentarias previstas para este año, se realizarán el próximo 6 de diciembre.

A su vez, Indira Alfonzo, presidenta del CNE designado por el TSJ, indicó también que las postulaciones de candidatos empezará el 10 de agosto y terminará el miércoles, 19 de agosto.

Para ver los listados ingrese aquí

Fuerzas democráticas desconocen intervención de partidos políticos
Las fuerzas democráticas rechazaron las decisiones del TSJ de Maduro, de anular la directiva de varios partidos políticos

Representantes políticos de las fuerzas democráticas del país desconocieron la intervención de partidos políticos, que ejecuta el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).

Durante una rueda de prensa, el diputado Henry Ramos Allup afirmó que el chavismo inició esos «ataques» tras percatarse que la Asamblea Nacional consolidación para unas elecciones justas.

“Después se le ocurrió quitarle las tarjetas a los partidos, para que las tarjetas estén en el boleta y simular que está participando Acción Democrática, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo”, dijo.

“La supuesta AN que va a salir de ese CNE no va a tener el reconocimiento de ningún país de la comunidad internacional, esta Asamblea va a seguir siendo reconocida, y tenemos que prepararnos para seguir siendo diputados hasta que haya elecciones constitucionales”, agregó.

 

Por su parte, el presidente interino, Juan Guaidó, advirtió que las acciones que tomadas por el TSJ de tendrá un peor resultado para el gobierno que los del 2018.

“Hoy tienen menos respaldo internacional que en el 2018, tienen menos dinero, sus testaferros están presos, como van a terminar los que no se pongan del lado de la Constitución”, dijo Guaidó.

Al respecto, Guaidó indicó que las elecciones de 2018 «terminaron en importar gasolina de Irán, 15 millones de dólares en recompensa por el dictador, así terminaron esas elecciones».

«Ahora este cuento del CNE, ¿cómo creen que va a terminar? Les voy a decir, mucho peor”, aseveró.

 

Por otra parte, el diputado Alfonso Marquina expresó: “En Venezuela no hay Estado de derecho, y por eso nuestra lucha, la lucha de estos partidos es un Gobierno de Emergencia Nacional que permita convocar elecciones presidenciales».

“Si la solución de Venezuela pasara por tener una nueva la Asamblea Nacional nosotros hace mucho tiempo hubiésemos puesto nuestros cargos a la orden, pero la solución para Venezuela es sacar a Nicolás Maduro de Miraflores”, afirmó.

Entretanto, Nora Bracho, en representación de Un Nuevo Tiempo, denunció que recibieron la noticia de la solicitud de suspensión del partido durante la rueda de prensa.

«Debo decirle a todos los sectores, que podrán retirarnos las tarjetas pero no podrán retirarnos el cariño del pueblo ni impedir que sigamos luchando por todos los venezolanos que hoy están sufriendo”, expresó.

Fuente: Presidencia VE

Vicente Díaz considera que las parlamentarias no resolverán el problema, pero deben realizarse

VICENTE DÍAZ, EXRECTOR DEL CONSEJO Nacional Electoral (CNE), consideró este lunes 14 de octubre que a pesar de que unas elecciones parlamentarias no solventarán los problemas en el país, deben realizarse porque están establecidas en la Constitución.

En una entrevista radial concedida al periodista César Miguel Rondón, Díaz expresó: «La elección parlamentaria corresponde desde el punto de vista constitucional para el año 2020. Hay que hacerla, es obligatorio. No resolverá el problema, pero debe realizarse».

No obstante, Díaz indicó que el régimen de Nicolás Maduro se aseguró de que para las elecciones del 20 de mayo de 2018 los partidos con más oportunidades electorales no pudieran participar en el proceso.

«Esta situación está en pleno desarrollo, todos los días. La elección que resuelve los problemas y que generó el aislamiento de Venezuela es la elección presidencial competitiva», añadió.

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Por otra parte, Díaz destacó que desde la oposición siguen luchando para que en Venezuela se logren las elecciones presidenciales, con garantías, libres y transparentes.

*Con información de El Nacional

Renovación del CNE acuerdan el gobierno y 4 partidos minoritarios

Tras la instalación de una mesa nacional de diálogo entre el Gobierno de Nicolás Maduro y cuatro partidos “adversos” a su política, el ministro de Comunicación e Información, Jorge Rodríguez, informó este 16 de septiembre que se renovarán las autoridades del Consejo Nacional Electoral (CNE), que hasta ahora está presidido por Tibisay Lucena.

Desde la Cancillería de la República, el ministro aseguró que este acuerdo, junto a otros cinco, se cumplirá de forma inmediata; indicó que de forma paulatina se formalizarán otros acuerdos parciales, que incluye un balance sobre el funcionamiento de la Asamblea Nacional Constituyente y la superación del desacato de la Asamblea Nacional.

Estos cuatro partidos opositores a Maduro que suscribieron el acuerdo son Cambiemos, Soluciones para Venezuela, Avanzada Progresista (AP) y Movimiento Al Socialismo (MAS). Los dos últimos participaron
en el proceso comicial del 20 de mayo de 2018, cuestionado por la oposición y por la comunidad internacional debido a la falta de transparencia y garantías.

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