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Convocan a paro nacional en el sector educativo para el 23 y 24 de octubre
Raquel Figueroa, coordinadora nacional de la Unidad Democrática del Sector Educativo, indicó que a la convocatoria se sumarán las universidades.

El magisterio convocó a paro nacional de 48 horas para el próximo 22 y 23 de octubre a fin de defender la segunda convención colectiva y de la profesión docente.

“Trabajando para que el paro nacional se cumpla al 100%, con la incorporación del sector universitario. Será la educación en todo el territorio nacional la que estará paralizada el martes y miércoles”, indicó Raquel Figueroa, coordinadora nacional de la Unidad Democrática del Sector Educativo.

Durante esta jornada de protesta el sector educativo exigirá el respeto a la segunda convención colectiva, al trabajo pedagógico, y exigirá ante la Inspectoría del Trabajo que obligue al Ministerio de Educación a reunirse con el sindicato de educación, como lo establece el artículo 440 de la Ley del Orgánica del Trabajo.

“Tenemos que discutir todas las cláusulas salariales y sociales que hoy siguen violadas por estas políticas y este paquete económico impuesto por (Nicolás) Maduro, que secuestró por la vía de la tabla de Onapre nuestra tabla de aumento salarial”, señaló.

Rumbo a una huelga de trabajadores

Figueroa indicó que en el paro de 24 horas del 10 de octubre la participación fue de 85% de los más de 27.000 planteles en el territorio nacional que están adscritos al Ministerio de Educación.

En esa oportunidad, mencionó, participaron padres y representantes, quienes realizaron conversatorios y asambleas dentro de las escuelas. “Fue un gran éxito, quedó reflejado que la sociedad quiere defender la educación como derecho humano porque la educación es un pilar fundamental del desarrollo de una nación”, subrayó.

La docente informó que de no tener ninguna respuesta satisfactoria por parte del Ministerio de Educación, el sector hará un paro de 72 horas hasta llegar a una huelga de trabajadores de la educación.

“El salario está totalmente pulverizado”

Aseguró que el aumento salarial que este lunes anunció el régimen de Nicolás Maduro es inexistente, en vista de que los trabajadores “no tienen salarios porque está totalmente pulverizado”.

“Al no tener salario, por la vía de hecho, no existe un aumento que recupere las condiciones de valor que debe tener el salario y el trabajo”, expresó.

Cuando el aumento del sueldo mínimo se integre, este aumento en el salario integral de los docentes, continuó, “no se va a corresponder con la realidad”.

Actualmente, el sueldo de un docente con categoría seis; es decir: con todas las especializaciones académicas de preparación, mencionó Figueroa, solo cubre 1,94% de la canasta básica alimentaria.

“Estamos ante una nueva estafa del régimen, que nos lleva a todos los sectores de los trabajadores a unificarnos, a articular las luchas para poder defender lo que se nos está arrebatando”, enfatizó

Fuente: El Nacional. 

Los problemas que devoran a las universidades venezolanas

EN EL PAÍS MÁS MISERABLE DEL MUNDO, la educación parece no ser más una prioridad. Día a día, las universidades de Venezuela, que otrora solían lucir orgullosas sus posiciones entre las mejores instituciones del continente, luchan por permanecer abiertas sin poder ofrecer a sus estudiantes, profesores y trabajadores los beneficios mínimos que en otras naciones son la norma.

Es así como la educación superior se agrieta y rompe, pues lo que tenían para ofrecer fue devorado por la mayor epidemia de termitas conocida en Venezuela: la crisis económica y las erradas políticas de la Revolución. Las universidades dejan una estela de estudiantes que deben abandonar la universidad, profesores que se ven obligados a buscar otra profesión y recién graduados poniendo orden a sus documentos para emigrar a otro país con mejores empleos y mejor futuro.

Desde hace tres años las universidades públicas se encuentran en intermitentes paros, algunos promovidos por los estudiantes y otros por los profesores, como forma de protesta ante las deplorables condiciones de las casas de estudio. Muchas de las universidades se han quejado por los bajos presupuestos que reciben, los cuales no alcanzan para comprar alimentos para los comedores universitarios o los insumos y equipos para los laboratorios. Y cuando el fallo no está en los recursos, posiblemente se encuentre en las políticas del Ministerio de Educación Superior que socavan los derechos y la autoridad de las universidades.

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  • Los desaparecidos beneficios de los profesores

Los profesores venezolanos ya no pueden investigar. No pueden hacer posgrados, maestrías o asistir a conferencias y charlas en el exterior. Los docentes se han visto privados de esa vida académica que tan normal les resultaba y que les permitía mantenerse en la vanguardia de la educación,.

El profesor Amalio Belmonte, de la Universidad Central de Venezuela, es uno de los docentes que añoran aquellos tiempos. Para él, los bajos sueldos y las penurias por las que pasa el sistema de educación superior venezolano se atenúan porque tiene asegurada la asistencia a centros médicos y a los servicios de salud que necesiten, al igual que todos los profesores universitarios del país.

Pero esto podría acabar si el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, en que el oficialista Hugbel Roa se estrenó en enero, decide finalmente cambiar el sistema de previsión social de las universidades por Seguros Horizonte y Bolivariana de Seguros, los cuales no son conocidos por su buen desempeño.

“Ahora quieren construir una especie de macro seguros que serían imposibles de administrar por las universidades, lo cual restaría funciones a las casas de estudios, cuyas instituciones encargadas de los seguros sociales cumplen eficientemente su labor”, admite Belmonte, atemorizado por el prospecto de que Seguros Horizonte resguarde su salud, una aseguradora que no es aceptada en la mayoría de las clínicas privadas y cuya cobertura deja mucho que desear, añade.

De formalizarse el traspaso de los seguros, más de 45 mil profesores universitarios titulares se verían afectados, al igual que los más de 60 mil jubilados que dependen de las aseguradoras, y cuyos sueldos no alcanzan para pagar los altos costos de la salud privada, o de las medicinas que solo se consiguen traídas del exterior.

  • El abandono de los profesores

En la UCV, entre el 2015 y el 2016, aproximadamente 400 profesores abandonaron la carrera docente. En la Universidad de Oriente (UDO) otros 500, que representan más del 40 % del profesorado, decidieron no volver a las aulas de clases. El mismo fenómeno se repite en la mayoría de las casas de estudio del país.

Los bajos salarios y la continua pérdida de beneficios, aunado a la crisis que cada día se acrecienta en el país, hacen de la docencia una profesión mal vista y mal remunerada, de la que cada día, más profesionales están emigrando, lamenta Belmonte.

En los últimos años, muchas de las clases que reciben los estudiantes son impartidas por profesores jubilados que deciden volver a las aulas para ocupar su tiempo y ayudar a las facultades a permanecer vivas. Sin embargo, a los jubilados puede resultarles costosa realizar dicha labor. “En la medida en que la situación económica ha ido empeorando, la idea altruista de dar clases sin paga ha ido disminuyendo” comenta el profesor Belmonte al exponer que en ocasiones los gastos de movilización e insumos como papeles y libros, pueden tornarse más altos que lo que puedan ganar por dar clases.

Existe otro fenómeno nuevo que evidencia la profundidad de la crisis universitaria. Fernando Porras, profesor de la UCV y ex coordinador académico, señala que en el último semestre los nuevos profesores que contratan para dar una materia no permanecen mucho en el puesto. “Son los incentivos, la inseguridad”, explica el profesor al comentar que, hasta tres profesores distintos pueden pasar por una materia en un mismo semestre.

  • Los estudiantes que ya no pueden estudiar

Los profesores no son los únicos que dejan las casas de estudio por los problemas económicos. Un informe de gestión de la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV señala que, de los 15 mil estudiantes inscritos en 2010, sólo quedaban 9 mil en 2015. Los seis mil estudiantes que abandonaron la facultad son parte del éxodo de jóvenes venezolanos que deben relegar la obtención de un título universitario en su lista de prioridades para atender otras más urgentes, como las económicas.

Antes, quienes pedían al profesor Fernando Porras su firma en los documentos que les permitirían buscar trabajo en el exterior eran los recién graduados. Ahora, estudiantes de cualquier semestre se acercan a él para que firme sus documentos. Son estudiantes que dejan su educación por razones económicas y laborales.

Porras resalta que, a diferencia de la tradición universitaria en que los estudiantes debían batirse a duelo en pruebas y exámenes para optar por un cupo, últimamente estos han quedado libres. “Muchos de los estudiantes suelen venir desde el interior del país, pero con la crisis económica no pueden mantenerse aquí”, dice el docente. Otros que estudian carreras de tiempo completo se han cambiado a carreras de medio tiempo, de manera que puedan trabajar en su tiempo libre, y también hay casos en que los estudiantes congelan sus estudios y se van a trabajar a otro país.

  • La inseguridad sí va a clases

“Tememos por nuestra vida cuando venimos a estudiar”, declaró una estudiante de veterinaria de la UCLA para La Prensa de Lara, cuando el hampa entró y robó a varios estudiantes en el primer día de clases de este año.

“El ataque ahora es fuerte”, dijo la decana de la UDO cuando en la segunda semana de clases de este año, delincuentes robaron el comedor de la universidad. “Siempre hemos denunciado los ataques que hemos sido víctimas, pero no recibimos respuestas ni ayuda”.

“Es difícil porque no hay partida para la seguridad”, confesó el director de la escuela de Idiomas Modernos de la UCV cuando tres delincuentes armados robaron a varios estudiantes el 24 de enero.

La inseguridad en las universidades no es una novedad. Los criminales tomaron las casas de estudio no como centros de aprendizaje, sino como centros provechosos para fechorías, aprovechándose de la poca seguridad que la mayoría de las instituciones poseen y de la “autonomía universitaria” que prohíbe la entrada de cuerpos oficiales, lo cual resulta como un arma de doble filo para los estudiantes.

En una ocasión, recuerda Porras, un grupo de docentes estaba saliendo de un consejo de Escuela en que discutieron los problemas de seguridad de la UCV cuando una de las profesoras consiguió su carro abierto y los objetos que allí tenía, robados.

  • Estudiantes sin transporte ni comida

Más de 60 mil estudiantes, tanto de educación media como universitaria, dependen del sistema en el que el gobierno subsidia parte del pasaje para los estudiantes con la finalidad de abaratar los costos para los jóvenes. Ese derecho estudiantil que desde hace 20 años gozan los venezolanos ha sufrido colapsos en los últimos meses y durante enero ha provocado paros de estudiantes y transportistas como forma de protesta.

En noviembre del 2016, el ministro de Transporte y Obras Públicas, Ricardo Molina, eliminó el antiguo pasaje estudiantil preferencial y anunció un nuevo sistema de pasaje que desde el 15 enero del 2017 funcionaría con una tarjeta inteligente y beneficiaría tanto a los estudiantes como a los transportistas. Hasta entonces, el servicio sería gratuito para los estudiantes y el Gobierno pagaría directamente a los transportistas.

A pocos días de culminar enero, los estudiantes y transportistas desconocen el sistema que el ministro ofreció, por lo que han realizado paros en diversas ciudades del país para exigir respuestas sobre la fecha de instalación del nuevo sistema de pago y su funcionamiento, ya que el período que el Gobierno acordó pagar terminó el día 16.

Por otro lado, a pesar de haber recibido los alimentos proteicos, el comedor de la UCV comenzó el 2017 paralizado porque durante las vacaciones se dañaron las calderas. Pese a que el año pasado el comedor funcionó regularmente, no dejaron de presentarse irregularidades, señala el dirigente estudiantil, Hasler Iglesias.

“Entre robos, falta de alimentos, daños a los hornos y neveras no permiten que los comedores universitarios puedan servir a los estudiantes, lo cual afecta a quienes viven residenciados y dependen de la universidad para almorzar y cenar”, comentó Iglesias. El mismo panorama se vive continuamente en todos los comedores universitarios del país.

  • La educación privada no es inmune a las termitas

Por tradición, las universidades privadas no sufren los mismos males públicos de sus hermanas. Son elegidas sobre las más prestigiosas casas de estudio públicas por dicha razón. Cuentan con un sistema de seguridad y vigilancia paga, por lo que no experimentan la inseguridad y rara vez sufren por paros, no teniendo que depender del Gobierno Nacional, el Ministerio y un presupuesto asignado, pero no son inmunes a los problemas que la situación país obliga a todos los venezolanos a vivir.

Gustavo Pinto, cuando empezó a estudiar economía en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) pagó 30.000 bolívares por su primer semestre. En aquél entonces, le informaron que el siguiente semestre costaría apenas dos mil bolívares más. Seis meses después, no fue así. Por su segundo semestre pagó un aproximado de 80.000 bolívares; por el tercero, 180.000. Las autoridades de la UCAB dejaron de anunciar los montos de los próximos semestres desde hace tiempo, aunque avisaron que el próximo semestre se acercaría a los 400.000 bolívares. El estudiante comenta que por esa razón muchos de sus compañeros han comenzado a buscar becas para pagar sus estudios.

  • La calidad se dejó de enseñar

Aunque la UCV sigue siendo la universidad #1 a nivel nacional, y junto con la ULA y la USB están en las primeras 50 posiciones de varios rankings de universidades latinoamericanas, los profesores y estudiantes admiten que la calidad de la educación no es lo que solía ser.

Las universidades han dejado de ser un santuario para la investigación, uno de los parámetros más importantes de la intelectualidad. La prueba de ello es que sus profesores ya no ascienden de cargo. Fernando Porras destaca que, de 100 docentes que imparten clases en Comunicación Social, unos cuatro o cinco están al día con sus ascensos, los cuales obtienen al presentar investigaciones.

El ejercicio docente ha dejado de resultar atractivo para los profesionales de la educación, por lo que los concursos de oposición que se realizan para contratar nuevos profesores, quedan desiertos, señala el profesor.

En algunos casos, son profesionales de la carrera solicitada que no poseen experiencia ni estudios de docencia, y quienes terminan siendo contratados. “Los docentes de hoy en día ya no tienen carrera como antes, sino que son profesionales que deciden enseñar por distintas razones”.

En otros casos, son recién graduados quienes se presentan y ganan dichos concursos. El profesor comenta que en una oportunidad reciente la universidad contrató a un estudiante que no se había graduado para dar clases de cierta asignatura. Tras una inspección, se enteraron de que el estudiante no había aprobado la materia cuando la cursó y fue despedido. “Cada vez, los estudiantes están peor formados, están en manos de novatos”, lamenta.

No solo los profesores –y la falta de ellos– ha influido en el deterioro de la educación. Los estudiantes ya no cuentan con laboratorios surtidos de insumos, ni con equipos de computación actualizados. “El presupuesto tiene años reconducido, y con la inflación lo que llega a los departamentos es realmente ridículo” afirma Porras.

En su experiencia docente, ha podido ver como escuelas reciben tres o cuatro mil bolívares mensuales para hacerse cargo de todos los gastos. La asignación que recibe el Consejo de Escuela es de 700 bolívares anuales, según el docente, lo cual actualmente alcanza apenas para un bolígrafo. De perpetuarse estas condiciones y no corregir los problemas que acaban con la vida universitaria, el éxodo de estudiantes y profesores podría continuar e incluso incrementar, hasta que las termitas devoren lo poco que queda.

El Nacional Ene 18, 2017 | Actualizado hace 7 años
Profesores anunciaron paro universitario

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Víctor Márquez, presidente de la Asociación de profesores de la Universidad Central de Venezuela (Apucv), informó este miércoles que declararán un paro a partir de la próxima semana en rechazo a la decisión tomada por el ministro de Educación Universitaria, Hugbel Roa de fijar un nuevo seguro médico a profesores universitarios.

El docente dio a conocer la información durante una entrevista con Unión Radio. Señaló que la medida significa una desmejora con respecto al servicio de HCM.

Precisó que el paro durará inicialmente entre 24 y 48 horas, pero no se descarta que pueda prolongarse indefinidamente.

“No podemos tolerar que el Gobierno, a parte de que no cumplió con los acuerdos alcanzados en 2015 para suspender el paro, ni siquiera discute con nosotros los convenios y nos irrespeta, por lo tanto, el Gobierno está generando una crisis en el sector universitario“, detalló.

Márquez afirmó que la asociación venezolana de rectores envió un comunicado al ministro, y se estableció una reunión para la semana próxima. «Veremos qué ocurre, pero mientras nos mantengan en esa situación, arreciará el conflicto”, expresó.

Globovision Nov 11, 2015 | Actualizado hace 8 años
Levantaron paro académico de la UCV

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El paro de actividades académicas de la UCV fue levantado y este lunes iniciarán las clases, informó Francisco Matheus, coordinador nacional de la Federación Venezolana de Estudiantes,

La decisión, agregó Matheus, se logró después de varias reuniones entre la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela (Fapuv), la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela (Apucv) y la Federación Venezolana de Estudiantes (FVE).

Aseguró que defenderán la autonomía de las casas de estudio.

 

Gremios de la UCV decretan paro indefinido por déficit presupuestario

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La Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela (Apucv) en conjunto con el gremio de trabajadores del sector obrero y administrativo  acordaron paralizar las actividades académicas y administrativas de esta casa de estudios a partir de este lunes 6 de julio.

Según Hilda Rubí González, secretaria general de la Federación de Estudiantes de la UCV, la decisión gremial se acordó luego de una reunión en conjunto con las autoridades rectorales de la universidad debido a la inconsistencia de la Opsu sobre el pago salarial y bono vacacional.

El vicerrector adminsitrativo, Bernardo Méndez, explicó que la situación desmejora las remuneraciones del personal obrero y administrativo de la universidad: » La UCV no está dispuesta a desconocer los beneficios laborales de los trabajadores universitarios, por lo que exige a la OPSU que envíe el dinero completo para pagar las deudas pendientes, anunció.

Según reportan usuarios de la red social Twitter, varias facultades han sido desalojadas y el servicio de transporte se encuentra suspendido.

Apucv confirma paralización del gremio docente por 24 horas

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El presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela (Apucv), Víctor Márquez, indicó que las 18 universidades afiliadas a la Asociación se han sumado al paro.

«La primera cosa es que el paro de hoy está vinculado con una decisión de la Fapuv (Federación de la Asociación de Profesores Universitarios de Venezuela) de exigir un incremento salarial de 50% previo a la discusión colectiva e imputable a la convención. Eso en virtud de que eso mismo se hizo con el sector militar y el magisterio», informó Márquez.

El representante gremial aseguró que el Gobierno nacional no respondió en los plazos que se habían establecido – hasta el viernes pasado – por la Federación y que la «solución es muy fácil, el Ejecutivo solo tiene que aumentar el salario, no decir que lo va a hacer o que tiene los recursos».

«El problema es que más del 50% profesorado está en situación de indigencia  porque gana por debajo del salario mínimo. El gobierno resuelve subiendo el salario (…) Lamentamos porque el Gobierno podría haberlo previsto el año pasado», comentó.

Márquez recordó que también se le pidió al ministro de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, José Manuel Fernández, que aumentara el salario para prevenir medidas como un paro generalizado.

«Si en diciembre decíamos que la gente estaba pasando trabajo imagina en este momento. El problema no es que llamemos a paro, es que los profesores dijeron que no van a seguir subsidiando la universidad», agregó el representante.