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Opinión

Laureano Márquez P. Ene 26, 2022 | Actualizado hace 1 mes
El picado de culebra
Quien fundamenta su poder en el miedo que es capaz de producir, lo único que expresa con su actitud es que está aterrorizado

 

@laureanomar

Seguramente, además de su famosa lista, el diputado Luis Tascón hizo otras cosas en el transcurso de su vida. Sin embargo, su apellido quedará asociado, inevitablemente, a la celebérrima “lista Tascón” que tanto sufrimiento ocasionó a los venezolanos.

Si usted busca en Internet, el vínculo señalado salta de inmediato. Dicha lista, realizada con la justificación de demostrar un supuesto fraude en la recolección de firmas, sirvió de amedrentamiento a la oposición venezolana. Fue utilizada en las instituciones del Estado para perseguir a funcionarios públicos que habían expresado su disidencia y también para impedir que los que habían firmado pudieran ser incorporados a empleos en las instituciones y empresas públicas.

Cuando el entonces presidente de PDVSA afirmó que la corporación era «roja rojita», se refería precisamente a que en dicha institución se había defenestrado a los trabajadores sospechosos de ser opositores al régimen. La lista, pues, sirvió para perseguir, intimidar, privar de empleo a funcionarios y, sobre todo, para identificar violentando todas las normas que garantizan la libre expresión de opiniones políticas, a los adversarios del régimen.

Esto sucedió en el año 2003, pero naturalmente la población no lo olvida. En todo caso, por si tal cosa fuera posible, recientemente se han encargado de recordarnos que todo aquel que firme será incluido nuevamente en una lista.

No hace falta decir más, todo el mundo entendió clarito el mensaje. En aquel entonces, el presidente dijo que: «quien firma contra Chávez está firmando contra la patria». Cuando un militar, entrenado para atacar a todos los enemigos de la patria, dice algo de ese tenor, es obvio lo que se avecina. Nada ha cambiado desde entonces hasta hoy, los procedimientos son esencialmente los mismos, aunque un poquito «más piores».

Hay un dicho popular que proclama: «el picado de culebra, cuando ve bejuco tiembla”. El refrán, sabio como todas las intuiciones populares por las verdades que expresan, esconde un contenido más profundo: nos remite a la manera como opera nuestro cerebro a la hora de producir esa respuesta instintiva que denominamos «miedo».

En nuestra defensa, los seres humanos tenemos dos grandes enemigos que nos mienten para salvarnos: el cerebro y la madre. Ambos se ocupan de generar en nosotros miedos para mantenernos alejados de los peligros. Cuando el cerebro «ve» un bejuco parecido a una culebra, no tiene tiempo de examinarlo con cuidado para ver si es o no es. Él prefiere mandarte a correr, mientras determina si la amenaza es real. Si no funcionara así, viviríamos siempre en gran riesgo de perder nuestras vidas por no estar alertas ante el peligro. Es también lo que hacían nuestras madres, bien a cholazo limpio, bien de una manera más tierna cantándonos: «duérmete niño, duérmete ya, que viene el Coco y te comerá».

Una de las primeras cosas que entienden los gobiernos que quieren mantenerse en el poder más allá de la voluntad popular, aunque su origen sea esta, es la de generar miedo.

Por tal razón, deben demostrar a la población que están dispuestos a usar toda la violencia que sea menester para mantener el control político. De allí las detenciones arbitrarias, las torturas y los asesinatos de disidentes. Son las picaduras de culebra que se requieren para que la población tiemble. Sin embargo, quien fundamenta su poder en el miedo que es capaz de producir, lo único que expresa con su actitud es que está aterrorizado, que la eventual llegada del voto libre, como la del Coco, le impide dormir.

Y no digo más porque acabo de ver un bejuco y estoy temblando.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

#CrónicasDeMilitares | ¿Por qué la Guerra Federal se prolonga después de la firma de la paz?
El clientelismo creado y fomentado por el personalismo de Juan Crisóstomo Falcón lo incapacita para detener la violencia armada que continúa tras la Guerra Federal

 

@eliaspino

Vimos en artículo anterior que, pese a la suscripción del Tratado de Coche, en cuyos folios se decreta la paz entre federales y constitucionales después de cinco años de matanzas, persisten las hostilidades y no existe una alternativa tangible de autoridad que llame a la concordia, o que la imponga mediante el uso de la fuerza.

La guerra se prolonga, ahora entre los federalistas triunfantes, por la falta de una influencia susceptible de imponer respeto o temor entre las facciones.

Los historiadores encuentran como causa fundamental de la situación la manera de gobernar del presidente Juan Crisóstomo Falcón, el más importante caudillo de las huestes vencedoras. Veremos ahora los rasgos fundamentales de esa forma de atender el bien común, o más bien de desatenderlo, que conduce a la sociedad a abismos de inestabilidad que entonces parecen insuperables.

El general José Ignacio Pulido, prócer federal sin mayores luces, pero célebre por la agudeza de su talento, resume la situación en un comentario que ha resistido el paso del tiempo y que hoy vuelve como alternativa de explicación. ¿Por qué no somos capaces de imponer el orden?, le preguntan en un sitio público de Caracas en 1868. Los preguntones tal vez esperan un análisis profundo de la situación, pero el caudillo solo suelta la siguiente frase:

Falcón deja el tambor en la capital, pero se lleva las baquetas, la fuerza y el dinero. Así es imposible hacerlo sonar».

El Estado venezolano, representado en el redoblante al cual acude Pulido para una accesible explicación de la anarquía, carece del ejecutante que lo haga sonar ante la sociedad, que permita su repercusión en las esferas administrativas, pero también ante los oídos de los oficiales que fomentan hostilidades en diferentes regiones.

El comentario encuentra fundamento en la incomodidad que Caracas le produce a don Juan Crisóstomo, quien prefiere manejarse desde su tierra natal sin las amarras burocráticas y protocolares que le imponen en la Casa de Gobierno. De acuerdo con los cálculos del historiador Rondón Márquez, Falcón jamás pasó un mes seguido en la capital. Veamos sus precisos datos:

La ocasión en que mayor tiempo pasó ejerciendo la Presidencia sin substituto, desde el 24 de julio al 3 de octubre de 1865, repartió su tiempo entre Sabana Grande y Maiquetía. En los cinco años de su mandato, uno provisional y cuatro constitucionales, no estuvo en ejercicio en Caracas ni veinte meses en conjunto, y le substituyeron sucesivamente los Generales Guzmán Blanco, González, Trías, Miguel Gil, doctor Arvelo, León Colina y Bruzual».

La ausencia puede superarse si los sustitutos cumplen sus funciones a cabalidad, pero no fue el caso. Del elenco de los siete reemplazantes solo hay constancia de que Antonio Guzmán Blanco tomara sus atribuciones en serio, con medidas susceptibles de remediar la falta de la cabeza. Los otros apenas se dejan sentir en su trabajo, sin ejecutorias dignas de relevancia. Pero hay otra circunstancia que impide la regularidad y la efectividad de una administración coherente: pese a que se ha retirado formalmente para permanecer en sus querencias de Coro, Falcón sigue gobernando como si estuviera en Caracas, o como si no hubiera decidido que otros le hicieran el trabajo.

Saltan a la vista los problemas que puede originar una administración como la que ha salido del capricho del presidente, la imposibilidad de liquidar a un caudillaje levantado en armas, la debilidad de un organismo sin dirección eficaz ni sólida, pero estamos apenas ante una parte del delicado asunto. La situación llega a extremos de gravedad debido a que Falcón envía constantemente desde Coro órdenes sin concierto para que se entreguen recursos materiales a sus amigos y recomendados, procedentes de las aduanas o de las arcas del ministerio de Hacienda; o para que se lleven a cabo ascensos militares en personas de su amistad que no han formado parte de los ejércitos federales, ni han participado en acciones bélicas. De acuerdo con las investigaciones de Rondón Márquez:

Hombre de indudables buenas intenciones y de índole ciertamente bondadosa, era, sin embargo, completamente ayuno en lo que se refiere a normas administrativas, de modo que usaba otro sistema primitivo, que debía ser de consecuencias desastrosas: el de ordenar pagos a las oficinas recaudadoras de fondos nacionales con órdenes tan expeditas como las que se pueden enviar a mayordomos o encargados de bienes propios. En breves cartas o esquelas, muchas veces en una tira de papel, se dirigía al Tesorero Nacional o al Administrador de una Aduana para que entregase una cantidad a un amigo: era esto consecuencia de su natural bondadoso y de su anhelo por dejar complacidos a todos sus adeptos».

Hoy, en lugar de detenernos en la bonhomía de un jefe de Estado, preferimos insistir en la presencia de testimonios contundentes del clientelismo creado y fomentado por un personalismo que no tiene la capacidad de detener la violencia armada que continúa después de la Guerra Federal, hasta el punto de permitir su prolongación pese a la suscripción de los tratados de paz y de la derrota de los enemigos. Por desdicha, no se trata de un fenómeno únicamente capaz de explicar los entuertos de la época, sino también muchos otros de la posteridad. ¿Cuántas veces no han dependido esos entuertos de “una tira de papel”?”.

¿Qué hacer después del RR?
Nunca antes hubo en la política venezolana la crónica de una muerte anunciada, como le ha sucedido al RR 2022

 

@froilanbarriosf

Nunca antes hubo en la política venezolana la crónica de una muerte anunciada como le ha sucedido al referendo revocatorio 2022, al creer sus promotores, simpatizantes y amigos que les era factible aspirar a la aplicación de un derecho constitucional consagrado en el artículo 71 de la vigente carta magna. Y, de paso, reconocer al usurpador mandatario rechazado en todas las latitudes y en el territorio nacional

En efecto, la convocatoria a recolección de firmas realizada «por el mejor CNE del siglo XXI» para el 26/1, reconfirma la repulsión que la tiranía sostiene contra la CRBV; y en particular contra la revocación del mandato, como lo demostró en 2004, en 2016 y ahora en el novel año 2022.

Solo recomendaría una segunda vista en YouTube al bien logrado video de Ciudadanía Activa sobre la lista Tascón (2006). Entonces, mediante el CNE de la época, aguijoneado por el felón mandatario Chávez, humillaron y obligaron a firmar hasta 3 veces al esperanzado pueblo. La siguiente experiencia fue en 2016, cuando mediante una sentencia de un juzgado de municipio se impidió la convocatoria. 

Video: VIDEO COMPLETO SOBRE LA LISTA TASCON | Canal en Youtube de LUCAR777

En la primera experiencia, de 2004, desataron una especie de apartheid con la lista Tascón. Ahora en 2022 reviven la hoz y el martillo con la lista Cabello, quien amenaza con entregar a las represalias del tirano a quien se atreva a firmar. Demostrando que el miedo es libre para los voceros del régimen autoritario. 

Por otra parte, es un cachetazo a quienes mantienen en el G-4 una sobredosis de electoralismo. Suponen que la dictadura en el fondo reconoce rasgos de institucionalidad a la hora de ceder el poder y promover “elecciones transparentes”.

En el campo opositor, con el solo anuncio del RR 2022, saltaron las propuestas de consultas en primarias para definir candidato a las elecciones presidenciales 2024, cuando eso no es lo esencial. Lo primordial son las condiciones para ir a cualquier proceso electoral.

En realidad, en Venezuela sufrimos los dos extremos. Hay aquellos que plácidamente, bajo la sombra de una mata de cují campaneando un daiquirí o un escocés clásico, esperan que el Comando Sur atropelle al tirano; y por el otro bando hay quienes, impregnados de oportunismo electoral, no aguantan la elección de un club de bolas criollas o junta de condominio para postularse.

Lo cierto del caso es que una y otra posición favorecen al status quo autoritario. El régimen teme el surgimiento de una nueva mayoría que asuma la política de reconquistar la democracia sin capitulaciones. Lograrlo implica enfocarse en conquistar las condiciones democráticas electorales, partiendo de tachar de ilegítimas e ilegales las instituciones fraguadas en el país desde 2017, con la fraudulenta Asamblea Constituyente madurista. 

Este objetivo es posible en un escenario donde no se visualizan elecciones hasta 2024, lo que permitiría a todos los sectores de la vida civil reencontrarse en una gran coalición nacional para la realización de elecciones presidenciales y parlamentarias en el marco constitucional, cuyo resultado derive en la legitimación del conjunto de poderes públicos.

A quienes proponen candidato presidencial opositor para 2024 con el mismo CNE y con las condiciones abusivas del poder ejecutivo, poder judicial y las FAN, están condenados a someterse y humillarse ante el ventajismo gubernamental de las elecciones regionales 2021. Y, por otro lado, a garantizarle a la tiranía su permanencia hasta 2030, rodeándola de la legitimidad y legalidad perdidas por su talante dictatorial. 

En definitiva, esta tragedia transcurrida a lo largo de 23 años obliga a no repetir y continuar con los errores que le han permitido a una camarilla militar y partidaria empobrecer al extremo de la inanición a un país mediante el saqueo de la riqueza nacional labrada durante su vida republicana.

*Movimiento Laborista.

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El valor trascendente de la justicia
La justicia de los modernos no es normativa sino inmensamente liberal, no conduce a una sociedad perfectamente justa, pero sin duda, no totalmente injusta

 

@ovierablanco

Amartya Sen, premio nobel de economía, ha escrito una obra extraordinaria: La idea de la justicia. De ella rescatamos las bases fundamentales del valor superior de la justicia y de la humanidad en tiempos de modernidad y posilustración. Vale entender que tanto las dictaduras como las revoluciones perdieron vigencia. Modelos de poder moralmente alguna vez justificados por venir colmados de la “ética” de lo que T. S. Eliot dice: “no viajéis bien, pero seguid adelante”. La humanidad tomó otra dirección. El juicio consecuencialista del guerrero de la India, Arjuna. Viajar, pero hacedlo bien, sin destruir a nadie…

La guerra justa

La tesis “moralista”, viajar, no importéis cómo, basada en la contención del cuerpo social derramado institucionalmente (Juan Donoso Cortés 1847, discurso en defensa de la dictadura, ver infra), va de la mano con el ideal deontológico citado por Sen. Krishna, consejero de guerra de Arjuna, le dice a este guerrero invencible de la epopeya india: “hay que combatir sin importar las consecuencias”. Lo que importa es la dignidad de los pueblos, su resistencia. Es la “legalidad de la guerra”, de la “guerra justa”, de una sociedad que, según Donoso, debe inmunizarse del hecho corrosivo e invasivo del anarquismo de fachada republicana. Es la lógica de la razón, la “sociedad al servicio de la ley” y no la ley al servicio de la sociedad que legaliza el dictador “en todas sus barbaries, en todas las ocasiones y en todas las circunstancias”.

Exalta Donoso en su tribuna parlamentaria (1847): “Cuando la legalidad basta para salvar a la sociedad, la legalidad; pero cuando no basta, la dictadura. Señores, esta palabra tremenda, que tremenda es, aunque no tanto como la palabra revolución, que es la más tremenda de todas…”. Donoso -discípulo de Joseph Maistre, elevado exponente de la divinidad por encima de todo- que piensa en el hombre como un mal irracional, dotador de guerras y demonización de la historia, pone en conflicto “el instinto a su razón y su razón a su instinto”, cuando concluye que las revoluciones “que vienen del cielo y que vienen por culpa y para castigo de todos” deben ser contenidas por “la vida social, la vida humana, luminosa e indestructible que es la dictadura”. La vacuna entonces, según el erudito de Salamanca, no es la ley sino el orden gendarme y conservador, que es la ley del sable apadrinada del monarca, que es la ley de Dios.      

Esa moral de la guerra y la paz de Tolstoi (también influenciado según Isaías Berlín por Maistre), de la dictadura, la fuerza como pústula de la revolución, que ha sido superada por el pensamiento liberal y moderno, esto es, la democracia como cosa de todos (J. Stuart Mills).

La humanidad ha entendido que ni la ética de la guerra justifica la paz, ni la ética de la justicia redime el exterminio revolucionario o fascista de las clases sociales o la raza.

El tema es prevenir, comprehender y medir las consecuencias de la violencia, incluso de la ley al servicio de la persecución (apartheid, Slavery Fugitive Act/Siglo XIX, Ley contra el odio], para reforzar el camino de la institucionalidad.

Más vale prevenir…

Comparto la tesis de Sen apoyado en Arjuna, que emplaza el consecuencialismo. “No es lo mismo morir de hambre por otras circunstancias que morir de hambre por alguien que busca un resultado (…) No es lo mismo capturar a un hombre, que detenerlo arbitrariamente y torturarle”.

El pensamiento de Amartya Sen nos conduce a una inevitable reflexión: la guerra, las dictaduras, las revoluciones son un medio para lograr un fin impropio. Aun conquistando paz o libertad, lo es en apariencia, siendo el costo de “culminación” del antiguo régimen, muerte, barbarie, devastación y terror. Peor el remedio que la enfermedad, contrariando a Donoso. La argumentación india resume la expresión peninsular “más vale prevenir que curar”.

Sobre la Revolución francesa sentencia Juan Donoso Cortés: “Las revoluciones son enfermedades de los pueblos ricos; las revoluciones son enfermedades de los pueblos libres. El mundo antiguo era un mando en que los esclavos componían la mayor parte del género humano; citadme cuál revolución fue hecha por esos esclavos”. Y volvía con la dictadura como respuesta, como gobierno legítimo de acción y reacción, de flujo y reflujo de fuerzas invasoras. ¿Lo falaz?: las revoluciones, sean de ricos o pobres, traen caos, arbitrariedad y violación de DD. HH. La justicia revolucionaria, de los comités de salud, las comunas.

Adam Smith, Condorcet y Wollstonecraft lanzan al mundo una visión diferente a la defensa de la dictadura de Donoso. Es “la prevención de la injusticia manifiesta en lugar de buscar lo perfectamente justo. Por ejemplo, cuando la gente se movilizó por abolir la esclavitud en los siglos XVIII y XIX no lo hizo por la ilusión de un mundo perfectamente justo, sino porque una sociedad con esclavitud resultaba totalmente injusta. Lo realmente justo entre Estado y ciudadanos es lo que Sen llamó el institucionalismo trascendental. Es la justicia la que determina, fortalece y consagra las instituciones. Para Smith, Condorcet y Wollstonecraft esa fue la trascendencia de la abolición de la esclavitud. La justicia como institución trascendente que evita e impide sangre, dolor y lágrimas.

El poder de los hombres

Salir de la dictadura de las masas, o de los sables, demanda un salto a la democracia de las cosas, que es la justicia. La democracia, a diferencia de la guerra, la dictadura o las revoluciones, es un fin en sí misma. Por eso la justicia de los modernos no es normativa sino inmensamente, maravillosamente, liberal, que conduce a una sociedad no perfectamente justa, pero sin duda, no totalmente injusta…

*Embajador de Venezuela en Canadá

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Julio Castillo Sagarzazu Ene 25, 2022 | Actualizado hace 1 mes
El mensaje es el medio
La más importante tarea que tiene la oposición venezolana en este momento es resolver el problema de su dirección política

 

@juliocasagar

Todos conocemos la expresión de Marshall McLuhan que da título a esta nota. Trataremos de explicar qué relación tiene con la actual situación del país.

Veamos:

En Venezuela se hace particularmente importante ponerla de relieve hoy que las fuerzas democráticas se devanan los sesos en la búsqueda de iniciativas y estrategias que acorten la pesadilla que vivimos y nos permitan recuperar la democracia y la libertad.

Aquí no trataremos de ninguna de ellas y reconocemos que el tema no será probablemente atractivo, llamativo o sexy desde ese punto de vista, puesto que la mayoría de las miradas están puestas hoy en el RR que han matado en el nido; de las primarias para una eventual elección en el 2024; de la posibilidad de reanudar las negociaciones en México;  otros de los cisnes negros y algunos (de todo hay en la viña del Señor) de que, algún día, los marines suban por El Palito o La Guaira vía  Miraflores.

Lo cierto del caso es que, independientemente, de lo atractivo o no del tema, consideramos que la más importante tarea que tiene la oposición venezolana en este momento es resolver el problema de su dirección política. La razón es simple: podemos conseguir la más acertada de las estrategias, proponer las más audaces iniciativas. Si el medio que trasmite los mensajes que las contienen, sigue siendo el mismo, no tendrán el eco que necesitan.

La dirección política de la oposición está integrada por muchísimos hombres y mujeres valiosos de varias generaciones. La mayoría de sus más importantes cuadros están hoy presos, en el exilio o sufriendo persecución. Su disposición al sacrificio no está en duda, pero es evidente que tras años de no haber conseguido el camino para salir de Maduro y su régimen, su capacidad de dirigir se ha desgastado.

Ya están lejanos los días en los que la gente estaba pendiente de lo que estos líderes decían para salir de inmediato a cumplir la tarea. Las grandes movilizaciones eran convocadas por un tuit y éramos miles en las calles. Ya eso hoy no pasa. El mensaje puede ser muy correcto, lo repetimos, pero no tiene la misma respuesta que tuvo otrora.

No vamos a solazarnos aquí en los errores que hemos cometido, que no son pocos, y de ellos hemos hablado en muchas otras notas. Pero en honor a la verdad, es que la razón principal por la que no hemos salido de esta pesadilla es porque este régimen cada día tiene más de dictadura y menos de democracia; porque no tiene escrúpulos ni miramientos para actuar y defender su estancia en el poder.

Es como si jugáramos un partido de futbol y nosotros somos 11 y ellos 33; ellos pueden agarrar la pelota con la mano y nosotros no; el árbitro nos pita foul si les volteamos a ver mal y ellos pueden despellejarnos vivos y el réferi se traga el pito. Es obvio –lo repetimos- que nuestros errores cuentan y mucho, pero es necesario recordar siempre que las reglas de juego están trucadas en Venezuela y que no estamos en una democracia.

Regresando a nuestro tema vamos a pasearnos por algún aspecto “teórico” (comillas ex profeso) que nos parece elemental: vamos a recordar la vieja jerga de las condiciones objetivas y las subjetivas que son necesarias para un cambio social.

Las objetivas están referidas a las condiciones materiales de vida y a la capacidad de los sectores gobernantes de desarrollar las fuerzas productivas para ponerlas al servicio de la sociedad. Es evidente que estos datos están dados. Nuestra calidad de vida ha descendido ostensiblemente en todos los terrenos. Los niveles de pobreza y desatención de los servicios públicos están en el peor nivel de las últimas décadas. Las que no están presentes para ese cambio son las condiciones subjetivas. ¿Cuáles son? Pues el nivel de conciencia y organización para lograr el cambio.

Dicho en otras palabras: lo que no tenemos es la dirección política que dirija y organice a los ciudadanos.

Si eso es lo que no tenemos y si se han revelado insuficientes todos los esquemas y plataformas, salidas de encerronas, reuniones y debates, entonces, lo lógico es que busquemos un mecanismo para lograrlo. Es verdad que los liderazgos no salen de mecanismos. Los liderazgos se ganan en los hechos, pero una dirección política formal y reconocida por los venezolanos es indispensable. Un Estado mayor que conduzca las luchas, para usar la jerga castrense.

Como es evidente que nadie está en capacidad de decir que es mejor que el otro, debemos recurrir a un árbitro que lo diga. Ese árbitro no puede ser tampoco una comisión de notables, tienen que ser los mismos ciudadanos los que tomen la decisión.

Es obvio que llegar hasta allí demandará que los partidos y el liderazgo de la sociedad civil comiencen este proceso dentro de sus propias organizaciones y que luego se pongan de acuerdo en un método sencillo, rápido y creíble para llevar este proceso a buen puerto.

Terminamos con lo que comenzamos: reconocemos que hoy es más atractivo hablar de las iniciativas que están en el candelero: las primarias; las elecciones; la enmienda y las negociaciones de México: Pero lo importante es que para encarar cualquiera de estas iniciativas, necesitamos legitimar la dirección política. Si, como dice Mc Luhan, el mensaje es el medio, hay que trabajar en ese medio para que llegue el mensaje.

No es excitante, ciertamente esta propuesta. Es polémica y compleja de implementar, pero es, en nuestra humilde opinión, necesaria.

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Eddie A. Ramírez S. Ene 25, 2022 | Actualizado hace 1 mes
Tendencia al dogmatismo
El dogmatismo pareciera tener cada día más adeptos. Cuando determinada situación nos agobia y no se visualiza una salida, nos abocamos a identificar un culpable

 

El dogmatismo pareciera tener cada día más adeptos. No es extraño, ya que esa tendencia ha aflorado en muchos países en tiempo de crisis. Cuando determinada situación nos agobia y no se visualiza una salida, nos abocamos a identificar un culpable. Por lo general ese culpable es quien nos ha causado daño, pero a veces señalamos a quienes endosamos, con razón o sin ella, la responsabilidad de obstaculizar la vía para salir del atolladero.

Culpables por acción

Tenemos claro que la dictadura de Maduro es la culpable del desastre. Curiosamente, muchos compatriotas exoneran a Hugo Chávez, responsable del inicio de la debacle. La devaluación de nuestra moneda y la caída de la producción petrolera evidencian la responsabilidad del teniente coronel. La pérdida de valor del bolívar la conocen todos, pero algunos ignoran lo sucedido con el petróleo o achacan a las sanciones el colapso de la producción.

El colapso petrolero

Según cifras de la OPEP, la producción en el año 2001 fue de 2.862.000 barriles por día (b/d). Cayó a 2.586.000 b/día en el año 2002 como consecuencia del paro petrolero de abril y del paro cívico de diciembre; se desplomó a 2.305.000 b/d en el 2003, como consecuencia del despido ilegal de casi 23.000 trabajadores. En el 2005 subió a 2.633.000 b/d, por inercia y por estar las instalaciones en perfectas condiciones, lo que demuestra que no hubo sabotaje, como todavía afirman los fanáticos rojos. Después del 2005, la producción petrolera ha caído año tras año por falta de inversión, de personal capacitado y la politización. Hoy es de solo 681.000 b/d. Maduro terminó de hundir al país. Eso lo reflejan las encuestas, los resultados en votación total el 21 de noviembre y los recientes de Barinas.

Culpables por omisión

Por estar consciente del rechazo, el régimen tenía que hacer abortar el referendo revocatorio que lo hubiese defenestrado. Al respecto, lo que extraña es la conducta del liderazgo opositor. Lo lógico hubiese sido que todos cerraran filas para apoyar esta iniciativa. Unos se hicieron los desentendidos, otros lo rechazaron. Algunos alegan que no se pronunciaron porque era imposible que tuviese éxito. Cierto, las condiciones ilegales impuestas por el CNE, de que deben recogerse el 20 por ciento de las firmas en cada estado, que los firmantes deben acudir a los pocos centros establecidos por el sumiso organismo electoral y que el régimen tenía derecho a conocer la identidad de los solicitantes, lo hacían inviable.

Pero lo que los demócratas exigimos a nuestra dirigencia es que luche por derogar esas condiciones inconstitucionales y no que permanezca pasiva. A última hora el CNE estableció otro obstáculo infranqueable, como es la recolección en un solo día de las firmas en puntos limitados. Quizá, en una maniobra de propaganda engaña bobos, el sumiso CNE acuerde más días y más puntos para la recolección de firmas, pero ese no es el principal escollo.

La constituyente

Queda apelar a una Asamblea Constituyente. No es la vía que preferimos en estos momentos, pero hay que apoyarla. Sus proponentes son ciudadanos bien intencionados, aunque algunos dan declaraciones como si fuesen los dueños de la verdad. Se oponen a elecciones organizadas por el CNE. No les faltan razones, pero no toman en cuenta que en plena popularidad de Chávez lo derrotamos en su primer intento de reformar la Constitución y en el 2015, con Maduro en el poder, ganamos las dos terceras partes de la Asamblea Nacional.

Además, cuando hemos ido unidos, con organización, testigos en todas las mesas, y candidatos apropiados hemos ganado varias gobernaciones y alcaldías. ANCO quiere organizar la elección sin participación del CNE. Ojalá lo logre y la comunidad internacional apoye para que el régimen reconozca los resultados. Otro punto de atención es lograr candidatos de la unidad democrática.

La Corte Penal

Un distinguido amigo indica que es necesario tomar en cuenta que la Corte Penal Internacional pareciera querer acelerar sus procedimientos y quizá decida enjuiciar a Maduro y a otros. Hay señales alentadoras. Esto debería producir una implosión en el régimen para lograr una transición pacífica. ¿Es posible? Sí. ¿Es probable? No lo sabemos y no depende de nosotros, pero es deseable.

Elección adelantada o en 2024

La otra opción, es presionar y conseguir en la negociación en México una elección adelantada. No es fácil. Hemos rechazado prepararnos para la elección del 2024, con liderazgos renovados. Cuando un distinguido compatriota como Ismael Pérez Vigil y otros, consideran que hay que considerarla, no debemos descartarla. Sin embargo, hay que presionar para que se adelante.

La gran crisis nos ha vuelto dogmáticos, unos más, otros menos. Como sabemos por la historia, el dogmatismo, político o religioso, ha traído muchas desgracias. En el caso de nuestra política hay seguidores de Torquemada, tanto en la dirigencia, como en los dirigidos. Si no deponemos nuestros dogmas, se hará más difícil salir de esta pesadilla. El fanatismo ha impedido la unión. Sin la misma se dificultará ejercer presión para salir del usurpador.

Como (había) en botica

El dogmatismo fue factor importante en nuestra guerra Federal e impidió la unidad en la lucha contra la dictadura de Gómez. La lograda contra Pérez Jiménez costó muchos años; Copei solo se integró cuando el dictador suspendió la elección e impuso el referendo.

Nos complace el éxito en Francia de la joven periodista Andreína Flores y de la cantante lírica María Fernanda Brea. Felicitaciones.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

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Asdrúbal Aguiar Ene 24, 2022 | Actualizado hace 1 mes
Entre el perdón y la felonía
1830 representa para los venezolanos un ejemplo de saberse empinar por sobre la tragedia. Ante el delirio de la épica fratricida, la paz fue esculpida por la ilustración civil

 

@asdrubalaguiar

1830 representa para los venezolanos un ejemplo de saberse empinar por sobre la tragedia. Ante el delirio de la épica fratricida que le traga al país casi dos décadas de su historia, inevitable por sobrevenidas la fatalidad de un terremoto y el egoísta encono entre miembros de la generación emancipadora, llegó luego un largo período de estabilidad política y constitucional. La paz fue esculpida, por segunda vez, de manos de la ilustración civil.

Mientras la Angostura de 1819 mira a la nación como boceto de un Estado memorioso y a perpetuidad agradecido de quienes se afanan por independizarlo con las armas, sin que ello significase el bien de la libertad, el nacimiento final de la república ve a la nación como “la reunión de todos los venezolanos”; libre, soberana ella, y arraigada en el territorio que le lega la Capitanía General de Venezuela.

Los padres fundadores de 1811 se refieren a la nación como la compuesta “de todos los hombres libres”. No por azar, de manera previa al dictado de nuestro primer pacto político se hace prevalecer una Declaración de los Derechos Pueblo.

De modo similar, la constituyente de 1830 trabaja desde antes bajo la premisa que luego hace constar en el artículo 1 de la Constitución de 22 de septiembre, a cuyo tenor “la nación venezolana es la reunión de todos los venezolanos” bajo un mismo pacto de asociación política para su común utilidad. Después seguirán las normas acerca de la república y su gobierno, pero aquellas y estas, quedan atadas al Decreto de Garantías de los venezolanos de 4 de agosto, suscripto bajo la presidencia parlamentaria de José María Vargas.

En este, junto con prescribirse la responsabilidad de todos los funcionarios públicos, por conductas violatorias, se aseguran la libertad civil, la seguridad individual, la propiedad y la igualdad ante la ley. Sus 35 artículos desarrollan los derechos al debido proceso, al juez natural, al límite a 3 días de toda prisión preventiva e in fraganti, castigándose la prisión arbitraria; se fijan la inviolabilidad del hogar y de los papeles particulares, la libertad de tránsito, publicar pensamientos y opiniones libremente, la prohibición de confiscaciones o privar a alguien de “la menor porción de su propiedad”. Y se prohíbe someter a ningún venezolano a leyes militares; y a los militares “tomar alojamiento en las casas de los demás venezolanos, sin el consentimiento de sus dueños”.

Era garantía de derechos de los venezolanos, incluso, la prohibición de extraer “del tesoro público cantidad alguna para otros usos que los determinados por la ley y conforme a los presupuestos aprobados por el Congreso”. Todo venezolano podía dirigirse al Estado y este se obligaba a responderle, a la vez que se les prohibía, en lo personal o como asociación particular, hacer “peticiones en nombre del pueblo, ni menos arrogarse la calificación de pueblo”.

La Constituyente de Valencia fue magnánima. Otorgó perdones e indultos, incluyendo a quienes desafiaron nuestra Independencia, al punto que proscribió las confiscaciones de los derechos y bienes de los súbditos del gobierno español para lo sucesivo. Pero, asimismo, hizo saber, luego de la revuelta de Río Chico para frenar el sistema político liberal naciente, que sus enemigos no podían permanecer en el suelo patrio o serían expulsados de él. E incluso hace una pública recriminación al propio Libertador, pues habiendo respetado con celo el sistema político que se dio Venezuela desde su emancipación estimulaba la sedición “aun después de haber obtenido su pasaporte para Europa”, a donde no llega. Así consta en el decreto que firma Miguel Peña, a nombre de la constituyente. 

Cierto o no lo anterior, habiendo recibido el Padre de la Patria honores póstumos por el mismo gobierno que previene a quienes se dicen validos por aquél, la deriva de tales aguas vuelve a confluir en el trágico delta de finales del siglo XX.

Los hombres de espada usurpan el nombre de Simón Bolívar para hacerse de los poderes del Estado y sobreponer aquélla y este a la nación de hombres libres que alcanzamos a ser, en un intersticio.

Llegado 1999, ocurrido el pecado que origina la ominosa y actual realidad que disuelve a la nación, dejando fuera del territorio a casi 8 millones de “hombres libres”, se dispuso la confusión entre la república y la nación, en el artículo 1 de la actual Constitución; ello, antes de que su artículo 3 dispusiese dar competencia al Estado para que, a su arbitrio, procure el desarrollo de cada persona; lo que pasa a ser cosa suya y no obra de la acción libre de cada venezolano.

Se trata, pues, de una cuestión vertebral para su consideración; todavía más cuanto que, la Conferencia Episcopal Venezolana ha pedido reconstruir a la nación, que es, como cabe repetirlo, reunión de hombres libres y no unidad de un pueblo sujeto a quien decida encarnarlo.

El parteaguas intelectual que se encuentra en el trasfondo de todo esto –resurrección del conflicto escolástico entre el Derecho divino de los reyes vs. la idea de la nación como soberana– no es otro que el quiebre impuesto por una mayoría relativa de venezolanos que decidió constituir para imponer su visión parcial al resto de la nación, dejando de ser esta la “reunión de todos”.

En suma, hoy se reduce al plano de lo cosmético, que el pacto vigente imponga como norma para su interpretación “la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador”; mientras la precedente, la de 1961, pedía “conservar y acrecer el patrimonio moral e histórico de la Nación, forjado por el pueblo en sus luchas por la libertad y la justicia y por el pensamiento y la acción de los grandes servidores de la Patria (los hombres de 1811 y 1830), cuya expresión más alta es Simón Bolívar, el Libertador”, primus inter pares pero dentro de la pluralidad.

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La magia de los 100 años de Mago
Llegar a los 100 años como Luis Beltrán Mago es una fortuna: mantiene intacta su curiosidad y su amor a la vida

 

@cjaimesb

El pasado sábado 22 de enero, el Círculo de Escritores de Venezuela honró con un hermoso homenaje a su fundador, expresidente y poeta Luis Beltrán Mago, quien una semana antes había cumplido 100 años. Edgar Vidaurre, el presidente del Círculo, hizo una entrañable presentación de Mago, quien, cuando le tocó el turno de hablar, se paseó por episodios de su vida, antes de deleitarnos con lecturas de sus poemas, unos conocidos y otros inéditos.

Nacido en Cumaná, el mar de su infancia es uno de los grandes protagonistas de sus poesías, como también lo fue para su paisano el poeta Cruz Salmerón Acosta.

A los 10 años quedó huérfano y fue criado por su madrina, quien sentenció, cuando le tocaba ir a la universidad “se va para Caracas porque si se queda aquí va a ser otro borrachín en una plaza”. Mago se doctoró en Ciencias Políticas y Sociales en la UCV y trabajó durante muchos años en la Fiscalía General de la nación. Su obra poética es densa, prolífica y muy hermosa. Escucharlo recitar sus versos es, sencillamente, un privilegio.

Llegar a los 100 años como Luis Beltrán es una fortuna: mantiene intacta su curiosidad y su amor a la vida. Confesó que el vino lo ha acompañado siempre, porque siempre ha tenido o encontrado algo que celebrar. Su voluntad de vivir es a la vez una necesidad básica, una meta y un impulso.

En sus conocidas memorias sobre el Holocausto, Víctor Frankl, autor del libro El hombre en busca de sentido, asoció la voluntad de vivir con un propósito; utilizando las palabras de Nietzsche, afirmó que quien tiene un “por qué” para vivir, puede soportar casi cualquier “cómo”.

Luis Beltrán Mago es positivo, tiene fe en la vida, en las personas y constantemente busca nuevas experiencias. Es optimista, alegre y con ganas de involucrarse en el mundo que lo rodea. Su envejecer no ha sido una juventud perdida, sino una nueva etapa de enriquecimiento espiritual, oportunidades y fortaleza. En otras palabras, ha sido joven durante mucho tiempo. «Cuanto más vivo, más hermosa se vuelve la vida» dijo Frank Lloyd Wright, palabras que definen a la perfección a Luis Beltrán Mago.

En todo el mundo, llegar a los 100 años se considera una gesta. Pero llegar a los 100 años como Luis Beltrán Mago, sano, brillante, divertido, con proyectos para el futuro, es una proeza.

En Okinawa, Japón, una región famosa por albergar las personas más longevas del mundo, los residentes son considerados niños hasta que cumplen 55 años. Tienen un ritual llamado “kajimaya” que no es otra cosa que anunciar el regreso a la juventud cuando las personas cumplen… 97 años.

En la India, hay una bendición especial para quienes tocan los pies de los ancianos: «Que vivas cien años». En la tradición judía, cuando alguien cumple años se le dice: “¡Hasta los 120!” porque la Torá indica que Moisés vivió 120 años. Algunos italianos, para felicitar a los amigos en sus cumpleaños− les auguran «Cent’anni!», que significa «cien años» de vida feliz. Lo mismo dice la canción con la que los suecos cantan cumpleaños. En Polonia, Sto lat, la canción más popular de todas, también expresa un deseo de vivir cien años. En Grecia, desear feliz cumpleaños a alguien siempre termina con “να τα εκατοστήσεις”: «que cumplas cien años».

Muchos escritores, filósofos y pensadores han escrito sobre la llegada a una edad avanzada. Henry Wadsworth Longfellow dijo: «La edad es una oportunidad no menos que la juventud misma, aunque con otro vestido: cuando el crepúsculo de la tarde se desvanece, el cielo se llena de estrellas, invisibles durante el día».

Luis Beltrán Mago ha triunfado sobre la vejez porque su mente y su corazón son jóvenes. Querido amigo, voy a felicitarte con una tradición de Sri Lanka: «puedes vivir 220 en lugar de 100».

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