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Opinión

Descentralización vs Estado comunal
Les corresponde a los diferentes sectores del país la defensa de la descentralización como un instrumento para recuperar la democracia

 

@froilanbarriosf

En cada lance político que observamos en Venezuela aflora la paradoja de la crisis política institucional. La Constitución consagra en su artículo 4 el Estado federal descentralizado, pero sobre este pende la pretensión del régimen, aún no consumada plenamente, de imponer un Estado comunal autoritario que no tiene registrada ni una letra en la vigente y violada carta magna.

Esta ambivalencia ha determinado que la tiranía, iniciada con Chávez y profundizada con el actual usurpador, vaya rebanando los rasgos federales sin lograr extinguirlos totalmente.

Inició su andadura en 2006 con la Ley de Consejos Comunales. Luego con la intención frustrada de reforma en 2007. Para finalmente retomarla, en diciembre de 2010, con el racimo de leyes orgánicas comunales, que hoy tienen su extensión en la ley de ciudades comunales aprobada en 2021.

La violación del texto constitucional llegó a tal magnitud que se aprobaron, con el lamentable consenso opositor, leyes regionales y ordenanzas ajustadas al autoritario proyecto de Estado comunal. 

En el fondo de sus entrañas dictatoriales, el régimen no quisiera que existieran alcaldías, gobernaciones o entes descentralizados; ni tampoco situados constitucionales a estados y municipios. Esto lo demostró la desaparición del Fondo Intergubernamental para la Descentralización (FIDES) y la Ley de Asignaciones Especiales (LAE), aplicada en los estados de explotación minera e hidrocarburos; así como el despojo de competencias concurrentes, exclusivas y residuales a gobernaciones y alcaldías. En fin, el detestable estilo tirano ha sido durante estos 22 años repartir en cadenas presidenciales recursos como si Venezuela fuera su hacienda y ahora un bodegón.

El odio a la descentralización es la divisa del régimen. Pero no puede borrarla de un plumazo del texto constitucional.

Aunque de facto, como dictadura al fin, la envilece cuando le place con procesos electorales truculentos, como ha ocurrido con las recientes elecciones del 21 de noviembre. Convierte en caricatura la descentralización, que fue la experiencia política más refrescante ocurrida en la última década del siglo XX venezolano. 

Pero esta se mantiene como una piedra en el zapato para la dictadura. Se le aparece en la ocasión menos esperada, como aquel espanto de la sabana representado en la leyenda del Silbón; muestra al mundo las verrugas del régimen, que desconoce el poder más cercano al ciudadano como lo son las alcaldías y gobernaciones. 

Les corresponde a los diferentes sectores de la vida política, económica y social retomar la defensa de la descentralización como un instrumento para restaurar la democracia. Si los sindicatos y sus centrales luchan en la OIT por defender los derechos laborales, de igual forma la confrontación contra el centralismo de todo corte es un eje fundamental; esto, junto con el resto de tareas democráticas a ser asumidas para restablecer el Estado derecho, a saldarse con el fin de la dictadura que agobia a los venezolanos. 

No es tiempo del capitulador doblarse para no partirse. Entre los antídotos para enfrentar al régimen, la descentralización concentra uno de los mejores argumentos por ser constitucional. Para darle batalla a una dictadura infame apoyada en las bayonetas. Y despreciada por más del 80 % de la población venezolana.

*Movimiento Laborista.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

#CrónicasDeMilitares | Juan Vicente González ante Juan Crisóstomo Falcón: una curiosa maroma del gran autor
Para Juan Vicente González, Falcón pasó de ser un cobarde a “un factor primordial de orden y cohesión”. ¿Por qué la cabriola del mordaz autor del siglo XIX?

 

@eliaspino

Todos sabemos de la vehemencia de Juan Vicente González en las luchas políticas del siglo XIX, gracias a las cuales se ganó el prestigio de ser, seguramente sin disputa, el más implacable martillo de los liberales. A partir de 1841, su pluma fue la más constante y venenosa en el apoyo de los llamados godos y en el ataque de las nacientes y preocupantes fuerzas de la oposición, cada vez más respaldadas por los sectores populares. El partido que enarbola entonces la bandera amarilla bajo la jefatura de Antonio Leocadio Guzmán lo encuentra como su adversario más tenaz, capaz de exagerar y aun de mentir en la custodia del régimen llamado conservador. Un periódico fundamental de las batallas políticas de entonces, Cicerón a Catilina, panfleto incendiario que circula entre 1845 y 1846, se debe a su exclusiva autoría y compendia los excesos de opinión contra los movimientos del “populacho” que atormentaban a los círculos de autoridad controlados por los generales Páez y Soublette.

Por consiguiente, nadie se sorprende por el texto que escribe contra Juan Crisóstomo Falcón en los albores de la Guerra Federal. Estaba dentro su tradición de godo de uña en el rabo. Es un extenso escrito que circula en las entregas 41 y 43 de El Heraldo, entre el 20 y el 27 de agosto de 1859, con el objeto de desacreditar a quien se perfilaba como líder de los revolucionarios. Parte de una descripción general del personaje y después lo ataca mediante la referencia a hechos concretos.

Veamos cómo lo pinta en sentido panorámico:

De corazón inconstante y veleidoso, fácil para ofrecer cuanto se le exige, fácil para olvidarlo, nadie cuenta con su palabra. Simpatiza con los pendencieros a quienes protege y de quienes se rodea, mientras aleja con cuidado a quienes le importunan por sus virtudes y saber, y hasta los burla y escarnece».

Después refuerza la caracterización con datos específicos, de los cuales veremos ahora un trío. Este es el primero:

Pasó en San Felipe una larga temporada como negociante de café, pero tuvo que abandonar este lugar por una causa criminal que se le siguió por el ataque alevoso contra un sujeto respetable de aquel pueblo. Los oficios de su padre, que voló desde Coro para intervenir en el juicio, lo salvaron del castigo que merecía».

Recordemos el segundo fragmento:

Continuó en el campo, en la hacienda de su padre, en íntimas relaciones con la esclavitud y el peonaje, en el ocio el día, en pendencias y escándalos la noche, amenazando la parroquia de Cabure, cantón San Luis, que era progresista. A esa partida de hombres apellidó ‘los cabureros en campaña’. Continuó así sosteniendo el poder arbitrario que dominaba aquella provincia hasta el 24 de enero de 1848″.

El último se detiene en un hecho de armas en el cual destacó por su cobardía y su crueldad, de acuerdo con la versión del empecinado adversario. Estamos en 1854, cuando se levanta en armas en Coro el valeroso general Juan Garcés, figura célebre de la comarca a quien debe enfrentar el joven Juan Crisóstomo. Según la crónica de González:

Este hombre valeroso fue herido mortalmente por haberse arrojado tres veces en medio del ejército de Falcón que, disfrazado y trémulo, se guardaba entre un cuadro de soldados, distante de la línea de acción. Herido el Héroe de Coro, se dirigió a la playa del mar, lanzó al agua sus armas y quedó agonizante. En el suelo fue desnudado, se le cubrió de heridas y arrastrado con una soga de un pie y del brazo que hacía temblar a Falcón, se le llevó a su presencia. Ni un soldado de Garcés murió en el fuego, pero todos los rendidos fueron asesinados y premiados los asesinos por recomendaciones de Falcón. Para sí pidió la confiscación y adjudicación de una casa del general Garcés en pago de sus sueldos».

González hace el trabajo en el cual ha destacado y por el que lo celebran los “oligarcas”. Falcón es el sujeto menos recomendable de la época debido a los defectos de su carácter y a los episodios de irresponsabilidad, lenidad y crueldad que ha protagonizado. Es lo que se colige de la versión del famoso “Tragalibros”. Si los lectores de la época respetan al autor, deben preocuparse o escandalizarse por el sujeto que dirigirá huestes enemigas. Aunque quizá también se tranquilicen, debido a que le atribuye un defecto susceptible de producir sosiego en el campo rival: la cobardía. En todo caso, ahora solo conviene recordar que el autor cumple el rol debido a cuya práctica se hizo célebre en la historia patria. Pero, y ahora nos aproximamos al lado curioso y poco conocido de esos anales, también se deben sorprender los lectores de entonces y de ahora por un cambio inesperado de opinión, por una insólita cabriola.

En 1864 crecen los ataques contra Facón, ya presidente y mariscal. Se duda de sus cualidades de gobernante y surgen reacciones de líderes federales que pretende echarlo del poder. De pronto, sin que nadie lo pudiera imaginar, en el número 46 de El Nacional circula un escrito titulado El General Falcón y sus calumniadores, firmado por Juan Vicente González. El autor había sido una de las plumas más tenaces del gobierno constitucional durante la reciente guerra, lanzando dardos contra los excesos del oscuro pueblo “feberal” en los combates y en el asolamiento de las poblaciones. Hablaba de la necesidad de no cesar en el combate de la barbarie. Solo se retiró de las trincheras de la imprenta debido al disgusto que le ocasionó la dictadura del anciano Páez, y ahora, sorpresivamente, vuelve para hablar de su antiguo rival en los siguientes términos:

Todos contribuyeron sin duda al triunfo de la revolución federal, los soldados sobre todo, hijos heroicos del pueblo, que lucharon infatigables y siguieron llenos de fe la enseña de sus jefes. Ningún caudillo pelea y vence solo. Consiste su gloria en agrupar intereses y sentimientos y hacer de ellos un ramillete, un cuerpo; consiste en unir, y para esto, distinguir los sentimientos capaces de unión y capaces de ser un principio de gobierno, animándolos, fortificándolos, haciendo prevalecer las causas de cohesión sobre las de división y mutilamiento. La gloria del General Falcón es haberse convertido en centro necesario de acción, haber dominado rivalidades ariscas e impetuosas, haber uncido al carro de la revolución aspiraciones indómitas, haber servir al triunfo los Bruzuales, los Arismendis, los Vásquez… Cuando se examinan de cerca estos elementos, que él aprovechó durante cinco años de cruda guerra, conócese el método superior del que les dio un programa, los mantuvo en una senda, evitó sus pendencias, los forzó a secundar sus planes aun a despecho de ellos, supo conservar el primer puesto, sin que nadie osase disputárselo, y enfrentó la envidia y aun la insolencia».

¿Habla del mismo personaje a quien descreditó en 1859? ¿Se refiere al mismo pueblo soliviantado y destructor contra el cual escribió páginas incendiarias que pueden leerse en los impresos de la época? Falcón es ahora un factor primordial de orden y cohesión. Ha saltado de la oscuridad del ayer a la brillantez de la actualidad, de promotor de la anarquía a regulador del orden constructivo. La chusma del pasado se ha convertido en “hijo heroico” de una revolución en la cual no advierte defectos. Una investigación atenta desvelará los motivos de una metamorfosis tan elocuente, que ahora dejamos para curiosidad del lector de nuestros días.

Julio Castillo Sagarzazu Dic 14, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Barinas y el Alma llanera
El alma llanera o, mejor dicho, de los llaneros, pudiera estar cambiando. Y, con ello, indicando una vía a seguir para el resto de los venezolanos

 

@juliocasagar

Otro bongo remonta el Arauca… Es ahora el de la notable y particular conducta política y electoral de los estados llaneros de Venezuela. En efecto, el pasado 21 de noviembre, en el evento para elegir gobernadores y alcaldes, los estados Apure, Cojedes, Guárico y, en particular, Barinas revelaron una curiosa tendencia que podría explicar en mucho el devenir del futuro político venezolano. ¿Por qué? Síganos a los siguientes párrafos donde aventuraremos una hipótesis.

Venezuela es un país de numerosos ambientes naturales y geográficos. Tenemos Andes, pero no somos un país andino. Tenemos selvas, pero no somos un país amazónico. También tenemos llanos pero tampoco somos un país llanero. En realidad, somos un país caribe. El arquetipo del venezolano es definitivamente caribe. Con todo lo que ello implica: el mestizaje de los indígenas de esa tribu con el blanco peninsular y el negro venido de África. “Aquí el que no tira flecha, toca tambor”.

¿Entonces por qué “lo venezolano” ha sido relacionado con el llano? ¿Por qué nuestro segundo himno es el Alma llanera y nuestro baile nacional es el joropo?

La respuesta −temeraria, lo admito− tiene mucho que ver con la “antropología” política creada por Acción Democrática a comienzos de los años 40. Tuvo mucho que ver en ello Doña Bárbara y el liderazgo de Rómulo Gallegos. Aunque fue Rómulo Betancourt quien tuvo la habilidad de hacerse de la narrativa galleguiana para crear el modelo de Juan Bimba y hacer de lo llanero el arquetipo de lo venezolano, bebiendo de esa fabulosa historia en la que doña Bárbara, Santos Luzardo, Marisela, Mr. Danger, y el Mujiquita representaron un país que comenzaba su lucha de la civilización contra la barbarie.

En efecto, Acción Democrática fue el verdadero fundador de la sociedad civil venezolana. No de la que conocemos hoy, pletórica de organizaciones civiles que agrupan toda la diversidad de intereses que la cultura contemporánea ha creado; sino de la sociedad civil de las “masas populares”: la de los trabajadores con la CTV, la de los campesinos con la FCV y la de los maestros con la FVM. Con un relato fácil y comprensible, los adecos lograron llegar al alma venezolana. Así, el andino, el oriental y el habitante de las costas, quedaron engullidos en el prototipo del venezolano de los llanos. Un acierto de marketing político, sin duda alguna.

Como era natural, esta expresión del imaginario popular ancló con mayor fuerza en los estados llaneros, donde usaban el caballo y el bongo para recorrer sabanas y ríos para relacionarse. Estas entidades se convirtieron en plaza fuerte del partido blanco y (¡oh, sorpresa!) también del chavismo que reproducía, al calco, la influencia política adeca en estas regiones; ayudados, sin duda, de la épica de Maisanta, y del nacimiento del comandante en Sabaneta, estado Barinas.

Por ello, no deja de ser sugerente la idea de considerar este descenso de las fuerzas oficialistas en los estados llaneros como un signo auspicioso de los nuevos tiempos en el país.

En efecto, luego de lo acontecido en el estado llanero, Barinas tiene que ser analizado “fuera de la caja”. O, como dicen los estadísticos, como “un punto fuera de la curva”. La torpeza del régimen al desconocer la victoria de Freddy Superlano ha cambiado las variables de la ecuación que estuvieron planteadas el 21 de noviembre.

La primera consecuencia ha sido que el frente que apoyó a Superlano se ha nutrido de otras organizaciones que regional y nacionalmente participaron de otras opciones y ahora hacen causa con la candidatura de Garrido. Igualmente, las del oficialismo y las del colaboracionismo se han visto en la necesidad de salir del clóset y presentarse ante el país cumpliendo el verdadero rol que tienen. Este no es asunto menor.

Esto ha hecho que la elección de enero se haya convertido en un evento plebiscitario que ha tocado emocionalmente al opositor promedio, incluso al que no fue a votar el 21. Este es otro elemento importantísimo a considerar y que pone de manifiesto cómo un acontecimiento inesperado puede suscitar emociones que habían estado latentes. Se trata de un reto a la dirección política opositora que está en el deber de encauzar y no dejar languidecer.

La batalla de Barinas no será obviamente una batalla para ganar posiciones. Para la oposición, ganar la gobernación con Sergio Garrido es importante, pero también lo es el deterioro político, el desgaste y la desmoralización que puede lograr en las filas del oficialismo.

Se trata de una operación que puede asimilarse a los ataques de una columna guerrillera que solo busca hostigar y desmovilizar a su enemigo y a la que la conquista de territorio no les es necesariamente importante.

El alma llanera o, mejor dicho, de los llaneros pudiera estar cambiando y, con ello, indicando una vía a seguir para el resto de los venezolanos.

Se está poniendo bonito el caney. Hay que jugarse a Rosalinda. Vamos a ver si el 9 de enero los dados de la política nos devuelven los corotos.

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Eddie A. Ramírez S. Dic 14, 2021 | Actualizado hace 1 mes
¿Embarrados por el Barroso?

Foto de fondo: derrame de petróleo en Cabimas-Zulia (gráfica de Rafael Sulbarán de junio 2021, en revista.drclas.harvard.edu). En primer plano, el histórico reventón del Barroso II, en Cabimas, 1922.

Nos preguntamos si los miles de pozos perforados desde el reventón del Barroso II embarraron al país y a gran parte de los venezolanos

 

Hoy, hace 99 años se produjo el reventón del pozo Barroso número 2. Un reventón es la salida de un chorro de petróleo por la presión interna del pozo, la cual era difícil de controlar con las tecnologías disponibles en los años iniciales de la explotación del producto que cambió a Venezuela. Ese chorro embarró o embadurnó durante varios días a los habitantes de una aldea llamada Cabimas. Ya no se producen reventones, pero cabe preguntarnos si los miles de pozos perforados embarraron al país y a gran parte de los venezolanos.

Cegados por el petróleo

Creímos que éramos ricos porque teníamos grandes ingresos que permitieron a una parte de la población vivir sin preocuparse por la producción y productividad de otros rubros y, mucho menos, por los principios y valores. Promovimos un Estado fuerte, dueño de vidas y haciendas. Para sobrevivir, el ciudadano tiene que recostarse, humillarse ante el mismo o bien intentar apoderarse del gobierno para controlar las estructuras de ese Leviatán. Esto último es la razón de ser de los políticos. Una de nuestras desgracias es que, cuando han llegado al poder, no le han cortado las patas al monstruo, sino que, con buena o mala intención, lo han puesto al servicio de lo que consideran es conveniente.

Los adoradores del Estado

Han tenido la tendencia a poner obstáculos a las iniciativas privadas. La primera extracción mecánica de petróleo, destilación de kerosén y su exportación, la inició un grupo de emprendedores tachirenses encabezado por Manuel Antonio Pulido y Pedro Rafael Rincones, en 1878. El Estado no apoyó la iniciativa de la Petrolia del Táchira. Por el contrario, no renovó la concesión a sus herederos. Años después, cuando en 1976 se estatizó la industria petrolera, fueron eliminadas las empresas petroleras privadas venezolanas Talón y Mito Juan.

A pocos les interesa competir por la presidencia de una junta de condominio, en la que hay muchos sinsabores y pocas gratificaciones. Sí es atractivo luchar por la presidencia de la república o por un cargo importante en un país que tiene infinidad de empresas del Estado. Las abejas, insectos laboriosos que trabajan en equipo, abundan en países donde el Estado no posee empresas, ni la discrecionalidad para otorgar contratos. En casos contrarios, abundan los alacranes. En Venezuela, un cierto número de ciudadanos incursiona en política como medio para elevar su nivel de vida, frecuentemente por caminos tortuosos.  

Lo anterior pareciera evidente, pero el petróleo nos dificulta percibirlo. Chávez-Maduro han llevado el extremo el estatismo para ejercer un mayor control sobre la población.

Del lado de la dirigencia democrática, con excepción de María Corina, da la impresión de que la mayoría no tiene una oferta diferente. Por lo general se tilda de antipolíticos a quienes han hecho estas observaciones. Un caso relevante han sido las injustas descalificaciones a Uslar Pietri.

Trabas para lograr acuerdos

Ese petróleo, es decir los ingresos por su exportación, nos ha dificultado ponernos de acuerdo sobre lo que debemos hacer y el cómo hacerlo. Todavía no nos percatamos de que esos montos ya no son suficientes para atender nuestras crecientes necesidades. Es utópico pensar que, cuando salgamos de este régimen, bastará realizar una elección primaria para elegir al candidato de la democracia. Si no queremos volver a las andadas, será necesario un pacto político de gobernabilidad a largo plazo que establezca la privatización de las empresas del Estado, así como enmendar la Constitución para garantizar la descentralización y eliminar la reelección presidencial.

Mensajes con destino

Si aceptamos lo anterior, probablemente disminuirán las luchas sucias por alcanzar el poder y muchos abrirán los ojos. Cabe recordar algunos refranes. Los Claudios se darán cuenta de que honra y dinero mal habido no caminan por el mismo sendero. Los Borges entenderán que no es beneficioso tener la cruz en el pecho y el diablo en los hechos. Los Ramos se percatarán de que retirarse a tiempo no es huir. Las María Corinas percibirán que del dicho al hecho hay un largo trecho y que quien no oye consejos, no llega a viejo. Los Capriles descubrirán que con la vara que midas serás medido. Los Leopoldos advertirán que no por mucho madrugar, amanece más temprano. Los alacranes tenderán a desaparecer por aduladores, engañadores, y al cabo traidores

En el pasado, el ingreso petrolero permitió construir aceleradamente la infraestructura del país y formar buenos profesionales. Fallamos en formar buenos ciudadanos, en establecer instituciones sólidas, en eliminar el presidencialismo, el centralismo y el estatismo. Estas grietas no permitieron la reducción de la pobreza y de la desigualdad, y dieron paso al régimen corrupto, inepto y violador de los derechos humanos que rige de facto desde hace varios años.

El petróleo tiene todavía algún tiempo para contribuir parcialmente a nuestro desarrollo. Ojalá no nos sigamos embarrando y, por lo pronto, que nuestros diputados prorroguen el Estatuto de Transición y ratifiquen a Guaidó como presidente interino

Como (había) en botica

Esa excelente colonia italiana que vino a esta otrora Tierra de Gracia nos aportó a un distinguido venezolano. Don Armando Scannone nos proporcionó no solo magníficas recetas de cocina, sino ejemplo de buen ciudadano y gran caballero. Cuando la Gente del Petróleo estábamos en la lucha por la meritocracia, tuvo la amabilidad de invitarnos a un almuerzo en su casa. Que descanse en paz.

Felicitaciones al colega ingeniero agrónomo Ramón Bracho, electo alcalde del municipio Baralt. También a Rafel Uzcátegui, director de Provea, por el premio franco-alemán de derechos humanos. Igualmente, al diputado Carlos Paparoni, premio Campeones Anticorrupción otorgado por Estados Unidos.

Lamentamos el fallecimiento de Víctor García y de Freddy Jiménez, compañeros de Gente del Petróleo y de Unapetrol.

¡No más prisioneros políticos, ni exilados!

eddiearamirez@hotmail.com

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Carolina Jaimes Branger Dic 13, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Mariíta
Respeto: una palabra que cada día se devalúa más, pero que ha sido una de las columnas vertebrales de una mujer íntegra como Mariíta

 

@cjaimesb

Hoy vino Mariíta. No la veía desde antes de que comenzara la pandemia. A sus 84 años sigue estupenda, con una energía y un ánimo envidiables. Me encantó encontrarla tan bien y poder abrazarla en vivo, no a través del teléfono.

Mariíta nació y creció en la casa de mis bisabuelos porque su mamá, Amelia, trabajaba con ellos. Es cinco años menor que mi mamá, y contaba mi abuela que mi mamá juraba que Mariíta era suya. Quería estar con ella todo el tiempo. Hay una foto de cuando ella tenía como un año, sentada entre los juguetes de mi mamá, donde parece una muñeca, una negrita linda de mirada inteligente. Todavía es una mujer bonita.

Luisa, su hermana mayor, sí es contemporánea con mi mamá. Pero, por alguna razón, mi mamá la pellizcaba y cuando Luisa lloraba −porque no se defendía− mi mamá no quería jugar más con ella. A Mariíta, quizás por su carácter recio desde bebé, nunca la pellizcó. Todo lo contrario, como dije antes, era su consentida.

Cuando mis hermanos y yo le celebramos con una fiesta sorpresa los 60 años a mi mamá, “los primeros chicharrones”, como ellas mismas decían, fueron Luisa y Mariíta, quienes gozaron un puyero reconociendo y compartiendo con los primos y amigos de toda la vida de “Hercilín”, como siempre la llamaron hasta que se casó: Mariíta entonces empezó a decirle “señora Jaimes”, si estaban en público. Aunque inútilmente mi mamá le decía que no la llamara así, ella, de manera invariable, respondía: “es para que las otras que vengan a trabajar aquí no te vayan a faltar el respeto”.

Respeto: una palabra que cada día se devalúa más, pero que ha sido una de las columnas vertebrales de una mujer íntegra como Mariíta.

Cuando pienso cómo gran parte de nuestro pueblo se convirtió en un parásito esperando que le regalaran todo, de inmediato salta Mariíta en mi memoria. Hasta ahora está activa, no le gusta pedir, ni que la mantengan. Ha trabajado toda su vida, levantó a sus siete hijos que son como ella, incansables y diligentes, echados pa´ lante y responsables, como solían ser los venezolanos.

Mariíta nunca faltaba al trabajo. Siempre estaba con una sonrisa a flor de labios. Si tenía problemas −que ha debido tener muchos− nunca la oí quejarse. Más bien, su alegría sigue siendo contagiosa. Cuando se ríe a carcajadas, cosa que hace con frecuencia, es una fuente de buena vibra.

Así como ha sido buena madre, fue buena hija. Su mamá, Amelia, tuvo una demencia senil agresiva. Más de una vez le sacó un cuchillo de cocina y le decía que la iba a matar. Y Mariíta lidió con ella con paciencia y mucho amor.

Para mis hijas siempre es una fiesta que Mariíta venga de visita. El grito de emoción de Tuti cuando la vio esta mañana lo han debido escuchar los vecinos. Luisa vivió conmigo un par de años y también se pegaron mucho con ella, porque Luisa es muy suave. Mariíta, en cambio, es un cascabel.

Me trajo un periódico donde yo había escrito la historia de Yiyo, el jardinero de la casa de mi abuela, y que ella había guardado. También me trajo una foto donde salen ella y mi mamá. Y pensé que, así como yo ya había escrito sobre Yiyo, sobre Mamajose, la nana de mis hijas, sobre Tatá, Cheché, María y Adilia, las maravillosas mujeres que trabajaron en mi casa y de muchas maneras iluminaron mi vida, debería escribir sobre Mariíta, sencillamente porque se lo merece.

Es una persona que siempre ha estado presente en mi vida, que ha sido leal y consecuente, cariñosa y divertida. Las personas importantes no lo son necesariamente porque hayan logrado grandes cosas, sino porque han sabido tocar los corazones de quienes tienen cerca. Mariíta es una de ellas.

Este artículo, mi negra querida, es para ti. Ojalá que para la Venezuela que viene contemos con muchas personas como tú.

Levantarnos una vez más

Levantarnos una vez más

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Asdrúbal Aguiar Dic 12, 2021 | Actualizado hace 1 mes
La guerra contra Occidente
No se nos oculta que determinadas expresiones de la izquierda contemporánea aspiran a ser hegemónicas en la batalla cultural que despliegan contra Occidente

 

@asdrubalaguiar

No se nos oculta que determinadas expresiones de la izquierda contemporánea −causahabiente del socialismo real y sucesivamente del socialismo del siglo XXI– aspiran a ser hegemónicas en la batalla cultural que despliegan contra Occidente. Eso, como lo apuntara el expresidente Luis Alberto Lacalle, lo saben los artistas, los escritores, los periodistas que cuando salen valientemente a discrepar de lo que tales expresiones imponen como opinión “legítima” o consagran bajo el dogma de lo políticamente correcto, son eliminados de los medios; se les margina o subestima y se les excluye de lo que es crítica o comentarios en conferencias, de libros o expresiones culturales que pretenden romper con esa hegemonía o tendencia de visos cabalmente totalitarios.

La libertad, que en Occidente y para sus raíces judeocristianas y grecolatinas, es arbitrio con conciencia y responsabilidad por las consecuencias del ejercicio de la libertad. Se la quiere por aquellas y, en apariencia, como un absoluto para fomentar la guerra de todos contra todos, atizar la desconfianza entre unos y otros; justamente para liquidar de raíz y al término a la democracia, dejando que la libertad se destruya a sí misma.

Se trata, exactamente, de desasir al todo y a todos de raíces; en otras palabras, pulverizar las columnas que le dan sustentación milenaria a nuestra civilización; sobre todo a su denominador común, la cultura de la libertad anclada sobre la razón que la hace trascender. Se habla y se repite, así, la conseja de malas herencias tachadas de resabios y fanatismos, propios de confesionalismos o formas de paternalismo u oscurantismo que deben superarse.

Quienes están comprometidos con las libertades en Occidente y quienes se sienten orgullosos de su patrimonio intelectual, no dudo que estén viviendo un dilema real y de presente, de orden existencial, primordialmente antropológico.

Los daños irrogados por las señaladas tendencias direccionales del siglo en curso, que afectan al orden histórico y político de la región desde hace treinta años, tienen su fuente en prejuicios nutridos de fanatismo, que ven al hombre y a la sociedad como desprovistos de un soporte ontológico, de realidad verdadera.

Para resolver, para poder ofrecer utopías reales o un futuro de seguridades al concierto de nuestras naciones, urge entonces que nos despejemos de mitos. Ellos son la obra de taras sostenidas por quienes pretenden seguir sojuzgándonos y mostrándonos como víctimas irredentas de un colonialismo que no cesa. Les conviene mantener vivo el complejo de nuestra dependencia. Por ello no cesan de tremolar las amenazas de imperios inexistentes o cuando menos en franca declinación.

Hemos de estar alertas ante el supremo peligro que significa para las generaciones más jóvenes y que se labran su porvenir, en plena era digital, el avance hacia sistemas políticos y culturales anclados en la idea de un hombre prometeico traficante de ilusiones, alimentado además por el narcisismo digital que distrae.

El socialismo que acecha

El socialismo que acecha

En síntesis, por vía de conclusiones, la primera constatación sobre la crisis corriente de la democracia en Occidente y en América Latina –acelerada por la expansión de «neodictaduras» que buscan justificarse en la pandemia del COVID-19 o en la defensa de los derechos de los excluidos o los llamados diferentes– es que ella reclama de una reinvención prescriptiva que equilibre a los extremos, sin que se neutralicen en una quietud centrista. Y ese centro creativo no es otro que el reconocimiento y la garantía de todos los derechos para todas las personas, sin discriminaciones de ningún género.

Cabe evitar, por ende, que la experiencia de la democracia pierda su referente esencial al momento de adecuársela a las realidades distintas que postula el siglo XXI y que cabe aceptar de inevitables. Me refiero a la salvaguarda y el restablecimiento del tejido social, cultural e histórico desde la idea amalgamadora de la nación –esa solo se concreta desde las ideas de la ciudad y del hogar– que, de suyo, una socialmente sin mengua de la diversidad.

¿Acaso a través de una vuelta al principio ordenador y liberal de la dignidad humana, como el denominador común que, en 1945 y tras el Holocausto, nos ofreciera un orden luego desconocido por la propia ONU, en el que se conjugue en favor de la persona y de su libertad, que no en favor del Estado o su gobierno? La respuesta debe ser afirmativa.

En la práctica, resolver sobre los derechos y acerca de sus garantías dentro de un renovado Estado constitucional de derecho, implica, en primer término y a la luz de las tendencias globales en curso, contextualizar democráticamente. Es decir, se requiere de afirmar el derecho a la democracia y al cabo resolver –¿acaso por el juez constitucional o el parlamento, o el gobierno, o todos a la vez y de forma cooperativa y en sus tareas esenciales de guardianes de la Constitución?– sobre la base de la naturaleza de la persona humana.

Entre derechos que se aleguen o se opongan y sus tutelas respectivas, para darle textura de base a la diversidad social, linderos democráticos al pluralismo, y para circunscribir el todo a las exigencias ineludibles de la misma libertad en democracia, cabe sostenerla junto a los principios de igualdad y de fraternidad entre todos. Todos los derechos, para que todas las personas sean libres y asimismo responsables.

En suma, dejar atrás los mitos ideológicos y forjar utopías realizables, animadas por una actitud ética que brote de la libertad, de valores humanos y universales compartidos en modo de que la globalización no se traduzca en vidas de coyuntura, meramente tácticas o de salvataje, e involutivas, es el desafío agonal en esta hora.

La utopía, en propiedad, es saber hacia dónde vamos y con qué seguridades contamos para ello; partiendo de la fuerza estabilizadora que nos dan las raíces, en nuestro caso las occidentales y americanas, que son hijas de una experiencia varias veces centenaria y que apuntan hacia el crecimiento en libertad.

correoaustral@gmail.com

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Humano Derecho #225 con Gabriela Linares y Heidy Lara, de la Fundación Duveli 
«Con los chamos hacemos actividades formativas a través del juego, como el proyecto de #JugandoVoyAprendiendo», explican de la Fundación Duveli

 

@_humanoderecho

¿Cuál es el trabajo que realiza la Fundación Duveli? ¿Desde hace cuánto tiempo están trabajando? ¿Dónde realizan estos talleres de crecimiento personal? Estaremos conversando de estos y otros temas conversando con Gabriela Linares y Heidy Lara, representantes de la Fundación Duveli. Ambas nos hablarán acerca de todos los temas relacionados con su organización y proyectos.

La Fundación Duveli es una ONG venezolana que se encarga de donar alimentos y ropa a personas vulnerables. La organización busca impactar positivamente con hechos significativos en comunidades del país.

“Aparte de hacer donaciones de ropa y comida, nosotros hacemos talleres de crecimiento personal, ya que la idea no es quedar y dar, sino producir para que seamos mejores personas», comentan las representantes de la Fundación Duveli.

Según las activistas, esta ONG «Busca empoderar a la gente, para que sea ella la que realmente pueda desarrollar algún tipo de talento, expandirse y mejorar su calidad vida».  

Presentado por Génesis Zambrano (@medicenmouzo) y Luis Serrano (@akaLuisSerrano). Somos el radio web show semanal que mezcla la buena música con gente que ayuda a gente. Transmitido por diferentes plataformas del país, es producido por RedesAyuda y Provea.

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Cuestionario 2.0 | Toto Aguerrevere, por Nelson Eduardo Bocaranda
Toto Aguerrevere: «Yo creo que si dejaran casarnos con los celulares más de la mitad ya hubiera firmado ese papel y la otra mitad se hubiera divorciado»

 

@bocaranda20

Juan José Aguerrevere Branger, o como todo el mundo lo conoce, Toto Aguerrevere, se describe a sí mismo como un “buhonero intelectual”. A Toto lo conozco desde la universidad, cuando estudiaba Derecho, y siempre ha tenido una cosa por encima del promedio que es el don de la palabra, sobre todo del buen escribir.

Antes de entrar a la radio, y antes de que ustedes lo pudieran escuchar por Onda la Superestación, escribió Cuentos de sobremesa, un compendio de cuentos cortos de cosas de la vida real que solamente le pueden pasar a un personaje como Toto.

Toto, aparte, tiene una memoria prodigiosa; un amor por la escritura que solamente lo sobrepasa su amor por el cine. Es un amigo único, en el sentido de que nunca se acuerda de los cumpleaños de nadie, nunca llama para ver cómo está uno. Pero cuando se está con Toto, uno la pasa bien.

Así que es un placer tener en este Cuestionario 2.0 a Juan José Aguerrevere Branger mejor conocido como Toto Aguerrevere, o “Don Totín”, como le dicen en su casa.

−¿Qué es lo mejor que te ha dado la tecnología?

−Yo creo que lo mejor que me ha dado la tecnología es la capacidad de la inmediatez. Cuando era chamo, uno tenía que esperar que llegara el periódico a la casa para enterarte de alguna noticia, y hoy se muere alguien como Felipe de Edimburgo y yo casi que estoy al lado de la reina dándole el pésame y que “ay mi reinita, pobrecita”. Así de inmediata es la tecnología.

−¿Cuál dispositivo es indispensable para tu día a día, y por qué?

−Casi seguro que todo el mundo te dice que es el celular, pero es que es la verdad. El celular se ha convertido como en la tercera mano de uno en donde puedes resolver cosas del banco; te puedes pelear, si quieres, o puedes resolver qué vas a comer en la noche. Yo creo que si dejaran casarnos con los celulares más de la mitad ya hubiera firmado ese papel y la otra mitad se hubiera divorciado.

−¿Cuál fue el primer celular que tuviste y cuál es el primer recuerdo que tienes de una computadora?

−El primer celular que yo tuve fue un StarTAC que le robé a mi papá porque no lo usaba. Recuerdo que era de los que tenían la antenita que se sacaba con la mano y después, cuando uno se volvió ducho, la sacaba con los dientes. Me acuerdo de la emoción cuando salía el nombre de la persona ahí en la minipantallita. Era bastante innovador.

Toto Aguerrevere llego al 2.0 con el StarTac de Motorola y la Macintosh de los 80

Y la primera computadora fue una Macintosh en los años 80. Recuerdo que la pusieron en la sala de mi casa como si fuera una escultura de Oswaldo Vigas y bueno, uno todos los días se juraba artista con el Mac Paint, que era lo máximo. También recuerdo la impresora que tardaba horas en imprimir. En esa época, todavía no existía la traducción de imprimir, la gente decía “printear”, hasta que alguien llegó, me imagino que de la RAE, a decirles “señoras y señores, les tengo una noticia…”.

−¿Qué es lo peor que te da la tecnología?

−Yo creo que la dependencia. Eso de despertarse en la mañana e inmediatamente agarrar el celular, no debería ser nada bueno para los ojos, es algo que los científicos me imagino están estudiando y que “pobre gente…”, pero bueno, uno quiere su celular, uno lo quiere saludar en la mañana.

Lo otro que me disgusta es la disponibilidad inmediata que los demás esperan que nosotros tengamos con ellos, donde un mensaje tiene que ser respondido inmediatamente lo cual ha dado a excusas tipo; “ay, sorry, es que no tenía señal”, lo cual es siempre mentira; o sea, a mí lo que me dio fue una flojera contestarte y punto.

−¿Cómo ha impactado la tecnología el trabajo que haces y cómo crees que lo impactará en el futuro?

−Nelson, yo escribo desde mi celular. Y si el escrito es intenso o no lo estoy entendiendo muy bien, lo paso a la computadora y allí lo termino. El celular para mí se ha convertido en una oficina que cabe en el bolsillo de mi pantalón y me puedo poner a trabajar a la hora que sea o cuando esté inspirado.

Yo creo que el futuro ya está impactado. Ahora, lo que hay que esperar es que vengan los hologramas, aunque qué flojera porque vamos a tener que vestirnos como más decenticos, ya no podría ser tanto en pijama.  

−¿Cuál es la peor pena que has pasado en WhatsApp?

−Yo siempre fui el típico al que le contaban un chisme, y después se lo contaba a la persona del chisme en la época en donde no se podían borrar los mensajitos. Y bueno, me imagino que yo estoy bloqueado de cuarenta cuentas de mis amigos, seguro.

−Si tuvieses que recomendar un pódcast, ¿cuál sería?

−A mí me encanta el pódcast de Sarah Silverman, esta comediante estadounidense. Porque parece que es sobre nada, que es relajado. Parece que a ella le da como flojera y fastidio hacerlo, es igualita a mí y eso me encanta.

Video: Truth, Christmas Jews, Abortion | Canal en Youtube de The Sarah Silverman Podcast

También me gusta uno sobre películas clásicas de Hollywood, que yo soy fanático, se llama You must remember this, es muy bueno la verdad.

−Si solo pudieras seguir una sola cuenta de Instagram, ¿cuál sería?

−Yo creo que yo seguiría la cuenta de @accidentallywesanderson, es una cuenta que muestra todos los lugares bonitos, bien pintaditos y cuadraditos que hay en el mundo, y que belleza que exista eso en el planeta. Lo único es que me angustia esa cuenta porque me estoy volviendo viejo y me voy a morir y no voy a poder visitar todos esos lugares.

 
 
 
 
 
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−Todos tenemos una app favorita, ¿cuál es esa app que abres varias veces al día?

−Mira, yo uso una cosa china, que estoy seguro de que no es ni segura, llamada “Viva Video”. Lo uso para editar mis videítos que monto en Instagram y es lo mejor que me ha pasado porque yo a veces me la tiro de Martin Scorsese, aunque mi cerebro no entienda que no soy Martin Scorsese, y pues esta aplicación me ayuda a editar y me da como apoyo psicológico.

Video: VivaVideo – Pro Video Editor App | Canal en Youtube de VivaVideo

−¿Estás viendo alguna serie o película vía streaming? ¿Cuál?

−Acabo de terminar de ver The father o El padre, con Anthony Hopkins y Olivia Colman, y creo que es la mejor master class de actuación. No entiendo cómo no los premiaron más. Esa es una gente a la que le han debido dar el óscar del tamaño de un buda reclinado en Tailandia.

Video: THE FATHER, Official Trailer (2020) | Sony Pictures Classics

−Cuéntanos de alguna vez que recuerdes que un avance tecnológico te haga sorprendido. 

−La primera mensajería que todos tuvimos de chamos. Tú te debes acordar de esto, se llamaba ICQ; y yo juraba que yo te mandaba un mensaje a ti y había una operadora que copiaba ese mensaje, tipo telégrafo, y después te lo mandaba a ti. Así de gallo era uno…